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ALGUNAS NOTAS QUE LEER - 8 AÑOS
¡ANIVERSARIO! 🎉 🥳
8 AÑOS DE ALGUNAS NOTAS QUE LEER.
2013-20221
23.07.2021
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Unorthodox (EUA-Alemania, 2020)
Miniserie/Documental
(C14) Director: Maria Schrader Guion: Anna Winger, Alexa Karolinski y Daniel Hendler Actores: Shira Haas, Amit Rahav y Jeff Wilbusch.
Deborah Feldman publica en el año 2012 su libro “Unorthodox: The Scandalous Rejection of my Hasidic Roots” la historia sobre como logró escapar de la comunidad judía ultra ortodoxa en Williamsburg, Brooklyn, en donde se crió. Dando a conocer además algunos métodos con los que se les educa en la comunidad. Abusos de poder, las distintas jerarquías, y la gran diferencia de trato que reciben hombres y mujeres.
Netflix hace unas semanas estrena en medio de este humo lleno de series “tendencia” ésta miniserie-documental que retrata de manera sublime la vida de Deborah Feldman, su vida, su escape, y este hastío que creció constantemente hacia la comunidad judía. La serie consta de cuatro episodios que tienen una duración aproximada de cincuenta minutos cada uno. Nuestro personaje principal es Esther Shapiro, quien es interpretada por la actriz israelí Shira Haas, tiene diecinueve años y está a punto de despedirse para siempre de su comunidad. Lleva casada poco menos de dos años con Yanky, esto a causa de un matrimonio arreglado, como la mayoría sino es que todos dentro de la comunidad. Shapiro pronto abandona una tarde su hogar, se dirige con su ex maestra de piano, recoge algunos documentos importantes y se despide de Williamsburg, de Brooklyn, de todo. Se dirige a Berlín, Alemania, de donde es originaria ella y su madre. El retrato realista que se logra en las escenas donde Shapiro convive en la comunidad judía es brutal, un trabajo perfectamente logrado a cargo de tres increíbles mujeres que están detrás de la historia: Anna Winger, Alexa Karolinski y Maria Schrader. Vestuario, rituales, mobiliario, todo se cuidado al más mínimo detalle. Las escenas en las que se puede ver los interiores de los apartamentos de la comunidad jasídica, resaltan los detalles en los muebles; antiguos, cubiertos la mayoría con plásticos para preservar su existencia. Colores opacos, acabados, casi olvidados en el tiempo. Para darle un toque más certero a la historia, se contrato a actores que tuvieran conocimientos en el tema. Uno de ellos fue Eli Rosen, quien interpreta al rabino. Rosen aportó gran esencia a la serie, fue el encargado de traducir documentos en yidis, el idioma perteneciente en las comunidades judías, y en enseñarles al resto de los actores y la producción este idioma. Cabe mencionar que en la serie se alternan tres idiomas: Inglés, Yidis y Alemán. Unorthodox se divide en dos partes. La vida de Esther Shapiro en Brooklyn, y su llegada a Berlín, Alemania. Estos cambios drásticos de escenario no solo se pueden ver, sino podemos entender y simpatizar con la alegría del personaje, pero a la vez la preocupación de estar en un lugar totalmente desconocido, con apenas unos billetes en el bolsillo, y un par de documentos. La ambientación en Berlín es completamente distinta, otra perspectiva. Proyecta una ciudad próspera, de primer mundo en donde las oportunidades se dan por igual, sin importar el género, religión, posición económica o política. Las calles, escuelas y comercios denotan sencillez y a la vez, modernidad, inclusión. La miniserie logra resaltar gracias a la fuerza con la que la historia va creciendo capítulo a capítulo. No solo es la historia de Shapiro huyendo a Alemania. Es la constante búsqueda de la identidad, de una mejor vida, encontrar tal vez, nuevas raíces. Todo un cambio de cultura, nuevas ideas que Shapiro siempre tuvo, pero no se atrevía a mostrar. Shira Haas se lleva por mucho todo el protagonismo. Actúa de manera increíble a lo largo de toda la miniserie. Impregna al personaje de Esther Shapiro el drama suficiente, la tristeza, el coraje, la rabia. Las escenas donde se queda perpleja ante todas las cosas que desconocía, son casi naturales. Lo hace muy bien. Véase en especial, los últimos minutos de el último capítulo, en la audición. Una maravilla de actuación. Además de que, como pocas actrices, ella tuvo que someterse a que le afeitaran completamente la cabeza para las escenas después de la boda. Dato que conoceremos a fondo más adelante en la serie. Más allá de que Netflix se lleve un merecido aplauso a este contenido, sería más justo y apropiado que lo recibiera todo el elenco y las personas que estuvieron detrás de esta producción. Deborah Feldman manda una señal de esperanza y fuerza alentadora a todas aquellas mujeres que hoy día pasan por casos similares a este. Unorthodox está disponible desde ya en la plataforma digital.
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16.04.2020
Crítica escrita por Aldo Martínez T.
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Vivarium (Irlanda-Dinamarca-Bélgica, 2019)
(C12) Director: Lorcan Finnegan Guión: Garret Shanley Actores: Imogen Poots, Jesse Eisenberg.
Vivarium se estrena en medio del confinamiento mundial debido a la pandemia que vive la humanidad. Y que mejor momento para hacer junto con esta película una reflexión sobre los espacios cerrados, la cuarentena, y las rutinas a las que día a día nos hemos visto sometidos y acostumbrado. Una pareja joven, Gemma y Tom, encarnados respectivamente por una increíble Imogen Poots y Jesse Eisenber, están en busca de un hogar. Se da a entender mediante el origen de la película, residen en Irlanda. Un día, van a una pequeña inmobiliaria, un local chico, algo nada fuera de lo normal, con sus maquetas y anuncios enormes donde muestran a las familias viviendo felices en dichos hogares. Al fondo, allá en un escritorio se encuentra Martin (estupendamente personificado por Jonathan Aris, este actor sabe manejar perfectamente su rostro y estas facciones tan frías, parsimoniosas, manipuladoras tal vez) quien con un rostro robotizado, y con movimientos muy cuidados los recibe. Casi no los deja hablar, se acerca primero a Gemma. Sabe que ella es la que toma el rumbo de ambos. Después de una charla pequeña, los convence (casi a la fuerza) de ir a visitar el complejo residencial: Yonder. A la llegada, recorren varias calles en donde por ambos lados, hay casas exactamente iguales. “Los suburbios” dice Tom, no muy convencido de esto. La casa que les muestra Martín es la número 9. Comienzan un extraño recorrido por la casa. Ya amueblada, tiene colores sobrios, todo cuidosamente colocado en su respectivo lugar, una cocina ya con todo instalado, y hasta las recamaras amuebladas, incluida la de un niño. Cuando se disponen a ver el jardín trasero, Martín desaparece. Y ambos personajes, Gemma y Tom, quedarán atrapados en la casa y en los suburbios en una especie de pesadilla urbana. Como primer punto y creo que sería algo esencial destacar es el peculiar trabajo de imagen que crean Finnegan de la mano de su director de fotografía, el español Macgregor. Añaden los toques futuristas, casi al alcance de películas tan delicadas como “Robot & Frank” (Que también estudia un poco sobre la soledad y el distanciamiento) o incluso “Ex Machina”, esto resaltado en los vehículos de los personajes, compactos, coloridos, rápidos. O la tendencia en los acabados tan minimalistas pero a la vez, elegantes. Aunado a esto, el arte que se imprime en cada fotograma de la película, desde el poster promocional, podemos encontrar claras referencias a la obra pictórica de M. C. Escher, esta arquitectura laberintesca con la que se juega, invitándonos a perdernos inconcientemente entre este montón de casas. Magritte también reluce por acá. Véase la escena en donde se puede ver un cuadro que esta en la pared de la sala. La pintura es de una casa, casi idéntica a la de ellos, una referencia a la serie de pinturas que el pintor belga realizaría, una casa, solitaria, con algunos arboles altos y esparcidos por detrás, mientras que lo único que lo ilumina es una tenua farola. Y como última referencia me atrevería a decir que también podremos encontrar referencias al trabajo de Edward Hopper. Con estos ambientes solitarios y desolados, funcionan perfectamente cuando se trata de lugares abandonados o como en este caso, sitios donde no reside mucha vida humana. La principal lectura y propósito de este filme es el que da su propio director. Finnegan nos invita a relizar una introspección a profundidad sobre uno de los problemas que sufre la humanidad en pleno siglo XXI; la capacidad casi nula de adquirir hogares con una calidad humana rescatable. Las inmobiliarias, en conjunto con los gobiernos y esta displicencia sobre querer crear espacios reducidos, alejados en la nada, y en condiciones horrorosas, ha llevado a la creación y nacimientos de estos suburbios en donde ya no importa la calidad de vida, privacidad, el espacio recreativo, o la cercanía con la ciudad y la naturaleza. Imponen ciertos estándares de vivienda a alto costo adquisitivo, y que pocos pueden pagar. Esta situación recorre el mundo entero. No solo es Irlanda. Sino las grandes capitales como Alemania, China, Japón, y por supuesto, México. Por otro lado, que bien queda el uso de las canciónes “Rudy, a message to you” de Dandy Livingstone y de “007 Shanty Town” de Desmond Dekker, que en ambas canciones pueden dar una premisa bien de lo que va a suceder durante el largometraje. Una joya la escena en la que Gemma y Tom bailan a la mitad de la calle, mientras que lo único que los ilumina son las luces de su automóvil. Como bien dice el título de la película, sin dar spoilers, la segunda y gran parte del resto de la película va sobre esto. Sobre estar en una especie de vivero, en donde estos dos personajes tendrán que enfrentar diferente adversidades, como las rutinas, el constante pensar en que si alguien o algo irá por ellos, el choque de ideas, la maternidad, complicidad, entre otros dilemas. Para finalizar, Vivarium tiene varios propósitos, lecturas y tramas. Es una película de ciencia ficción, de suspenso, terror psicológico. Pero lo más notable es la forma en que llega, justo en este momento en el que la realidad esta superando a la ficción. En el que cada vez estamos más cerca de este mundo ficticio que poco a poco el humano se ha ido creando, y se ha ido acostumbrando. Vivarium es una gran película que no tenemos que perder de vista, ni mucho menos a su director ni al gran elenco que la conforma.
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5.04.20
Crítica escrita por: Aldo Martínez T.
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Inspiración
Columna (01) Lunes 11, Septiembre
El pasado 8 de septiembre, allá en Venecia, Alfonso Cuarón alzaba entre sus manos el León de Oro, por su película “Roma”. Así mismo se convertía en el segundo mexicano en ganarlo, consecutivamente. El director ya galardonado antes por su película “Gravity” con el Oscar en el 2013, se convierte ahora en el primero en llevar una película completamente mexicana al Festival de Cine de Venecia y hacerla ganadora. Así mismo, haciendo que la compañía de streaming, Netflix, se le otorge este primer galardón en dicho festival, plataforma en la cual “Roma” será distribuida a partir de diciembre de este año.
Si bien, Cuarón está envuelto en la crítica por su carácter para dirigir a sus colaboradores, por la perfección que quiere lograr en cada una de sus escenas, hay algo que no se le puede negar, y es la gran inspiración que está expandiendo hacia el talento mexicano y eso está impactando mucho.
Roma, está completamente inspirada en un recuerdo muy profundo de la niñez de Cuarón, cuando vivía en la calle de Tepeji, en la colonia Roma, ubicada en la Ciudad de México. En la película Alfonso nos muestra aquella ciudad de los años 70’s, cuando la metrópoli que hoy conocemos, no era tan caótica y congestionada de automóviles por todas partes. Lugares llenos de nostalgia para el propio director son plasmados en la pantalla de vuelta, tal es el caso del cine Las Ámericas, al cual él asistía de niño. Con tonalidades a blanco y negro, la avenida de insurgentes se muestra como un espacio donde la tranquilidad abunda y el orden todavía dominaba en el lugar. Hoy en día esto se pierde completamente en el caos de la capital.
Lo que permite que esta cinta se convierta en una auténtica obra maestra, es el poder que le da Cuarón a sus recuerdos, a sus sueños, a toda una memoria consagrada en un film que a través de su cámara revela secretos íntimos del director, y de una ciudad que hoy ha crecido, para bien o para mal. Es la fuerza con la que minuto a minuto logra transportarnos en cada escena, cada secuencia nos adentra a esa época, nos hace parte de su historia, tan solo siendo testigo frente de una pantalla.
El León de Oro que recibe nuestro compatriota, transmite una cierta esperanza, y una luz a todos los cineastas, escritores, músicos, pintores, etc, todo aquel que hoy busca materializar esa idea para exponerla al mundo, para dar a conocer ese momento que muchos llevamos dentro, un recuerdo, un sueño que lleva cocinándose días, meses, años, toda una vida. Hoy más que nunca sabemos que con ese esfuerzo, la dedicación, coraje y perseverancia se pueden lograr todas las metas que nos fijemos. La tenacidad de hacer a diario algo por lo que estás luchando, sobre cualquier cosa, circunstancia o perjuicio, para que al final del camino, nos podamos erguir orgullosos de aquel proyecto consolidado, y sostener sobre nuestras manos el fruto de todo el proceso.
Inspiración, el reflejo que podemos visualizar a través de alguien y de querer lograr nuestros objetivos como “ella” o “él”. Es sugerencia a un estilo de vida, a un método que alguien más ha logrado con éxito en la meta propuesta. Inspiración, el estímulo que muchos necesitamos y pocos logran emanar con tanta fuerza y sentimiento.
Columna escrita por Aldo Martínez.
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Memorias del 19-S
Realmente no recuerdo con claridad qué es lo que hice ese martes 19 de septiembre por la mañana, solo recuerdo que estaba en lo que aquel entonces era mi trabajo, un edificio residencial poco más de 30 pisos, el edificio era algo nuevo, tenía poco menos de 3 años desde que la firma de arquitectos lo inauguró. El edificio contaba con alrededor de 300 departamentos de distintos tamaños, en la planta baja se encontraban las amenidades, una alberca de tamaño mediano con vista a los jardines traseros, gimnasios, varios saunas y jacuzzis, una sala de cine con capacidad para 30 personas, una sala de juegos y una ludoteca para los más pequeños.
Alrededor de las 11 de la mañana se hizo un simulacro con todos los residentes y el personal que laboraba dentro del edificio, este simulacro en especial tenía varias causas, la principal por el sismo del 19 de septiembre de 1985 y los pasados sismos que hacía pocos días se habían presentado en distintas partes del país cercanas a la Ciudad de México. Fueron tan solo unos cuantos quienes se sumaron al simulacro, y siguieron las indicaciones para la evacuación del inmueble correctamente.
Tan solo un par de horas después, esto cambiaría.
Cerca de la una de la tarde y catorce minutos, mientras me encontraba en la sala de cine del residencial haciendo una llamada, mi interlocutor paró de hablar unos segundos, y ese pequeño silencio fue tan largo y confuso, que hasta la fecha, mientras escribo estas líneas sigo recordando el azoro que me transmitió cuando escuché sus palabras: “Está temblando”.
Los asientos reclinables de la pequeña sala de cine comenzaron a moverse violentamente hacia adelante y hacia atrás, el piso comenzó extrañamente a comportarse como si fuese un gran pedazo de goma que se estuviera curveando, las paredes crujían fuertemente. Corté la llamada y salí de la sala de cine, solo pensé en ir al pequeño salón dónde se encontraban varios niños y sacarlos. Al momento de abrir la puerta de aquella sala vi pasar por el pasillo a decenas de residentes, iban muy deprisa, todos lucían un rostro lleno de angustia, sus piernas parecían responder en automático; intenté acercarme a la Ludoteca, y pude notar que las puertas de cristal se abrían y cerraban violentamente; como pude abrí una hoja y rápidamente salieron los niños, algunas madres que se encontraban con sus hijos, y la ludotecaria, quién en sus brazos traía a una pequeña niña de unos 3 años de edad. Mientras todos evacuábamos el edificio, puedo recordar la sensación de un verdadero miedo en la sangre y en la piel, se sentía el pánico de todos, con cada paso dudabas si la construcción fuese a resistir, las paredes, el techo, los vidrios producían ruidos estridentes, como si decenas de árboles secos se partieran y cayeran al mismo tiempo.
Al salir del condominio, el sismo había terminado.
Se respiraba confusión y pánico, cientos de personas se esparcían por las calles, las aceras se llenaban, y otros tantos caminaban por las vialidades, la mayoría de los automóviles permanecieron estáticos ante la inminente catástrofe y los tumultos de gente. Casi inmediatamente las redes telefónicas cayeron, fueron pocos los que corrieron con suerte y pudieron comunicarse vía telefónica con sus familiares. Quienes tuvimos una señal de Wifi cercana, pudimos dar a conocer a nuestros allegados nuestra ubicación y estado actual, si podíamos ofrecíamos el apoyo para que otros se contactaran. A algunos cuantos más solo les quedó permanecer con la incertidumbre y la esperanza de que los suyos estuvieran a salvo.
Minutos después, ambulancias, patrullas, helicópteros, bomberos y cantidades de autos se escuchaban pasar por las calles. El ajetreo de la gente ya era inevitable. De los edificios seguían saliendo cantidades alarmantes de personas que ya sea por miedo, incapacidad o por inconciencia permanecieron dentro de los edificios. Adultos de la tercera edad, eran cargados por jóvenes, qué arriesgando su vida, subían por los más vulnerables, evadiendo en su cuerpo el cansancio y, tal vez, el miedo. Se acordonaron varias calles para que la gente pudiera resguardarse, se hicieron pequeñas brigadas que se aseguraban que no hubiera heridos, fugas de gas, agua, etc. La gente se desconectó por un momento de sus celulares y comenzó a ayudar, en las cercanías, solo se reportaban incidentes menores, tuberías quebradas, o algunos postes caídos.
Cuando el sol comenzaba a cubrir el otro extremo del edificio, cerca de las 4 de la tarde, la señal volvió a algunos celulares, en las televisoras las noticias anunciaban lo inminente, la ciudad de México había sufrido monumentalmente. Las primeras notas sobre el sismo arrojaban datos de la magnitud del sismo; 7 grados sobre la escala de Richter; decenas de edificios derrumbados, entre ellos escuelas donde hasta el momento se reportaban la desaparición de decenas de menores de edad que se encontraban en sus aulas, cientos de construcciones se reportaban dañadas gravemente, la ciudad estaba herida. Las próximas horas fueron de rescate intenso, de masificar la ayuda, distribuir la información lo más rápido posible, evitar más pérdidas humanas.
La historia se repetía como hacía 32 años. Muchos de mi generación no habíamos experimentado la magnitud y la fuerza con la que se vio afectada nuestra ciudad y alrededores, todo había quedado en relatos que pasaban de familiares y amigos. Y el 19 de septiembre de 2017 esa escena de un sismo que en el 85 causaba estragos, nos envolvió en nuestro presente, la tierra nos mostró que ella también tiene vida. Hicimos “del sismo” nuestro sismo, nuestra tragedia, nuestra pérdida, nuestra lucha.
Pero también supimos levantarnos y echar una mano al desconocido, a nuestro compatriota que sufría. Compartimos nuestros hogares, alimentos y bebidas, cuanto tuviéramos para resistir, lo hicimos. La gente salió armada con un par de cubetas y palas y se unieron en cadenas de cientos de personas para quitar toneladas de cascajo, con la esperanza de alcanzar esa voz que se escuchaba entre escombros. Hubo quienes dieron su tiempo y medios para recolectar información sobre desaparecidos, recolectar alimentos, medicamentos, aparatos médicos, instrumentos de excavación. Aquellos grupos de topos quienes valientemente ponían su vida para rescatar a otras tantas almas que yacían bajo lo que alguna vez llegó a ser su hogar.
Todavía hoy puedo recordar el aroma de aquel día, una especia de olores de metales mixtos, escucho a lo lejos las sirenas de las ambulancias pasar velozmente; puedo sentir en mis manos las lágrimas tibias que secaba de aquella chica que lloraba preocupada por no saber de sus padres.
El recuerdo está fresco, y permanecerá por mucho tiempo en mi mente como en la de muchos más mexicanos.
Septiembre 2018.
Texto escrito por Aldo Martínez.
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The Lobster (2015)
Reseña y Crítica a: The Lobster (2015)
(RC: 06)
Director: Yorgos Lanthimos Guión: Efthimis Filippou, Yorgos Lanthimos. Fotografía: Thimios Bakatakis Protagonistas: Colin Farrell, Rachel Weisz, John C. Reilly
Puntuación: 5/5
En un futuro cercano, en alguna ciudad de Europa estar soltero es un serio problema. David el personaje de Colin Farrell es abandonado por su esposa y es obligado a internarse en un “Hotel” donde tendrá 45 días para conseguir una pareja, de lo contrario, si fracasa, será convertido en un animal de su elección.
La premisa de la película es sin duda muy tentativa, y una vez sentado frente a la pantalla grande, la película es sumamente atractiva, divertida y muy misteriosa.
Cuando David llega al “Hotel” es separado de todas sus pertenencias, excepto de una, su perro, quien en realidad es su hermano quien fue convertido en perro años atrás. A David le asignan la habitación 101 un guardarropa con 3 cambios de ropa totalmente idénticos, calzado, y artículos básicos de higiene personal. Dentro de las instalaciones está prohibido tener relaciones sexuales, la masturbación y están obligados a asistir a una serie de eventos donde les hacen ver publicidad acerca de que tan feliz y bueno es tener una pareja.
Dentro de sus actividades están las de ir al bosque y cazar a las personas que se han escapado del hotel. Por cada persona muerta se les suma un día a su penitencia de 45 días.
David (Colin Farrell) se ve envuelto en una presión por conseguir pareja que trata de encontrar alguna similitud con una de las huéspedes, un personaje al que solo es llamado “La mujer sin corazón”. Ella no tarda de darse cuenta de que David solamente la ha usado para evitar convertirse en animal y pretende ir a acusarlo ante las autoridades del Hotel, pero David mata a “la mujer sin corazón” y huye del hotel.
Es aquí cuando entra el papel de Rachel Weisz, una integrante de un grupo de ex residentes del hotel quienes también han abandonado el hotel. David se une a este singular grupo y rápidamente descubre que se ha enamorado de “La mujer miope” personaje de Rachel Weisz.
A partir de este momento la película gira entorno a su amor “imposible” ya que en el grupo está prohibido establecer relación amorosa con cualquier integrante.
A lo largo de la película podemos ver muchos detalles que vivimos en la vida diaria y casi no nos damos cuenta. La “obligación” moral y social de encontrar una pareja y ser “feliz”, tener hijos si la relación está decayendo, y otras situaciones que hacemos mecánicamente porque así lo dicta la sociedad.
Violenta en algunas situaciones, surrealista en otras, y sobre todo una historia de amor fuera de todo lo común, de todos los clichés y estándares.
La música, la fotografía y la decoración están completas, encajan perfectamente en el ambiente extraño de este film. En momentos se asemeja un poco en los detalles del cine de Wes Anderson, todo muy calculado, perfecto y colorido.
The Lobster es una muestra de que una buena historia de amor está acompañada de misterio, sufrimiento, obsesiones y personajes excepcionalmente construidos.
El final de la película es un tanto dramático y con suspenso, dejando al espectador con la idea de que el amor es siempre más que eso, es una pequeña odisea.
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“The Lobster” fue reseñada por Aldo Martínez para AlgunasNotasQueLeer.
Twitter: @AldoMartinezT
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Madrugada de año nuevo
“De algo hay que morir” me dijo Jessica Hanger la primera vez que la vi tomar un Pall Mall de Cereza aquel 1 de enero a las 3 de la mañana. La primera vez que pasábamos un “año nuevo” juntos mientras todos a nuestro alrededor festejaban el año entrante.
A pesar de que se veía elegante y bella fumando, y lo hacía de una manera tan autentica al expulsar el humo, al tomar el cigarrillo y sacudir las cenizas sobre la taza que recién le habían regalado. Ella era la chica a la cual no quisiera ver fumando un cigarrillo más, era la chica de la me preocupaba su salud en un futuro lejano, sentía que cada cigarrillo era un año menos de su muy interesante vida.
Y esa fue la primera vez que la vi tomar un cigarrillo con sus manos delgadas y sus uñas pintadas de un color “cereza” en esa madrugada de año nuevo, entre montones de personas, alcohol, drogas, y una mesa lo suficientemente grande para 30 personas y que sin embargo no se daba abasto, y música, mucha música, ella y yo estábamos sentados (recostados para ser más preciso) en un sillón de la casa donde estábamos festejando, tomándonos un descanso, vi como encendía el cigarrillo, y como si fuera un gran alivio aspiró fuerte y exhaló una gran cantidad de humo, luego me vio y me dijo: “No creo que quieras, porque son de cereza, hasta a mí se me hacen demasiado cursis, pero es lo que hay” le sonreí y tomé de una mesita que había a lado un Marlboro rojo y la acompañé, cerramos los ojos por un momento y escuchamos “I Saw The Light” de Todd Rundgren que sonaba en las potentes bocinas que atravesaban el ambiente de fiesta y la bruma del humo del tabaco.
Llevábamos saliendo alrededor de 5 meses, habíamos realizado varios viajes profundos alrededor del país. Me había presentado a sus padres y a sus hermanos. Incluso habíamos pasado las fiestas patrias en su casa. Su madre preparo una exquisita crema, un guisado de carne, con algunas verduras al vapor y un puré aún más rico. Esa vez entré a su cuarto no por primera vez, pero siendo primera vez en que sus padres sabían que entraba a solas con su amada hija.
Me mostró un cuaderno donde tenía hojas con diferentes dibujos. Sus dibujos eran muy coloridos lo recuerdo, y muy creativos. Dibujaba casi siempre a personas en ambientes futuristas, personas con cabellos largos que en la punta se convertían en cabellos de colores como parte de arcoíris, sombreros extravagantes que formaban parte de paisajes con caballos, unicornios, hadas, y todo tipo de criaturas, algunas que solo ella sabía que eran.
Fue así como pasamos esos 5 meses antes de esa noche de año nuevo.
Después de fumar y estar en el sillón recostados mientras los demás no dejaban de brindar por propósitos, subimos por las escaleras hasta el segundo piso, abrió la puerta de una recamara grande, entramos y cerró la puerta. Era la única habitación tal vez en la que el ambiente no olía a humo de cigarrillos, se sentía fresco, y estaba casi en completo silencio. Ella se sentó en la cama, se quitó las zapatillas que traía, quedando descalza, se quitó el suéter que traía y lo puso en la cabecera del sillón, luego sacó de su bolso la cajetilla de Pall Malls, y encendió otro cigarrillo.
Yo recorría la habitación que era bastante grande, tenía un gran espejo y una mesa amplia llena de cosméticos, y fotografías, hasta ese momento me daba cuenta de la casa a donde habíamos llegado, no sabía ciertamente de quien era, pero las fotografías eran de una familia, hombre y mujer y dos hijas pequeñas.
Tomé un retrato y me quedé admirándolo pensando en cómo aquel hombre y su mujer se veían muy alegres, luego levanté el retrato y vi a través del gran espejo el reflejo de Jessica Hanger parecía modelar para una pintura, estaba sentada en el sillón con la pierna ligeramente cruzada y fumando el cigarrillo. Me di vuelta y me acerqué a ella y la besé como si fuera la primera vez. En el instante se escucharon afuera estallidos de fuegos artificiales. La tomé de la mano y abrí una puerta de virio que daba a un balcón y salimos, los tronidos eran estridentes y las luces fantásticas, estallaban en cascada sobre la noche oscura y estrellada.
Me coloque detrás de ella, tomé sus manos y ella dejó caer el cigarrillo por el balcón, ella volteó y me abrazó, vi de cerca sus grandes ojos contornados por sus largas pestañas, como una estrella. Dentro de sus ojos había fuego, el reflejo de los fuegos artificiales, ese instante se convirtió en la mejor madrugada de año nuevo.
Tanto este como todos los demás textos, hechos, historias y personajes publicados en este blog son propiedad e idea del autor y su imaginación. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia – Aldo Martínez.
Imagen: Rooney Mara - Interview Magazine 2013
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Todo gris sin estrellas
Estoy de pie frente a la ventana de mi departamento observando el clima de allá afuera. A pesar de que las nubes están grises a niveles tan densos que algunas de ellas se llegan a ver de color negro, no parece que afuera este haciendo frío. Solo se ve un gran viento que sacude a los árboles y la gente camina inclinada para tratar de esquivar los ventarrones.
Por suerte estoy detrás de este vidrio, seguro y pensativo. Acompañado de mi taza de café en una mano y una copia de “Pedro Páramo” en la otra, que tiene a la mitad del libro un separador de lo que parece ser ramas de algún pino o árbol de algún viaje perdido por Alaska o Canadá.
Tres golpes en la puerta del departamento hacen que pierda mi concentración y me aproxime a abrir.
Es una ex compañera, (ahora amiga mía) que entra, lleva consigo una bolsa de papel y la deja sobre la mesa, dentro de ella parece tener algunos libros. No le pregunto sobre el contenido de dicha bolsa. Al contrario de esto, ella sin decir alguna palabra, se dirige hacía mi laptop, la enciende y busca algo que no puedo ver. Me agarra del hombro y me explica que son fotografías de “ella” tomadas durante los 7 u 8 meses atrás en diferentes puntos de la ciudad.
Las fotografías son borrosas, son tomadas en la oscuridad la mayoría y no se nota mucho su rostro. Pero si el de un sujeto que en la mayor parte de las imágenes se le ve acompañando a “ella”, el sujeto parece no tener rostro, en ninguna fotografía se le ven ojos, boca, nariz o algún otro rasgo que pertenezca al de un rostro humano. Inmediatamente entro al baño para lavarme las manos, cuando escuchó la voz de mi amiga que me dice que de las lámparas del techo caen insectos y que son demasiados ahora. Lo único que recuerdo después es que tomé mi camisa y ambos salimos de ahí.
Ahora estamos en lo que parece ser una escuela. Una escuela olvidada por todos, incluso por la vida. Sus escaleras y barandales estaban corroídos por el óxido, se sentía un olor denso a humedad mezclado con el olor de tierra húmeda. Mi amiga y yo recorríamos los pasillos del tercer piso y nos dimos cuenta desde arriba que la escuela estaba asentada en algunas partes sobre agua. Ahora entendíamos los daños tan radicales de dicho sitio. Corrimos por todos los pasillos en busca de “ella” a quien nadie había visto desde hace mucho pero todos aseguraban que seguía en esta escuela.
De las vigas de la escuela se veían a mujeres y hombres haciendo equilibrismo sin el menor temor de caer desde el tercer piso. Algunos se arrojaban desde las escaleras hacía el gran estanque de agua que yacía debajo de la escuela y se escuchaba el fuerte sonido de los cuerpo estamparse contra las grises aguas.
Se sentía el ambiente como una enorme alberca encerrada en una enorme bolsa de plástico, mucha humedad y poco oxígeno.
Ahora después de un deleite de toda esta escena post-apocalíptica que verdaderamente me asombraba pero a la vez me parecía tan familiar, mi amiga me tocó el hombro y me hizo ver al fondo de un salón con las ventanas rotas y las lámparas con los cables de fuera, que ahí dentro de ese salón estaba “ella”, la única con la playera color “salmón” que resaltaba de todos nosotros con matices grises.
“Ella” me vio y salió del salón y supe que querría alcanzarme tal vez donde yo estaba, pero nos separaba un edificio. Cuando menos pude darme cuenta, vi que “ella” se había dado la vuelta e iba caminando hacía las escaleras, tal vez para aproximarse hacía donde yo estaba.
La siguiente escena la recuerdo muy borrosa, pero recuerdo algo aún.
Una avenida atiborrada de automóviles tocando la bocina y conductores furiosos por que delante de ellos estaba en plena acción una marcha de cientos de personas, (tal vez miles) con carteles pidiendo el suministro de agua para todos los ciudadanos. De un extremo había dos patrullas ardiendo en llamas y personas a su alrededor tomando vídeo y otras arrojando cosas.
Yo estaba en medio de toda esta marcha buscando a “ella”. Volteaba a todos mis ángulos posibles de vista para buscarla. Tenía que darle un importante mensaje.
A un lado de mí, pasó una serie de personas cargando una puerta y arriba de ella había una persona pálida y delgada a tal grado que se le veían los huesos. Por lo que coreaban las personas que iban cargando a dicha persona supe que estaba en huelga de hambre desde hace 20 días.
Seguía buscando con furia en toda esa gente, y al fin logré verla, allí estaba, asomando su cabeza entre toda la multitud y me logró ver. Tal vez ella también me estaba buscando. Con todo el ruido de los gritos de la gente y las bocinas de todos los autos, sonido de golpes y piedrazos a automóviles y comercios, le grité que saliera de la multitud.
En una escena tranquila donde los rayos del sol atravesaban como gruesos hilos a los árboles, las calles estaban vacías, y todo lucía en un tono amarillo atardecer. Parecería que la gente había dejado de pasar por ahí desde hace varios meses. No hacía frío pero había fuertes vientos que a ambos nos sacudían el cabello, nos encontrábamos “ella” y yo, caminando entre calles vacías y jardines verdes tomados de la mano y platicando. Yo le contaba de mi último libro escrito y que si bien la humanidad lograba salir bien librada de este caos mundial, sería publicado a fines de año en varios países de lo que quedaba de América y Europa. Por su lado “Ella” presumía de su ingenioso plan de volver a ir a Canadá a su refugió y estar algunos meses viviendo en plena libertad, tal vez escribir, o dibujar que era lo que más le gustaba. Me dijo que tenía reservas para varios meses y que la soledad en estos tiempos no era algo que quisiera. Mientras ella decía esto, me tomé unos segundos para deleitarme con su presencia y su belleza. “Ella” llevaba puesto un vestido azul marino con círculos blancos, le llegaba hasta poco antes de las rodillas, y con los vientos de ese instante la tela ondeaba cual bandera orgullosa en un mástil. Un sol espléndido y radiante iluminaba su rostro, que hacía que pudiese ver a detalle y profundidad sus ojos, nariz, labios y mentón que tanto me había extrañado. El movimiento de sus manos al hablar seguía siendo el mismo, algo gracioso, algo único.
De su bolso sacó un boleto que parecía ser de avión, me dijo que si podía y quería, estaba invitado a pasar algún tiempo en su refugio. Tomé el boleto y fije mi vista a lo que decía.
Las letras se difuminaban como pinceladas, el boleto desaparecía de mis manos todo cambió. Justo al momento de ver el boleto, desperté.
Desperté con una enorme sed, un brazo adormecido, una sensación de cansancio y pensando en el sueño como posible presagio del mundo actual.
A mi lado, en la mesita de noche, estaba bajo mi reloj una copia de “Pedro Páramo” y una hoja llena de palabras y datos sobre la novela. No me percaté de que en la mesita había un sobre que estaba a mi nombre.
Me levanté y con el brazo donde no sentía el fuerte hormigueo corrí las cortinas y me di cuenta que tal vez yo no estaba en el sueño, sino el sueño se estaba convirtiendo en mi realidad.
Volvieron a tocar la puerta tres veces.
Tanto este como todos los demás textos, hechos, historias y personajes publicados en este blog son propiedad e idea del autor y su imaginación. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia – Aldo Martínez.
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Siluetas
Te he visto por primera vez un jueves, mientras bajábamos del tren, y caminábamos sobre el andén, a través de los pasillos de la estación. Sin saber que íbamos por el mismo rumbo.
Te miré, me di cuenta de que hacía mucho no veía unos ojos tan vivos, tan llenos de vida. Discretamente trataba de ver tu rostro, para recordarlo todo el día. Pero te detuviste y te orillaste a anudar las cuerdas de tus zapatos. Cuando pasé junto a ti, sentí que volteaste, volví a voltear y así era, me viste, te vi, nos vimos. Continué mi camino.
Semanas después descubriría que la chica que había visto aquel día en el andén de una estación del metro una tarde de un jueves, vivía a poco menos de 30 metros de mi casa.
Domingo 8:00pm
Me he asomado por la ventana, sin ningún fin o motivo, solo me he asomado y a través de la espesa noche y con el reflejo de una lámpara tenue, he visto la silueta de esa chica. Va caminando rápido, jalada por un perro pequeño. Sé que es ella a pesar de no ver su rostro, aunque sí una mínima parte, sé que es ella por la silueta delgada y sus piernas largas.
Jueves 6:00pm
Regreso a casa caminando por la acera, estoy a una calle de llegar a mi casa. Camino lento y revisando mi celular. Siento el aire frío mezclarse con los rayos del sol aún fuertes de la tarde. Mientras veo mi celular me percato de que a lo lejos hay sombras de personas que se aproximan o que van en la misma acera que yo. Subo la mirada y notó que una de esas sombras ya convertida en silueta más visible a lo lejos, es la chica, viene a prisa. Pronto la distancia se hace menos y estamos a pasos de ser emparejados. Uno nunca sabe cuándo se volverá a ver a esa persona de nuevo por los mismos rumbos, así que volteo justo cuando está más cerca, pero ella ya estaba volteando y viéndome, yo la veo. El tiempo se hace denso y veo brillar sus ojos. Ambos soltamos una ligera sonrisa sin dejar a un lado el misterio que nos envuelve. Y cuando menos vi, ya estaba detrás de mí, continuando su camino en sentido contrario.
Sábado.
Son más de las 10 de la noche, salgo a la tienda que está en la misma calle al final. A mi regreso, veo que a lo lejos va la chica, ahora acompañada de una mujer mayor, su madre parece ser, y van siendo jaladas por el mismo perro de la otra vez. Apresuro mi paso, pero ellas se han perdido en la noche.
Son pequeñas y pocas las veces que la he visto, pero se han convertido en grandes fotografías en mi mente. Siluetas de ella, sombras, pero dentro de esas pocas incidencias, siempre resaltan el brillo de sus ojos, llenos de vida, de gracia, alegría. Cada vez que pasa, ondeando su cabello, cayendo desbocado hacía sus hombros y sobrepasándolos, siento que floto en el ambiente. Su delgada silueta, parecida a las pinceladas de una pintura hermosa, se queda plasmada en mi mente por el resto de la tarde, desvaneciéndose, intento recuperarla y ahí está.
Quiero que deje de ser una silueta, para que sea una realidad.
[ Tanto este como todos los demás textos, hechos, historias y personajes publicados en este blog son propiedad e idea del autor y su imaginación. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia – Aldo Martínez. ]
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Nosotros
De la sombrilla y la lluvia al final.
Después de 10 minutos de caminar bajo la lluvia ligera, he llegado al punto de la ciudad que más quiero, el parque.
Nunca he preguntado si este lugar se podrá clasificar como “parque” o simplemente un buen pedazo de árboles, césped,y bancas. Sin embargo, siempre le hemos dicho que es un parque y que es un lugar sumamente tranquilo, y sin gente. Los árboles son viejos, y altos, enormes. Es por eso que puedo escribir mejor aquí siempre.
Desde lo lejos localizo como un francotirador a cientos de metros, la banca, y me dirijo a ella. Arranco un pedazo de hoja del cuaderno y secó la banca, lo más que se pueda.
Mientras hago esto, a lo lejos hay una chica sentada en otra banca. La chica es alta, de piel color canela, y rostro bien definido. Se me queda viendo a lo que hago, tal vez esté pensando que soy un vagabundo que he venido a dormir aquí, no lo sé. Minutos después descubriría la gran historia de esa chica cuando me acercará a pedir la hora. Pero esa es otra historia en tiempo paralelo.
Retomo la escritura ahora sentado en la banca.
De cuando me diste la sombrilla, ese día podría tal vez ser el mejor día que he pasado en toda la escuela y más. Fue un jueves. El sol se imponía en su máximo esplendor, y las hojas de los árboles se movían con el fuerte viento que azotaba a la ciudad aquel día. Como “casi” siempre, estábamos aquí mismo, sentados platicando, de todo un poco, o un poco de todo. De repente el cielo se tornó gris y las nubes ahora se veían cargadas de agua, oscuras. Empezaron a caer pequeñas gotas de agua, poco a poco, esas gotas se iban multiplicando cuando, tarde, notamos que la lluvia estaba en su punto, en tan solo minutos, estallaría una fuerte lluvia que no cesaría hasta horas después. Fue ahí cuando decidimos despedirnos y tú, de tu casa, sacaste la sombrilla roja, que yo te dije que te devolvería al día siguiente, lo que no fue así. Realmente no recuerdo por que no te la devolvía, o simplemente olvidaba cargarla dentro de mi mochila.
La misma sombrilla que el día de hoy vengo usando y pienso devolverte.
La lluvia disminuyó, son más de las 6:30am tal vez ya casi las 7, sigue oscuro y por los arboles no siento más que pequeñas gotas muy finas que caen filtradas debido a la gran proporción de hojas que están por todos lados. Mientras escribo, la hoja se empieza a humedecer debido a la lluvia y no me queda más remedio que seguir antes de que la hoja termine empapada y no pueda correr más tinta sobre la hoja.
Estoy sentado en el mismo lugar en el que llegamos unas decenas de veces, hace frío, vaya que sí, hay un silencio total y puro. Las casas y calles son iluminadas por las lámparas del alumbrado público, y dentro del parque, las lámparas hacen el efecto de sombra de miles de hojas. Es magnífico. Siento el olor de la lluvia mezclado con el pasto y los árboles húmedos y el pavimento. Veo a lo lejos en la acera los charcos que se han formado y el caer de las gotas ahora cada vez menos y menos, pero aún constante. Me levanto por unos segundos y doy un recorrido periférico con mis ojos por todo el lugar. Todo descansa al poder del amanecer. A los tres lados hay casas medianas y calladas, enfrente a unos metros, una avenida que siempre ha estado vacía y que sin embargo es de grandes proporciones. Giro y veo ahí tu casa, tu pequeño jardín. Quisiera estar aquí siempre cada día por la mañana.
Vuelvo a sentarme y hago lo que casi nunca, sacó de un bolsillo de mi abrigo un cigarrillo algo dañado debido al deterioro de los días. Lo compré la última vez que pasé por este lugar. Ya de eso fue hace meses. Saco el encendedor, acomodo a un lado de la banca el cuaderno, cerrado y sobre de él pongo varias hojas, para evitar que se siga mojando.
Raspo la piedra del encendedor y logra salir sin problemas una flama pequeña y diminuta que logra encender el cigarrillo. Doy una calada profunda y suelto.
Veo el humo gris y denso salir de lo profundo de mi boca, pasando por mis labios y subir por sobre todo esto. El olor apenas es perceptible debido a que todo el ambiente gana territorio.
Ahora me encuentro con la vista perdida sobre el césped largo y olvidado a las orillas de los árboles, y me viene uno de tantos recuerdos de ella y yo.
Uno donde ambos estamos sentados aquí mismo, son algo así de las 4 de la tarde o tal vez las 6. Estamos platicando sobre una anécdota mía que te hizo reír bastante y ahora no dejas de reírte y yo no puedo parar de decirte que no lo hagas, pero al igual me río. Entonces tú me dices que ya no te reirás más, que lo prometes, y que sigamos platicando. Yo continuó con mi plática, pero inmediatamente sueltas una carcajada más fuerte que todas las anteriores, y te levantas y dices, “lo siento”, entre risas y te echas a correr riendo y diciendo, “Lo siento, eso es bastante gracioso” y sigues riendo como pocas veces. Yo al igual me rió y me levanto de golpe y te sigo, tú corres por el pequeño camino entre árboles y logro alcanzarte, te sujeto con una mano rodeándote por la cintura y tú aún sigues riéndote. Te volteas y quedamos muy cerca. Yo te digo que ahora dejaras de reírte y te beso, mientras aún tú lucias la espectacular sonrisa. Me dices, “Te quiero”. “Te amo”, es lo que yo respondo.
Doy dos caladas más profundas y lo dejo salir, abro los ojos y veo el humo nuevamente hacer el recorrido, esta vez más gris. Esa mancha gris del humo que ensucia el bello paisaje nublado, oscuro y lluvioso ahora, así fue como lentamente una mancha de humo oscureció esta historia.
Apago el cigarrillo y lo dejo a la orilla de la banca. Tomo el cuaderno y la pluma y empiezo a escribir nuevamente, escribo varios párrafos más, escribo y solo eso hago, escribir y escribir. Plasmo todo lo que quiera y pueda en este momento decir y sentir, las letras corren como gotas de agua. Escribo para quien más espero que me lea esta mañana. Al terminar, pongo con letras gruesas y pequeña para quien va escrito. Termino esta carta que empecé desde un autobús en la madrugada y la terminé donde más quería. Pongo punto y final y leo en voz alta el destinatario, “Para Olivia”.
Dejo todo encima de la banca, meto las hojas escritas en el sobre y lo cierro, me aproximo a la casa que hace unos momentos enfoque y dejo el sobre entre la puerta y la reja, abajo acomodo lo que es, su sombrilla roja.
Me quedo unos segundos que parecen ser eternos observando la ventana de su casa, las cortinas, la puerta, anhelando una vez más poder, decir su nombre y que ella lo escuche. Y no ser una voz perdida en el olvido de tanto recuerdo.
Regreso a la banca, me siento y espero a que amanezca, y espero a que salga y vea la carta y su sombrilla, tal vez espere mucho tiempo.
No se sabrá hasta que ella despierte.
Autor - Aldo
Final de la colaboración “Nosotros” un proyecto de “Tuitera Nola” y Aldo, escrito y publicado por entregas alternadas en AlgunasNotasQueLeer.tumblr.com
Da click sobre el título de cada capítulo para leerlos.
Lee aquí el 1º Capítulo “¿Con qué intensidad te quise?”:
Lee aquí el 2º Capítulo “De aquel día en que la lluvia no hizo más ruido”
Lee aquí el 3º Capítulo “Mi Universo”
[4 de 4] Cuarto capítulo de cuatro.
“Nosotros” Son dos historias alternadas en 4 capítulos y publicadas por entregas en AlgunasNotasQueLeer en colaboración con “Tuitera Nola”.
[Esta historia, personajes, lugares y eventos mencionados en el texto son propiedad, imaginación e idea de los autores en esta colaboración literaria. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia – Aldo Martínez y Tuitera “Nola”]
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Nosotros
Mi Universo
Hace un poco de frío, definitivamente lloverá esas nubes no dejarán que disfrute mucho tiempo mi estancia en el parque, para variar he olvidado la chaqueta y ahora mi piel reclama abrigo, me arrepiento un poco de venir aunque lo mejor hubiera sido quedarme en casa sentía la enorme necesidad de estar aquí, así que aquí estoy, siguiendo a mi instinto como toda la vida.
Es poco antes de mediodía y parece que soy la única que no viene a hacer deportes ¡qué mujer tan extraña! seguramente es lo que piensan de mí las personas que pasan trotando frente a la banca en la que estoy sentada, ya tengo un par de horas aquí, me la he pasado contemplado un bello Olmo que está a unos metros de mí, aún no es momento de partir, lo sé.
Sabes, cada que vengo empiezo a recodarlo, a recordar su esencia, su voz, esas palabras que hacían mis días, me llenaba tanto, estaba realmente enamorada de él y eso me hacía la mujer más feliz, esperaba a que terminará el día porque sabía que tendría toda tu atención, siempre tan encantador, me la pasaba soñando con nuestro amor, me derretía todo el corazón.
- Necesitaba escuchar tu voz, te amo tanto.
Casi era medio día estaba pasando el tiempo con unas amigas mientras esperábamos la siguiente clase y en eso recibí su llamada, era algo inusual en ti porque sabías mis horarios y yo sabía que en las mañanas estaba muy ocupado, mi primer pensamiento fue que algo había pasado, me preocupé y después de los saludos obligatorios pregunté el porqué de su llamada, y eso fue lo que me contestó. Qué no pude sentir en ese momento. Cuánto lo quería.
Así pasaron las semanas, nos conocíamos y aprendíamos uno del otro.
Nunca hubiera predicho el final, no lo vi venir, incluso ahora años después me sigue sorprendiendo, qué manera de marcharse, sin decir más, sin decir adiós, simplemente desapareció. Qué hacía yo con todo lo que sentía, a quién le reclamaba, con quién me enojaba. Ese siempre es una posibilidad para las personas que mantienen relaciones como la nuestra y al principio lo tomaba muy en serio pero cuando se involucraron los sentimientos no pude más, me negaba a creer que pudiera pasarnos, pero me pasó y estaba perdida, no sabía que pasaba o qué había hecho, sólo sabía que ya no estabas y que ya no había nada más que hacer.
-No creo que alguien llegue a entender cómo pude estar enamorada de él o que entienda de qué va nuestra historia, por eso que te pido que sólo escuches, que escuches de la misma manera como yo lo hago contigo. Le decía a aquel joven.
- Hay noches que se desperdiciarán porque no estás, no se puede hacer el amor todos los días, por lo menos tú y yo no pero cada sensación es como si estuvieras aquí, en el centro del universo, mi universo. –
Autora - “Nola”
Da click sobre el título de cada capítulo para leerlos.
Lee aquí el 1º Capítulo “¿Con qué intensidad te quise?”:
Lee aquí el 2º Capítulo “De aquel día en que la lluvia no hizo más ruido”
[3 de 4] Tercer capítulo de cuatro.
“Nosotros” Son dos historias alternadas en 4 capítulos y publicadas por entregas en AlgunasNotasQueLeer en colaboración con “Tuitera Nola”.
[Esta historia, personajes, lugares y eventos mencionados en el texto son propiedad, imaginación e idea de los autores en esta colaboración literaria. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia – Aldo Martínez y Tuitera “Nola”]
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Nosotros
De aquel día en que la lluvia no hizo más ruido
¿Puedes escuchar esa brizna? No creo que la puedas escuchar, porque todos los demás pasajeros de este autobús van dormidos o pegados a unos audífonos. Yo voy recargado en la ventanilla, viendo el vapor de mi nariz estamparse sobre la ventana e inmediatamente desaparecer, tras dejar visible de nuevo el paisaje de una avenida oscura, sin gente, casi sin autos. Es totalmente normal todo esto, cuando tomas un autobús a las 5:40 de la mañana de un domingo de Enero, donde la gente sigue durmiendo y sigue de vacaciones.
Vaya mi situación.
Como te decía, en este momento viajo hacía un lugar muy peculiar del cual ya conoces… supongo que podrás descifrarlo en cuanto leas esto. Y es que espero que mi letra se entienda después de que voy escribiendo a pulso con una pluma a media tinta y un cuaderno sobre las piernas mientras el autobús sigue el camino.
Nunca me ha gustado tanto el color blanco como el de esa banca blanca. A pesar de que lleva ahí pegada al césped años, tal vez décadas. ¿Cuántos más han pasado por ahí? Muchos, pero pocos han tenido una historia como esta. Incluso me atrevo a decir, que solo nosotros hemos armado una historia tan emotiva, y sin así planearlo. O tal vez el “nosotros” quede muy grande, no lo sé.
Te voy a contar de una chica, una sencilla pero muy especial chica que en este momento se encuentra dormida, y tal vez no se levante hasta a eso de las 9 de la mañana.
El nombre ya lo sabes. Le gusta el color rojo, azul y en ocasiones el verde. Le gusta la música, las películas y es fan de las buenas series. Lee libros y … lee a las personas antes de abordar una conversación.
La conocí en la escuela, yo iba un grado más arriba que ella, a pesar de que básicamente éramos de la misma edad, a diferencia de unos meses que yo le ganaba. En ese entonces yo no escribía tanto como ahora lo hago.
La vi por primera vez junto a un grupo de chicas que estaban sentadas a las afueras de mi salón. Ahí fue donde vi lo que hasta el día de hoy recuerdo perfectamente de ella, su sonrisa.
Más que nunca, el resto de esas semanas me perdía entre los pasillos buscándola y tratando de coincidir “accidentalmente” con ella. Lo cual no lo lograba. Debo decir que esas semanas ella fue como un fantasma alrededor de toda la escuela. Las pocas veces que la lograba ver, era de un edificio a otro y en las jardineras. Era como un satélite perdido en el universo, y yo un simple humano desde la con un telescopio en busca de su rastro y su estela.
¿De cómo nos hablamos por primera vez? Creo que esa parte la conocemos bien los dos.
No fue tanto el cómo nos hablamos por primera vez, sino, de que hablamos la primera vez que nos conocimos.
Del primer contacto visual que tuvimos los dos, pasaron aproximadamente unos, 3 o 4 meses. Recuerdo que yo ya iba en otro grupo y te seguía el rastro. Pasaron muchos días más hasta que tuvimos nuestra primera plática.
Resulta que vivías muy cerca de la escuela, bueno tal vez no tan cerca.
Un día, esperé por ti hasta eso de las 2 de la tarde para recogerte en la salida de la escuela. Estaba ansioso por verte de cerca, tenía tanto de que preguntar pero a la vez, colapsaba dentro de mi mente esas mismas preguntas y nuevamente quedaba en blanco.
Puedo decir que de todas las cosas que uno pueda vivir, hay en especial una que para mí es de las mejores, la sensación que sufre tu mente y cuerpo al estar a minutos de conocer a la persona que tanto has esperado conocer. Es como estar en un concierto en primera fila, con la euforia y excitación de miles de personas esperando a que el cantante haga su majestuosa aparición y por fin después de mucho tiempo, sabes que verás a ese personaje al que tanto anhelas a tan solo metros de ti.
Ese día, recuerdo muy bien el camino que recorrimos mientras tú ibas platicándome de ti. Podría describir el camino ahora mismo como si estuviera ahí mismo.
Sabías que me tenías enganchado a la plática, a tus palabras, a la historia que me ibas contando, todo lo que decías yo tenía certeza de que era completamente asombroso y real, por que confiaba plenamente en tus anécdotas a pesar de que no llevaba de conocerte ni menos de 3 horas.
El hecho de que te esté escribiendo esto, no es para recordar, sino, para escribirte una vez más, escribirte que tanto tiempo ha pasado, y sigo queriendo escuchar esta plática una vez más.
Bien, he llegado a la avenida principal, y me toca bajar del autobús, y continuar el resto del camino a pie, como la primera vez que fui a recogerte a tu casa.
Primera vez, siempre esa primera vez.
Ahora mismo sigue lloviendo, sigue nublado, son algo así de las 6am.
Abriré la sombrilla roja que te devolveré hoy después de meses que tú me la has prestado en un día de lluvia intensa en que tus manos se despidieron de esa sombrilla… para tal vez un día, recibirla de nuevo.
Dejaré de escribir por ahora para continuar más adelante…
Autor - Aldo
Lee aquí el 1º Capítulo “¿Con qué intensidad te quise?”: http://algunasnotasqueleer.tumblr.com/post/114546371095/nosotros
[2 de 4] Segundo capítulo de cuatro.
“Nosotros” Son dos historias alternadas en 4 capítulos y publicadas por entregas en AlgunasNotasQueLeer en colaboración con “Tuitera Nola”.
[Esta historia, personajes, lugares y eventos mencionados en el texto son propiedad, imaginación e idea de los autores en esta colaboración literaria. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia – Aldo Martínez y Tuitera “Nola”]
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Nosotros
¿Con qué intensidad te quise?
No dejo de hacerme la misma preguntadesde que vengo a éste parque, sabes, lo encontré por casualidad mientras te buscaba, ay Alejandro ¡te buscaba en todas partes! En todas partes juraba que te veía, en todas partes juraba que te encontraba, aquí fue donde por fin me di cuenta que jamás podría tenerte, que jamás habría un “nosotros” y es por eso que le tengo tanto cariño al lugar.
Te hubieras quedado, incluso ahora te lo puedo jurar, no te hubieras arrepentido, lo tuyo era ocaso y lo mío amanecer pero la triste verdad fue que ninguno de los dos quiso arriesgarse a lo desconocido y aunque no hay verdades absolutas ahora puedo decir que no era nuestro tiempo y es por eso que terminamos así. “Fue una bonita experiencia” te oí decir por ahí alguna vez, te equivocaste, querido, te quedaste muy corto porque yo no le llamaría bonito a lo que tuvimos tal vez extraño, sí, tal vez diferente pero nunca “bonito” simplemente fue algo nuevo, algo fresco.
Es gracioso recordar el inicio de todo “eso” y lo digo de ese modo porque ahora, un par de años después de que todo terminó sigo sin poder nombrarlo o describirlo, si bien es cierto que ya no duele también es cierto que aún queda en mi alguna clase de sentimiento que me hace imposible ensuciar lo que teníamos.
Inició en enero, un buen mes para empezar con cambios es nuestras vidas ¡y vaya cambio! no lo esperaba ¡qué manera de llegar! No te buscaba, no te necesitaba, ni siquiera la atención me llamabas, sin duda tenía mejores planes que los de enamorarme de un completo desconocido.
Fue una foto y algo de suerte, sólo querías halagar y yo molestar, imagino que pudiste percatarte de ello y por eso no seguiste intentando, hombre inteligente, me dejaste intrigada y eso fue lo mejor que pudiste haber hecho. No recibí respuesta en varios días y no me quedó de otra más que buscarte, me sorprendió saber que compartíamos varios gustos ¡y lo sabías! te aprovechaste de eso, empezaron los sentimientos y afortunadamente en ese momento íbamos al mismo lugar así que ni tarde ni perezosos nos dijimos que sí.
Con mucha seguridad te repetía que estaba lista y que tenía que ser en ese momento o nunca, me mostraba más dramática de lo que era para ver si pasabas la prueba o te quedabas en el limbo. Texteabamos todo el día todos los días ya era necesario hacer algo más para continuar con esa “diferente” relación, habíamos quedado de acuerdo un día antes la hora aproximada de la llamada y así fue.
Caía la noche en la ciudad y empezaba a hacer más frío de lo normal, estábamos en pleno invierno y yo estaba completamente sola en casa, me preparaba un chocolate caliente mientras esperaba que salieras del trabajo, y llegó la hora, mi celular empezó a sonar y no lo encontraba, estaba escondido bajo varias cobijas en mi cama pero alcancé a contestar.
- ¿Hola?
- Hola, bonita.
Y fue así como mi corazón empezó a derretirse. No hablamos mucho porque supuse que estabas muy cansado, para ser quién eres me sorprendió lo tímido que estabas, a lo mejor estabas nervioso, no sé. Me llamaba poderosamente la atención que siempre procurabas estar al pendiente de mi aunque estuvieras de viaje o inundado de trabajo, soy de las personas que siempre agradece eso de las demás personas, creo que no hay cosa más valiosa que puedas regalar que no sea tiempo de tu vida para estar con el/ella.
Obviamente la distancia hacía de las suyas de vez en cuando, era una condicionante, sí, pero por lo menos yo no me la vivía pensando en ello, la verdad es que nos las arreglábamos y la pasábamos de maravilla.
Un día sin más me dijiste que estabas enamorado ¡¿qué podía contestarte?! Me gustabas, sí, pero aún no llegaba a ese punto, me hacías muy feliz y me daba eterno gusto que yo a ti también, es increíble cuando ese tipo de sentimientos es reciproco, no te conteste nada y continuamos como estábamos hasta que semanas después caí en cuenta…
Estaba enamorada, no había marcha atrás.
Autora - “Nola”
[1 de 4] Primer capítulo de cuatro.
“Nosotros” Son dos historias alternadas en 4 capítulos y publicadas por entregas en AlgunasNotasQueLeer en colaboración con “Tuitera Nola”.
[Esta historia, personajes, lugares y eventos mencionados en el texto son propiedad, imaginación e idea de los autores en esta colaboración literaria. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia – Aldo Martínez y Tuitera “Nola”]
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Estación C
Era martes, amanecía como toda la semana, y la ante pasada, nublado, lloviznando, nubes grises y cerradas, frió y corrientes de aire bastantes frescas. La temperatura de la ciudad llegaba a los 8º. Era Octubre, el año pasado este clima no se sentía, de hecho el año pasado casi no hizo frío. Cuando era niño, escuchaba que en Europa el clima casi siempre era así, recuerdo escuchar en los noticieros que en partes de Europa había un alto indice de suicidios, aunado según ellos a los tristes paisajes grises y el frío que deprimían a la gente. A mi me costaba creer eso, aún hoy.
Lo que pasó ese martes tenía que ver con climas cerrados y la muerte.
Me levante desde las 7 de la mañana para bañarme y desayunar y terminar los documentos que tenía que entregar en mi escuela, esperaba que el clima mejorará un poco más para poder salir y no mojarme, y así paso.
Salí pasado de las 8 y media de la mañana. La estación del metro más cercana queda justo enfrente de mi calle, tan solo tengo que cruzar y ya llegué.
Al pasar la calle, me di cuenta que la entrada del metro estaba bastante sola, no había gente. Normalmente esta lleno pues salen y entran personas, más a esta hora.
Iba cruzando la calle cuando me percate de que arriba de la acera, había tres motocicletas de la policía. Ya había pasado eso, pero solo con una, no tres. Y normalmente era por que hacían revisión de las estaciones. Algo común.
Seguí caminando hacia la entrada de la estación, me disponía a bajar las escaleras de la estación para entrar cuando abajo se escuchó la voz de un policía con voz de fumador y ese tono que tienen los defeños, me dice “No hay entrada aquí, cruza el puente, entra por la otra.” Atrás de mi, casi pegado venía una señora con cara de prisa y le grita: “¿No hay servicio o que?” el policía se acerca más y ahora le puedo ver el rostro y le dice a la señora con voz fuerte esperando a que yo también escuché, “Si hay servicio, solo que esta esta entrada cerrada.” El policía bajo de nuevo y se perdió.
Crucé el puente, allá arriba se sentían más las rachas de aire frías como la misma muerte.
Cuando terminé de pisar el último escalón del puente avancé a la otra entrada sugerida por el policía, donde también había sobre la acera ahora no solo motocicletas de policías, sino también tres motocicletas de periódicos, dos de ellos eran periódicos independientes y el otro era de uno más reconocido. Una racha de aire helada me pegó en el rostro, anunciándome que allá abajo, venía lo peor.
Baje las primeras escaleras, donde se encuentran las taquillas y los torniquetes, ahí, solo estaban los policías de siempre, sin nada que decir, serios.
Pase los torniquetes y baje ahora las escaleras eléctricas, mientras bajaba, pensaba en lo que había ocurrido. Uno espera un robo, una falla en el tren, algo, o una simple rutina.
Al bajar las últimas escaleras me dirigí al anden, donde ya había bastante gente mirando hacia el otro lado de las vías, miraban el lado que estaba cerrado y ahora podía ver que una serie de policías, unos 20 estaban formados e impedían el paso y la vista hacia el otro lado.
Me acerque más, hasta la orilla, había poca gente, entre ellos estaban los reporteros con sus cámaras fotográficas con enormes lentes tratando de fotografiar hacia el otro lado. A lado estaba una señora de unos 40 años de edad calmando a una señora de edad mayor, unos 65. Me acerque y les pregunte si sabían que había pasado. La señora de 40 años me hizo señas de que no lo dijera enfrente de la señora mayor. Así que me volví hacia la orilla de nuevo, esta vez cerca de los fotógrafos, dos tipos altos, como de 1.86 vestidos totalmente de negro, y con unas chamarras hasta el cuello cerradas. Lucían ojeras y esa personalidad autentica de un periodista desvelado. Todos intentaban tomar fotos. Vi que una chica se les acerco y les dijo algo, al parecer venía con ellos por su atuendo, la mujer no era tan alta pero sin embargo lucía el mismo estilo, ojeras, que se le notaban más aún a ella en su piel pálida, colgaban varios mechones morados de su cabello negro, y tenía una serie de pulseras en las muñecas, todo de negro.
Me le acerque y le dije si ella sabía lo que había pasado, a lo que me contesto, “Un hombre cayó desde la parte de arriba y ha muerto, parece ser un suicidio, los policías no dejan que documentemos esto, esperan a que lleguen los peritos y más refuerzos, acaba de pasar hace menos de 15 minutos.”
Me quede pasmado, no lo podía creer, siempre escuchaba que la gente se suicidaba arrojándose a las vías, pero nunca pensé, ni siquiera se me pasó por la idea de que alguien se hubiera lanzado, menos aquí.
Me interrumpió el pensamiento una discusión, entre los policías y los fotógrafos, al parecer un judicial les decía que no podían tomar fotos, a lo que los reporteros respondieron, “Ven y quitame la cámara tú, puñetas.” El hombre de traje (por que así iba vestido el judicial) se quedó hablando con los policías mientras de vez en cuando echaba miradas retadoras a los reporteros.
Ahora ya eran 5 reporteros y la chica de mechones morados. Para todo esto habían pasado apenas 7 minutos y no llegaba el tren.
A mi lado llegó un tipo, que me pregunto que había pasado, a lo que yo le respondí que no sabía, tratando de ver si él sabía algo. Uno de los que estaban por ahí al escucharnos se acerco y nos contó, “Yo bajaba las escaleras, la gente pasaba normal, yo me disponía a irme al fondo del anden, cuando escuché que la gente gritó, algo gritó que no recuerdo, pero gritó, y entonces se escucho un ruido tan extraño y desgarrador, podía visualizar a pesar de que no vi mucho, como el cráneo se partía, enseguida toda la gente miró al tipo, acostado en su propia sangre con lo que era el resto de su cabeza. Una imagen horrenda, la anciana que esta allá a la derecha estaba a unos escasos centímetros, se desmayó, la señora por eso la cuida, enseguida bajó el policía en turno de la estación, llamó a la taquillera y ordeno cerrar las rejas, a 5 minutos llegaron los policías, nadie sabe quien es, arriba, nadie vió cuando se arrojo, o si alguien lo arrojo.”
Aún más nos quedamos boquiabiertos. Fue enseguida cuando anunciaron por las bocinas, “usuarios de la Estación C se les avisa que en unos momentos se reanudará el transcurso de los trenes, gracias por su atención y paciencia.”
Apenas eramos ya poco más de 20 personas esperando el tren, cuando los policías del otro lado empezaron a recibir llamadas por sus radios, habían llegado los peritos y las ambulancias. Se les vio llegar, unos 6 hombres con trajes blancos y maletas acordonaron el área, llamaron a los policías y llegó nuestro tren, que a la estela del pasar se perdía la imagen, pero era visible el cuerpo de alguien que aún después un mes se le desconoce quien fue en vida. Un suceso lúgubre para una comunidad tranquila y normal en esta ciudad.
[ Tanto este como todos los demás textos, hechos, historias y personajes publicados en este blog son propiedad e idea del autor y su imaginación. Cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia – Aldo Martínez. ]
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Top 5 mejores libros leídos en 2014
A lo largo de esta primera semana de Enero he visto cantidad de listas de sus 10 mejores libros, películas, etc, del 2014.
Por mi parte hice esta lista de los mejores 5 libros del año que leí, por que no creía muy conveniente tomar 10.
En fin, con ustedes los mejores 5 libros que leí en este 2014, más sin embargo estos libros ya tienen publicados mucho más tiempo, espero sea de su agrado y ayuda para tomar uno y leerlo en este 2015.
*Nota: En ninguna de las reseñas existen Spoilers de los libros mencionados.
#PorUnMundoSinSpoilers
5. Persona normal, por Benito Taibo. (México, 2013)
Este libro en verdad fue toda una sorpresa. Recorriendo varios videos por Youtube, me di cuenta que diferentes personas hacían críticas hacia este libro, y muchas de esas críticas eran positivas.
Esta novela “juvenil” corre a cargo de Benito Taibo, del cual no había escuchado hablar de él ni de sus novelas.
La historia es narrada por un joven Sebastián de 13 años quien pierde a sus padres y en la herencia de sus padres estipula que queda bajo la custodia de su tío Paco. Sebastián empieza a experimentar el cambio de la adolescencia y así el tío Paco lo acompaña a lo largo de toda esta carrera en la que Sebastián se ve inmerso. Con la ayuda de libros, películas, música, comida y muchas grandiosas historias, el tío Paco hace de sus vidas algo realmente emocionante.
Esta novela es corta, muy pequeña, tiene algo así de 120 páginas, pero fue la sorpresa de este año. Realmente me gustó mucho la narrativa en que Benito Taibo(Mexicano) te lleva inmerso en su novela. Haciendo que las páginas vuelen y cuando menos te das cuenta, ya estás en la final.
Este libro cuenta con innumerables referencias literarias y al final de este, contiene todos los libros mencionados, algo muy padre.
Si este libro hubiera existido cuando yo tenía 13 años me hubiera gustado haberlo leído y releído.
4. Diablo Guardián, por Xavier Velasco.
¡Ay Violetta, Violetta!
Violetta es una niña cuya familia le aborrece, rodeada de padres presuntuosos y que se hacen pasar por personas de dinero. Sin embargo Violetta no es la única ambiciosa, quien a corta edad se hace de dinero buscando así una mejor vida en Nueva York. O eso piensa.
Violetta se gasta cien mil dólares en un tiempo absurdamente rápido en Nueva York. Para seguir con el ritmo frenético de su nueva vida (ropa, lujos, drogas) se dedica a engañar a hombres en lobbies de los hoteles más lujosos de Nueva Yor y estafarlos con su carismático rostro.
Con poco menos de 500 páginas, esta novela sufre constantemente en alteraciones en el guión de esta joven, audaz y bella protagonista.
Esta novela esta intercalada por capítulos por la narración de otro peculiar personaje, quien a mi parecer tiene una historia bastante rara y enorme. También, como si fuera una película, cuenta con varias referencias a David Bowie e Iggy Pop, haciendo un pequeño Soundtrack mental, algo fascinante si es de tus gustos estos personajes del Rock.
Diablo Guardián tiene un final, a mi parecer épico, bello y bastante original.
Xavier Velasco fue otra de mis enormes sorpresas este 2014, también este autor es Mexicano.
3. La verdad sobre el caso de Harry Quebert, por Joël Dicker
Caray, cada vez es más emocionante recordar las lecturas del año pasado, y es que como no hacerlo cuando se lee esta espectacular novela del joven suizo, Joël Dicker.
La novela corre en tres tiempos, 1975, 1998 y 2008, cuenta la historia de un joven escritor y novato, Marcus Goldman el cual tiene un golpe de suerte con su primera novela, (Cualquier parecido a la realidad con su autor es mera coincidencia) y la editorial en la cual trabaja lo presiona para publicar otra novela y tener asegurado su carrera como escritor, sin eso, no será nadie.
Pero Marcus tiene la mente en blanco y decide acudir con su profesor de la universidad, Harry Quebert y pedirle algunos consejos y ayuda urgente, a lo cual se muda a la ciudad de Maine donde reside Harry.
Pero a la llegada, Marcus se encuentra con que Harry ha sido arrestado por la supuesta muerte de la misteriosa y joven Nola Kellergan.
Es así como Marcus se adentra entre los habitantes de este pequeño pero secreto pueblo para descubrir la verdad sobre la muerte de Nola Kellergan.
Esta historia está llena de sucesos que cambian constantemente, te desubican de lo que ya iba hacía algún posible sospechoso y cuando menos te das cuenta, te pierdes entre la trama nuevamente.
Cuenta con grandes personajes hechos con cuidado y mucha personalidad propia. Cada uno de ellos es tan bien realizado que terminas por creerte la trama.
El final, vaya el final de esta novela es grandioso y conmovedor.
De todo esto agradézcanle a @Canela_clas amiga quien me recomendó la novela, la cual empezó siendo totalmente desconocida y terminó siendo de mis favoritas. Muy recomendable.
2.- En el camino, por Jack Kerouac.
Este es uno de los clásicos que leí en el 2014 y fue una lectura muy apreciable y con muchos elementos y personajes entrañables y muchas aventuras.
La novela narra las historias y aventuras de dos grandes amigos, Dean Moriarty y Sal Paradise a lo largo de todo los Estados Unidos.
Es esta novela una de las que estaba buscando siempre en mi mente, de los amigos que van en busca de caminos por recorrer en autos prestados, o simplemente haciendo autostop por las carreteras del antiguo Estados Unidos. Lugares a los que no tienen con quien llegar y climas de los cuales ninguno se rinde. Es esta historia la cual estaba buscando a lo largo de meses y que finalmente llegó a mis manos gracias a un familiar.
1. El llano en llamas y Pedro Páramo, Juan Rulfo.
Este lugar lo ocupa especialmente Juan Rulfo y sus dos principales obras.
Empezamos por la primera que es, El llano en llamas, una recopilación de 17 cuentos cortos en los que se narra muy severamente la situación de un México después de la revolución. Así es como en sus 17 cuentos, Juan Rulfo me mantuvo pegado y en constante análisis sobre cada uno de sus cuentos maravillosos y a la vez algo crueles y secos. Pude apreciar que en sus cuentos en la mayoría realmente, hay siempre un muerto, ya sea principal o que simplemente se cuela en la historia. El llano en llamas me transporto directamente a los ambientes que Juan Rulfo escribe y narra cuidadosamente. Siendo el último cuento uno de mis preferidos, El llano en llamas ocupa con muy buen juicio este lugar.
Pedro Páramo, vaya que este libro es complicado, lo comencé a leer justo después de El llano en llamas, pensando en que el estilo de narración sería el mismo, pero a las primeras 20 páginas supe que no iba a ser igual. Pedro Páramo tiene el estilo que solo había encontrado en Julio Cortázar, una narrativa no lineal. Me parece que con el debido cuidado y seguimiento Pedro Páramo puede ser de su agrado. Para llegar a esta conclusión tuve que releer a esta magnífica novela, y solo así descubrir los secretos que tiene dentro y muy escondidos la novela.
Así termina este top de los 5 mejores libros a mi parecer, espero sea de su ayuda a la hora de elegir un libro este año. Hasta pronto.
Aldo Martínez - AlgunasNotasQueLeer
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Adiós 2014
Hace frío y yo tengo puesto solamente una chamarra y una bufanda que no me cubre ni la nariz que ahora no puedo ni sentirla del frío que hace. Aún adentro de la camioneta con mis padres y mis dos hermanas, se siente frío.
Intento mientras llegamos a la casa de mi tía, leer y terminar este libro de apenas 160 páginas, creo que lo lograré.
Mis hermanas no sueltan los celulares y mi padre y mi madre platican de quienes estarán en la reunión.
En toda la camioneta se mezclan las diferentes lociones de todos. Es un dolor de cabeza intentar leer con este ambiente y con la pequeña luz de la camioneta. Solo me faltan 7 páginas.
Al llegar a la casa de mi tía vemos que ya han llegado todos, puedo ver el beatle verde de mi tía, la camioneta de mi tío y otros dos autos. Todos nos bajamos y traemos algunos regalos de año nuevo que nos han tocado.
Entramos a su sala y al comedor, ya se encuentra la mayoría sentados y comiendo, otros parados platicando y otros cuantos más, jugando.
Las pocas veces que veo a algunos de mis tíos y primos son en estas ocasiones. Son pocas las veces que veo a mi familia reunida, a mis tíos, primos, abuelos, y a otros familiares un poco lejanos. Desde el tío y la tía que les puedo ver todo el año, hasta el que llega de visita solo estos días para estar con nosotros.
Mis primos, dentro de lo que cabe, todos estamos siempre unidos, a excepción de pequeños problemas y rasguños seguimos siempre siendo un mismo grupo.
Estamos todos sentados a excepción de pocos niños que están en el sillón jugando y divirtiéndose juntos.
Todos escuchamos las pláticas de lo ocurrido en este año.
La casa de mi tía se siente ahora más que nunca en un mismo canal.
Todo lo que en este año pasó se quedará en la historia de cada uno de nosotros, plasmado. Habrá que ver de los errores de los que aprender y corregir. De las cosas que hay que fortalecer y de otras que hay que festejar y simplemente vivir y dejar correr a mayor fuerza.
Desearía poder estar con aquellos que se encuentran jugando, sin preocupación ni noción del tiempo, siendo un niño.
Hoy es el último día de un año, de hecho ya los últimos minutos de este año que ha pasado tan rápido que desearía poder verlo en una pantalla y poner pausa en algunas ocaciones.
Es todavía un gran honor poder escuchar en esta mesa las voces de los abuelos, platicar con esa energía que solo ellos llevan consigo. Sabré a lo largo de muchos años que sus pláticas tal vez fueron como grandes libros, repletos de historia, sentimientos, vivencias y vida, mucha vida.
Es un honor que todos nos encontremos aquí, un año más, festejando el final de otro año, pero aplaudiendo al año que viene.
La pantalla empieza con grandes números dorados un conteo regresivo, empezando por el 10. Todos nos paramos y contamos en voz alta, tomando algunas copas, y todos nos reunimos alrededor de la mesa.
Es grandioso poder abrazar a mi familia, mis padres, mis hermanas, y contar todos juntos una vez más:
3,2,1…
[Desde este teclado y esta pantalla les deseo a todos allá afuera un feliz año nuevo y un gran año 2015. Y aquí mismo los estaré esperando con muchos grandes proyectos y nuevas historias. - Aldo Martínez, AlgunasNotasQueLeer]
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