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당신의 대답은 무엇인가? 𓆩♡𓆪
No todas las historias de amor tienen que ser trágicas, incluso si el papel se ha rasgado dos veces en la misma hoja, ella se esfuerza por plancharla y reescribir sobre estos borrones de tintas su propia versión de ese amor. Sabe que entre lo escrito, es difícil que sea modificado, aun así, lo intenta cada madrugada, cada día en el que despierta primero y hasta durmiendo, cuando toma las siestas. A todas luces, se puede decir que la más baja está profundamente enamorada de aquel a quien ha visto como su rey. No hay motivos para que lo oculte, es más, se lo grita al mundo todos los días: despierta amándolo, se va a la cama sintiendo que quiere mucho más de él.
El paso que ha decidido tomar no es menor, lo ha pensado muchos días, sin embargo, desde el diecinueve la idea toma fuerzas y se planta en su cabecita aturdiéndola con pensamientos románticos cuando se trata de imaginarse una vida completa a su lado. Le cuenta a sus amigos, a su mamá y a su papá, no le dicen nada, pero se miran contentos tal vez porque su sonrisa eclipsa cualquier preocupación. Es que, ese amor que le guarda no se detiene a ninguna hora del día: lo quiere tanto que se le dificulta estarse quieta sobre el asiento mientras espera que el taxi llegue a la joyería.
Ni siquiera sabe quién le ha recomendado ese lugar, pero no le importa demasiado, el hecho es que pasa muchas horas del día escogiendo entre una argolla y otra, piensa en los gustos de su novio, en los propios y combina ambos. Quiere que sea especial, por lo mismo se atreve a tomar su tiempo -aun si son horas-, ya que darle algo carente de cariño es una mala idea. Debe enamorarse de los anillos como se ha enamorado de él antes.
Pero los encuentra tras caminar por cada recóndito sitio de la ciudad, el par que la orilla a suspirar embobada. La más baja no lo piensa, los compra y guarda con devoción en su cajita. El resto del día se dedica a dejar todo bonito para que él se asegure de leer cada notita que ha ido desperdigando por la casa, unas más cursis que otra, pero igual de amorosas que las más cortitas. Para su personita especial no existe un límite de palabras que haga honor, ella quiere darle absolutamente todo.
Asegúrate de seguir las notas primero.
Quiere que vaya en orden, que lea primero las cositas de amor que ha macerado desde el día 19 y continúe con una listita que ha dejado puesta en el reproductor de música. Enseguida, viaje a las fotitos llenas de dedicatorias y finalmente la busque en la habitación.
Su locura no concibe límites, así que, orillándose a decorar incluso las sábanas donde le espera -tal vez más formal de lo que acostumbra a andar-, toma asiento en el borde. A su lado una florecita que signifique ese gran comienzo, o al menos el pasito más pisado que deja caer entre ellos, y entre sus manitos la delicada caja en la que ha invertido todas sus ilusiones. Aun así, sabe que puede esperarlo años, la respuesta que él le dé la espera sin dejarse envolver por el calor del momento. Está preparada para esperar y guardar su corazón, porque él jamás la defraudará, dentro de todo, es tan precioso y delicado como una muñequita de porcelana.
Conforme pasa el tiempo, la impaciencia se acrecienta en su pancita, mas la resiste ni bien los pasos resuenan cerquita de su habitación. Con las luces apagadas y el reproductor sonando bajito en una canción específica, porque hasta eso le gusta, se relega a esperarlo. Una vez lo tiene lo suficientemente cerca se levanta, acortando distancia para hundir una rodillita en el suelo y extender las manitos abiertas, con la cajita también enseñándole las argollas. Sin decir mucho, musita cantarinamente el trocito de la canción elegida.
—Marry me, Juliet.
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