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cronicasdelacuarentena · 4 years

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Un viaje a lo desconocido

Por Tamara Herraiz* (Buenos Aires, Argentina)

3 de Marzo del 2020.

Las valijas sobre la mesa del living están listas. Chequeamos que no falte nada. Pasaportes, algunos dólares, tickets con destino a New York.

Un viaje que armé con tiempo para llevar a mi hijo de 15, el menor, a conocer una de las ciudades más fascinantes del mundo. Los dos solos. El sueño de toda madre, no sé si de todo hijo.

Mi hija de 33 se acaba de casar así que nos vamos a descansar. Camino al aeropuerto, paso por la farmacia y, por las dudas, pido dos barbijos y alcohol en gel. Es que escucho un rumor de que hay un virus de China que anda dando vueltas.

Embarcamos, hacemos escala en México. Algo está raro en el ambiente, mmmm, "hijo nos ponemos los barbijos". La cara del adolescente lo dice todo. "vieja qué exagerada". No, exagerada no, argentina, pienso.

Seguimos viaje y llegamos a la Gran Manzana. Por supuesto que elegí un hotel a 50 metros de las gradas de Broadway para que mi hijo viva la experiencia completa. Y arrancamos la semana con la hoja de ruta en mano. La 5ta Avenida, el Soho, Wall Street, el MOMA, paramos en todas las tiendas gamers que había, caminamos sin para por horas, hacía frío. Barrio Chino, mis expectativas antes de llegar eran tremendas, quería ver la cara de mi hijo ante tal rareza. Pero..., no había nadie. ¿Se imaginan China Town y Little Italy sin gente? Mi hijo: "¿Esto era ma?

5 de marzo.

Algo claramente andaba mal. En la tele del hotel solo hablaban de las pérdidas económicas del coronavirus, pero nada de muertes o enfermos. En fin, seguimos y fuimos a andar en bici por el Central Park y subimos al Ferry de la Estatua de la Libertad y recorrimos la Zona Zero, el Chealse Market, y todo. Anduvimos en subte, fuimos a ver a unos amigos en Queens. Y ahí... la gente aterrada. Apa, parece que esto del virus es en serio, dije. Por suerte andábamos con el alcohol en gel a full, nos lavábamos las manos de manera obsesiva y como hacía frío, siempre teníamos la cara tapada.

Pasaron los días. Llegó el 10 de marzo. Me llama mi marido y me pregunta si estamos bien. Lo noto preocupado. Pero no me dice nada. En fin. Yo estaba de vacaciones, en una ciudad que no era la misma que recorrí en tres oportunidades anteriores, pero genial como siempre. Pensé que la culpa era de Trump, que los tenía deprimidos. Y debo confesar que me lamó la atención el fanatismo que tenía la gente por comprar enormes packs de papel higiénico y bidones de agua de coco. En lugar de ver a los manteros con las carteras de imitación veía gente pasar con rollos para ir al baño. ¡¡¡Estos yanquis son raros, pensé, pero los amo!!!

Después de pasar el día en el Rockefeller Center, sin nadie en la pista de hielo, y de ir al zoo desierto, en un día gris, compramos algunas cositas y nos volvimos.Ya camino al aeropuerto JFK mi marido me cuenta que están cerrando las fronteras y que espera nos dejen salir.

¿¿¿Qué??? Bueh, relax ya estamos por subir al avión que sea lo que sea. Llegamos el 12 de marzo de 2020 a Buenos Aires, éramos muy pocos en Ezeiza, "que tomen distancia", "que se pongan el barbijo”... ¿? Cruzamos la puerta de salida. Al fin en casa. Mi marido espera en el auto. Subimos y nos dice: "Todo bien, pero están en cuarentena". 15 días aislados en casa. Durmiendo en camas separadas y mis hijas lejos. Menos mal que la casa es grande.

Llaman del colegio “Laureano tiene prohibida la entrada hasta que pase la cuarentena". Y sí, no pensaba llevarlo. Qué sensación de marginalidad. Estábamos estigmatizados, castigados. Así que nos quedamos esperando no tener síntomas. ¿De milagro? No tuvimos nada pero cuando íbamos a vivir nuestra libertad, se decretó la cuarentena general.

30 de junio.

Pasaron casi 4 meses, acá estamos. Directo de NY a casa. Esperando que todo pase. El resto qué les voy a contar, si ya lo saben.

Imagen: Tamara Herraiz

* Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA) y tiene un Máster en Dirección de Negocios en Comunicación (EDDE-UADE). Cuenta con una tecnicatura en Periodismo en TEA. Experta en el desarrollo de medios gráficos, audiovisuales y digitales, fue directora editorial de Indielibros.com, en VIDATEC y es docente en la Escuela de Periodismo ETER en las cátedras de Herramientas Digitales, Periodismo Digital y Narrativa Transmedia. Es la autora del libro “Al rojo vino”.

#covis-19 #pandemia #coronavirus #cuarentena #quedateencasa #pandemia2020

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91daysincalifornia · 5 years

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anacaracala · 5 years

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