#AUTORA TEXTO: carmenrb21

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LA VIDA Y EL JUEGO DE LA OCA.

  A veces siento que la vida es como el juego de la oca. Comienzas la partida y, según la suerte, el destino o tus habilidades haces una buena jugada y consigues avanzar rápidamente hasta la casilla final, la cual correspondería con el objetivo que quieres conseguir. Este propósito no siempre tiene que ser algo material, también puede ser algo inmaterial como por ejemplo, una sensación.

Sin embargo, también puede ocurrir que al iniciar la partida, la suerte, el destino o tus habilidades no estén de tu parte y te cueste avanzar hasta llegar a la última casilla. Esta parece ser la peor de las opciones, llamémosle “el camino del fracaso” porque por lo general, solemos asociar a que una persona que le cuesta más conseguir algo, es menos habilidosa e incluso, inferior a alguien que le sea más fácil lograrlo.

No obstante, esto no es así. Nadie es superior ni inferior a nadie. Todo el mundo tiene de algún modo sus propias habilidades y capacidades. Unas personas destacarán en unos aspectos y otras en otros.

El esfuerzo y la constancia no solo define el camino, sino también a la persona que lo realiza. Se puede ver como esta persona a pesar de las adversidades y limitaciones no se rinde y lucha por conseguir su objetivo.

Por muchas veces que caigamos en esa casilla que nos haga volver al inicio del juego, tenemos que comprender que no estamos empezando de nuevo, ya que llevamos ya un recorrido realizado. Y vamos a empezar sabiendo ya unos conocimientos que antes no sabíamos, al fin y al cabo, lo bueno y lo malo nos sirve para aprender. La experiencia es la mejor sabiduría de todas. No solo conocer lo que nos rodea, sino, conocer cómo somos nosotros mismos. El autoconocimiento es primordial para avanzar de manera sana y consciente.

No podemos pretender que la casilla final sea la felicidad absoluta. La felicidad no es permanente, por eso hay que aprovechar cada casilla, cada trocito del trayecto para saborear esos pequeños instantes de felicidad.

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¿Cuál es tu filosofía de vida?

La vida se puede vivir de muchas maneras y con diferentes filosofías. Creo que en el momento en el quieres vivir tu vida de una manera u otra, estás ya decidiendo aunque sea de manera inconsciente un tipo de filosofía. Hace pocos meses escuché una que me hizo reflexionar e intentar llevarla a cabo.

Se trata de vivir cada día como fuese el último. Sí, sé que suena a tópico pero, hubo frase me hizo ver toda la razón que tenía este “tópico”. La frase es la siguiente: “Hay que vivir cada día como si fuese el único que tenemos, como si por la mañana naciéramos y por la noche muriésemos”.

Nada está asegurado por mucho que así lo creamos. Lo único que tenemos seguro es e presente porque es lo único que estamos viviendo. No sabemos lo que va  a pasar en el futuro porque realmente no existe. De igual manera que la propia muerte no está asegurada ni se ha demostrado, el futuro tampoco. Nadie te ha demostrado que todo aquello que tengas planeado va  a ocurrir. Sabrás si sucede o no cuando llegue el momento. Entonces ahí, estarás viviendo el presente de nuevo. Por lo que, lo único que queda demostrado que existe es el presente. Ya que es lo estás viviendo en estos momentos ¡Aprovecha y disfrútalo!

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Tempus fugit

Qué ingenua es aquella persona que piensa que tiene una vida entera para realizar todo aquello que desea hacer antes de morir.

Aquellos que creen que las situaciones, hechos, o momentos les ocurren o pueden suceder a los demás, pero a ellos no.

Los mismos que viven sin pensar en que esto tiene una fecha de caducidad, un final, un desenlace misterioso, ya que, juegan con la incógnita de no saber cuál será su último día.

Ese mismo ser humano que piensa mil veces antes de actuar y, que incluso se imagina consecuencias o respuestas casi imposibles, pero, que para él es más probable que ocurra, a que se arriesgue y salga bien.

Todas esas personas que creen siempre en lo negativo de las situaciones sin permitirse imaginar, ni siquiera por una milésima de segundo, en la parte positiva o bonita de cada circunstancia o momento.

¿Realmente se tiene todo el tiempo suficiente para poder cumplir todo aquello que se desea o quiere realizar?

¿La vida se mide a través del dinero y las pertenencias físicas que se tiene? o ¿realmente se mide mediante la cantidad de momentos que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida?

¿Debemos darle más importancia al sentido del ridículo? o ¿hacer todo lo que nos guste, se nos dé bien o no?

¿Debemos de actuar en base a lo que nos digan los demás? o ¿tenemos que dejarnos llevar por lo que sintamos en cada momento?

Nos pasamos la vida pensando en conseguir logros prestablecidos por la sociedad como tener una carrera, tener una pareja antes de una determinada edad, tener un trabajo, tener hijos y un sinfín de patrones más.

Pero ¿realmente haces lo que quieres o  lo llevas a cabo porque está bien visto por los demás?

¿Tenemos que pensar más y actuar menos? o ¿actuar más y pensar menos?

Hay que actuar más y pensar menos pero de manera razonada, dejarse llevar, que todo fluya, hacer y luego ya ver, disfrutar de los pequeños placeres, de la gente que tenemos a nuestro alrededor, de nuestra soledad.

Saber que es más importante la calidad que la cantidad,  hacer lo que realmente nos guste, luchar por todo aquello que queramos lograr o ser, encontrar la paz y la felicidad interior, pensar siempre en positivo, que todo lo que tenga que ser será pero que si tu no haces nada para que suceda no ocurrirá y, lo más importante: es mejor arrepentirse de lo hecho que de lo no hecho. En definitiva, disfruta intensamente de la vida que para eso solo hay una y para algunos, muy corta.

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Hay que dejar de vivir en automático y pararse más.

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THE REALITY

Esa sensación de estar en el infierno y en el cielo a la misma vez.

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SER O NO SER

Vivimos en una sociedad en la que todo debe de ser demostrable. En un lugar en el que se ha generado una necesidad constante de publicar determinados aspectos de tu vida en pro de demostrar o aparentar una determinada realidad.

La apariencia se ha convertido en la mejor aliada de las personas. Vivimos en un mundo de apariencias, de realidades idealizadas y de perfeccionismo absoluto. Pero, en el que también está presente la hipocresía. Pues, nos abanderamos de la salud mental, de su visibilización y respeto, pero luego siempre intentamos mostrar una felicidad inexistente. Nos cuesta hablar de salud mental y de no crear prejuicios. Una sociedad en la que cada vez la critica va en aumento y, la comprensión y el apoyo en disminución.

Todo va siendo más fugaz: las relaciones, el tiempo, los momentos, la libertad, los proyectos, el disfrute, la felicidad y la vida.

Somos prisioneros de nosotros mismos, somos quienes no nos permitimos ser tal y como somos o dejarnos llevar por miedo o por el qué dirán. Somos cada vez más críticos con nosotros mismos. Nos asusta estar solos, escucharnos y saber estar y dedicarnos tiempo. Cada vez nos valoramos menos y por ello, intentamos siempre ser otra persona (o bien la que los demás dicen que somos o bien la que queremos imitar).

Hay que tener en cuenta que no podemos contentar a todo el mundo, que siempre vamos a tener la critica de alguien, que el tiempo corre muy rápido y no podemos pasarnos toda la vida cohibiéndonos. Hay que pensar más en nosotros mismos y en lo que nos apetece y queremos hacer. Hay que vivir el presente, pues es lo único que tenemos asegurado. Cada persona tiene que ser como es y no aparentar alguien que no es o reflejar una falsa realidad. Pues, al final, lo único que está perdiendo es el tiempo.

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Situaciones imaginarias.

A veces nos imaginamos situaciones que nunca ocurren. En nuestra cabeza creamos la historia o el problema, cómo se desarrollaría y cómo actuaríamos ante esta situación. Sin embargo, ese hecho nunca llega a ocurrir en la realidad. Por lo que, muchas veces lo que hacemos es simplemente gastar energía sin motivo alguno. 

Nos ponemos en las peores circunstancias, magnificamos todo para nada. Pues, lo único que estamos haciendo es perdiendo el presente por querer visualizar hechos futuros que todavía no han pasado, y que, no sabemos cómo van a transcurrir cuando llegue el momento. Incluso, puede suceder que no ocurran. Ya que, la vida da muchas vueltas y todo lo que rodea al futuro es incertidumbre.

Al final el único que te va a dar la respuesta es el tiempo. Todo se puede desmoronar y construir en cuestiones de segundos. Y ahí es cuando tienes que decidir qué hacer, las acciones son ya y ahora. Y todo lo que sea para después son problemas del futuro que solo el tiempo sabe. Así que, vive el ahora y y no gastes energías innecesarias rememorando el pasado e imaginando el futuro. 

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La vida es un 50-50.

Hay gente que prefiere jugársela a las cartas y otras que prefieren que la decisión la tome al azar. Como en los juegos en los que hay una mitad de probabilidad que salga roja y la otra mitad verde. En los que el azar es el único que decide quien es el ganador y quién es el perdedor. En la que tu única responsabilidad es haber elegido un numero o un color y el resto de las decisiones se las delegas a la suerte, o a que todos los astros se alineen para que el final sea el esperado. 

Sin embargo, hay otras personas que deciden ser ellas las encargadas de tomar sus propias decisiones. Las que deciden cada elección que tienen que tomar en sus vidas. Las que optan por arriesgarse hasta el final, pero siendo ellos mismos los dueños de sus propios resultados. Ellos no creen en el azar, prefieren por si acaso no jugársela o hacerlo a su manera. Sienten que son los únicos que pueden decidir en su vida y por lo tanto, prefieren ser los  responsables de sus triunfos y sus derrotas.

Al fin y al cabo, la vida se trata de un 50-50 constantemente. No es lo que te suceda, sino, cómo te enfrentas a ello. 

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Balance 2021 (VI)

2021 me ha dado la oportunidad de conocer a una de las personas más especiales que ha aparecido en mi vida este año. Alguien que me ha hecho descubrir y descubrirme, quién me ha enseñado determinados valores pero sobre todo, cómo tiene que ser una relación sana y de verdad, a pesar de la distancia que haya de por medio.

Cuando puedes ser tú, sin máscaras, sin aparentar nada, sin tener que ser como a la otra persona le gustaría, sin tener que forzar nada, sin poner en riesgo tu salud mental.

Se puede decir muchas definiciones de amor o de relación, pero cada una tiene una definición propia. Porque no todas las relaciones son iguales y no en todas se da valor a lo mismo.

En una relación (sentimental o no) tiene que fluir y ambas personas dejarse llevar. De esta manera se podrá seguir avanzando más, de manera natural y espontánea.

Personalmente, para que una relación funcione y sea sana tiene que haber 3 factores fundamentales: preferir la verdad aunque duela a la mentira, la libertad ante todo y la comunicación entre ambos.

En una relación tienes que ser tú, con tus más y tus menos pero siendo tú en tu esencia. Si la otra persona no lo acepta o no te sale a ti misma mostrarte realmente como tú eres, entonces probablemente no sea la persona adecuada.

Gracias 2021 por enseñarme una de las mayores lecciones de mi vida.

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Balance 2021 (V)

Dicen que después de la tormenta viene la calma. También se sabe que el tiempo lo cura todo (o al menos eso parece) y que lo bueno se hace esperar.

Después de toda la vorágine vivida durante estos meses, en los cuales me ha cambiado la vida y ha dado un giro de 180º, puedo confirmar que todo eso que se dice es verdad (o por lo menos en mi caso se ha cumplido).

Ha sido un año en el que he tenido la oportunidad de trabajar y de poder aprender mucho en el ámbito laboral, también cumplí con el típico propósito de año nuevo de reforzar y mejorar el nivel de inglés, me fui a vivir a una ciudad que nunca duerme y en la que nunca es domingo. También estoy ampliando mi formación académica y mis conocimientos sobre lo sumamente grande que es la realidad que vivimos.

Por el camino, se han marchado determinadas personas de mi vida, se han mantenido las fundamentales y también han aparecido gente maravillosa.

2021 ha sido un año increíble, a nivel de experiencias ha sido brutal. Es uno de los años que más he aprendido con lo bueno y con lo malo, en el que más me he conocido a mi misma y más me he aprendido a valorar.

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Balance 2021 (IV)

En general, uno de los momentos más difíciles  es cuando tienes que poner fin a algo o cuando ves que después de todo, eso ha llegado a su fin.

Se apoderan de ti una mezcla de emociones, pero según el motivo de ese punto y final y según muchos factores, los sentimientos son diferentes en cada persona.

No siempre es fácil terminar con una relación. A veces esperas a que la otra persona lo haga, para que tú no tengas que dar el paso. De esta manera, tú trasladas toda la responsabilidad y el peso hacia ella.

Pero al hacer esto, estamos cometiendo un error. Pues cada uno debe decidir lo que quiere, lo que acepta y lo que no, lo que aguanta y lo que no. Pero sobre todo hasta qué punto lo hace. Pues al aceptar determinadas situaciones, aspectos o características, estamos aceptando lo que pude llegar a desembocar u ocasionar en un futuro cercano o lejano esas decisiones. Por suerte, vivo en un lugar dónde puedo elegir y dónde mi voz y mi decisión tienen valor. Por lo tanto, he aprendido hacerme de valer, también a saber lo que voy a aceptar y lo que no y que por mucho que quieras a una persona no puedes tolerar todo. De modo que, toma tú la decisión de todas las situaciones de tu vida y no esperes a que lo haga otra persona por ti. Esto no solo es a nivel sentimental sino que, se extrapola a todas las relaciones.

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Balance 2021 (III)

Muchas veces cuando se termina algo nos solemos quedar con lo malo, con los momentos negativos o con el final que no soñábamos. Pero eso es algo que deberíamos cambiar. En el recorrido de una relación, se van viviendo todo tipo de momentos y experiencias. Si hago un repaso en ese sentido, he cambiado mucho y me ha servido para mejorar, he descubierto aspectos personales que desconocía (ya que muchas facetas solo aparecen cuando estas sentimentalmente conociendo a una persona), he sabido dejarme llevar, valorarme más, enfrentarme a todos los obstáculos y también hacer todos los  planes posibles para así crear momentos únicos e inolvidables.

He comprendido que hay personas que son pasajeras, temporales, que están en tu vida solo durante una cierta etapa, en la cual es fundamental para ti. Porque son momentos en los que necesitabas encontrarte a alguien así. Llegan para que aprendas una lección y cuando ya la has aprendido se van. Digamos que aparecen para hacer su trabajo y cuando ya lo han hecho se marchan. Y aunque te cueste comprender o entender que se quieran ir, es así. No lo puedes alargar más aunque quieras, ya que el valor ya no es el mismo. Esa persona ya no tiene el mismo sentido que lo tenía al principio. Pero no pasa nada, hay que comprender que no puedes gastar tu energía en alguien que ya no la necesita, tienes que guardártela para todo lo que está por venir.

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Balance del 2021 (II)

En el texto anterior hice alusión al 2021 como un año de muchos cambios. Creo que haciendo balance, es el año que más cambios he tenido en todos los ámbitos de mi vida.

2021 ha estado mezclado de muchas sensaciones y emociones, de muchas vivencias y experiencias, pero sobre todo, de mucho aprendizaje.

Después de todo el dolor y de todas las heridas emocionales que he tenido a lo largo de estos 12 meses, he podido a pesar de todo, sanar muchas de ellas y las que todavía no, están en proceso de cicatrizar también.

A veces es complicado sanar, ya que el ser humano por naturaleza le gusta tener un por qué, un motivo o una justificación de algo. En el momento que no se tiene, tu mente se colapsa y psíquicamente te vienes bajo. Esto se debe a que por lo general, necesitas entender situaciones que la vida no te ha dejado comprender. Entonces te frustras por ver cómo han sido o pasado los hechos. Y aunque tu hayas hecho todo lo posible, hay ocasiones en lo que eso no funciona, puesto que a veces lo que falla es que la otra persona no lo haga.

Pero no nos podemos martirizar pensando una y otra vez en cómo pudo ser y no fue, en cómo sucedieron los hechos, ya que no hay solución. No se puede dar marcha atrás y volver a ese momento. Lo único que podemos hacer es reflexionar y ver qué has aprendido de esa experiencia y seguir hacia delante.

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La “cara b” del Covid.

Hace más de un año que nuestras vidas, o por lo menos como conocíamos la realidad hasta ese momento, cambió. Sin darnos cuenta, sin ser conscientes de ello, estábamos introduciéndonos poco a poco en un túnel del cual sería muy complicado salir.

Muchas personas de todo el mundo desafortunadamente, no fueron capaces de ver la salida de este mismo. Otras, la estamos empezando a ver poco a poco ahora. Durante este recorrido por dicho túnel, hemos cambiado a marchas forzadas, muchas de las tradiciones y costumbres que estaban integradas en nuestra cultura. Hemos dejado de besarnos, de abrazarnos, de reunirnos de la manera en la que lo hacíamos antes, de disfrutar de la vida a través de esa forma tan peculiar que nos caracteriza.

Hemos tenido que aceptar que nos quitasen muchas de nuestras libertades. Del mismo modo, asimilar y asumir que se nos impusiese una forma de control a la que no estábamos acostumbrados. Para muchas personas, esta pandemia ha supuesto un antes y un después en sus vidas. Se habla de víctimas mortales o de pacientes que han logrado vencer el Covid-19, pero no se suele comentar en qué estado han quedado o qué secuelas persisten en aquellos que han superado este virus.

No obstante, para la gran mayoría la parte más perjudicada ha sido la mente. La pandemia ha afectado a nivel psicológico a una gran parte de la población, aunque no de la misma manera a todos. Hay quienes se han sentido más vulnerables que otros, quienes se han encerrado en sí mismos o en sus hogares, o que incluso han dejado de socializarse o no lo hacen de la misma forma que antes.

El miedo se ha apoderado de muchos de nosotros. Sin embargo, hay otros a los que les ha sucedido todo lo contrario. Para muchas personas todo lo ocurrido les ha provocado tener más ganas de vivir que nunca. Apreciar muchas circunstancias y situaciones que no valoraban. Lo que antes se daba por hecho, ahora se ha convertido en un privilegio. Por ejemplo: salir sin horarios, bailar en una discoteca, viajar o simplemente reunirse con la familia. El haber tenido que estar confinado en casa sin poder salir excepto a lo básico ha influido de manera considerable en los ciudadanos. Muchos quieren ahora hacer un sin fin de planes, salir como si no hubiese un mañana, viajar todo lo posible y más. Para una gran mayoría, la pandemia les ha servido para darse cuenta que la vida es demasiado corta, como para dejar de vivirla pensando que tenemos mucho tiempo para hacerlo. Dicen que no es la situación ni lo que te ocurra, sino la actitud con la que te enfrentas a la misma.

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Tiempo al tiempo.

Siempre he escuchado la frase: “Lo bueno se hace esperar” “Las mejores personas y situaciones llegan cuando no las buscas”. 

A medida que iba pasando el tiempo pensaba que esos tópicos eran al fin y al cabo eso; tópicos. También creí que eso solo pasaba en las películas, o que les ocurría a otras personas.

 Nunca he creído que todo pase por algo, ya que desde mi punto de vista, hay situaciones injustificables. Pero sí que pienso que el destino existe.

A día de hoy más que nunca, tengo pruebas suficientes para poder afirmar que para mí el destino sí que existe, que todo lo bueno te llega cuando menos lo esperas y buscas, que a veces tienes que esperar más de lo que te gustaría porque lo que te está por llegar merece muchísimo la pena, pero que al fin y al cabo todo llega. 

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¡Vivir!

Lo mejor de la vida no se planea, simplemente sucede. Los mejores planes y recuerdos, son aquellos que se improvisan en el momento. 

La vida es tan sencilla como eso; improvisar y dejarse llevar. Lo que tenga que ser será, pero también hay que hacer que pase. No hay que limitarse simplemente  a esperar que algo suceda.

Hay que tener muy claro lo importante que es vivir. Saber disfrutar de la vida, y no estar sobreviviendo simplemente mientras estamos vivos.

El tiempo pasa y con él, todas las oportunidades que tenemos para hacer lo que realmente queremos, e intentan disfrutar todo lo que podamos de la vida.

Por eso, hay que hacer lo que realmente nos apetece, sentirnos vivos y disfrutar. Al fin y al cabo, nunca se sabe cuando puede ser nuestro último día.