simplementeestoy

[simplementeestoy]

No se como gestionar este sentimiento que me oprime el pecho y me ocupa la cabeza desde el principio hasta el final de sus círculos inacabables. Se ha ido el estrés y el futuro ha quedado dulcemente abierto hacia la incertidumbre y mis huecos y remolinos han podido regresar a ti. No puedo más que repetir en bucle un pensamiento: "estoy enamorada,nunca había estado tan enamorada porque nunca había confiado tanto en alguien, nunca me había permitido querer así, sin advertencias. Estoy enamorada. Nunca había sentido esto así. Como ha podido pasar y como puede ser posible." No sé hasta qué punto esta es mi pobre cabeza loca tropezando. Imaginando un hogar con alguien que me despierte a besos todas las mañanas y me mezca en sus brazos cada noche. Quiero tus labios pegados a mi todo el tiempo y no puedo dejar de pensar en ellos. Tu dulzura tu mirada tu sonrisa. Como se puede ser tan bonito. Como no quererte. Quien podría no quererte. Quien podría tener el placer de mirarte unos segundos de cerca y no querer quedarse ahí plantada toda la vida. Todo se para y nada importa. Todo está en calma si estoy delante de ti. Quien podría querer moverse. Quien podría querer irse. Déjame quedarme cerca de ti pídeme que me quede pídeme dejarlo todo vivir este amor hasta quemarlo quedarnos pegados permitirnos este enganche permiteme darle rienda suelta a esta locura. Es una pura adicción que se me refuerza mediante la seguridad de que no me harías daño, por cómo me cuidas, por cada caricia, en cada una veo representada la delicadeza de cada uno de los gestos costumbres y maneras por los que me quieres. Como agradecer, como corresponder tu ternura. Sólo se reposar y pedirte que no me dejes irme, pedirte que no te vayas, que no puedo desear algo mejor que estar pegada a tu cuerpo respirando tu aliento reencontrada en tu mirada. Plantada ante ti como una de esas pocas cosas sumamente lindas que se encuentran en esta vida. Nunca he visto algo tan bonito. Algo que solo puedas desear besar en cada rincón. Esta reciprocidad mimetica me tiene absolutamente embelesada. Me encanta ver el mundo desde tus ojos. Me encanta verme desde tus ojos. Eres todo comprensión y respeto. Quiero ver la vida desde ti. Cómo admiro tu ternura. Acaricias el mundo hiriente en cada gesto. Lo has perdonado todo y solo te queda reírte, disfrutar, disfrutarnos, dejarle hueco a la tontería de la infancia. Pura vulnerabilidad. Quiero aprenderlo todo de tu forma de vivirnos. Eres la argamasa las esferas. Como creerme que esté pudiendo quedar reflejada en los ojos de un ser tan dulce. Como creerme que este pudiendo quedar atrapada en unos brazos donde es tan fácil sentir plenitud gratitud amor pertenencia y abandono de uno mismo en ellos. Que segura me siento a tu lado. Con los ojos cerrados tirándome de espaldas. Me da igual todo a tu lado porque llenas cada resquicio y solo quiero pegarme a tus labios, tocarte la cara dejarme querer cada vez que me recorres. No sabía que se podía querer así con las manos. No quiero dejar de estar rodeada por ti. No quiero perder esto. No puedo perder esto. Esta conexión con la inocencia es plana y completa. Para que voy a querer moverme a ningún sitio más. No quiero más movimiento Fer quiero quedarme contigo.

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No sé hasta qué punto tiene sentido asumir este vacío, esta soledad y este absurdo. Pero es representativo como a pesar de haber utilizado cada segundo del día de hoy para mezclar todas las posibles fuentes de inspiración me siento ahora mismo, 1:42 a.m. absolutamente vacía. Me da igual todo y todo me tiene y harta. Estoy cansada y aburrida y no tengo ningún tipo de satisfacción. Siento haber estado todo el día engañándome a mi misma sobre posible futuro cercano gratificante. La mayor parte de aquello que me hace sentirme bien conmigo misma reverbera rencores y dolor por abandono. Qué le vamos a hacer

No sé qué me resulta más irreal, si las posibilidades alternativas o las convencionales. Otra parte de mi solo quiere rendirse y escoger ahora, aunque sea soberanamente tarde, el camino fácil. Quiero dedicarme a la filosofía y es lo único que me ha inspirado y me ha hecho feliz en un pasado no demasiado lejano. Hasta que la propia universidad terminó por arruinar lo que ella misma consiguió que empezase a crecer.

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mi lucha

Hoy me siento en un punto clave de mi estigma. Estoy luchando por sentirme digna de esta vida. Perdí algo de tiempo atrás y no quiero ser más víctima de esa niebla que borra mi coherencia y dicta: seguir siendo su sumisa de su falsa doctrina. Estoy cansada de sus críticas Ya sean destructivas. Ya sean constructivas.

Sienten el derecho de poder opinar y eso lo hará la vida. No creas que quiero ignorarte tan solo quiero distanciarme de ratas sucias que vengan a manejarme, a controlarme. Ya tengo la opresión desde ahí arriba no quieran ser masas masivas. No quiero ser de esas masas masivas que luchan por algo en la vida. ¡Yo lucho por sentirme viva! Esa es mi única pugna. Esa es mi única lucha.

Y que dirían si me alejo y me acerco un poquito a la vida, si me escapo sin decir nada a nadie y me quedo escondida. Todos queremos desaparecer en momentos del día. Escapar de toda esa ira. Y es que es tu dedo el que no deja de apuntarme. Me estoy cansando de que quieras compararme. Me quiero ir muy lejos donde no podas encontrarme, donde no puedas ni siquiera señalarme. Porque nos mienten en la cara y eso es cierto. Que es como el fuego que nos calienta por dentro. Pero nos termina quemando, por eso le saque el puesto a mi pecho y ahora estoy yo al mando. Estoy controlando mis rangos. Estoy avanzando siempre en el barro. Estoy avanzando siempre en el fango Pero de vez en cuando me levanto y ahí es cuando te adelanto.

Y hoy cada vez son más los que te dan la mano y te apuntan con ese dedo, los que dicen elegir estar solos a falta de cuero. A falta de abrazos diciéndonos te quiero. A falta de querer querernos. Hoy te estoy gritando este rap en son de paz. No quiero guerra ya lo dije un tiempo atrás. Pero mi voz no la podrán hacer callar Tarde o temprano nos cansamos de escuchar.

Estoy cansada de esta oquedad en mi pecho. Cada día la siento más dentro. Y no es por falta de amor en mi vida. ¿Tal vez sea porque me siento perdida aún con esa virtud en mi vida? Pero es que me ofrecieron manos y las mismas fueron las que me apuntaron. ¡Y ya no se que creer ! Estoy bailando en un vaivén ya no se que querer y tengo miedo sin querer.

Esto es un reloj que va girando hacia atrás. Tengo mucho pasado que solucionar. Tengo una dosis diaria muy poco letal. Siempre bailando cerca de la oscuridad. ¿Me da tranquilidad? Me siento algo desentendida, a veces sin saber que tener para dar y es algo que revoluciona mi forma de estar y es muy nociva. Estoy cansada de siempre luchar, sentir contracorriente mi alma en carne viva. Pero es la vida la que no deja de enseñarme, aunque a veces sea mi enemiga.

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He vuelto a ser egocéntrica? Y lo segura de mi misma me siento gracias a ello. Ya no somos vulnerables porque hemos sido vulneradas. Sacamos las uñas y tiramos parriba aunque sea paotrolao

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Este dolor es más bonito si no es tuyo

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¿Ganas de morir o de amarrar cañones?

¿De volar o de agarrar mi vida?

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Vivimos deprisa.

El tiempo no para de correr y nunca perdona. Solo deseo estar rodeada de buenas personas que no salgan corriendo si todo esto empeora. Ahora, yo les cubro si todo mejora. La vida es un tren, eres la locomotora. ¿Cuántos se fueron de aquí, cuantos de ellos aún no están?

Un mundo hipócrita, está lleno de tarados. No, no me da miedo el fracaso. Dejo algo de coágulo cuando aterrizo y me desvanezco en tus brazos. Mira mi corazón late rápido, quiere vivir, aunque la realidad sea hostil. Sola, susurro que me quieras y quieras de mí. Solo necesito amor y que me digas: "sí". Últimamente, me siento descuajeringada. Escupiendo catarros sabiendo a rabia. Sueno así como a una voz desafinada, desde hace mucho que no sepo a nada. Bailo encima de charcos descalza de noche fumando esperando a que salga el alba. Dime cuánto falta para verme bien y dejar de pensar en todo lo que me amenaza.

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Salir del bucle ya no es como antes ahora es puta mierda todo

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no alcanzo a encontrar una linealidad entre lo que pasa un día y lo que pasa otro.

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Necesito reubicarme y dónde si ya no hay nada ningún sitio al que ir. Por que no paraba de sentirme ridícula ante sus ojos. Ahora me toca correr y defenderme. Ya sé acabó la vulnerabilidad ahora me siento vulnerada y pienso ponerme las 500 armaduras que ya tenía preparadas.

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No estoy loca, verdad? ¿Tu también me has percibido tranquila? Tan tranquila como siempre? Y eso que llevaba cuatro días con una ansiedad insoportable. Y ahora que te vas como no sentirme descuartelada cuando lo ideal sería abrazar esta energía, reconfortarme.

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Cómo acostumbrarse a estar recogida entre sus brazos, delante de esos ojos que respondían brillantes a cada pestañeo, reclamos de la piel, olvidarse de que es posible siquiera la idea de la prisa, saborear cada respiración a segundos de tu boca, permanecer en tus labios imaginando que no tengo por qué separarme de ellos, querer probarte desde todos los vértices. No quiero perderme ninguna perspectiva, ningún rincón, pues todo de ti me encanta.

Como no permitirse a una misma anular el juicio, dejar de existir en la conciencia durante las horas que sean posible. Abandonarse. Perderse entre la espuma que barren sus olas. Vagar mezclada en ti mecida por tu aroma. Jugar a remar paseando entre las horas mientras, ahí fuera, el mundo viene y va. Como no abandonarse si mi cuerpo solo quiere retorcerse y amoldarse a ti. Como no acostumbrarse a un entorno tan seguro, donde toda capacidad de defensa e incluso toda mi adrenalina han quedado anuladas. Como haya que salir corriendo estamos jodidas, me doy por perdida, me van a devorar seguro. Y entonces qué tengo que hacer para rescatarme de nuevo. Para volver a sacudirme y pedirme un poco de compostura. Pecho en alto mirada firme. Pisar fuerte. Carla se ha ido para siempre y ahora solo queda una niña melancólica y sensible que no quiere salir a la calle sin unos brazos que la rodeen. Necesito recuperarme a mi misma, aprender a convivir con el amor si esque este implica necesariamente esta pasividad y rendición. Necesito atraparme de nuevo, necesito gritarme. Espabila tia. Los brazos de nadie son para siempre y el mundo lejos de un refugio excepcional es sumamente peligroso.

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A qué precio quitarse la coraza para experimentar el amor. ¿Es de verdad incompatible sentirse fuerte y vulnerable a la vez? Me quité los miedo porque confié ciegamente en sus ojos y me dejé ser tan vulnerable como nunca. Y no me arrepiento. Seguiré y seguiría confiando ciegamente en los brazos de las personas de mi alrededor. Pero quién sabe si quizá es tanta la confianza que me transmiten algunos que confundo sombras en una generalización inocente. Quien sabe por donde vendrá la decepción o el dolor. No sé si quiero esperarmelo. Aún así, lo más problemático, lo que llevo queriendo evitar estas semanas con diferentes estrategias... parece terminar de precipitarse sobre mi. Ineludible. No me encuentro. No encuentro desde donde tirar de mi misma. No sé hacia donde moverme. No sé cual es el motor. No sé desde donde brillar. Ya no sé nada, ya no soy como era, siento haber desaparecido en el momento en el que he permitido que entrasen en mi sin poner ningún tipo de resistencia y objeción. Siento que no queda nada de mi por haberme atrevido a entregarme por completo.

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No sé que ha pasado para que me tenga que sentir así ahora mismo. Llevaba mucho tiempo sin experimentar esta sensación de vacío. Me siento débil, cansada, incapaz. No tengo la vida pillada por los cuernos, ya no, algo se me ha escapado y no soy capaz de volver a tomar el mando. Tengo miedo, ya no soy la luz de estos días. Ya no soy aquella que estaba consiguiendo sentirse cómoda en cualquier circunstancia, no juzgarse, tener una actitud resplandeciente e ilusionada hacia cualquier cosa, permitirse manifestarse amor sin inseguridades. Ya no tengo nada de eso. No sé que ha pasado pero me da más miedo aún no entender por qué me estoy sintiendo así de repente. Me da miedo que algo se haya vuelto a romper y que vuelva a necesitar mucho para volver a arreglarlo. De verdad. No sé que ha pasado. No tengo ni idea de cómo puedo encontrarme en un punto tan lejano, cómo he podido retroceder tanto y qué hago aquí. No entiendo este vacío. No entiendo esta incapacidad para llorar. No entiendo esta desgana. No entiendo este bloqueo. No entiendo este bombardeo de inseguridades frente a aquellos que han sido mi fuente de vida los ultimos meses. No sé donde estoy yo en todo esto. No sé como puedo haberme apagado tanto, haber casi desaparecido. Me he permitido amar y me estoy dejando querer. ¿Y para qué ha servido? ¿Para recuperar las ausencias? ¿Para revivir carencias? ¿Para volver a sentirme incompleta cuando mi cama se siente vacía? ¿Para volver a sentir este vacío? No lo entiendo. De verdad, no entiendo nada. Solo quiero poder asegurarme de que este miedo no va a durar demasiado.

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Cerca de.. algo que no sé qué es.

He roto con todas las costumbres que me pudrían por dentro. He roto con todo aquello que impedía la lucidez que tan en casa me hace sentir. Se hizo pedazos lo que ya era pedazos y no sé si eso implica una disolución. Se han hecho pedazo los trozos de mi misma a los que pude escupir, ante los que pude desquiciarme y antes los que renegaré y renegué siempre. Yo ya no sé si soy eso o si nunca lo fui. No termino de comprender qué pude hacerme a mi misma como para alcanzar a odiarme tanto, como no lo comprendo, no he terminado de conseguir cerrar una puerta hacia ninguna parte, un umbral sin reconocimiento ninguno, una incógnita que se mantendrá porque no he tenido valor más que para abrazarme desde la confianza ciega en que me lo merecía. No termino de comprender por qué esta circunstancia de mi vida me ha recordado tanto a esa Irene vulnerable que sufría bajo los ojos imaginarios de los otros, pero creo que realmente guarda una linealidad coherente que permite reconectarlo.

Siempre he sentido unos brazos cálidos que me permitían encogerme y sobrecogerme alrededor de mi cuerpo solitario. Los he sentido en momentos de suma felicidad pero también los he sentido desde las punzada hirientes de unas profundidades desconsoladas que gritaban auxilio. Auxilio ante unos abismos que nadie realmente está preparado para afrontar. Esos abismos que todos tenemos pero que jamás podremos sentir comprehendidos por los otros, aún a sabiendas de que, si algo nos caracteriza como humanos, compañeros de este viaje con fecha de caducidad, es ese agujero ausente que siempre queda por cubrir. Cubrir nuestros abismos con explicaciones, con besos, con vivencias, con motivos, con narrativas, corriendo sobre él en círculos desesperados para quedarnos extasiados hasta el momento en que sea mayor el cansancio que el anhelo por querer satisfacer algo esencialmente insatisfacible. No voy a pegarme más con la rigurosidad, si me veo obligada a aludir a esencias no voy a refrenarlo, termino por admitir que es la carencia y la menesterosidad lo que definitiva e inevitablemente nos constituye como humanos.

 Esos brazos se han materializado hoy con la solidez y la realidad de personas sin frenos, sin advertencias, sin reparos y zigzagueos. Simple y directo como una línea recta determinada que disuelve todas las concreciones de su alrededor en una atmósfera envolvente. Y de repente, ha desaparecido todo lo urgente. Como un plumazo, como un verdadero salto de fe ante el que no he tenido el valor de saltar pero ante el que me han empujado o ante el que, más bien, se ha saltado conmigo. Y ya me da absolutamente igual qué hora es, en qué día del mes, de la semana o del año vivo. Me da igual qué comer, en qué cama refugiarme, a qué ojos mirar o a qué ser sonreír. Mi cordura se ha ido de vacaciones y yo, tan solo, he decidido bailar despacito y contarme historias inocentes. Si hay algo que permite la compañía sincera es una calma que llevo deseando toda mi vida. No me parece tan precipitado atreverse de una vez a decir que no me he podido sentido así antes. Y cómo parar de agradecer y a quién.

Claro que es evidente, claro que nunca he podido reconciliar todas las partes que me son inherentes de la manera en la que estoy haciéndolo ahora. Pero lo mejor de todo es que es tan espectacular, tan oportuno, tan idílico y necesario, que no me estaba sintiendo preparada para disfrutar de un momento que tanto puede culminar mi breve existencia.

Respirar y llorar limpieza. Haber conseguido hacerlo tanto en la más íntima de las soledades como desbordada por te quieros, abrazos y preocupación sincera. Sé querer. Sé quererme. Sé cerrar todos los cuchillos y darme vulnerablemente a los demás. Siempre he sabido. Pero además ahora he aprendido a ser consciente de ello. A tener la capacidad de permitirme sentirme segura. Saber qué es lo que doy a los demás y qué es lo que recibo de ellos. Saber que la vida consiste en establecer puentes eternos de comunicación con otras fronteras para olvidarnos de una vez por todas de esa idea ridícula que nos trata como islas aisladas.

Nunca había alcanzado este equilibrio perfecto. Saber que a las personas a las que me estoy entregando quieren sostener este peso, quieres compartir esta existencia, que están preparados para ello. Nunca había podido mostrarme así. Quizá ni siquiera Tom me conozca mostrándome así. Al fin y al cabo, he construido una barbaridad de cosas en los últimos tres años de aislamiento y ahora estoy orgullosa y tranquila con lo que puedo mostrar a los demás. Las inseguridades, la ansiedad y el descontrol han quedado fuera de esta liga. Nunca había conseguido identificar tan bien los hilos sueltos como para poder comunicarlos así. Nunca había tenido un contexto social que propiciase tanto esta cordura aún dentro de un torbellino emocional arrasador.

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He encontrado tanto amor fuera que no sé como de fuerte tengo que ser para ponerme a la altura con trabajo interno. Quizá sea imposible y eso esté bien.

[simplementeestoy]

Enamorada de mis alrededores lo he dado todo de mi. Ahora no sé como volver hacia dentro después de haberme quedado dispersada tras esta entrega tan sincera e inocente.