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FRASES , PENSAMIENTOS ,PROVERBIOS Y CITAS ILUSTRADAS
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“FRAGMENTARIA" - citas ilustradas por Andrés Casciani (30/10/23) "Lo único que quiero es que mi viejo no trabaje más". -1976, a pocos días de debutar en Primera División *30 de octubre: 63 años de Diego Armando Maradona Cita seleccionada por: https://www.primicias.ec/…/mejores-frases-diego-maradona/
Ilustración digital, 2023 *Obra disponible: compras y consultas por mensaje privado o al mail [email protected] http://andrescasciani.com/
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El terrorífico hueco de la moral en el cine.
¿Qué es una buena película?
Por: Santiago Rodríguez Cárdenas
Laurent Jullier en su texto ¿Qué es una buena película? en su apartado Dos criterios comunes, parece mencionar que uno de los juicios que se tienen al momento de considerar “buena” una película tiene que ver con su función edificante. Aquí el autor menciona que: Una película que nos enseñe algo puede convertirse en un criterio generalizado del cual se sirven los espectadores para evaluar un filme.
La idea de que las buenas películas deben dar una lección, sumado al uso de adjetivos como: “Películas virtuosas” o “Ejemplarizantes”, son unas de las frases que surgen en el texto de Jullier que parecen apuntar a una trasferencia de la figura espectador-alumno, otorgándole una responsabilidad al cine encaminada a una función pedagógica, didáctica, ética y moral.
Si suponemos que la pregunta que titula el texto de Jullier -¿Qué es una buena película?- trata de responderse a lo largo del texto y a través de los 6 criterios establecidos por el autor, podríamos llegar a la conclusión que la capacidad edificante de un filme podría definir el éxito del mismo –En busca de la felicidad, Gabriele Muccino (2007) o La vida es bella, Roberto Benigni (1997)- son algunos ejemplos en los que el aspecto virtuoso y su capacidad de otorgar una lección y moraleja al público han servido como trampolín que ha impulsado ambos filmes a su reconocimiento.
Sin embargo y para esta ocasión, esclarecer si el éxito de una película determinada corresponde o no a su condición virtuosa y de fábula es lo que menos me interesa, más bien y por el contrario, lo que plantearé aquí, es la noción de aquel lugar peligroso y terrorífico en el que puede quedar enraizado el cine al considerar la edificancia como una condición o formula del ejercicio cinematográfico. Jullier en las primeras páginas del apartado, ya hacia un acercamiento a aquellas consecuencias de trenzar la moral con la cinematografía -El caso del Código Hays es una de ellas-. Aquí, este código de producción cinematográfica que determinaba con una serie de reglas restrictivas qué se podía ver en pantalla y qué no, tomó la forma del Lobo del cuento de Caperucita para convertirse en el monstruo que coarta y condiciona los caminos libres y habitables que se supone el cine podría explorar, trayendo a él, como consecuencia, la limitación para ingresar en el bosque “prohibido” saturado de arboles con frutos y manzanas “del pecado”.
“No se producirán películas que tengan la capacidad de disminuir la moralidad de los que las vean. De esta forma, la simpatía del público no tenderá hacia los vicios, hacia el pecado ni hacia el mal��
Lo anterior es una cita de los principios generales del ya nombrado Codigo Hays (1930), Jullier ya mencionaba el carácter utilitarista que se escondía tras este discurso, argumentando que las películas hollywoodenses proponían un “saber hacer” (un conocimiento que enseñaba a sus espectadores la manera de comportarse, vestirse y actuar frente a el mundo).
Parecería un poco tranquilizador pensar que este nivel de censura apareció casi nueve décadas atrás, y parecería quizá también natural pensar que en nuestra época, frente al imaginario que se tiene de ser una sociedad ilustrada y superior a las anteriores; códigos como estos no podrían aparecer. Sin embargo, en una sociedad vanidosa y narcisista, que al sentirse casi perfecta no se le ocurre dudar de su propia plenitud, estos problemas podrían quedar tapados y ser identificados tan solo por unos pocos.
No muy diferente –Y lo verdaderamente preocupante- es que incluso tan solo diez años atrás, en la realidad del cine nacional y con la aparición de las leyes estatales que apoyan el desarrollo y la producción cinematográfica de un país como Colombia, las hipótesis de Jullier se confirman. El autor ya mencionaba que en el afán – bajo una perspectiva clásica- de conseguir un supuesto perfeccionismo del mundo, aquella llamada lección o moraleja terminaría convirtiéndose en una simple propaganda y falsedad.
Lisandro Duque, que para los años que rodeaban la creación de la ley 1556 (2012) era el presidente de la Academia Colombiana de -Artes y Ciencias Cinematográficas (ACACC); tuvo que enfrentarse al gran dilema de que en la redacción de dicha ley se estipulase que el objetivo era “promover la buena imagen del país”. Esto establecía a priori que todos los
proyectos beneficiados tenían que atiborrarse de discursos optimistas y positivos que envolvieran a Colombia en un país agradable para los nativos y para el exterior.
Dicho condicionamiento traería consigo una censura no muy diferente a la del Código Hays ochenta años atrás, el discurso de “Buena imagen” estaba cargado de preconcepciones morales y éticas encaminadas hacia un “Deber ser del cine”. Aquí, temáticas como el narcotráfico, la prostitución, lo altos índices de pobreza, la guerra, el paramilitarismo y la guerrilla parecían quedar extinguidos frente a las motivaciones de esta ley. Parecería sencillo decir que una escapatoria al dilema hubiera sido producir cine fuera del estado, pero en un país sin industria, se tornaba y se torna bastante difícil realizar cine sin el apoyo estatal, más aun cuando no se ha encontrado la forma de alcanzar un nivel máximo o al menos digno de
independencia.
Esta problemática que parece haber interesado a Jullier a millones de kilómetros de distancia en el viejo continente, pareció resonar de nuevo en Colombia, aquellas preconcepciones éticas y morales se terminarían convirtiendo (Como lo mencionó Jullier) en un ejercicio propagandístico, que buscaba utilizar al cine como medio para vender el país. El cine al existir en un mundo utilitario, es absorbido por el sistema, donde en el afán de otorgarlo un espacio útil, se termina rellenado el vacío con la idea de cine para enseñar.
Sin embargo, y para agudizar la idea del lugar terrorífico que al principio de este texto se menciona, se hace necesario responder la pregunta acerca de ¿Cuál es el lugar o desde quien y quienes se produce este concepto que gira entorno a la moral? Aquí, ya no solo se hace pertinente decir si es apropiado o no la edificancia en el cine, sino más bien, se vuelve de vital importancia responder desde donde proviene la construcción de estos discursos y cuál es su lugar de enunciación. Desde la llegada del arte occidental a Colombia y a Latinoamérica, pareció ser que el campo del arte -que para entonces, excluía al cine frente a su inexistencia-, estuvo demasiado permeado por aspectos morales y éticos que provenían de la cultura europea. El contacto de América latina con el otro mundo, trajo como consecuencia al continente americano una diversidad de cambios económicos, políticos, sociales y culturales.
Dicho esto y teniendo en cuenta el contexto y los intereses evangelizadores, colonizadores e imperialistas con los que Latinoamérica recibió el arte europeo, podríamos afirmar que frente a la ya mencionada y ambigua inutilidad y/o utilidad del arte, esta empezó a jugar una papel fundamental como un espacio propicio para la construcción de un discurso clave que colaboraría con el adoctrinamiento de pueblo latino americano.
Así, dentro de uno de los intereses más importantes, se encontraba el expandir la religión católica a lo largo del continente para paralelamente incrementar su poder en el mundo y mantener un control social. Es aquí cuando el arte se convierte en la herramienta principal que funcionó para impartir dichos discursos morales, que traían consigo una construcción de hábitos de comportamiento que poco a poco fueron siendo implantados en los nativos americanos.
Ideas como: La familia es la base de la sociedad (Y entendamos familia como hombre y mujer) sumado también a ideas de superioridad de raza, fueron algunos de los modelos que empezaron a implantarse a través del arte: La arquitectura, la pintura la escultura y demás expresiones artísticas, eran construidas en función de la emisión de un mensaje contundente que altero radicalmente la cultura latinoamericana y que aún en nuestros días se hace presente.
El hogar de Nazareth - Gregorio Vázquez
Pinturas como: «El hogar de Nazareth» de Gregorio Vásquez de Arce «Adoración de los pastores». Gregorio Vásquez de Arce, «Desposorios de la Virgen y San José». Baltasar Vargas de Figueroa, «La Virgen con el niño». Anónimo. Siglo XVII, entre muchas otras obras; no hacían más que establecer que la relación entre el hombre y la mujer debía estar mediada por la castidad y el sometimiento, realzando el valor del matrimonio como sacramento vital para la iglesia donde los hijos debían ser protegidos y seguir los mandatos de sus padres, mientras la mujer debía estar a la disposición de su conyugue encargándose de las labores de la casa.
Es aquí donde me parece importante resaltar, que si bien el arte estaba ejerciendo su papel edificante y virtuoso, persuadiendo y conmoviendo hasta el punto de que las familias nativas latinoamericanas empezaran a adoptar este modelo, haciéndolo propio y considerándolo ejemplar; la construcción de moralidad parece entonces ser dudosa y precaria. Hacerse consiente de que estas concepciones tenían como origen un discurso católico y conservador, creado por tan solo unos pocos - generalmente más poderosos y pertenecientes a las grandes elites- dejaría en evidencia que muchos de los principios morales que dominaron la colonia y que aún se hacen presentes en nuestra época, podrían quedar rezagados y encerrados en la jaula de la subjetividad.
Esta idea de la moral como una construcción subjetiva, dejaría al descubierto que contrario a la idea de creer que los principios morales son naturales y han estado estipulados desde el origen de los tiempos, no se trata más que de otra doctrina creada por el hombre que bajo el discurso de sostener la convivencia y la vida colectiva, ha terminado ensuciando su finalidad con intereses individuales.
Transponer todas estas ideas e hipótesis al campo del cine, nos llevaría a pensar que fenómenos como El código Hays o el control social imperialista y adoctrinador de la colonia, aunque parezcan ser hechos que han quedados enterrados en el pasado, son aspectos que siguen permeando nuestra sociedad contemporánea, haciendo el ejercicio del cine un ente horroroso frente al control que imparte.
Películas como Amores perros, Alejandro González Iñárritu (2000), son una clara evidencia de que la noción moral católica y conservadora aún sigue presente en la sociedad contemporánea. Tras la máscara formal de esta película, las historias que componen esta filme tienen como eje temático la familia, donde el catalizador en las acciones en las tres secciones de la historia parecen apuntar hacia un adulterio o un abandono familiar.
Aunque las tres secciones o historias parezcan articularse y unificarse alrededor del accidente automovilístico, la estructura del filme se arma alrededor de – lo que podrían llamarse- metáforas y alegorías que reflexionan respecto a la consecuencia de una red de decisiones morales. Aquí la falta de matices y diferencia entre los personajes parece ser insignificante, el hecho de que Daniel y El chivo hayan abandonado a su familia por causas totalmente diferentes (Uno por otra mujer y otro por una causa social) no parece otorgar ninguna profundidad a las situaciones que se desarrollan, ni tener un peso frente al
abandono mismo.
Fotograma Amores perros (2000)
El amor “prohibido” entre Susana y Octavio se representa siempre de una manera incomoda, sus acercamientos se ven siempre interrumpidos por recordatorios que inducen a las dimensiones de culpa, el llanto del bebe nos traslada a la ilegalidad de la relación al estar dentro del campo de la infidelidad y traición; el montaje constantemente relaciona a la pareja con los errores de Ramiro, pero también con el acto criminal del intento de Octavio por ganar el amor de Susana. Cualquier posibilidad de trasformar la situación de los personajes es cancelada por la narrativa misma del filme o por el moralismo con el que la película interpreta a sus personajes.
Todas las manifestaciones de violencia parecen ser consecuencia directa o indirecta de las acciones morales y nunca del sustrato social, Valeria una modelo que vive de su apariencia física, termina siendo castigada con la amputación de sus piernas, un castigo que podría estar encaminado al hecho mismo de establecer una relación con un hombre casado o por su abundante interés en la superficialidad de su cuerpo.
En la película de Iñarritu, la mayoría de sus personajes parecen terminar castigados bajo la premisa del “mal obrar”. Ignacio Sánchez Prado en su texto, Amores perros: Violencia exótica y neoliberal menciona que la apuesta ideológica de la película no se trata de poner a los personajes en un conjunto de circunstancias a partir de las cuales se miden sus decisiones, sino de crear una vara moral absoluta que mide a todos con los mismos criterios, una moral que plantea la reivindicación de los valores familiares incuestionables en las tres circunstancias –por cierto muy diferentes-, abriendo paso simplemente a un catálogo de los miedos de una burguesía urbana, interpretados por ella en una escala moral conservadora que considera la violencia el producto, no de profundas diferencias sociales y económicas, sino de la decadencia de valores familiares que acompañan la caída del estado a partir de 1968.
Dicho lo anterior, podríamos retomar a Jullier frente a la idea que expone que: Cuando una película no retrata a héroes virtuosos (de una moralidad intachable) y deciden representar a personajes problemáticos que toman decisiones antiéticas, la moralidad misma del filme termina castigando a sus personajes enseñando al espectador “ Lo que no debe hacer”. Estas películas terminan implantando un discurso de que cualquier acción que vaya en contra de los principios establecidos terminará desencadenando una serie de castigos, que lo llevarán a un final indeseable muy similar al de los personajes representados.
Es por todo esto, que me parece peligroso el hecho de entregar al cine una responsabilidad pedagógica y casi educativa y de formación. Al la moral ser subjetiva y al la censura traer como objetivo un control social, que en nuestros días deviene también de un discurso que queda bajo el yugo del consumismo, podríamos considerar que el cine es uno de los medios más fuertes para manipular a las masas y que ha terminado construyendo unos terribles imaginarios en los que hoy vivimos.
Entender y entregar al cine la utilidad de ser edificante haría que muchos de los componentes conexos a algunas temáticas queden vetados, haciendo del cine una actividad terapéutica que no estoy muy seguro que sea propio de atribuirle. Para finalizar y aquí parafraseo a Duque, diré que “el cine y el arte en general se nutren preferencialmente de las grandes tragedias, hacer cine sobre la felicidad y la buena vida es una causa perdida y los temas que son realmente atractivos son sangrientos, o por lo menos, llenos de conflictos��”. El cine nace del malestar inseparable de la condición de la existencia, es por ellos que: “Romeo y Julieta, Madame Bovary, Crimen y castigo, etc. Están llenos de muertos, peligros, intrigas… y, en algunos casos, desde luego, dramas íntimos, sinuosidades sicológicas y sufrimiento”.
Lisandro Duque, en su artículo Tras y post-escena de las leyes de cine en Colombia publicado en la edición No. 26 de los cuadernos de cine colombiano, menciona también que: “La gran literatura, verbigracia, La Ilíada de Homero, era un relato sobre un auto secuestro motivado en el amor, el de Helena de Troya, que provocó una guerra de diez años. Es probable que haya agregado algo en el sentido de que si en el Reino Unido de los años setenta del siglo XX, o en la Grecia de ocho siglos antes de Cristo, hubiera existido para el arte la restricción de referirse a asuntos violentos, ni Frenesí de Hitchcock, ni La Ilíada de Homero habrían sido posibles”.
Dicho esto, considero la censura un aspecto terrorífico, hacer demasiado caso a la moral y la edificancia como regulador social, seria negar rotundamente la complejidad del ser humano. Construir personajes complejos es vital si no se toma una postura llena de prejuicios como lo hace Iñarritu en Amores perros, que al fin y al cabo y como lo menciono al principio de este texto, podría haber funcionado como trampolín que le ha permitido entrar a la industria y le ha abierto las puertas al éxito.
Aunque gracias a Duque y a algunas otras variables y posturas presentadas en la conformación y redacción de la ley 1556 de cine 2012, haya desaparecido del proyecto de ley el estorbo de la expresión “buena imagen” valdría la pena preguntarse si, aunque no esté registrado en el papel, algunas películas de cine colombiano siguen ganando estímulos estatales al cumplir con intereses que abordan asuntos que van más allá de lo netamente artístico. Hollywood y Disney parecen hoy, ser los fabricantes de productos virtuosos y edificantes por excelencia, se han convertido en una biblia audiovisual que pretende mostrarnos cuál es nuestro papel en la sociedad e indicarnos el camino para alcanzar la felicidad.
Alguna vez recuerdo haber leído una cita de la novela 1984 de George Orwell que decía: “No importa si la guerra es real, ya que la victoria no es posible, la intención de la guerra no es ganarla si no que sea continua, el acto esencial de la guerra moderna es la destrucción del producto de la labor humana, una sociedad jerárquica solo es posible con base en la pobreza y la ignorancia; el esfuerzo de la guerra se planea para mantener a la sociedad al filo de la hambruna, la guerra se libra por el grupo regente en contra de sus propios súbditos y su objetivo no es la victoria, sino el mantener la estructura misma de la sociedad intacta”.
Frente a esto me pregunto si en la sociedad de control en la que vivimos, donde parece difícil hacer tangible aquel ente fantasmagórico que parece dominarnos, no sería posible cambiar en la cita de Orwell la palabra “guerra” por “cine”, y creer que este (El cine masivo) tiene este mismo objetivo, mantener una estructura social intacta, donde paralelamente esta funcionalidad del cine deja en evidencia que el arte no puede valerse y entenderse por sí mismo, sino que inevitablemente y para mantenerse a través del tiempo queda encadenado por otros campos ajenos al fenómeno artístico.
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Apuntes aleatorios de un diario de agosto (Título alternativo: el diario es mío y me lo follo cuando quiero)
Cuando alguien me presenta como una persona interesante, creo que decepciono: o bien me quedo callado, lo que no sé si muestra humildad o falsa modestia, o bien digo tonterías, lo que quizá indica que no soy tan interesante como han dicho.
A veces, un elogio exagerado es una forma de desprecio. Nunca sé cómo elogiar sin parecer ofensivo; tampoco sé cómo aceptar un cumplido.
A veces pienso que hay un elefante en la habitación, pero solo lo veo yo. O el elefante está en mi habitación. No sé cómo resolver este aforismo, si es que es un aforismo.
Hay poca gente que escuche de verdad. En las conversaciones parece que esperamos a que nos llegue el turno para hablar y contar lo nuestro. Un poco como Ana Pastor: no escucha, rumia lo que va a contestar en cuanto tenga ocasión.
Un día de piscina. No hace falta saber qué día. En Madrid, en Aravaca. Con M. y el tío P. M. me cuenta una noche con amigas, un chico turco con mucho dinero les invita a la discoteca Gabanna, a un reservado. Se emborrachan, pero con buen alcohol. El socorrista liga torpemente con ella en la piscina: “Te tienes que duchar, eh”. Una frase que solo en el contexto de una piscina suena mínimamente razonable. Luego dice: “Póntelas bien, que se te sube el gemelo”. Se refiere a unas aletas que le ha prestado tío P. Alguien que dice “se te sube el gemelo” difícilmente me caerá bien. Tomo un café con tío P. en una cafetería pija de Aravaca. Odio Aravaca. Viví aquí seis meses, en la oficina del tío P. No me dejaba subir las persianas porque oficialmente no podía vivir ahí. Cenaba con él, siempre una sopa y quizá de segundo unos pistachos, unas almendras, unas nueces. Duré poco, pero en realidad me medio echó él (y por intermediación de mi madre). Aravaca me recuerda a Azca, a un mundo demodé, hortera y facha, de una riqueza envejecida, de mi infancia en Madrid.
Tío P. me habla de su doctorado en ingeniería eléctrica. No puede continuar porque necesita un cable que cuesta 4.000 euros. Una asociación de peritos calígrafos quiere comprarle su software de caligrafía digital. Hace años lo vendió a El Corte Inglés por 25.000 euros. No sé si es mucho o poco.
Cojo del trastero los libros que me faltan. Son unas cinco bolsas del Ikea. Llevan ahí desde diciembre, tras el lío Madrid-Barcelona-Londres-Barcelona. Durante meses estuve solo con una mochila. Ya tengo todo conmigo. En casa, empiezo ordenando los libros por editorial, pero luego me canso. Algunos los quiero vender o regalar.
Ensalada de quinoa en casa de Y. Vemos Les amants reguliers. Dice Y. que Garrel filma muy bien los bailes. La escena en la que todos bailan This time tomorrow de The Kinks es una preciosidad, pero me pone muy triste. Creo que es porque la escuché por primera vez con D.G. y estaba triste.
Otro día. También da igual cuál es. Estoy muy deprimido. No leo, no escribo. He dormido 16 horas. Quiero seguir durmiendo, pienso que al levantarme estaré mejor. No lo estoy. No paro de pensar en mi estado, de reflexionar sobre por qué me ocurre esto. No pienso ni en el pasado ni en el futuro. No siento nada. Duermo una siesta desnudo en el sofá-cama del salón, un poco alerta por si viene J. y me pilla en pelotas. Me levanto muy tarde. Apenas he comido. No me queda dinero, aún no he cobrado. Salgo a pasear sin móvil, para despejarme. Todo me deprime, pero en realidad no observo nada. Compro una cerveza, le robo un poco de atún a J., y un poco de vino blanco. Me duermo y me levanto a las dos horas. Robo unos cereales muesli y ya me consigo dormir un poco más satisfecho.
Al día siguiente sigo deprimido. D.C, que es mi pepito grillo, está sorprendido de que mi malestar no tenga una causa, aunque sea artificial, construida por mi. Cada dos horas encuentro un motivo, pero en general es una sensación de vacío. No busco cariño o atención. Simplemente estoy cansado de vivir. Por la tarde me obligo a salir, M. me invita a su casa a ver béisbol con amigos. Me lo paso bien, bebemos, el béisbol es un coñazo pero M. es una de las mejores personas del mundo. Luego vienen la mujer de M. y varias amigas. Me vuelve el bajón. Estoy cansado y triste. Desde esta terraza vi hace dos años un suicidio que me jodió el verano. También era en agosto. Un hombre se tiró desde una ventana frente a nosotros.
Me voy de casa de M. y voy a la de Y., a la que hace días que no veo. De pronto empiezo a respirar. Me mejora el tono vital. Me vuelve la vida. ¿Qué coño me ha pasado?
En uno de estos días, de la primera semana de agosto, vemos Céline y Julia van en barco, de Jacques Rivette, en la filmoteca. Me deja descolocado, fascinado, como drogado. Salgo del cine con una sensación de extrañamiento impresionante, en buena medida porque la película son más de tres horas. Es fascinante, loquísima, marciana y bellísima, detallista… No esperaba eso.
Un viaje a Málaga con Y., en bus. Leo a Emmanuel Bove y un ensayo de John Lanchester sobre Facebook. El calor de Málaga, el “terral”, es seco e insoportable. Nos recogen M.P y J.P. con su padre. A J.P. le preocupa mucho que me haga una idea equivocada de la ciudad al ver el barrio de la estación. Al llegar a la casa donde viven con su madre, hay cajas de una mudanza. Nos bañamos en la piscina, que es pis caliente. A las 9 hemos quedado J.P. y yo con M.A.M. Un día, cuando estábamos toda la pandilla o “estatus-esfera” en Mazarrón, me escribió por Facebook sobre el diario: “Voy a hacerme el encontradizo en Mazarrón para protagonizar un párrafo. Bueno, una línea me basta.” Le respondí: “Jaja ¡estoy planeando ir a Málaga pronto! Ve eligiendo siglas. Yo propongo M.A.M.” Me hace ilusión verle, y más en Málaga. Con J.P. hablo mucho de la impresión que tengo de Málaga como ciudad ilustrada, muy activa culturalmente. Me dice que no tanto, que están la Semana Santa y la Feria. Pero luego me concede que tiene más oferta cultural que muchas ciudades medianas. Le digo que en Murcia no podría ni soñar con las exposiciones del Museo Picasso de Málaga.
M.A.M. nos cita en una taberna llamada “Antigua casa de guardia. Vinos de Málaga.” Es de 1840. Es oscura y los toneles ocupan toda la pared. Papá me escribe por WhatsApp: “[Málaga] es donde más vino de Montilla y de Alvear he vendido en mis tiempos.” Tomamos vermú con soda y ginebra. Me pongo a tono (¿escribo mucho sobre alcohol? Realmente bebo poco). Unos asiáticos preguntan al camarero qué es lo que bebe Picasso en una de las fotos colgadas. Al principio parece que los dos jóvenes le están preguntando por Picasso al camarero. “Sí, claro, lo llamo y sale”.
Hablamos de cine, de Revista de Libros, de los columnistas de El País, de cuando Houellebecq vino a Málaga a dar una charla.
Luego M.A.M. nos lleva a un mexicano. Tacos, cervezas y luego margaritas. M.A.M. va a publicar un libro en Taurus sobre el Antropoceno. Luego hablamos más de cine. A veces creo que sus mejores textos son los de cine. “¿Va a venir Y?”, me pregunta. Digo que sí, pero se le ha debido apagar el móvil. Su móvil es ahora solo “alámbrico”, como dice ella, no aguanta mucho sin cable. Llegan Y. y M.P. Vamos a un local pequeño con buena música garaje. Reconozco algo de los primeros discos de King Gizzard. M.A.M. charla con el dueño y pide una cerveza de jengibre. Empiezo a estar borracho. Y. está triste, así que yo un poco también. Se pone a hablar con M.A.M. de Múnich, donde ambos han vivido, y de su filmoteca, y me pongo más feliz. J.P. luego le habla a M.A.M. de Fraga, y lo critica mucho. Nuestra generación no puede olvidar que fue un hijo de puta: es como con Otegi, ¿es justo que esté fuera de la cárcel? Sí. ¿Está bien convertirlo en un mártir o un demócrata? Ni de coña. Me uno a J.P. en su diatriba, pero pronto me canso. No sé hablar de cosas serias borracho. J.P. insiste. Cuando nos despedimos, M.A.M. dice que va a soñar que Fraga entra en su casa, con sus característicos tirantes.
M.P. se queda por el centro y los demás cogemos un taxi. YJ.P. habla con el taxista, como siempre (“Bueno, y qué tal va la noche”). Es joven, lleva siendo taxista desde los 18. Parece majete.
Nos acostamos en la cama de M.P., sin saber dónde nos corresponde dormir. Después de un par de horas nos despierta M.P. y nos vamos a la cama de su madre. Oigo: “No sé qué estoy haciendo con mi vida”, pero no sé quién lo dice, y si lo dice alguien de verdad o es un sueño. Realmente es una frase que podría decir cualquiera de nosotros. Ya en la cama, Y. me dice algo que no parece muy gracioso, pero recuerdo ahogarme de la risa antes de dormirme.
Horrible resaca. Me explota la cabeza. A las 9 no puedo más y me levanto. Busco ibuprofeno en vano. Me meto a la piscina en calzoncillos. Cualquier gesto envía pinchazos a mi cabeza. Al salir sigo igual de mal, pero mojado. No tengo mis cosas, ni móvil ni ipad ni ordenador ni libros. Está todo en la habitación de M.P. y en la de J.P, que duermen profundamente. Me tumbo en el sofá de cuero y me quedo pegado. Me da calor. Muero con cada movimiento. Me hago un café. Pongo el aire acondicionado. ¿Qué hago? No puedo dormir. Hay muchos Anagramas en las estanterías. Cojo Corazón tan blanco de Javier Marías. Claro que sí. Marías para la resaca. Me engancha pero el dolor me despista. Salgo otra vez a la piscina. Ya pica el solazo. Miro el agua, las hojas flotando. Tiro el Almax que tengo en la boca para ver cómo se diluye en el agua. Se hunde aburrido. J.P. me encuentra sentado en el bordillo, los pies en el agua, la cabeza caída, la cara de mala hostia. Nadie desayuna. Escribo el post. Por la tarde vamos al Museo Picasso, a la exposición de la Escuela de Londres. Están Francis Bacon y Lucian Freud, descubro a R.B. Kitaj, Michael Andrews, Leon Kosoff. Hay muchos judíos. Un cuadro de Kitaj es su boda judía, salen Lucian Freud, David Hockney, Auerbach. “The murder of Rosa Luxemburg”, de Kitaj y “Melanie and me swimming”, de Andrews. También “Children’s swimming pool”, de Leon Kosoff. Y uno divertidísimo de Andrews: “A man who suddenly fell over”.
Vamos al cine Albéniz a ver Solo los amantes sobreviven, de Jarmusch. Me gusta lo intencionadamente “intensita” que es, la parodia del género de los vampiros, las bromas de que como han vivido siglos uno escribió obras de Schubert y otro, Christopher Marlowe, se queja de que Shakespeare se llevara el mérito de obras que escribió él.
Menú del día de gazpacho y pescado frito delicioso en local cutrillo en segunda línea de playa. Un cuñao en una mesa de al lado, J.P. fantaseamos con darle una paliza, pero somos unos tirillas y pusilánimes. Una anécdota que leo, demostrada falsa, de las aventuras de Hemingway y Joyce en el Londres de los años veinte: Hemingway afirma que cuando Joyce se enfadaba con alguien, le decía “Ernest, ¡a por él!”, y Ernest se peleaba para defender a su colega.
Otro día, comida de lujazo, con el padre de J.P. Cosas que recuerdo: un plato con tartar de gambitas y unas tostitas de avena y tuétano de vaca, camareros cordialísimos, cerveza, luego un gin tonic (hostia, sí que hablo de alcohol) que en realidad el camarero llama “digestivo”, una conversación sobre el presidente de Uzbekistán y su yate en el puerto de Málaga, el PCE en los setenta, La Luna de Madrid, la historia de juventud de J.P. padre por Interraíl en los setenta, la Movida.
Más piscina. J.P. y yo leemos, burlones, un libro de Sartre que tiene para documentarse para su libro. Y. nos traduce lo que no entendemos, que es casi todo. “Ah bueno, pues que lo diga así.” Museo Thyssen, mucho costumbrismo andaluz. Un Sorolla, un Zuloaga, poco más. Una fiesta frustrada, nadie viene, pero es porque vienen mucho más tarde. Una siesta como de 9 a 11 de la noche. Cena de pizzas, nachos, cerveza, vino blanco. Los amigos de J.P. ya llegan; como era de esperar, encantadores. Uno trabaja en temas de inteligencia artificial. Vivió en Taiwán. Y. lo admira, dice que tiene una libreta en la que apunta todo, absolutamente todo lo que considera necesario, tanto de la carrera como de cualquier cosa que estudie o lea. Lo interesante es que no está repleta o es muy grande, sino al contrario: es admirable su capacidad de concisión, los esquemas. A clase, si mal no recuerdo, cuentan que se llevaba un folio donde le cabía todo, y que solo él sabía comprender.
Vemos un cacho de la película de serie B Manos, the hands of fate, que obsesiona a J.P. y sus amigos. Es delirantemente mala.
En el Blablacar de vuelta a Madrid, antes de que empiece la feria de Málaga. Dos ¿hippies? ¿perroflautas? No sé qué término usar sin parecer Eduardo Inda. Dos perros-trauma en el maletero: Fidel y Canela. Pienso mucho si Fidel es por el Fidel que creo. Ella trabaja de captadora de socios en una ONG y en una protectora de perros con problemas. Estudió arte dramático. Él trabaja en una empresa que instala cámaras de seguridad. Su último trabajo es para Qatar.
Unas “vacaciones” en Lavapiés. Comidas y cenas con vino. Cine: Jarmusch, Truffaut, Louis Malle. Literatura: Emmanuel Bove. Escribo una cosa larguísima sobre él para la revista, que recorto en casi 10.000 caracteres. Y. estudia teoría de juegos en Coursera. Luego el cierre. Y luego ya, supongo, me pondré al día con el diario. O, bueno, puedo decir más así, de esta forma fragmentaria: mi compañero J. quizá se case con su novio mexicano en Huesca para obtener la nacionalidad; una cena en mi habitación con M., que está escribiendo una novela y me hace mucha ilusión; acompaño a Y. a coger un bus de madrugada, hablamos del atentado de Barcelona y discutimos un poco sobre cómo reaccionar a él; veo a la pequeña L., que me pide que me encierre en el armario para jugar al escondite, luego nos escondemos los dos para que no nos vean papá y mamá; le digo a M., mi hermana, que si le apetece ir al Reina Sofía, pero hay una cola demencial así que vamos a la cafetería del museo, que es muy sesentera, me cuenta un poco sus vacaciones, un chico con el que sale que se niega a hablarle por WhatsApp y cuando quiere quedar con ella parece un espía (“Puerta del Sol, hoy, a las 19:00”); cena de “intelectuales” con P., R. y D.G., llego antes que nadie y parece que estoy esperando a una cita, hablamos de cosas serias, al contrario que Sartre, Camus, Koestler, que seguro que solo hablaban de mujeres, la cena vietnamita está rica y el camarero, muy motivado, nos enseña a cómo mojar en las salsas, me gasto mucho dinero pero me lo paso bien, hablamos de la figura del intelectual, casi como una parodia de nosotros mismos, me pierdo un poco al volver a casa, como siempre. Leo The memory chalet, de Tony Judt. Me acuesto. Por la mañana, escribo este texto, lo que implica que ya estoy al día con el diario. Una cosa menos.
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Ignorancia: la peor enfermedad de Colombia
Amos Bronson Alcott, pedagogo y escritor estadounidense del siglo XIX escribió la célebre frase “La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia”Con esta cita, poniéndola como antesala de esta pandemia inconsciente más generalizada y enraizada en la sociedad colombiana, se puede uno dar cuenta que vivimos en un país enfermo y agónico y no es precisamente por la quiebra del sistema de salud, o el paro de la rama judicial o la olla podrida de las cárceles, o el paro de transportadores. No. Es una enfermedad mental, que no se ve, que está en cada ser humano y dependiendo de sus intereses se desarrolla y manifiesta de diferentes maneras en las personas.Uno de los síntomas más notables es la indiferencia acompañada de la intolerancia y la reacción siempre será la misma: ataques de ira y odio encarnado.La enfermedad de la ignorancia es un cáncer incurable, carcome todo el tejido social, destruye la familia, los amigos, las instituciones, no se escapa nadie de esta terrible enfermedad.La pregunta en cuestión: ¿cómo se desarrolla la ignorancia como enfermedad silenciosa y mortal?SíntomasCuando lo que le pasa al otro no me importa porque no es conmigoEs mejor callar y dejar que los otros decidan por miVer al otro como un enemigo potencialCuando las ideas políticas tienen más peso que las propias ideasEstar adoctrinado por una religión o partido políticoNo reconocer las ideas del otroAlto grado de irritabilidad e intoleranciaDistorsión de la realidad a su favorSentirse perseguido y amenazadoTodo son culpables menos yoTener siempre la razón y las escusas en la manoPerdida de la valía personalEl engaño y la mentira es la mejor armaVulnerado en sus derechos sin cumplir con sus deberes.Podríamos seguir con la larga lista de síntomas, pero es bueno entender que esta enfermedad es traicionera, porque la ignorancia no entiende de razones ni acuerdos, no reconoce y distingue entre lo bueno y lo malo, conque le sea favorable el resultado está bien y si no le favorece, entra en cólera y se indigna.Esta es la famosa formula que utilizan los políticos, la iglesia, los dirigentes sindicales, para manejar los hilos del poder y tener a la masa como borregos de un lado para el otro en las calles, con arengas y gritos de justicia, cuando lo más injusto es paralizar una ciudad y su economía, solo porque a un grupo de señores en el Senado o cualquier otra institución del estado, no está de acuerdo con las medidas tomadas por el gobierno porque no les favorece en lo más mínimo.Como la ignorancia es atrevida y ciega no sabe para dónde va y que quiere, la gente simplemente sale a las calles indignados a protestar por lo que no entiende, solo porque lo dijo x persona de sus afectos con poder de convocatoria, y a este grupo hay que sumarle el vandalismo camuflado, que destruye todo a su paso. Todo este caldo de cultivo da como resultado lo que conocemos como un mitin, donde se habla y habla y no se llega a ningún acuerdo, prueba de ello, es la reforma tributaria que aprobó el Congreso de la República, todos están con los pelos de punta, pero pasadas un par de semanas más, nadie se vuelve acordar de la reforma pensando solo en comprar los útiles para el colegio y la lonchera para el nuevo año escolar que se avecina.Ignorar que estamos en un país altamente corrupto, es un grave síntoma, pero con las elecciones presidenciales para el 2018 volverán las mismas promesas de hace cincuenta años o más, el pueblo votará por su candidato preferido y lleno de emoción se olvida que ese mismo candidato le clavara más impuestos, venderá otra empresa del estado, privatizara la educación, así como privatizó la salud, las telecomunicaciones etc.Ignorar que nos merecemos los gobernantes que tenemos, es darles poder a unos cuantos señores que si saben muy bien que la mejor arma social es la ignorancia colectiva, que entre menos educada e ilustrada sea la sociedad, será más vulnerable y manejable.A Colombia no le hace tanto daño ni la guerrilla, ni las Bacrim ni otros grupos, le hace más daño es la ignorancia, porque esa ignorancia al ser mayoritaria elige gobiernos corruptos, asesinos e ineptos, que solo piensan en sus intereses particulares.Un país que no tiene memoria, es un país condenado al olvido constantemente y ese olvido es el que hace que se pierda la noción de quienes somos y para dónde vamos.Esta es la famosa fórmula que utilizan los políticos, la iglesia, los dirigentes sindicales, para manejar los hilos del poder.
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La ilustración se reivindica como arte: APIV celebra sus 20 años en Pepita Lumier
Grandes obras de esta artista...
La galería Pepita Lumier cierra su temporada 2016-2017 con la exposición que conmemora el aniversario de la Associació Professional d'Il·ustradors de València (APIV). Una muestra que transcurre desde 1997, cuando se fundó la asociación hasta la actualidad. Son 90 ilustraciones recogidas en la sala valenciana cuya firma son más de 95 artistas, los cuales han formado parte de la historia de la APIV y de la historia de la ilustración valenciana. Y para celebrar un aniversario tan especial, esta exposición se inaugura el 13 de julio, a las 20:00 horas y se podrá visitar en Pepita Lumier hasta el 8 de septiembre.
La exposición de los 20 años de APIV tiene su origen en la Fira del Llibre donde la asociación participa desde 1997, el año se su creación. Las obras que están expuestas en Pepita Lumier han sido exhibidas previamente en las diferentes ediciones de la Fira. Cada año, se elige un tema general y los socios participan en crear ilustraciones para mostrarlas en cada edición de la cita con la literatura. La muestra está dividida en seis secciones que albergan los 20 años que se celebran. Dentro de cada sección encontramos las 'temáticas' que se han ido eligiendo cada año como 'Ilustrada', 'Vosté es troba en aquest punt', 'Refugi Il·lustrat', 'Yo voy soñando caminos, 75º aniversario de la muerte del poeta Antonio Machado' o 'La Fira del Ferotge', entre otras.
Los dibujos de los ilustradores valencianos han evolucionado a medida que la gente más joven ha ido entrando en la junta directiva y tenía más compromiso político. La situación socio-política y como iba influyendo en las nuevas generaciones también se notó en las temáticas elegidas para cada Fira del Llibre. Con el paso del tiempo, los dibujos han tenido un punto más social y más crítico. No son, ni han sido, ilustraciones que sirven para decorar, estos dibujos tienen un trasfondo, ya no es un conjunto de formas y colores, los socios de la AIPV han cambiado y su punto crítico se puede ver en cada ilustración.
20 años siendo arte
Caminar por Pepita Lumier es como viajar al pasado y recorrerte la historia de España entre colores y lineas que forman hechos y pensamientos. Son 90 dibujos, desde 1997 hasta 2017 repartidos en aquellos temas que la APIV quiso plasmar y exhibir en cada Fira del Llibre. Ver 'Lineas Comprometidas' es viajar hasta 2010 y 2013 donde los dibujos se crean a partir de frases comprometidas y con peso social y crítico. El aniversario de la muerte de Antonio Machado también fue una de las temáticas elegidas, bajo el título 'Yo voy soñando caminos. 75º aniversario de la muerte del poeta Antonio Machado', ilustraciones llenas de arte sobre el trabajo del poeta y el trabajo de los artistas. 'La Fira del Ferotge' se basa en la muerte de Ovidi Montllor y la canción protesta. 'Refugi il·lustrat' que se abrió al público y que albergó a muchísimas personas para recaudar dinero para los refugiados. Fue la iniciativa más internacional ya que los artistas que participaron tenían como origen muchos rincones de España y de todo el mundo. En 2017, la exposición que se preparó para la Fira del Llibre estuvo bajo la temática de contar las vivencias de los propios artistas en su profesión.
Aunque la exposición de Pepita Lumier no va acompañada de los textos, letras de las canciones ni de los poemas que inspiraron los dibujos, sí que hay diferentes catálogos para quien quiera navegar por mundo interior que posee cada ilustración. Ojalá de Silvio Rodríguez, Gallo Rojo, Gallo Negro de Chicho Sánchez o la cançó de la precària de Marquet son algunas de las canciones que están plasmada en la exposición de los 20 años de la APIV, ¿sabrás encontrarlas?
Al fondo de la galería de arte valenciana, la exposición y la asociación están resumidas en un cronograma muy visual (no iba a ser menos). Esta "pancarta" a tamaño reducido de la original que se utilizó en la Fira del Llibre 2017, se muestran los diferentes "hitos" de la asociación al igual que todos los presidentes y presidentas de la asociación. ¿Sabías que la European Illustrators Forum (EIF) se creó en València? Adentrarte en Pepita Lumier durante estos meses de verano es vivir de primera mano la evolución de la ilustración. Hay muchos secretos del sector de este arte valenciano poco valorado como tal que solo se pueden descubrir si te unes a la celebración de los 20 años de la asociación.
Carlos Ortin
20 años de asociación
La fundación de la APIV se basó en tres pilares en 1997: la lucha por la defensa de los derechos de los autores, la promoción y la visibilidad de la ilustración y el tercer pilar fundamental fue ser nexo de comunicación entre los artistas, ser una plataforma para apoyarse entre ellos. Con el paso de los años, estos tres pilares han aumentado y tienen dos compañeros más: la defensa de la lengua de la Comunitat publicando en ambas lenguas y la paridad entre hombres y mujeres.
Miguel Ángel Giner Bou, el actual presidente de la asociación después de cuatro años al frente, el próximo mes de diciembre dejará paso a las nuevas generaciones de artistas valencianos. Aún así, se va en una época donde "la ilustración y el cómic están viviendo un boom" y sobre todo en València, una ciudad que tiene en la actualidad una "factoría de artistas" con mucho talento. Ya lo decía Blásco Ibáñez y es que a los valencianos nos gusta mucho la belleza y somos un pueblo que admira la belleza y la potencia, y esto se plasma en las generaciones actuales y venideras de ilustradores. València apuesta por este ámbito artístico, en la actualidad existen escuelas y universidades que forman a futuros profesionales. Giner Bou es el único socio que queda de la primera junta directiva de APIV de 1997. "Hace falta un cambio generacional" para que entre gente fresca, que aporte nuevas visones. Aún así, el aún presidente de la asociación tiene bien claro quienes fueron los artífices que crearon y mantuvieron este proyecto en pie 20 años después: Vicente Ferrer, Paco Giménez, Carlos Ortin, Cristina Durán y Nacho Casanova.
Recordar el pasado y la situación que vivía la ilustración hace 20 años supone sentir diferentes sentimientos. El tiempo pasa rápido y el arte del dibujo lo ha vivido de manera positiva. Sin embargo y en palabras de Miguel Ángel Giner, "los precios han variado y no siempre para bien. Antes cobrábamos más por la portada de un libro y ahora cobramos un poco menos". El paso del tiempo también ha influido en la cantidad de personas que se han ido formando y profesionalizando en el mundo del dibujo. La ilustración y el cómic "ya han salido del gueto" y ahora, muchas personas se están interesando por este mundo. Los ilustradores ya no se encierran en sus estudios, ahora existen eventos, actividades que muestran el trabajo de los artistas a la sociedad. Las redes sociales son la herramienta idónea para que los autores muestren su trabajo a los demás.
¿Qué es la ilustración? Esta pregunta ha sido formulada al director de la APIV, la ilustración "es la capacidad de un autor de transmitir una idea o un pensamiento", ya no es un adorno que acompaña a un texto. La ilustración ya tiene poder, posición, fuerza y un sitio en la sociedad para decir "sí, aquí estoy yo" y que sean veinte años más de dibujos, de miles de ideas y sueños representados en folios llenos de arte. Porque sí, dibujar es un arte, plasmar tus ideas combinando todo tipo de colores es un trabajo que sí, se merece ser tratado como tal, arte.
Fuente: Valencia Plaza
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PENSAMIENTOS,FRASES CÉLEBRES, REFRANES, CITAS, POEMAS Y OTRAS CURIOSIDADES ILUSTRADAS.
PENSAMIENTOS,FRASES CÉLEBRES, REFRANES, CITAS, POEMAS Y OTRAS CURIOSIDADES ILUSTRADAS. REVISTA ORIENTAL (ENERO) by FANNY JEM WONG M 15 February, 2024 Invierno de Matsuo Bashō by FANNY JEM WONG M 4 February, 2024 LEA ¡INTEGRACIÓN EDICIÓN 68! by FANNY JEM WONG M 20 November, 2023
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PENSAMIENTOS, FRASES CÉLEBRES, REFRANES, CITAS, POEMAS Y OTRAS CURIOSIDADES ILUSTRADAS. No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo (Walt Whitman)
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"La ceremonia del adiós", Simone De Beauvoir.
“La ceremonia del adiós”, Simone De Beauvoir.
“No es suficiente conocer la verdad, también es necesario hacerla oír”. “La ceremonia del adiós”, Simone De Beauvoir.
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Stanislaw Jerzy Lec, sobre la muerte
Stanislaw Jerzy Lec, sobre la muerte
“Que haya muerto no es prueba suficiente de que haya vivido”. Stanislaw Jerzy Lec Escritor, poeta y aforista polaco
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