#Comic Historieta Review Reseña LucyLoles HolaLucyLoles PonchoFue

[holalucyloles-blog]

“Pancho Fue”. Poncho Fue de Sole Otero.

Recién, escribiendo el título de mi primera reseña, escribí “Pancho Fue”. Después dudé si ése era el título original y me reí sola un rato. En un momento Santi, el protagonista masculino, insiste en comerse un pancho porque es más barato. Quizá fue por eso. Me copó y lo dejé.

La leí en dos horas. Eso me fascinó. Si vieron el libro, sabrán que es “pesadito”, pero aún así, hay algo en el estilo, la cantidad de diálogos, la prolijidad, que lo hace muy llevadero. Fue mi primera sorpresa y no quiero pasarla por alto. Es la segunda historieta, después de Priest, que leo. No saben el tiempo que me llevó leer Priest, y lo poco que me la acuerdo. Por eso la sorpresa. Me parecería un buen gateway para quienes no son asiduos lectores de comic (sí, parecería, pero no).

Por otro lado, no quiero pasar por alto esto: soy muy minita, muy pochoclera, tengo una inmensa capacidad de empatizar con casi cualquier cosa, lloré con Space Jam, imagínense. También lloré un día que por error pisé una libélula, y ya tenía como 25 años. En fin, no me suele costar meterme de lleno en una historia, salvo quizá que sea de trama bélica, que me embola un montón, pero éste no es el caso. Ésta es la excepción a la regla.

Al principio, por la elección del color, y basándome en la psicología del color de Eva Heller, pensé que sería una “young adult novel”, pero después encontré escenas donde garchan bocha, y me desconcertó. La elección del pastel, la estética naif, tratando una problemática de abuso (psicológico y a veces físico). Casi jugando a ser Brecht. Si la idea era descolocar al lector, fue un golazo, sino, estaba jugando al tetris. Lo qué sí me pareció muy acertado del color, fue el tratamiento para diferenciar lo onírico de lo real. Las líneas hechas en blanco sobre fondo de color, una elección hermosa.

Por qué no me pareció un buen gateway? A mitad del libro, quería que los personajes sufran. Juntos o separados, pero que sufran. Me molestó verlos victimizarse de todo, tan faltos de backround, tan iguales. Decir que son dos caras de una misma moneda me suena muy cliché, así que voy a decir que son como una pelota de algún deporte (tampoco soy fan del deporte, así que imaginen cualquier pelota). Llegué a pensar que podía ser otro plot del estilo Tyler Durden, que Lu y Santi eran el mismo personaje, que todo estaba en su cabeza. Qué tonta que soy.

Y los diálogos! Los adultos no funcionan así! Me dio un poquito de bronca que sus discusiones sean tan banales, que los verdaderos problemas pasen de largo. Que los pocos otros personajes que aparecen, sean espejo y confirmación de sus líneas mentales, eso es un flash. Ninguno madura, ninguno aprende. Ella escala una montaña (WTF!!????) sin ninguna preparación física, sin haber deseado en algún momento nada relacionado al montañismo o al deporte. “Ain’t no mountain high enough” dice la canción, hay otra que dice “Lloran las rosas”, vieron?

La metáfora del elefante y el ciervo estaba simpática, pero desaprovechada. Vaya uno a saber qué hace ese ciervo ahí al final. Es como Hannibal (la serie), o The Leftovers, o todas esas series que flashean con ciervos. 

Lo copado de hacer algo autobiográfico, disfrazado o no de ficción (además del ejercicio catártico, claro está) es que el o la protagonista mute, de la manera que sea, pero que no entre y salga de la historia funcionando igual. Dice Freud que en nuestros sueños somos todos los personajes, parece que acá también.

Lucy L.