#-le hace piquete de ojos-
Explore tagged Tumblr posts
Text
🌾 ❛❛🐺💘🌚—Sí, sí quiero. Ya sé, por eso te agradezco mucho—Era muy lindo que amabas te amara de esa forma como Tarik lo hacía, nunca pensó tener un amor así. —¿Una era?—Pensó—Sin duda la era en la que estás nosotros, es definitivamente mi favorita, donde estemos juntos—declaró dejando un besos en su boca. —¿Sí? ¡Gracias!—Se emocionó de poder aprender esas tácticas de Tarik.—Aunque no sé como resulten en mi, no soy tan brillante como tú—Eso debía reconocerlo. —Siempre nos tendrán a su lado para llenarlos de locuras—Prometió por ambos porque sabía que de ese mismo modo se sentía Kellan, no había nada que los hiciera renunciar a ellos. Lo siguiente le hizo soltar una carcajada.—Ofrezco mis más sinceras disculpas por mi osado atrevimiento de deducir su edad de mi Draculita—Sonrió acariciando su mejilla. —Me encanta la idea—su corazón se acelero solo de pensar. Deseaba todo el amor de Tarik. —Muy impacientes pero, está bien podemos esperar ya que son los únicos con los que quieren casarse. ¿Sabes? es lindo que después de todo el tiempo que tú y Daeron han vivido, no se hayan casado, por eso que se quieran casar con Kellan y conmigo lo hace más especial y significativo—Se abrazó a Tarik deduciendo que jamás en toda su existencia no se hubiera casado eso era especial porque quería decir que no lo hacía con cualquiera. —Tal vez además de la lingüística te este fallando la vista, cariño, no estoy derretido—Claro que sí lo estaba y era evidente. —Una ganga—Se rió. —¿Lo reconoces? porque es hecho notorio para todos, a donde vas distraes a todos, incluidos nosotros, no podemos enfocarnos—Lo acusó como si estuviera mal pero, su expresión le decía que le encantaba aunque eso en ocasiones le diera celos de que los demás lo vieran con otros ojos. Soltó una carcajada con ese piquete.
Le agrado que a Tarik le gustara el juego, la situación lo había impulsado a ello y se estaba dejando llevar porque también se sentía bien y lo disfrutaba. Le sonrió coqueto al ver su expresión y le lanzó un beso, para seguir recorriendo su piel con sus labios. Desabotono sus pantalones para quitárselos y poder acariciar sus piernas.
🌾 ❛❛ 🧛🏻♂️❤️👑—¿Te haces el listillo verdad?—Lo acusó picando su costilla. Sinceramente le agradaba saber que Kellan era muy consiente de que le daría todo. Acarició su mejilla al verlo sonreír de esa forma le gustó la idea que su magia solo fuera para él de esa forma especial. —Está bien—sonrió—Me gusta que sea especial para mi—Lo hacía sentir bien y especial también. Kellan sin saberlo también se lo daba todo a él.—Eres increíble, amor, no sé que hubiera hecho sin ti, fuiste pieza clave para que me convirtiera también en lo que ahora soy—Y eso era verdad, sin él tal vez no hubiera creído que podía hacer todo.—Lo sé, aunque no debí perder tanto contacto contigo pero, tampoco quería distraerte o que pensaras que quería que estuvieras conmigo y te condujera al mismo camino de alejarte de tu magia pero, ahora que estamos juntos vienes conmigo a donde sea—Volvió a afirmar con una sonrisa. —Bien, soy feliz de tenerte a mi lado en todo momento—Le alegraba saber que Kellan sería parte de cada paso que en adelante daría. Sonrió por la respuesta y volvió a llenar su rostro de besos. Esa palabra le ensombreció el semblante ¿podría soportar que el amor de Kellan se transformara en odio hacia él? No, jamás. Eso era una idea inconcebible tanto como la propia muerte de Kellan o de alguno de sus novios. Necesitaba con urgencia hablar con Tarik porque el shock le había removido demasiados sentimientos y le había dejado la cabeza hecha una maraña. Tardó apenas unos segundos en contestar antes de volver en sí.—No, jamás. Te he prometido que no me atrevería ha hacerte daño—Replicó ofreciéndole una sonrisa volviendolo a besar. Aunque en este preciso momento le pidiera perdón ya no había vuelta atrás el daño estaba hecho. —Y yo a ti—Sonrió sintiéndose bien al escucharlo. —definitivamente tendremos que buscar algo más.—Bromeó—Ningún hechizo, puedo decírtelo yo—Le dejo un beso porque le pareció adorable su gesto. —Deberías ir pensando como le cobraras esas responsabilidades—incitó con una sonrisa coqueta. soltó una risita por lo siguiente.—Definitivamente ya no le volvería a dar bastonazos pero, es algo que no necesita saber concretamente. Me daba miedo que no pudiera amarme como los ama a ustedes pero, después de todo resultó bien—Confesó para Kellan.
Pese a su estatura le fue sencillo conducirlo a su cama, sonrió al sentir su piel y la de Kellan seca, eso era producto de la magia de su novio, demasiado listo. En ese caso, procedió a seguir besándolo mientras acariciaba con más libertad el cuerpo de su novio ya que ahora tenía más espacio que en la bañera.
🧑🏼🎤💖🎵. —Por supuesto, si quieres verme, haré lo que sea por ti —prometió sinceramente. Después de todo, ¿qué no haría por él? Lo daría todo—. Es cierto, pero aún así debe haber una era que sea tu favorita —indicó, coqueto—. Bien, entonces puedo enseñarte, cariño —le sonrió. Pensaba enseñarle cualquier habilidad que él tuviese y fuera de su interés—. En efecto, amamos a nuestros alocados corazones —dejó un beso en la punta de su nariz. Entreabrió los labios, fingiéndose ofendido—. No puedes preguntarle a un vampiro su edad, atrevido —bromeó—. Por supuesto, te querré en exceso todos los días, mi amor —le prometió una vez más. No era una promesa complicada, ya la había hecho para sí mismo—. Lo sabemos, sabemos que son impacientes —admitió—, pero no tiene nada que temer, los únicos con los que deseamos casarnos son ustedes —explicó de inmediato. Era consciente de todo lo que provocaba en Nick, así que sonrió satisfecho—. Una roca un tanto derretida, ¿no crees? —Dijo al verlo, susurrando aquello con un roce en sus labios—. Es cierto, los obtuvimos en promoción —continuó con su gracia con una risa—. Ahh, ¿estás de acuerdo en que soy tan atractivo que los distraigo de cualquier actividad? —Cuestionó, aprovechando para ser coqueto (aunque al parecer no era necesario), mientras esperaba la respuesta contraria—. Heeey —picó su costilla al escuchar su grito, mientras reía.
Era difícil resistirse a Nick, estaba acostumbrado a tocarlo; mas, en cuanto su lobito indicó que no lo hiciera, lo volvió incluso más atractivo. Esa indicación le encantó al vampiro. Arqueó una ceja para convertir su expresión en una sonrisa. Entonces esperó, siendo él quien se volvió vulnerable por ese toque en su abdomen.
💖🧙♀️✨. —¿No? ¿Aumentaría al triple? —Indagó con una sonrisa que pretendía ser encantadora, sabiendo que Daeron le daría todo lo que pidiese. Sonrió al ver que la analogía funcionaba para explicar cómo ejecutaba su magia cuando hacía artefactos mágicos; era muy diferente cuando estos se hacían con fines de negocios, tenían un objetivo simple. En cambio, al ser para Daeron, o para Tarik y Nick, requerían una pizca de intención amorosa y claro, con deseos de demostrar su amor y así, protegerlos—. Por supuesto, prometido —susurró—. Toda mi magia es con amor para ti —juró—. Lo hice con gusto... Y bueno, desde aquel tiempo, habría hecho lo que sea por ti. —Incluso acompañarlo, hasta esperar por años si era necesario para estar juntos, ¿pero qué habría pasado con su magia? No sería bueno, lo entendía—. Así es, es posible que te siguiera... Así que, extrañamente, te agradezco que no me llevarás —se lo tomó con humor—, y supe que no era momento en Nueva York, eso también está bien —dijo para aliviar su preocupación, por si la tenía. Después de todo, Kellan regresó a Nueva Orleans y aprendió, conoció a diferentes vampiros y brujos que enriquecieron su conocimiento. Estuvo con Sofya... Bueno, la vida había sido así por alguna razón—. Bien, eso quería escuchar; porque yo iré contigo a donde vayas —dejó un beso en su mandíbula—. Los besos son un buen inicio —aceptó, soltando risitas debido a sus besos. Kellan arqueó una ceja, sin entender nada al respecto—. ¿Yo, odiarte? Sé que eres intenso y haces cosas cuestionables, estoy al tanto —repuso—, pero no creo que debas preocuparte, sé que nunca harías algo que me hiciera daño, ¿verdad? —Eso le bastaba para confiar en él. A pesar de su beso, Kellan siguió pensando en ello. Aún así no encontraba razones para creer que odiaría a Daeron—. Te adoro muchísimo —repitió para que quedara claro—. No, al parecer una burka tampoco es solución —se hizo el pensativo—. Mmm, no sé, tenemos que idear algo —se dijo con una risita—. Necesito hacer un hechizo para escuchar como ustedes —chasqueó la lengua—, ¿a quién debo creerle? Bueno, esperaré a que se haga responsable de sus acciones guapas —soltó un suspiro—. Sí, te adora y está agradecido que los bastonazos ya no sean destinados a él —rió, risueño.
Oh, ahora volaba... Oh, no, no estaba volando, sólo estaba siendo sostenido por Daeron. Rió sobre sus labios, enrollándose en Daeron para que le fuera más fácil el traslado. Para que este no se preocupara, hizo más sencillo la parte de secar sus pieles por medio de su magia, así no desperdiciarían tiempo en ello.
#queremos el eras tour!!#✨-tarik wayne#✨-kellan ahearn#✨-the news#✨-daeron magnus#✨-nick de wayne ruthermond ahearn nardell
401 notes
·
View notes
Text
CAPITULO 2 - EL MENTOR
Si así es alego la joven, retar a tres soldados reales tú solo
o estás loco o eres el mejor espadachín del pueblo dijo la joven
hechicera entre una mueca de sonrisa —es que en ese momento tenía
gran furia dijo ventum y no tenía miedo a que vaya a pasar ,pero
tú de donde saliste? —iba camino a la casa de mi mentor, todos los
días debo cruzar este puente dijo la joven hechicera-tu mentor dijo
ventum ,o sea que eres una aprendiz ,a mi también me gustaría aprender
algo ,no sé si magia ,pero algo con que proteger a las personas y
además como es tu nombre el mío es ventum vivo afuera del pueblo
cerca de un gran cultivo de trigo —vaya si quieres proteger a los
qué amas dijo la hechicera ven conmigo y por cierto mi nombre es
Azerí —un gusto dijo ventum así ventum la siguió hacia una solitaria
casa entre medio de un bosque ,así ventum llego junto con azerí -
Azerí dijo espera un momento muchacho antes de entrar ,te diré
unos consejos sobre mi mentor primero; no lo mires fijamente a
los ojos, segundo no hables a menos que él te lo pida y tercero
pueda que no estés preparado para convertirte en un hechicero,
pero eso lo ha de decir el caldero —está bien dijo ventum ,
Entendí todo menos lo del caldero así ventum y azerí entraron
a la casa del mentor de azerí llamado Abilio —azerí dijo llegué
del pueblo traje las hiervas que me pediste —que respondió Abilio
que se encontraba en otra habitación en un momento voy déjalas en
la mesa azerí —así Abilio se acercó al comedor de la casa y se sorprendió
al ver a ventum allí —y dijo así no solo trajiste las hiervas si no que
un compañero para jugar a las cartas? —no seas tonto Abilio dijo azerí
este muchacho que estás viendo se enfrentó a tres soldados reales con
una espada de madera —porque no me sorprende que usaste uno de los
hechizos que te enseñe para dejar fuera de combate a un hombre dijo
Abilio —no nada de eso dijo azerí ,pero bueno sé que no debo mentir,
pero recibió cierta ayuda de mi parte ,pero él quiere proteger a las
personas ,por eso me acompaño y se someterá a la prueba del caldero
y de las viejas escrituras tiene mucho valor exclamo azerí-si quiere
proteger a las personas, este no es el lugar indicado, podría tomar otra
Profesión como, parte del consejo del rey ,pero siendo honesto el rey
está tan loco que no lo escuchara ,pero el valor a veces no alcanza para
Convertirse en un hechicero dijo Abilio ,pero ya que lo trajiste no será
en vano —Abilio dijo entiendes el lenguaje antiguo —ventum no, pero sé leer
mi madre me enseño —bueno no importa las palabras son cortas dijo Abilio es
solo una frase que conjura el poder interior del alma, algunos no son capaces
de liberarla otros sí, pero veremos como te va ,así Abilio se acercó a una vieja
biblioteca tomó un viejo pergamino, dijo repite conmigo esta frase;Tantum esse tuum
quod intus vivit, scintilla, anima parvam lucem cudere potest! Asi ventum repitió
la frase sin saber que decía ,pronto las vitrinas de los muebles se rompieron en
pedazos —Abilio quedo sorprendido y dijo parece que pasaste la primera prueba me
haces recordar a la propia azerí cuando dijo esas palabras por primera vez -
creo que tu alma tiene ganas de salirse de tu cuerpo mortal dijo Abilio entre
risas ,pero acompáñame a la siguiente habitación —en la habitación había un
viejo caldero negro —Abilio dijo esta prueba no es necesaria, pero solo se la hago
a los que logran desatar el poder del alma con tanto fervor ,con la frase que te recite
Así Abilio le dijo a ventum que pose su dedo sobre el caldero —Abilio hizo un pequeño
piquete, las gotas de sangre cayeron al caldero uno por una así el caldero mostró
un ciervo y una flecha —y eso que quiere decir dijo azerí? —lo que quiere decir
que el linaje de ventum proviene desde los mismos inicios de la magia astral ,
según cuentan un ciervo y un cazador ,se toparon en el bosque ,el cazador disparo
barias flechas, pero el ciervo nunca murió ,dejo un rastro de magia astral en él ,
que se pasó de generación en generación tu azerí llevas parte de él contigo ,yo
también llevo parte así como miles de personas, hasta diría que millones pero algunos
mueren sin saberlo ,bueno ventum exclamo Abilio eso es todo creo que no se te hará
dificil convertirte en un hechicero ,ahora ve a tu casa es tarde ah no te pregunte
¿sobre tus padres alguno es un hechicero? —no dijo ventum mi madre cuida un rebaño
de ovejas y mi padre es carpintero ,pero nadie en mi familia ha sido un hechicero
que yo sepa ,bueno estoy sorprendido serás el primero entonces ,pero mañana temprano
quiero que tu y azerí me acompañen al bosque de luxsilvan allí comenzara tu primera
Fase … Así ventum se marchó muy contento …
NIKKO-XIV
1 note
·
View note
Text
Somos un gobierno cercano a las necesidades de la población | Evelyn Salgado
XOCHISTLAHUACA * 25 de mayo de 2023. ) Gobierno de Guerrero "No queremos nunca más un gobierno que esté alejado de sus comunidades; nosotros
queremos ser un gobierno cercano a las comunidades, un gobierno que esté cercano a las necesidades de su pueblo", señaló la gobernadora Evelyn Salgado Pineda durante la inauguración del camino artesanal Plan Maguey 1-Col. San Francisco, en el que se invirtieron casi 6 millones de pesos. En compañía de la presidenta municipal, Aceadeth Rocha Ramírez, la gobernadora destacó el trabajo coordinado que se desarrolla a través del programa de Caminos Artesanales, en el que mediante la participación de los pobladores se promueve el progreso, se acercan los servicios y se generan más y mejores condiciones de vida para los habitantes. Al respecto agradeció el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en todo
momento ha mostrado su respaldo y amor a Guerrero a través de acciones de gran impacto en beneficio de su población. "Vamos a seguir trabajando de la mano para que crezca el desarrollo de nuestras regiones, para que los pueblos estén comunicados. Para que no haya más ninguna mujer que murió porque no se le atendió su parto; niños que por piquete de alacrán no pudieron llegar a un centro de salud, eso es importantísimo, por eso son tan importantes los caminos. Por eso decíamos, queremos dejarles algo que sea para toda la vida y los caminos son para toda la vida", añadió. Durante su participación, la presidenta municipal agradeció todo el apoyo de la gobernadora para poner en marcha obras en beneficio de toda la población. "Gracias
gobernadora por poner sus ojos en el municipio de Xochistlahuaca. Somos un equipo de trabajo y unidos estamos como equipo de trabajo, con el presidente Andrés Manuel López Obrador, con nuestra gobernadora", expresó. A nombre de los beneficiarios, Jacob Evaristo Hernández agradeció el apoyo para lograr la construcción de este camino, el cual, a través de un trabajo en equipo, ayudará a que comunidades como Tierra Colorada, La Soledad, Rancho del Cura, así como diversas colonias, puedan tener vías en mejores condiciones. Inauguración del Mercado Municipal Enseguida la mandataria se trasladó hasta las instalaciones del Mercado Municipal, en donde realizó el corte de listón inaugural y develó la placa conmemorativa de la puesta en funcionamiento de este inmueble, el cual era una petición sentida por parte de los
pobladores. En este edificio que cuenta con dos plantas y 94 locales, se invirtieron casi 12 millones de pesos. Cabe destacar que esta obra había permanecido inconclusa por varios años, generando un estancamiento en la economía local, ya que los comerciantes no tenían un espacio adecuado para vender sus productos. "Esta era una obra muy solicitada desde hace muchos años, el proyecto estuvo un tiempo detenido. Esto afectaba a las familias que no tenían un lugar con condiciones para comprar sus alimentos, para comprar las artesanías y los comerciantes no tenían dónde ofrecer sus productos", explicó. De acuerdo a lo explicado por la titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Obras Públicas y Ordenamiento Territorial (SDUOPyOT), Irene Jiménez Montiel, esta obra está
dividida en dos niveles, cuenta con oficina administrativa, cuatro módulos de baños, instalaciones hidráulicas, eléctricas e hidrosanitarias, cisterna, instalación para gas LP, escalinatas, acceso para personas con capacidades diferentes, entre otros. A nombre de los beneficiarios, la comerciante María Guadalupe Almazán Díaz agradeció a la mandataria por esta obra de gran importancia para todos. "Los comerciantes sabemos y vemos con beneplácito la participación y aportación del gobierno estatal en la construcción de este mercado municipal, en el que seguiremos trabajando para poder llevar el sustento a nuestras familias", por lo que reiteró su reconocimiento a la administración que encabeza Evelyn Salgado. Enseguida la mandataria realizó un recorrido por las instalaciones del nuevo edificio. Acompañaron a la gobernadora la presidenta del DIF Guerrero, Liz Adriana Salgado Pineda, comisarios, representantes del cabildo municipal y pobladores de las distintas comunidades y colonias. ) Síguenos en nuestra página Facebook.com/acapulcopress.news Read the full article
0 notes
Text
Glee «Sexy as hell»
Marzo de 2040
-Ok Señor Anderson… no quiero alardear pero creo que cuando me vea… caerá rendido a mis pies… —dijo Kurt frente al espejo de cuerpo entero donde se miraba y se daba a sí mismo una especie de sexy charla motivacional, estaba en boxer y se movía de un lado a otro presumiendo de abdominales marcados, además de acomodar convenientemente su ropa interior de modo que se destacarán sus partes nobles— más sexy que el infierno… —agregó mordiéndose el labio y sonriendo coqueto y atrevido— ok… ¿será mucho esto?... —agregó tomando una bata de levantarse de seda— ¿por que va a ser mucho si es totalmente mi estilo?… —dijo poniéndose ambas mangas a la vez— veamos… —continuó modelando frente al espejo las versiones de la pieza de ropa, abierta, cruzada con un lazo atado en un moño, solo con un nudo y así— creo que asi esta bien… —dijo dejándola abierta para que se viera el abdomen trabajado que tanto le gustaba presumir— ahora a revisar si tengo todo… —añadió sentándose en la cama, abrió el cajón de su mesa de noche, metió la mano hasta atrás y tomó un pequeño frasco, lo abrió y olio recordando algo particularmente sexy que lo hizo sonrojarse— gracias «Überlube» por tan maravilloso producto, costo, pero maravilloso…
-¿Papá?... ¿éstas aquí?... —dijo Lizzie moviendo la perilla de la puerta para entrar sin golpear como era su costumbre. -¿¡Qué!? —contestó levantándose en menos de un segundo— ¿¡Lizzie!? -¡Si estás aquí!… —exclamó abriendo del todo— y vaya con que estilo… —añadió mirándolo mientras Kurt se cubría con la bata de una manera torpe y apresurada— ¿por qué no estás vestido?... no me digas que ya te vas a dormir… son recién las 9… ¡hola! -No cariño, en lo que menos pienso es en dormir… tú en cambio… -Yo en cambio, ¿qué?… tengo casi 18, ¡hola!... —añadió subiéndose a la cama como una estrella de la gimnasia olímpica lo haría. -No se que puede significar eso pero… ¿qué haces aquí? -Papá… aun vivo aquí… ¡doble hola!... —agrego acomodándose como si estuviera sobre sus propias almohadas, -Lo sé cariño… —dijo Kurt acercándose hasta su mesa de noche para cerrar el cajón de manera disimulada, Lizzie dio un respingo queriendo mirar— a lo que me refiero, es a que… ¿no ibas a pasar la noche en casa de Alaska? -Iba, pero la «señorita» esta disgustada y no quiere ver a nadie… ¡hola!… —contestó Lizzie haciendo el gesto de comillas con sus dedos cuando decía lo de señorita. -¿Disgustada?, ¿y por qué? -Porque no pudo devolver el traje verde ese que se compro y perdió los 250 dólares con los que se supone se iba a quedar, yo le dije que no se lo aceptarían porque lo había ensuciado pero no me creyó y ahora esta con depresión o no se que… -Pues la primera regla que hay que tomar en cuenta si quieres engañar a la industria de la moda, es cerrar la boca para evitar comer o beber lo que sea.. -Debí decirle eso… —dijo Lizzie riendo. -Bueno, para que lo tengas en cuenta la próxima vez…—agregó Kurt mirando la hora de soslayo -¿Te estoy incomodando o algo?... —preguntó Lizzie al notar aquel gesto de su Papá -No cariño… -Porque te vi… -Solo mire la hora porque se supone y el «Papáblen» llegaría a esta hora, pero ya estoy viendo que me llamara para decir que se atrasó no se con que… —añadió haciendo un gesto de fastidio. -¡Ay Papá!, ¡esta trabajando!, ¡no yéndose de fiesta o algo!… ¡hola!... —agregó Lizzie fastidiándose también. -¿No tienes algo que hacer cariño?, ya sabes, lejos de aquí… —dijo Kurt abriendo un poco más sus ojos. -¿Por que?, ¿tienes planes con tu esposo?... —preguntó moviendo las cejas de manera traviesa. -¿Qué? -Eso… —insistió la chica empezando a dar piquetes a su Papá en el estómago y los brazos. -¡Ok!… —exclamo Kurt levantándose— creo y es mejor que te retires a tu cuarto, el «Papáblen»… ah… mira, dices su nombre y aparecen… —agregó al sentir el pitido de la llamada entrante de su esposo— por favor, ¿no me digas que te quedaste atascado con la pista no se que, en el minuto no se cuanto?…—dijo sin esperar que Blaine dijera algo.. -Hola Kurt… -Hola, por favor no me digas que te quedaste atascado con la pista no se cuanto en el minuto no se que… recuerda que teníamos… teníamos un plan… —agregó bajando la voz y alejándose de su hija cuando hablaba de lo plan, Lizzie rio al ver a su Papá tratando de disimular lo que era en realidad era indisimulable. -Lo recuerdo, claro que lo recuerdo, y no estoy atascado con nada, de hecho estoy aquí en el hall del edificio… -¿Que? -Eso y en realidad si estoy atascado con algo, con alguien más bien… -¿De que hablas?, ¿qué pasó? -¿El «Papáblen» esta bien?... ¡«Papáblen»!,... -Cariño por favor… —dijo Kurt haciéndole una seña a su hija para que guardara silencio y lo dejara seguir con la conversación— ¿Blaine? -Si, lo que pasa es que hay una persona nueva aquí , además de un policía… -Debe ser por el robo ese que hubo a principios de mes… dijeron que iban a tomar acciones, asumo y es eso… -También lo asumo, pero el problema es que esta persona no me conoce, por lo tanto no me deja entrar.. -¿Que ?, ¿pero se ha creído?, ¡todos te conocen con un demonio!... -Pues al parecer esta persona no… así es que necesito que bajes con mi identificación, la deje en la billetera que no me lleve esta mañana… -¿Esta donde siempre?... —preguntó Kurt caminando hacia la mesa de noche del lado de su esposo. -Donde siempre… ¿puedes bajar?, ¿o estás ocupado? -Puedo bajar, solo estaba… bueno, te lo diré cuando estés aquí… -Ok, gracias Kurt… —dijo terminando la llamada, Kurt miró su teléfono un instante y luego lo tiró sobre la cama soltando un suspiro— juro que si no tuvieras la cabeza atornillada al cuello también la dejarías Blaine Anderson Hummel… —murmuró mientras buscaba la billetera en cuestión. .¿El «Papáblen» esta bien? -Lo esta cariño, solo… no lo dejan subir porque no tiene su identificación… cosa que por ley, debería siempre andar trayendo consigo… —dijo mientras buscaba el documento de identidad en los compartimentos de la billetera. -Debe ser por lo de robo que están tan estrictos… hasta a mi me la pidieron el otro día… dije vivo aquí… ¡hola!... -Así es cariño, se las piden a todos… escucha, bajaré un instante, Noah esta durmiendo así es que por favor no hagas cosas que lo despierten ¿bueno? -Esta bien… pero Papá… -Hija, tengo que llevar esto… -Si lo sé pero… ¿no quieres vestirte antes?… —dijo Lizzie señalándolo de arriba abajo, Kurt también se miro cayendo en la cuenta que solo llevaba ropa interior y una bata. -Con un demonio… tienes razón… -Yo se lo puedo llevar si quieres… -No cariño, iré yo… —dijo entrando al closet, tomó una camiseta y un pantalón de ejercicio y comenzó a vestirse. -¡Ay Papá!, ¡es solo bajar 12 pisos!… ¡hola! -Pues yo prefiero que te quedes aquí, además… tengo que decirle unas cuantas a ese nuevo portero… Imagínate no conocer a Blaine… ¿¡que le pasa!?... —exclamó poniéndose unas zapatillas. -En realidad es bien raro que no lo reconozca… bajaré contigo… -Lizzie, cariño, tu hermanito esta durmiendo y no puede quedarse solo, aunque… sean solo un par de minutos… —se adelantó en decir al ver que su hija abría la boca para argumentar lo de los doce pisos de nuevo. -¡Ay!, ¡esta bien!… iré a llamar a Alaska, a ver si le llego la carta de Stanford, su mamá está como loca ahora que sabe que yo ya tengo la mía… -¿Te das cuenta que tienes mucho qué hacer?...—dijo Kurt abrazándola para guiarla a la salida, Lizzie no supo si aquello lo hacía por cariño paternal o para asegurarse que si se iría— recuerda pro favor mantener normales los niveles de tu voz, tu hermanito… -Esta durmiendo… lo se… ¡hola! -Muy bien, gracias cariño… mañana me cuentas lo que te diga Alaska… —agregó mientras caminaba hacia la escalera. -¿Mañana?... —murmuró Lizzie pensando que al día presente aún le quedaban unas cuantas horas como para andar haciendo planes para el día siguiente, se encogió de hombros y se metió en su cuarto.
3 notes
·
View notes
Text
Desfloración literal
A propósito del vocablo desflorar hace años se me ocurrió este texto, únicamente como un ejercicio para aplicarlo literalmente en la ficción. Sin más expectativas, sin personajes complejos, sin pensar en universalidad o explorar el deseo o el erotismo a través del lenguaje o hacer metáforas de esto o lo que sea que haga la literatura canónica. Aclaro esto último porque al leerlo antes de subirlo me pareció que le faltaba todo eso.
Juanito miraba sus manos, jugaba con sus largos dedos de pianista. Estaba muy aburrido.
Marita, su vecina, estaba llorando como lo hacía todos los días. El dolor que esa condenada flor le causaba no la dejaba tranquila. Desde hacía semanas enteras se negaba a salir, se quedaba en casa, en cama, llorando. La pobre pensaba que sus únicas amigas eran las píldoras que su hermana le daba para calmarle el dolor. Marita vivía con su hermana, ambas eran huérfanas de padre y madre, tíos, primos y abuelos; estaban solas en el mundo y la pobre Marita tenía ese horrible problema de la planta que seguía creciendo, propagando sus ramitas y dando unos botones que florecerían pronto.
Juanito vivía solo, él no era huérfano pero su familia (que de hecho era muy numerosa) decidió que era demasiado grande para habitar una casa tan pequeña junto a ellos, así que lo azuzaron para que se consiguiera un trabajo lejos y una casa cerca de este. Juanito salía de su casa todos los días por la mañana, se ausentaba por ocho horas y luego regresaba para sentarse junto a la única ventana que daba al poniente. Le gustaba jugar a que asía hilos de luz con sus manos, le gustaba excitar la luz dorada del atardecer, le gustaba ver las motas de polvo suspendidas en el aire temblando al compás de sus dedos. Al principio era entretenido, pero después comenzó a aburrirse y la danza vespertina de sus manos se volvió mecánica, su atención se desleía en la más vulgar monotonía. Jugar con la luz de la tarde se volvió parte de su rutina.
Cada mañana Juanito salía de su casa a la misma hora, y a la misma hora su vecina, la hermana de Marita salía por los enseres del día. Él pensó que era la única vecina viva que tenía, a los demás nunca los había visto. Para él, solo existían seres humanos fuera del edificio.
Marita despertó, desayunó con su hermana como siempre. Volvió a su cuarto como siempre, la planta era tan larga que no podía estar sentada mucho tiempo sin que el dolor se volviera insoportable. Habló con su hermana del asunto, pero esta la ignoró como siempre, eso de la planta era algo que no merecía tanta importancia. La hermana de Marita salió a ganar el pan de ambas (cosa verdaderamente importante). La pobre muchacha se fue a su cuarto a tomar analgésicos, pero sólo quedaba uno y su hermana regresaría hasta el anochecer. Marita decidió dormir para ignorar el dolor hasta que este la despertara, así tomaría el último analgésico antes de que su hermana volviera con más.
Juanito se aburría como cada tarde en su casa, había pagado renta, luz, agua, etcétera, etcétera. No tendría dinero hasta unos días después y no podía destinar lo poco que le quedaba en otro libro o en cigarrillos, así que se decidió: tomó un poco de café, azúcar, un poco de manzanilla y albaca. Salió de su casa y fue a tocar la puerta de su vecina. Después de estar tanto tiempo solo, creyó que era saludable relacionarse con el otro ser humano conocido del edificio.
Llamó a la puerta y Marita despertó, el dolor todavía no era insoportable, así que se levantó a atender la puerta. Desde adentro, Marita preguntó quién era, y su vecino respondió preguntando si gustaba una taza de café. Ella se negó diciendo que no lo conocía, pero él insistió argumentando que sí se conocían, al menos de vista. Marita aclaró que él debería estar buscando a su hermana. Juanito se sintió algo contrariado, pero extrañamente feliz por el hecho de que hubiera un tercer ser humano en el edificio, así que insistió un poco más. Marita abrió la puerta para decirle a la cara que se fuera, él notó en ella que algo no andaba bien y le ofreció su ayuda para lo que necesitara.
Marita empezó a sentir que el dolor aumentaba, necesitaba urgentemente su analgésico y así se quedaría sin más hasta que su hermana volviera. No podría aguantar hasta el anochecer, así que si Juanito le ofrecía su ayuda, debía aceptarla. Ella le preguntó si tenía alguna cosa para el dolor y Juanito dijo que sí y que se lo daría solo con la condición de que platicaran un rato más.
Juanito y Marita estaban bebiendo café. Él sentado, ella de pie. Platicaron largo rato y él le preguntó por qué no se sentaba también. Ella dijo que no podía hacerlo porque le resultaba doloroso. Él preguntó por qué y si ya había visto a algún médico. Ella respondió que no tenía importancia, pero él la convenció de que eso no era normal y de que sí tenía importancia. Ella, avergonzada, se levantó un poco la falda larga que traía, se detuvo a la altura de las rodillas, entre las piernas de Marita, Juanito vio unas florecitas.
Ella rompió a llorar diciendo que no podía quitarse el problema ella sola, su hermana se negaba a arrancarle la planta de entre las piernas o llevarla con un médico que lo hiciera. Ella no tenía dinero nunca y no se sabía mover por la calle, desde que se mudaron al edificio estaba confinada a las paredes del departamento, obligada a mantener todo en orden, a cocinar lo que su hermana trajera cada día. Ella misma no tenía fuerza para quitarse la planta, dolía demasiado. La pobre Marita le pidió ayuda a Juanito, y él conmovido le pidió que le mostrara el lugar donde nacía la planta para ver qué podía hacer. Fueron a la cama de ella, y la pobre, llorando, se alzó la falda y abrió las piernas. Él se acercó para ver y de entre la carne salía un tallo con el ancho de un índice, alrededor del nacimiento de la planta la piel se veía seca y un poco agrietada.
Juanito tiró un poco del tallo para ver si se movía, y solo logró causarle dolor a Marita. Decidió entonces moverlo de un lado a otro para ver si funcionaba, la planta estaba encarnada con mucha solidez, y con estos movimientos Marita únicamente sentía la resistencia de su propia carne. Después de unos minutos de mover el tallo de un lado a otro y en pequeños círculos, Marita sintió una molestia como un piquete, una sensación punzante que se movió hacia una de sus nalgas en forma de un cosquilleo. Juanito tomó con uno de sus dedos de pianista la gota de savia que se había escurrido, empezó a masajear la piel que rodeaba el tallo y muy poco a poco la savia empezó a brotar con mayor abundancia, hidratando la piel seca que sostenía esa maldita planta que tantos dolores había causado desde su nacimiento.
La piel de Marita empezó a ceder con lentitud consistente. Juanito, animado por el éxito de su técnica, siguió moviendo el tallo, masajeando la piel, untando la savia. Marita sentía, únicamente sentía el contacto de su carne con las manos tibias de su vecino, se sentía complacida porque sabía que él estaba ayudándola a no sentir dolor. Ella podía sentir el líquido brotando entre sus piernas, y pensó que podía ser sangre, esos pequeños borbotones que escurrían por sus ingles hasta sus nalgas le producían comezón, que se calmaba con los movimientos circulares del tallo y los masajes de Juanito. Cuando la planta cedió y empezó a evidenciarse el hueco entre la piel y el tallo, Marita sintió un cosquilleo cálido en las plantas de los pies que fue ascendiendo por las pantorrillas y los muslos hasta obligarla a tensar el abdomen, era un cosquilleo agradable que la hizo cerrar los ojos y abandonarse, seguramente estaba experimentando el éxtasis de los santos, que a través del maltrato de su carne llegaban a puntos de placer que los hacían encontrarse con dios. Seguramente estaba a punto de morir, pero no tenía miedo, no tenía dolor. Seguramente moriría desangrada, tenía la sensación de que era sangre lo le corría entre las piernas, no había otra explicación a aquel líquido tibio que sentía ahora acumulado en la sábana a la altura del cóxis.
Juanito vio que el tallo había cedido casi totalmente, solo hacía falta un tirón desde la parte más cercana a la piel, un tirón firme para que todo saliera fácilmente, completamente, sin riesgo de dejar las raíces atoradas para que el problema pudiera brotar otra vez. Un tirón firme y ya, como cuando su abuelo le enseñó a arrancar la maleza sin lastimar la tierra.
Marita se quejó, con su voz salió todo el aire que tenía en los pulmones, se destensaron sus muslos y su abdomen, abrió los ojos para asirse al mundo, que se revolvía y ennegrecía. Ya no había dolor, ni luz, por más que forzara los párpados para abrirse lo más posible. Apenas tuvo tiempo de abrir los ojos para aferrarse a la luz de la vida, cuando cayó en el túnel de la muerte, y nuevamente, sus músculos se tensaron para soltarse en una oleada más débil que la anterior, pero igual de fatal, que le arrancó el hilo de voz que le quedaba y le nubló totalmente la vista. No luchó más y cerró los ojos, trató de recuperar el aire que había perdido, jadeando con dificultad, y sufrió todavía varias réplicas más de aquel estremecimiento, cada una más débil que la anterior.
—¿Estás bien?
Marita abrió los ojos y vio al lado suyo la planta aún viva, las flores algo maltratadas, sin algunos pétalos.
5 notes
·
View notes
Text
Nadamos entre mares profundos,
a veces nos dejamos guiar por el oleaje
persiguiendo a la luna para a jugar a las escondidas;
otras veces somos las olas que chocan con las piedras
sin poderse detener y en ocasiones un tanto desorientadas.
Sabemos que caeremos, chocaremos, nos perderemos
pero no soltamos la aventura que esos mares nos otorgan.
Hay días, que nos sofoca lo que entre algas se encuentra,
pero al ver todo el alrededor y ver que es azul,
es tan triste, que sólo queremos yacer al fondo de este;
tal vez, jugaremos entre los barcos perdidos y hundidos que murieron bajo el alba
o en una de esas, encontremos una ciudad perdida.
Que decir, la realidad agobiante
es lo que único que veo, porque ahora sé,
que el mar se ha vuelto más salado, más sucio y más roto,
dónde ahora el partir de este mundo es trivial,
pero rogamos con plegarias para quedarnos a nadar un poca más,
hay días en que sólo rogamos por aquellos que amamos
y a pesar de la injusticia en mano, se ve hacia delante.
Porque hoy se dice, hoy se sabe del aguante y la resistencia del alma
de aquellos que llaman sobrevivientes, de los fuertes y navegantes,
se dice entre susurros lo prohibido por muchos,
que es mejor morir en manos de la naturaleza,
tal vez, por un pequeño piquete,
aquel que la medusa nos puede brindar a modo de defensa a su vida de nosotros invasores,
que morir en manos de las olas de nuestro propio mar guiadas por el egoísmo.
Que fácil se ha vuelto,
que triste es en verdad,
personas vienen y van,
se arrebatan vidas como si se hablara de la personificación de los dioses,
pero se dice que los dioses son misericordiosos,
no lo sé, jamás he conocido a uno,
entonces la ironía corre por sus venas,
se creen dioses con tal poder de arrancar vidas a diestra y siniestra.
Se excusan bajo el color de la piel, de ideologías y pensamientos,
pero, déjame contarte, déjame abrazarte y susurrarte lo que pasa;
te contaré aquella historia, bella e idílica,
la cual abrazo con fuerza, no se me vaya a ir al amanencer
¿Y entonces en qué creo ahora?
Que aunque suene soñador me mantiene con anhelo al paso del día
porque de los sueños nacen las grandes historias
y en una de esas, los cambios.
Borra mi esencia,
Verás que no se puede, soy yo y me la aferro al pecho, no le tengo miedo
a la daga de indiferencia que tus manos portan
y tus oídos ignoran.
Mírame, escucha el sentir que soy como tú,
un color, no me define,
el mar tiene miles de matices,
desde las algas hasta los peces de la profundidad;
una raza no me hace más o menos,
una ideología no me hace superior o inferior,
un corazón une y las ideas rotas separan,
pensamientos que tachas de absurdos y mínimos,
tal vez del plancton más pequeño que puedas imaginar,
pero podríamos ser dos, tres, miles.
No hay tez correcta o incorrecta,
mi piel no define si debo vivir o eres libre de arrancarla entre suplicios
nació libre sin marca, en ella sólo residen
las huellas de los que vivieron antes por mí,
por los que hoy puedo poner pie en esta arena,
por los que hoy puedo cerrar los ojos en el mar y tener gozo.
A la vez, aún no se termina,
las voces se alzan cada tanto,
pero nunca se callan,
a veces son tenuas,
otras veces mueven los golfos y trazan nuevos mapas de hidrografía.
Rompen cadenas,
corren,
viven,
porque aún hay huellas que dejar,
allá afuera aún queda mucho por cambiar,
jugar con la relatividad,
soñar con el balance en el caos,
uno que hemos generado por nostros.
Que el presente se glorifique porque mañana
seremos los que debemos dejar huella para los del próximo día
para que un día, nazcan con menos cadenas,
con oportunidad a un libre criterio,
con oportunidad de vivir fuera del miedo,
que las sombras no los consuman
y que la luna lleve su oleaje a mejores tierras,
que el sol sea su vigía y entre estaciones que se deje el recuerdo vivo
de que aquí existimos, de aquí venimos y a algún lugar nos esperan.
Entre el oleaje te digo adiós,
pues las letras me llaman
con su bello cantar de sirena.
A ti te doy las gracias entre algas
con una promesa de que no leeremos pronto;
voy apurada pues sé, que alguien me espera,
no sé quién, no sé que,
pero ahí estaré,
soñaremos juntos,
caminaremos al cambio
y en una de esas logramos mucho,
glorioso día.
Un mar de emociones desbordándose en el último día del año; Ann.
7 notes
·
View notes
Text
¿El principio o el final?
Jamás imagine que los hospitales de las películas lograran recrear el mismo ambiente de soledad, miedo y angustia que se sentía al recorrer esos pasillos, al encontrarme frente a ese cuarto que probablemente en un futuro sería un lugar recurrente, recuerdo la admiración con que lo vi, parecía con la más alta tecnología que había visto en toda mi vida.
Al llegar la doctora que nos había acompañado desde la sala de espera hasta ahí me pidió que pasará a cambiarme para poder pasar al cuarto en donde se llevaría a cabo el estudio, sólo mire a mamá que tenía esa mirada de mamá que te asegura y te hace sentir que todo estará bien, las indicaciones eran claras, me acosté y la misma doctora con aspecto familiar y una dulce voz que me tranquilizaba procedió a prepararme, me explico lo que pasaría y en cuento me dijo que tardaría aproximadamente 45 minutos acostada mi corazón acelero sus latidos, ¿Este día llegó?, ¿por qué tanto tiempo?, ¿podré…?, ¿qué tareas pendiente tenía?,…, preguntas, preguntas y más preguntas, unas más absurdas que otras.
Antes de retirarse la doctora me dio el botón de pánico, y se fue asegurándome que regresaría para inyectarme el medio de contraste, el ruido de la maquina si era fuerte, pero más fuertes parecían las preguntas que me rondaban; ¿qué pensarán las personas que han estado en esta situación?, ¿y si ponen lecturas en el techo como la ilustración de aquel cielo que te invitaba a seguir viviendo?, ¿por qué se sentirá tanto frio? Cuantas más preguntas más fuerte trataba de orar, pensaba en la felicidad que tendría al salir de ese lugar, que con el simple hecho de estar ahí ya sentías esa frialdad, ore y me cuestione hasta perder la lucidez por el sueño que tenía por no haber dormido la noche anterior.
Entre sueños sentía que me hablaban y la incomodidad de hacer pipí me hacía sentir aún más incomoda, despertaba y volvía a dormir, hasta que entre sueños escuche la voz que en esos momentos me causaba una tranquilidad inmensa, la doctora había llegado para inyectarme el medio de contraste. Me pregunto qué tan buena era para los piquetes y con los pocos ánimos que aún me quedaban le conteste que le tenía miedo, ella me dijo que me mantuviera tranquila, la aguja era del mismo tamaño de las que se usaban para los bebés, cerrando mis ojos y tratando de desviar mis pensamientos el líquido empezó a entrar a mi cuerpo, tan indispuesta me sentía que ni siquiera le tome mucha importancia a lo que estaba pasando.
Se volvió a ir diciendo que en 10 minutos terminaría esto, trate de volver a dormir para que no fueran eternos esos últimos 10 minutos, no lo logré y sólo espere. Termino, la doctora me quito todo lo que traía encima y salió para hacer pasar al otro cuarto a mamá, ella tan jovial, sabía disimular bien la preocupación, es una experta en acompañarte en esos momentos me contó una vez mi hermano, que sanador fue volver a verla después de esos minutos largos de fría soledad, me volví a vestir, no sé si fue por haber hecho pipi después de tanto, pero me sentí liberada. Al parecer por la hora, había estado ahí dentro, más de una hora.
Antes de irnos, la otra doctora nos detuvo, pidió detalles de lo que me pasaba y los síntomas que había tenido. Ella escuchaba con atención lo que le contábamos, su mirada parecía de angustia, confusión pero que al mismo tiempo al escuchar encontraba respuestas. Mamá dirigió su mirada a mí, al alejarnos de aquel cuarto me decía que probablemente esa doctora ya había encontrado algo, ¿qué tipo de tumor?, ¿sería este el último estudio antes de tener el diagnostico?, ¿Dios me pondría a prueba con este tipo de enfermedad?. Más preguntas mientras el frio del medio de contraste seguía recorriendo por mi cuerpo. Es esto…, ¿el principio o el final?...
4 notes
·
View notes
Text
En minutos que parecen horas.
Tu mirada se pierde en cada rincón de la casa que ya no tiene sentido intentar memorizar. La cafetera sigue emitiendo aquel chillido que indica que el agua para tu café está lista. Pero ya no habrá café ésta noche. Ni ninguna otra.
La presión en tu pecho es demasiada, y cada vez te cuesta más respirar. A pesar de la agonía, mantienes un brillo de esperanza que sólo el espejo frente a ti es capaz de ver. Esperas que alguien haya escuchado algo sospechoso y que llegue la ayuda. Pero la única ayuda que te queda en tus últimos momentos, es la de tu oración, en la que pides silenciosamente a Dios que te permita seguir viviendo.
Tu respiración se vuelve cada vez más pesada y lenta. Intentas no desesperarte para no acelerar las cosas. Cualquiera pensaría que quisieras seguir sufriendo, ahí en el encierro de tu habitación, pero la verdad es que había muchas cosas que querías recordar antes de que se decidiera el punto final de tu dolor, de tu respirar, de tus esperanzas, de tu vida.
Querías recordar a tu perro Scottie y a tu gato Pelusa. Eran un torbellino cuando los dejabas solos en casa de tus padres, a quienes encontrabas en ridículas discusiones sobre cuál animal era inocente y cuál era el agresor que mordía los muebles y rasgaba las cortinas. La verdad es que ambos, perro y gato, tenían la culpa del desastre, pero tu padre tenía mayor preferencia hacia los perros mientras que tu madre amaba a los gatos casi tanto como te ama a ti. Scottie y Pelusa no se llevaban tan mal, crecieron juntos ya que los habías adoptado desde cachorros a ambos, pero les encantaba corretearse y jugar juntos.
Ante estos recuerdos, fue inevitable que rieras al imaginar el desastre que debían tener ahora en casa de tus padres, donde tuviste que dejarlos al mudarte pues había muchos vecinos con alergias y como mínimo había peces.
Después de una risa hecha con mucho esfuerzo, comenzaste a toser. La tos llevó consigo una punzada aguda de miedo que invadió tu pecho y estómago. Por un momento pensaste en el terror que te ocasionaba la idea de morir, y en estos momentos, tenías suficiente motivo para entrar en pánico. Mas a la fuerza te serenaste y volviste a concentrar tus pensamientos en las memorias que querías revivir. Tu agonía había comenzado hace apenas unos segundos, casi un minuto, y sentiste que pasaron horas.
Suspiraste lentamente, tratando de no agotar cada vez más tus energías y tratando de guardar aire suficiente para más recuerdos.
Empezaste entonces a recordar a tu hermano. Ese niño adoraba pelear contigo así como jugar. Obviamente había dejado de ser un niño hace un par de años cuando cumplió los quince, pero tú más que nadie lo seguías viendo de esa manera por el gran cariño que le tienes. Siempre habían compartido grandes momentos juntos, aún después de haber empezado tu vida a parte.
Y tus padres, quienes han estado detrás de ti cuando has dado tus primeros pasos en varios ámbitos y que se han puesto a tus lados para apoyar cada decisión y ayudarte en tus momentos de incertidumbre. Ese par de personas que lo han dado todo por ti y tu hermano, que se han desvelado con ustedes y que han gritado de emoción, tristeza, rabia y frustración. Ellos siempre parecían tan inoportunos en algunas situaciones, pero te habías dado cuenta de que era una sutil manera de advertirte e incluso de alejarte de lo que consideraban malo para ti. Todas esas veces les llegaste a cuestionar, como cualquier adolescente, y ellos se encargaban, de maneras muy curiosas, de que lo entendieras todo por tu propia cuenta. Una vez tu padre te dijo que, si después de entender sus motivos considerabas que te estaban haciendo mal y que no te dejaban vivir tu vida, entonces podrías seguir haciendo las cosas a tu modo, pero que habría consecuencias. No pasaría mucho para entender bien todo y escuchar más a tus padres, con el mismo amor con el que te decían las cosas.
Un par de lágrimas resbalaron por tu mejilla izquierda hasta tu barbilla. ¿Por qué de pronto te pasaba aquello?, te preguntaste. No podrías volver a ver a tu hermano jugar con sus amigos, no podrías escuchar a tus padres reír, no podrías abrazar a ese niño y aconsejarlo como muchas veces cuando te lo pedía. No volverías a escuchar a tu madre llamarte. No volverías a ver a tu padre trabajar y enseñarte cosas nuevas. No volverías. Y ellos quedarían totalmente devastados.
El dolor punzante en tu pecho se hizo más fuerte, ésta vez no fue de miedo, sino de tristeza y desconsuelo.
Sin fuerzas para levantar su mano y limpiarte esas lágrimas, las dejaste correr en silencio hasta que se detuvieron y te dejaron húmedas las mejillas. Los suspiros fueron la parte más difícil de controlar, pero al final algunos lograron salir antes de que pudieran convertirse en hipidos que lastimarían más tu cuerpo.
Una vez que la poca tranquilidad que empezaba a quedarte volvía a ti, tu mente te llevó a esas canciones tan pegadizas que habías escuchado a lo largo de tu infancia y adolescencia. La mayoría de las más recientes te molestaban mucho, no eran precisamente de tu agrado y tu familia se encargaba de ponerlas en las bocinas por las mañanas para despertarte. Todos morían de risa con esos gritos de exasperación ciertas mañanas. Y tú terminabas lanzándoles almohadas hasta que las quitaban. Pero muchas otras canciones podías escucharlas miles de veces sin cansarte, aunque fuera tu familia quienes terminaban cansándose.
Muchas de esas canciones pasaron al mismo tiempo por tu cabeza y no te importó que también hubiese de las que casi no te gustaban. Todas tenían letras y ritmos de lo más pegadizos, y algo de música en tus últimos respiros hacían menos triste la situación.
Tragando con esfuerzo la saliva que se empezaba a juntar en tu garganta, empezaste a tararear algunas de esas canciones. Y te sentiste mejor. Sentiste un poco de alivio a tus dolores físicos y emocionales que ocasionaba estar a unos pasos de la muerte.
Así, sin darte mucha cuenta, los tortuosos segundos se volvieron en minutos… Seis minutos de agonía que no imaginaste disfrutar por pensar y recordar, extrañar y sentir todo al mismo tiempo.
El teléfono de tu casa empezó a sonar y a penas pudiste girar la cabeza hacia la entrada de tu habitación, como si con eso se fuera a descolgar y llegar a ti para responder.
Seguramente sería tu madre, quien llamaba constantemente para preguntar cómo estabas, si te encontrabas en casa o en el trabajo, si estabas cerca de su casa y querías pasar a comer y saludar a tu hermano. O también podría ser tu hermano; solía llamar de vez en cuando para saludar, comentarte que se sentía mal a veces y también para compartir contigo sus logros; muchas veces también lo llamabas tú para invitarlo a pasear y al día siguiente te mandaba mensajes diciendo que era la envidia de sus amigos por tener a alguien tan genial. Podría ser también algún compañero de trabajo que necesitara de tu apoyo o asesoría con alguna traba; no eras excelente en lo que hacías, pero siempre ayudabas con gusto a tus compañeros, y si no sabías exactamente cómo hacer algo, investigaban juntos y lo resolvían en equipo.
El teléfono dejó de sonar. Timbró de nuevo unos segundos y volvió al silencio que envolvía al incesante chillido de la cafetera, que sólo se detendría a menos que se acabara el gas.
La lenta agonía empezó de nuevo con el silencio aplastante, y duró así otro minuto. En total, llevabas casi ocho.
De pronto tu celular empezó a vibrar. Lo habías dejado en la orilla del buró. Siguió vibrando hasta caer al suelo, lo que te dio oportunidad de ver en la pantalla el nombre de la persona que parecía tener urgencia en hablar contigo. Siguió vibrando y moviéndose. Lo seguiste viendo sin poder creer en lo que había en esa pantalla. Te trataste de convencer de que eran alucinaciones producidas por la misma muerte, que parecía tener compasión de ti y te estaba permitiendo ver cosas que aliviarían uno de los grandes pesos de tu corazón antes de partir.
Volviste a llorar.
Lloraste y permitiste que los suspiros y sollozos salieran ésta vez.
Te dolía cada espasmo causado por el llanto que empezaba a hacerse cada vez más fuerte.
Tu garganta se cerraba a ratos y el llanto y tu respiración eran cosas que debías dejar de hacer al mismo tiempo. Así que tenías la opción de seguir llorando hasta dejar de respirar. O seguir respirando hasta calmarte y dejar de llorar.
Tu mirada no se apartaba de la pantalla del aparato, que había dejado de vibrar un par de segundos antes de volver a moverse como loco. Y mientras el celular dejaba de moverse otra vez, y volvía a sacudirse, tú no podías decidir aún qué hacer. Pero debías escoger pronto. Casi podías ver el reloj de arena de la muerte, en el que cada granito de arena bajaba más rápido que el anterior.
Entonces, aún con el dolor de cada contracción de tus músculos, después del desastre que dejaron los espasmos del llanto, inflaste lentamente tu pecho en una respiración profunda. Cerraste los ojos para sacar el último rastro de lágrimas. Los volviste a abrir, rojos y un poco hinchados.
Repetiste la respiración otro par de veces hasta que sólo quedaron leves espasmos que dolían lo mismo que un piquete con el tenedor. Como el que te dio tu hermano en aquella cena familiar en casa de los abuelos hace algunos años.
Una vez que tu mente se serenó un poco, pensaste en que, si la persona que te estaba llamando de verdad necesitaba hablar contigo, iría hasta tu puerta.
La tos volvió a atacar.
Mantenías ese brillo de esperanza, que sólo el espejo frente a ti era capaz de ver. Y le pedías a Dios, con toda la intensidad de tu silencio, que si no te iba dejar vivir, que mínimo te dejara despedirte de esa persona. Le rogabas que hiciera que llegara a tu puerta. Que se diera cuenta de que algo andaba mal. Que estuviera frente a ti. Que te diera la última oportunidad de disculparte y despedirte correctamente.
Cualquiera pensaría que querías alargar tu agonía para seguir sufriendo en una especie de castigo. Pero en realidad, querías recordar antes de partir. Revivir canciones y memorias.
Menos una.
Y conociendo lo traicioneros que eran el corazón y la mente, tu memoria te trajo la visión de una persona en especial que se había vuelto tu universo entero desde hace unos años.
La misma persona con la que tuviste una discusión por un motivo del que ya no te acuerdas y que no has visto en casi dos semanas.
La misma persona que con tanta insistencia te llama.
La misma persona a la que ya no puedes responderle.
Pensar en esa persona te dolía más que cada movimiento y quisiste arrastrarte para alcanzar el celular y contestar sus llamadas. Mas al haberte tumbado en el suelo tu cuerpo entero se entumió y quedaste bocabajo con el brazo izquierdo estirado en dirección al aparato, tu mano a sólo unos terribles centímetros del celular.
Tu alma se retorcía de dolor. Tu mente lloraba cada recuerdo. Y tu corazón sufría su ausencia.
Recordaste cada momento a su lado, y pensaste que ningún dolor era demasiado si así podías decirle cuánto lo sentías, lo mucho que le extrañabas y el gran amor que le tuviste, le tienes y que siempre le tendrás con tu último suspiro.
Cuando se conocieron, estaba llorando la partida de alguien muy importante. Le dijiste con total seguridad que esa persona querría que sonriera por sus recuerdos juntos y que viviera por ambos. Te abrazó. Y siguió llorando, diciendo que eras un ángel enviado por esa persona.
A los días se juntaron de nuevo y empezaron a hablar. Empezaron a bromear y darse empujones como si se conocieran de toda la vida. Entre broma y broma, te diste cuenta de que no te dijo su nombre y se presentaron correctamente.
Durante el resto de la secundaria, su amistad se hizo más estrecha: no hacían nada el uno sin el otro, salían a todos lados, uno iba a las reuniones familiares del otro, juntaban a sus padres para cenar a veces.
Recordaste la primera vez que pasó eso. Fue la experiencia más vergonzosa de tu vida, pues a tu padre se le ocurrió enseñar algunas fotos y mencionar las cosas más tontas que habías dicho y hecho. No eras de hacer muchos amigos, y de los que hacías, ninguno había ido jamás a tu casa, por lo que pensaste que fue la peor cosa que tu padre pudo haber hecho.
Con el paso de los meses, se volvían más cercanos. Y empezaste a ver a esa persona de una manera un poco distinta, aunque no sabías porqué tu nueva forma de ver a esa persona era tan diferente y especial.
Cuando te animaste a preguntárselo a tu madre, ella te dijo que tal vez te gustaba. Te preguntó qué sentías estando a su lado, y le dijiste que tu cara de vez en cuando se ponía roja y que tu estómago se ponía raro, que te sudaban las manos a veces y que querías verle más seguido.
Tenías quince años y nunca antes te habías sentido de esa forma, ¿cómo ibas a entenderlo?
Tu madre te dijo que podía ser algo temporal, que a lo mejor sólo confundías tus sentimientos. Era mejor que esperaras, no le dirías nada, seguirías actuando como siempre. Tampoco querías arruinar su amistad por algo que tal vez sería un mal entendido tuyo y que pondría incómodas las cosas.
Pero poco después de darte cuenta de que de verdad era amor eso que sentías, esa persona se tuvo que mudar. Dijo que se iría a un lugar muy lejano, pero que nunca te olvidaría y que seguirían manteniendo su amistad, sin importar nada.
Tu cabeza empezó a doler demasiado cuando llegaste a esa parte del recuerdo. Soltaste un gruñido de dolor y tus ojos volvieron a ponerse llorosos. Pero te permitiste seguir recordando mientras seguías intentando alcanzar el celular.
Recordaste la soledad y tristeza que sentías sin esa persona. Las noches que llorabas porque no podían hablar debido a la diferencia de horarios. Los días en los que casi no salías porque no era con esa persona.
Parecías haber entrado en una especie de depresión. Pero seguías comiendo bien y tu rendimiento académico no había cambiado. Lo que se te veía diferente era tu estado de ánimo. Mucha diferencia había de la sonriente y alegremente explosiva versión de ti, a la nueva en la que parecías un extraño robot siguiendo la monotonía de la vida gris y aburrida.
Y más o menos fueron así dos años.
Hasta que un día, te llegó un mensaje de un número desconocido. No tenías mucho de haberte conseguido un celular, un año a lo mucho, y sólo tenías guardado los números de tus compañeros de clase y de uno que otro amigo de otro grupo, además de los números de tus padres y otros familiares. Por lo que te pareció desconcertante que alguien que no conocías tuviera tu número de celular.
Por un momento pensaste que alguno de tus compañeros pudo haber pasado tu número a alguien más y estabas por confrontarlos de no ser por la idea de abrir el mensaje y leerlo.
No era algo que solías hacer, aunque tampoco te llegaban mensajes de desconocidos.
Abriste el mensaje.
Decía que estaba de vuelta en la ciudad y que te echaba muchísimos de menos, que iría casa a desempacar y, que si seguías viviendo en la misma casa, llegaría para la hora de la cena junto con sus padres.
Tu mente le dio vueltas al mensaje unos segundos, hasta que te puso el nombre de esa persona con luz brillante delante de tus ojos.
No te permitiste emocionarte aún, no tenías total seguridad de que fuera quien tú esperabas, podía ser también alguno de tus primos cercanos que volvía de su viaje de estudios y cambió de número por diversas razones.
Y viste el final del mensaje.
Y supiste que se trataba de esa persona que esperaste por dos largos años. Nadie más te llamaba de esa forma tan tonta, pero que para ti empezó a ser tan hermosa cuando te diste cuenta de tu enamoramiento.
Interrumpiste tu recuerdo al haber alcanzado el celular, después de rogar por un poco más de fuerzas y estirarte otro poco lo habías logrado.
La pantalla indicaba al menos seis llamadas perdidas.
Agradecías enormemente haber quitado la contraseña hace mucho, cuando debías hacer una llamada urgente y te tardaste en hacerla por poner mal la maldita contraseña como tres veces.
Entraste en el registro de llamadas y presionaste su nombre entre los contactos.
Pusiste el altavoz.
Sonó una y dos veces.
Sonó tres y cuatro veces.
Sonó cinco y seis veces.
Sonó siete y ocho veces.
Sonó nueve veces.
Para el décimo timbre, marcó la entrada al buzón de voz.
Dejaste tu frente recargada en el suelo unos segundos.
Suspiraste.
Y volviste a llamar.
Mientras comenzaba a sonar otra vez, continuaste recordando.
Después de aquella cena de bienvenida, volvieron a juntarse para ponerse al corriente. Te sentiste como aquella vez que se conocieron y a los días empezó su amistad.
Con esa persona de vuelta en tu vida, el tiempo pasó tan rápido que no notaste cuando ya estabas graduándote de la preparatoria. Esa persona llegó hasta ti aquella vez con un burro con birrete y toga en las manos que venía amarrado a un par de globos, uno blanco y el otro negro.
Volviste a escuchar la entrada al buzón.
Tu tiempo estaba agotándose y necesitabas llamarle. Necesitabas escuchar su voz, aunque tuviera ese tono de enojo que bien merecido te tenías, y poder decirle que lo sentías y que le amas.
Volviste a intentar.
Sonaba y sonaba. Y volvía a enviarte al buzón.
Inevitablemente volviste a derramar lágrimas.
Ya nada a tu alrededor importaba más que escuchar que contestara la bendita llamada.
Tu mente estaba en eso, y hasta olvidaste la cafetera chillante. También olvidaste que no podías moverte más y fue el dolor el que te lo recordó.
Llevabas quince minutos entre recuerdos, agonías y llamadas perdidas. Y no creías tener otros quince minutos para esperar a que Dios se decidiera a hacer que entrara por la puerta de tu casa hasta tu habitación.
Intentaste controlar tu llanto para no lastimarte más y volviste a intentar.
Intentaste otras dos veces.
¿Qué tan difícil era contestar alguna de las seis llamadas?
¿Tan enojada estaba la otra persona?
¿Tanto lo habías arruinado como para no querer hablarte en los últimos segundos de tu vida?
Pero claro, no sabía que te estabas muriendo.
Reíste amargamente. Giraste con dificultad hasta estar bocarriba y dejaste el celular junto a tu cabeza. Seguiste riendo hasta dejar que se volvieran carcajadas y un desgarrador llanto de dolor.
Lloraste como jamás lloraste. Reíste de tristeza. El espejo frente a ti era testigo de tanto sufrimiento y agonía, y si tuviera vida reiría y lloraría contigo.
Entre risas y lágrimas, tu vida se empezaba a apagar. Le habías pedido a Dios fuerzas suficientes para llamarle, pero después de seis intentos, esas fuerzas comenzaron a pasar factura en tu cuerpo.
Entre risas comenzaste a toser por cada lágrima que salía de tus ojos y goteaba de tu barbilla.
El espejo veía cómo el pequeño brillo de esperanza que te quedaba se extinguía. Y el tiempo para las memorias y canciones, que cualquiera pensaría que era para pagar alguna especie de castigo, llegaba a su fin. Aunque, tal vez sí estabas castigándote. Un castigo por haber herido a la persona que más amas, y que ahora ya no estará contigo por última vez.
Entre tos y lágrimas, risas y espasmos de dolor, hipidos y gruñidos, tu garganta comenzaba a cerrarse más tiempo a cada momento. El aire difícilmente entraba en tus pulmones. Tu vista se nublaba por el líquido salado que salía de tus ojos, por el dolor torturante que acababa contigo y por el cansancio de querer retrasar el trabajo de la muerte, aunque hayan sido por unos minutos.
Minutos que se sintieron más eternos que el amor que en silencio le prometiste y que sabes que le tienes.
Tu mirada se pierde en cada rincón del techo, en intentos por olvidarlo todo. El gas se había agotado y la cafetera caliente aún chillaba, indicando que el agua para tu café estaba más que lista. Pero ya no habría café ésta noche. Ni ninguna otra.
Ya no puedes con la presión en tu pecho, y empiezas a dejar de respirar. La agonía se acaba, y todo brillo de esperanza, que sólo el espejo frente a ti era capaz de ver, desaparece. Ya no esperas que alguien llegue a ayudarte. Y la única cosa que te queda en tus últimos segundos, es tu oración, en la que pides silenciosamente a Dios que le permita a la muerte llevarte de una vez por todas.
Por: Luna Rocío Castillo González.
° No compartir sin autorización, dar créditos.
° No adaptaciones sin permiso.
° El plagio será reportado.
2 notes
·
View notes
Text
Panico
Sus recuerdos vienen y van en su cabeza como la intermitencia entre la señal de un televisor seguida por la estatica cuando hay mala conexion. Cada mañana al despertar permanece unos minutos mirando a la pared con su puño aferrado al mango de una daga escondida bajo la almohada mientras reconstruye su memoria, y a pesar de saber que se encuentra en un lugar seguro la posibilidad de un ataque sorpresa nunca abandona su mente, se le mete entre la piel y le retuerce el cerebro, le pesa en la espalda cada que lo pierde de vista.
El primer recuerdo que se dibuja en su memoria con acuarelas tiene tonos rojos y negros, sabor a sangre y el olor caracteristico de una pelea. Caminaba de regreso del auto servicio, sus compras solo incluian cigarrillos, una botella de vino, aspirinas y agua gasificada. Al pasar por un callejon sintio las pisadas a tres metros de su espalda, eran 3 nada de que perocuparse, nada que no hubiera podido enfrentar antes.
“Que habia cambiado?” se pregunta mientras el recuerdo transcurre por su memoria. La bolsa cae al suelo, la botella se rompe y el vino se esparce por la acera desprediendo un dulce olor alcoholico en el ambiente, lleva su mano a la cintura con la misma velocidad que lo ha hecho cientos de veces para alcanzar su daga pero no esta ahi. La posibilidad de haberla olvidado en casa es imposibe es lo primero que ata a su cintura despues de ponerse la ropa interior, entonces comprende que se la han sacado en el autoservicio y no se ha dado cuenta por observar una pelea en una de las bombas de la gasolinera.
‘Que error tan estupido’, piensa mientras la pelea se desarolla en su memoria, el primer sujeto le llega por la derecha en un callejon que no contemplo por resolver la desaparcion de su arma. Cuando termina de hacer conjeturas de como paso por alto el callejon se encuentra en el suelo, siente el frio del asfalto mezclado con la humedad del vino y pequenos piquetes ocasionado por los fragmentos esparcidos de la botella encajandose en su piel. El segundo sujeto se apresura a darle una patada en el estomago, no les sirve pues su abdomen es tan duro como su expresion, sin embargo el tercer sujeto se le va encima evitando que pueda ponerse de pie.
Entonces el recuerdo ocupa el primer lugar en el rompecabezas de lo sucedido, regresa a la realidad al escuchar la ducha del baño encendrse y entonces recuerda que no esta sola.
Le llega a la cabeza el segundo recuerdo, al parecer este se desarrolla en blanco y negro, siente el frio de la noche en su mejilla y como el olor de la sangre se mezcla con el vino. El primer sujeto entonces apunta a su frente con una pistola mientras el tercer sujeto la somete contra el suelo colocando una navaja contra su cuello, el segundo sujeto coloca un cigarillo en sus labios tomado de la cajetilla que permanecia en el asfalto hasta hace unos segundos. Su expersion no se deforma ni un poco, no hay sorpresa en sus ojos lo unico que reflejan es el cañon del arma que le apunta, los sujetos paremanecen en silencio unos segundos perplejos por la sorpresa de lo facil que ha resultado la emboscada.
Una sombra emerge del callejon, ella no ha contemplado su prescencia pues esta ensimismada rebobinando sus pasos resaltando todos los errores que ha cometido para encontrarse con una pistola apuntando a su cabeza y una navaja presionando su yugular, el error de ellos ha sido festjar una victoria temprana.Lo que sigue sucede muy rapido, la sombra se convierte en una figura, y esta figura de pronto se transforma en un hombre. El hombre clava una navaja en la parte posterior del abdomen del segundo sujeto, antes de que el primer sujeto pueda entonces apuntar al hombre este le rompe el cuello. Entonces el tercer sujeto, que es ya nuestro ultimo sujeto con vida, es arrojado contra el suelo por ella ahora sometido por su propia navaja.
El segundo recuerdo es interrumpido por los pasos del hombre al entrar en la habitacion, ella instintivamente cierra los ojos y el abandona la habitacion .
La ultima pieza del rompecabezas comienza con la sensacion de su cabello mojado pegandose a su cuello los colores que mas resaltan es el verde de sus ojos y el blanco de las luces de la calle. El sonido de sus palabras resuena en su cabeza.
-Terminalo.
Y a pesar de que ha terminado con muchas vidas titubea por primera vez, su cabeza esta confundida poniendo en orden todos los errores que ha cometido. Mientras se debate entre hacerlo o no el camina hacia ella envuelve su mano con la suya y con un movimiento firme y seguro destroza la yugular de nuestro ultimo sujeto. Sin hacer preguntas, la toma entre sus brazos y ella en su estado catatonico no pone resistencia, su consciencia se diluye entre sus brazos, lo ultimo que ve antes de perder la consiencia es el verde intenso de sus ojos.
Cuando despierta lo primero que nota es su navaja en la mesa de noche, se levana de la cama con la navaja en su mano y sigue el olor a desayuno recien horneado hasta la cocina. Entonces lo observa en la puerta de la cocina, es alto y su cabello es castaño. Tiene el cuerpo trabajado y no lleva camisa, algunas cicatrices en la espalda resaltan con el brilo del sol que entra por las ventanas.
Entonces sin voltear a mirarla, con la sarten en una mano y una espatula en la suelta una oracion que la toma por sorpresa y le lleva un momento procesarla.
-De momento no necesitas esa navaja, se que es imposible convencerte de ello pero ya lo veras con el tiempo, por lo pronto podrias ayudarme a servir el cafe mientras termino el desayuno?
Los tres recuerdos encajan en su mente y entonces toda la semana tiene sentido otra vez, se levanta de la cama y baja a la cocina a tomar el desayuno.
La navaja permanece en el tocador.
El olor a panques recien horneados despierta a rubiik por la mañana, se levanta de la cama y se pone las pantuflas para bajar a la cocina y lo primero que ve al llegar a ella son sus intensos ojos verdes y una sonrisa tan brillante que deslumbraria a cualquiera.
1 note
·
View note
Text
En el principio.
Esta historia no tiene un principio claro, tampoco un final. En mi mente comenzó hoy, hace 5 años o incluso hace muchos más. No es fácil marcar un principio donde hay tanto desorden. Lo que sí puedo hacer es comenzar desde el día que cambió mi vida para siempre.
Fue un viernes, 25/05/18, después de varias noches de sueños vívidos y sudores nocturnos entendí que algo no andaba nada bien, no es que antes las cosas fueran mejor (ya contaré a detalle las muchas alertas que mi cuerpo mandaba) pero esta vez era diferente.
Pedí permiso en el trabajo de faltar para hacerme un chequeo médico y qué bueno que no fui a laborar, porque ese viernes comenzó una diarrea que duraría 1 semana, una fuga intensa de mi interior, día y noche.
Sabía que las cosas iban mal, me sentía sumamente nervioso antes de salir de casa, algo me gritaba que el destino chocaría de frente contra mí, como un tren. Para sobrellevar la situación puse una canción en spotify, aleatoriamente de mi playlist comenzó a sonar Sunday Morning de No Doubt, regresé a mi adolescencia, tanta fuerza, tanta energía, tanta vida, vida que yo sentía se iba escapando de mí a cantaros, como mi diarrea.
No sé cómo, no recuerdo, llegué a la Clinica Condesa, desde el momento que entre supe que entraría a una nueva dimensión, a un nuevo mundo, todo en ese lugar me asustaba, no soportaba las miradas:
- Mira ese wey se ve mal
- Qué flaco está
- Pobrecito
Voces dentro de mí, voces y más voces.
Pedí un turno, no sé cuánto tiempo pasó pero inevitablemente llegó mi turno de hacerme el análisis, cuando me senté en la camilla para que me sacarán sangre cierro los ojos, como en un intento de escapar de ahí, lo estaba logrando por unas milésimas de segundo cuando abruptamente la señorita que me sacaba sangre me regresó a la realidad
- No cierre los ojos o se va a desmayar
Desde ese momento no he vuelto a cerrar los ojos en paz.
Fue sólo un piquete y a esperar, el tiempo no fue eterno, es más no había tiempo.
Vi entrar y salir a diferentes personas de las consejerías(lugares donde se da el diagnostico) algunos felices y aliviados, como si hubiesen vuelto a nacer, otros entraban y salían sin alma. En todo caso, yo sentía que nadie estaba tan grave como yo, tan demacrado, tan asustado, tan cercano a la muerte.
Llegó el momento, dicen mi nombre, ok, ahí viene el tren a chocar contra mí, aunque pregunté mil veces su nombre no recuerdo cómo se llamaba la consejera que me dio la noticia, sólo recuerdo su enorme empatía, tanta que sentí que conecté con ella, un halo de cariño la envolvía mientras me decía la noticia, ella no sabe lo mucho que hizo por mí, lo mucho que me salvó con su bondad, le agradezco por siempre.
Reactivo, así decía el papel que me dieron el 25 de mayo del 2018, el día que marcó el principio de mi nueva vida.
6 notes
·
View notes
Text
*Aurelio Baldor*
Interesante historia no verificada que tocó nuestra enseñanza.
*EL HOMBRE CON MÁS* *PROBLEMAS, ERA CUBANO*
*Aurelio Baldor, el autor del libro que más terror despierta en los estudiantes de bachillerato de toda Latinoamérica*, no nació en Bagdad. Nació en La Habana, Cuba, y su problema más difícil no fue una operación matemática, sino la revolución de Fidel Castro. Esa fue la única ecuación inconclusa del creador del Álgebra de Baldor, un apacible abogado y matemático que se encerraba durante largas jornadas en su habitación, armado sólo de lápiz y papel para escribir un texto que desde 1941 aterroriza y apasiona a millones de estudiantes de toda Latinoamérica.
El Álgebra de Baldor, aun más que El Quijote de la Mancha, es el libro más consultado en los colegios y escuelas desde Tijuana hasta la Patagonia. Tenebroso para algunos,misterioso para otros y definitivamente indescifrable para los adolescentes que intentan resolver sus "misceláneas" a altas horas de la madrugada, es un texto que permanece en la cabeza de tres generaciones que ignoran que su autor, Aurelio Ángel Baldor, no es el terrible hombre árabe que observa con desdén calculado a sus alumnos amedrentados, sino el hijo menor de Gertrudis y Daniel, nacido el 22 de octubre de 1906 en La Habana, y portador de un apellido que significa "valle de oro" y que viajó desde Bélgica hasta Cuba.
Daniel Baldor Reside en Miami y es el tercero de los siete hijos del célebre matemático.Inversionista, consultor y hombre de finanzas, Daniel vivió junto a sus padres, sus seis hermanos y la abnegada nana negra que los acompañó durante más de cincuenta años, el drama que se ensañó con la familia en los días de la revolución de Fidel Castro.
Aurelio Baldor era el educador más importante de la isla cubana durante los años cuarenta y cincuenta. Era fundador y director del Colegio Baldor, una institución que tenía 3.500 alumnos y 32 buses en la calle 23 y 4, en la exclusiva zona residencial del Vedado. Un hombre tranquilo y enorme, enamorado de la enseñanza y de mi madre, quien hoy lo sobrevive, y que pasaba el día
ideando acertijos matemáticos y juegos con "números", recuerda Daniel, y evoca a su Padre caminando con sus 100 kilos de peso y su proverbial altura de un metro con noventa y cinco centímetros por los corredores del colegio, siempre con un cigarrillo en la boca, recitando frases de Martí y con su álgebra bajo el brazo, que para entonces, en lugar del retrato del sabio árabe intimidante, lucía una sobria carátula roja.
Los Baldor vivían en las playas de Tarará en una casa grande y lujosa donde las puestas de sol se despedían con un color distinto cada tarde y donde el profesor dedicaba sus tardes a leer, a crear nuevos ejercicios matemáticos y a fumar, la única pasión que lo distraía por instantes de los números y las ecuaciones. La casa aún existe y la administra el Estado cubano. Hoy hace parte de una villa turística para extranjeros que pagan cerca de dos mil dólares para pasar una semana de verano en las mismas calles en las que Baldor se cruzaba con el "Che" Guevara, quien vivía a pocas casas de la suya, en el mismo barrio.
"Mi padre era un hombre devoto de Dios, de la patria yĶ TV de su familia", afirma Daniel. "Cada día rezábamos el rosario y todos los domingos, sin falta, íbamos a misa de seis, una costumbre que no se perdió ni siquiera después del exilio". Eran los días de riqueza y filantropía, días en que los Baldor ocupaban una posición privilegiada en la escalera social de la isla y que se esmeraban en distribuir justicia social por medio de becas en el colegio y ayuda económica para los enfermos de cáncer.
El 2 de enero de 1959 los hombres de barba que luchaban contra Fulgencio Batista se tomaron La Habana. No pasaron muchas semanas antes de que Fidel Castro fuera personalmente al Colegio Baldor y le ofreciera la revolución al director del colegio. "Fidel fue a decirle a mi padre que la revolución estaba con la educación y que le agradecía su valiosa labor de maestro...,
pero ya estaba planeando otra cosa", recuerda Daniel. Los planes tendría que ejecutarlos Raúl Castro, hermano del líder del nuevo gobierno, y una calurosa tarde de septiembre envió a un piquete de revolucionarios hasta la casa del profesor con la orden de detenerlo. Sólo una contraorden de Camilo Cienfuegos, quien defendía con devoción de alumno el trabajo de Aurelio Baldor, lo salvó de ir a prisión. Pero apenas un mes después la familia Baldor se quedó sin protección, pues Cienfuegos, en un vuelo entre Camagüey y La Habana, desapareció en medio de un mar furioso que se lo tragó para siempre. "Nos vamos de vacaciones para México, nos dijo mi papá. Nos reunió a todos, y como si se tratara de una clase de geometría nos explicó con precisión milimétrica cómo teníamos que prepararnos. Era el 19 de julio de 1960 y él estaba más sombrío que de costumbre. Mi padre era un hombre que no dejaba traslucir sus emociones, muy analítico, de una fachada estricta, durísima, pero ese día algo misterioso en su mirada nos decía que las cosas no andaban bien y que el viaje no era de recreo", dice el hijo de Baldor.
Un vuelo de Mexicana de Aviación los dejó en la capital azteca. La respiración de Aurelio Baldor estaba agitada, intranquila, como si el aire mexicano le advirtiera que jamás regresaría a su isla y que moriría lejos, en el exilio. El profesor, además del dolor del destierro, cargaba con otro temor. Era infalible en matemáticas y jamás se equivocaba en las cuentas, así que si calculaba bien, el dinero que llevaba le alcanzaría apenas para algunos meses. Partía acompañado de una pobreza monacal que ya sus libros no podrían resolver, pues doce años atrás había vendido los derechos de su álgebra y su aritmética a Publicaciones Culturales, una editorial mexicana, y había invertido el dinero en su escuela y su país.
La lucha empezaba. Los Baldor, incluida la nana, se estacionaron con paciencia durante 14 días en México y después se trasladaron hasta Nueva Orleáns, en Estados Unidos, donde se encontraron con el fantasma vivo de la segregación racial. Aurelio, su mujer y sus hijos eran de color blanco y no tenían problemas, pero Magdalena, la nana, una soberbia mulata cubana, tenía que separarse de ellos si subían a un bus o llegaban a un lugar público. Aurelio Baldor, heredero de los ideales libertarios de José Martí, no soportó el trato y decidió llevarse a la familia hasta Nueva York, donde consiguió alojamiento en el segundo piso de la propiedad de un italiano en Brooklyn, un vecindario formado por inmigrantes puertorriqueños, italianos, judíos y por toda la melancolía de la pobreza. El profesor, hombre friolento por naturaleza, sufrió aun más por la falta de agua caliente en su nueva vivienda, que por el desolador panorama que percibía desde la única ventana del segundo piso.
La aristocrática familia que invitaba a cenar a ministros y grandes intelectuales de toda América a su hermosa casa de las playas de Tarará, estaba condenada a vivir en el exilio, hacinada en medio del olvido y la sordidez de Brooklyn, mientras que la junta revolucionaria declaraba la nacionalización del Colegio Baldor y la expropiación de la casa del director, que sirvió durante años como escuela revolucionaria para formar a los célebres "pioneros". La suerte del colegio fue distinta. Hoy se llama Colegio Español y en él estudian 500 estudiantes pertenecientes a la Unión Europea. Ningún niño nacido en Cuba puede pisar la escuela que Baldor había construido para sus compatriotas.
Lejos de la patria Aurelio Baldor trató en vano de recuperar su vida. Fue a clases de inglés junto a sus hijos a la Universidad de Nueva York y al poco tiempo ya dictaba una cátedra en Saint Peters College, en Nueva Jersey. Se esforzó para terminar la educación de sus hijos y cada uno encontró la profesión con que soñaba: un profesor de literatura, dos ingenieros, un inversionista, dos administradores y una secretaria. Ninguno siguió el camino de las matemáticas, aunque todos continuaron aceptando los desafíos mentales y los juegos con que los retaba su padre todos los días.
Con los años, Baldor se había forjado un importante prestigio intelectual en los Estados Unidos y había dejado atrás las dificultades de la pobreza. Sin embargo, el maestro no pudo ser feliz fuera de Cuba. No lo fue en Nueva York como profesor, ni en Miami donde vivió su retiro acompañado de Moraima, su mujer, quien hoy tiene 89 años y recuerda a su marido como el hombre más valiente de todos cuantos nacieron en el planeta. Baldor jamás recuperó sus fantásticos cien kilos de peso y se encorvó poco a poco como una palmera monumental que no puede soportar el peso del cielo sobre sí. "El exilio le supo a jugo de piña verde. Mi padre se murió con la esperanza de volver",
asegura su hijo Daniel.
El autor del Algebra de Baldor se fumó su último cigarrillo el 2 de abril de 1978. A la mañana siguiente cerró los ojos, murmuró la palabra Cuba por última vez y se durmió para siempre. Pero sus siete hijos, quince nietos y diez biznietos, siempre supieron y sabrán que a Aurelio Baldor lo mataron la nostalgia y el destierro.
. . .
Un amigo me envió la historia completa, yo traté de escribir esta pequeña reseña para quienes ignoran la grandeza y dolores detrás de uno de los libros más conocidas del mundo: Álgebra de Baldor.
Léanlo y cuenten la historia los jóvenes y que estudian matemáticas (álgebra, aritmética, etc)
1 note
·
View note
Text
El otro día tuve un sueño
El niño de 22 años se encontraba sentado de forma tranquila, laxa. Lo que no era tranquilo, para nada, era la tensión que se tanteaba entre el resto de sus interlocutores. El niño de 22 años se encontraba relajado en una cabaña tranquila, en un escenario tropical. Balsas y remos se veían ensombrecidos por lo que parecían ser hojas de palmera que se colaban por las ventanas que se encontraban a casi tres metros del suelo. El calor soporífero era insoportable, y el niño de 22 años, aún así, estaba relajado.
La madre del niño se encontraba sentada frente a el. Sus uñas, siempre puntiagudas y cuidadas, estaban destruidas por si mismas, producto de los nervios y la espera que la situación le provocaba. Nada mas que su cartera en su regazo, vestía con sus característicos morados. Su cara decía mucho de sus últimos 15 minutos. Había estado llorando, y cualquiera hubiese sido la causa, todavía la atormentaba, porque el labio inferior que tiritaba mostraba que aún quedaba resistencia a la realidad.
El otro, el desconocido (O el no-reconocido), parecía ya acostumbrado al procedimiento, pero el toque personal de la situación hacía de todo esto algo dificultoso para el. No dificultoso a la forma de aquello que no se sentía capaz de hacer por falta de habilidad. No, era el temple; era la voluntad de llevar a cabo el hecho lo que producía en el las dudas. SImil al bolso que la madre portaba en su regazo, el tenía una pistola. Inmensamente grande, plateada y con un mango blanco marfileño. Pesaba un poco mas de lo usual.
–¿Estás completamente seguro?- dijo, con la voz mas plana que el niño de 22 había oído en su vida. - Recuerda que existen mejores métodos.- El niño de 22 sonrió cansado, con sus dientes inferiores chuecos y hundidos.
- Llegados a este punto, es hasta contraproducente el arrepentirme.- Se levantó de su asiento, con la sonrisa aún cansada, las rodillas tiritando. – Aparte, es lo mas fácil para mi, egoísmo para fuera. – Se levantó y caminó hacia su madre. La abrazó, ella sentada, por los hombros, y besó la parte de arriba de su cabeza, como hacía después de pedir perdón hace años atrás.
��� Marcos, ya no puedo decir nada para convencerte. – El llanto volvía a sus ojos, la voz volvía a tiritar – Lo único que puedo decirte es que si esto es lo que quieres, quiero estar con… – Suspiro. Llanto. – contigo.
–Ya, empecemos entonces. – El no reconocido tomó su arma. Un arma de servicio. – Recuerda que será un piquete, y que debes correr, porque no puedo hacerlo de otro modo. – El niño de 22 se levantó, y corrió por un pasillo que acababa de aparecer al fondo de la habitación tropical.
Corrió y corrió. Y cuando se dio cuenta, fue muy tarde. ¡Bang! Un piquete en el hueso que siempre tuvo detrás de la cabeza. Un sonido sordo en lo que alguna vez fue su cabeza cuando cayó al piso. Las tablas polvorientas se alzaron, sus manos se deshicieron en nada tal como sus piernas. Había muerto todo su cuerpo, y su cerebro seguía. Seguía funcionando. Todavía. No paraba. Continuó y siguió, y todos los verbos que se puedan pensar.
Y escuchó los zapatos de su madre, tac tac tac; los sordos sonidos de las botas del no-conocido, tomp, tomp, tomp. Ambos al lado de su cadáver. Su madre llorando. El no conocido en silencio, pero con la respiración pesada, como si hubiese corrido mil millas y unas cuantas mas de vuelta.
Sabía que había muerto. Solo quedaban unos pocos nervios, neuronas sueltas que seguían funcionando. Por fin fue concedido su deseo. Sin sufrir mas, ni en vida, ni en muerte. Las tablas polvorientas fueron su ultimo paisaje en su vida de niño de 22 años.
#me#Cuentitos#Esto es realmente lo que soñé#Así que tranquilos#preocupante y tod#pero no significa nada
1 note
·
View note
Text
El niño de la vara y el dragón
Prólogo
En ocasiones no nos ponemos a pensar sobre las limitaciones que tenemos como humanos, ni en las cosas que pudiéramos hacer si no las tuviéramos. No podemos volar si no tenemos alas como las aves que escuchas a través de la ventana cada mañana. No podemos respirar bajo el agua si no tenemos branquias como los peces que habitan en lagos, ríos u océanos. No podemos ver en la oscuridad como las criaturas nocturnas que tienen los ojos adecuados. Si pudiéramos volar cual ave que surca los cielos llegaríamos más rápido a donde quisiéramos, si pudiéramos respirar bajo el agua ni siquiera nos preocuparía el tener que aprender a nadar, si pudiéramos ver en la oscuridad no nos golpearíamos el dedo pequeño del pie con algún objeto envuelto en las sombras de la noche. Ahora, ¿Qué sería de nosotros si además de no tener esas habilidades nos quitaran las que por naturaleza ya tenemos? Por ejemplo, la habilidad de caminar o la habilidad de hablar, o…-Henry, me estás matando de aburrimiento-
-Oh lo siento, es que siempre me pongo a pensar cosas raras cuando estoy en el trabajo-
-Ya lo creo… por cierto ¿Cómo va el trabajo? -
-Bien, siempre está todo muy tranquilo por aquí-
-Que interesante, bueno como siempre, ha sido un placer charlar contigo, pero se está haciendo tarde y tengo muchas cosas que hacer, así que con tu permiso me marcho-
- ¡Oye Cloud! ¿A dónde crees que vas? Ya te he dicho que no puedes salir de la aldea-
-Oh es verdad- Dijo Cloud mientras hacía una risa sarcástica- Lo lamento, entonces supongo que iré a casa por este camino… ¡OH MIRA EN EL CIELO! - Gritó apuntando al cielo con gran asombro
- ¿Qué? ¿Dónde? ¿Dónde? - Preguntó el guardia Henry bastante desconcertado- Espera un momento…tu ni siquiera... - Entonces regresó la mirada hacia el pequeño Cloud y vio que ya no estaba - CLOOOUUUD - Gritó mientras se tiraba hacia el suelo de rodillas.
-Muy bien, ahora que estoy afuera creo que comenzaré a caminar hacia el Este, nunca he ido para allá ahora que lo pienso, veamos que pasa…-.
Fue así como aquel chico dio comienzo a una nueva aventura, solo acompañado de su valentía, un morral y una rara vara de madera. Todo parecía estar bien, nada fuera de lo normal a pesar de que era un terreno totalmente desconocido para él. Mientras caminaba, Cloud analizaba cada cosa con extremo detalle. -Oh mira eso ¿Qué será…? - Se decía a si mismo mientras picaba un extraño animal con su vara-Parece que está muerto…- De repente, el extraño animal saltó despavorido lejos del pequeño Cloud- ¡! ¡OH!! Pero sí estaba vivo- Dijo riendo de manera inocente después de un pequeño asombro-Tal vez solo dormía, bueno, seguiré caminando-.
El paisaje por el cual Cloud iba trazando su camino era bellísimo, había plantas y árboles en flor por todos lados, se escuchaban todo tipo de animales silvestres por todo el lugar. Muy claro se alcanzaba a distinguir una familia de pajarillos en uno de los arboles mas altos. Su cantar era tan bonito que hacía que el pequeño Cloud quisiera simularlo con un silbido, en verdad estaba muy feliz. Él continuaba caminando sin ninguna preocupación, el hecho de que recién había llegado la primavera ambientaba su andar de una manera inigualable. Se detenía constantemente para apreciar los distintos aromas que emergían de todas las flores y frutos, su misión era verificar de dónde venía cada olor, se lo había tomado como un reto porque en serio que estaba rodeado de muchos aromas – A ver… Esta es una margarita… sí, sin duda- Dijo sin vacilar- Muy bien, por acá percibo un aroma muy dulce… ¿Qué será…? ¿Rosas? no, no creo que existan en esta región, tal vez… ¡!VAINILLA!! ¡Es vainilla!!- Gritó con gran alegría- Siempre había querido encontrar alguna, creo que me llevaré unas cuantas-Dijo mientras se hincaba para recogerlas.
Mas delante, después de haber caminado ya unos dos kilómetros, Cloud comenzaba a sentir algo de hambre y su cuerpo lo sabía. – Rayos… mi estómago hace ruido, será mejor que busque algo de comer- Decía mientras se tocaba la barriga-Tal vez una fruta de por aquí sería mas que suficiente- Sin pensarlo dos veces se acercó hacia un árbol de los que lo rodeaban y corto un fruto con una forma extraña y de color amarillezco con pequeños tonos entre rojos y anaranjados -Esto según mi madre es un mango, nunca pudimos comprar alguno porque son muy caros pero no parecen la gran cosa…-De un momento a otro Cloud procedió a morder el mango, y no le importó saber que lo que único que se comía era lo de adentro, sin la cáscara-Madre mía… a partir de hoy mi fruta favorita son los mangos…- Luego sin darse cuenta comenzó a comer sin cesar dejando “calvo” a aquel pobre árbol indefenso- Ahhhh ya estoy satisfecho, creo que es hora de regresar a casa, ya he descubierto bastante por hoy-.
Después de dar unos pasos una brisa golpeó su rostro, comenzaban a sentirse diminutas gotas de aguas y un aroma ligero a petricor con el que las fosas nasales de Cloud habían quedado inundadas, eso lo ponía de un mejor humor que el de antes, no dejaba de silbar e incluso se había atrevido a caminar dando pequeños saltos de alegría tratando de averiguar de dónde provenía ese aroma tan peculiar, pero de repente tuvo que detenerse, al mismo tiempo también había dejado de silbar-¿Qué será ese sonido? Viene de ese árbol de por allá- Lentamente se fue acercando y poco a poco el sonido se hacia mas y mas claro- Suena como un zumbido, pero solo veo un montón de puntitos volando alrededor de esa cosa que no sé que es… Tal vez si la pico con la vara…- Cloud comenzó a picar lo que parecía ser un panal de abejas, él nunca había escuchado hablar sobre ellas ni mucho menos sabía que dentro de esa cosa vivían muchas mas de las que estaban volando a su alrededor, así que en cuanto lo golpeó lo tiró y cientos de abejas salieron en su contra con la intención de picarlo como venganza. Él no sentía ningún temor, pero en cuanto sintió el piquete de una de ellas sus piernas actuaron por sí solas y comenzó a correr sin ver a donde se dirigía.
De pronto de entre el susto, no se percato que no había mas suelo donde pisar para seguir corriendo y calló dentro de un inmenso lago – Perfecto, no solamente soy noventa por ciento ciego, sino que tampoco sé nadar, ahora se a lo que refería Henry con sus dudas existenciales- Dijo mientras pataleaba para intentar salvarse- Bueno, al menos no me alcanzaron esos raros insectos que en serio se escuchaban muy molestos…-. Esas fueron las que parecían ser sus últimas palabras antes de morir ahogado, pero ya estando a punto de perder el conocimiento sintió que algo lo había sujetado de su ropa de trapo por la espalda y acto seguido lo arrojó fuera del lago, trató de ver lo que era, pero no distinguía casi nada por su débil vista y porque estaba a punto de quedar inconsciente, solo alcanzó a ver una inmensa sombra que flotaba majestuosa sobre el lago. Luego de eso Cloud perdió el conocimiento.
Cuando despertó se encontraba a las orillas del lago junto a su vara y su morral, se quedó un rato acostado mirando al cielo y de repente exclamó – Se está poniendo el sol, es hora de ir casa…- Y así sin más, Cloud se levantó, tomó sus cosas y buscó el camino de regreso a casa, pero había algo mas que le preocupaba mas que el hecho de que cayera la noche y lo dejara completamente ciego- ¿Qué era esa enorme cosa…?-Miró al cielo nuevamente y gritó – ¡Lo encontraré aunque sea lo último que haga!- Pero antes debes aprender a nadar, solo por sí acaso- Se dijo a sí mismo mientras soltaba una pequeña carcajada inocente y con todos los dientes.
Continuará...
1 note
·
View note
Text
Glee «A slightly rusty skill»
Marzo de 2033
-Oye… bienvenido a casa.. —dijo Kurt desde el sofá donde se encontraba. -Gracias… —respondió Blaine como si estuviera desfalleciendo. -¡Vaya!, ese no fue un «gracias» muy agradecido… —agregó dejando de lado la libreta y el lápiz que tenía en sus manos para mirar a su esposo ir desde la puerta vidriada de la sala hasta donde él estaba casi como un zombie con sueño lo haría. -Lo siento… hola… —añadió Blaine dándole un beso. -¿Estás muy cansado? -Agotado más bien… —respondió dejándose caer en el lado opuesto del sofá sin acomodarse ni nada. -Al menos llegaste más temprano… ya me hacía durmiendo solo de nuevo Señor Anderson-Hummel -Disculpa, pero ya sabes… -Si, si sé… sé que cuando estás terminando un disco todo es trabajo y caos… lo odio… pero lo entiendo. -Gracias… —dijo cerrando los ojos. -¿Terminaste la canción al menos? -La termine, ahora solo me faltan 5… y 12 videos…¿qué tal tu día? -Bien, estoy aquí escribiendo algunas líneas de una idea que tengo en la cabeza… ¿las quieres oír? -Siempre… —dijo soltando un suspiro y un bostezo soñoliento -Estas que te duermes… ¿qué tal si lo haces?, aún es temprano para cualquier cosa… —dijo mirando la hora en su teléfono móvil. -¿Seguro?... -Muy seguro… en realidad me gustaría que te fueras a la cama y te acostarás de manera apropiada, pero temo y caerías rendido a mitad de camino. -Ok… —dijo Blaine durmiéndose de inmediato. -Ok… —repitió Kurt mirándolo un instante, luego volvió a su libreta y al trabajo que estaba haciendo, busco una pagina en blanco y escribió algunas frases sin contexto pero que se escuchan geniales a su criterio, volvió a mirar a su esposo y decidió comenzar a dibujarlo en vez de seguir con su labor de guionista de Broadway, hizo unos trazos gruesos al principio para definir la figura y luego comenzó a afinar las líneas cuando llegaba a la cara y los rizos del cabello, sonrió para sí, coqueto y feliz al sentirse en aquella icónica escena de la película Titanic.
-¡Padres!... —exclamó Lizzie llegando a la sala, Kurt la miro y le hizo el gesto de silencio señalando a Blaine, Lizzie se llevó ambas manos a la boca y terminó de entrar en punta de pies— llegue… —agregó con un hilo de voz. -Así lo anunciaste cariño… ¿qué tal la escuela? -Bien… todo bien, Henry dijo que te dijera que se iba a la casa de Liang y que cenaría allá… —susurro acercándose como un duende travieso y silencioso lo haría. -Lo sé, me lo dijo en la mañana… -¿El «Papáblen» no esta muerto?, ¿o si? -¡Lizzie!… ¿qué cosas dices?... ¡por supuesto que no!… -Bueno, es lo parece cómo está tirado ahí todo torcido, con los pies arriba y todo… —insistió la chica mirándolo de más cerca. -Esta así, porque así quedo luego de llegar super extra agotado, ahora ven para acá o terminaras despertándolo… —dijo Kurt llamándola con su mano, Lizzie se acercó más a Blaine para asegurarse de que estaba respirando— Lizzie…—insistió Kurt lanzándole una hoja de papel arrugado. -Ay… ya me retiro… —exclamo como ahogada— además, solo estaba chequeando la situación… —agregó acercándose al extremo del sofá donde su otro papá estaba. -Si claro… ven aquí chequeadora… —dijo Kurt haciéndole un espacio junto a él— ¿no te ibas a juntar con Alaska luego de la escuela? -¿Por qué?... ¿tenías planes privados con tu esposo de toda la vida?… —preguntó de manera traviesa mientras le daba de piquetes en el estómago. -No… solo quiero saber porque el cambio de planes… ¿esta todo bien? —quiso saber mientras le acariciaba el pelo y trataba de encontrarle un orden. -Todo bien… —respondió Lizzie encogiéndose de hombros. -¿Segura?, ese bien no sonó del todo bien… —rebatió su Papá moviéndose un poco para mirarla a la cara. -Si bueno… ay, casi lo olvidaba… —dijo sacando un sobre de carta desde el bolsillo trasero de su pantalón— el Señor Jenkins venía para acá con esto para ti y me lo paso a mi para que te lo entregará… -Muy poco profesional si me lo preguntas, pero bueno… —opino Kurt tomando la carta. -¿Qué es?, tiene el sello del ayuntamiento y todo… -Debe ser la citación para la vista previa del juicio en contra del acosador ese… —dijo mirando el sobre por ambos lados. -¿No vas a ir?, ¿o si?... puede matarte ahí mismo en el juzgado… -¿Qué hay contigo y la muerte?... y por supuesto que no ire, un abogado se está encargando de todo… -Ah… muy bien… -Ahora continúa con la historia de tu amiga… —pidió Kurt guardando el sobre entre las páginas de su libreta. -No quiero… -Lizzie… -¿Que?... no hay nada que contar excepto que… ¡Alaska es una estúpida y la odio!… ¡hola!… —dijo Lizzie cruzándose de brazos. -¿Como? -Lo que oyes… -Ok, creo que esta conversación merece un tono de voz más elevado, ven conmigo… —dijo Kurt levantándose, estiró su mano y se quedó esperando que su hija la cogiera— te daré de mis chocolates…—agregó como cantando, Lizzie se incorporó en menos de dos segundos y lo siguió a la cocina.
-Siéntate cariño… —dijo Kurt dejando su libreta sobre la mesa mientras buscaba los bombones. -No me vas a retar… ¿o si? -Si hay motivos, por supuesto que sí cariño… cuéntame mejor, ¿por qué te peleaste con tu amiga? -No me pelee… —respondió casi acostada sobre la mesa— es solo que… -¿Es una estúpida?... —dijo Kurt sentándose en la silla de enfrente, abrió la caja de sus chocolates favoritos y la puso en medio de ambos, además de botellas de agua envasada— ¿no estará…? -¿Qué? -¿No esta embarazada¡ ¿o si?, porque te juro Lizzie Anderson que te meto en un convento hoy mismo… -¡¿Y porque me vas a meter a mi?!, ¡hola!… -Porque ya no la pude meter a ella… ¿es eso? -No, obvio que no… —dijo tomando uno de los chocolates, le dio una mascada y lo devolvió a la caja. -¡Lizzie!... —exclamó Kurt haciendo múltiples gestos de asco y desagrado. -¡Ay!, ¡perdón!… es lo que hago siempre… ¡hola!... —contestó Lizzie tomando el trozo mascado para dejarlo aun lado de la mesa envuelto en una servilleta, Kurt se quedo con la expresión de asco un buen rato. -En fin… no es por un chico, ¿o si?... porque déjame decirte que los novios van y vienen, pero las amistades son para siempre… -Lo se…—dijo Lizzie tomando la libreta de su papá,— y no es eso tampoco… es algo que dijo que me cargó… ¡hola!... —agregó la chica comenzando a pasar las páginas. -¿Y qué fue lo que dijo? -No quiero decirte… -¿Por qué?... ¿acaso hablo de mi obra o del disco del «Papáblen»?... —pregunto Kurt comenzando de a poco a alzar su ceja inquisidora. -No… si ese fuera el caso le habría dado un par de buenos golpes… ¡hola!... -Lizzie, cariño, te amo hasta el infinito, pero créeme que ya estas tirando demasiado de la fina cuerda con la que se sostiene la paciencia de tu padre… -Pero es que no quiero decirte, si lo hago te pondrás todo… —Lizzie hizo unas muecas que describían a alguien remilgoso y exagerado en el actuar. -Ok… haré lo posible por entender cualquier cosa que me digas… -¿Lo prometes? -Lo prometo… —dijo Kurt haciendo los gestos de promesa exagerados que la propia Lizzie hacía cuando quería prometer algo. -Ok, este es el asunto… estábamos en la clase de historia y la señorita Moretti empezó a hablar de los movimientos feministas de las dos primeras décadas de este siglo y en un momento surgió el tema de las madres sustitutas o de vientre subrogado… —dijo Lizzie mientras seguía mirando la libreta, Kurt se tomo el cuello de la camisa sintiéndose nervioso— entonces… ¡¿este es el «Papáblen» acaso?! —exclamó al llegar a la hoja con el dibujo de Blaine que Kurt había hecho. -Lo es cariño… -¡Vaya!... ¡esta super bello!…—agregó mirándolo de más de cerca— ¿Cuándo lo hiciste? -Recién, me aproveche de él y su cansancio… -¿Y de cuándo tienes este don?... —pregunto con cara de traviesa. -Desde siempre… pero ahora es una habilidad un poco oxidada… -¡Qué oxidado ni nada!.. esto esta super perfecto como diría Henry… —añadió mirando el dibujo de todos los ángulos posibles. -Gracias cariño… ahora si sigues con tu historia por favor… -¿Historia?... ¡ah, si!... bueno, el asunto es que Alaska empezó a hablar y hablar sobre los derechos de esas mujeres y de que como las parejas gays las veían casi como un envase o una incubadora o no se que… —Kurt dio un respingo y contuvo la respiración unos instantes— y ahí yo me enoje y le dije que no tenía idea de lo que hablaba, porque las mujeres también tienen opciones y si quieren tener hijos para otros lo pueden hacer, porque por ejemplo si yo puedo ayudar a otros a ser felices teniendo la familia que desean lo haría…—Kurt sonrió casi al borde la emoción— la señorita Moretti dijo que yo tenía razón y obligó a Alaska a disculparse en especial conmigo que fui así como vine al mundo, ¡hola!... y por eso es que se gano el titulo de estúpida… doble hola… —terminó por decir Lizzie comiendo dos chocolates de una, Kurt soltó un suspiro de alivio y se levantó para abrazarla y darle un beso en la cabeza— ¿qué fue eso?... —preguntó Lizzie al verse sorprendida por aquel arrumaco. -Lo siento cariño, no pude evitarlo… —respondió Kurt besándola otra vez. -¿Por qué? -Porque eres maravillosa, porque resolviste todo como una adulta… excepto lo de la parte en que le llamaste estúpida… —Lizzie frunció la boca como si en realidad estuviera orgullosa de eso— y porque de todas las cosas que me atemorizan, que tu o tu hermano tuvieran resentimiento hacia nosotros por la forma en que vinieron al mundo, es una de ellas… -¡Ay Papá! con Henry somos super felices, es lo único que importa… —dijo Lizzie señalándolo con sus manos como si fueran dos pistolas. -Gracias cariño… —agregó Kurt volviendo a abrazarla. -¿Me perdí de algo?... —pregunto Blaine al entrar a la cocina y encontrase con aquel «momento Kodak» -El Papá aquí que esta super empalagoso… —respondió Lizzie levantándose. -¿Es verdad eso?... -Por supuesto que no… tu hija inventa cosas como siempre… —rebatió Kurt mientras devolvía las botellas de agua al refrigerador, Lizzie hizo un par de muecas de burla divertidas. -En fin, me voy a hacer mis deberes que son como tres millones… ¡hola!... —exclamó levantando los brazos, sus padres sonrieron al unísono— me alegro que terminaras tu canción «Papáblen»…—agregó dándole un beso en la mejilla al pasar por su lado. -Gracias Princesa… -¡Ah!.. y el Papá tiene algo súper interesante en su libreta que hizo con su habilidad un poco oxidada pero creo y deberías ver de todo modos… —terminó por decir moviendo sus cejas antes de desaparecer tras la puerta.
3 notes
·
View notes
Photo
Mi nombre es Ikuy, hoy es mi primer día vivo, mi creador, se llama luner, el dios de la luna, me dijo que yo era un espejo inanimado y que me hizo vivo, razones, no lo se realmente pero me siento raro estar de pie... hay alguien junto a mi, es mi hermano? parece algún tipo de reptil, de colores brillantes pero la piel seca. Hoy yo y mi hermano conocimos a unos niños, me parce curioso son tan pequeños y curiosos me divierte mucho. Estoy usando una mascara, me hace sentir bien no ver a la gente a la cara, creo que empiezo a sentir raro. La niña se llama *** y es un ángel de hielo, ella tiene una sonrisa hermosa, pero creo que no es real esa sonrisa. Acabo de ver al dios del sol, parece ser alguien muy hablador, me pregunto por que le dice eso a mi creador. Intento hacer reír a la niña con mis tonterías, aunque me lastime al final, no quiero que esa pureza suya se pudra con mi dolor. Hoy yo y mi hermano entrenamos, descubrí que los poderes mágicos no me afectan nada de nada, mi señor dijo que soy inmune a ello, solo pueden pelear contra mi cuerpo a cuerpo. La pequeña ángel me hace sentir tranquilo, pero siento algo nostálgico en su mirada, y tambien triste, porque no puedo vivir en mi mundo de problemas que puedo ignorar. Hoy me siento enojado, me enfrente al dios del sol por lo que le dijo a mi señor, al parecer no le agrado mucho, pero no es como si me importara, soy un guardián y mi deber es proteger aunque muera en el intento. Creo que mi hermano y yo compartimos algunos sentimientos mutuos, si me enojo el tambien. Hoy mi hermano ha echo algo peligrosos, lastimo a la pequeña ángel con su fuego, nuestro señor enojado, deicidio ponerle una mascara, esa cosa tapara su fuego al hablar. Al pasado ya 7 años desde que estoy vivo, mi hermano ya no se quitara esa mascara, y yo tampoco aunque la angelita me dice que lo haga, no le veo el problema, mi mascara es la de un buho jeje a mi me gustan los buhos. Hoy es luna nueva, y mi señor duerme como nunca, en estos días tenemos que proteger al reino mientras el duerme, es un problema declaro el ya que es muy agotador no poder dormir nada ni de día ni de noche. Hoy le entregaron unas flores a nuestro señor, es hermoso y delicado. Me siento triste, hoy me entere que soy espejo de alguien del reino del sol, que asco..........pero..no se muy bien en que forma nos parecemos. Hoy me entere que los 2 pequeños son espejos tambien... el demonio de la oscuridad es de un ángel de luz y la ángel de hielo de un demonio de fuego. Me sorprendo que esto sea un reflejo, me pregunto si sera verdad. Mi hermano y yo discutimos un poco,el ve a *** como un ser sin emociones que trae melancolía y tristes, y que ******** era un ser preguntas y entrometido, me dio risa eso, ya que yo mismo comprobé eso, porque el pequeño demonio me hizo un millón de preguntas que ni yo pude responder. Pero ella no trae melancolía y tristesa, ya que mi señor dijo que ella esta aprendiendo emociones por su cuenta, mientras que el otro prefiere saber mas y mas. Me acabo de dar cuenta que parecen estrellas, pero muy muy lejos del reino, mi señor dijo que se trata de otra diosa, estela, la diosa de las estrellas y las nubes. Y la razon pro la que están lejos del reino es porque mi señor no las quiere cerca de el porque ella es una traidora.....espero y que este bromeando. Hoy ya no uso la mascara, *** dijo que no debía ocultar mis otros sentimientos, que debo preocuparme mas, llorar, gritar, etc...nunca pese que lloraría frente a mi ella, y que ella llorara con migo.... me siento como un completo idiota. Hoy mi señor luner quiere que amos crezcan, por lo cual dormirán por un tiempo.... espero y que no les pase nada. Hoy volví a ver al dios del sol, le dije que ¨¨ Usted es una estrella verdad?´´ Lo que resulto que se enojara con migo y intentara matarme, pero como dijo mi señor, los ataques mágico no me afectan nada. Aunque no lo negare dolió un poco el piquete de esa lanza. Mi señor ve los sueño, y son hermosos, tambien hay algo llamada pesadillas, y mi señor los resuelve muy rápido. Últimamente hay regalos de otros mundo para mi señor luner, no me lo crei hasta que una persona le declaro su amor eterno a mi señor, me pregunto de que tanto estarán balbuceando, se que es hermosos y todo, pero dudo que haya alguno que pueda enamorarlo. Últimamente mi señor anda muy raro, cada luna nueva parece alguien diferente, dice algo de hacer lo mismo, a quien le va hacer lo mismo? Esto es horrible, no quiero hacerlo,no lo quiero hacer, por favor mi señor, que le esta pasando, usted no era así, ayúdenme.... *********~~~~ Mi nombre es Ryue, Hoy es mi primer día vivo, mi creador se llama luner el dios de la luna, me creo junto a otro, sera mi hermano? no lo se. Mi creador me dijo que soy el calor de la luna, mas bien tengo el mismo poder que un ser del sol.No se que quiere decir, pero me siento bien. Hoy yo y mi hermano conocimos a unos niños, el de piel negra me mira con mucha curiosidad, me hace sentir incomodo. Estoy practicando con mis poderes, al parecer puedo sacar fuego por mi boca,mmmm que curioso. Hoy se presento ante mi el demonio de la oscuridad, me mira tan aterrador amente, que no se como asercarmele sin tenerle miedo al final. Mi hermano dijo que vio al dios del sol, le pregunte si es tan horrible como lo describe nuestro creador, el me dice que no. Hoy el demonio me hizo preguntas, me dijo si era como el, si era un demonio, del porque mis colmillos, porque este color de cabello y ojos, porque mis manos son diferentes a mi piel, la verdad me tenia harto, así que lo ignore. Mi hermano y yo entrenamos, al parecer a el no le afecta mi fuego, eso es genial, yo acabo de descubrir que puedo volar y que puedo trasformarme en un dragón enorme, me hace sentir potente. Hoy me encontré de nuevo con el demonio oscuro, su nombre era algo simbólico del ingles, empezó a hablarme en un idioma que no entiendo, sera un idioma de este mundo o es algo de otro mundo, de algún modo me da risa su forma de actuar, tan serio y despreocupado, pero tan curioso. Me siento irritado, muy incomodo, quiero quemar todo... Hoy hice algo terrible, lastime al ángel de hielo, me siento tan mal, tan enojado con migo mismo, al parecer a mi creador no le gusto nada, me puso esta mascara de huesos, para controlar mi furia, espero que funcione.....porque ya no puedo ver a esa niña a los ojos. Al día siguiente el joven demonio vino a consolarme en mi dolor, creo que le agrado aunque me da un poco de miedo, y no lo digo por que si, es que el crea un ambiente oscuro... pero no importa, hoy lo dejo hablar todo lo que quiera.. Ya pasaron 7 años, aunque ya no estoy obligado a usar esta mascar, no me la quiero quitar, no quiero ver a esa niña a los ojos nunca mas.. Hoy es luna nueva, el señor luner duerme, yo y mi hermano protegemos el área mientras el no estaconciente, aunque al parecer esos niños lo hacen mejor que nosotros, jeje. Hoy le dieron flores al señor luner, creo que hoy sera una buena noche. Mi hermano me dijo que es el espejo de alguien... yo no se que pasa, pero creo que debe ser triste parecerte a alguien mas, tambien menciono que esos 2 son tambien espejos de otros niños, o dios luner que quiso hacer entonces. Hoy yo y mi hermano discutimos un poco, le dije sombre lo que pensaba de esos 2 niños, aunque se lo tomo bien, pero me dijo que cree que me llevo mejor con el niño ******** que con la niña *** no lo negare, me agrada el, aunque antes le temía, ahora lo veo curioso, me pregunto que pensara el cada día. Hay estrellas muy lejos del mundo de la luna, al parecer se trata de otra diosa, serán hermanos ellos Mi hermano dejo de usar la mascara, creo que se ve mejor así, ya que nunca vi sus ojos de nuevo hasta el día de hoy, gracias ***. El señor luner quieren que crezcan ellos 2, creo que es lo mejor, ya que saben tantas cosas... Al parecer al dios del sol no sabia de mi existencia, parece sorprendido con mi apariencia, dijo algo que me molesto un poco ´´ al parecer mi hermano no se le ocurre algo mas original para su vació y débil mundo, apuesto que tu eres eso que no debía existir en este lugar tan lujuriare y oscuro jiji´´ no se que decir mas que ignorarlo completamente. Estos dias han llegado regalos de otros mundos, no me sorprende todos aman la hermosa creación de mi señor, y a el mismo tambien, acabo de ver a alguien declarando amor eterno asía el, jeje que iluso jeje.. Mi hermano me contó que nuestro creador tambien controla los sueños, eso tiene sentido si vemos todo lo que existe aquí.. Desde que ellos 2 crecieron, las cosas no son como antes, hay mas gente y todo, pero porque siento que haces que estos días la oscuridad esta mas cerca. Esto es horrible, que le hizo a ella, que le hizo a el, que paso con usted señor luner, porque pide tanto dolor, porque.....PORQUE!! *****~~~ Esto son fragmentos de diario de 2 personas, me pregunto que quieren decir. Atte: Senig063
2 notes
·
View notes
Text
No recuerdo cuando fue que escribí esto, pero tiene más de dos años, y ayer que me volví más viejo, me parece más o menos apropiado compartirlo en este muro, por los eventos pasados, presentes y por venir. (Mil puntos a quien entienda las referencias semi escondidas) Una y otra vez Descanso unas horas frente al calor reconfortante de una fogata que yo no preparé y que está ahí esperando cada vez que regreso a ella. El aire frío y desolador de un terreno agotado ante tanto se posa frente a mis ojos. Un árbol cuya madera apesta podrido y que por alguna razón se mantiene en pie, un aire con olor a muerte se respira y el olor es tan profundo que duele cuando su aroma entra a mis fosas nasales como si rasgara mi interior, destruyendo mis pulmones en el proceso. Me pongo de pie. Con pasos lentos deambulo por la zona, como si no tuviera más motivación que llegar al otro lado, camino con cuidado vigilando atentamente la vegetación que me rodea, observo mis manos que tienen un color verduzco entre putrefacción y decadencia; unos metros más y alcanzo a ver a una persona que se tambalea dolorosamente, como si el viento menguara con su postura, como si fuese una rama. Con la mirada fija en un riachuelo que pasa bajo sus pies, y ni siquiera se inmuta ante mi presencia; me acerco un poco, mis pasos hacen crujir las hojas secas y putrefactas que yacen bajo mis pies. El ruido lo hace voltear y fija por unos segundos su mirada en el espacio en el que estoy. Me observa, pero no me ve. Se me hiela la sangre. Con pasos torpes, camina hacia mi ubicación y no hago otra cosa más que observar. Cuando se encuentra a menos de diez metros de distancia, veo que desenfunda una espada oxidada y manchada con sangre; comprendo que no desea fraternizar; me preparo para el encuentro, mis manos verduzcas sostienen con trabajos una espada que encontré metros atrás en una caverna que apestaba a moho y heces, me coloco en posición de batalla y segundos después nuestros aceros se impactan violentando el ambiente con el estruendo de dos metales golpeteándose violentamente, veo que toma impulso para atacarme con su espada, me lanzo hacia atrás y justo en el momento en que ataca, veo una ventana de oportunidad; lo embisto y asesino. Su cuerpo yace en el riachuelo, no me inmuto al ver su cuerpo sin vida, pero me percato que su piel es verduzca, en un tono más oscuro que la que poseen mis manos; se me hela la sangre; busco en el riachuelo mi reflejo y mi rostro comparte el mismo tono de piel, mis cuencas oculares carecen de pupilas, una pasta blanca que en la pureza de su tono contrasta con mi máscara facial. Acaso, ¿soy como él? , o ¿él es como yo? No hay tiempo para pensar en esas cosas, debo llegar al otro lado, le esculco los bolsillos al recién cadáver, y continuo mi marcha; metros adelante veo sobre una saliente metros arriba otro hombre con el mismo color de piel; por la distancia no debería preocuparme,, le doy la espalda y sigo avanzando, de repente un profundo dolor en mi pierna derecha aparece, como un piquete de avispa, pero mayor, la observo y la punta de una flecha sobresale entre mi gemelo derecho, el dolor es pasajero, curiosamente camino sin dificultad, como si el proyectil no existiera y sigo mi camino, al fondo alcanzo a ver una caverna protegida por otro hombre, listo para el encuentro, su espada apunta hacia mí; desenfundo la mía y me aproximo al combate. El bosque se mantiene silente excepto por el crujir de las hojas que anuncian tímidamente nuestro andar, escucho rítmicamente hojas crujir al compás de mis pasos, una y una, una y una, mientras mi mirada se mantiene fija a él, escucho otro par de hojas que comienzan a crujir más agresivamente y avanzando hacía mi dirección, por alguna razón no presto atención, mi objetivo es el hombre frente a mi, preparo mi arma, y antes de que nuestros aceros se acaricien violentamente siento un tremendo calor en mi pecho que me hace caer de rodillas, bajo la mirada y veo el filo de una espada que atraviesa mi pecho. No comprendo lo que acaba de pasar. Muero. Despierto frente al calor reconfortante de una fogata que yo no preparé y que está ahí esperando cada vez que regreso a ella. El aire frío y desolador de un terreno agotado ante tanto sufrimiento se posa frente a mis ojos. Un árbol cuya madera apesta a podrido y que por alguna razón se mantiene en pie, un aire con olor a muerte se respira y el olor es tan profundo que duele cuando el aroma entra a mis fosas nasales como si rasgara mi interior, destruyendo mis pulmones en el proceso. Y el ciclo se repite una y otra, y otra vez.
from Facebook via IFTTT
1 note
·
View note