¡Hola criaturitas de las letras! Encantada de escribirles nuevamente.
Comenzó marzo, con nuevas oportunidades por delante. Oportunidades que yo aproveché para seguir leyendo, en este caso, continuando con el reto literario que ya he mencionado anteriormente.
Correspondiente a este mes, que es mi favorito y sinceramente no sé por qué de esto, toca leer una novela histórica. De este género ya he tenido experiencia leyendo un par de obras, pero que no acabó por atraparme. Y definitivamente, después de leer esta novela… acabó por fascinarme el género.
¡Hay muchísimos libros de temática histórica! Pero acabó por llamar mi atención “El testigo invisible” de Carmen Posadas, escritora uruguaya. El libro me interesó porque habla de una época en la historia que marcó mucho en conjunto con otros eventos que ocurrieron en paralelo, la revolución rusa.
Mucho he escuchado de los rusos, principalmente chistes estereotípicos de los mismos, razón por la cual nunca me he fascinado por su cultura, y ni hablar de su historia. Pero después de leer esta novela, he cambiado mi manera de pensar respecto a ellos.
Sin más vueltas, aquí les dejo:
Sinopsis
Leonid Sednev, deshollinador imperial y más tarde pinche de cocina, tenía quince años la noche del 17 de julio de 1918, cuando un grupo de militares de la revolución bolchevique asesinó brutalmente a la familia Imperial rusa. Leonid fue el único superviviente y testigo invisible de la tragedia. Mucho tiempo después un Leonid ya anciano decide recomponer sus recuerdos y comienza este relato desde los ojos del sirviente de la familia imperial con el que recrea los últimos años del Imperio ruso y el cambio de régimen.
Ahora sí… mi opinión.
Los grandes secretos son como los hechizos, y se desvanecen en cuanto uno los cuenta.
Esta fue la frase, que confiesa la autora, la que le impulsó a escribir la novela, recitada por una persona con un gran parecido a su protagonista, Leonid. Y esta la misma que se repetirá durante la historia, dejando espacio suficiente para la reflexión.
¿Subjetivamente? Me encantó el libro. En muchas ocasiones se me encogió el corazón, en muchas ocasiones recreé en mi cabeza la personalidad de las cuatro duquesas de la familia Romanov, en otras tantas deseé que el trágico final que les deparó, no hubiese ocurrido. Y sí, efectivamente lloré con el final. Pero eso es por mi culpa, porque soy así de sensible.
La historia del asesinato de la familia Romanov, es real. Yo misma había escuchado del zar Nicolás II, en una clase de historia en la universidad. El profesor, como haría cualquier historiador, se enfocó en relatarnos los hechos objetivos que desencadenarían entonces una revolución que dejaría entrar al comunismo. La historia que te enseñan en la escuela, se trata de eso: de relatarte hechos específicos. No te dice si sus agentes involucrados fueron buenos o malos. No te dice más nada que sólo acciones y palabras ejecutadas que marcaron un antes y un después. Misma razón por la que, leer esta novela desde un punto de vista más personal, como lo es la vida del día a día con los zares y sus hijos en el palacio imperial, me marcó significativamente.
La zarina Alejandra, y sus cuatro hijas: Olga, Tatiana, María y Anastasia.
El libro está bien hecho. Está bastante sustancioso, con citas de personas involucradas en los eventos, cartas, fotografías y por sobre todo, una historia desarrollada de principio a fin sin descuidarse en huecos.
Las grandes duquesas… ¿A qué no tenían una gran belleza?
Por supuesto, como es una novela histórica-ficticia no es más que una recreación de algo que sucedió. Pero sinceramente creo que esta es la magia de libros pertenecientes al género. ¿Qué es lo real y lo ficticio? ¿Qué es lo que fue y lo que no? ¿Existe acaso alguna diferencia en nuestros pensamientos?
En tiempos tan exhibicionistas como estos, en los que la gente cuenta no sólo lo que es verdad, sino muchas veces lo que nunca sucedió, me encanta la idea de alguien que elige guardar un gran secreto para que lo acompañe hasta su último aliento.
– Notas de la autora.
En cuanto a la novela, ¿Leonid verdaderamente le agarró cariño a sus amos? ¿Las duquesas fueron felices, a pesar de las adversidades? ¿El zar Nicolás y la zarina “Alix”, fueron buenos padres?
Incluido el zar Nicolás y su hijo Alexei
Lo que más me gustó fue el modo de ordenar los hechos que empleó la autora. Narra la vida de Leonid, pero sin ocuparte mucho espacio, porque lo intercala con los hechos objetivos de la época, como lo son la Primera Guerra Mundial y las revoluciones dentro del país ruso que se llevaron a cabo. Por supuesto que el libro está empapado desde el punto de vista del pinche de cocina, un narrador carismático que deja entrever en sus líneas el amor, la desilusión, el dolor y la lealtad.
Pero no todo está pintado con rosas. El libro es crudo. ¿Y qué se puede esperar en tiempos de guerra? Hambre, muertes, desesperación. Son elementos tan humanos y tan bien descritos, que te puedes visualizar a ti mismo caminando por las calles nevadas de Rusia, presenciando los cadáveres tirados con descuido, sin nadie que los recuerde. Acompañas a los trabajadores y obreros llenos de fervor pidiendo por comida. Incluso, escuchas los gritos de desesperación allá abajo en el sótano, mientras las armas son disparadas contra la familia y sus sirvientes.
Y sin embargo, esta crudeza contrasta con algo igual de humano: el amor por la familia.
Desconozco si así fue en la vida real, pero los sentimientos de la zarina Alejandra, descritos en el libro, son tan maternales que sientes compasión por ella. La familia imperial, a pesar de ser “de los más aristócratas”, se mantenían humildes en sus actividades juntos. Jugaban, paseaban, se tomaban fotos y se las ingeniaban de tal forma que no creerías que alguien que viva en un palacio, se tome su tiempo para escucharse entre ellos y compartir.
Y la autora incluye algo que yo esperaba ver con mucho enfásis: el romance.
Sí, lo admito, esperaba que Leonid, siendo un simple deshollinador, acabase envuelto en un efervescente romance con su duquesa favorita, Tatiana. Y sin embargo no es lo que pasa, porque el libro se mantiene fiel a la realidad. Los aromes no correspondidos en la novela, desgarran tu corazón. O al menos, eso hizo con el mío. Ilusamente, mi corazón pedía amor en tiempos de desgracias, pero en tiempos así… el corazón escoge su propia desgracia. Y sin embargo… al final… Ok, no. No quiero hacer spoilers, aunque me pique el dedo por hablar de eso.
Después de haber sido despedido horas antes de la matanza de la familia, nada se sabe qué ocurrió con el pinche de cocina Leonid Sednev.
Y sinceramente, el libro me dio mucho para reflexionar. No es mentira para nadie que la historia de la humanidad ha tenido sus altos y sus bajos, sin olvidar que esos bajos han sido especialmente crueles. Y con la historia de la familia Romanov me pregunté: ¿Es verdad que lo que cosechas, es lo que siembras? ¿Merecían ellos un final tan trágico? Lo más probable es que sí. Y suponiendo que el libro se mantiene fiel a los hechos reales, entonces me atrevo a decir que siento una gran lástima por ellos. Pero eso ya es cosa mía, queda de parte de cada quien juzgar lo sucedido. Un gran poder requiere grandes responsabilidades, y tristemente… las acciones pueden llevar a la desgracia a cualquiera.
De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.
Tantas vidas que pasaron y no serán recordadas… otras tanto que serán siempre nombradas.
No está mal de vez en cuando saltarse uno su zona de confort, y definitivamente tomé una buena decisión con este libro. Tan fascinada quedé, que leeré otras obras de la misma autora.
Ahora sí… Gabriela se despide.
El asesinato de una familia ¡Hola criaturitas de las letras! Encantada de escribirles nuevamente. Comenzó marzo, con nuevas oportunidades por delante. Oportunidades que yo aproveché para seguir leyendo, en este caso, continuando con el reto literario que ya he mencionado anteriormente.
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