Tumgik
#DEBERÍA ESTAR DORMIDA PORQUE MAÑANA TENGO CURSO
myxcriminal · 6 years
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ɴᴇɢʀᴏ
Recuerdo esa oscura noche vestida de negro, donde me encontraba exhausto por haber trabajado en exceso como de costumbre y no tuve mejor idea que tomar una pequeña siesta en una de las bancas que se situaban en los pasillos de HAWWAH. Mis noches eran siempre como esa, solitarias y amargas, pese a ser el portador de una gran sonrisa, la cual medio mundo decía admirar. Pero las apariencias engañan y más aun engañarme a mi mismo, todavía me preguntaba qué hacía trabajando en una agencia de idols después de lo que me sucedió con mi gran amor.  Cuando quise darme cuenta, me había quedado dormido y una mano desconocida palmeó mi mejilla diciendo un “hey, no deberías dormirte aquí, te puedes resfriar”. Ese fue nuestro primer encuentro, no podía creer que una vez más volvía a encontrarme contigo. Tu cabello era negro, oscuro como la noche que nos arropaba ese día. 
ᴠᴇʀᴅᴇ
Primavera es mi estación favorita del año, llena de diferentes tonalidades de verdes adornando cada parte del paisaje que uno observa ¡Ni hablar de las flores! Tan hermosas, irradiando alegría por donde se las viera y dándole color a un lugar que posiblemente antes estuvo frío y desolado.  Esa tarde de primavera me pediste que querías finalmente cambiar de color tu cabello, “darle un poco más de vida como sueles decirme tú” fueron tus palabras exactas. Después de haber insistido taaanto tiempo, sinceramente me rendí contigo en cuanto al tinte de tus hebras oscuras, no te obligaría a cambiar porque deseaba que naciera de tus propios labios. De cualquier manera te querría, vaya ¡Te amaría aun si te volvías calvo! Y no es broma. 
Los verdes que adornaban el parque que visitamos luego de haberte dado el pequeño cambio a tu imagen, se sentían aun más vivos porque tu mano sostenía la mía y la sonrisa que dibujaban tus perfectas facciones era la más hermosa de mi mundo. Porque tú eres mi mundo, desde siempre. 
ᴀᴍᴀʀɪʟʟᴏ
El sol se esta poniendo y el telón de una tarde de verano se cierra, pudo ver claramente como los amarillos cambian a naranjas cuando me asomé por la ventana del edificio. Preparo mis cosas para volver a mi departamento con algo de prisa, estaba por oscurecer y debería regresar solo, suspiré con pesadez. La agencia está desabitada y lo más probable es que te encuentres ocupado trabajando en alguna nueva composición, no pienso molestarte.  Tras colocar mi bolso sobre el hombro, me dirigía a la salida sin saber que me esperaba una sorpresa al atravesar la puerta. Ahí te hallabas tú, como un niño pequeño esperando a su primera cita tus dedos jugaban y mirabas a todas partes menos a donde debías de, solté una risita y eso hizo que me notaras, poniéndote de pie y dejando ver que traías una bolsa colgando del brazo. 
‘Podríamos cenar juntos’ fueron tus palabras. Tu cabello rubio nunca te sentó tan bien como ahora, destellando junto a los diferentes amarillos del cielo, y mi corazón latió acelerado, las mariposas revoloteaban en mi interior. Habíamos salido varias veces y hasta compartí almuerzos en tu departamento pero jamás fuimos a cenar. 
Asentí tardíamente y me acerqué a tu figura con una inmensa felicidad plasmada en mi rostro. Esa tarde llena de amarillos y naranjas, sería el comienzo de una hermosa velada donde seguramente no dudaría en entregarme a ti por completo.
ʙʟᴀɴᴄᴏ
Ver tu despeinado y pomposo cabello blanco al despertar, hace que quiera tocarlo y crear una pequeña tormenta en él para dejarlo aun más despeinado de lo que se encuentra. Te fuiste al trabajo con prisa y por mi parte fingí estar enfermo, eres tan bueno y atento que no dudaste de mis palabras porque confías plenamente en mi. Lamento tener que mentirte pero en esta ocasión es necesario hacerlo.  Aprovechando que estarías ocupado, fui hasta la florería y elegí rosas de distintos colores. El ramillete quedó precioso y estaba ansioso por dártelo.
Aun sigo sin creerme que hasta cociné para ti, hice una cena sorprendentemente admirable para ambos -sobre todo porque soy una persona con cero habilidad culinaria-. Te preguntabas qué pasaba y por qué quise prepararlo, simplemente respondí que tuve que hacerlo para distraerme y no pensar en lo mal que me sentía -por la supuesta enfermedad-. Inocentemente me creíste y seguiste comiendo a mi lado hasta que de repente me levanté de la silla y fui hasta mi cuarto, al volver tenía en mis manos el ramillete con una nota, la cual me dispuse a leer luego de aclarar mi garganta para llamar tu atención por completo.
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❝ El negro fue un color muy representativo e importante para mi, porque fue cuando volví a verte. Pero no se encuentra en este ramillete debido a que la oscuridad desapareció de tu vida hace mucho tiempo y eso me hace muy feliz.❞ — tomé una bocanada de aire y continué, poco a poco mi sonrisa se hacía más visible. ❝ Rosas verdes y amarillas, porque son colores que traen consigo positivismo, alegría y esperanza. Colores que marcaron tu vida y la mía cuando todo empezó a cambiar.❞ — me acerqué para extenderle el ramillete, no hacía falta leer desde el papel las ultimas líneas porque me las sabía sin tener que leerlo — ❝ Rosas rojas y blancas, porque rojas significan el amor inmenso que siento por ti mientras que las blancas simbolizan un amor puro, leal y eterno; como quiero que sea el nuestro y que de hecho, lo es. Feliz cumpleaños DongHae, te amo, eres la luna más hermosa que he conocido.❞
{ @screxdipity }
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La Oscuridad Interior: Vida Y Whiskey
Inglés autor: @imagining-supernatural Traducido por: @kclaire1
Parte 10 de La Oscuridad Interior (English Version)
Sumario: Bucky se ha autoimpuesto la misión de matar al líder de un pequeño país que le perjudicó y no espera que haya ningún testigo. Pero es descubierto por una joven que no reacciona como él espera
Recuento de palabras: 1391
Advertencias: Se discute el suicidio, el odio a si mismo, y básicamente toda la angustia. 
“Necesitamos un nuevo saco de boxeo,” Bucky dijo sin darle importancia mientras pasaba por delante de las oficinas donde Sam y Steve estaban mirando algo en el ordenador. Tras ver los primeros minutos del video con T/N y el General, necesitaba hacer algo. Así que se había cargado todos y cada uno de los sacos de boxeo que había en el recinto. No se sentía nada mejor, pero tenía sus emociones bajo control lo suficiente para encontrarse con T/N. 
“Hay algunos más en el almac—“
“Hay que reponer los del almacén también,” Bucky gritó desde el final del pasillo, cuando ya había dejado atrás el despacho. 
Bucky llegó a la sala de televisión, donde T/N estaba acurrucada en el sofá, las luces de lo que fuera que estaban poniendo en televisión haciendo sombras sobre su rostro. Una botella vacía de vodka reposaba en el suelo y tenía una casi vacía botella de Jack abrazada contra el pecho. Las mejillas coloradas, los ojos medio cerrados y un suave murmullo fueron todo lo que Bucky necesitó para saber que por fin el alcohol le estaba haciendo efecto. 
“¿Estás bien?” preguntó, sentándose al otro lado del sofá. 
No se movió, ni reaccionó. Solo permaneció en el borde del sofá con los ojos en blanco. “Si él estuviera vivo, ella aún estaría viva.” 
Una punzada de arrepentimiento y culpa recorrió a Bucky. Su hermana estaba muerta por su culpa. 
“Pero,” T/N continuó, arrastrando las palabras. “Él sufrió y ella no. Hice todo para estar jodidamente segura de que ella nunca sufriera. Al menos, tuvo una muerte rápida.” 
“Estaba feliz esa noche,” Bucky susurró, esperando poder reconfortar a T/N. “Lo veía, cada vez que te miraba. Te quería, T/N.” 
“Y mira a donde la llevó.” T/N dio un largo trago al whiskey y se hundió incluso más en los cojines. “Dios, me odio a mi misma. Tenía un trabajo. Un objetivo en la vida. Les prometí a mis padres que la cuidaría. Se lo prometí a mi padre en su jodido lecho de muerta antes de que el cáncer le matara. Le hice una jodida promesa.” 
Una lágrima escapó de su ojo, pero T/N la ignoró a favor de acabarse casi todo el whiskey que aún quedaba.
“Ella siempre quiso venir aquí, sabes. A américa. Siempre quiso ver la Estatua de la Libertad y montar en burro por el Gran Cañón. Quería bailar en Buenos Aires también, pero nunca pudo ir. Montar un camello en el Sahara. Un elefante en Tailandia. Le prometí que iría. Íbamos a vivir tantas aventuras. Le había comprado un álbum de fotos para su próximo cumpleaños. Es en dos semanas. Se lo iba a dar y lo íbamos a llenar de recuerdos y postales.” 
Antes de que se pudiera dar cuenta, T/N había tirado una botella casi vacía de Jack con un grito angustioso, haciendo pedazos el frágil cristal contra la pared y dejando un rastro de lagrimas de color ámbar en la pintura gris. Para cuando Bucky volvió la mirada hacia T/N, había doblado las rodillas sobre su pecho, abrazándose las piernas con fuerza y descansando la frente sobre las rodillas para ocultar su rostro. Entre jadeos estremecedores y lágrimas, Bucky logró entender unas cuantas palabras. 
“No es justo. Debería haber sido yo. Joder, debería haber sido yo. Mierda, ojalá pudiera morirme. Ojalá, pudiera simple… simplemente matarme a mi misma. No quiero estar aquí sin ella.” 
Un movimiento en la puerta atrajo la atención de Bucky durante un momento. Miró y vio a Sam y a Steve mirando. Steve intentó entrar, pero Bucky sacudió la cabeza. T/N estaba finalmente abriéndose. Si alguien más entraba en la ecuación, lo más seguro es que se cerrara rápidamente y se retrotrajera a su estado carente de emociones. 
Steve dudó, pero finalmente asintió y se fue, llevándose a Sam con él. 
Pero ahora estaba a solas con una chica sollozante, afligida y suicida y Bucky no tenía ni la más ligera idea de qué hacer. 
Antes de que pudiera decidir el mejor curso de acción, T/N volvió a hablar para si misma. “Esa bomba probablemente lo hubiera logrado. Probablemente hubiera sido suficiente. Sabían a lo que se enfrentaban.”
“¿T/N?” sus palabras no tenían mucho sentido, pero allí había algo. Bucky estaba tan cerca de averiguar el secreto, solo tenía que encontrar la forma de entender sus parloteos de borracho. 
“Tenía todo lo que nunca había querido,” murmuró ignorando a Bucky. “Y he perdido todo lo que alguna vez he amado.” 
“Vale, damos por terminada la noche,” decidió Bucky decidió. Esa línea de pensamientos no se dirigía hacia ningún sitio sano. Esperaría a que estuviera sobria y hablaría con ella por la mañana. Iba a obtener las respuestas de una forma o de otra, y esperaba que ella se las diera. No estaba seguro de poder soportar un segundo más de esos videos. 
Se dejó hacer mientras la levantaba en brazos y salía de la sala de televisión a oscuras al brillante pasillo. A parte de un gruñido por el repentino asalto de la luz, y volver el rostro para esconderlo en su cuello, no reaccionó a penas. Caminó por el recinto, escuchándola susurrar continuamente sobre su piel. 
Sabía que estaba mal. Desde que le rogó que torturara al General, lo había sabido. Había sentido la verdad en los huesos. Pero al escuchar sus pensamientos en alto, se le revolvía el estomago, agobiándolo. Para ser alguien tan joven, T/N tenía demasiada oscuridad y horror ocultos en la mente. 
“Esssmi habitación,” T/N balbuceó cuando Bucky pasó la puerta de su cuarto. 
“Lo sé. No creo que dejarte sola esta noche sea una buena idea.” 
Como si le hubiera caído un rayo, T/N se tensó en sus brazos. A Bucky solo le costó unos segundos averiguar por qué. 
“Mierda, T/N, no es eso. Tengo trabajo que hacer. Estaré en mi mesa toda la noche, y tú estarás en mi cama. No te tocaré. Lo prometo.”
“No importa. No importa una mierda. No es algo que yo pueda decidir.” 
“No es algo en lo que—“  Bucky sintió una total revulsión mientras entraba en la habitación. Con cuidado dejó a T/N sentada en la cama y acercó una silla para que estuvieran sentados con las rodillas juntas. No sabía cuánto de esto recordaría al día siguiente, pero al menos tenía que intentarlo. “¿Qué no es algo que tú puedas decidir? Y una mierda, T/N. Es tu vida. Es tu cuerpo. Es tu jodida decisión. Eres tú quien elige lo que te pasa. Es tú vida.” 
“Nunca ha sido mi vida.” Sus ojos enrojecidos se encontraron con los de Bucky, parpadeando como carbones encendidos. 
La fuerza tras sus palabras, y la convicción tras su mirada le sacó de su sitio hasta que recordó. Más de dos años atrás, T/N había entrado en el dormitorio del General por primera vez. Más de dos años atrás, T/N había empezado a ir perdiendo poco a poco su identidad, semana tras semana. 
“¿Y si yo no quiero?” 
“Tú no tienes opinión en esto, querida mía.”
“Es mi vida,”
“No, no lo es. Es la vida de tu hermana. Harás exactamente lo que yo diga todo el tiempo o será ella quien lo pague.”
Bucky se echó hacia atrás y se atusó el pelo. “T/N, Jen está muerta.” 
Ni siquiera se estremeció.
“Está a salvo ahora. No la pueden amenazar más. Tu vida es toda tuya.” 
“No la quiero,” replicó. “Además, es demasiado tarde ahora. A lo mejor si ella hubiera muerto antes hubiera podido… pero ya es jodidamente tarde.” 
T/N se movió alejándose de Bucky y se asentó en la cama, claramente estableciendo eso como el fin de esa particular conversación. “No tienes que ponerme en vigilancia suicida, soldado. Literalmente no puedo matarme a mi misma, por mucho que quiera.” 
Su mente iba a mil kilómetros por hora mientras observaba como su respiración se iba serenando hasta quedar dormida. 
No podía esperar a que se abriera a él. No se podía permitir creer en su palabra sobre lo que había sucedido con el General. Tenía que ver todos los ángulos de esa situación. Pero tampoco podía ver los videos. No solo porque no había suficiente tiempo, si no porque sabía que no sobreviviría a ello. No quería tener esas imágenes en el cerebro. 
Así que cogió el teléfono y llamó a Wakanda.
PARTE 11: Alarmas por la Mañana
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ginaina-bottle · 4 years
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Loca firme
Creo que siempre me ha gustado escribir. No hablo de los trabajos académicos del colegio ni los filosóficos que me dejaron en mis dos primeros semestres de arquitectura, y que generalmente mandaba a hacer. Siempre me ha gustado escribir sobre mí, sobre mi vida, lo que está en mi cabeza, lo que siento y lo que me pasa. Todo el tiempo pensé que era alguna afinidad con mi fanatismo hacia Frida con aquello de que me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco, pero en estos 56 días que he tenido que lidiar conmigo y con los recuerdos que el espacio en el que ahora estoy evocan, es muy poco lo que incluso yo sé de mí. Me he dado cuenta de que usualmente me escribo a través de referencias, como las cosas que me rodean, las fotos que encuentro y hasta las películas que me veo. Hablando de eso, en estos días me vi El club de los cinco y quise saber qué escribiría si alguien me pregunta quién creo que soy.
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Soy una persona muy observadora, me encanta analizar y detallar tanto lo que me rodea que hasta hace 56 días podía pasar horas caminando acompañada únicamente de un par de audífonos y las interesantes historias que me contaban las calles. Salía corriendo en las mañanas después de hacerme un intento de desayuno mal hecho con mis cortas habilidades culinarias para alcanzar el primer Transmilenio que, igual, me haría llegar tarde a clase de siete, pero donde me entretenía mirando a todas las personas que ahí iban y que en ocasiones incluso dibujaba. Me gustaba contemplar las polvorientas y negras fachadas de la Caracas a través de la ventana como si nunca más las fuera a ver, leía cada letrero con ayuda de mis gafas de una fórmula más alta de lo que quisiera y buscaba en el más mínimo detalle alguna historia que se robara el reflector de mi día, siempre acompañado de un sentimiento de nostalgia que hasta ahora entiendo, como si la vida me hubiera estado dando pistas de lo que hoy siento. Vivía afuera, disfrutaba sentarme a almorzar en el pasto bajo el incomprensible sol bogotano que me hacía quitar cada cinco minutos todas las prendas que por el frío llevaba encima, buscaba cualquier excusa para ir al centro y escuchar todas las historias que su arquitectura me pudiera contar y cada vez que me perdía dentro de mis cuatro paredes salía a comprar un café en cualquier esquina donde pudiera encontrar alguna fuente de inspiración.
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Soy una persona muy observadora, me encanta analizar y detallar tanto lo que me rodea que desde hace 56 días camino sin rumbo las paredes que ya conté bien, acompañada de la actitud más positiva que puedo tener dentro del pesimismo con el que me protejo de las malas noticias. Me levanto muy temprano todas las mañanas, me hago el desayuno que tengo en el menú que con anticipación organicé, con las excelentes habilidades culinarias que en estos días he desarrollado, para comerlo acompañado de un jugo de naranja recién exprimido y de fondo el audio de la clase que me toque. Me gusta sentarme en el balcón y contemplar el paisaje donde los pájaros siguen cantando más de lo normal, las calles donde todos los días el vecino saca a su perro peludo de manchas negras a eso de las cuatro de la tarde y el jardín que la señora de la casa del frente debe estar feliz de algún día haber salido a regar con un paraguas y una manguera bajo la lluvia. Disfruto el atardecer que solo se puede ver desde el cuarto de mi hermano y cómo se funde el cielo con los arboles y el río donde busco la inspiración que ahora mismo no encuentro entre las 50 paredes que, como dije, ya conté. Mientras los veo me he dado cuenta de que el cielo no es azul, que los árboles no son verdes, que el sol no es amarillo con siete palitos como me enseñaron en preescolar y que yo no soy lo que siempre he creído, ni lo que me han dicho, ni la misma del colegio. Ya no soy la que se encargaba de todos los eventos del curso, no soy la personera, ni la que estaba metida en todo, ni la más aplicada y mucho menos la que pensaban futura arquitecta de alguna obra medio decente de Montería, pero tampoco soy una loca, descarrilada, indecisa, sin futuro o algo similar solo por estudiar Artes Visuales.
Creo que a lo largo de los años, por lo menos en la ciudad donde crecí, nos moldearon con el pensamiento de que tenemos que categorizar todo en blanco o negro. Nos volvimos superficiales y decidimos omitir las características que no encajaban dentro de la categoría en la que alguien más nos puso y por eso mismo pasé mucho tiempo creyéndome extremos, sin darme cuenta de que puedo ser como un dálmata o como una cebra, o podría hasta no encajar dentro del dualismo que nos enseñaron, y diría más bien que soy de un tono amarillo, incluso en los días como hoy que me siento más azul.
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He llegado a la conclusión de que, efectivamente, como he venido repitiendo, soy una persona muy observadora, me encanta analizar y detallar tanto que he durado horas tratando de encajar todas las historias y bobadas que se me han ocurrido que creo que podrían definir quién soy, pero solo me he frustrado y bloqueado al no encontrar un orden.
Siempre he pensado que los espacios son una muestra de lo que somos, por ejemplo, creo que el egoísmo entre los edificios de Bogotá, que se dan la espalda entre ellos y las calles, debe tener algo que ver con que los vecinos no me devuelvan los buenos días cuando voy bajando el ascensor a las siete de la mañana y que el río, los árboles y terrazas de las casas amplias en Montería me saludan constantemente en la forma de un par de señoras en mecedoras echando chisme a las seis de la tarde, mientras le gritan al de la tienda de al lado que por favor les mande dos cabezas de ajo fiadas que quieren hacer patacones pero no tienen efectivo ahorita. Si entran a mi cuarto en este momento me entenderían y prácticamente les estaría dando la bienvenida a lo que sea que esté pasando en mi cabeza. He pospuesto por 56 días la idea de organizar mi tocador, pero como soy una persona muy observadora y me encanta analizar y detallar todo, le he encontrado después de un tiempo un orden a mi desorden y en este momento para poder seguir escribiendo y encontrar el orden que aún no consigo, solo pueden pasar dos cosas; hago lo mismo con mi cabeza u organizo el tocador.
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Soy una persona muy observadora, me encanta analizar y detallar tanto lo que me rodea que cuando estaba pequeña y viajaba con mis papás en carretera no me podía quedar callada porque iba leyendo todo lo que tuviera las letras que ya no alcanzo a ver sin gafas por culpa de la miopía que con el tiempo solo ha empeorado. Cuando crecí y me di cuenta de que ya sabía leer, dejé de fijarme en los letreros de las calles, dejé de interesarme en las letras y de querer gritar cada vez que las entendía porque se volvieron normales, cotidianas y comunes. Es como si mi interés se perdiera con el tiempo de la misma forma que perdí la vista perfecta, como si se me olvidara de la nada que existen las gafas y que si me las pongo podría ver todo mejor, aquí ya no estoy hablando de los letreros ni de la vista, pero no voy a especificar.
Desde que empecé a estudiar artes he ido desbloqueando muchos recuerdos de mi infancia gracias a las reflexiones que me he hecho en algunas clases, he descubierto que la mayoría de las cosas que ahora hago las hacía cuando era niña y por algún motivo las olvidé. Me desentendí y me desvinculé en algún momento de mí misma, de la original, y hasta ahora me estoy encontrando de nuevo. Volví a abrir los álbumes de fotos que estaban en el fondo del armario de mi mamá, exponiéndome a una alergia de esas pesadas que me daban antes por el polvo que los cubría, volví a mirar a través de la ventana tratando de encontrar alguna forma chistosa en las nubes y volví a detallar lo que me rodea; el papel tapiz de mi cuarto deja ver el color rosado escandaloso que tenía antes la pared y lo odio, mi hermano quiere hacerme creer que no me quiere pero siempre que llega lo escucho preguntar por mí y mi mamá ya no debería salir más a hacer mercado porque siempre se pone a llorar, me lo niega pero la delatan las bolsas hinchadas y las tres pestañas que se le juntan, de ahí creo que saqué lo llorona y sensible. Volví a mirar con mis ojos y no con los de alguien más, volví a ser la misma persona observadora, analizadora y detallista, tal vez un poco intensa, pero eso no es novedad.
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Soy intensa cuando hablo, cuando veo, cuando escucho, cuando siento. Soy intensa cuando hablo de las cosas que me gustan y cuando tengo que dar mi punto de vista porque me encanta debatir ideas y argumentar lo que pienso. Soy tan intensa cuando hablo que a veces ni siquiera me entienden porque lo hago muy rápido, es como si las palabras se atoraran en mi cabeza y no supieran cómo salir, como los cajones de mi tocador que no tienen un centímetro de espacio disponible por la cantidad de maricadas que he acumulado a través de los años, tanto así que incluso las confundo y le cambio el orden a las oraciones. Soy intensa cuando hablo, pero si no lo hago lo soy aún más. Al tratar temas que me duelen o me conmueven, aunque conozca las palabras, estas simplemente no fluyen, no porque sean muchas sino porque son tan intensas como yo y solo saben traducirse en forma de lágrimas a través de mis ojos. Soy intensa cuando le digo a mi mamá que la amo, cuando regañaba a mi roomie por no lavar los platos, cuando estoy encerrada recién bañada gritando a ver quién en la casa me escucha para que me lleve una toalla al baño porque se me olvidó meterla y cuando estoy disfrutando tanto una compañía que aunque me esté quedando dormida sigo hablando aunque de mi boca solo salgan incoherencias.
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Soy intensa cuando veo porque no me quedo con la primera impresión, me gusta ir más allá de lo que mis ojos me muestran; odio ser superficial. Además que ya deberían saber que tengo una relación amor-odio con los ojos porque me parece que la vista es el sentido más sobrevalorado, pero bueno, eso es otra discusión que estoy dispuesta a tener con el que quiera después de leer esto. Soy tan intensa cuando veo que cuando voy a un museo me quedo embobada mirando hasta la puerta de la entrada. En verdad, aquí estoy hablando desde mi ser arquitectónico, pero es que hay museos que hacen parte de la exposición, y si no me creen es porque no han entrado al Guggenheim de Nueva York, obra de Frank Lloyd Wright, y bueno, no nos tenemos que ir tan lejos, los invito al MAMBO y conversamos de esas ventanas tan bien puestas de Rogelio Salmona; me quedo embobada viéndolas cada vez que voy aunque ya me las sé de memoria.
Soy intensa cuando miro a la gente, no puedo evitar ver a alguien a los ojos y clavarme ahí hasta que se vuelva incómodo porque ni siquiera hemos hablado. Soy intensa mirando a la gente porque no se me olvida una cara y no quito la mirada hasta saber de dónde lo conozco o a quién se me parece. Por culpa de esto me gané varias escenas de celos, ahora creo que al parecer muy poco sabían de mí. Soy intensa mirando porque creo que, aunque odie lo sobrevalorada que está la vista, el contacto visual es poderoso y en ocasiones, si me saben leer, puedo decir mil veces más por cómo los miro que por lo que les digo porque a veces las palabras no me fluyen, creo que ya se los dije. Soy intensa cuando veo mi película favorita y me doy cuenta de que la paleta de colores de la mayoría de escenas tiene colores complementarios, cuando me veo una serie y adelanto escenas en capítulos porque no aguanto el suspenso y cuando puedo tener en este momento una imagen de todas las cosas que están en mi tocador aunque estén organizadas como escombros de un edificio.
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Soy intensa cuando escucho las canciones que me gustan, las puedo repetir diez veces en un día sin aburrirme y sin darme cuenta de que la estoy repitiendo. Me ha pasado que dejo on repeat una canción en Spotify, me doy un baño largo cantándola sin parar a todo pulmón y no soy consciente hasta que salgo de la ducha, agarro el celular y veo que sigue sonando la misma. Soy intensa escuchando porque me aguanto los sonidos molestos cuando me da pereza apagarlos o cuando por su naturaleza no puedo hacerlo; la alarma para ir a clase de siete, el ruido que hace la carcasa del abanico del comedor porque se zafó del hueco y Manolo cuando empieza a ladrar sin parar porque alguien toca el timbre. Sé que soy intensa escuchando cuando no me molesta que mis amigas me manden notas de voz de cinco minutos. Soy intensa escuchando consejos aunque casi nunca los sigo. Soy intensa escuchando, por eso amo ir a conciertos y poner el parlante a todo volumen en mi cuarto. Me molesta el silencio de la noche en Bogotá porque soy intensa, me hace falta el motor del aire sonando, el abanico girando y la sinfonía de grillos que se ponen en la ventana esperando que la abra con la luz prendida para invadirme. Soy intensa con los sonidos, por eso escucho en mi cabeza mi voz cuando leo y recuerdo las voces de la gente que conozco después de mucho tiempo, por lo menos eso me pasa con la de mi papá y aún lo escucho interpretando alguna canción de Pedro Infante en la puerta de mi cuarto cuando llegaban mis amigas a visitar. Me acabo de dar cuenta de que soy tan intensa escuchando que tengo un capitulo de Friends en remix con un video de Tiktok que quedó sonando porque no bloqueé el celular mientras pienso en voz alta lo que estoy escribiendo. Sé que soy intensa pero, como en todo, hay excepciones, puedo ser tan intensa como dije antes y de la nada mandar a callar a todo el que vaya conmigo en un carro porque no me dejan ver.
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Soy intensa cuando siento, siento mucho y no sé sentir a medias. Soy intensa cuando siento calor y me quito corriendo todo lo que tengo puesto o cuando me muero del frío y le arranco la cobija al que tenga al lado. Soy intensa cuando siento el agua caer por mi cuerpo y por eso siempre termino mis baños de agua tibia con un par de minutos de agua helada. Soy intensa cuando siento al preferir trabajar sentada en el piso para poder estirar todo mi cuerpo y moverme libremente, tengo una excelente relación con él aunque termine siempre con la espalda entumecida. Soy intensa cuando siento y por eso soporto el dolor de las agujas, de hecho hasta me parece interesante ver cuando va saliendo la sangre en el tubito. Soy intensa cuando siento y a veces ignoro los dolores de cabeza o la gripa para no tener que tomar medicamentos, no me ha pasado en estos días, así que, tranquilos, que por Covid no es. Soy intensa cuando siento y al ver una superficie suave o con textura rara no puedo evitar acercarme y tocarlo. Soy intensa cuando disfruto cómo se siente el roce de la suela de los zapatos cuando las limpio en los tapetes de entrada. Soy intensa cuando siento, cuando toco, cuando abrazo, cuando beso, cuando agarro una mano. Soy intensa porque puedo pasar horas consintiendo a alguien o a la almohada de mi cuarto hasta quedarme dormida. Soy intensa cuando siento y siento mucho cuando me enamoro porque creo que ese sentimiento no se agota como el espacio de los cajones de mi tocador y por eso no tengo que medir cuanto entrego. Soy intensa demostrando lo que siento, de cerca o de lejos. Nunca me sobra un mensaje, una llamada, una carta, un detalle. Trato de hacerle saber siempre a los que me rodean lo que siento y por eso a veces soy una intensa. Soy intensa demostrando lo que siento porque alguna vez perdí a la persona que más amaba en el mundo y no quiero sentir nunca insuficientes los besos, los abrazos ni las palabras. Soy intensa cuando siento. Soy intensa.
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Soy intensa cuando tengo que exteriorizar mis sentimientos, todo se me nota en la cara y no me había dado cuenta hasta que me lo dijeron. Cuando estoy triste no puedo contener las lágrimas aunque odio que me vean llorar. Cuando tengo rabia me dan ganas de tirar mi celular contra la pared pero no se asusten que esto lo controlo porque soy consciente, no llego a ese nivel. Cuando estoy estresada me empiezo a molestar las uñas y si tengo esmalte me lo arranco. Cuando estoy concentrada, me muerdo los labios y me rasco la nariz. Cuando estoy feliz, corro y salto con los brazos alzados, se me abren los ojos de par en par y mi cara se vuelve pequeñísima para la sonrisa tan grande que me sale. Soy tan intensa que mi cuerpo me delata y mis gestos de niña chiquita siguen más presentes que nunca.
Soy intensa con todo lo que hago porque no quiero arrepentirme nunca de no haberlo hecho, no quiero estar lamentándome encerrada en mi casa por una pandemia por no haber hablado de más bobadas, abrazado más fuerte, escuchado atentamente o por no haberte mirado a los ojos por cinco minutos más. Soy intensa porque siento que el tiempo se ha vuelto mi peor enemigo, porque una semana es mucho para hacer este texto pero a veces mi cabeza me traiciona, porque dos días no son suficientes para conocer a alguien y porque ya no me quedan más paredes en mi casa para contar.
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Creo que sí soy un poquito loca por estudiar Artes Visuales y por fijarme en tantas bobadas que hago y que pienso. Soy una loca detallista y obsesionada con lo que me rodea. Soy una intensa pensando y escribiendo. Soy las cosas que me gustan, los recuerdos de mi infancia, lo que de alguna forma copié de mis papás. Soy un poquito de todo lo que quieran decir que soy porque esas cosas que dije que hago cuando expreso mis emociones no las noté yo. Soy una persona que cambia todo el tiempo, no me parezco en nada físicamente a lo que era hace dos años y mucho menos desde adentro. Tengo días buenos y días malos. Soy una niña inmadura cuando peleo con mi hermano pero una tía seria y regañona cuando peleo con mi roomie. Soy una loca fiestera cuando estoy con mis amigos y una persona seria y responsable cuando tengo que trabajar. Soy sol pero también soy luna y hasta estrellas fugaces. Soy arcoíris pero también soy lluvia. Soy todo y soy nada.
Creo que nunca me voy a conocer del todo y por eso tampoco ustedes a mí. Me puse a leer mi libreta donde escribo hace no más de ocho meses y me di cuenta de que no hablo de mí por que sepa quién soy, sino para algún día poder hacerlo. Creo que leerme es la forma más honesta de conocerme porque dejo constancia de lo que soy en un momento específico de mi vida, y esto que aquí he escrito es una parte pequeña de mí que soy hoy, aunque solo lo sabré en seis meses cuando lo vuelva a leer.
Después de tratar de responder a la pregunta que Mr. Vernon le hace al club de los cinco sigo preguntándome lo mismo, ¿quién creo que soy? Por ahí escuché que más vale loca firme que cuerda floja, entonces sí, creo que soy Gina, firme por estudiar Arquitectura y loca por estudiar Artes. Loca a fin de cuentas y lo que ustedes siempre han creído.
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MALOS ENTENDIDOS... PERO ME ENAMORE DE TI...
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Aquí les dejo el primer capitulo yo disfruto escribiendo estas historias espero que sea de su agrado, las historia es mía más los personajes son de mi anime favorito, siempre han sido mis personajes favoritos adoro todo de ellas espero que ustedes igual...
Capítulo I.  El Encuentro
 A veces huir de algo es tentador, pues puedes huir de todo; pero de lo que no puedes es huir del destino, en mi destino estaba conocerte y ahora le agradezco a la vida haberte puesto en mi camino.
 POV Haruka
Soy Haruka Tenou tengo 23 años curso segundo ciclo de  último año de universidad en la carrera de diseño automotriz, durante toda mi estadía en esa universidad había sido sumamente tranquila, había conseguido pasar desapercibida durante todo ese lapso de tiempo y por suerte ya estaba por terminar, el motivo del porque estoy tan tranquila de no haber llamado nunca la atención de mis compañeros es muy simple soy una chica normal promedio que asiste por medio de una beca a una de las universidades más prominentes de Japón en donde solo asisten niños ricos consentidos que creen que todo el mundo gira a su alrededor, y con mi referencia de normal la verdad es que ni tanto, pues mi apariencia no es como la de todas la chicas ya que tiendo a llevar mi cabello corto y vestimentas un tanto masculinas que me hacen parecer como si yo fuera un chico, muy apuesto por cierto rubio y ojos verdes la envidia de muchos de mis compañeros pues con la mayoría he logrado llamar la atención de sus novias, qué pensarían o que harían si superan que a quién envidian y por quién suspiran creyendo un sueño de príncipe es más ni menos que una chica, bueno la verdad no importa, no visto así por nada en especial solo que es más cómodo y para  mi trabajo es un beneficio vestir así, pues trabajo en un taller de mecánico y en mis ratos libres participo en carreras de motocross, es por eso y por mi apariencia que a todos les resulta fácil confundirme con un chico, y la verdad no me molesta y tampoco interesa lo que piensen al respecto, aunque me resulta muy divertido que simplemente no se den cuenta de que soy diferente a lo que ellos creen que soy, realmente es muy entretenido; pero bueno ese no es el tema, sino que estoy a punto de graduarme y eso me hacer estar muy feliz terminare mi ciclo de estudio en esta universidad de niños mimados sin haber tenido ningún cruce con ellos o al menos eso es lo que creía. Estaba a dos semanas de iniciar el último ciclo de clases en la universidad, iba camino al trabajo que en vacaciones era a tiempo parcial cuando por un inesperado accidente mi tranquila y pacifica  vida cambio…
Fin POV Haruka
POV Michiru
Soy Michiru Kaiou tengo 23 años curso segundo ciclo de  último año en la carrera de Música y Arte en una de las más renombradas y prestigiosas universidades de todo Japón, que además tiene el honor de contar con mi hermosa presencia, ya que no solo soy la heredera de una de las familias más prominentes de la ciudadsino que también poseo un talento innato para las artes, toco el violín como pocos y un don para la pintura inigualable catalogándome como la artista más joven del siglo, soy como se dice perfecta pues a lo anterior también  podemos sumarle que  soy la campeona nacional y regional de natación, si no cabe duda soy uno de los seres más perfectos que pueda existir y ni hablar de mi físico los medios me han catalogado como uno de los rostros más hermosos de Japón, tanto así que en la universidad en la que estudio diariamente recibo cartas donde tanto chicas como chicos se me declaran diciéndome que harían cualquier cosa por estar conmigo, y como no; si no solo se estarían llevando a una hermosa joya, sino también a uno de los mejores partidos de la región; puesto que mis padres son grandes empresarios que han logrado levantar un emporio, razón por la cual muchos se acercan a mí, para buscar algún tipo de beneficio para ellos o sus familias. Todos los que se me acercan son una bola de hipócritas a los que siempre tengo fingir soportar, y para quedar bien todos ellos hacen lo que yo digo; como cuando yo quiero, todo lo que digo para ellos es como un deseo que tienen que cumplir, es como ya lo dije todo es por quedar bien conmigo y de esa manera quedan bien con mis padres. Esa era la rutina de mi vida hasta el día en que por un inesperado accidente me topé con un chico orgulloso y prepotente como no había conocido a ninguno, creí que solo era un idiota más por las calles, pero resulto que bueno no era un chico si no una chica que parecía uno y que para colmo éramos compañeras de la misma universidad y que sin más parecía que era el única en todo el lugar que no se desvivía por atenderme o cumplir mis absurdos caprichos, es más parecía ni siquiera conocer quién era yo; pero como se atreve a ignorarme definitivamente tendré que enseñarle cómo tratar a una eminencia como yo.  
Fin POV Michiru
Todo comenzó para las vacaciones de verano todo transcurría normal en la vida de Haruka y Michiru, sus rutinas diarias eran siempre las mismas. Michiru aprovechaba sus vacaciones para tomar clases de pintura y música en el conservatorio central de la ciudad de Tokio, mientras que Haruka aprovechaba para trabajar a tiempo parcial y competir más a menudo, ambas chicas seguían con sus rutinas sin tener siquiera la mínima idea que sus caminos se cruzarían. Pero no puedes ir contra el destino cuando este decide que es tiempo de actuar, actúa y estas chicas no imaginaban que el destino se encargaría de juntarlas por medio de una manera peculiar.
Una mañana de viernes todo parecía de lo más normal Michiru se preparaba para iniciar su día en el conservatorioy Haruka se preparaba para ir a su trabajo, bueno eso sería cuando despertara pues eran más de las ocho y ella seguía tan profunda dormida como si no hubiera mañana, sin la mínima intención de despertar.
“Haruka llegaras tarde” Gritaba Makoto desde la cocina del departamento, a lo que Haruka solo atino a darse vuelta y cubrirse con las sabanas por completo. “Son más de las ocho que no piensas ir a trabajar?” volvió a gritar la chica. (Makoto es la Roomate de Haruka y su mejor amiga de toda la vida Makoto estudia gastronomía en la universidad de Azabu Juuban habían decidido ir a vivir juntas para aliviar un poco las tensiones económicas de los que significaba ser independiente, así ellas se ayudaban la una a la otra y no dejaban de compartir tiempo juntas por el hecho de estar en diferentes universidades y en distintas carreras, siempre podían volver a casa y estar seguras de que tendrían siempre la compañía de la otra. Siempre habían sido inseparables, se cuidabanla una a la otra al punto de sobre protegerse lo que en muchas ocasiones dio paso a muchos malos entendidos y si a eso le suman el hecho que después de graduarse del instituto superior decidieron ir a la universidad y compartir un departamento, bueno eso dio traspié sin duda que aquellos que no tenían que hacer con sus vidas tomaran como una afirmación todo lo que se decía de ellas y más si ellas en vez de negar nada seguían la corriente.)
“Cielos, siempre es lo mismo con ella” decía la pelicastañasonriendo al ver las acciones de su rubia compañera, era la misma rutina de siempre Haruka trasnochaba por las carreras y a la mañana siguiente era casi imposible despertarla, eran casi cerca de las 8:15 am y Haruka debía estar en el taller a las 9:00 am, así que debía hacer que se despertara pronto o tendría problemas por llegar tarde; una sonrisa traviesa se asomó por los labios de la pelicastaña contempló así a su compañera durante unos segundo y luego se dirigió a la cocina, lleno una jarra con agua fría y regreso a la habitación de la rubia sin hacer ruido alguno se paró justo frente a su cama a la altura de su cara y vertió el agua sobre ellacausando inmediatamente un salto precipitado y muchas maldiciones de parte de su amiga.
“Con un demonio Makoto estás loca? qué planeas hacer… Ahogarme?” Gritaba una muy furiosa Haruka, mientras que su verdugo esta suelta en risas.
“Deberías ver la cara que pusiste…” decía la chica tratando de contener su risa. “Era digno de una fotografía lástima que no tuviera una cámara conmigo” concluía aminorando su despliegue de risas.
“Y encima de que tratas de matarme te burlas…” Haruka planeaba seguir discutiendo con ella, está realmente molesta pues había dormido muy poco y estaba por cuanto y más cansada, pero Makoto conocía sus alcances y aunque sabía que estaba furiosa por despertarla, pero luego lo estaría más por no hacerlo, decidió que era hora de que Haruka se callara y comenzara a arreglarse para comenzar el día así que interrumpió el inició de su melodrama.
“Sera mejor que te apresures si quieres llegar a tiempo” dijo interrumpiendo la histeria de su amiga lanzándole una toalla y señalándole el reloj mostrándole cuan tarde era. “Además no sé por qué te sorprende” decía mirándola como quien no ha hecho nada malo. “Ya deberías estar acostumbrada esa es la si sabes que esa es la única manera en que dejas la cama y ya deja de perder el tiempo, mejor te alistas y te vas” dijo la chica dando por terminada la conversación y salió de la habitación para dirigirse de nuevo a la cocina dándole espacio a la rubia para alistarse. A las 8:30 am Haruka ya estaba completamente cambia y aun con mucho sueño pero se dispuso air a la cocina para tomar su delicioso desayuno comenzar su día, ya que sí con algo podía contar era con una suculenta comida en cualquiera de los tres tiempos para ello, era la ventaja de vivir con Makoto y que esta fuera una de las mejores de cocineras de su generación.Makoto la estaba en la mesa con los platos ya servidos esperándola para comer juntas como todos los días la vio atravesar el umbral de la puerta y termino por servir el café, cuando puso la taza de Haruka en su puesto y giro para ir a sentarse Haruka opto por abrazarla por detrás de manera fraternal y divertida.
“Eres la mejor amiga casi hermana que cualquiera pudiera y desearía tener” dijo dándole un beso en la mejía y soltándola para que tomara asiento. A Makoto le causo algo de gracia pues hace quince minutos habría jurado que se la rubia si hubiera querido la habría matado por su peculiar forma de decir ‘Buen Día’, y no dudo en exteriorizárselo sabía que con eso la enojaría pero le gusta hacerla rabia además le había dolido el que Haruka reaccionara así, sabía que era por un arranque de enojo del momento y aunque no estaba enojada con ella le haría pagar muy brevemente por eso.
“Ahora sí ya no estoy ni loca ni tratando de matarte?” pregunto de manera tajante y fingiendo estar dolida. Haruka noto molestia en su amiga e inmediatamente supo que cometido un error, había lastimado a Makoto y eso era algo que debía reparar pues es chica era como su hermana y ella era su única familia, (desde que los padres de Makoto murieron después de haberse graduado del instituto superior Haruka se había convertido en lo más cercano a una familia para Makoto), no podía permitirse estar mal con ella y menos por uno de sus arranques de ira y ya que culpa tenia Makoto para terminar pagando siempre por ellos,Haruka avanzo y se puso detrás de la silla en la que la pelicastaña se sentó abrazándola a través de su silla de manera fraternal y protectora.
“Mako por favor perdóname…” comenzó Haruka sin saber que más decir o hacer aferrándose más a su amiga, sabía que con sus impulso algún día se metería en problemas y lastimaría a alguien cercano a ella pero nunca se imaginó que sería la chica con la que había crecido protegiendo como una hermana. “Soy una idiota Makoto por favor perdóname” continuo “No quise y no debí decir eso, sabes que te quiero, que eres importante para mí, cielos eres como mi hermana y aunque estaba molesta por tu forma de saludarme…” ambas rieron con nostalgia al recordar el episodio que había causado eso. “No debí decir ni gritarte nada de lo que dije” Haruka no sabía ya ni dónde meterse realmente estaba apenada con Makoto y muy enojada con ella misma por no medir las consecuencias de sus arranques y por otro lado Makoto ya no podía seguir conteniendo su risa por lo que opto en dar una palmadita en el brazo de Haruka que cruzaba por arriba de sus hombros.
Sin hacer más que eso se limitó a decir “Ya siéntate a comer o se te hará tarde” dijo mostrándole el reloj de pared que marcaba las 8:40 am.
“Al diablo con el trabajo Makoto no iré a ningún lado, ni haré nada hasta que esté todo bien contigo” decía desesperada al ver mientras se separaba y veía la reacción inherente de la chica. “No quiero ni puedo estar mal contigo Makoto eres parte de mi familia, por favor no dejes que esta idiotez de mi parte arruine todo entre nosotras” decía la rubia al borde de un colapso al ver que la pelicastaña no se movía ni decía nada, Makoto al percatarse de la desesperación de Haruka decidió terminar su pequeña venganza, aparte de que si no lo hacía tendría problemas pues Haruka era capaz de quedarse y si lo hacía podría perder su empleo.
“Ya Haruka en serio mejor siéntate a comer no es necesario que te esfuerces tanto” comento la pelicastaña.
“Pero Mako…” dijo Haruka pero fue interrumpida por Makoto.
“No es necesario por eso no tiene importancia nuestros lazos van más allá de una simple tontería Haruka” dijo la chica poniéndose en pie dándole un abrazo, un beso en la mejilla y guiándola a la silla para que se sentara, a todo esto Haruka no había notado que su amiga no dejaba de reír y cuando lo hizo solo frunció el ceño y no dijo nada para no arruinarlo de nuevo.
“Realmente eres mala” dijo Haruka comenzando a comer.
“pero aun así me quieres no?” dijo con gesto divertido, al que la rubia solo pudo atinar sonreír.
“Te vengaste de mí y con creces…, creí que lo próximo…. que me diría… sería que… que te irías de casa” decía entre cortado casi atragantándose con la comida por lo rápido que comía.
“Te lo merecías tal vez así aprendes a pensar antes de decir o de hacer algo” decía la chica riendo al ver a su compañera comer tan apresuradamente. “Ves te dije que te apresuraras, ahora estas ahogándote con la comida ymuy retrasada” Eran las 8:45 am cuando:
“Termine” Dijo la rubia como pudo termino de prepararse, se despidió de su amiga y salió corriendo al estacionamiento del edificio en busca de su transporte para ir a su trabajo a poco más de 25 cuadras de donde ella vivía, no era muy lejos pero tampoco muy cerca y menos para llegar en menos de diez minutos sin su propio trasporte.
Y allí en el parqueo la aguardaba su motocicleta, era un Suzuki GSX R600, con motor de 4 tiempos, 4 cilindros, refrigeración líquida DOCH de 16 válvulas 1 diámetro por carrera 81x63 mm, cilindrada 1299 CC con inyección electrónica capaz de desarrollas más de 300 km/h. 
Haruka monto su motocicleta y arranco a todo lo que da era una piloto extraordinaria y estaba segura que llegaría a tiempo iba por las calles a poco más de 100 km/h  debía cruzar dos semáforos para llegar, cuando llego a al primero tuvo la suerte de que estaba en verde así que no tuvo la necesidad de aminorar la velocidad sin embargo al llegar al segundo (este estaba en cuadra donde se encontraba al conservatorio de la ciudad) noto que las luces cambiaban y que paso de amarilla a roja casi en un instante volteo a la acera percatándose que no hubiera nadie cuando lo comprobó aminoro la velocidad se subió a esta para no tenerse en el semáforo, pero no contó con que de uno de los autos estacionados frente al conservatorio bajaría nadie y justo a unos cuantos metros de distancia, muy pocos como para hacer cualquier maniobra evasiva;  vio bajar de uno de los autos estacionados a una joven que llevaba consigo un objeto que no supo cómo identificar. Haruka sonó el claxon de su moto para advertir a la chica pero era muy corta la distancia que las separaba y a la velocidad que llevaba Haruka era aún más complicada para hacer cualquier cosa, la chica giro al momento del claxon y vio la enorme motocicleta sobre la acera por instinto y reflejo soltó el objeto de su mano y solo atino agacharse y cubrirse la cabeza con sus manos. Al ver la reacción de la chica Haruka trato de no envestirla freno en seco haciendo zigzaguear la motocicleta logro esquivar a la chica pero no al objeto que ella llevaba, por la velocidad que llevaba la forma en que freno y el poco espacio que tenía para maniobrar a Haruka no le quedo de otra más que soltar la motocicletasino quería irse a estampar junto con ella a un hidrante. Después de soltar la motocicleta se barrió como medio metro y luego rodo intentando detenerse causando esto que su cabeza se estrellara en la esquina de la acera, cuando dejo de rodar se percató del estruendo que hizo su moto al detener de golpe en el hidrante, por fortuna llevaba el casco puesto debido a eso no sufrió mayor daño en la cabeza solo una pequeña cortada sobre su ceja derecha debido a que por el impacto ocasionado por el choque desu cabeza con la esquina de la acera el visor de su casco se quebró incrustándosele allí un pedazo del material quebrado.
“Maldición!” gritó furiosa “Justo hoy me tenía que pasar” dijo malhumorada quitándose el casco y encaminándose hacía la chica que yacía en el piso casi, casi en posición fetal, cuando llegó hasta donde estaba la chica se agachó y palmo su hombro y le pregunto: “Estas bien? No te paso nada verdad?” pregunto esperando respuesta pero no la hubo la chica simplemente no sé movió, pero Haruka se percató que estaba asustada pues sintió un leve temblor cuando la toco.
Pov Michiru
Estaba bajándome del coche dándole instrucciones a mi chofer para cuando me pasará a recoger me despedí de él como siempre; me di la vueltapara seguir mi camino pero cuando estaba a punto cruzar la acera para entrar al conservatorio un loco en motocicleta se subió a la acera, por instinto solo solté de mi mano mi preciado violín, me agache y lleve mis manos hacía mi cabeza juraría que casi quede en posición fetal, estaba tan asustada pues estaba casi segura que el idiota de la motocicleta me arrollaría que solo cerré mis ojos y me quede así. A los pocos segundos escuche el derrape de la motocicleta creí que me pasaría por encima, pero al parecer el idiota era buen piloto pues logro evadirme, sentí una ráfaga de viento pasar por un lado de mi creo que fue causada por la motocicleta que debió envestirme; sin embargo no fue así y en su lugar solo escuche un horrible crujido que no supe cómo identificar seguido de un estruendo de la motocicleta estrellarse contra algo. Escuche maldecir y quejarse al chico parece que no le causo mucha gracia que moto se estrellara, sentí como después de unos segundos se encamino hacía mi yo seguía paralizada y no me podía mover, parece que a mi estúpido cerebro se le había olvidado cómo reaccionar pues el chico me había hecho ya dos preguntas y yo seguía sin responder. Ah por fin mi cerebro se reconecto y me empecé a mover
Fin Pov Michiru  
“Rey del cielo espero que no le haya pasado nada” pensaba Haruka al no obtener respuesta de la chica postrada sobre la acera. Haruka intento moverla pero al parecer por fin empezaba a reaccionar. “Gracias al cielo” dijo la rubia al ver que la chica empezó a mover hasta quedar sentada frente a ella. “Estas Bien?” volvió a preguntarle esperando que ahora recibir una respuesta, pero no la hubo en su lugar recibió una estruendosa bofetada. “Estas loca? Qué demonios te pasa?” dijo furiosa llevándose una de sus manos a su ahora enrojecida mejilla.
“Qué!?” dijo la chica. “Tú eres la idiota que se sube a una acera casi arrolla a una persona y yo soy quién esta loca?”  Decía una histérica Michiru. Por alguna razón Haruka no se percató del artículo que utilizó la histérica chica para referirse a ella no supo cómo contestarle a la chica que tenía enfrente tal vez era porque a sus ojos era una hermosa sirena a la que casi mató, así que parece que asumió que se lo merecía.
“Lo siento, llevaba mucha prisa y no…” Haruka empezaba a disculparse cuando de repente una escandalosa maldición salió de los labios de la hermosa chica.
“Maldición!, con un demonio no puede ser” gritó la chica al percatarse que su preciado objeto estaba completa mente destruido (Michiru era conocida por ser una persona que siempre se caracterizaba por estar sola, por ser distante, fría e insensible para con todos pero había algo que realmente amara y sentía eran sus preciados violines los que le hacían compañía en sus momento de eterna soledad). “Como piensas reparar esto” dijo tajantemente dirigiéndose a la rubia, Michiru se había percatado bien de los rasgos de la persona con que estaba interactuando ella era una artista después de todo y al observar detenidamente a quién casi le atropella cayo en cuenta que no se trataba de un chico como pesaba sino de una hermosa mujer rubia cuyos ojos color esmeralda causaban en ella algo que no podía descifrar, sumándole el hecho que también que recordó la había visto en la universidad, donde solo la había apreciado de lejos notando en su mirada prepotencia y orgullo algo que sin duda la intrigaba y lo que más lo hacía fue el hecho de recordar que esa mujer parecía no conocerla ni siquiera por error lo que ponía a Michiru a un más furiosa.
“Tú la mujer que casi me arrolla con la motocicleta” continuo Michiru captando rápidamente la atención de la joven rubia que por su expresión no esperaba que le adjudicaran como ‘Mujer’ Michiru comprendió que siempre era confundida con un chico en otras circunstancias eso le hubiera causado mucha gracia pero ahora estaba furiosa.“Te estoy hablando cómo piensas reparar esto?” dijo de manera fría recogiendo el instrumento del piso y mostrándoselo a la rubia. “Como piensas responder por esto” Michiru se notaba entre dolida y furiosa al tener su preciado instrumento en tan mal estado, Haruka no había respondido a ninguna de sus preguntas primero porque estaba atónita y como no si todo el que la veía siempre creía que era un chico y esta chica de buenas a primeras la identifico como mujer, segundo no podía creer el hecho de que ambas casi pierden la vida en ese accidente y que a esa chica le importara más un estúpido objeto de madera y tercero porque sabía que había sido su responsabilidad y que de alguna manera debía responder por ello, pero tenía un problema no tenía como responder a pesar de limitada vida Haruka conocía de instrumentos ya que ella toca el piano gracias a sus destrezas había conseguido aprender del dueño de la tienda de música de donde ella vivía cuando era niña así que sabía perfectamente que lo que Michiru tenía en las manos era un violín y no cualquier violín sino uno de las mejores y reconocidas marcas en su fabricación.
“Bueno en vista que no dices nada no me que otra más que llamar a mi abogado y demandarte por daños e intento de homicidio puesto que casi me matas” dijo en tono serio y frio sacando su móvil y buscando el número.
“Qué? No espera esto ha sido un accidente”. Dijo la rubia por fin un tanto alarmada eso sería lo peor que pudo pasarle ese día.  “Podemos arreglar esto entre nosotras no necesitas involucrar a nadie más y mucho menos a tu abogado” dijo sin saber que más decir solo observaba a la hermosa chica que en otras circunstancias no hubiese perdido la oportunidad de coquetear con ella pero a como estaban las cosas mejor era dejar ese pensamiento y buscar una solución a semejante embrollo. Y Por lo visto Haruka no reconocía a la chica ni por que salía en los periódicos y revistas con la niña prodigio sensación del momentocatalogada como uno de los mejores partidos de la ciudady menos se le cruzaba por la cabeza que era una de sus compañeras de universidad, ya a estas alturas eran más de las 9:00 am Haruka no se percataba de que era sumamente tarde para ella y a como estaban las cosa ya que más daba.
Intento calmarse y buscar una solución que no implicara abogador ni demandas. “Tranquilicémonos quieres?” dijo en tono más calmado tratando que la joven frente a ella también lo hiciera “Me llamo Haruka Tenou creo que no son las mejores circunstancias pero es un placer conocerte” dijo estirando su mano en forma de saludo, que después de un tiempo creyó no  iba a ser retribuido.
“Michiru Kaiou un placer” estiro su mano para estrechar la de la rubia y al contacto ambas sintieron algo que no lograron comprender debido a eso soltaron sus manos como un respingo “Y como pretendes solucionar esto?” pregunto Michiru en tono serio volviendo a mostrarle su instrumento a Haruka. Era un hermoso violín Uthier ¾ (estos por lo general son categorizados como violines de estudio) que había sido reducido a nada.
Sin duda Michiru daba gracias a lo que fuera que debía darlas por no haber llevado su violín Klinght 4/4 (Estos son categorizados como violines de concierto, por lo general lo usan solo los profesionales). 
“Lamento lo que le paso a tu hermoso violín” se disculpó Haruka “Pero en ese momento me preocupaba más el hecho de no lastimarte a ti que a cualquier otra cosa” continuo captando por completo la atención de Michiru, sin duda esa frase había logrado captar su atención “Mira sé que fue mi culpa pero podemos llegar a un acuerdo sin hacer tanto escándalo no te parece?”Preguntó Haruka a la expectativa de su respuesta.
“Bien tienes ¥1, 000,000.00?” dijo como quien preguntaba la hora.
“Qué?” Haruka pregunto incrédula.
“Eso que si tienes ¥1, 000,000.00”volvió a decir Michiru tranquilamente. “Si los tienes todo está arreglado ya que es el monto que costara uno nuevo” concluyó mostrándole el instrumento en mal estado.
“No hablaras en serio? No tengo tanto dinero” dijo la rubia algo asustada al ver que era en serio.
“Como puedes decir eso con esa clase de motocicleta?” pregunto Michiru expectante a la moto de Haruka. “Vas a decir que esa motocicleta no es tuya?” volvió a preguntar.
“No voy a negarlo si es mía” contesto la joven rubia “Pero es solo para cuestiones de trabajo no por hobby o diversión créeme no me sobra el dinero con aparentemente te sobra a ti” concluyo empezando a demostrar molestia en su hablar. “Y ahora no sé cómo demonios voy a repararla” dijo más para ella que otra cosa, Michiru alcanzo a escucharlo ultimo pero sin dudas  no dejaría el asunto de lado ella sabía que podía comprar otro violín sin necesidad de llegar a nada con Haruka pero la imprudencia de Haruka y la soberbia y orgullo que se notaba ambas tenían no lo dejaría pasar así nada más, bueno incluyendo también que Haruka trataba como si fuera cualquier cosa y eso era lo que más le disgustaba.
“Entonces que vam…” comenzó Michiru pero fue interrumpida por un escandaloso grito de Haruka.
“DEMONIOS!!” grito Haruka sin prestarle la mínima atención a Michiru algo que sin duda la molesto más, Haruka había visto su reloj y marcaban las 9:30 am sin duda estaba retrasada “Perderé mi empleo” se quejó y fue todo lo que pudo decir porque simplemente se quedó en blanco. Al escuchar la queja de Haruka Michiru abrió los ojos sorprendida y comprendió la temeraria acción de la chica que le hacía sentir cosas extrañas a su parecer.
“Mira podemos arreglar esto en otro momento” le dijo Haruka esperando comprensión de su parte.
“Estas intentando huir?” fue la escuálida respuesta de Michiru.
“Claro que no” contesto un poco indignada por la falta de comprensión. “Tienes donde apuntar?” Pregunto Haruka a lo que Michiru solo asintió y saco una pequeña libreta y una pluma ofreciéndoselas a Haruka, Haruka tomo las cosas de la mano de Michiru y comenzó a escribir. “Estos son mi dirección y mi número de móvil” dijo devolviéndole sus pertenencias “Puedes encontrarme ahí cuando guste y resolvemos esto sí? Por ahora debo irme y tratar que no me despidan porque si no, no voy a poder pagar mi deuda contigo y me meterás a prisión por todo lo que se te pueda ocurrir y no saldré de ahí pues ni siquiera tendré como para pagar un abogado” termino de decir con una amarga sonrisa, algo a lo que Michiru dio crédito y se limitó a asentir en símbolo que entendía.
“De acuerdo te llamare o te buscare después” dijo en tono más sereno al ver la preocupación de la rubia.
“Ok, y de nuevo perdóname por lo de tu violín” dijo Haruka y salió corriendo rumbo a su lugar de trabajo.
“Oye y tu moto?” grito Michiru al ver que tomo camino dejando aun tirada la motocicleta.
“No te preocupes por ella nadie se la llevara así como esta” dijo girándose y deteniendo su marcha “Ya luego enviare a recogerla” concluyo y continuo su marcha y Michiru llamo a su chofer para que fuera a recogerla ya no tenía caso estar ahí al menos por ese día no y asistiría a clases.
Sin duda ese había sido un mal comienzo para ambas pero lo que estaban por descubrir era que gracias a ese infortunio conocerían a la persona más importante de sus vidas…
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dianitadiaz · 7 years
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♥ No lo cambiaría por nada. ♥ (One-shot Wigetta)
—Dios, eres incorregible.— Grita Guillermo, cada palabra bañada en verdadera frustración.—¿Cómo vas a tener tiempo para todo? ¿Qué quieres, acabar enfermo? ¿Tú eres tonto, pringao'?— Anda por el salón de la casa, dando vueltas sin poder estar quieto. Tiene sus manos en puños, apretando tan fuerte que sus dedos quedan blancos y hormiguean.
—¿Yo? ¿Y tú qué?— Samuel, sin embargo, está sentado en la silla oscura, de cara a la mesa, con sus manos sobre su cara, intentando tranquilizarse. Son altas horas de la noche, y no pueden despertar a los vecinos. Ni a Emily.—Deberías apoyarme, como, ya sabes, 'las personas que se aman hacen'.—Las palabras salen rápidas y dolorosas. Samuel sabe que a Guillermo le resulta extremadamente difícil dedicar palabras de amor, incluso ahora que están prometidos y tienen una niña. Ni siquiera quiere darse la vuelta, pues imagina la expresión de dolor que Willy debe tener en su rostro.
—Oh, siento que no me parezca buena idea que te sobreesfuerces con todo lo que tienes encima. Por mí, puedes ir a ser entrenador personal, Youtuber, y también, si quieres, en los pocos minutos extras que tendrás, puedes practicar paracaidismo. Intenta, si te caes, no quedarte más pringao'.—Es un tema que han discutido prácticamente desde que se conocieron. Y es que a los ojos de Guillermo, Samuel siempre está sobreexigiéndose. Y ahora, aparte del trabajo de Youtube, quiere hacer el curso de entrenador personal.—¿Es eso lo que diría un buen marido?—El tono es irónico, pero siguen sin gritar, o al menos, hacen lo posible por no hacerlo.
—Bueno, pues quizás no nos deberíamos casar nunca. Quizás sea el mayor error de nuestras vidas.—Las palabras salen mucho antes de tener en cuenta su valor, o las consecuencias de estas. Ahora sí, Samuel gira su cabeza para enfrentar la mirada rota de Guillermo. Pero el menor rápidamente se da la vuelta, y empieza a caminar.
—Dormiré con Emily esta noche. Hasta mañana.—Y a pesar de que Samuel está balbuceando cosas, Guillermo sigue caminando sin mirar atrás, con un nudo en la garganta y su corazón latiendo rápidamente en su pecho.—Hasta mañana.
Ambos notan como su voz se rompe en la última palabra, pero Samuel está anclado al suelo, totalmente estático, sintiéndose idiota y avergonzado, por lo no puede ir detrás de él.
(...)
No es hasta que entra a la habitación de su pequeña bebé, que siente algo parecido al alivio, y el dolor que ha sentido hace unos momentos, desaparece levemente. Camina con cuidado hasta posicionarse frente a la cama color crema, bañada en colores dulces, decorada cuidadosamente con pegatinas de dibujos adorables. Allí, con sus mejillas rosas abultadas, sus labios entre abiertos, y su pelo corto y fino, está Emily. Sus ojos cerrados con paz y respirando suavemente, balbuceando entre sueños.
Tiene cinco meses, pero ya es la persona más importante en la vida de Guillermo. Y tiene la certeza de que será así por siempre. Todavía recuerda como él y Samuel se quedaron embelesados viéndola a través de las ventanas del cuarto de incubadoras, porque nació un poco antes de tiempo. Como ambos tenían sus manos entrelazadas mirando a través del cristal, asustados, aunque la doctora dijese que la mayoría de los niños pasan al menos un día en aquellos pequeños lugares.
Suspira, y se deja caer en la fría y estrecha cama, al lado izquierdo de la cuna.
Extraña la presencia y calidez de Samuel.
(...)
Un llanto bajo y constante lo despierta horas más tarde, y antes de ser consciente de la situación se pregunta porqué Samuel no está a su lado, o porque siente el llanto tan cerca cuando su hija está en la otra habitación. Segundos después, cuando ya está lo suficientemente despierto, sacude su cabeza y los recuerdos vuelven. La pelea. Él durmiendo con Emily.
—Shh, ya voy, enanita.—Susurra, alzándola de la cuna y arrullándola en sus brazos para intentar detener el llanto. Sin embargo, el llanto se hace más fuerte, hasta que empieza a mecerla.—Todo estará bien, enanita. Shhh. No podemos despertar a papi Samuel, ¿vale?—Emily abre los ojos, aún llorando con fuerza, y Guillermo sonríe de alguna manera ante lo enamorado que está de su preciosa hija.
Camina hasta el salón, sin dejar de mecer a Emily entre sus brazos, pues no quiere despertar a Samuel, que está en la habitación contigua a la de la bebé, por lo que cruza el pasillo y se siente en el sofá del comedor.
Se deja caer en el costado del sillón, los cojines apoyados en la parte alta de su espalda, hasta que finalmente está recostado. Luego, acostumbrado de alguna manera a la situación, coloca a la pequeña en el hueco de su hombro, y empieza a acariciar su espalda con delicadeza, pequeñas cosquillas que siempre consiguen tranquilizar a la bebé.
Y empieza a hablar.
—Tú sabes, Emily...— Esto se ha repetido varias veces, siempre siendo Guillermo quien se queda con la niña a altas horas de la noche, hablándole en el sofá del salón de temas banales o incluso de lo que ha aconteció ese día, cuando ella empieza a llorar o Guillermo sabe que ella no dormirá hasta mucho más tarde, hasta que finalmente cae dormida, y se calma.—¿Que papi no quería comprar este pijama porque decía que la tortuga era demasiado grande? Estábamos en la tienda, semanas después de saber que Laura estaba embarazada y que nos había elegido a nosotros como padres, e íbamos a comprar tu primera ropa. Y yo me enamoré de este pijama, porque, bueno, sabes que papá está bastante obsesionado con las tortugas, pero papi empezó a decir que no, que el prefería el morado con pequeños detalles blancos. Así que nos pusimos a discutir en mitad de la tienda, hasta que ambos nos dimos cuenta de que íbamos a tener un niño o una niña.—Suspiró con alegría, sintiendo que su pecho se llenaba de un agradable calor ante el recuerdo.—Al final, me dejó comprar el pijama, pero con la condición de que un par de sábanas de la cuna serían moradas. Así es papi, chantajeando a papá, pero finalmente dándole lo que quiere. ¿Qué pringao', verdad?
Hace una pausa, percatándose de que la niña ya está medio dormida, respirando tranquilamente, aunque hipando alguna que otra vez. Sigue con las caricias en la espalda, pero ahora llevándolas hasta la parte de atrás del cuello, sabiendo que a los pocos minutos, Emily quedaría totalmente dormida.
—Es un cabezón tonto. Pero...  aunque no lo diga mucho, quiero a papi Samu. Y a ti. Muchísimo. Al fin y al cabo, sois lo más importante que tengo en la vida, ¿a que sí?—La niña balbucea algo y Guillermo suelta una carcajada.—Sí, sé que él no quiso decir lo de casarse conmigo, y que solo estábamos enfadados y cansados. Pero aún así duele. Porque yo no podría querer a nadie más, y porque adoro lo que tengo, contigo y con él. Y duele la idea de que él no quiera esto de alguna manera.—Emily agarra la camiseta cuando Guillermo besa su mano, casi completamente dormida.—Espero que algún día encuentres a alguien a quien ames tanto como yo os amo a vosotros, y entonces os enfadaréis y discutiréis por cosas tontas, y quizás te costará decir 'te quiero' en forma de palabra, pero sabrás que la otra persona es consciente de que se lo demuestras de otra manera. Y seguiréis peleando, y riendo y creando momentos juntos. Porque eso es el amor, enanita. Pasar lo malo y lo bueno juntos.
Ahora sí, finalmente Emily ha caído dormida en el hombro de Guillermo, quien ahora la mueve con cuidado hasta posarla en sus brazos.
—Una conversación nocturna con papá nunca falla en hacerte dormir, ¿eh, bebé?—Sonríe, preguntándose internamente si debería hacer un canal de Vlogs solo para compartir sus tonterías, quizás así también consiga dormir a su audiencia.
Entre pensamientos, caricias y la presencia de su hija, Guillermo se deja arrastrar al mundo de los sueños.
(...)
De nuevo, Guillermo es despertado por gorgoteos y balbuceos provenientes de la pequeña Emily. Quien está moviendo sus manitas con impaciencia, deseosa de despertar a su papá. Los ojos verdes de la niña mirándolo fijamente.
—Buenos días, enanita.—La acerca más a él, para después acariciar su nariz con cariño.—¿Sabes que me tuviste hasta las cuatro de la mañana despierto? ¿Sí? ¿Sí?—Empieza a hablar en un tono tonto, culminándolo todo con poner una cara idiota.
—Y deberías haber hecho que su papi también se quede hasta las cuatro de la mañana, y así te podría haber ayudado.—Comenta Samuel, su voz sonando desde la cocina.
—No creía que estuviésemos en las mejores condiciones.—Susurra Guillermo, tímido de encarar al mayor. La pequeña estira los brazos en dirección a este, quien viene con dos tazas de chocolate en las manos. Suelta ambas en la mesa y alza a Emily en sus brazos.
—No. Quizás no estuviésemos bien, cabezón, pero al menos, cuando se trata de Emily, deberíamos dejar esas cosas a un lado. Sobretodo porque fue una discusión tonta. Yo estaba cansado. Tú estabas agotado, también. Y simplemente... dijimos cosas que no queríamos decir.
Willy alza su mirada hasta que se encuentra con la de Samuel.  Es tan recorfontante escuchar que él no quería decir todas aquellas palabras dolorosas, a pesar de que ya lo sabía, que no puede detenerse a sí mismo de abrazarlo.
—Yo tampoco quise ser tan borde. Si de verdad quieres hacer el curso, yo te apoyo. Pero no quiero que estés cansado, que te agobies con todo, y de alguna manera decidas que lo mejor es dejarnos.
La comprensión rápidamente cruza por la mente de Samuel, quien niega mientras ríe.
—Aunque sea el hombre más agobiado y estresado del mundo, nunca podría dejaros, chiqui. Además, ¿has notado lo adorables que sois mientras dormís en el sofá?
Guillermo ríe mientras balancea su cabeza de lado a lado.
—Sí, sí, muy adorable y lo que tú quieras, pero mi espalda duele tantísimo que creo que me la he roto.
—Exagerado.—Samuel empieza a balbucear cosas tontas, para hacer reír a la bebé, quien juguetea con sus propias manos.—Pero si no quieres que te duela... deberías dormir en nuestra cama. ¿Por favor? Es extraño no tenerte como un koala, enredado en mí.
Guillermo finge suspirar con cansancio, como si las tonterías de Samuel pudiesen con él.
—Eres más tonto...
Pero aún así responde al beso de Samuel con todo el amor que puede. Y las palabras salen, sin pensarlo demasiado, haciendo de Samuel el hombre más feliz de toda la ciudad esa mañana.
—Te amo, idiota.—Y es que a pesar de todos los años que llevan juntos, y de todo lo que han pasado, es realmente extraño que Guillermo diga las dos palabras mágicas. Aunque él lo demuestra de otras muchas maneras, por supuesto, pero siempre es reconfortante y alentador escucharlas.
—Yo también te quiero, Willy.— Se vuelven a besar lentamente, con cariño. Hasta que la pequeña, en busca de atención, empieza a soltar grititos incomprensibles. Ambos ríen a carcajadas, porque a pesar de todo, su niña es casi igual que ellos en personalidad.—Sí, sí, a ti te queremos más que a nadie.—Y vuelven a reír, porque esa es la forma en la que son. Una familia.
Ni Guillermo ni Samuel cambiarían esto por nada del mundo.
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