#Barrancas del Río Uruguay
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uruguayonline · 10 months ago
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Gobierno de Río Negro: Lanzamiento de la segunda edición de “Barrancas del río Uruguay”
Este festival se llevará a cabo durante los días 8, 9 y 10 de marzo, a partir de las 20 horas, en el predio de playa “La Toma”. Continue reading Gobierno de Río Negro: Lanzamiento de la segunda edición de “Barrancas del río Uruguay”
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silmafase · 7 years ago
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elta del Parana Río Paraná de las Palmas. Llamado así por las palmeras pindó que abundaban en sus orillas. Fueron taladas y usadas para hacer postes. El delta del río Paraná con 14 000 km² y una longitud de 320 km, nace a la altura del puerto y ciudad de Diamante, provincia de Entre Ríos en donde concluye el predelta. Se divide en tres grandes regiones: el Delta Superior (desde Diamante, hasta Villa Constitución, provincia de Santa Fe), el Delta Medio (desde Villa Constitución hasta Puerto Ibicuy, provincia de Entre Ríos) y el Delta Inferior o en formación (desde Puerto Ibicuy hasta la desembocadura en el gran estuario llamado Río de la Plata todas estas zonas en Argentina). El Delta del Paraná es, en sentido geográfico, parte de la Mesopotamia y está considerado como uno de los deltas más grandes del mundo. En lo que respecta a su bioma, a pesar de su ubicación meridional, la presencia de grandes espejos de agua y la escasa altitud produce un microclima que favorece la proliferación de especies animales y vegetales que recuerdan a latitudes tropicales (por ejemplo, el brazo deltaico llamado Paraná de las Palmas lleva este nombre porque a la llegada de los europeos en el siglo XVI proliferaban palmerales de pindó). Imagen en falso color del Delta del Paraná, realizada usando longitudes de onda en el rango correspondiente al infrarrojo y al verde. Índice Localización Editar El Delta del Paraná está delimitado naturalmente por las barrancas o taludes artificiales que definen el valle del río Paraná. Como límite norte se considera la línea imaginaria que une las ciudades de Diamante (en Entre Ríos) y de Puerto Gaboto (en Santa Fe). Aunque una pequeña parte se encuentra en el este de Santa Fe, el Delta del Paraná como tal, se comienza a desarrollar a partir de la ciudad de Diamante. En la Provincia de Entre Ríos se ubica la mayor parte del mismo, mientras que la Provincia de Buenos Aires posee la principal porción de su desembocadura al Río de la Plata. En síntesis, el llamado Delta del Paraná se ubica mayormente al sur-oeste de la Provincia de Entre Ríos y noreste de la Provincia de Buenos Aires. En Entre Ríos ocupa la porción sur-oeste. En Buenos Aires ocupa la porción noreste de los Partidos de San Pedro, Baradero, Zárate, Campana, Escobar, Tigre, y San Fernando. Formación del Delta Editar Las islas del Delta del Paraná deben su existencia a la gran cantidad de sedimento que lleva el agua del Paraná. En su desembocadura transporta aproximadamente un total de 160 000 000 toneladas anuales de sedimentos.[1]​ Dicha carga se reparte en función del tamaño de sus partículas de la siguiente manera: Arcillas.....45 millones t/año (25 %) Limos.......90 millones t/año (60 %) Arenas.....25 millones t/año (15 %) Este sedimento que es aportado mayormente por el río Bermejo, afluente del Paraguay, es depositado en el estuario conjunto del Paraná y el Uruguay, el Río de la Plata. Los bancos de sedimento son colonizados por juncos, ceibos, pajonales y otras especies que contribuyen con sus raíces a consolidar las islas que posteriormente son colonizadas por otras especies. El Delta del Paraná de este modo va avanzando, por colmatación, sobre el estuario del Río de la Plata; las islas que se forman son características: sus costas o riberas son más elevadas (por albardones naturales) que sus centros, en los centros isleños suelen existir pantanos y pequeñas lagunas. Arroyo Santa Rosa, perteneciente al Delta del Paraná. Sismicidad Editar La región responde a la «subfalla del río Paraná», y a la «subfalla del río de la Plata», con sismicidad baja; y su última expresión se produjo el 5 de junio de 1888 (129 años), a las 3.20 UTC-3, con una magnitud de 5,5 en la escala de Richter. (Terremoto del Río de la Plata de 1888).[2]​ Flora Editar Entre las especies vegetales más comunes se encuentran árboles como el sauce, el ceibo, el aliso de río, el coronillo y el espinillo, sobre los cuales crecen epífitas como los claveles del aire y las barbas de viejo. Las áreas parcialmente inundables tienen una población de pastos altos, resistentes a periódicas inundaciones, de bajo valor nutritivo para el ganado. Como palustres en las aguas del río o estancadas crecen el junco y la espadaña. Flotando en las aguas del río y de los bañados abundan las plantas acuáticas, como camalotes y repollitos de agua. En las márgenes de los principales brazos del río Paraná en su sección deltaica prosperaban las «palmas» (palmeras) de la especie pindó (Syagrus romanzoffiana) pero éstas han sido taladas hasta su casi total extinción desde fines del siglo XIX. Desde fines de siglo XIX el ser humano ha introducido especies alóctonas que se han aclimatado muy bien: álamos, ciruelos, duraznos, diversas especies de cítricos, ramio e incluso coníferas. También el formio, el mimbre y el pecán que representan fuentes de trabajo para los habitantes de las islas. Fauna Editar Hasta principios del siglo XX hubo en el Delta yaguares, que dieron su nombre al Río Tigre y al partido homónimo. Han sido cazados hasta su extinción, lo mismo ha ocurrido con los yacarés, pumas, arirays, pecaríes, curiyues y aguaraguazúes. En los lugares más apartados de la presencia humana sobreviven todavía algunos ciervos de los pantanos, especie autóctona de color pardo, con patas negras y círculos blancos alrededor de los ojos. Hay allí también carpinchos, coipos (pseudonutria), lobitos de río (una especie de nutria genuina) y algunos gatos monteses y algunos zorros grises Hay numerosas especies de aves, como el zorzal, el biguá, el martín pescador, el benteveo, la calandria, el boyero y la pava de monte. Hubo en otros tiempos abundantes bandadas de cisnes, y papagayos pero han desaparecido. Son bastante comunes algunos reptiles y anfibios, como culebras, diversas especies de sapos, ranas y escuerzos. En las aguas calmas del Delta encuentran refugio peces como el dorado, el surubí, el bagre, el patí, la tararira, la boga, el sábalo y la raya. El «Pontoporia blainvillei» (delfín franciscano), del estuario del Río de la Plata, ha sido citado a veces en el delta del Paraná y, con dudas, en el tramo inferior del río Paraná. flora Editar Las principales amenazas que enfrenta esta región son, la deforestación para la siembra de soja o cría de ganado, la contaminación de las aguas, el endicamiento y rellenado de áreas inundables, la introducción de especies exóticas (como el ligustro), la sobrepesca y la caza de animales silvestres. Canal privado del Automóvil Club Argentino. La contaminación por agroquímicos, aguas cloacales y desechos industriales que se vierten en aguas del Paraná y sus afluentes amenaza la vida silvestre y la provisión de agua potable de las concentraciones urbanas que se encuentran a sus orillas en el corredor urbano Rosario- Buenos Aires- La Plata, donde vive un tercio de la población de la Argentina. Solo el gran caudal del río y su capacidad de autodepuración han evitado hasta el momento un desastre ecológico mayor. No obstante, los efectos de la actividad humana no dejan de hacerse sentir, sobre todo en las áreas donde es más intensa. Allí es frecuente observar disminución de la calidad del agua, mortandad de peces, erosión del suelo y acumulación de desperdicios. Dado que es una zona naturalmente inundable y que la dinámica de sus aguas está altamente influenciada por las mareas, el Delta podría sufrir los efectos de la elevación del nivel del mar causada por el actual efecto invernadero, si el nivel del agua en el estuario del Río de la Plata subiera tan solo 10 centímetros el régimen de las corrientes hídricas cambiaría afluyendo agua desde el mar que frenaría el avance del delta o incluso lo erosionaría haciéndole retroceder. En 1992 se creó el Parque nacional Pre-Delta, a 5 km de la ciudad de Diamante. Tiene 2458 ha. En 2000 la segunda y tercera sección de Islas de San Fernando en el Delta Bonaerense fue declarada Reserva de Biósfera Delta del Paraná por la Unesco dentro del plan MaB. Tiene una superficie de 10 500 hectáreas y constituye una inmejorable oportunidad de desarrollar los objetivos de conservación ambiental, desarrollo humano y apoyo logístico a la investigación y estudio del ecosistema y potencia las posibilidades de inversión nacional e internacional con proyectos de crecimiento sustentable y la agrupación de la región como referente de cultivos orgánicos y variados modos de producción agroforestal con certificación de calidad ecológica lógica. Artículo principal: Incendios en el delta del Río Paraná de 2008 En la primera mitad de 2008 el Delta del Paraná ha resultado foco de una serie de devastadores incendios que afectaron al menos 65 000 hectáreas cuyas densas nubes de humo se han extendido, llevadas por vientos procedentes del norte, por cientos de kilómetros hasta cubrir durante días a la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense, la «pluma» de tal nube de humo ha llegado hasta el sur de Uruguay alcanzando a Colonia y periferias y más al este hasta Rocha y Cabo Polonio. La causa de tales incendios se debería a las quemazones ilegales con el objetivo de deforestación y luego extensión de la ganadería vacuna a un bioma que es inadecuado, o la plantación de soja. Por estos motivos hay un proceso judicial en marcha, en manos del Supremo Tribunal de Justicia impulsado por la Provincia de Entre Ríos con el fin que usurpadores de islas sean retirados.[3]​ Actividad humana Editar A la llegada de los europeos en el siglo XVI el Delta estaba habitado por los canoeros chanás, pueblo que había sufrido hacía relativamente poco antes un fuerte influjo cultural guaraní, así en idioma guaraní era común referirse al delta con el nombre Karapachay (topónimo que queda en la forma Carapachay para un brazo fluvial). Desde el siglo XVIII y especialmente durante el siglo XIX la zona recibió el nombre popular de «La Matrería» o «País de los matreros» ya que sirvió de refugio a gauchos perseguidos y a algunos bandidos rurales (matreros). Los primeros proyectos serios de una modernización de la zona se deben a Domingo Faustino Sarmiento — quien llegó a establecer en la misma, para comprobar su potencial económico, una de sus residencias la cual también le servía de laboratorio. Estas ideas fueron acompañadas por las de Marcos Sastre quien, comparando al Delta del Paraná con el Tempe le llamó «El Tempe Argentino». Así, a partir de mediados del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, el Delta recibió un muy importante aporte poblacional de inmigrantes europeos (principalmente procedentes de Italia) lo cual favoreció una producción frutícola de importancia que se comercializaba principalmente a través del puerto de frutos, en Tigre. La producción incluía sobre todo cítricos y duraznos. El surgimiento de otras zonas de cultivo de frutales, así como algunas importantes crecidas del río Paraná marcaron su decadencia en este sentido. Se produjo, posteriormente, una tendencia a la concentración de la propiedad de la tierra. La explotación forestal que se desarrolló en forma paralela continúa vigente y hoy es una de las actividades económicas de mayor importancia. Las especies predominantes son el álamo, el sauce y el eucalipto. En esa época se comenzaron la actividad clubes de remo que comenzaron con la fundación del Buenos Aires Rowing Club años posteriores se fundaron un total de 15 clubes. Una construcción típica en forma de palafito en el delta del Paraná en Tigre, Buenos Aires. El turismo en el Delta tuvo su época de esplendor a mediados del siglo XX, cuando florecieron recreos y hosterías que congregaban a miles de porteños los fines de semana. Esta actividad, que entró en decadencia hacia la década de 1970, experimentó un leve reverdecer con el comienzo del nuevo siglo, aunque todavía no alcanza a igualar su pasado de esplendor. En el Delta, también se producen tradicionalmente miel, y objetos de mimbre y junco, como canastos, cortinas y esterillas, que todavía se comercializan en el puerto de frutos. El sector de las islas de las Lechiguanas, que fuera disputado entre las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, quedando ratificada la jurisdicción entrerriana recién a fines de siglo XX, fue objeto de un antiecológico proyecto de polderización que de haberse realizado las habría transformado en una prolongación de la zona agricolaganadera pampeana. La 1.ª sección de islas bonaerenses cuenta con una amplia variedad de hospedajes y actividades para el turista y es un área de esparcimiento para muchos habitantes de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. En sus ríos se practican deportes como el remo, la navegación a vela y la natación. Los medios de transporte más comunes son las lanchas colectivas. Abundan también las canoas y los botes de remo, las lanchas particulares y lanchas taxi. Las construcciones se realizan en forma de palafito, elevadas por sobre el nivel de las crecidas regulares del río, para esto, dado que el basamento de suelo muy húmedo y de reciente formación es inestable, los pilotes se asientan sobre unas zapatas o vigas en forma de cruz para evitar que estos se hundan o se desplacen de la vertical, luego los pilotes sostienen un armazón de vigas en forma de parrilla que soporta al resto de la vivienda a la cual se accede frecuentemente por escaleras. Estacadas o murallones Editar Los ríos y arroyos del Delta son naturalmente de aguas calmas, lo que posibilitó la formación de las islas. El tránsito de embarcaciones motorizadas a velocidad excesiva genera un oleaje artificial que degrada progresivamente las orillas, sobre todo cuando se elimina su protección natural de juncos. Los propietarios de terrenos en las islas del Delta ordenan la construcción de murallones de madera o cemento para evitar la erosión hídrica del oleaje sobre las orillas. Esta práctica, que resguarda una orilla, devuelve el oleaje hacia la opuesta, que se degrada más rápidamente. En los ríos que se encuentran amurallados en sus dos orillas el oleaje producido por embarcaciones rápidas se multiplica considerablemente, dificultando el tránsito de embarcaciones menores, como botes, canoas, y kayaks. Esos murallones que protegen la orilla de los ríos en el delta del río Paraná son llamados «estacadas» por la gente de la zona. Desde hace unos años se comenzó a usar bloques de hormigón, provenientes de demoliciones de edificios y carreteras. Estos bloques, si bien rompen la estética del entorno, logran disminuir el rebote de las olas producidas por embarcaciones, protegiendo la orilla opuesta y no aumentando el oleaje que pone en peligro a las embarcaciones pequeñas. Es de esperar simultáneamente una evolución en el diseño de las estacadas que logre frenar el rebote de las olas sin ser tan desprolijas como los escombros y una evolución de nuestra conciencia ecológica que vuelva a poner en valor los juncales costeños.
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nauticanews · 8 years ago
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Playa, vino y río son las claves de Médanos De Punta Gorda, un country en Carmelo Médanos de Punta Gorda ofrece paisajes de ensueño, viñedos y un hotel boutique. Además, está construyendo su propio puerto. Los lotes cuestan entre US$ 50.000 y US$ 150.000. http://www.medanosdepuntagorda.com
Una geografía quebrada llena de lomadas y pendientes, bosques y playas de arenas blancas y una imponente vista al río describen a Carmelo, en Uruguay. Estas atractivas características motivaron desde hace unos años el desarrollo de distintas propuestas inmobiliarias. Entre las novedades más recientes se encuentra Médanos De Punta Gorda, un club de campo que se destaca por privilegiada vista de la ribera uruguaya, que junto con aromas de lavanda, jazmín de leche y pinos frescos ofrece una experiencia mágica e inolvidable. El masterplan contempla el desarrollo de 100 hectáreas y un área residencial conformada por 193 lotes -con vista al río o a lagunas naturales- con amplias superficies: de 1.500 a 5.000 metros cuadrados y espacios comunes que respetan el paisaje quebrado del lugar. En su diseño se observa cierta inspiración de la Toscana mediterránea con sus arenas blancas y atardeceres rodeados de viñedos y olivares.
La vegetación es la gran protagonista. Hay más de 140 especies arbóreas autóctonas y un bosque aledaño a la playa privada que se extiende por los caminos de todo el emprendimiento. Entre las especies vegetativas se resalta el espinillo, árbol que en primavera florece con capullos amarillos; las encinas chicas; las candelas, un arbusto achaparrado de madera muy dura que en primavera y verano se pone rojizo; pinos marítimo sembrados para evitar la erosión en las zonas arenosas; las gramíneas de paja brava o paja mansa y el ceibo rojo; entre otros.
La variedad de flora y fauna también es sorprendente. Hay un ecosistema conformado por aves como garzas, cuervillo de cañada, chajá, cigueñas, patos, teros y sietevestidos.
La costa sobre el río es otro de los puntos fuertes. Actualmente, se está construyendo su puerto deportivo privado, que contará con un total de 60 amarras para lanchas de hasta 23 pies, embarcaciones de hasta 40 pies y barcos de hasta 60 pies. Este sector, además, tendrá un área de servicios, un restaurante y una oficina de Prefectura donde se podrán realizar los trámites migratorios. El club de campo se extiende en un predio de 100 hectáreas, que posee costa sobre el Río de la Plata.
En cuanto a amenities, los futuros propietarios podrán disfrutar de dos exclusivos restaurantes y actividades deportivas en embarcaciones con y sin motor. Además, habrá dos canchas de tenis, playas privadas de arenas blancas y seguridad las 24 horas.
El club de campo guarda una perlita: el boutique Hotel Casa Chic, con una imponente vista al Río de la Plata esta ubicado en un bello lugar que unifica la naturaleza de la Ribera uruguaya con sofisticadas comodidades. Cuenta con 20 habitaciones, dos exclusivos restaurantes, spa, pileta y actividades deportivas y recreativas, que aseguran la tranquilidad y el relax de un auténtico hotel de campo. Cada detalle refleja el gusto por el aire libre, la decoración y el disfrute de buenos momentos.
“Con la idea de recrear el auténtico rancho uruguayo, en una escala mucho mayor, y de seguir la idea de la arquitectura más usada de las Canarias, lugar de donde llego una gran corriente migratoria a todo Uruguay construimos Casa Chic, con Cynthia Kern y el reconocido arquitecto Javier Gentile”, cuenta Federico Bonomi , dueño y curador del proyecto.
El diseño de todas las instalaciones tiene el sello personal de la familia Bonomi – Kern y combina perfectamente con el entorno. Entre todos los objetos que se destacan en el lugar, se encuentra el dinosaurio fucsia que recibe a los huéspedes en el living principal y se lleva todas las miradas. Esta singular y llamativa pieza es obra del reconocido artista chino Sui Jianguo. En una de las paredes del living cuelgan las fotografías de las las campañas icónicas de Kosiuko y Herencia Custom Garage. Cada detalle fue minuciosamente buscado en muchas partes del mundo, una gran parte en remates y casas de antigüedades de Uruguay.
Un sector conformado por cinco hectáreas albergan los viñedos donde se producen cinco clases de vinos.
En este lujoso emprendimiento también hay un lugar para la producción de vino. Un sector conformado por cinco hectáreas albergan los viñedos donde se producen cinco clases de vinos: Tannat, Syrah, Cabernet Franc, Pinot Noir y Sauvignon Blanc. Además, a pocos metros del Casa Chic se levanta una antigua bodega remodelada, que recrea un pequeña parte de la Toscana. Desde el 2000, Bodega Buena Vista forma parte de las tradiciones vitivinícolas de Uruguay con barricas de roble francés tostado, equipos de la firma italiana Della Toffola y el suelo de la costa uruguaya dan como resultado un vino con un sabor especial.
Para quienes viven en Buenos Aires o sus alrededores, el complejo se encuentra a sólo a 90 minutos por agua, 370 km por tierra y 15 minutos por aire desde el aeropuerto de San Fernando.
Médanos De Punta Gorda está marcado por dos acontecimientos históricos con distintos desenlaces. Hace poco más de dos siglos, esta tierra recibió la visita de Charles Darwin, quien, según se cuenta, no escatimó elogios para esta tierra. Por eso en 1988 se construyó una escalera en forma de caracol que se conoce como El Rincón de Darwin y desciende hacia la playa recorriendo una barranca de unos 15 metros. Los 120 escalones permiten apreciar las distintas capas geológicas y permiten recordar el descubrimiento de este científico que modificó la idea de la evolución.
En estas tierras también se produjo la muerte de Juan Díaz de Solís, el navegante español que en 1515 dedicado a buscar un paso que pudiera comunicar el océano Atlántico con el Pacífico descubrió el Río de la Plata. Creyendo que era un brazo de mar con baja salinidad lo bautizó Mar Dulce. En su recorrido debió detenerse y al llegar a Punta Gorda, Solís y su grupo de navegantes fueron atacados dando muerte al navegante. http://www.medanosdepuntagorda.com
Médanos De Punta Gorda, country al rio en Carmelo Playa, vino y río son las claves de Médanos De Punta Gorda, un country en Carmelo…
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