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[annonima-esta-escribiendo]

Hola cómo te sientes hoy?

Holis cara de boliiiss, hmmm, estoy muy cansada, tengo mucho sueñoo, pero estamos, que es lo importante y tú?

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Today

was not a nice

day, then

I came home—

my cat's on

her cushion, all's

right with the

world.

stupid work... by me

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Have you become so addicted to doing what you like that now you don’t even have time to do what you love?

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Hoy me permití llorar, le permití tener un final a mi corazón herido y yo sé que, aunque hoy se cubra con lágrimas, mañana estará mejor; sanará.

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La advertencia estaba explícita. Un paso más; un paso en falso y caería de la manera más absurda, porque tus ojos son abismo, son peligro para un corazón tan entometido como el mío.

Con tan solo mirar esos ojos cafés que entumecen corazones y esa sonrisa que todos ven y pocos aprecian, que hace a mi corazón iluso latir un poquito más, estaba dispuesta a dar ese paso.

El problema surgió cuando no me detuve a leer advertencias y ahora con el corazón en mano, hago trizas todas las emociones e ilusiones que me cree porque tú ves a alguien más de la forma en que yo te miro.

Y ya no quiero esperar que el tiempo me cree falsas ilusiones, así que hoy yo decido hacer trizas mi propio corazón, porqué quererte es peligroso, porque es lo mejor.

Ann.

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Pensé que escribir de ti me haría soltarte más rápido, pero ¿ahora que hago con todos los momentos a tu lado inmortalizados en tinta?

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Nunca debiste dolerme tanto. Nunca debí quedarme tanto. Y las posibilidades son absurdas de pensar cuando ya está hecho.

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Haré de esto, un cementerio de emociones, de palabras nunca dichas y un adiós definitivo a lo que he venido sintiendo por ti.

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Me muero por hablar contigo y tú solo hablas de alguien más.

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Le tengo recelo al privilegio que porta esa persona, a quien miras con tanto amor, porque en la duda le abrazas y conmigo el viento trae y calma mis preocupaciones. Ojalá me miraras así por lo menos un poco, pero eres llovizna cuando siento una tormenta; ofreces apenas una pequeña llama de encendedor cuando mi sentir ya se calcino en un bosque que inunda mis pulmones y al verte con alguien más sofoca y la tormenta comienza y ya no sé si las tristezas y las lágrimas desembocan en el río, pero sé bien que extrañarte se me ha hecho condena.

Ann.

[annonima-esta-escribiendo]

Quisiera escribirte tantas cartas, pero hay tantas emociones sin pies ni cabeza, tantas lágrimas que he derramado, que no me atrevo a siquiera terminarlas porque no encuentro una forma poética, sino caótica de decirte adiós e irme, porque tú lloras por alguien más mientras que yo estoy aquí, hombro a hombro, diciéndote que todo estará bien.

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Yo misma calcine mi corazón cuando supe que tus sonrisas nunca serían hacia mí, cuando tu corazón ardía en llamas por otra alma y mientras mi corazón se marchitaba y mis pulmones se llenaban de ceniza, tú te mantenías en un incendio que te sofocaba con alguien más.

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No me gusta mucho el matcha, pero me gustas mucho tú.

No me gusta el sabor que me deja en la boca, pero a tu lado sabe mejor.

El color de la bebida realmente no me atrae, pero como lo hace el color de tus ojos.

Pediste un matcha y yo una bebida de miel.

No me gustó el mío, pero extrañamente tu matcha sí.

Intercambiamos y lo nuevo ya no se vio tan aterrador.

Pero jamás podré hacerte cambiar de parecer y yo nunca te gustaré como a mí me gustas tú.

Algunos meses atrás, cuando te sentía cerca y no lejos; Ann.

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Me dueles. Hoy me dueles. No tanto como hace meses en mi cumpleaños, no tanto como la primera vez que te vi llorar por alguien, pero dueles de una forma en la que no puedo decirte adiós y no sé por qué. Quisiera no quererte tanto para poder huir de este corazón tan adolorido, tan pisoteado y tan dejado de lado. Quisiera no quererte tanto porque amarte ya no suena a arte y son más cartas sin correspondencia, que nunca llegarán, que nunca serán contestadas, que nunca serán amadas y que espero con el paso del tiempo, dejen de doler.

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No te extraño. No te echo de menos. No siento raíces en los pies ni en las manos ni en ninguna parte de mi cuerpo que sigan clavadas en ti. No encuentro libros ni letras ni siquiera una que hable de ti. Éstas, éstas que lees, son obligadas. No hay canciones, no hay música ni un solo sonido que me recuerde a tu voz o a tu forma de reír —ya no la recuerdo—. Aqui hay plantas, sillas, mesas, una habitación que no te conocen: nunca les he hablado de ti. No te recuerdo. No te echo de menos. No quiero ver las flores crecer desde mi balcón contigo. Tampoco quiero inundar ni incendiar ciudades besándonos. Ya no. Ya no siento nada por ti. Perdí una parte de mí, quizá, una parte que ya nunca será mía. Una parte que ya nunca va a encajar.

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