#Entierros Paracas
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LAS DUNAS DE ICA... Desafían también al histórico tiempo universal ... Mudos testigos del ingenio, esfuerzo y organización política del antiguo hombre peruano sureño y costeño, quienes sacaron todo el provecho posible para asentar firme cultura que sigue causando admiracion al mundo ... Todo eso le explicaba a mi menor hijo Arturito sobre las ardientes arenas de nuestras icónicas DUNAS adyacentes a la joya preciada o el oasis sagrado de la Huacachina, el orgullo iqueño... Y bajo la amorosa y piadosa sombra (en medio del terrible calor ambiental) del viejo Huarango, -árbol único por su dureza, vitalidad y necesidad alrededor de la tradicional laguna Huacachina-, recios y retorcidos Huarangos cual eternos vigilantes de la Diosa que mora en ese mágico oasis, pues les explicaba a Doña Sugey y a mi párvulo Arturo que la Cultura Paracas y NAZCA vivieron ahí entre las imponentes y extensas y calientes dunas y para controlar el uso del escaso recurso vital del agua tuvieron que hacer una plataforma política y religiosa que les permita progresar en orden y paz ... Y lo lograron, porque sorprendieron al mundo con su Medicina de avanzada vía las trepanaciones craneales que salvaban la vida de valientes guerreros y otros, y para ello obviamente que tenían tecnología avanzada también en metalurgia y orfebrería... Sorprendieron al mundo con su tecnología en materia textil, no solamente por el perfecto tejido sino por sus firmes colores que pervivieron eternos y por sus bellos y geniales diseños... Sorprendieron al mundo con sus avanzadas técnicas de embalsamamiento y entierros de sus muertos que nada tienen que envidiar a la milenaria Cultura Egipcia... Precisamente les decía, que no necesitamos viajar al Egipto o al Cairo que surgió también en medio del desierto o a los inmensos arenales ardientes del Sahara o Dakar en las zonas arábigas, etc., porque aquí en nuestro amado Perú tenemos todas las maravillas del mundo en nuestras diferentes regiones... Y no solamente disfrutamos de la belleza del Oasis de la Huacachina y su fauna exclusiva como la bella y delicada polla de agua, etc., sino que nos dimos el lujo de recorrer las dunas bajo comento, montados en poderosas camionetas 4x4 tubulares, diseñadas especialmente para correr en medio del desierto, lo que brinda una sensación de placer, emoción y disfrute espectacular, impactante e inolvidable... Y por si fuera poco eso, paras en medio de las DUNAS y si gustas te deslizas sobre tablas disfrutando las caídas de las poderosas colinas del desierto... Arturito lo disfrutó al máximo obviamente... Todo fue realmente ES-PEC-TA-CU-LAR... lo dejo ahí...
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arqueologiadelperu · 8 years ago
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¿Quienes fueron los Paracas?
¿Quienes fueron los Paracas?
Paracas en la prehistoria y en la geografía de la costa del Perú
La población de la sociedad Paracas residía en diversos valles de la costa sur del Perú, desde Cañete, Topará, Chincha y Pisco por el norte, hasta Ica y Nazca por el sur. La mayoría vivía en campamentos estacionales consistentes en cuartos aglutinados, formando casas o grupos de casas construidas con muros de piedras asentados con…
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sergiojuan · 6 years ago
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Reserva Nacional. Península de Paracas.
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Desembarqué en el muelle con la sensación de haber vivido una experiencia de dos horas muy bella, energética e instructiva. Restaba media hora para iniciar la siguiente, por lo que recorrí con tranquilidad el malecón bordeando la playa. Descubrí a unos muchachos jugando con los pelícanos, me parecieron grandiosos, gigantes, con sus largos picos puntiagudos alzados sobrepasaban de largo a los muchachos, que si hubieran sido mis hijos no les hubiera permitido acercarse. Pronto me daría cuenta que se comportaban como fieles animales de compañía, la comida que se les otorgaba era lo que les hacía sumisos y comunicativos. Una caja de mimbre, alejada de ellos y del grupo era la despensa de pescado, el que supuse un poco pasado, ya que el olor era muy fuerte; el traslado con guantes por uno de los muchachos cosquilleó mi olfato situado a más de diez metros. Seguí transitando hasta llegar al malecón del norte, en la playa delante del mercado de artesanía unos pescadores, por una propina, les daban comida a los pelícanos para que el turista se fotografiara y se relacionara con las aves. Supuse que lo que hacían los muchachos era un entrenamiento para tal cometido. Después de observar un buen rato esta curiosa ave, ascendí hacia la avenida, dirigiéndome al lugar acordado para iniciar el siguiente tour.
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Pasaban veinte minutos de las once cuando los motores del autocar arrancaron hacia la Reserva Nacional de la Península de Paracas. Antes de nada deciros que podéis hacer la salida por otros medios no tan baratos pero posiblemente mucho más interesantes, al final del recorrido os lo explico.
En 1975 se creó la reserva, siendo la más antigua del Perú, en ella se incluyen las islas ballestas y la península de Paracas, además de ser áreas biológicas de gran importancia se salvaguardan numerosos enclaves prehistóricos. A pocos minutos de la entrada, por una carretera de arena compactada -no hay asfalto en la reserva-, llegamos al Centro de Interpretación de la Reserva y al Museo de Sitio Julio C. Tello, padre de la arqueología peruana. Aunque era uno de mis objetivos visitar su museo en Lima, su importancia en referencia a la cultura Paracas era reconocida y la mayor muestra de sus hallazgos estaba allí.
Después de una breve explicación nada más bajar del autocar, el guía nos concedió veinte minutos de libre paseo, por lo que era imposible ver el museo. Con rabia contenida por la frustración, pensé en la posibilidad de que a la vuelta pudieran dejarme aquí y volver con taxi o a “haciendo dedo”.
Me interné por las salas del centro de Interpretación. Después de leer con prisas diferentes paneles informativos sobre la península y sus habitantes, llegué a una especie de terraza y en su cercanía los lavabos, en la que se dibujaba en línea recta un señalizado camino de poco más de un kilómetro internándose hacia la bahía. Se punteaba borrosas líneas discontinuas blancas bordeando la playa, era, según nos explicaron, una de las reservas costeras más importante de flamencos o parihuanas del Perú.
Me dirigí hacia la bahía de la Independencia, llamada así por ser el lugar de desembarco de San Martín en la costa peruana. En la costa de Paracas, en un pequeño promontorio se alza un monumento de singularidad naval en memoria de tal hazaña. Se dice que el general soñando vio volar sobre su cabeza a unas parihuanas, decidiendo al despertar imprimir sus colores en la bandera de la nueva nación.
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Llegué al límite marcado para el tránsito humano, observando que la comunidad de flamencos seguía siendo una manchas blancas punteadas ahora por el rosa. Con el zoom de la cámara intenté aproximarme, descubriendo que estaba más lejos de lo previsto, todo ello acompañado por una neblina vaporosa que desdibujaba el detalle.
Volviendo por aquella larga recta hacia el parking, un poco frustrado por una visión tan distante, añoré el paisaje de flamencos en los altos lagos y salinas de Bolivia y Chile. Observando la aridez del medio, recordé lo leído en el centro de interpretación. Hace millones de años esta desértica península había sido poblada por la selva tropical, luego sería inundada por las aguas convirtiéndose en un fondo marino, para volver a emerger entre el fuego vecino, siendo testimonio de ello sus prehistóricas “turritelas”, conchas marinas cónicas de hace 36 millones de años, así rezaba la indicación. Se mostraba en un espacio señalizando el testimonio de este pasado, pero la verdad, no sé si por las prisas al ver que mis compañeros de viaje me avanzaban con paso inquieto en dirección al parking o por la pesadez del sol reflejado en la arena, pero no las supe ver.
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Era hermoso observar los cerros rojizos de arena que limitaban el desierto al este, no me dieron razón sobre si formaban parte del famoso cerro colorado donde G. Tello descubrió en 1925 la primera tumba colectiva de la cultura Paracas. Estaba formada por una entrada cilíndrica y larga, un cuello de botella que conducía hacia una caverna subterránea, en total un pozo de poco más de seis metros de altura y unas cincuenta momias. Más tarde, en Wari Kayan, encontraría otra necrópolis, pero en este caso los cuerpos estaban dispuestos en cámaras subterráneas. En los dos casos el entierro comprendía multitud de fardos funerarios, manteniéndose los cuerpos en posición fetal y dispuestos mirando hacia el mar. Descubrió el mundo la maestría de sus tejidos, especialmente confeccionados para arroparlos en su viaje al más allá. Tello determinó que ambos cementerios pertenecían a dos momentos evolutivos de una misma cultura: Paracas Cavernas (800 a 200 a.C.) y Paracas Necrópolis (200 a.C. a 150 d.C.). En la actualidad, como ya expliqué, se habla del periodo Paracas-necrópolis como propio de un grupo étnico diferente, los Topará. Influenciados por los Paracas pero con claras diferencias culturales. Llegaron a convivir juntos, aunque también se señalan episodios de extrema violencia, posiblemente contiendas territoriales. Los Paracas y los Topará construyeron sus enclaves urbanos y religiosos en los fértiles valles, pero viajaban hasta la península desértica para enterrar a sus muertos encarados hacia el mar. Interesante paradoja, pensé.
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arqueologiadelperu · 8 years ago
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¿Quienes fueron los Paracas?
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Paracas en la prehistoria y en la geografía de la costa del Perú
La población de la sociedad Paracas residía en diversos valles de la costa sur del Perú, desde Cañete, Topará, Chincha y Pisco por el norte, hasta Ica y Nazca por el sur. La mayoría vivía en campamentos estacionales consistentes en cuartos aglutinados, formando casas o grupos de casas construidas con muros de piedras asentados con algas y rellenos con basuras y conchuelas. En tiempos más tardíos establecieron poblados más grandes en torno a templos construidos con montículos de adobes.
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Se ignora cómo estaban organizados, pero es evidente que los paracas tuvieron algún tipo de estratificación social. Así lo sugieren las diferencias en el ajuar de las tumbas, donde unos pocos individuos, sepultados en fardos y con ricas ofrendas, parecen haber sido jefes, altos dignatarios o miembros de la élite de la sociedad.
Los paracas vivieron del maíz, el camote, los frijoles, la yuca y otros cultivos similares, pero también subsistieron pescando, cazando mamíferos marinos y recolectando mariscos, algas y otros productos del mar. Combinando el algodón producido en los valles costeros con la lana de camélido proveniente de intercambios con la sierra, las tejedoras elaboraron los afamados textiles que se encuentran en las tumbas, cuya belleza y refinada factura no han sido igualadas por ninguna otra sociedad precolombina.
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Se acostumbra dividir el desarrollo de Paracas en dos fases: Cavernas y Necrópolis. Durante Paracas Cavernas, las influencias de Chavín —el primer gran horizonte de la historia cultural de los Andes— son patentes en los motivos de los tejidos. Si bien los textiles no alcanzan aún su máxima expresión, destacan las telas pintadas, así como las cintas, las fajas y los pequeños ponchos. La cerámica de esta fase muestra igualmente una gran afinidad con Chavín, especialmente por medio de la incisión fina como técnica decorativa, la representación estilizada del felino y la botella de asa-puente y doble gollete, una forma de vasija que será replicada muchas veces y en distintos contextos culturales durante casi todo el primer milenio de nuestra era.
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La iconografía Paracas Necrópolis resalta aspectos de ser humano con características de ave y felino
Aunque los bordados no estuvieron ausentes en Cavernas, es posteriormente, con la fase Paracas Necrópolis, cuando alcanzan la perfección. A esta fase pertenecen todos los tejidos y las ofrendas mortuorias de esta exposición. La policromía de sus textiles y su rica iconografía dejaron un fuerte legado en el sur del Perú, herencia que alcanzaría su máxima expresión en la vecina y algo más tardía cultura Nasca. Las escudillas y las botellas de asa-puente monocromas de la época Paracas Necrópolis, en cambio, provenían de los valles del norte. De ahí el nombre de Topará dado a este estilo cerámico, en atención al valle donde primero fue identificado.
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La policromía de los textiles que acompañan al muerto contrasta con la monocromía de las vasijas Topará, una tradición cerámica que floreció en los valles de Topará, Chincha y Pisco a partir de rasgos formales heredados de la previa fase Paracas Cavernas. Son típicas las escudillas y las botellas de doble gollete con asa-puente, cuyas formas imitan animales y vegetales. Las vasijas eran colocadas como ofrendas junto al fardo funerario, en cambio, las vasijas en miniatura eran puestas entre los tejidos que envolvían al difunto.
Las fechas radiocarbónicas muestran que los cementerios de Paracas Necrópolis y de Topará se utilizaron aproximadamente entre 100 a. C. y 200 d. C., o sea, un poco más tarde que aquellos de la tradición Paracas Cavernas, pero virtualmente contemporáneos con la fase Nasca Temprano.
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arqueologiadelperu · 6 years ago
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Lo real y lo sobrenatural en las iconografías Paracas y Nazca
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Anverso de vasija de doble pico y asa puente con representación pictórica de combate ritual y preparación de cabezas trofeo. Modelado y pintado. 13,7 x 15,5 x 4 cm. Museo Textil Amano, F”MAC-0037, Lima – Perú
Estilos, culturas, cronologías e identidades étnicas.
Las definiciones de periodos, culturas y estilos se están creando a lo largo de la historia de cada arqueología regional, y se desprenden del estado de conocimientos y de las metodologías, lasque estuvieron en uso en la época de su formulación. En la convicción del autor ni las “culturas arqueológicas” ni los estilos existieron en el pasado histórico real en la forma como lo perciben los pre historiadores responsables de su definición, ni tampoco corresponden necesariamente a “sociedades”, “poblaciones”prehistóricas concretas o a etapas que realmente habían marcado la historia de una región.
Dichas culturas y estilos son el fruto de la laboriosa clasificación de la variabilidad percibida a la horade analizar los vestigios materiales con criterios que suelen ser diferentes en cada caso. Los términos una vez creados por diferentes investigadores a lo largo del siglo pasado pueden adquirir además vida propia y resistirse a la crítica fundamentada en base a los nuevos conocimientos. Tal fenómeno acontece cuando el uso de términos y conceptos son politizados lo que ocurre cuando estos integran la imagen oficial que se tiene de la historia nacional; en consecuencia, la re definición crítica a la luz del avance de la investigación se vuelve difícil, sino imposible a mediano plazo. Lo descrito ha ocurrido sin duda con el uso de los conceptos “las culturas Paracas Cavernas y Necrópolis”, “la cultura Topará” y la “cultura Nasca” en los últimos cincuenta años.
El término “Paracas” fue introducido por el arqueólogo peruano Julio C. Tello ‘ y utilizado en referencia a lo que él consideraba una “cultura”, en su acepción de la cultura matriz, la que crea fundamentos de desarrollo, nace en un foco determinado y se difunde hacia amplios territorios definidos geográficamente. Las características de la cerámica y de los textiles hallados por Tello en la Bahía Paracas y su comparación con las colecciones provenientes del valle de Ica sirvieron para caracterizar a esta hipotética cultura de la “Primera Época”, la de los orígenes de la vida civilizada.
Cuando Tello excavaba en la península de Paracas yen el valle de Nazca podía afirmar que había descubierto la culturamás antigua en esta parte del Perú, contemporánea con Chavín y desarrollada bajo su directa influencia. Por respeto a la autoridad de Tello, numerosos investigadores adoptaron el termino Paracas para hablar de cualquier expresión de la cultura material prehispánica pre-Nasca en la costa entre los valles de Cañete y Acarí. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo en la segunda mitad del siglo XX no han aportado datos confirmatorios a favor de todas las hipótesis de Tello concernientes a Paracas y a su época En primera instancia se ha descubierto que los entierros y los asentamientos excavados por Tello en la Bahía de Paracas son posteriores al ocaso y abandono del centro ceremonial de Chavín de Huántar (aprox. 400 a.C.), por lo que no existe ninguna relación directa entre las culturas e iconografías Chavín y Paracas.”Asimismo, la fase “Paracas Cavernas” estuvo precedida por un largo desarrollo regional previo de varios milenios de duración.
Parte de este desarrollo fue reconstruido por John Howland Rowe y sus dos alumnos y colaboradores, Dorothy Menzel y Lawrence Dawson,” quienes acuñaron el término Ocucaje refiriéndose al conjunto de variables iconográficas, formales y deacabado,que caracterizan a la cerámica encontrada en el valle delea (la parte costeña de la cuenca). Estas variables servirían en la intención de los investigadores para armar una secuencia cronológica maestra que abarcaría desde los orígenes del fenómeno Chavín hasta la consolidación del estilo Nasca.
En términos de la secuencia seriada de Menzel, Rowe y Dawson, la cerámica hallada por Tello “se ubica en las fases finales, post-Chavín. El nombre del pequeño valle entre Cañete y Chincha – Topará- apareció en la literatura del tema a raíz de las prospecciones y excavaciones de Edward Lanning y Dwight Wallace,? quienes encontraron evidencias contundentes sobre el origen del estilo de cerámica, diametralmente distinto del Ocucaje, pero hallado por Tello en asociación directa con los fardos Paracas. Ellos demostraron que las secuencias preliminares del desarrollo de este singular estilo, las establecidas a partir de las excavaciones en Jahuay (Quebrada de Topará) y Quebrada (Valle de Cañete) son coetáneas con las dos fases que ha establecido Tello en Paracas.
Las investigaciones realizadas por Jane Dwyer,? Anne Paul, Ann Peters sobre el material textil proveniente de las excavaciones de Tello y sobre otros componentes del ajuar han puesto en evidencia que las características estilísticas e iconográficas Ocucaje,recurrentes en el valle de lea y las Topará, originarias de los valles al norte de Pisco, Chincha, Topará, Cañete, se pueden manifestar en los textiles y otros soportes de las imágenes dentro del mismo fardo Paracas. Por otro lado, diseños y motivos característicos para el estilo Nasca aparecen en la época inmediatamente posterior al ocaso Chavín y se multiplican en las tres últimas fases del periodo Horizonte Temprano en la secuencia de Menzel, Rowe y Dawson.” Dichos motivos se presentan tanto en la cerámica decorada con incisiones y pintura post-cocción como en textiles. Cabe recordar asimismo que los autores mencionados pusieron énfasis en el hecho de que su división entre la secuencia del Horizonte Temprano (Ocucaje) y el periodo Intermedio Temprano (Nasca) se ha hecho de manera completamente arbitraria a partir del cambio en las técnicas de acabado de cerámica: el uso preponderante de la pintura pre-cocción, antes limitado,sustituye a la compleja técnica de la pintura post cocción empleada durante todo el Horizonte Temprano junto con el negativo.Es probable que la difusión del estilo de la cerámica monocroma llamada Topará desde Chincha y Cañete hacia el sur ha contribuido de manera contundente en la transformación tecnológica arriba mencionada. Por otro lado la sustitución de las técnicas estructurales de la decoración textil, en las que el diseño se forma tejiendo sobre telar, por los bordados y el incremento en el uso de fibras de camélidos han condicionado también la transformación del estilo, la que marca el fin del Horizonte Temprano y el comienzo del periodo Intermedio Temprano.
En las últimas décadas, gracias a la revisión de los archivos con los diarios de campo y de los materiales de las excavaciones de Tello conservados en el Museo Nacional de Arqueología,Antropología e Historia del Perú (MNAAHP) en Lima los investigadores han constatado que existe una continuidad de ocupación entre las fases Paracas “Cavernas” y Paracas “Necrópolis” en los dos asentamientos con sus áreas funerarias (WariKayan-Cerro Colorado y Cabezas Largas-Arenas Blancas). De hecho no se trata de dos culturas diferentes sino de un continuum de cambios. Los entierros de la fase Cavernas contienen cerámica de varios estilos, posiblemente confeccionada en el valle de Pisco y en la parte alta del valle de lea, incluyendo el estilo Topará, este mismo que caracteriza las vasijas asociadas a los fardos funerarios de la fase Necrópolis.” El estilo Nasca caracteriza a algunos textiles depositados en los fardos de la “fase Necrópolis”;a menudo estos textiles comparten la misma iconografia que los tejidos en otros estilos, relacionados respectivamente con las tradiciones Topará y Paracas Cavernas.” Adicionalmente los recientes análisis de ADN han demostrado el cercano parentesco de las poblaciones asentadas respectivamente en la Bahía de Paracasy en los confluentes del Río Grande de Nazca.” Cabe mencionar asimismo que la cerámica y los textiles similares a los queTello ha asignado a sus dos fases Paracas se han encontrado asociadosa las dos primeras fases de ocupación en el gran centro ceremonial nasca de Cahuachi.
Como se desprende de lo expuesto, las iconografias paracas y nasca forman parte del mismo contexto cultural y no se puede entender a cabalidad la segunda sin tomar en cuenta la primera. Si bien es cierto que hay algunas diferencias técnicas y formales cuando se compara los textiles de estilo Nasca provenientes respectivamente de Cahuachi” y de Cerro Colorado en la Bahía de Paracas, no cabe duda que los tejedores compartían la misma tradición iconográfica. En ambos casos queda evidente que la rica imaginería nasca fue creada por los que diseñaron los motivos textiles en bordado. Los diseños figurativos fueron imitados en mates pirograbados y en la decoración de la cerámica. La sustitución de la técnica de pintura resinosa aplicada a una cerámica ya cocida en el horno por la pintura pre-cocción ha facilitado el traslado de los complejos diseños textiles a la superficie de vasijas. Dicho cambio condicionó la sustitución gradual del estilo Ocucaje por el estilo Nasca.
La relación directa entre los diseños textiles y la pintura cerámica se mantendrá durante toda la secuencia desde la fase Nasca Inicial y Temprano (200 a.C.-50 d.C. y 50-300 d.C.),contemporánea con el auge de Cahuachi, por la fase Nasca Medio(300-450 d.C.) hasta la fase Nasca Tardío (450-650 d.C.).
Las particularidades del arte figurativo Paracas-Nasca
Raras veces la decoración de textiles y cerámicas comprende a varias figuras diferentes, incluso en los tejidos y las vasijas cuyo tamaño permite decoraciones muy complejas. Por lo general el tejedor repite la misma figura haciendo variar solo la orientación y la gama cromática, eventualmente las reglas de alternancias de colores. Las representaciones con una o varias figuras cuya pose alude a una acción concreta, por ejemplo el acercamiento al campo de combate, son excepcionales y fueron producidas en una época concreta, el Nasca Medio y Tardío (aprox. 300-650 d.C.). No las hay ni en Paracas Cavernas ni en Nasca Temprano (aprox.400 a.C.-300 d.C.).
Otro aspecto general que llama la atención es la interacción constante entre la iconografía y las convenciones formales propias de la iconografía textil, la cerámica pintada, los mates pirograbados y también otros soportes ocasionales. El autor considera que en todas las fases de desarrollo del estilo Paracas-Nasca incluyendo los subestilos, los diseños complejos, figurativos o geométricos, fueron elaborados por artesanos que tejían diseños estructurales o los estaban bordando sobre tela llana,previo dibujo. Posteriormente los ceramistas hacían uso de estos diseños adaptándolos a los condicionamientos de la tecnología alfarera. Las investigaciones sobre la cronología de los artefactos figurativos hallados en los sitios de Paracas y de Cahuachi son concordantes en señalar que los textiles con la iconografía compleja típica para las vasijas Nasca Temprano fueron elaborados antes de que se haya comenzado a producir la cerámica en el estilo mencionado y con los diseños figurativos complejos.” En Paracas dichos tejidos se asocian en los contextos funerarios a las vasijas en estilo Topará de las fases Chongos y Campana. En todo caso, la totalidad de los objetos figurativos Paracas-Nasca comparte en esencia el mismo repertorio iconográfico. De ello se desprende la hipótesis de que los diseños de los textiles, de las vasijas en terracota y mate tienen significados similares y fueron fabricados con la misma intención de propiciar favores y bienestar acerca de los ancestros.
Hasta bien avanzados los años 80 del siglo pasado, el punto de vista que acabamos de describir y los métodos del análisis tipológico-formal relacionados dominaban en arqueología andina. En el caso de la iconografía Paracas-Nasca los trabajos de Julio C. Tello y del antropólogo americanista alemán Eduard Seler'” ofrecen buenos ejemplos de dicha aproximación. Ambos estudiosos agrupan series de imágenes que parecen relacionarse con depredadores terrestres para sugerir la existencia de una sola deidad felínica. Todo ser con colmillos es según ellos por definición el dios-felino, tan antiguo como la civilización andina.Otro buen ejemplo de este procedimiento se encuentra en los escritos de María Rostworowski.v La eminente historiadora creyó poder identificar a todo ser sobrenatural nasca que posee alas, y puede volar, con el dios Kón mencionado en las fuentes coloniales de los siglos XVI y XVII, y recurrente en la toponimia indígena.La presencia de alas fue central en su argumentación porque sobre dicha característica se apoyaba el argumento interpretativo de los geoglifos de las Pampas de Ingenio, supuestas plegarias humanas dirigidas a los dioses que surcaban los cielos y podían por lo tanto observar las obras de los mortales desde arriba.
El método resultó por supuesto también de extrema utilidad para aquellos arqueólogos quienes se abocaron a construir cronologías finas a partir de series de formas figurativas cuyas variaciones determinaban fases en el desarrollo de un estilo.Por ejemplo los arqueólogos Dorothy Menzel, Lawrence Dawsony John Rowe'” han creado el tipo denominado Oculate Being(Ser Oculado) en la iconografía Paracas Cavernas-Ocucaje, mientras que Richard Roark’? estudió la evolución formal de la así llamada “Ave Horrible” o Horrible Bird, en la imaginería nasca.Donald Proulx,” a su vez, bajo la influencia de los trabajos de Christopher Donnan'” sobre el arte figurativo moche, intentó reemplazarlos repertorios tipológico-formales por temáticos. La diferencia entre ambos procedimientos consiste en el criterio rector de la clasificación. En el caso del método tipológico tradicional se trata de la forma aproximada y la supuesta esencia de la identidad de un personaje-tipo. En cambio, en el método neo-tipológicode Donnan y Proulx, el criterio central para agrupar ciertas imágenes en un solo taxón es diferente: se toma en cuenta en primera instancia a la supuesta acción realizada por el (los) personaje(s), por ejemplo “volar”, “cazar cabezas”, “chupar la sangre de cabezas cortadas”, “transfigurarse en ancestro” etc.
A partir de la segunda mitad del siglo XX el método tipológico-formal y los axiomas que lo acompañan fueron sometidos a agudas críticas desde la antropología cultural y desde la corriente iconológica de la historia del arte. Los antropólogos inspirados por la obra y por el método de Claude Lévi-Strauss, entre otros, pusieron en evidencia la falacia del argumento sobre la universalidad de representación de espacio y de tiempo en unidades-temas, como en el arte europeo, antiguo y moderno. Es más,la búsqueda de principios de sintaxis visual fue para ellos el retoy, asimismo, objetivo principal de la investigación. Pretendían revelar juegos semánticos de oposición, metonimia, metáfora y creían que por medio de ellos asoman potenciales principios rectores de la cosmovisión, con su manera de percibir el orden natural y social, ambos traslapados y mutuamente condicionados. Los antropólogos estructuralistas asumían que todos los pueblos andinos prehispánicos compartían aquellos principios rectores entre los cuales se encuentran los calendarios y los conceptos de clasificar el espacio natural y social, por ejemplo la dualidad arriba/abajo (hanan / luren o huriri), o la tripartición (como en el Cuzco:collana,payan, cayao), y la cuatripartición en la organización de territorio (Tahuantinsuyu), del poder, y también en los sistemas de parentesco. Tom Zuidema'” y Jürgen Golte” han hecho aportes al estudio de la iconografía paracas y nasca desde la perspectiva mencionada. Zuidema'” llegó a la conclusión que los apéndices tan característicos para la imagen de seres sobrenaturales en la iconografia nasca corresponden a un juego metonímico-metafóricoque alude a los lazos de parentesco que unen al ancestro con sus descendientes por línea paterna y por línea materna. Golte en cambio ha intentado caracterizar a las deidades principales con atributos y poderes que se inscriben, según él, en el ámbito de animar, y el de nutrir a los seres vivos.
No es posible por supuesto cumplir a plenitud con este requisito en el caso de la iconografia paracas-nasca, dado que mil años separan las imágenes prehispánicas y los textos coloniales.Al autor, el método que le parece prometedor es el que sigue los principios elementales de un análisis semiológico y se parece a la”descripción densa” de Geertz= en cuanto al imperativo de reconstruir todos los contextos en los que la imagen, el personaje, el ritual u otro aspecto bajo escrutinio pudo estar involucrado. Por cierto el grado de conservación, el avance de investigaciones de campoy gabinete, y el relativo hermetismo de las fuentes materiales de arqueología imponen sus limitaciones en esta tarea. El estudio debe partir del entendimiento de las convenciones en uso,así como se tienen que entender los principios de la composición dado que éstos, de manera casi obvia, no siguen las pautas del arte occidental. Si la tarea es situar los personajes, atributos y acciones representadas en todos los contextos materiales registrados a los que aluden -entre representaciones, contextos ceremoniales,funerarios, atuendos- se llevará a cabo con éxito.Si bien nunca conoceremos los nombres de los protagonistas de ritualesy mitos, y las razones profundas de los comportamientos rituales,gracias al análisis descriptivo emergen algunas de sus caracteristicas. Luego de haber culminado el análisis, el arqueólogo puede eventualmente confrontar los resultados con la información etnohistórica y etnográfica disponible. Siguiendo el método descrito,el autor 35 intentó reconstruir la cosmovisión Paracas-Nasca,y las características de seres sobrenaturales así como entender los principios de la organización ideal de la naturaleza y del orden social. Algunos aspectos centrales de esta investigación resumimos a continuación.
La naturaleza y la dimension sobrenaural en la iconografia
La manera de concebir lo sobrenatural y de combinar personajes del ámbito real con otros de apariencia fantástica, como si esta fuera extraída de las visiones obtenidas en el trance extático o inducidas por la ingesta de alucinógenos, es otra de las características muy particulares de la iconografia Paracas-Nasca. Los artesanos reprodujeron a cuatro grupos de seres en diferentes soportes materiales y técnicas: – Seres humanos ataviados con diferentes atuendos y con variados atributos – Plantas cultivadas o no en diferentes etapas del ciclo vegetativo desde la semilla y flor hasta el fruto, o tubérculo, listo para cosechar.- Animales de aire, mar, río y tierra, especies siendo salvajes, salvo los camélidos. – Seres sobrenaturales cuyo cuerpo fue construido juntando partes correspondientes a diferentes especies de plantas y animales además de rasgos antropomorfo s o de seres humanos dotados de apéndices serpentiformes.
Tanto los seres humanos, como los animales y las plantas pueden ser representados en versión realista, la que en el caso de estos últimos permite identificar la especie.” o en versión sobrenatural. Las características propias a la especie determinada son las que se refieren a la forma de su cuerpo y eventualmente al diseño del plumaje o de la piel, puesto que los colores corresponden a convenciones que no se ajustan a la realidad.Los artesanos logran crear el aspecto fantástico de los personajes representados de diferentes maneras. La más recurrente consiste en la hibridación del aspecto corporal mezclando atributos fenotípicos de diferentes especies. En el caso de plantas, estas adquieren apariencia antropomorfa. A menudo se distinguen de seres humanos por la posición de la cabeza imposible desde el punto de vista anatómico, 900 o 1800 en relación a la posición normal. Cabe observar que casi nunca se combinan entre sí las características de plantas y de animales con la excepción del manto de Brooklyn.” En cambio es frecuente la combinación de rasgos de diferentes especies de animales y también variado grado de antropomorfización. Por ejemplo, entre los personajes de mayor popularidad se encuentran algunos cuya imagen resulta de la combinación de ave (cuerpo), del cuerpo humano (manos y cabeza), y del felino de las pampas (Felis colo colo: rasgos facialescon orejas y bigotera) (fig. 77/ Cat 10).
El caso de seres sobrenaturales cuya forma esencial y la postura son humanas, es más complejo aún en cuanto a los procedimientos utilizados para crear el efecto sobrenatural. Uno de ellos es particularmente característico para la cultura Paracas-Nasca. El procedimiento consiste en dotar a un ser humano de uno o varios apéndices serpentiformes que parecen emerger dela boca, de la nuca, ocasionalmente de otras partes del torso. El número de apéndices varía guardando aparente relación con el estatus del ser sobrenatural respecto a otros similares.” El repertorio de apéndices es amplio tanto en cuanto a la forma externa como el contenido del “dueto”. El autor ha sugerido años atrás a partir del análisis preliminar de la forma y el contenido de apéndices que esta particular convención figurativa ha tenido su origen en la observación de “cuerpos muertos, yacentes, carcomidos por gusanos, de semillas brotando en el humus húmedo, poblado por miles de lombrices, de las raíces de cactáceas que buscan agua en el sub suelo y vencen la aridez … “. Lévy ha comprobado en su reciente estudio la validez de esta hipótesis. Los pintores y tejedores rellenaban el interior de los apéndices de diseños aveces sorprendentes, como procesiones de siluetas humanas con o sin vasijas en las manos, manadas de vencejos, semillas de plantas,renacuajos, celdas típicas para la parte interna de tallos. El cuerpo mismo de apéndices adopta formas no menos variadas que su interior, las de gusanos, anfisbenas, y también de serpientes o tallos de cactáceas. En el imaginario nasca estos apéndices pueden tener existencia autónoma como seres de cuerpo serpentiforme y doble cabeza. En los estudios con el enfoquetipológico-formal se los confunde con ofidios.
Autor: Krzysztof Makowski Fuente. academia.edu
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arqueologiadelperu · 8 years ago
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Acueductos de origen milenario, piramides ocultas entre cerros de arena y el cementerio donde descansan los hombres que dominaron el desierto son solo algunos de los argumentos turísticos de Nasca, más allá de las famosas líneas que investigó María Reiche.
Desde mi asiento en el ómnibus observo, a contraluz, las sombras profundas de los huarangos mientras las dunas se pintan de dorado, al atardecer. A la distancia, el cielo se funde en tonalidades azules y yo repaso con la memoria paisajes de ensueño, locaciones mágicas que me ha dejado este viaje. Y pensar que todo empezó cuando preguntaste a dónde iríamos este fin de semana, “¡Vámonos a Nasca!”, te dije. Y tú hiciste un gesto como quien reclama que ahí solo había por conocer las líneas que estudió María Reiche. “Vamos y te demuestro lo contrario”, te respondí.
La ciudad de Nasca se encuentra a 460 kilómetros de Lima, en la región lca, a siete horas en ómnibus por la Panamericana Sur. Tiene una temperatura promedio de 30 grados centígrados, pero en verano suele llegar a los 37. Decidimos almorzar en Ica para luego tomar la conexión a Nasca, a la que llegamos al final de la tarde. Una vez en Nasca, uno encuentra hoteles de todos los precios. Después de instalarnos, buscamos donde cenar e hicimos un pequeño recorrido por la plaza: linda ciudad, tranquila, limpia, ordenada. Hay que descansar, que la aventura empezará mañana.
Las pirámides “¿Así que tu creías que las líneas de Nasca las hicieron los extraterrestres? Siento desilusionarte –le dije–. Te voy a llevar a la ciudad donde vivieron quienes las hicieron”. Y con estas palabras, la convencí para llevarla a conocer el centro ceremonial de adobe, Cahuachi. Se ubica en la parte baja del valle, a unos 28 kilómetros del centro de la ciudad. Fue allí donde se concentraron los grupos más importantes de la sociedad Nasca. Un lugar sagrado, habitado por una gran casta religiosa.
Son 34 las pirámides entre cerros de arena, pero solo algunas están al descubierto, de tal forma que pareciera que la arquitectura de barro se mimetiza con las dunas del desierto.
Los sectores más importantes de esta antigua ciudad son la Gran Pirámide, con sus cerca de 29 metros de altura, el Templo de las Plataformas Escalonadas y las plazoletas ceremoniales de Cahuachi. Hasta este centro de culto arribaba la población para realizar conjuros y pagos a sus dioses, en diferentes ritos religiosos y ceremonias.
Todos los años, desde hace más de dos décadas, un equipo de arqueólogos realiza largas y meticulosas campañas de excavación arqueológica buscando desenterrar estos antiguos templos que datan del 400 a. C. hasta los 400 d. C, cuando el sitio estaba en un período de transición entre las culturas Nasca y Paracas.
Esta edificación fue abandonada tras dos grandes aluviones ocasionados aparentemente por el Fenómeno El Niño, que en ese tiempo ya hacía sus travesuras, y por un terremoto que habría ocurrido entre los 350 y 400 de nuestra era. El cementerio Elizabeth estaba maravillada, así que luego de ver donde vivían los nasca, ahora nos tocaba ver donde morían. Un taxista se ofrece a llevarnos; nos dirigimos al sur. Él nos promete que, además del cementerio de Chauchilla, nos hará conocer una plantación de algodón nativo, promesa incompleta. La famosa plantación de algodón fue una sola mata la entrada del centro de control de ingreso al cementerio. Pagamos nuestra entrada y un sendero de piedras blancas nos llevó por las diferentes fosas abiertas que, en el fondo, dejan ver esqueletos, cráneos y otros restos a la intemperie. Está claro que este lugar ha sido armado para los turistas; ahí están las momias vestidas en una especie de puesta en escena de fardos abiertos. Así eran los entierros de estos hombres que hicieron del desierto su hábitat.
Dunas y más dunas
Para terminar el día con diversión, alquilamos un tour que nos llevó a Cerro Blanco, la duna más alta del mundo, con 2,078 metros de altura. Se encuentra a unos 20 kilómetros de Nasca, en la llamada Cuesta del Borracho. Acá, al igual que en Ica, podrá hacer sandboard y caminar por las siempre cambiantes dunas. Pasamos momentos que difícilmente olvidaremos. Ya en el ómnibus, ella descansa. Ahora sabe que no son solo las impresionantes líneas de Nasca lo que uno puede encontrar y disfrutar al sur de Ica, sino también sus paisajes, su pisco, su historia, su arqueología y sus dunas.
Los acueductos de Cantayo
– Para dominar el desierto, los nascas necesitaban agua. A 8 kilómetros de la ciudad, 12 minutos en auto, conocimos algo sorprendente. – Hace 2,000 años, los habitantes de Nasca desarrollaron un sistema de acueductos subterráneos para irrigar las partes secas del valle. Este sistema de irrigación es único en el Perú y, tal vez, en el mundo. – Aún existen más de 30 canales, empleados en la actualidad por los campesinos que siembran algodón, maíz, frijoles, pallares, papas y frutas. – Los de Cantayo son canales construidos con canto rodado, piedra laja y troncos de guarango que han resistido el paso del tiempo. Al fondo, sigue corriendo, como desde hace siglos, una corriente de agua cristalina.
De interés ➔ Desde Lima, el viaje en ómnibus dura alrededor de 6 horas. Vaya con ropa ligera sin importar la época del año. No olvide el protector solar, repelente y lentes de sol. ➔ Para volar sobre las Líneas de Nasca y Cahuachi: Aeropalcazu (Telf.: 056-771978). ➔ Para hospedarse: Casa Andina Nazca. Jr. Bolognesi 367, Nasca, a media cuadra de la plaza de Armas. También, hotel Nazca Lines (Jr. Bolognesi 147) y Ecolodge Wasipunko (Panamericana Sur km 457. Telf.: 95679-0111).
NASCA: Interminable Acueductos de origen milenario, piramides ocultas entre cerros de arena y el cementerio donde descansan los hombres que dominaron el desierto son solo algunos de los argumentos turísticos de Nasca, más allá de las famosas líneas que investigó María Reiche.
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