#Bajada de Antorchas | Explore Tumblr posts and blogs

cartas-porque-si · 2 years ago

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Me fui de viaje y tomé un camino lejos de ti. No sé qué tan lejos, no sé por cuánto.

Tuve que hacer una desviación para poder salir del precipicio en el que estaba. No, salir del pozo donde me encontraba gritando por tu nombre, pidiendo ayuda pero no veías la oscuridad ni donde yo estaba. Tuve que dejar que avanzaras, que siguieras mientras que yo, al haberme detenido a ver el paisaje tropezaba con piedras que aunque lograba superar, no podía seguirte el paso.

Ni tan bien ni tan mal, he de reconocerlo. No fue así el viaje y para ambos fue desconcertante estar caminando a veces a rastras intentando ver la luz que podía haber sin compartir la antorcha y sin alimentarla con amor ... no bastaba con decidir encenderla, se necesitaba que ese calor se sintiera dentro para creer que la luz existía.

Tuve que rendirme, caminar en círculos sólo desmotiva y gasta la energía que necesitas para...estar vivo. Yo, descansé en la oscuridad y a pesar de eso sabía como encontrar la luz, pedí tu mano, de tu ayuda pero no veías dónde estaba yo, no veías la oscuridad y aunque escuchabas que gritaba no sabías que era tu nombre y no con desesperación, intentaba guiarte hacia mí pero luego de negar la oscuridad y no saber cómo iluminar porque no habría nada que hacer, yo mi último grito de ayuda lo convertí en el último aliento.

En una exhalación tan profunda... que aunque no intentara que saliera todo el aire por si aún podía gritar tu nombre para que vinieras a mí, tuve que rendirme y saber que no podría llamar a nadie más. No vendrías a mi rescate aunque te preocupara...no sabrías donde estaba y mucho menos saber que hacer. Yo sí sabía, tendrías que haberte ensuciado las manos y navegar un poco de esa oscuridad que llenaría más que tus ojos, te impregnaría.

La llama que yo portaba aunque la cuidara para que no se apagara y a la que sumaba cosas para que no se consumiera, no nos bastaría para disipar la oscuridad completamente. Pero si te sumabas a mí e intentabas juntar la luz que traías, sé que hubiéramos encontrado un camino que no consideramos pero que existiría. Se abriría a nuestros pies así fuera haciéndolo al andar. Pero estaríamos al mismo ritmo.

Si fueras tú el que estaba en el hoyo, iba a ir por ti. Iba a conseguir más cosas, iderme formas de llegar hasta ahí, en definitiva iba por ti. Y aunque el camino de bajada no iba a ser cómodo, escucharía tu voz y te pediría que fueras paciente mientras descendía, no estarías sólo, no iba a dejarte tirado.

Pero se sabe con todo esto, que no estábamos en la misma altura aunque estuviéramos al parecer en el mismo lugar o un lugar cercano, nuestros paisajes eran distintos. Nuestra forma de afrontar el viaje siempre fue individual y sólo sabía que rondabas cerca a mí. Pero mis paradas, mis cansancios y descansos no estaban coordinados con los tuyos, seguías avanzando sin darte cuenta que me habías dejado atrás.

Quién sabía hacía cuánto, pero yo noté cuando volví a caminar sola, intentando seguirte la ruta y el paso, dándome cuenta de arañas, culebras y lagartijas, intentando ser gentil con ellas y dejarlas de lado con el susto que pueden dar. Yo debí seguir caminando cada vez con menos susto, es cierto, pero me hubiera servido que me dijeras: es un animalito como cualquier otro, no va a hacerte daño. Ven, dame la mano y despidámonos de todas esas criaturas, sigamos caminando. No tengas miedo, y aunque pueda que yo también lo tenga, confío en que voy a poder sujetar tu mano y todo va a estar bien.

Mi pausa fue permanente, en este momento quisiera fuera temporal, pero tus pasos ya se alejan cada vez con más prisa y las huellas para seguirte son confusas... una dirección aunque creas que es izquierda tomas la derecha y aunque quieres ir recto das muchas vueltas.

A lo mejor mientras más camine puede que me aleje de ti o que crucemos caminos. No siento que el camino se haya terminado de ninguna forma.

Sólo que con toda la travesía, sé que es necesario que mi antorcha sea más brillante y así no habrá tanta oscuridad.

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muggycuphead · 3 years ago

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JPSAB – Los otros Árboles de la Vida (Conceptos)

Al fin reuní las ganas para publicar esto wowowow-

Fue difícil crear las ideas base para cada uno de estos tres, pero ahí más o menos logré algo

…y sí, aún me cuesta apegarme al estilo minimalista del juego, pero ya me resigné a que no hay cómo hacerle al respecto, F

Primavera

Tipo de árbol: Aún estoy en debate sobre si es un sauce, un abedul o de la misma categoría del árbol sakura

Apariencia del árbol durante la corrupción: Los triángulos se pusieron opacos y algo agrietados. Las hojas están secas (solo se ve el contorno) y las ramas se hallan decaídas.

Manifestación de la corrupción: Contaminación por exceso de residuo (las weas se tornaron rosadas alv)

Hablando de no ser simple alv-

Y sí, así se ve el territorio primaveral de Paradise en JPSAB, todos unos geeks esos pentágonos ajaja-

Por cierto, si bien la carabela (el barco primaveral) está ahí por una razón más que por los eventos canon de JSAB (aka la corrupción rosa y así), la mariposa –hasta ahora- solo está allí para cubrir el puesto de Heli

Y sobre cómo Pentagon dio con ellos:

Carabela: Se hundió en petróleo derramado sobre el agua mientras navegaba. Los dos primeros triángulos limpiaran las velas, mientras que el tercero y último hará de ‘palanca’ para desatorar a la carabela y regresarla al agua ‘limpia’. A la hora de encaminarse a la planta eléctrica (la industria primaveral básicamente), hay que cuidarse de no que no les caiga más petróleo o chocar con los barriles que flotan por el agua (los cuales emergen y se sumergen paulatinamente) pues eso desacelera el rumbo, o en el peor de los casos, hará que ambos se hundan.

Mariposa: Perdió el camino a casa y en su intento de retomar el rumbo acabó en la planta eléctrica, donde se golpeó la cabeza en un ataque de pánico que le hizo caer sobre pegamento industrial, atrapando sus patas e inmovilizándola. Pasa la misma historia que con Heli a la hora de liberarle, y de conseguir los triángulos, se activará una clase de ‘plancha que calentará el pegamento hasta disolverlo. Luego de un caos con algunos generadores de energía (ni idea clara de cómo sería, usen su imaginación (?) ella lleva a Pentagon con su trompita hasta donde esté Pericles.

Respecto a los animalitos, diría que se dividirían en dos especies: Conejitos y abejitas.

…Eso vendría a ser todo por ahora respecto a Paraíso Primaveral, supongo.

Verano

Tipo de árbol: Palmera tropical

Apariencia del árbol durante la corrupción: Los triángulos se pusieron opacos y algo agrietados. Las hojas tienen algo de fuego y el tronco está medio achicharrado.

Manifestación de la corrupción: Intoxicación por demasiadas cenizas rosadas.

Hola buenas, llamó el Pinkferno, quiere que le regrese sus volcanes de vuelta (?

Okno

Disculpen si soy medio ignorante a la hora de explicar qué es qué aquí, cualquier corrección u observación que quieran hacer al respecto y consideren necesaria es bienvenida :’^)

Se repite el caso con la barca y el pequeño tiki; la primera está ahí por un segundo motivo, mientras que el último aún ni idea aparte de cubrir puesto.

Sobre cómo Triangle les conoce:

Barca: Se encuentra hundida en el fondo de una de las aguas playeras a causa de un montón de piedras a las que un tiki corrupto le amarró. Con ayuda de un ‘escudo’ que le protege del agua corrupta y obtenido por un triángulo puro, Triangle puede sumergirse hasta lo profundo y llegar a los niveles. Los dos primeros triángulos conseguidos cortan las dos filas de sogas, y el tercero le da suficiente ‘aire’ al bote como para despertar y salir del agua, para luego trepar a tierra firme por un momento para drenar toda el agua que se coló en su interior y así llevar a Triangle consigo (el ‘escudo’ es de un solo uso, y se desvanece apenas salga del agua). Objetivo: llegar al templo tiki (que es básicamente un volcán enchulado por dentro si me preguntan) evitando que los tikis malos les quemen las velas –y aún si pasa, el lorito las apagará con una cubeta que venía con el barco y llenará de agua cada tanto.

Espíritu tiki: Está encerrado en una estatua de piedra. Hay que encender tres antorchas para despertarle, aunque esto puede desatar un pequeño ‘cuckoo’ más adelante. Luego de todo el alboroto, el espíritu tiki te llevara cargando en su hombro hasta donde esté Ramyd.

Los animales que se encuentran en el camino son cangrejitos y delfines –aunque con algunos de estos últimos estando corruptos tho-

Otoño

Tipo de árbol: Arce

Apariencia del árbol durante la corrupción: Los triángulos se pusieron opacos y algo agrietados. Las ramas más pequeñas están completamente deshojadas y hechas fideos, caso similar con las ramas grandes. El tronco está lleno de hongos rosados venenosos

Manifestación de la corrupción: Epidemia de rabia transmitida por nueces podridas y hongos minúsculos en la madera de los arboles (wakala)

Logro obtenido: hacer que el árbol de otoño se distinga del de primavera (?)

…En realidad es al revés pero eh-

Tercera vez, ya saben cómo es

Circle se los topa así:

Velero: Se atoró en un dique construido por castores rabiosos. Los dos primeros triángulos hacen de soporte para abrirle espacio al velero de salir, y el tercero le da un empujón para sacarle de ahí. No obstante, aunque no hay agua sobre la qué navegar, el velero puede patinar por el hielo que se formó por el frío. Eso sí, cuidado con los animales rabiosos, pues intentarán agrietar el hielo con tal de hacerles caer al agua fría.

Trepador: Mientras huía de unas ardillas desbocadas, el pobre diablo se tropezó, cayó por una bajada, y aterrizó sobre no una sino dos trampas –una para osos y una de cuerda- las cuales se atascaron en sus dos manos. Los dos primeros triángulos obtenidos desbloquearán la trampa de osos y desanudarán la soga, mientras que el tercero curará las heridas y reparará las prendas del trepador quien, luego de darle unas palmaditas de agradecimiento, dejará a Circle subirse a su cabeza, sobresaliendo desde debajo de su gorro. En este caso, el caos sucede después de que el amigo te recoja, pues las ardillitas vuelven para cobrarle la cuota de revancha, y hay que llegar lo suficientemente lejos para perderlas…lo que conduce a un cruce de caminos hasta donde está Sphera.

Y los animalitos que hay, aparte de ardillitas y castores sanos, son un par de oseznos que podríamos interpretar como las contrapartes otoñales de Lycanthropy

Y ahí tienen, un pequeño recuento de algunos de los eventos ‘aparte’ en mi AU fea (?

#jsab #jpsab #jsab au #jsab tree #jsab boat #just shapes and beats #geometry dash but on steroids

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silviiarts · 5 years ago

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Colossus

“Hasta pronto, si la fortuna nos sonríe.”

One-shot de Asra y Muriel.

Asra descubre el terrible secreto que Muriel guardaba tan celosamente.

Cautivo en el laberinto de celdas y pasadizos que conforman su nuevo y espeluznante hogar, Muriel se ha convertido en un gladiador de fama local, pero no por voluntad propia.

Solo les queda confiar en la fortuna y pensar que volverán a verse pronto.

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El rugido de la multitud se alzaba sobre la batalla que tenía lugar en la Arena. La sangre salpicaba las primeras gradas, el acero encontraba la carne contraria y mordía sin piedad, pues de ello dependía la vida de uno de los gladiadores.

El célebre Azote del Sur, luchador invicto en otras mil batallas, peleaba aun malherido, esputando sangre y clavando toda la furia de sus ojos verdes en el contrario, un forzudo de tez clara.

El Azote no quería perder. A pesar de su timidez y amabilidad fuera del Coliseo, la necesidad de sobrevivir había conseguido sacar lo peor de él. Asra suspiró, exhalando el pesar que aquello le producía; camuflado entre los miles de espectadores que acudían, morbosos, a ver cada pelea del Azote para verle caer.

Sin embargo, y para alivio del adivino, Muriel aún no les había dado ese placer.

El conde Lucio, el responsable de la decadencia de aquel muchacho al que había convertido en una bestia, disfrutaba del espectáculo en una cómoda butaca tan roja como la sangre de ambos contrincantes.

El rojo se reflejaba en sus ojos perfilados de kohl, que, clavados en la Arena, seguían cada movimiento de los gladiadores.

Asra no sabía lo que era el desprecio y el odio más absoluto hasta que tuvo la suerte de conocerle. No le había bastado con arrebatarle a sus padres, también se había llevado a su mejor amigo.

Era la primera vez que iba a verle combatir al Coliseo. Había oído mil leyendas sobre el Azote, sobre todas las heridas mortales que había resistido, sobre cada cicatriz que surcaba su piel morena. Asra conocía a Muriel, conocía la verdad y la ternura que yacían en su corazoncito, ahora enterrado bajo capas y capas de piel endurecida, y la única razón por la que estaba pendiente de las noticias del Coliseo era para cerciorarse de que su mejor amigo seguía vivo.

En todos los años que había vivido con Muriel, jamás se habría imaginado verle luchar de forma tan fiera. No hacía mucho, no le creía capaz de hacerle daño ni a una mosca. Sin embargo, Asra no podía juzgarle por algo que estaba obligado a hacer.

Incapaz de más, aprovechó que se había traído a Faust a ver a Muriel para conjurar un poquito de magia del agua que ablandase la hoja del rival. Antes de que nadie se diese cuenta de cómo la punta del acero atravesaba el pecho de Muriel sin hacerle ni un rasguño, convertida en líquido, este pudo contraatacar y darle la rápida muerte que su contrincante se merecía.

Las gradas estallaron en júbilo tras el golpe seco del cadáver contra la arena. Muriel se levantó muy despacio, triunfante pero sombrío, como el árbol más longevo de un cementerio. Le corría la sangre por la piel, mezclándose con la del gladiador caído.

Una terrible acidez subió por el esófago de Asra. Le causaba una gran repulsión que el vasto pueblo de Vesuvia se emocionase viendo combatir a sus hermanos, que jaleasen la reyerta hasta que uno de los dos cayese, humillado, sin posibilidad de revancha.

Le lanzó una mirada de desprecio al conde, que desde su tribuna aplaudía al final del espectáculo a pesar de los abucheos que profirieron algunos al ver a Muriel rezar por el alma de su víctima.

El pueblo pedía más, el esclavo rogaba perdón a los dioses y el conde aplaudía, imperturbable. La escena hacía que el estómago le devolviese a Asra más que el hedor a sangre, sudor y muerte que llegaba hasta las gradas.

Se escondió junto a su familiar tras el tupido velo que le envolvía la cabeza y los hombros. Antes de que Lucio encontrase su afilado mirar entre la multitud y eso reavivase viejas pasiones, se escapó del graderío sorteando gente.

No le resultó especialmente difícil escapar de la gente, ni pasar desapercibido hasta salir al aire libre. Dejó que Faust asomase la cabecita de su escondrijo entre pliegues de tela, ahora que ya no había casi nadie para verla.

A la sombra de las imponentes gradas del Coliseo, se estaba fresco y se podía disfrutar de cierta soledad. Sin embargo, se encaminó hacia las mazmorras del edificio con la serpiente asomada por su cuello y la capucha de su túnica ya bajada hasta los hombros.

No le hizo falta más que encontrar las vías de ventilación de los pasadizos por los que los guardias conducían a luchadores y fieras una vez acabado el espectáculo para inmiscuirse en la red de túneles como si la conociese.

Se limitó a seguir su oído y llegó a las celdas justo cuando se iban los guardias.

El ambiente le provocaba escalofríos. Apestaba a sangre y a sudor, incluso a desechos. Entre el silencio sepulcral que caía sobre los túneles se podían escuchar lamentos, sollozos y las chanzas de los guardias que se alejaban.

Era un ambiente tan espeluznante como el ala de palacio que pertenecía al conde, donde la amenaza de su garra de hierro caía sobre todos a su cargo.

Su amigo estaba quieto contra las paredes de su celda, como una gran roca ensangrentada que alguien hubiese dejado allí. Aquella imagen tan dura era escalofriante por todos los buenos recuerdos que el mago evocaba al ver a Muriel, en contraste con el negro devenir que les había atrapado.

Desde el distante rugido de las fieras que ahora daban el espectáculo en la arena que se elevaba sobre aquellas precarias galerías hasta el vaivén de las cadenas oxidadas que ejercían su opresión allí, bajo tierra, un millón de ecos envolvían al joven mago.

Era una sensación muy desagradable, casi como si estuviese allí a través de un hechizo ilusorio y no en carne en hueso. Cada pequeño sonido creaba un creciente sentimiento de distancia que llegaba a desorientarle.

Lo único que consiguió devolverle a la realidad fue la penetrante mirada de Muriel, que se giró como un tótem en cuanto oyó los pasos de su amigo.

Normalmente, su mirada lánguida y tristona no decía nada. Sin embargo, bajo la tenue luz de las antorchas en aquellas galerías, parecía reflejar un arrepentimiento de lo más profundo.

-Muriel, amigo mío... Menos mal que te encuentro.

-¿Qué haces aquí?

Jamás había visto a Muriel así, cubierto de sangre, sudor y lágrimas.

-Quería verte, Muri, sabía que estarías aquí...

Por desgracia, la intuición del joven mago era tan fuerte que con solo atar cabos había averiguado cuál era el gran secreto de su amigo.

Las palabras del conde en sus últimos encuentros con ambos, los rumores que el nuevo gladiador había suscitado en el pueblo de Vesuvia, los vendajes que llevaba Muriel cuando se veían antes de que le confinaran a una celda bajo el Coliseo...

-¿Quién te lo dijo?

-¡Nadie! Vamos, Muriel, confía en mí.

A pesar de su imponente tamaño y aspecto, lo único que transmitía el joven gladiador era pánico. ¿Quién querría que su mejor amigo, la única persona en la que jamás había confiado, le viese convertido en un asesino?

Por suerte, Asra tenía que el don de la empatía.

Metió la mano a través de los barrotes de la celda donde tenían cautivo a su compañero y le dedicó una mirada cargada de paciencia y comprensión.

-Ven aquí... ¿Acaso piensas que te creo capaz de hacer esto por gusto? -le preguntó, enormemente aliviado al sentir la piel de Muriel, las duras palmas de sus manos, bajo los dedos.- A saber qué te dijo ese... hijo de perra para obligarte.

Muriel apretó levemente la mano de Asra, movido por el miedo.

-Calla... -siseó, acercándose más a los barrotes para comprobar que el susodicho no anduviese cerca.

Una sonrisa pícara se dibujó en los labios del mago.

-¿Y crees que me importa que me escuche? -le preguntó con una risita.

Se tuvo que poner de puntillas para plantarle un beso en el mentón, obviando por completo la sangre y el sudor que cubrían el cuerpo de Muriel.

Como cada vez que Asra hacía algo similar, la reacción de Muriel fue sonrojarse, tanto o más que las manchas de sangre sobre su piel, lo que al mago siempre le resultaba adorable.

El gladiador se aferró con más fuerza a la mano a su amigo, con el ceño fruncido pero las mejillas encendidas.

-Hablo en serio, Asra, ten cuidado...

-Se merece oír eso y más, por todo lo que ha hecho.

-Me da igual, si te ve aquí...

Antes de que Muriel pudiera acabar la frase, Asra ya había deslizado una mano hasta su pecho, mientras con la otra le acariciaba la mejilla.

A pesar de la gravedad de la situación en la que se encontraba su alma gemela, había conseguido mantener la calma. Sin embargo, su mirada desprendía miedo, preocupación y rabia a partes iguales.

-Te prometo que vas a poder salir de aquí, Muriel... El cabronazo del conde no te va a tener aquí encerrado.

-Asra...

Con un leve impulso, el mago consiguió llegar a besarle en los labios. Muriel correspondió; el cariño de Asra era lo único que le quedaba.

Ni siquiera pensaba que aún se lo mereciese, después de haberle ocultado algo así durante tanto tiempo. Le ardían las lágrimas bajo los párpados, y se aferró a las manos de Asra.

No quería retenerle, pero le dolía tener que dejarle ir y volver a quedarse solo en su celda.

No quería usarle de salvavidas y cargarle con la responsabilidad de ayudarle.

No quería ponerle en peligro, por duro que fuera pasar por semejante tortura él solo.

Asra lo sabía perfectamente. Sabía que esforzarse por ayudarle no haría más que causarle más angustia al joven del que se había enamorado.

Lo único que le quedaba era aprovechar este dulce momento antes de irse sin saber cuándo volvería a verle.

-Por favor, cuídate, Muri… -musitó, con los labios pegados al pecho del célebre gladiador.

Este se permitió acariciarle los rizos blancos por un instante, un último capricho antes de separarse, definitivamente si no conseguía vencer todos los combates que le quedaban por delante.

-Lo mismo digo…

-Te quiero.

Muriel intentó contestar, pero su amigo había desaparecido antes de que pudiese volver a abrir los labios.

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lucesdecordillera · 2 years ago

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⛷️VIERNES DE BAJADA DE ANTORCHAS EN EL PERITO MORENO 👉Este viernes están todos invitados a ser parte de la emblemática bajada de antorchas que se lleva a cabo desde hace muchos años en el cerro Perito Moreno de El Bolsón. 📌La misma está programada para las 19 y, además de disfrutar de este gran momento, habrá música y gastronomía. . . . #peritomoreno #bajadadeantorchas #elbolsonrionegro #elbolson #invierno2022 #inviernoelbolson #cerro #turismoargentino #turismoelbolson . @cerroperitomoreno @clubandinopiltriquitron @turismoelbolson @turismobolson (en El Bolson Patagonia Argentina) https://www.instagram.com/p/Cgj997tuQTa/?igshid=NGJjMDIxMWI=

#peritomoreno #bajadadeantorchas #elbolsonrionegro #elbolson #invierno2022 #inviernoelbolson #cerro #turismoargentino #turismoelbolson

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gfmiranday · 3 years ago

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Ushuaia tuvo su tradicional bajada de antorchas en la nieve de Cerro Castor

El espectáculo, que siempre se realiza el caer el sol, tuvo la particularidad de que por primera vez no admitió la presencia de público, debido a las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia de coronavirus. La tradicional bajada de antorchas sobre el cerro Krund de Ushuaia, uno de los eventos más característicos del invierno fueguino, se realizó como una forma de recibimiento simbólico…

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lluviatorrencial · 5 years ago

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(Viene de otra) ... Ya dije que las bajadas de un cerro son más peligrosas que las subidas. Y eso en condiciones normales. Ahora agregale que bajás de noche, y con una de tus manos ocupadas: por una antorcha que no alumbra casi nada y que tenés que llevar muy verticalmente (cuando no se te apaga y sale un humo tremendo) para que no se te caiga la estopa, la viruta, el aceite quemado y el gas-oil. Y agregale que bajás con un montón de personas (casi todas también con una antorcha) que están todo el tiempo a punto de caerse y de hacer un efecto dominó. Ahí ya es otro nivel de peligro. Normalmente no vuelvo a repetir un lugar en las vacaciones. Pero esta vez hice bien. - Sos joven vos, ¿cuántos años tenés? - Dieciocho. - ¿Y hace cuánto que fumás? - Desde los trece. Más arriba les mentí: hoy hice un amigo. Agustín me indicó desde ahí, desde el Cerro de la Virgen, dónde estaba su casa. Intentamos ubicar dónde estaba mi posada también pero no pudimos con exactitud. Me dijo que empezó a trabajar como seguridad en un boliche y me sorprendió. También, cuando estábamos más o menos tiritando de frío, repitió varias veces: está frío para chomba. Pero como si toda la dificultad de la bajada no fuera suficiente, Agustín le agregó otro nivel: con la mano que le quedaba libre ayudó a bajar a un señor prácticamente en todo momento. Como también me había dicho arriba, cuando llegamos a la base, se puso a hacer sonido para las bandas que estaban tocando. Yo me quedé algunos minutos y me fui sin despedirme. https://www.instagram.com/p/B6zTsEBhDnf/?igshid=6rm4chvfa53q

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mickwynn · 5 years ago

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(vía LA SAGRADA LITURGIA: ELEMENTOS LITÚRGICOS)

“La ignorancia de la Liturgia es una de las causas de la ignorancia de la Religión”

EL OFICIO DIVINO

OFICIOS NOCTURNOS Y DIURNOS

Sabemos que el Oficio Divino ha sido repartido entre las principales horas del día, para santificarlas todas y dedicárselas al Señor.

El Oficio nocturno está distribuido en dos: Maitines y Laudes; y en seis el diurno: Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas; todos los cuales convergen hacia la Misa.

1. Maitines

Es el oficio de la noche, propiamente dicho. Se abre con una introducción o preparación, cuyas piezas principales son el Invitatorio (salmo 94) y el Himno. Siguen los Nocturnos, que son tres en los domingos y días festivos, y uno (en el rito monástico, dos) en las ferias y días simples. Se cierra el Oficio con el himno “Te Deum”.

La noche, con su cielo estrellado, la oscuridad y el silencio imponente, invita a la oración y al recogimiento. Es la hora más propicia para orar, pero también es la más apta para las obras tenebrosas. Para Jesucristo, entregado en manos de la soldadesca, fue la noche el preludio de los terribles tormentos de su Pasión. Por lo mismo es éste un espacio de tiempo que la Iglesia debía santificar con un rezo especial.

¡Qué impresionante y evocador es el toque de la campana que en las ciudades y en la soledad anuncia el principio de los Maitines! ¡A cuántos sorprende en el crimen, cayendo sobre ellos como una divina amenaza! En cambio, ¡qué alentadora y acariciadora voz es para los enfermos y tristes que padecen insomnio!

Cada uno de los Nocturnos se compone de salmos, entrelazados con antífonas, versos, lecturas de la Biblia, sermones y homil��as de los Santos Padres, Actas y Leyendas de los Santos, y responsorios. Así resulta éste el oficio más largo y también el más variado e instructivo de todas las Horas Canónicas.

En los días de gran solemnidad constituyen, sobre todo en las catedrales y monasterios, un espectáculo verdaderamente deslumbrador. ¡No es extraño que muchos reyes y altos personajes de la antigüedad asistiesen a ellos como a un delicioso banquete!

2. Laudes

Es el oficio de la aurora, a la cual saludan con frecuencia los himnos y salmos que se usan.

Es la oración por excelencia de la mañana, así para el sacerdote como para los fieles. Consta de salmos y cánticos, con sus correspondientes antífonas, un himno siempre precioso, versículos y oración colecta.

El amanecer de cada día es para el hombre y para todas las’ criaturas como un nuevo nacimiento y una nueva creación. Espontáneamente brota en ese momento de toda la naturaleza un himno de júbilo, el himno de la vida loando a su Autor.

Tal es el oficio de Laudes, el oficio de la alabanza por antonomasia, en el que por lo mismo dominan los salmos “Laudate”.

3. Prima

Hasta el siglo V, al oficio de Laudes seguía, a las nueve de la mañana, el de Tercia, y para llenar este tan largo espacio con algún rezo, inventaron los monjes la hora de Prima, que, siendo a las seis, coincidía con la distribución y comienzo del trabajo diario.

A los salmos, himno y antífona propios de la hora, añadieron más tarde los monjes una serie de preces expresamente compuestas para ofrecer a Dios las obras y trabajos de la nueva jornada, a continuación de cuyo rezo se leía la lista de los Santos del día (Martirologio) y de los difuntos recomendados (Necrologio).

El oficio de Prima tiene bastante de común con el de laudes, en cuanto a saludar la llegada del sol, evocar la resurrección y dedicar a Dios el nuevo día.

Para el ofrecimiento de las obras y obtener la protección divina en el transcurso del día, difícilmente se podrá encontrar en devocionario alguno plegarias más apropiadas.

Muchos cristianos, la mayor parte quizá, ni éstas ni otras preces recitan al despertar, y se lanzan atolondrados al azar de la vida diaria, tan llena de peligros para el alma como para el cuerpo. ¿Qué sería de ellos sin los Coros que todas las mañanas, en la hora de Prima, tienden sobre el universo la red protectora de la plegaria litúrgica? Gracias a ella se sustraen a los infinitos peligros que se ciernen continuamente sobre sus cabezas.

4. Horas Menores

Tercia, Sexta y Nona son designadas generalmente con el nombre de Horas Menores, a causa de su brevedad con relación a las demás. Constan, en efecto, de un himno muy corto, tres salmos o divisiones de salmos, antífona, capítulo breve, responso y oración colecta.

Corresponden, respectivamente, a las nueve y doce de la mañana y a las tres de la tarde.

En la hora de Tercia se efectuó la bajada del Espíritu Santo el día de Pentecostés, y por eso este oficio renueva diariamente en la Iglesia este acontecimiento memorable. El himno es una fervorosa evocación al Espíritu Santo, para que se digne venir a habitar en las almas, a fin de renovar en ellas los admirables efectos del día de Pentecostés. De las tres, es Tercia la hora más solemne, y por lo general precede inmediatamente a la Misa conventual.

A la hora de Sexta, o sea, al mediodía, tuvo lugar la Crucifixión del Señor en el monte Calvario, y, probablemente, su gloriosa Ascensión a los cielos. Tales son los recuerdos que evoca este oficio, si bien no se hace a ellos especial alusión. En cambio, se alude en el himno al sol abrasador del mediodía y al cansancio natural que se siente después de largas horas de trabajo, y se pide a Dios la robustez del cuerpo y el sosiego de las pasiones, y especialmente de la discordia.

A las tres de la tarde, es decir, a la hora de Nona, murió Jesucristo en el madero de la Cruz; y a esa hora empieza ya a declinar el día y a mitigar el sol sus ardores. Por eso el himno de este oficio alude al fin de nuestra existencia, y pide a Dios que, en cambio del sol muriente, haga brillar a nuestros ojos la luz siempre resplandeciente de la gloria eterna.

5. La Misa conventual

Ordinariamente después de Tercia, y algunos días, según los ritos, después de Sexta o de Nona, los cabildos y comunidades adictas al coro celebran, con mayor o menor solemnidad, la Misa conventual.

En las catedrales que cuentan con los elementos necesarios, y en muchos monasterios benedictinos, la Misa conventual se celebra diariamente con canto, y donde no, por lo menos con asistencia obligatoria de la Comunidad.

Los ministros de la Oración oficial, rodeando en este momento el altar del Santo Sacrificio, forman como la escolta de la tierra ante el trono del Rey Universal. A Él los cantos, a Él las miradas, a Él las ansias de todos los corazones. “¡Digno es el Cordero de recibir la gloria y la bendición; a Él sólo el imperio, la gloria y el honor!”.

La Misa conventual, colocada precisamente en este punto central del día litúrgico, concentra todos los homenajes y adoraciones de la tierra, y distribuye entre los mortales el inmenso caudal de los méritos acumulados por Jesucristo en su Pasión. ¡Si los fieles asistiesen con preferencia a esta Misa conventual, participarían más abundantemente de este reparto general de bendiciones y carismas celestiales!

6. Vísperas

Los piadosos israelitas, a ejemplo del rey David, se reunían por la tarde en el templo de Jerusalén para asistir al Sacrificio vespertino, que consistía en la inmolación de un cordero. Igual que los israelitas, se congregaban al atardecer los primitivos cristianos para ofrecer al Señor el sacrificio de sus alabanzas, y, de tiempo en tiempo, para celebrar el rito llamado Lucernario, consistente en la bendición del fuego, del incienso y de un gran cirio, hecho todo a la luz de numerosas lámparas y antorchas. De aquel “sacrificio” tomaron origen, muy probablemente, nuestras actuales Vísperas.

Las Vísperas corresponden, en el Oficio diurno, a los Laudes del nocturno, y por eso guardan con éstos gran analogía.

En muchas catedrales y monasterios, las Vísperas suelen celebrarse todos los días con solemnidad, y muy a menudo con ministros e incienso. Así dan mejor la impresión de ser ellas realmente el Sacrificio vespertino. En algunos países es costumbre muy arraigada asistir infaliblemente a las Vísperas dominicales, y muchas iglesias, sobre todo las benedictinas de las ciudades, reúnen escogido número de fieles aún en las Vísperas diarias.

7. Completas

Este último oficio diurno es, lo mismo que el de Prima, de origen monástico, y posterior a todos los demás. En Occidente fue, indudablemente, el Patriarca San Benito su primer autor. Lo instituyó para completar (de ahí su nombre, que también es de San Benito) ese sagrado septenario número de oficios diurnos, de que habla David. Él le dio también la forma primitiva, que es la que siempre usan los benedictinos, y la que sirvió después de base para componer el maravilloso oficio actual del Breviario romano.

Hay en las Completas un remedo de la lectura espiritual de los monjes (la Capitula), una confesión pública de las faltas del día (el Confíteor y sus anexos), una salmodia muy oportuno, un himno para ahuyentar los malos sueños y fantasmas nocturnos, una Capitula, el cántico de Simeón “Nunc dimittis” con una antífona alusiva a la Muerte y Resurrección de Jesucristo y una serie muy expresiva de versículos, a modo de jaculatorias, que terminan con una Oración pidiendo a los Santos Ángeles acudan a velar el sueño, y la bendición del Presidente o Superior.

Sigue una Antífona a la Santísima Virgen (la “Salve”, el “Ave Regina”, el “Alma Redemptoris”, o el “Regina cœli”) con su oración correspondiente y empieza el sagrado silencio nocturno. Ya pueden dormir tranquilos los cristianos bajo la guardia de sus Ángeles tutelares.

Cuando en una parte del mundo termina, con el Oficio de Completas, el día litúrgico, empieza en otra un nuevo día de oraciones y de cánticos en alabanza de Dios y para bendición de los hombres, y así, todos los días, y todas las semanas, y todos los años de la vida son un ininterrumpido concierto de loores y de plegarias.

8. El saludo final a la Santísima Virgen

Desde el siglo XIII los Oficios Divinos se terminan con un saludo e invocación a la Santísima Virgen, Madre de Dios y nuestra y auxilio de todos los cristianos. Aunque tardía esta práctica mariana, se ha hecho tan connatural a las Horas canónicas, que ya hoy nos parecen incompletas cuando, por razón de las rúbricas, las debemos omitir.

Fue una idea genial, y de ello debemos felicitarnos los cristianos, la de terminar las alabanzas a la Santísima Trinidad con una loa a María, la Hija de predilección de Dios Padre, la Madre augusta de Dios Hijo, y la Esposa queridísima de Dios Espíritu Santo, y, por lo que hace a nosotros, nuestra poderosa Mediadora entre la tierra y el cielo.

Saludarla e invocarla a Ella, al final de los Oficios, es como poner en sus manos maternales el ramillete de nuestras súplicas y alabanzas cotidianas, para que Ella, la “Omnipotencia suplicante”, lo ofrende a Dios en el altar del cielo.

Este saludo mariano al final de los Oficios es de origen dominicano. Parece ser que el Beato Jordano, segundo Maestro general de la Orden, compadecido de un hermano poseído del demonio, mandó que se cantara por él todos los días, al final de Completas, una Salve a la Santísima Virgen. Del convento de Bolonia la práctica se extendió pronto a los demás de la Orden, y el Papa Gregorio IX lo introdujo en 1239 en la Iglesia de Roma.

A la Salve añadieron más tarde los franciscanos las otras tres antífonas hoy en uso, a saber: el Regina cœli, el Ave Regina cœorum y el Alma Redemptoris.

En el Breviario Romano no entraron estas antífonas antes del año 1520.

La Salve parece estar ya demostrado haber sido compuesta en el siglo X por el monje gallego San Pedro Mezonzo, si bien la tradición le atribuye las exclamaciones: “O clemens, o pia, o dulcis Virgo Maria”, a San Bernardo, en una de sus efusiones de amor a María, en la catedral de Spira.

El Regina cœli enseñan algunos autores que lo cantaron los Ángeles, en una rogativa que se celebraba en Roma, en tiempo de San Gregorio Magno, con ocasión de una terrible peste, y que el Papa añadió la invocación final: “Ora pro nobis Deum”.

El Ave Regina cœlorum es de autor desconocido, pero el Versículo “Dignare me, etc.”, se lo atribuye San Jerónimo a San Efrén.

El Alma Redemptoris probabilísimamente es composición del abad benedictino de Reichenau, Hermann Contracto (10131054), quien supo aprovechar con mucho tino expresiones felices de San Fulgencio, San Epifanio, San Ireneo y Sedulio.

La doble melodía gregoriana que acompaña cada una de estas cuatro antífonas, melodía la una sencilla y aérea, y adornada y majestuosa la otra, es de un encanto y de una gracia y frescura incomparables.

Están compuestas como para dar la nota final al concierto litúrgico diario con que la Iglesia celebra en toda la redondez de la tierra a la Divinidad.

Podrían servir aptísimamente para canto final de las oraciones de la noche en los asilos, patronatos y orfelinatos, donde se educan tantos hijos sin madre, y a quienes, por lo mismo, conviene inspirarles una tierna devoción a la soberana Madre de Dios y Madre nuestra.

En los monasterios benedictinos, antes de retirarse la Comunidad del Coro, después de Completas, el abad rocía a todos los monjes, uno por uno, con agua bendita, como para poner a sus hijos al abrigo de los peligros nocturnos. También los fieles, al acostarse, deben rociar su cama y su persona con agua bendita.

9. La asistencia de los fieles al Oficio Divino

En los tiempos antiguos, la asistencia de los fieles a las Horas del Oficio era mayor; pero fue disminuyendo gradualmente, y, como hemos dicho, su rezo está en la actualidad reservado al clero y a las Órdenes religiosas.

En rigor de derecho, pues, nada se les manda a los seglares en esta materia; pero es sumamente de desear que también ellos tomen parte activa en el canto o en el rezo del Oficio de Vísperas, que en los días festivos se celebren en su propia parroquia”.

Pío XII pide a los Obispos que no permitan se pierda esta costumbre de cantar las Vísperas dominicales y festivas donde todavía existe, y que se instaure donde no existe. Y añade: “Si bien la Iglesia prescribe solamente que los fieles deben abstenerse del trabajo servil y asistir al Sacrificio eucarístico, en los domingos y días de fiesta, y no da ningún precepto para el culto vespertino; también es cierto que existen, además de los preceptos, sus insistentes recomendaciones y deseos, sin contar que esto es todavía más imperiosamente exigido por la necesidad que todos tienen de que el Señor les sea propicio para impetrarle sus beneficios”, y para santificar la tarde de los domingos, tan profanada hoy por diversiones inmoderadas.

Con ello se devolvería, al menos en parte, a esas tardes, tan profanadas, en pueblos y ciudades, el carácter religioso del que el afán desmedido de diversiones y excursiones peligrosas las ha despojado.

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diariospatagonicos · 5 years ago

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Bariloche se ilumina con la primera bajada de antorchas de la temporada Mañana viernes al anochecer, en el cerro Catedral, residentes y turistas de San Carlos de Bariloche podrán disfrutar de manera libre y gratuita de una jornada especial en la montaña, con la primera bajada de antorchas del invierno.

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pcasabona · 7 years ago

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Cerro Castor celebró su tradicional bajada de Antorchas con una gran fiesta

@Cerro_Castor celebró su tradicional bajada de Antorchas con una gran fiesta

Este año sorprendió al público con la presentación de la nueva mascota del cerro: Krundi. Además ofreció un espectáculo de luces y fuegos.

Cerro Castor, el centro de esquí más austral del mundo, junto al Instituto Fueguino de Turismo realizaron la tan su esperada “Bajada de Antorchas” y de esta manera dieron por inaugurada oficialmente la nueva la temporada invernal.

Miles de visitantes se…

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#Cerro Castor

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caroxotwist · 5 years ago

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Una madrugada en Tilcara.

Esa mañana me desperté a las 3... quizá 4am, porque alguien del hostel contó que Santaolalla, Ricardo Mollo y una orquesta iba a tocar en quien sabe donde. En realidad no me desperté, me despertaron. “Caro, vino el remis a buscarnos, ¿te sumas?”. Estaba en Jujuy. En Tilcara más precisamente. Seguía siendo de noche y yo, dudando... Que loco (escribi locro antes de corregirlo, será el subconsciente) todo esto. Mi primera respuesta fue no, porque como me iba a sumar a ir a quien sabe donde en Jujuy a las 3, quizá 4 de la mañana en un remis con gente que no conocía del todo. Pero luego de 5 minutos, decidí que si. Me moria de ganas de ir... ¡Santaella y Mollo juntos en un espectáculo! ¡Y encima en Jujuy! ¡Al aire libre! ¡GRATIS! ¡En quien sabe donde! Ahí decidí que la respuesta era un sí a gritos. Quedarme hubiese significado levantarme 8 am, hacer alguna excursión, comer un tamal en algún lado y no mucho más. Haber dicho que si, me llevo a vivir una de las experiencias más impresionantes de mi vida. Ahora, ya había dicho que si, ahora estaba el remis también esperándome. Nos subimos y yo con un miedo que me moria, porque si hay algo que aprendí es a tener miedo... por las dudas. Luego de 20 fotos a la patente del vehiculo y al conductor, que se reía ante mi miedo pero lo comprendía, arranco. La primera parada confirmó mi miedo, el recital era en quien sabe donde. “Nos dijeron que era por acá”. Ni un alma, ni una luz, ni unan nota musical. Ahora no era yo la que tenía miedo nada más, sino los 4 que íbamos en el auto. No había mucha información y ya estábamos a 30km de Tilcara. Volver no era una opción. Sigamos 10 minutos más, dijo alguien y el conductor obedeció. Miedo. 5km más adelante y en el medio de la noche más negra, apareció un auto estacionado. Dos autos estacionados. 50 autos estacionados. ¡Parece que llegamos!, celebramos todos. Nos bajamos, y debo decir que el costo del remis también dió miedo, y empezamos a caminar hacia donde parecia haber gente. Un hotel. 4:30am aproximadamente. Un tumulto de gente, 4:35am. Ahí preguntamos donde estaba Santaolalla y nos encontramos con gente aún más perdida que nosotros. Éramos una banda de perdidos. 4:38, las puertas del hotel se abrieron y de allí salió una persona con un megáfono. “El concierto no es acá, es a 10km por aquel camino”, allí señaló la figura de unos árboles, algo que parecía ser un bosque, pero de nuevo, la oscuridad era tal que lo mismo podían ser montañas. El remis no estaba, eran las 4:45 am y no había forma de volver los 35km a Tilcara... a menos que a pie sea una opción. Habían bondis al lado de la ruta que, según explicó el hombre, estaban pensados para llevar a la gente al lugar, pero las lluvias de la noche anterior causaron estragos en el camino de tierra y no podrían pasar... habían dos opciones: ir en el vehículo particular o ir caminando. Pero nuestro remis ya probablemente estaba estacionado en algún lado en tilcara, 35km más atrás. Ahí comenzó la vorágine. Con mis amigos nos miramos y fue evidente, había que buscar quien nos lleve o caminar los 10 kilómetros. Pero no fuimos los únicos en pensarlo, el tumulto también lo pensó. Así es como todos cruzamos el camino y los afortunados fueron a los autos y nosotros a la entrada de un bosque que no se veía. Una vez allí, la vorágine siguió. “¡Hola! Somos tres, te cebamos mates mientras manejas”, “¡hola! Somos tres y nos morimos de ganas de ir”, pick ups, fititos, Mercedes, todo allí en un solo lugar, todo ocupado. Para ese momento, uno de los chicos ya había conseguido lugar, quedábamos nosotros dos, pero lejos de subirse y marcharse a ver a Santaolla, Mollo y los músicos, nos ayudó desde su lugar privilegiado dentro de una pick up a seguir buscando lugar. Así es que, al final de la interminable cola de autos que desaparecía entre el bosque apareció un auto blanco con tres chicas de Jujuy que decidieron subirnos. Iban tomando vino del pico y mate al mismo tiempo. Prendieron uno y se dedicaron a hablar de la mala organización del evento. 15 minutos más tarde y sin un halo de luz ni un camino marcado, lo único que había para hacer era seguir la cola de autos que desaparecía en el barro. 5am, comenzaron a aparecer personas con antorchas al lado de los caminos. 5:05, gente llevando equipos de música. 5:15 llegamos a un campo inmenso donde lo único que te decían es que el auto no podía pasar de allí, que quedaban 3 o 4 kilometros y que había que hacerlos a pie. En el barro, en lo oscuro, en un bosque. Todo parecía surreal, pero el miedo había desaparecido y entró en acción la ansiedad y la alegria. A pesar de la poca información, a pesar del barro, a pesar del frío. A los 2km aparecieron los lamparones y las fogatas, las mantas y almohadones y el chocolate caliente. Nos ubicamos enfrente de un escenario al aire libre, vacío todavia. Nos tapamos cómo pudimos, porque a pesar de ser noviembre y a pesar de ser Jujuy el frío calaba en lo hondo. Pero el extasis de estar ahí nos hervía la sangre. A mí me hervía la sangre. 5:30 mi rastros del sol, pero si de los músicos quienes empezaron a tocar con cuencos música que parecía bajada del cielo. 5:45 apareció Santaolalla. 5:48 sale Mollo. Al final era todo verdad. Al final estaba ahí, en vez de en mi cama del hostel, pensando en que hubiese pasado si iba, en que hubiese pasado si me animaba. Así, Santaolalla y Mollo siguieron tocando hasta que el sol comenzó a salir, el frío se empezó a disipar y las estrellas terminaron por desaparecer. Un pico de montaña de colores primero, luego un segundo pico y para las 7am era evidente que nos rodeaban las montañas, de que se trataba de un valle. Para ese entonces, caí. No estaba en la relativa comodidad de mi cama de hostel. Estaba en un sueño, sintiendo como el universo hacía eco en lo profundo mientras grababa el recuerdo con cincel y martillo.

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