#❝ ┊ INTERACCIÓN 。( kim narae )

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"Daehyun-ah, no creo que pueda comer todo esto..." Genuinamente impresionada, observa la exagerada cantidad de comida que le es presentada para el desayuno. Es su primer día en el hogar ajeno, tras despertar de una noche donde le fue difícil conciliar el sueño en paz; y la simple idea de tener que forzar tantos alimentos en su organismo, la pone incluso más intranquila. ╱  ( @21cxntxrygirl )

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         “Disculpa...” Voz apenas audible intenta captar la atención ajena; y al esto resultar infructuoso, una oleada de nerviosismo recorre el cuerpecito de Narae, quien extiende una mano temblorosa hacia el frente para rozarle el hombro con la punta de los dedos. “D-Disculpa”, repite de inmediato, dudosa, preocupada. “No quiero molestar, pero estoy perdida y... nece-necesito indicaciones”.  

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"Lamento haber desaparecido de ese modo". Con delicadeza, devuelve a su lugar el libro que tomó de la estantería. Este tipo de encuentros son algo rutinarios, pues a Narae siempre le relaja pasear por las librerías. "Tuve... inconvenientes en casa".

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❛ PREVIAMENTE ❜ ♡ 。

            Aunque el abrazo se rompe y una ola de angustia la invade, las manos de Narae se aferran fuertemente a la camiseta ajena mientras su hermano se dirige a la cocina. Como un cachorrito perdido persigue al mayor, sin molestarse en utilizar pantuflas para protegerse los pies de la fría baldosa; los calcetines deberían ser suficientes. “¿No hay galletas?” Inquiere asustada, abriendo sus párpados de par en par ante la sorpresa. ¡Imposible! Haejun siempre tiene snacks guardados en la despensa, porque sabe que son su confort emocional. Y a pesar de que el sonido de la lluvia todavía le pone los nervios de punta, se arma de (un poquito de) valor para separarse de Haejun, hurgando en la alacena y el resto de estantes en busca de comida. “Nooooooo”. Murmura con pena, un puchero formándose en los labios al sentirse derrotada. “Solo hay galletas de dieta y una funda de Doritos...”  ╱  ( @aeternites​ )

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Avergonzada, evita que sus miradas se encuentren. Usualmente, no recuerda sus sueños, llegando a pensar que ni siquiera los tiene; pero cuando estos involucran a una buena amiga, al parecer, se vuelven memorables. "Solo es una tontería". Responde bajito, aunque el atisbo de una sonrisa la traiciona. "De verdad, fue muy ridículo".

❛  i had a lot of dreams about you recently.  ❜

' espero que solo sean buenos sueños o mejor ni me los cuentes. ' tono bromista se deja escuchar en las ultimas palabras dichas. ' aunque ahora tengo curiosidad, cuéntame de esos sueños. ' se acerca, mirándola con emoción y expectación.

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           Respira, todo estará bien. Esas palabras se repiten como un mantra en su cabeza, como si mágicamente fueran a resolver la terrible situación en la que se encuentra. Ella, una jovencita aislada del mundo y su sociedad, con una muy limitada experiencia social y tímida por naturaleza, observa desde un oscuro rincón a esa persona en medio de su salón. Un extraño, un intruso, un peligro. Su querida madre le advirtió sobre la gente, su crueldad y trucos sucios; y Narae, tan sobreprotegida, tan desconocedora de la verdad, se aferra al primer objeto contundente a su alcance, una vieja sartén que logró sujetar antes de esconderse dentro del armario.  ╱  ( @llemvnade​ )

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         Su padre nunca ha sido un hombre que protagonice escándalos, siempre cuidando su imagen impecable; pero quizás existe una primera vez para todo. Narae está más que acostumbrada a sus palabras duras y la extraña manera en que le demuestra afecto, a las críticas hacia ella que se disfrazan de ‘bromas’ y cualquier comentario innecesario que utilece para juzgarla; todo eso es pan de cada día. Ante este panorama, sólo había existido una persona que la defendiera, hasta el día de hoy. El ver a Daehyun reunir todo el coraje necesario para enfrentar a su estricto padre (cuando claramente él no tiene la responsabilidad de protegerla), provoca tanto conmoción como cierta admiración por el joven en cuestión. Sentimientos que sólo se acrecentan al ser liberada de esa constante tortura, pues su amigo se encarga de sacarla de ese lugar, a pesar de la clara oposición por parte del padre de Narae. Tal vez ella no tiene una clara idea de hacia donde van o qué sucederá después, pero sólo por hoy, quiere dejarse llevar.  ╱  ( @21cxntxrygirl​ )

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Como toda chica nacida en una cuna de oro, Narae está acostumbrada a que otras personas hagan muchas cosas por ella. Sin embargo, le sorprende el ambiente cordial y ameno que se percibe en este hogar, incluso en el trato con las personas que cuidan el hogar. Pues, si pudiera describir cómo es en casa, diría que se siente distante y tenso. Con un asentimiento, le agradece al ama de llaves, sus hombros relajándose un poco y su postura permitiéndose ya no estar tan alerta, la ansiedad también disminuye poco a poco. "Nunca lo he hecho". Se sincera, observando a Daehyun como si su pregunta fuera la mayor locura que ha escuchado. "Siempre voy y vengo del departamento de mi hermano, pero termino regresando a casa de todos modos". Hablando de su hermano mayor... "Oh no, tengo que avisarle dónde estoy".

Aquella manera de decir las cosas le saca más que una sonrisa. La pregunta que se hacía era: “Hace cuanto tiempo había estado con alguien así de inocente”. Lo había olvidado. Pese a eso, con el miedo de ser un idiota, asiente con la cabeza.—Mi madre y mi hermana son las que se encargan que este lugar se vea bien—Responde y luego de eso la acerca a las habitaciones más cercanas.

Sin embargo, al igual que en cualquier casa de personas pudientes, las mucamas se acercan para ver que sucedió. Llama con suavidad a la de mayor confianza y le pide que camine a su lado. —Ella es tu ama de llaves mientras te quedes aquí, puedes pedirle lo que sea, no dudes en ello.

La mucama termina por adelantarse a preparar la habitación que será designada para la más pequeña.—Dimeee..—Preguntó algo preocupado por la situación de la muchacha.—¿Alguna vez has huido como ahora?

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"¿Sabes montar a caballo?" Se detiene un instante, dejando sobre la mesa su celular, pues lo había tomado para llamar a su hermano. En lo que a ella respecta, Narae no es tan destacada en deportes, pero hizo ballet un par de años, cuando era una niña; nunca lo continuó, por supuesto. "¿Un deseo?" Hizo un esfuerzo por no abrumarse con la rapidez de esta conversación, intentando pensar automáticamente en una respuesta. "¿Pediría un caballo? Oh no, espera, eso no. ¿Ropa? No, no. Dame un segundo..."

Asintió con la cabeza, no la obligaría a eso entonces. Sin embargo, tampoco iba a desperdiciar la oportunidad de conocerla un poco más. "¿Te gustaría hacer equitación el día de hoy?", le preguntó sin más, y claro, era bastante directo. "Me gustaría que me cuentes más de ti, no sé, si el día de mañana pudieses pedir un deseo, ¿Qué te gustaría y por qué?

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Tampoco entiende del todo la referencia, desconociendo por completo más detalles, aparte del hecho de que Superman es el personaje de una historieta. Pero sonríe para disimularlo y en cuanto termina su desayuno, agradece suavemente, antes de levantarse. "De verdad, no hace falta. Le diré a mi hermano que me traiga algunas cosas". A fin de cuentas, recuerda haber dejado prendas y otros objetos en el apartamento del mayor, hace tiempo.

En el momento que la muchacha menciona esto de ser como un padre, el joven no puede, sino colorarse hasta las orejas. Y acaba moviendo la mano con rapidez. ""Creo que sería algo más bien como una relación entre Superman y Lois Lane"Asiente con la cabeza tranquilo por la situación. "No lo veas como si es que te estuviera cuidando, pero realmente no quiero que sientas aquí como una extraña"

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"Pero..." Mientras más lo escucha, mayor es el bochorno que siente. Narae no es muy buena expresando sus emociones facialmente, pero sí es sencillo advertirlas a través de su mirada. Con ojos que buscan rehuir, como si quisiera ocultarse de Daehyun, decide regresar su atención a las frutas. "Si lo dices de ese modo, suenas a un papá". Menciona muy bajito, empezando a llenarse la boca para no hablar más sobre el tema.

"No es una obligación, no conoces cuando veo algo como una obligación" Le dice para luego de eso negar con la cabeza."Estoy consciente de que te traje un poco apresurado, en otras circunstancias me hubiese gustado poder traerte a mi casa quizás en son de una cita, pero sé que no es así, así que me gustaría que te sientas como en casa y eso no es posible sin por lo menos ropa de tu tamaño, un pijama y quizás un peluche, no lo sé...

Daehyun un hombre que no coqueteaba en un tiempo, lo estás haciendo bien

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La comida se hace difícil de tragar al escucharle y, aunque agradece todas las increíbles cosas que ha hecho por ella, en menos de veinticuatro horas, la nueva propuesta es inconcebible. "Daehyun-ah". Pronuncia su nombre con lo que, quiere pensar, es una voz firme; aunque en realidad, suena como un ratoncito asustado. Dejando sus palillos sobre la mesa y apartando el bowl de frutas, se dirige a él una vez más. "Eso no es necesario. No tienes que... comprar ropa para mí, ni ningún objeto. Así que, no te preocupes".

"La próxima vez que desayunemos te haré ambos, ya que vas a vivir aquí de ahora en adelante, es importante que te sientas cómoda"Le dice para luego de eso comer hasta poder terminar el plato, una vez que lo hace termina por fijarse nada más en que la muchacha termine su plato. "Me gustaría, solamente si tú estas de acuerdo, ir a comprar ropa contigo, no quiero que tengas contacto con tu papá, y eso te permitirá no regresar a casa"

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Con las mejillas llenas, intentando tragar el bocado que estaba masticando, una sonrisa graciosa comienza a formarse. Es extraño ser tratada de esa forma, en especial, si viene de la persona que te gusta; pero la comodidad y relativa calma que siente junto a Daehyun, la hacen aceptar estas nimiedades. "Me gustan las tostadas de aguacate y los waffles salados". Entre los breves silencios que se forman, Narae aprovecha para comer un poco de fruta del bowl que le corresponde, saboreando las suaves bananas y unas rodajas frescas de naranja.

Narae era tan bonita cuando se trataba de estas cosas, Dae, no, si bien es cierto, previo a esto, no había tenido un contacto realmente cercano, el muchacho tenía esta tendencia a observar al rededor y la muchacha que estaba en su frente se había llevado su mirada un par de veces en las fiestas de la gente pudiente. En el momento en el que ella atrapa el bocado, el muchacho, pone una de sus manitas en la cabeza ajena y le da un par de palmaditas suaves. "Lo estás haciendo bien"Dice para luego de ello, llevarse él un bocado de comida al estómago. "Dime... ¿Qué te gusta cuando desayunas?"

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Narae duda un momento, sintiendo vergüenza en el acto de ser alimentada como una niña pequeña; mas es innegable esa sensación de calor que recorre su pecho. Sus comidas no suelen ser tan 'entretenidas' en una mesa donde reina el silencio y la tensión, así que esto es un poco nuevo para ella. En contra de todo pronóstico, tratando de dejarse llevar, abre poco a poco su boca, hasta atrapar el bocado ofrecido.

En el momento que Narae menciona eso, Daehyun solamente se ríe de manera algo exagerada, pero totalmente honesta, sin embargo, asiente con la cabeza. "Mira, como hasta donde puedas, cuando ya no puedes más, me dices, pero por ahora"Agarra un poco de lo que estaba en los platos para luego de eso poner los palillos en frente de ella. "Di, ah"

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Aunque no sea una persona muy habladora, Narae es bastante atenta a los detalles y pequeñas cosas. En seguida, su mente almacena la información proporcionada, los comentarios sobre una madre agradable y sobre algo (¿o alguien?) que fue perdido. Por un instante, piensa que debe ser agradable tener una familia funcional, que se preocupe por ti; tener amigos de confianza a los que llamar y aunque es normal sentir envidia frente a esas ideas, sus lágrimas se detienen gracias a las amables palabras que le dedica. Entre largos silencios, interrumpidos por el sonido de un par de bocinas, conoce por primera vez el hogar de Daehyun. "Con permiso..." Susurra, sus ojitos enrojecidos fijándose en la fachada de la casa, en lo grande que es y lo bonita que luce desde ahí. Narae luce curiosa pero tímida, sólo observando alrededor en los pasillos, incapaz de tocar una sola decoración. "T-Tu casa es muy bonita".

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En el momento en el que la veo actuar de esa manera, me lleno de rabia. Pensando en que si la dejaba, ella correría peligro. Razón por la cual, en el momento en el que ella agarra mi mano, acabo por hacer algo que solo se veía en las películas. Agarro la mano de la muchacha y luego de ello la agarro en mis brazos cual princesa. Y comienzo a correr.

—Narae, no sufras, yo te protegeré. Si tu familia te abandona, yo te cuidaré —Le digo para luego de eso alejarme unos cuantos metros, hasta llegar a mi parqueadero. Una vez allí abro la puerta del carro y la guardo allí. Para luego de ello acabar por subir a mi asiento y darle a todo al carro.

—Perdóname, si es que quieres te puedo llevar a mi casa, o a un hotel—Le digo sin más para luego de ello, ver a través del espejo retrovisor, para fijarme que nadie nos estuviera siguiendo.—En lo que decides, llamaré a uno de mis amigos.—Le digo para luego de eso llamar a Joon, por que necesitaba de alguien que juegue sucio.

         Narae se lleva una inmensa sorpresa con las acciones ajenas, le cuesta un poco creer que está entre los brazos de Daehyun, pero de todas formas se mantiene tan quietecita como puede para no ser una molestia mientras corren a través de los pasillos. Escucharle decir que la protegerá se siente tan reconfortante como extraño, pues la única persona que realmente ha cuidado de ella durante tanto tiempo es y siempre será su hermano. Contar con un apoyo externo, con alguien más en quién poder confiar es una sensación a la que le tomará tiempo acostumbrarse. “Gracias”. Murmura, con un hilo de voz y lágrimas silenciosas empapándole las mejillas, incapaz de calmarlas detenerlas incluso cuando la seguridad del vehículo la envuelve. Ahí dentro, tras un silencio abrumador y tenso, una mano se aferra al cinturón de seguridad sobre su pecho y la otra limpia los rastros de sus lágrimas. “Puedes dejarme en un hotel, no quiero… ser una molestia para ti”.

En el momento en el que nos encontramos en el auto, no puedo evitar escucharla llorar y morir de iras, sabía lo impulsivo que era, y eso hacía que lo único que quisiera hacer es golpear mis puños en el manubrio del carro, sin embargo, sabía que eso solo asustaría más a la chica, por lo que solamente negué con la cabeza mientras respiraba.

—No hay manera de que me molestes—Agrego para comenzar a andar por las calles.—Además mi mamá tendría un infarto, si sabe que deje a alguien desprotegido, además yo tampoco me lo perdonaría, la última vez que lo hice, perdí todo—Menciono, mientras nos desviamos por algunas calles poco conocidas, esperando que el padre de Narae, no sea un dolor de cabeza, pasaron unos minutos, o quizás un par de horas, hasta llegar a casa.

—Ven, te mostraré el cuarto de huéspedes, eres bienvenida.