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Las cantatas sacras de J. S. Bach: Día de la Reforma I
BWV 79 ‘Gott der Herr ist Sonn und Schild’ (‘Dios, el Señor, es sol y escudo’)
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Al perderse la oportunidad de componer algo para el bicentenario del inicio de la Reforma, en 1717 —según Gardiner, por la disputa con su patrón, el duque de Sajonia-Weimar, que lo confinaría en prisión justamente hacia finales de aquel año—, Johann Sebastian Bach, ya en Leipzig, para su tercer ciclo de cantatas sacras, se adelantó seis meses al Día de la Reforma, y compuso la cantata ‘Gott der Herr ist Sonn und Schild’ (‘Dios, el Señor, es sol y escudo’) BWV 79, que se estrenó el 31 de octubre de 1725.
Su exuberante orquestación, para dos cornos, 2 oboes ó 2 flautas transversas, timbales, cuerdas, continuo y coro a cuatro partes (SATB), confirma la importancia de la Reformationfest en el calendario litúrgico luterano. Como es bien sabido, el 31 de octubre de 1517 tuvo lugar la publicación —independientemente de si fue en la puerta de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg o por medio de una carta dirigida al Arzobispo de Maguncia— de la controversia sobre las indulgencias del dr. Martin Luther, OSA (1483-1546), lo cual marca el inicio de la Reforma protestante.
La puerta de la iglesia de Todos los Santos, Wittenberg.
En efecto, el Día de la Reforma conmemora el evento fundacional del luteranismo. Bach, por lo tanto, se tomó muy en serio la celebración de esta fiesta, estando como estaba profundamente vinculado con la figura de Martín Lutero, no sólo paisano suyo y profeta de la primera hora de la fe que profesaba sinceramente, sino también compositor cuyas melodías y reforma musical abrazó con toda la fuerza de su genio a lo largo de su obra y vida.
Sin embargo, mientras que las dos lecturas del calendario para ese día resuenan con el mensaje más contencioso de Lutero, la usurpación del auténtico mensaje evangélico por parte de la Iglesia romana, en la cantata BWV 79, Bach, siempre de miras más amplias, se vale del texto de un poeta anónimo y de dos himnos luteranos para ilustrar, más bien, la teología luterana acerca de la gratuidad de los bienes divinos y la centralidad de la Palabra revelada.
Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno. Porque el ministerio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene, entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la Manifestación de su Venida. (II Ts II, 3-8)
Y:
Luego vi a otro Ángel que volaba por lo alto del cielo y tenía una buena nueva eterna que anunciar a los que están en la tierra, a toda nación, raza, lengua y pueblo. Decía con fuerte voz: ‘Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su Juicio; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua’. Y un segundo Ángel le siguió diciendo: ‘Cayó, cayó la Gran Babilonia, la que dio a beber a todas las naciones el vino del furor’. (Ap XIV, 6-8)
Lo que sí celebra el luterano Bach, en el potente coral en Sol Mayor que abre la cantata, es la movilización popular de la Reforma. Mediante una de las introducciones instrumentales más largas de cualquier cantata, dividida en tres partes (un tema en los cornos, un fugato en los oboes y violines y la combinación de ambos), la música parece describir una vivaz procesión —Gardiner incluso aventura la idea de que el pulso del timbal remite a los martillazos de Lutero, clavando sus 95 tesis—. Entonces, hace su entrada el coro, con cada una de las voces exclamando ‘Gott der Herr’ y describiendo arcos más propios de los coros celestiales que de campesinos marchando. A partir de allí, Bach elabora una fuga con seis pares de entradas en stretto (recurso donde una la línea vocal se interrumpe y es reanudada por otra voz, traslapándose y, por tanto, empezando y terminando en distintos puntos), que varían sus intervalos y tiempos —¿quizá apuntando a la diversidad de bienes que Dios otorga a los piadosos?—.
Gott der Herr ist Sonn und Schild. Der Herr gibt Gnade und Ehre, er wird kein Gutes mangeln lassen den Frommen.
El Señor Dios es sol y escudo. El Señor da gracia y honra, y no dejará que falte ningún bien a los piadosos.
El contraste no podría ser mayor con la íntima aria para alto que sigue, de carácter pastoril, según indica el obbligato de oboe o, en una versión posterior, flauta transversa, que ilustra así la mención del rebaño. Aquí resuena, una vez más, el mensaje de que Dios es escudo contra el Mal y sol contra las tinieblas, si bien acaso algún luterano más beligerante que Bach, siguiendo las lecturas bíblicas y probablemente el sermón predicado a mitad de la cantata, vería al Papa y sus huestes como el enemigo y a la Iglesia romana como perpetuadora de oscuridad.
Bach, más bien, parece referirse con “el perro de la blasfemia” a la visión demoníaca del propio Lutero en el castillo de Wartburgo, que domina Eisenach, el pueblo natal del compositor. No obstante y a diferencia de numerosos episodios en otras obras, la tranquilidad e intimidad de esta meditación individual no caen en la introspección ni Bach sucumbe a la tentación de incluir un efecto dramático —como el perro/viola que ladra en la “Primavera” RV 269 vivaldiana—, en aras a preservar el carácter público y festivo de la ocasión.
Gott ist unsre Sonn und Schild! Darum rühmet dessen Güte Unser dankbares Gemüte, Die er für sein Häuflein hegt. Denn er will uns ferner schützen, Ob die Feinde Pfeile schnitzen Und ein Lästerhund gleich billt.
¡Dios es nuestro sol y escudo! Por tanto, nuestro corazón agradecido alaba la bondad con la que cuida a su rebaño. Él seguirá protegiéndonos, así el enemigo afile sus dardos y el perro de la blasfemia ladre.
El coral que sigue a continuación es el conocido ‘Nun danket alle Gott’ (‘Dad todos gracias a Dios’) — aquí en una popular versión moderna de John Rutter — , que serviría de base a la pequeña tercera cantata para el Día de la Reforma (la BWV 192) y que Bach armoniza de manera bastante simple, aunque no menos extrovertida, con los oboes y los violines doblando las línea vocales, pero introduciendo de nueva cuenta el tema de los cornos y el acompañamiento en las percusiones del primer coral. Cabe mencionar que aquí el mensaje, otra vez, va al meollo de la teología luterana: las gracias divinas son don de Dios y no producto del mérito humano; antes bien, las obras buenas del Hombre, como la gratitud —con las emociones del corazón, las palabras de la boca y las obras de las manos— son consecuencia y no causa, de la gracia, dada por un Dios bueno y paternal (‘Mutterleib’, ‘Kindesbeinen’) que ha justificado gratuitamente al pecador.
Nun danket alle Gott Mit Herzen, Mund und Händen, Der große Dinge tut An uns und allen Enden, Der uns von Mutterleib Und Kindesbeinen an Unzählig viel zugut Und noch itzund getan.
Dad gracias a Dios con el corazón, los labios y las manos, pues grandes cosas nos ha dado siempre, y desde el vientre materno, desde la niñez y aún ahora nos ha otorgado innumerables bienes.
El recitativo y dueto siguientes atemperan el sentimiento más militante de los números anteriores. En el recitativo del bajo —curiosamente, no un tenor, quizá por la gravedad de las palabras—, el pastor creyente se dirige, sin artificios —o bien, sin clérigos, ornamentos ni sacramentos—, a Dios, que es sol a través de su Palabra y escudo, a través de Cristo, único Mediador:
Gottlob, wir wissen Den rechten Weg zur Seligkeit; Denn, Jesu, du hast ihn uns durch dein Wort gewiesen, Drum bleibt dein Name jederzeit gepriesen. Weil aber viele noch Zu dieser Zeit An fremdem Joch Aus Blindheit ziehen müssen, Ach! so erbarme dich Auch ihrer gnädiglich, Dass sie den rechten Weg erkennen Und dich bloß ihren Mittler nennen.
Gracias a Dios conocemos el camino de la bienaventuranza; y pues, oh Jesús, por tu palabra nos lo has mostrado, sea siempre tu nombre alabado. Porque aún muchos en este tiempo soportan un opresivo yugo por su ceguedad. Ah, compadécete de ellos piadosamente, para que conozcan el camino recto y solo a ti te llamen Mediador.
El dúo del bajo y la soprano tiene reminiscencias mozartianas para Sir John Eliot Gardiner: el jubiloso intercambio de Papageno y Papagena en Die Zauberflöte y el brío de la Eine kleine Nachtmusik en el ritornello de las cuerdas.
En armonía paralela, sin contrapunto y, por tanto, sin posibilidad alguna de que las palabras se confundan, éstas se repiten ocho veces, brillando claramente:
Gott, ach Gott, verlass die Deinen Nimmermehr! Laß dein Wort uns helle scheinen; Obgleich sehr Wider uns die Feinde toben, So soll unser Mund dich loben.
¡Dios, ah, Dios, no abandones a los tuyos jamás! Que tu palabra brille clara, y aunque mucho rujan los enemigos contra nosotros, nuestros labios te alabarán.
El breve coral conclusivo, tomado del ‘Nun laβt uns Gott dem Herren’ (‘Ahora déjanos, oh Dios, el Señor, agradecerte’) de Ludwig Helmbold, cierra la obra de manera breve y esperanzada, integrando armónicamente los cornos, oboes, cuerdas, voces y timbales:
Erhalt uns in der Wahrheit, Gib ewigliche Freiheit, Zu preisen deinen Namen Durch Jesum Christum. Amen.
Consérvanos en la verdad y danos siempre libertad para alabar tu nombre, por Jesucristo. Amén.
Para escucharla:
English Baroque Soloists & Monteverdi Choir; Peter Harvey (b); Joanne Lunn (s); William Towers (a); Sir John Eliot Gardiner (dir.); SOLI DEO GLORIA: https://open.spotify.com/album/16sho7aeBT9BztW9cIlaIy
Knabenchor Hannover (Heinz Hennig), Collegium Vocale Gent (Philippe Herreweghe) & Leonhardt-Consort (Gustav Leonhardt); Detlef Bratschke (s); Paul Esswood (a); Max van Egmond (b); TELDEC: https://open.spotify.com/album/5k7uyI7sfY8Dt2pCWH3q6a
Bach Collegium Japan; Yukari Nonoshita (s); Robin Blaze (a); Kooij (b); Masaaki Suzuki (dir.); BIS: https://open.spotify.com/album/0aZaRK7HKmRwjgM52VOjMT
Amsterdam Baroque Orchestra & Choir; Sandrine Piau (s); Bogna Bartosz (a); Klaus Mertens (b); Ton Koopman (dir.); ERATO: https://open.spotify.com/album/7y6BXqhCC5gUcDJUMnfS0p
Bach-Collegium Stuttgart & Gächinger Kantorei Stuttgart; Arleen Augér (s); Julia Hamari (a); Philippe Huttenlocher (b); Helmuth Rilling (dir.); HÄNSSLER: https://open.spotify.com/album/2wEtgK3YjL5M2z5MjsuUCW
Thomanerchor Leipzig & Neues Bachisches Collegium Musicum; Arleen Augér (s); Ortrun Wenkel (a); Theo Adam (b); Hans-Joachim Rotzsch (dir.); BERLIN CLASSICS: https://open.spotify.com/album/6Y9Mfv20eGKR18oa2hBDQQ
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