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La bestia que hay en mi [Shun, NC-17]
Capítulo 2
Ikki Kido era muchas cosas. Un hombre de temer, un negociante excelente y un médico inigualable. Pero a pesar de tener una de las mejores clínicas de la ciudad la misma generalmente estaba cerrada. El chico solía visitar las pequeñas casitas de los más pobres para ofrecer sus servicios sin ningún tipo de costo.
En ese momento estaba saliendo de un callejón donde vivía esa familia y suspiro profundamente removiendo sus cabellos totalmente cansado. miró su reloj de muñeca y soltó una exclamación de sorpresa.
Llegaría tarde a la consulta!
Miro a cielo nocturno y suspiro. ese dia debia estar llegando su hermano en la última línea de la aerolínea.
hermano…
había investigado sobre el lugar al que lo habían enviado y se había arrepentido terriblemente . porque el saber esas cosas solo había incrementado su terror y su angustia. pero por fin… por fin hoy vería a su hermano llegar…
asi que apretó con fuerza su maletín y se encaminó a su clínica con la emoción a flor de piel.
Suspiro dejando el grupo de cajas en el escritorio de su oficina. Ese día debían comenzar a reportarse los caballeros. Miro la foto en el escritorio… esa foto donde salían le y sus hermanos… su hermanito con esa carita toda sonrojada y esos brillantes ojos esmeraldas…
No pudo evitar que su pensamiento viajará a el… a ese hermoso muchacho que debía ser en esos momentos.
Abrió la primera caja sacando un par de palitos de madera con los que hacía la revisión bucal, los mismos los uso para rellenar el frasco ya vacío. Luego regresó a la caja y sacó una caja de gasas nueva que guardo en el mueble donde tenía todo organizado para cualquier emergencia. all incluso guardo un par de frascos de medicina especia que había conseguido en su viaje a la india, donde había conocido a ese caballero de cabellos morados cuando su alumno había enfermado.
estaba terminando de organizar un par de cosas cuando escucho que entraban de forma atropellada a la clínica. Lo que no espero fue encontrarse con ese pelinegro en la camilla, los enfermeros le dejaron sobre la camilla para atenderle e ikki suspiró acariciando esos largos cabellos.
te pondrás bien…
IKKI!!!
El moreno se giró hacia la puerta viendo a esa rubia que entró portando unos jeans a su cadera y una camisola de enfermera, quien e sujeto de la mano corriendo a exterior de forma atropellada.
que?! esme! no viste que tengo un paciente!!!
llego! está en el salon!
E ikki sintió que todo su mundo se había puesto de cabeza… por fin lo vería!
Minutos antes,
Salón de combates atenienses
La multitud estaba jubilosa con los combates hasta el momento. Sus favoritos habían pasado a la próxima ronda y allí estaba la pelea de ese chico que las chicas adoraban.
Pero...
Curiosamente, nadie lo había visto hasta ese momento...
Ni siquiera su hermano mayor...
Los gritos no se hicieron esperar cuando la puerta se abrió mostrando esa silueta delgada. Jabu de unicornio recorrió el cuerpo de ese joven que no reconocía como aquel niño que lloraba llamando a su hermano.
Las colas de escamas que flotaban a su alrededor mientras caminaba hacia la tarima. Las botas que se ajustaban a esas piernas, la armadura que nadie había podido adquirir en más de un siglo...
Y esos ojos esmeraldas llenos de una maldad infinita visible incluso a través de esa especie de lente que cubría la mitad de su rostro.
Incluso jabu, que nunca fue un amigo incondicional con ese chico sintió la necesidad de saber que le había sucedido. Que había hecho de él en aquella isla infernal...
vaya... Ahora juegan entre ustedes?
Jabu hizo una mueca apunto de decir unos cuantos improperios. Shun en cambio se veía relajado cuando sus dedos levantaron la máscara sobre su rostro, mostrando una cicatriz que recorría su mejilla hasta casi su labio.
Los gritos de miles de jovencitas en el lugar se escucharon otra vez. Levantando sus carteles y agitándolos todas desesperadas por conseguir al menos una mirada indiferente. Jabu recorrió el lugar con la mirada rápidamente y luego miró al joven delante de él con una sonrisa de burla.
Shun en respuesta solo levanto una ceja...
el tiempo pasa shun, pero sigues siendo el tipo de persona que más que caballero debería ser modelo
Jabu esperaba que el otro se sonrojara o incluso que se apenara como en antaño, pero no fue así. Shun solo sonrió de lado y jabu se tenso cuando le vio caminar hacia él con ese brillo peligroso en as esmeraldinas.
Ya estaba muy cerca cuando java sintió esa ráfaga caliente atravesarle y las primeras imágenes de terror le invadieron. Desde su lugar shun veía satisfecho lo que ocurría. el gesto horrorizado de jabu y sus manos sujetando su cabeza en un gesto de horror.
Todos allí sabían que su amigo jamás regresaría a ser el de antes...
Aquel chico alegre e inocente...
Aquel joven que reía con las bromas de seiya
Que se sonrojaba cuando hyoga le abrazaba
Nunca volvería a pedirle una opinión a shiryu sobre un libro
Ni tampoco llamaría a su hermano cuando sintiese miedo en una noche tormentosa...
Aquel chico había muerto en aquella isla de terror y había renacido como el ave. Fénix que era...
Todos se pusieron alertas cuando Jabu cayó al suelo con el rostro desencajado y los ojos en blanco totalmente. Especialmente cuando ese cosmos agresivo y peligroso comenzó a extenderse por todo el lugar mientras suena se iba girando lentamente...
Era más que claro para todos a esas alturas que debían enfrentarse...
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La bestia que hay en mi [Shun, NC-17]
Capítulo 1
En esa noche silenciosa solo era perturbada por los gemidos provenientes de la cabaña destartalada que era el hogar de maestro y alumno desde hacía 6 años. El alboroto de todo rompiéndose.
Un jarrón contra la ventana salió volando cubierto de llamas carmesí y el mayor fue a dar contra la mesa más próxima. cayendo al suelo aparatosamente. El joven de esmeraldinos iris en medio del pequeño salón respiraba agitadamente y se sostenía un brazo herido escuchando la risa enloquecida de quien era su mentor mientras le veía salir de debajo de la mesa y se sacudía la ropa.
Esa mirada enloquecida se encontró con la cansada mirada esmeraldina y su mano se levantó haciendole señas de “ven, ven”
vamos… se que puedes hacerlo mejor que eso…
Un nuevo ataque por parte de mayor le lanzó contra uno de los libreros y luego a suelo. Una vez cayó ya no pudo levantarse en medio de un ligero sollozo, un pedazo de madera estaba incrustado en uno de sus muslos. Intento alcanzar lo primero que sus dedos sujetaron y cuando el mayor se arrodillo frente a él el pedazo de madera quedó en el hombro del otro quien solo se lo arranco sin miramientos.
que te he dicho?…
Negó con la cabeza cuando el mayor le sujeto de cabello y sus manos halo su camisa con fuerza mandando a volar los botones en todas direcciones. logró alcanzar una lámpara de allí cerca y no lo pensó dos veces antes de estamparsela en pleno rostro. Por un momento esos ojos esmeraldinos tomaron un fulgor maligno.
ahí! eso, eso! despierta eso que veo en tus ojos!!!!
Los próximos minutos sus acciones no las recordaría. El como en sus manos apareció ese gran palo con púas y una sonrisa llena de maldad adorno su rostro. con cada golpe una parte de e buscaba de despertar nuevamente.
“NOOOOOOOO”
Y su mano se detuvo a centímetros de la cabeza del mayor. parpadeo confundido viendo el lugar totalmente destruido y luego a otro que sujetó su mano y de una patada le lanzo contra el suelo furioso.
te voy a domar chiquillo!
y el grito que fue a lanzar quedó ahogado en a mano que tapó su boca mientras sus ropas eran desgarradas.
Sin poder creer lo que estaba pasando!
sin aceptar que eso pasaría otra vez!
“déjame salir!”
Una patada en el estómago del atacante le liberó solo un instante antes de sentir como su pierna quedó atrapada en la mano del mayor cuando intentó asestarle otra patada. sus manos quedaron atrapadas en una soga que luchó contra su resistencia unos instantes.
aun eres lento
Halo la soga intentando soltarse. soltó un gemido de dolor cuando su pierna herida quedó en el hombro del mayor, pero él seguía luchando. sostuvo esa soga con sus manos buscando de soltar los tabiques de suelo aunque se desgarrara as munecas en e proceso.
EL grito que soltó fue desgarrador mientras le sentía invadir su cuerpo sin cuidado y con violencia, sobre todo violencia. se arqueo en el suelo soltando un grito mudo. las sogas se encendieron automáticamente y el mayor río.
vamos… sacalo… tienes todo el fuego dentro, solo así puedes ser digno de esa armadura
Su voz fue cruel cuando sus dedos sujetaron su barbilla con fuerza, su boca se curvo en lo que parecía ser una sonrisa viendo esas esmeraldas sin vida y opacas. El chico simplemente le escupió en el rostro ganándose un bofetón que le rompió el labio, dejándole una fea herida que seguro sería un morado en la mañana.
asi me gusta… odiame…
le volteo obligándole a colocarse en cuatro en el suelo. Sujeto las sogas con fuerzas enterrando su cabeza en sus manos y al instante siguiente sintió el característico halón de cabello que le estampo contra el pecho del mayor. Un gesto de asco invadió su rostro, aunque el mayor no lo vio, mientras esa mano que se paseaba por su cuerpo hasta sujetarle de cuello violentamente.
odiame por humillarte… pero odia mas a tu hermano por dejarte venir…
sus palabras inundaban la mente del muchacho que solo podía sentir los embistes contra su adolorida cadera y esa otra mano que recorría todo su cuerpo. con cada embiste contra su cuerpo un poquito del chico que se fue de la mansión kido moría esa noche, con cada golpe recibido en su entrenamiento y el dolor de la soledad le hacían doblegarse sobre esa oscuridad que se cernía sobre su corazon dia a dia.
odia a quien decidió que debían ser caballero - la mano se cerró en torno a su cuello con fuerza - odiate a ti mismo por ser tan débil y no poder defenderte esta noche…
Y con esas últimas palabras se vació en su interior. el muchacho abrió los ojos muy grandes, su cuerpo se crispó y sus manos se cerraron con tanta fuerza que sus uñas le hicieron daño…
esa noche se prometió que nadie más le humillaria o le pisotearia…
“primero pisotealos… antes de dejarte pisotear” esa fue la última voz en su cabeza con cariño antes de que se desplomarse en el suelo… la última noche que pasaría en esa isla infernal…
mañana serás otra persona
y su risa se escuchó en todo el lugar conforme se alejaba. mientras el joven solo miraba el cielo nocturno. con cada lagrima que rodaba por sus mejillas un nuevo pedazo de su corazón se secaba, sus ojos se oscurecían cada vez más y sus labios se curvaron en una sonrisa escalofriante unos momentos.
Las horas pasaron rápidamente. El peliverde entró en la habitación de su maestro con esa sonrisa escalofriante que nadie nunca había visto hasta que él había llegado a esa infernal isla. jalo una silla y se sentó en esta, cruzando sus piernas de forma elegante así como apareciendo esa mascota que se apoyó en su rodilla.
esa hermosa ave fenix que picoteaba de su mano algunas semillas mientras el mayor se deshacía en gritos.
ah… temes?…
y es que minutos antes le había vaciado un galón de gasolina. el ave voló hasta posarse en el respaldo de la silla cuando shun se levantó y se acercó al atado en la cama. mientras una llama se encendía en su mano captando la atención del mayor automaticamente.
como dijiste antes…
El mayor se debatía con más desespero cada vez viendo inclinarse con esos ojos cada vez más oscuros y vacíos…
el mas fuerte se come al más débil…
le sujeto de la barbilla y le miró seriamente.
humano insignificante… odiaras el dia en que pusiste las manos en mi…
capítulo 2
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En Otra Vida Sera (SerenexDarien - Sailor Moon Fic)
Una tontaina que hice cuando apenas comenzaba a escribir. tiene como 10 anos ya ^^.
En la vida anterior Serene y Darien no pudieron estar juntos, pero la vida les dará una segunda oportunidad para que por fin, el príncipe de la tierra y la princesa de la luna puedan vivir su amor juntos por el resto de la vida mortal que les toco.
“Mi intención es que todas tengan una vida normal. Que puedan vivir sin problemas y tener una vida como chica normal. Pero sobre todo que ese amor tan precioso se lleve a su final, que sean felices y tengan muchos hijos”
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Darien!!!!!!!!!!
Lo vi caer frente a mí, corrí hacia el sintiendo como mi rostro se llenaba de lágrimas y mi corazón se desasía en pedazos.
Cuando llegue a su lado este ya se encontraba cubierto en sangre y ella con una sonrisa diabólica reía a carcajadas mientras decía cosas que, sinceramente hablando, yo no era capaz de escuchar.
Mi mirada, mi mente, mi corazón y todos mis sentidos estaban enfocados en la persona que ahora yacía en mi regazo, sangrando mientras, con toda dificultad, me sonreía tiernamente. Coloco su muñeca en mi mejilla y me dijo cansinamente.
- ya... sabíamos que esto podía ocurrir
- no me dejes
- en otra vida será...
Me dijo, enredando su mano en mis dorados cabellos y jalándome hacia él para darme un dulce beso, el último beso que recibiría en mi vida de sus labios...
La vida abandono por completo su cuerpo y mi alma se fue con el... mis ganas de vivir y mis esperanzas de una vida feliz murieron ese día con él.
El funeral fue el día más difícil y torturador de mi vida. Mi corazón se negaba a aceptar que ya no lo vería más y mis sentimientos en ese momento eran muchos menos dolor.
Sentía más que nada dolor por el amor perdido nuevamente, odio hacia la loca que le había quitado la vida y desprecio hacia la vida misma de la cual no quería seguir disfrutando sin él.
Un mes después no aguante más. Sentía mi corazón morir con cada minuto que pasaba, con cada segundo sentía que sangraba con más intensidad y la alegría, la felicidad y la juventud del amor que una vez sentí poco a poco había ido muriendo de pena y con el amor, también mis ganas de tener una familia.
Así que esa tarde de invierno en el que se supone cumpliríamos un mes de casados entre a mi alcoba y allí mirando las estrellas acabe con mi tormento.
No es que fuera cobarde. Pero si de amor iba a morir, prefería acabar con esto ya y no seguir muriendo en vida hasta que no me reconociera a mi misma.
Como había dicho el...
En otra vida será...
Y en esa vida si nos podremos encontrar y ser felices...
100 años más tarde
- oh disculpe
Le respondió a una joven rubia que acababa de caer al suelo y todos sus libros acababan de desparramarse por el suelo, tras chocar con él.
Ambos jóvenes se quedaron viendo. Era su imaginación o eso ya lo habían vivido antes.
- ¿Está bien, Srta.?
- Si (le sonrió cariñosamente) no se preocupe...
- la ayudare a levantarse
Le dijo galantemente el chico, provocando en la muchacha un shock eléctrico, mientras una imagen desconocida invadía su mente.
Una imagen idéntica a ese momento.
El de pie sonriéndole encantadoramente, con su mano extendida hacia ella y en la otra sus libros ya recogidos del suelo. Sin saber porque ella siguió el trayecto de esas imágenes y extendió su mano para levantarse sonriéndole a él también.
Este le entrego sus libros y se giró para irse, cuando en ese momento una imagen surco la mente de ambos a la vez.
Una iglesia. Dos chicos en el suelo, el sobre el regazo de ella. El rostro de ella lleno de lágrimas y en el de él una gran sonrisa de felicidad. Un último beso y unas últimas palabras...
En otra vida será...
Ambos se miraron nuevamente, sin saber ahora cómo era que se habían encontrado, en una ciudad distinta, con años de diferencia de más y de distintas culturas, pero con el amor entre ellos.
Su mano se dirigió a su cabeza en un aguijonazo de dolor, ella por instinto se acercó a él preocupada. Cuando él la miro, lo hizo con una mirada diferente.
La misma mirada que ella viera en esa imagen.
- Serene
Ella le sonrió felizmente. Asintió y lo abrazo como nunca lo había hecho...
- Ya juntos nos quedaremos no te preocupes.
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Capitulo 2
Miro el techo bostezando y tallándose un ojo mientras se incorporaba en el sofá. Miro el reloj y luego la mesa donde estaban las cosas que había pedido a su alumno, así como a un lado estaba las maletas que de seguro él había dejado para no molestarle mientras dormía. Suspiro y se levantó peinándose sus alborotados cabellos con sus manos y tan torpe estaba ese día por lo adormecido que tropezó con la mesa soltando una sarta de improperios en su lengua natal.
Una nueva sarta de improperios y disgusto abandono sus labios cuando en su intento por no caer la mesa se volcó. Lo que había allí encima cayó al suelo y en ese preciso momento fue que noto ese bolsito con un moño rojizo, debajo había pegado un sobre rojo que el reconoció enseguida. Recogió el mismo temblando y dejo el paquetito en la mesa ya puesta en su sitio para centrarse en el sobre.
Un regalo para el cumpleañero Una hermosa joya para otra hermosa joya
Camus se sonrojo con esa oración, pero continúo leyendo la misma.
La eh visto en un aparador y no eh podido pensar en cómo se te vera el día de la fiesta Aunque espero pueda acompañarte de vuelta a casa
Tu caballero por siempre Tu admirador secreto
Y Camus no pudo evitar el mirar el papelito por detrás. En todo momento espero que esa vez si pudiese firmar con su nombre. Pero al parecer sus planes eran revelarle su identidad en la fiesta o quizás un poco antes. Suspiro dejando la nota en su sobre y tomando el paquetito finamente adornado y cubierto por un mono roo elegantemente atado. Halo el mismo para soltarlo y tras desenrollarlo lo dejo a un lado. Lo que no esperar fue encontrarse con ese hermoso dije en forma de copo de nieve que sin duda se veía costoso por su material. Una nueva nota callo del interior de la caja. Aún más aturdido la tomo del mismo y la leyó.
Me encantaría verla adornando al más poderoso de todos los caballeros.
¡¡¡¡¡¿Cuál era su manía de estarse sonrojando?!!!!!
Hyoga entro a ese restaurante con una sonrisa pícara. Allí en la mesa estaba sentado milo, mu y afrodita. Se acercó a la mesa con su esposo y el hermano de este. Que ya no era el tímido Andrómeda del grupo, sino que esos ojos esmeraldas habían perdido esa inocencia que las caracterizaba y su carácter había dado un giro terrible… su diosa les había explicado que eso se debía lo más seguro a la influencia del alma de hades cuando estuvo ocupando el cuerpo del menor de ellos.
En fin, la cuestión era que a pesar de su cambio en cuanto a personalidad Shun seguía siendo ese chico que velaba por todos y que no quería que nadie saliese herido. Ni siquiera por ser uno de los caballeros dorados. Más de uno se removió en su asiento cuando se sentaron y esa atmosfera incomoda se instaló. - y bien… que le han comprado a mi maestro
Dos de ellos sonrieron felices…
- yo le eh comprado un libro de arte francés
Era irónico que siendo francés Camus nunca había ido a Francia, su ciudad natal. Pese a que no dijera nada ellos sabían que Camus solía añorar eso. Que deseaba sobre todas las cosas viajar por la ciudad del amor. Hyoga sonrió y asintió. De seguro que a su maestro le encantaría ese libro, era pocas las cosas que él conocía de su ciudad natal.
Entonces giraron a ver a mu que le sonrió algo apenado. La verdad era que él no tenía muy claro aún que le regalaría. Así que solo negó con la cabeza. Si, sabía que era una vergüenza a un día de esa fiesta y el aún no tenía nada u.u.
No quisieron ponerle de peor humor así que solo miraron a Milo que estaba totalmente ajeno a lo que ellos hablaban. Allí frente a ellos milo estaba con su cabeza apoyada en su mano, aquel miraba el vaso era como si su mirada estuviese muy lejos de allí y el sorbete del batido solo se movía continuamente sin ninguna razón aparente.
- ¿Milo?
El aludido levanto la mirada e ese momento y les miro a todos y cada uno como si despertase de su sueño. Hyoga rio y solo negó con la cabeza, el escorpión debía estar demasiado enamorado como para darse cuenta por sí mismo.
- ¿Qué pasa Milo?
El escorpio negó con la cabeza musitando un débil “nada” y aunque se extrañaron no le presionaron a que les dijese nada. Continuaron hablando por otro rato antes de que se levantase cada cual a sus tareas… al día siguiente tendrían la fiesta de cumpleaños y también la de san Valentín.
Eran muchos los que tenía que festejar, pero solo uno de ellos se moría de nervios cuando entro al cuarto de Camus de acuario esa mañana. El acuario se estaba duchando, desde allí podía escuchar la ducha. Así que se acercó a la cama con rapidez sacado la carta con la caja de la bolsa y los coloco sobre la almohada, justo al lado coloco una rosa roja de la cual veía atada una tarjetita que nuevamente o veía firmada. Se giró cuando escucho que la ducha dejo de correr, así que recogió todo rápidamente revisado sus obsequios bien colocados y entonces casi corrió fuera del cuarto para que Camus o le viese cuando salió de la ducha…
Camus se acercó al tocador sencillo que tenía en la alcoba. Solo llevaba u pantalón de pijama de color blanco y desde su escondite le vio sentarse en la silla del mismo y comenzar a secar su cabello con cuidado. Finalmente con su cabello atado en una trenza le vio acercarse a la cama y entonces se fijó en el obsequio…
El ultimo ates de que le viese de frete al día siguiente El ultimo antes que su vida cambiase… Para bien o para mal
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Amor pirata (Y) - Saga&Shaka -
Capítulo 1 El mercado de esclavos
Acababan de arribar a esa pequeña isla donde decían estaban las más hermosas criaturas del mundo. A el no le iban las mujeres, pero igual podía encontrar a un jovencito aún inocente que pudiera malcriar y pervertir a partes iguales. Sonreía como embobado mirando a todas esas jovencitas que caminaban por el puerto donde estaban, eran de la alta sociedad y sus miradítas tímidas y sus risítas traviesas sugerían que quizás ya fueran mozas casadas.
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Amando a mi enemigo
Como rayos había llegado a eso a traicionar a su diosa al ocultarle la existencia de ese muchacho que dormía en la cama de esa solitaria posada?!
A quien él no podía dejar de admirar por ningún concepto…
Con sus cabellos tan dorados como el mismo astro sol, su piel muy pero muy blanca... además de esos profundos ojos zafiros que le estaban observando en momentos en que dudaba... O esos labios que con solo formar una sonrisa le desarmaban y conseguían de él hasta lo que aún no habían pedido.
Como era que había acabado enamorado locamente de ese muchacho... De ese ser angelical que dormía ajeno a sus reflexiones matutinas...
Sus dedos recorrieron esa cabellera dorada mientras pensaba en cómo sería su vida sin ese hermoso muchacho. Mirando su espalda vendada, allí donde estaban resguardadas o donde lo estuvieron en algún momento sus alas.
- los encontrare y los matare... A quien sea que te haya lastimado...
Apenas podía pensar sin sentir ese dolor que se agolpaba en su pecho. Ese angustia que se convertía en agonía y que se transformaba en amargas lágrimas que no podían dejar de caer por sus mejillas. Lloro su mala suerte... Lloro por su mala fortuna y por el destino que esperaba a ese chico sin merecerlo.
Mientras recordaba el cómo le encontró en la calle aquel día de invierno no hace tiempo atrás...
Dos meses antes Ciudad de Atenas, Mercado cercano al santuario
Solía ir al menos una vez por semana con su lista de útiles. No por ser caballero no era menos humano, así que necesitaba todo lo que cualquier humano necesitaría para su aseo y cuidado personal.
Iba revisando la lista, por si se le había olvidado anotar algo de último momento. Sabía que al caminar todos se hacían a un lado y los niños más valientes se acercaban a saludarle y a decirle que algún día serian como ellos. A lo cual el solo podía sonreírles y desearles lo mejor...
Y para él lo mejor era que fuesen hombres de bien y protegieran al mundo, pero sin recurrir a las armaduras...
- a ver... Apunte el jabón, el shampoo y acondicionador, la crema de afeitar... Los alimentos más esenciales, así como la leche y un cuarto de crema...
Se rasco la barbilla, sabía que estaba olvidando algo pero no sabía que era. Fue al pasar por aquel callejón que vio un reflejo plateado y un par de plumas que recorrieron sus piernas hacia la calle. Retrocedió sobre sus pasos pero no vio nada, aun así guardo la nota en su pantalón y entro a ese callejón alerta por si alguien le salía al paso.
Esa mañana esperaba encontrarse a un enemigo formidable que le hiciese la mañana más entretenida. Pero en su lugar se encontró a un jovencito que le había mirado con ese par de zafiros antes de acurrucarse aún más contra la pared sosteniéndose su hombro sangrante. Supo que se trataba de uno de los ángeles del dios de la guerra por su túnica desarreglada y el escudo de ares en su tobillo. Y aunque supo que debía acabar con él, no pudo hacerlo…
En su lugar tomo al chico en brazos cubriéndole con su túnica para no levantar sospechas y se dirigió a la posada más cercana que encontró. Le pidió al posadero una de las habitaciones libres y sin esperar respuesta continua subiendo las escaleras mientras el anciano corría a buscar la llave y corría escaleras arriba para alcanzarle. Ni siquiera escucho sus palabras mientras le veía abrir la puerta y luego dejar las llaves sobre la mesita aun lado de esta.
El solo tenía ojos para ese chico que estaba adormecido en sus brazos.
- Necesito un botiquín de primeros auxilios
Y con esa simple frase supo que había sentenciado su destino a lo que fuese que pasara con ese niño en sus brazos…
-0-
Se había acostumbrado ya a una o dos veces en semana ir a ver como estaba el muchacho. Siempre lo encontraba allí frente a la ventana mirando al horizonte, parecía como si hablase con alguien en total silencio.
Y como siempre, él se instalaba en total silencio. Dejaba las bolsas con víveres en la mesita de la minúscula cocina y acomodaba todo en su sitio, lavaba los trastes de ese día y luego se ponía en pos de hacerle un rico desayuno como solo él sabía hacerlo. Luego que colocaba la m esa para los dos se dedicaba a arreglar la casa y a prepararle un baño. Había descubierto que al parecer el jovencito en realidad no era más que una cría aun…
Que para los ángeles el tiempo pasaba muchísimo más lento que para los humanos y mientras que el parecía un joven a los ojos de un humano en realidad no pasaría de los 10 u 11 años humanos?... así que el intentaba dejarle todo listo y una hilera de comidas para los dos días que pasaría en soledad.
Había cambiado su menú de comidas por pan cortado en lascas y jamón y queso. O galletas saladas con cantitos de queso mozzarella. También le dejaba leche fresca en la nevera con una lata de chocolate en polvo que solo debía echar en el vaso de leche y revolver hasta mezclarlos completamente; o en cambio si quería algo más sencillo solo debía servir un jugo de frutas que el cangrejo estaba haciendo en esos momentos precisamente en la batidora de la habitación de hotel.
Mientras veía todas las frutas unirse
- Shaka, ya está tu desayuno
La característica sonrisa de esos zafiros le recibieron y Death no pudo evitar sonreír total y estúpidamente enamorado de ese hermoso ángel que comenzaba a vivir.
-0-
Ya llevaban 2 meses en esas…
El ocultándose para que nadie se enterase que estaba ayudando a ese chico mientras el muchacho buscaba de calmarse y de no llamar demasiado la atención. Cada día estaba más repuesto y Death sabía que era casi seguro que pronto tendría que decirle adiós a ese hermoso pequeñito.
Nuevamente le encontró sentado frente a la ventana mirando al cielo y le vio girarse hacia el cuándo escucho la puerta. Por esa sonrisa que él le dedicaba cada vez que entraba Death era capaz de cualquier cosa, incluso de estar allí cometiendo traición…
- Te traje lo que me pediste cariño
Y su sonrisa fue aún más jubilosa. Death rio al verle correr a las fundas y ver su rostro de confusión al no poder encontrar lo que buscaba. En medio de risas Death y el chico corretearon por el lugar mientras Shaka intentaba quitarle la barra de chocolates…
Sin duda que Death daría la vida por ese chico si el caso se presentara…
-0-
Le sorprendió ese día no encontrarlo frente a la ventana sino que recostado en el sofá bocabajo leyendo un extenso libro que él no recordaba haberle traído. El miedo atroz se adueñó de su ser cuando le vio girarle a ver y sonreírle como hace mucho que no lo hacía.
Dejo las cosas en la mesa y se sentó a su lado sabiendo que el momento había llegado por fin… el momento de separarse por fin había llegado…
y él no se veía con fuerza!!
- Cuando? - mañana…
Día presente A las afueras del santuario, Muy lejos del santuario de Atenas
Estaba boquiabierto no podía negarlo. Allí en aquel gran campo de flores le esperaba un gran sequito de ángeles adultos, de entre los cuales un hermoso ángel se acercó y abrazo a su pequeño antes de mirarle y sonreírle agradecidamente. Death superado por todo lo que veía solo pudo sonreírle de vuelta y hacer una reverencia ante todos esos ángeles que reían y abrazaban al más pequeño de ellos.
Apunto estaba de girarse para irse, sintiendo que sobraba allí, cuando una mano le sostuvo de su túnica. Se giró para encontrarse con esos grandes ojos zafiro y una sonrisa tímida, le vio ponerse de puntitas y darle un besito casto.
- Gracias, caballero de cáncer
Y Death se quedó allí en medio de aquel claro de flores en total soledad aun cogido por la sorpresa. En todo momento el muchacho sabía quién era él? Lo había sabido y aun así había confiado en el?...
En el asesino de su santuario?... En un anterior hombre que nadie quería tener a su lado…
Sollozo con fuerza antes de que un llanto amargo inundara su ser cubriéndose el rostro con sus manos y se dejase caer de rodillas. Llorando su vergüenza, pero también el dolor de ver perdido aquello que amaba sobre todas las cosas… pero también con la alegría de saberlo feliz, a salvo y con las personas que velarían por el siempre…
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Amargos Presentimientos
caminaba por la calle ensimismado en sus recuerdos. recuerdos de un pasado mejor y mejor acompañado. en épocas como esa que todo era celebración el ojo azul solo podía ensimismada en sí mismo, odiar la época más feliz del año gruñón a todo el que le deseara felices fiestas.
En otro tiempo Saga celebraba esas fiestas con felicidad y, por que no decirlo, lleno de amigos inmejorables. Generalmente pasaban la fiesta abrazado a ese joven castaño acariciando sus cabellos y dedicándole besos amorosos... La fiesta solía ser hasta muy tarde, a pesar de las enfermeras vigilandoles, llenas de risas y uno que otro festejo feliz de algunos borrachos hasta los huesos.
Pero de eso ya hace tantos años...
Hacía ya 5 años que nada sabía de su castaño y temía que algo le hubiese pasado a su arquero amado.
¿por que sino por que silencio desde hace 5 años atrás?
Se detuvo frente a una pastelería y entró para pedir algo de comer. Se sentó esperando que le tomarán su orden. Una joven se acercó acomodando su uniforme y su cabello. También revisó su aliento... Solo entonces se acercó con una radiante sonrisa.
- hola, que le sirvo?
Saga apenas y noto su coquetería. La joven le miro extrañada cuando él solo se quedo en la misma posición como si estuviese ido y suspiro tomando la orden que el le solicitó. Un simple café y unas tostadas fue su pedido, así que la chica se dio la vuelta y se dirigió a su destino contoneándose toda. Mientras ella iba por su bebida Saga continuaba con su mente en otro sitio, junto a otra persona. Sus pensamientos solo podían estar enfocados en la persona a la que extrañaba con todas sus fuerzas.
Extrañaba esa sonrisa siempre dedicada a él en sus peores momentos. Esos brazos que le rodeaban cuando se salía de control y que solo con sentir su cuerpo contra el suyo podía lograr lo que los médicos con medicamentos y malos tratos no habían podido...
Domar al monstruo que estaba dentro de él...
y allí estaba solo en una cafetería mientras recordaba momentos de antaño, pero que no se hacia a la idea de que jamas volverían a repetirse... que tendría que buscar una nueva ancla para su mal...
- por que quízas este en un cementerio...
era una posibilidad que no se había querido plantear... pero era muy posible que si hubiese ocurrido así... u.u...
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La funda de la katana 2
Despertó agitada y casi como si alguien le hubiera dado un pequeño bofetón animoso. en su mente aun claro el rastro que dejase ese sueño intranquilo en su persona. Respiraba agitadamente y sin darse cuenta ya corrían amargas lagrimas por sus mejillas imaginándose a su amor caminando hacia aquel encuentro que debía ser llevado justo al amanecer.
Su mente aun fresca tras aquel sueno que mas que sueno pareció un presagio de lo que vendría rememoro nuevamente una y otra vez lo que había vivido. Ese rostro amable y esa sonrisa tranquilizadora. la mano acariciando su mejilla y ella inclinándose hacia ella en busca de mas cariño.
"kaoru... ya es tiempo"
esa frase retumbo en su mente una y otra vez, tal cual hace un eco en las profundidades de las montanas o en las cuevas mas recognitas. Todo su cuerpo tembló y negó con la cabeza mientras se cubría aun mas con las mantas en medio de su aun desesperado estado viéndole dar la vuelta para emprender su camino. En su desesperación kaoru intentaba detenerle, pero por mas que corría y corría tras el simplemente nunca le alcanzaba. intento entonces llamarle, también en vano...
Repentinamente tras haber despertado totalmente y darse cuenta que aun tenia tiempo para detener esa pelea que le quitaría al amor de su vida por fin quito las mantas de encima suyo, se calzo unas zapatillas, tomo su bata cubriéndose con ella descuidadamente y corrió...
Corrió a todo lo que sus pies le permitían en una carrera contra el reloj mientras la ultima frase de su sueño se cernía sobre ella como un espectro del futuro avisándole de su cruel destino.
"Adiós... mi funda amada"
Corría con todas sus fuerzas. cayo un par de veces, dejo las zapatillas tiradas en medio de la calle cubriéndose aun mas con su túnica y corriendo... corriendo por que sabía que la vida se le iba en eso. La imagen de esa mujer en brazos de un kenshin mas joven había golpeado su recuerdo mas vivaz que nunca. el como ella tomaba la navaja y cerraba el circulo de la X que hoy día veía en el rostro del samurai de la espada sin filo.
suspiro un poco mas aliviada al llegar a ese templo, a las afueras de la ciudad donde kenshin llevaría a cabo el duelo entre espadachines. Esa gran escalera que tenia que subir. Así que levanto el camisón casi hasta sus rodillas y sin pensarlo siquiera comenzó a subir las escaleras en medio de una carrera desesperada. entre lagrimas de desesperación sintiendo que mientras mas corría mas lejos quedaba su destino. deseando con todas sus fuerzas que al llegar a la cima aun fuese su kenshin y no battusai el destajador.
Llego a la entrada del templo, tras subir toda la larga escalera y lo vio de costado. con la espada lista para atacar y a su enemigo en igual de condiciones. su cabello caía por toda su espalda y cubría parte de su rostro, pero eso no impedía a kaoru el ver su mirada. esa mirada afilada y fría que solo un par de veces había visto en kenshin cuando luchaba. Vio el imperceptible gesto de kenshin cuando el otro se dirigió a su oponente pelirrojo y como kenshin no tardaría mucho en atravesarle.
No lo pensó... por dios que de haberlo pensado las cosas serian diferentes. Pero su cuerpo se movió solo. Corrió para interponerse entre ambos gritándole un "DETENTE" a la vez que sentía que la navaja de la espada de incrustaba en su cuerpo. Vio ese rostro cambiar automáticamente y soltar la espada para sostenerla cuando fue a caer al suelo. Sonrío en medio de la débil estampa que daba a su amado y acaricio su mejilla emitiendo un débil susurro que quiso ser un tanto mas que un regaño...
- me... lo... prometiste
Sus palabras fueron débiles, pero los sollozos de él fueron aún más amargos... Eso fue lo último que vio kaoru antes que sus ojos se cerraran...
Su rostro lleno de lágrimas y su cuerpo alrededor de ella mientras la cargaba y corría en post de un médico...
en una loca carrera en una desesperada situación en la que solo podía pensar en salvarla... en que no podía volver a pasarle lo mismo...
- no la perderé... no de esta forma... no otra vez...
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La Funda de la katana
Los Samuráis de antaño solían decir que tras cada gran hombre ahí una gran mujer… Pero con el pasar del tiempo al lado de quien en un pasado fue Battusai Himura aprendí que no es solo la mujer, sino los sentimientos que profesa lo que puede hacer que se evite un acto sin remedio.
Kenshin Himura en un pasado no muy lejano se hizo llamar el Battosai y su nombre le era bien accedido. Por donde quiera que pasara dejaba a su paso miedo, terror y dolor. Hasta que apareció una joven, prometida de uno de sus recientes asesinatos, esta se enamoró de él, de su espíritu salvaje... Pero también de su interior como hombre, no como el samurái sanguinario que lo creyó en un principio y él se enamoró de ella como nunca imagino amar a nadie en esta tierra.
A tal grado que cuando ella se enteró de la verdad, lo paso por alto. Su amor era demasiado puro como para reprochar al destino mismo la muerte que la reunió con el hombre que amaba. Pero las cosas no serían tan fáciles.
Su amor fue puesto a prueba… y resulto…
El gran samurai falleció esa tarde de terrible ventisca cuando la mujer que más amara en su vida, quien se convirtió en la Funda que detuvo el filo más temido en toda la era meiji se sacrificara en nombre de su amor...
De su gran amor. Su débil muñeca cicatrizo esa herida en su corazón, pero también curo un corazón herido y le devolvió la sensación de humanidad a su alma.
Esa tarde de doloroso sufrimiento este juro no volver a matar jamás. Que si debía hacerlo lo haría únicamente en venganza de la muerte de la mujer que amara, si lograba amar de nuevo…
El destino decidiría que se enamorara de Kaoru Kamiya, una joven estudiante de samurai que se robaría su corazón por segunda vez y se convertiría en su protectora de ahora en adelante… consiguiendo en una noche lo que ninguna, ni siquiera Tomoe, había podido conseguir… que Kenshin dejara la lucha por completo.
Capítulo 1
Mirando las estrellas por enésima vez... esperando así ver entre ellas su mirada, su dulce y cariñosa mirada en la mía. Diciéndome, asegurándome que regresaría a mí con bien. Que a pesar de estar lejos estaría pensando en mí y en lo que le esperaba al llegar. Que nadie lograría jamás alejarlo de mi vida...
Mi corazón sabía que Kenshin sufría y temía por su vida...temía que a pesar de todo este se rindiera y me dejara sola con este amor amargo y angustioso amor que no me dejaría vivir sin él.
Deseaba por todas las cosas encontrarme con esos ojos vivaces en los míos. Mirar hacia la entrada del doyo y verlo allí parado mirándome con una sensual sonrisa y con una mirada que me dijera cuanto me amaba...Que al llegar a mí me dijera cuanto me amaba, cuanto me había extrañado y que no se volvería a separar de mí jamás...
Así esa noche angustiosa, me tome un calmante y me recosté, intentando así dormir aunque fuera por unos escasa horas, pidiendo a dios que al regresar me lo encontrara mirándome en la entrada de mi alcoba.
La noche era lluviosa y me removía en la cama intentando continuar durmiendo.
El sonido de la puerta del dojo al abrirse me hizo abrir los ojos, mirando al techo algo ensimismada y adormecida aun. Mire hacia la entrada viendo la inconfundible figura del espadachín pelirrojo que se había convertido en la persona más importante de mi vida.
Con esa sonrisa llena de amabilidad mientras dejaba su bolsa de tela a un lado y diciéndome con un tono tranquilizador
“todo está bien ya”
Me levante de un salto corriendo a su encuentro y lo abrace, bese y cuando le mire al rostro un nudo muy fuerte se formó en mi garganta cuando le dije en un susurro...
Y tan empapada como el en esos precisos momentos...
“promete que no te volverás a ir nunca”
Su sonrisa se hizo aun mayor y su mano acaricio mi mejilla. Casi al instante mi cabeza se inclinó hacia esa mano cálida que tan cálidamente me arrullaba. Apenas le mire un escalofrío me envolvió al ver esos dos pozos fríos y esa sonrisa retorcida.
Retrocedí aterrorizada cuando le vi tomar su espada con fuerza y prepararse para atacarme.
Estaba desarmada!!!
Así que solo pude cubrirme con mis manos esperando el golpe final que me daría el hombre que amaba, ahora convertido en ese asesino que tanto habíamos temido que regresara tras esa batalla.
Hitorri battusai...
Desperté agitada, cubierta en sudor, angustiada y con un nudo en el estómago que me estaba ahogando. Mi corazón latía con gran fuerza en mi pecho y por un momento, solo por un instante temí que ese sueño fuese un mal presagio.
Me levante de la cama y me senté en la ventana mirando al firmamento nocturno. A diferencia de la pesadilla que acababa de tener el cielo que en esos momentos miraba estaba lleno de estrellas que en algún lugar de Japón Kenshin estaría mirando acostado a punto de irse a dormir o sentado en la ventana con la espada firmemente sujetada por su mano y pensando en lo que dejo atrás...
- vuelve a mi Kenshin... Vuelve a mi amor...
Por alguna razón mi último pensamiento antes de intentar volver a dormir fue ese escalofriante sueño que tuve donde mi amable y amoroso samurái se convertía en ese agresivo y peligroso samurái que en el pasado hizo tanto daño...
-o-
La noche era hermosa. Oscura y llena de estrellas en el firmamento que hacían compañía a esa luna plateada que iluminaba todo a su paso. El viento mecía sus cabellos carmesí, pero su mirada parecía no cambiar su expresión a pesar de los acontecimientos pasados.
Esa mirada llena de melancolía tras las fatídicas noticias que había traído la vida misma. Sentado en las cercanías a una pequeña laguna, allí donde se reflejaba la luna en sus aguas y que sus zafiros miraban, pero a la misma vez no lo hacían. El, aun contemplando el cielo no podía dejar de acariciar esa cadenilla de fino oro que colgaba de su cuello rememorando los sucesos pasados justo antes de partir.
No podía dejar de pensar en los sentimientos que habían nacido hacia la joven de cabellos azabaches y alegre sonrisa...
Aquella muchacha que sin proponérselo se había convertido en la nueva esperanza de su día a día y que sin saberlo ni esperárselo siquiera se había convertido no solo en la dueña de sus pensamientos… sino también en su fiel protectora, aunque no lo quisiera…
Había nacido para él una nueva funda para su katana… aquella joven que solo con una orden era capaz de frenarle en seco.
Estrujo el papel en sus manos con un claro mensaje...
Un mensaje que podría truncar sus deseos de regreso...
Una nueva batalla estaba pronta a comenzar y le involucraba no solo a él, sino a todos los que luchaban a su lado. Aquella noticia podría tentar a la muerte y la desolación hacia sus seres queridos. Y eso era algo que él no permitiría…
Dejo ir la nota, dejando que volase por el cielo mientras sus cabellos se mecían al ritmo de la brisa nocturna. Se levantó de su sitio regresando al campamento lentamente aun con las palabras de esa nota, que solo a él había leído, retumbando en su cabeza…
“ven a mi battusai Himura, el asesino de la noche… contigo quiero luchar”.
Mi mirada se centró en el horizonte cuando sentí un mal presentimiento surcar mi alma. "que es esto que siento en mi corazón" me dije colocando una mano sobre mi pecho. "no puede ser lo que estoy pensando"
mientras la imagen de él cuerpo sin vida de mi amado llegaba a mi mente como una fugaz advertencia del futuro. Me deje caer hacia el suelo con desesperación, mientras mis ojos se cristalizaban..
Por las lágrimas que pugnaban por salir de ellos "por favor dios mió protégelo en donde quiera que este" dije mirando al cielo con desolación en el alma.
Ese presentimiento, que al principio, cuando los vi salir por la entrada del doyo, fuera solo el temor de toda enamorada al ver marchar a su amado a la guerra, se fue convirtiendo un maldito presagio de mala fortuna que yo sabía no fallaría en... concederse.
Me arrodille, pero las fuerzas no me daban para seguir luchando. Yo aquí en el doyo, mientras el estaba en el campo de batalla contra ese maldito que seguramente me lo devolvería con menos vida que cuando se fue. Con un corazón hecho pedazos o... Un escalofrió me recorrió todo el cuerpo...
- "no Kaoru como puedes siquiera el pensarlo, el te lo prometió y se lo prometió a si mismo. No volvería a ser el battosai nunca más. Quítate esos temores del alma"</>
Pero por más que lo intentaba solo veía esa mirada de hielo, esa Katana cubierta de sangre y ese rostro idéntico al de mi amado cubierto en sangre y adornado con una sonrisa sádica en el rostro. Disfrutando con cada una de las muertes que una vez provoco. Mis manos cubrieron mi rostro mientras me echaba a llorar desconsoladamente "a mi no me pude pasar esto"
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Amor en las llanuras congeladas
Era una espléndida noche estrellada cuando nos conocimos en aquella planicie desolada. El era un marino que apenas comenzaba a crearse un camino en las desoladas aguas del mar, mientras yo era una simple joven ilusionada con un futuro que tal vez jamás se daría.
Mi vida desde siempre estuvo rodeada de mi padre y mis dos hermanos mayores. Mi madre había muerto cuando yo tenía 10 años. Había sido algo realmente horroroso para mí de ver. Era una niña de 10 años, que aun no conocía del todo los horrores del mundo cuando la vi caer dentro del lago congelado. Recuerdo haber comenzado a gritar desgarradoramente mientras la veía ahogarse sin poder hacer nada. Luego de aquella horrorosa noche mi padre y mis dos hermanos mayores, quienes contaban con 13 y 17 años respectivamente, nos habíamos mudado de nuestro hogar. A todos nos acosaban los dolorosos recuerdos de una amorosa madre que tuvo una muerte que no merecía.
Cuando llegamos a un lugar adecuado había pasado cerca de un mes mas o menos y mi vida tomo un rumbo mas tranquilo y adecuado entre las frías planicies de mi nuevo hogar.
Mi padre y mis hermanos salían cada mañana a buscar de comer y yo me quedaba allí en la casa limpiando, recogiendo y haciendo lo que cada niña, joven y mujer haría en una situación como esa. Una situación donde ella era la única ama de casa y teniendo un padre que apenas se despegaba de su lado por miedo a que su destino fuese similar o igual a la de su progenitora era casi imposible que el amor tocara a mi puerta.
Pero una vez mi madre me dijo que sin importar lo que pasara ni donde viviera el amor tocaría a mi puerta. Que se pararía delante de mí y me abrazara a través de los brazos de un hombre apuesto. Para mi madre el ser ideal era alguien como mi padre, de cabellos oscuros, tez clara… mas alto que ella y con un carácter que demostrara a su familia que estaba segura con él. Para mí en cambio entendía que sí, mi hombre idea debía ser alguien con quien me sintiera segura, un hombre que me amara sobre todas las cosas y que fuera responsable. De cabellos y ojos claros, de buen ver con un aura mística alrededor y que me derritiera con solo mirarme con esos ojos de ensueño que yo, como toda niña ilusionada y soñadora, imaginaba que tendría.
Según pasaron los años mis hermanos mayores encontraron a sus esposas ideales y para cuando yo cumplí los 15 ya estaba viviendo sola con mi padre. Quien a pesar de su edad y su avanzada tristeza me celaba hasta del vecino de la esquina. No es que no confiara en mi, solo temía perder a la única mujercita de nuestra familia.
A veces llegue a pensar que temía que yo terminase como mi madre. Que un día saldría a dar un paseo y que un fatal accidente evitaría que cumpliera con mi vida a plenitud…
Así que ya con mis 15 años cumplidos el destino y Cupido, como le llaman los enamorados, me dieron el valor para un día, luego que mi padre saliera a hacer sus tareas diarias, yo me vistiera con mis mejores ropas, me colocase el abrigo y saliera de allí a hacer mi primer recorrido sola por primera vez.
Recuerdo haber caminado ese camino muchas veces con mi padre, pero nunca lo disfrute tanto como ahora. Viendo las congeladas planicies que se levantaban ante mi incitándome a tener miles de aventuras en sus terrenos solitarios. Con el cielo oscuro y estrellado por sobre mi cabeza y el fuerte suelo congelado bajo mis pies.
La noche llego mas rauda de lo que jamás imagine, pero para ese momento me encontraba fascinada con mi libertad recién adquirida. Tanto que sin darme cuenta acabe perdida en la inmensidad de la tierra congelada.
Asustada y tras haber caminado horas y horas bajo el inclemente frio termine por llegar a una cueva que parecía salida de un sueño. El agua congelada en el suelo le hacía parecer un pedazo de metal brillante, las gotas de agua a medio congelar simulaban una lluvia que en esa tierra congelada nunca se había dado y las paredes brillando con sutileza me hacían sentir que estaba entrando en un sueño dotado por mi propia mente.
Alguna vez pensaron que tras esa aventura, atrapada en esa cueva y a la suerte de mis propios miedos encontraría al dueño de mi corazón? Yo jamás lo hubiera esperado, pero así fue…
Pasaron horas, muchas horas en las que me encontraba sentada en una hora en aquella cueva que nunca había visto. Para esa hora me imaginaba a mi padre angustiado en la casa, a este salir corriendo entre gritos, llamar a mis hermanos y contagiarles con su terror… tras varios minutos de angustia y desesperación la aldea se pondría de acuerdo para salir en mi auxilio…
Me acurruque mejor en donde mismo estaba, el frio comenzaba a calarme hasta lo mas profundo de mi ser. Temblaba como nunca lo había hecho en mi vida, me deje caer en el suelo exhalando un humo frio por la boca y justo antes de dormirme lo vi delante de mí.
A ese chico que yo, de niña, soñaba con que sería el amor de mi vida. Sus cabellos rubios ocultos bajo el abrigo, la tez pálida que podía brillar si fuese de cristal, sus ojos claros portando un azul cristalino que me enamorarían enseguida. Esas manos que me abrazarían por horas y horas mientras sus labios susurraban cosas amorosas en mi oído mientras yo reía completamente rendida al amor.
Pero la forma de conocernos fue tan diferente a como yo lo había imaginado. Mi encuentro ideal hubiera sido que yo estuviese perdida en las planicies y que él me encontrara. Convirtiéndose en mi héroe. Que me mirara con unos ojos llenos de amor a primera vista y no como ahora, esos ojos celestes que me admiraban llenos asombro y luego nada…
Todo se obscureció por completo…
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El San Valentin mas odiado (cap. 1)
Capitulo 1
Camus de acuario siempre ha sido el más frío de todos los caballeros. Conocido como aquel que nada le perturba en su fría coraza y al que aparentemente querría como pareja…
Porque… ¿Quién querría a alguien tan frio a su lado?
Eso es lo que todos piensan siempre, sin tener en cuenta que el acuariano también es un ser humano y siente y padece como el resto.
¿Qué su poder le hace más frio? Y eso que…
Debido a esa forma de pensar hacia su persona Camus de acuario llego a odiar a muerte el día de San Valentín. Es por eso que apenas comenzaba a llegar ese día el caballero comenzaba a mostrar un humor de perros horrible que alejaba aún más a los demás, solo por esos días.
Pero ese día en particular, y como todos los años, el acuariano sabía que sus compañeros – pensando en él y en su alumno principalmente - estaban considerando celebrar su cumpleaños ese día…
Suspiro acariciándose la cien mientras traspasaba la entrada de la casa de acuario. Los arreglos y ese gesto por sus compañeros no le molestaban, pero tampoco le hacía sentir realmente feliz. Entro en su alcoba con otro hondo suspiro y dejo las compras realizadas en la cama. En su desesperación por las fiestas que estaban por venir el acuariano no noto el sobre de color rojo sobre la cómoda de su alcoba… no hasta que se hubo duchado y más tranquilo se acercó a buscar algo de ropa limpia para vestirse.
Miro extrañado el sobre. No llevaba remitente, pero la letra se le hacía extrañamente conocida. Dejando sus ideas de un lado abrió el sobre y saco la cartita que había en el mismo.
"El día que me convertí en tu compañero fue el día más feliz de mi vida… conocí no solo al poderoso caballero de los hielos sino también al magnifico hombre que ahí tras él. El triste pasado que lo acompaña, pero también el muchacho lleno de ilusiones y sueños que me encandilo enseguida…
Es por eso que por timidez no me atrevo a relatarte estas palabras de frente, esperando que cuando ese momento llegue quedes satisfecho con este admirador secreto que daría la vida por ti y por tu felicidad.
Solo tu expresión al leer estas palabras eran suficientes para este caballero enamorado hasta los huesos de su magnánima y poderosa presencia mi caballero de los hielos, señor de las nieves.
Atentamente… Tu admirador apasionado”
Conforme el acuariano iba leyendo las líneas del documento y entendiendo su mensaje su rostro comenzó a teñirse de un ligerito rosado claro que un par de turquesas admiraban con verdadera felicidad…
Eso le indicaba que no le seria para nada indiferente cuando por fin se decidiese…
- ¡Miloooo!
Su nuevo alumno era todo un caos. A pesar de ser una hermosura en potencia su belleza no le concedía mejor talante para no causar problemas. Con ese pensamiento el escorpión se giró con la caja que le habían dado para entregarle a Mu, quien estaba decorando el salón donde sería la fiesta, su sorpresa no se hizo esperar cuando se encontró con ese hermoso joven que portaba una túnica del santuario a juego con sus zapatillas. Le vio sonreírle emocionado y dar un par de vueltas sobre sus pies mostrándole su atuendo…
- ¿Maestro, cómo me veo?
¿Que como se veía? Con esa piel tan blanca, que a veces le preocupaba el que estuviese tanto en el sol y que se enfermara, sus cabellos recogidos en una trenza que caía por su hombro y esos profundos ojos dorados que esperaban su respuesta. En ese momento en que le vio ladear su cabeza fue que milo pareció salir de su estupefacción y le sonrió de forma satisfactoria.
- Te vez genial Marius
- ¡llegamos!
Le extraño no recibir respuesta así que entro del todo a la casa sin esperar respuesta y dejo las maletas a un lado para revisar que no hubiese nada fuera de sitio. Últimamente Camus solía estar muy nervioso debido a las fiestas que se aproximaban. Incluso recordaba que cuando pequeño Camus solía cortarse cocinando o estar de peor humor del habitual.
- ¿Maestro?
Miro a su esposo que solo se encogió de hombros y tomo las maletas del cisne para que este pudiese entrar. Dejándole todo a Ikki Hyoga entro a la casa mirando a Camus dormido en el sofá y sonrió. Eran pocas las veces que podía verle así, con ese gesto relajado y sin el que siempre llevaba.
Hyoga sabía bien porque él era así, tanto el cómo Isaac. Habían vivido con él lo que había pasado aquella fatídica noche y desde aquel momento su maestro se había puesto una careta de frialdad para mantener a todos alejados.
- Una pena, sería un gran compañero - Hyoga… vamos que nos esperan, déjale que duerma
Su maestro realmente se veía relajado. Recostado del sofá bocarriba, con la cabeza apoyada en el poza brazos y con una de las piernas apoyada en el otro mientras la otra estaba doblada para dar apoyo y no caer del mismo. Hyoga sonrió ante el apuro del fénix, tomo una frazada y cubrió a Camus con ella…
Para el, más que un maestro era un padre…
Cuando se levantó se acercó por fin a la mochila que tenía a un lado y abriendo uno de los bolsillos saco ese característico sobre rojo que le habían entregado. Su sonrisa se hizo aún más grande sacando la rosa y la caja de chocolates que también le habían entregado para su maestro y las dejó sobre la mesa. Se disponía a salir cuando se giró en la entrada mirando al caballero dormido sin saber lo que le esperaba allí frente a él y suspiro tomando la mano del fénix para salir definitivamente con un último pensamiento cruzando su mente en ese momento…
- Más le vale que se decida, sino alguien se lo quitara antes
Y tras esto salió de la casa de acuario acompañado por el Phoenix. Ambos con una sonrisa de complicidad que compartieron con varios compañeros conforme subían hacia el salón del patriarca…
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