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Reseña Honey Boy
Honey Boy, la reflexión de la inflexión de LaBeouf
Por Jessica Rito
Cuando era niña me preguntaron varias veces qué superpoder escogería si pudiera tener uno. Recuerdo perfecto que una respuesta frecuente era “poder saber cómo ven los demás las cosas que yo veo”. No puedo regresar a la mente de la que era entonces para saber bien qué movía mis ganas de meterme en la cabeza de las personas y ver a través de sus ojos; quizá era para comprobar que las cosas son como son, pero ahora me hace sentido pensar que era porque me importa, como a todo ser de esta población de sapiens en la que vivimos, el cómo se mira. Cómo se mira a las otras personas; cómo se mira a los animales; cómo se mira a los colores; cómo se mira a las muestras de emociones; cómo se miran los cambios del barrio en el que vivo; cómo se mira la televisión. No me refiero a que necesito explicación de cómo hacer el acto de mirar para poder hacerlo, no: me refiero a que importa cómo socialmente determinamos la manera en que tenemos que hacer juicios sobre lo que vemos, porque hay reglas de cómo eso que miramos es como tiene que verse.
Una persona que sale en la televisión, por ejemplo, tiene que verse como lo que está representando. Si es una persona buena, va a tener rasgos finos y delicados en la cara, va a tener expresiones gráciles, va a ser preferiblemente pulcra y “bien vestida” -de acorde a su estatus económico, social y al género que le corresponde por el sistema binario del género- y va a ser lo más apegada a la blancura en la piel de lo que le sea posible a quienes realizan la producción. Si una persona es mala, entonces será “lo contrario” a lo que es la persona buena. Es sencillo, es correcto, es normal y “es real”. Así, hemos pasado a determinar que algunos colores son para algunas emociones, identidades e incluso espacios y tiempos; que algunas estéticas son hermosas y otras no lo son; que hay algo prohibido con nuestros cuerpos, y muchas otras reglas y normas que creemos parte del mundo natural solo porque las repetimos para nosotros mismos como mantras que nos significan la vida, y sin lugar a duda, son construcciones sociales y no cargas que vienen naturalmente en nuestra sangre o en nuestro ADN. Cuando nacemos no sabemos nada de esto, y la infancia pasa a ser un momento crucial en el cual lo entendemos, lo aprendemos y además nos toca sobrevivir y construir nuestra identidad.
Me remonto a estos temas a partir de “Honey boy”, la ópera prima de Alma Har'el. La película es una sola historia lineal pero tiene en su discurso y su forma muchas lecturas y flexiones: ante todo, es un ejercicio de catarsis del guionista y actor principal de la película, Shia LaBeouf, a quien los millenials recordamos por su rol protagónico en la serie de Disney “Mano a mano” (Even Stevens), donde interpreta a Louis, un niño-casi adolescente bromista, creativo, travieso y desastroso que forma parte de una familia cuadrada y atenida a lo que se espera de “la familia modelo”. En ese programa veíamos a Louis haciendo del niño de 14 años que en realidad también tenía el propio Shia, y lo miramos actuar con el molde de los niños a los que la creatividad les da para montar escenas y cosas que lo hagan ver como “el raro”, y lo hace tan bien que hasta podemos imaginar de lado de la audiencia que seguro ese niño en su papel de Shia es un pillo también. Lo que no nos alcanza a mostrar esa ventana a un programa de televisión es que Shia es sólo un niño, y que como todas las infancias, está en la formación de su persona. Es justo en Honey Boy donde la ventana se expande a aquella niñez que hizo que LaBeouf deviniera en la persona que ahora es.
La trama: Otis, un actor en Hollywood, tiene una serie de conflictos emocionales que le acarrean apatía, alcoholismo, tendencia a la depresión y a la violencia física. Después de tener un accidente detonado por decisiones mal tomadas y que devienen éstos problemas, es llevado a un espacio de rehabilitación y desintoxicación. Cuando comienza su proceso de terapia es precisamente cuando tenemos como espectadores un vistazo a sus recuerdos, ese trabajo de introspección que hace Otis para enfrentar que tuvo un padre alcohólico que no le mostraba afecto y envidiaba que su hijo ya estuviese a sus 10 años en el camino del estrellato en Hollywood, y del que él solo esperaba cuidado y respeto.
Alma Har’el hace un trabajo en la dirección actoral de Shia LaBeouf y Noah Jupe. Cada segundo que accionan juntos es orgánico, es sincero y armónico. Es algo muy destacable si tenemos en cuenta que los espacios que a veces habitan son violentos, y que justo James Lort (LaBeouf) violenta a Otis (Jupe) dejando a contener la respiración de quienes miramos. Las decisiones que tomó Har’el para la edición también son notables por el salto entre tiempos que nos deja ver a un Otis adulto (Lucas Hedges) recordando su niñez y por cómo va hilando la historia para que, en hora y media, empaticemos con la historia que puede ser la de toda infancia insertada en el mundo laboral.
Es curioso: cuando uno busca “trabajo infantil” en su buscador de internet predilecto, lo que resulta en abundancia son artículos, estudios, publicaciones y noticias que enuncian el despojo de la niñez a aquellas infancias que son orilladas a laborar por recursos económicos insuficientes en sus núcleos familiares. Dentro de esos trabajos mencionan: venta ambulante; recolecta de basura; trabajo agrícola; trabajo sexual, y de servidumbre. La curiosidad al respecto es que no se menciona el trabajo infantil en las escenas de entretenimiento. Un niño Shia LaBeouf tenía un talento para la comedia, sí, y le gustaba actuar y hacer representaciones, pero también, ese niño LaBeouf vivía en condiciones precarias en un núcleo familiar que no lo procuraba lo suficiente, y entonces, decidió todo lo que ha decidido desde sus 10 años, la edad en la que su exposición a la mirada de los otros comenzó.
Honey Boy no será una joya de la cinematografía, pero sí es una historia que vale mucho ver.
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Sonic: rompiendo la maldición de adaptaciones de videojuegos.
Cuando salió el primer tráiler de la película de “Sonic”, todo parecía apuntar a que esta sería un fracaso más por parte de Hollywood al intentar adaptar a la gran pantalla una franquicia de videojuegos. El diseño del personaje hizo explotar a la flora y fauna del internet, y la ira de los fans.
Sin embargo, en lo que fue un momento histórico en la cultura pop, la productora encargada del proyecto, Paramunt Pictures, rápidamente emitió un comunicado donde le pedían disculpas al público y daban a conocer que retrasarían el estreno de la cinta para trabajar en rediseñar al personaje.
Ya sea que compres las teorías de conspiración de que todo fue una estrategia de mercadotecnia o que realmente el estudio “escuchó a los fans”, hay que admitir que el movimiento fue magistral y sembró la semilla de buena fe para la cinta. Muchas personas se tomaron a lo personal un deber y responsabilidad de ir al cine a ver la película, después de todo, era lo justo después de que los reclamos fueron escuchados y de que el estudio había demostrado que este no era un intento cínico más por parte de Hollywood de querer sacarle dinero a los fans de una franquicia establecida entregando un producto rápido y de mala calidad. Una baja más en la carrera de las franquicias.
Pero independientemente de aquello, el éxito de Sonic entre los espectadores y un gran porcentaje de la crítica no se debe enteramente a una genial movida por parte del estudio, sino al producto final, que pese a toda la evidencia anterior, resulto ser bastante bueno.
Ahora bien, la barra de calidad en lo que respecta a adaptaciones de video juegos es sumamente baja, lo más cercano al éxito que ha tenido una adaptación han sido las películas de Tomb Raider de Angelina Jolie y ni esas dieron para consolidar una trilogía, porque admitámoslo, la única razón por la que la gente fue a verlas fue la popularidad del juego a inicios de los 2000 y la de Jolie. En ejemplos más modernos tenemos un buen intento por parte de Detective Pikachu , que fue un paso en la dirección correcta.
Verán, la cuestión es que Sonic, la película existe en un mundo post 20 películas exitosas de Marvel, el rey indiscutible de las franquicias (sorry Star Wars...), la formula de Marvel es algo que ya tiene más de una década de ser estudiado y analizado por los estudios, y si bien otros lo han intentado y fracasado rotundamente o apenas salen tablas ( te estoy viendo DCEU), ninguna a logrado replicar el éxito. Y es que la película de la mascota de SEGA es en realidad una cinta de super héroes disfrazada que cuenta con buenas actuaciones y un guión sólido.
¿Creen que no? La película tiene la misma estructura que las demás películas de origen de súper héroes; un incidente trágico que detona el camino del héroe, el descubrimiento de nuevas habilidades o el abandono del miedo de dichas habilidades para usarlas para el bien común, tenemos el ascenso de un notorio villano que al principio de la cinta no luce como su contra parte original, pero que llegará allá al final, también tenemos temas mundanos y humanos por los que sufre nuestro protagonista, en el caso de Sonic y el oficial Tom Wachowski es el encontrar la amistad y un propósito y vocación de ayudar al prójimo. A esto añádele una ingeniosa escena post-créditos que hace que el universo de la adaptación crezca en breves momentos y que le da una probadita de algo que muchos fans esperan, es un combo ganador.
Cuando habló de que el guión es sólido no me refiero a que sea excepcional o digno de nominaciones, simplemente hago alusión a que está bien escrito y es funcional, claramente podrías segmentarlo en tres actos; primero,introducción del conflicto y personajes, incidente detonante. Segundo, desarrollo de conflicto y problemas paralelosy tercero, climax y resolución. Esta formila funciona de maravilla pese a su simpleza, y en este caso funciona a su favor ya que la cinta va dirigida a un publico infantil, quienes ya son familiares con el personaje, pero no tienen el grado de devoción a la franquicia que un fan de Marvel o DC por decir un ejemplo, por lo cual, para los creadores de la cinta es fácil tomar libertades con el material de origen sin sufrir repercusiones. Pero este punto también funciona para los adultos que acompañan a sus hijos, porque al tener una trama fácil y clara de seguir es más fácil para estos encontrar puntos de unión con sus hijos y poder hablar de los personajes sin sentirse perdido.
Como punto final, destacan las actuaciones, en especial la de Jim Carrey quien vuelve a ser ese clásico actor de comedia de los noventas que muchos amamos. Al final del día Sonic la película tacho todos los puntos claves y entregó una aventura que puede ser disfrutada por toda la familia, fans y casuales. Sí hay algo que pueden aprender los estudios de esta cinta es; uno, nunca subestimar la lealtad de los fans y comprometerse con ella. También que a veces menos es más y la sencillez puede ser la clave del éxito.
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Locke & Key; entre la inocencia y la oscuridad.
La guerra de los servicios de streaming se pone cada vez más rigurosa, con nuevas plataformas entrando a la escena, mientras que las otras buscan lograr captar más espectadores, o mantenerlos, con grandes apuestas adaptando franquicias populares, por su parte, el nuevo esfuerzo de Netflix es la adaptación de la serie de novelas gráficas “Locke & Key” de Joe Hill y Gabriel Rodríguez.
Netflix es la casa perfecta para esta nueva serie de terror, fantasía, ciencia ficción y misterio, pues el servicio de streaming a encontrado bastante éxito enfocándose en producir contenido enfocado a al público que disfruta de estos géneros, ejemplo más notorio es Stranger Things, la alemana Dark y en el frente adolescente la nueva iteración de Sabrina. Locke and Key, encaja bastante bien con el demográfico que disfruta de las series citadas, en especial las primeras dos, ya que la obra de Hill y Rodriguez es en realidad un drama familiar sobre los traumas del pasado y los dolores de crecer y dejar atrás la infancia, con toques de fantasía y terror, lo cual la hace una serie compleja que toca varias fibras sensibles.
La serie original de cómics fue publicada del 2008 al 2012 y cuenta la historia de tres hermanos y su madre, que se ven obligados a mudarse a la casa de la infancia del padre después de que este es brutalmente asesinado. Ahí, en la antigua casa, los tres niños descubren que el lugar guarda varios secretos, entre estos, una serie de llaves mágicas que otorgan diferentes habilidades. Sin que ellos lo sepan una maligna fuerza los estará asechando para poder apoderarse de las llaves.
La serie fue adaptada a televisión por Carlton Cuse (LOST, Prometheus), Meredith Averill, y Aron Eli Coleite para Netflix, después de un fallido intento por parte de Hulu de adaptar la serie. Por su parte Joe Hill está cercanamente involucrado en la producción y esto se nota bastante, ya que a pesar de grandes cambios entre el cómic y la serie, esta sigue manteniendo los puntos claves más importantes y la esencia de los personajes. La primer temporada cuenta con 10 episodios los cuales adaptan en su mayoría los primeros tres arcos argumentales de la historia; “Bienvenido a Lovecraft”, “Juegos Mentales” y “Corona de Sombras”, fans de los cómics estarán satisfechos de que en su mayoría la historia esta tal cual en las páginas, incluso replicando varias escenas y diálogos, sin embargo es bastante notorio que los productores han optado por suavizar bastante las partes más violentas y controversiales de la serie, en un intento de poder llegar a un publico más amplio, sin embargo, no hay mucho de que preocuparse, pues aquellas cosas que se han quedado atrás no son tan necesarias y el villano de la serie sigue siendo tan brutal y maquiavélico como su contraparte de las viñetas.
Hay un cambio bastante significativo entre el material original y la serie el cual refiere a una de las tramas principales, y si bien los más puristas podrán molestarse, a mi perspectiva este funciona bastante bien, ya que la esencia sigue siendo la misma, pero el cambio fue construido de tal manera que incluso aquellos que han leído los cómics sean sorprendidos y tengan una nueva experiencia.
La serie destaca principalmente en sus actuaciones, Jackson Robert Scott a quien vimos interpretar al desafortunado Georgie en IT, da una magistral interpretación de Bode Locke, el hermano menor de la familia, y es a través de él que nos adentramos principalmente a este mundo tanto fantástico como perturbador. El resto del elenco principal esta conformado por Connor Jessup como Tyler Locke, el hermano mayor, Emilia Jones como Kinsley Locke la hermana de en medio, Darby Stanchfield como Nina Locke la madre de los tres y Laysla De Oliveira como Dodge, el/la antagonista principal. Todos hacen un genial trabajo en darle vida a estos personajes, por medio de Bode vemos la inocencia y el asombro de la niñez, mientras que a través de Kinsley y Tyler vemos los percances de la adolescencia y el ser obligados a crecer tras la perdida de su padre, mientras que Nina representa los conflictos de adulto, entre ellos una batalla con el alcoholismo y lidiar con la perdida de un ser querido. El manejo de estos temas dentro de la serie, son lo que elevan la historia a otro plano, en lugar de solo ser una historia más de fantasáa y debido a los diferentes puntos de vista sin duda podrán atraer a espectadores de todas las edades.
Por su parte Laysia De Oliveira nos entrega a un genial villano con Dodge, y sin duda se convertirá en un gran referente de la cultura pop una vez que la serie encuentre su audiencia, la actriz logra darle un gran carisma a la siniestra entidad, lo cual la hace el doble de peligrosa, además en pocos momentos y de maneras muy brutales, la serie nos muestra de que hará cualquier cosa para lograr sus propósitos.
Algo que ha sido bastante elogiado entre los varios críticos del medio sobre la serie es precisamente las actuaciones y el diseño de producción; sobre este último punto, el equipo encargado de producción de efectos visuales ha hecho un gran trabajo en darle vida a las peculiares habilidades que dan cada unas de las llaves que hasta el momento fueron presentadas en la serie, en especial hicieron un buen trabajo en representar como funcionan “La Lleve de la Mente”, la cual en el cómic es bastante abstracta. Sin duda alguna el presupuesto ha sido utilizado de manera inteligente y de obtener una gran audiencia podríamos ver una mejora considerable en futuras temporadas.
Locke & Key es una serie con grandes personajes y una trama bastante original, que presenta una visión muy única de “la magia”, llena de tanto momentos llenos de humor y carisma como terroríficos, que atrapara a todos aquellos que disfruten una buena dosis de terror, drama y fantasía. La serie tiene momentos bastante brutales, e ingeniosos y a pesar de no alcanzar del todo la genialidad del material original, esta presenta una muy buena adaptación que logra mantenerse bastante fiel al espíritu de los cómics.
Con una segunda temporada ya en producción Locke & Key promete convertirse en una nueva serie clásica bastante recomendable.
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Locke & Key; entre la inocencia y la oscuridad.
La guerra de los servicios de streaming se pone cada vez más rigurosa, con nuevas plataformas entrando a la escena, mientras que las otras buscan lograr captar más espectadores, o mantenerlos, con grandes apuestas adaptando franquicias populares, por su parte, el nuevo esfuerzo de Netflix es la adaptación de la serie de novelas gráficas “Locke & Key” de Joe Hill y Gabriel Rodríguez.
Netflix es la casa perfecta para esta nueva serie de terror, fantasía, ciencia ficción y misterio, pues el servicio de streaming a encontrado bastante éxito enfocándose en producir contenido enfocado a al público que disfruta de estos géneros, ejemplo más notorio es Stranger Things, la alemana Dark y en el frente adolescente la nueva iteración de Sabrina. Locke and Key, encaja bastante bien con el demográfico que disfruta de las series citadas, en especial las primeras dos, ya que la obra de Hill y Rodriguez es en realidad un drama familiar sobre los traumas del pasado y los dolores de crecer y dejar atrás la infancia, con toques de fantasía y terror, lo cual la hace una serie compleja que toca varias fibras sensibles.
La serie original de cómics fue publicada del 2008 al 2012 y cuenta la historia de tres hermanos y su madre, que se ven obligados a mudarse a la casa de la infancia del padre después de que este es brutalmente asesinado. Ahí, en la antigua casa, los tres niños descubren que el lugar guarda varios secretos, entre estos, una serie de llaves mágicas que otorgan diferentes habilidades. Sin que ellos lo sepan una maligna fuerza los estará asechando para poder apoderarse de las llaves.
La serie fue adaptada a televisión por by Carlton Cuse (LOST, Prometheus), Meredith Averill, y Aron Eli Coleite para Netflix, después de un fallido intento por parte de Hulu de adaptar la serie. Por su parte Joe Hill está cercanamente involucrado en la producción y esto se nota bastante, ya que a pesar de grandes cambios entre el cómic y la serie, esta sigue manteniendo los puntos claves más importantes y la esencia de los personajes. La primer temporada cuenta con 10 episodios los cuales adaptan en su mayoría los primeros tres arcos argumentales de la historia; “Bienvenido a Lovecraft”, “Juegos Mentales” y “Corona de Sombras”, fans de los cómics estarán satisfechos de que en su mayoría la historia esta tal cual en las páginas, incluso replicando varias escenas y diálogos, sin embargo es bastante notorio que los productores han optado por suavizar bastante las partes más violentas y controversiales de la serie, en un intento de poder llegar a un publico más amplio, sin embargo, no hay mucho de que preocuparse, pues aquellas cosas que se han quedado atrás no son tan necesarias y el villano de la serie sigue siendo tan brutal y maquiavélico como su contraparte de las viñetas.
Hay un cambio bastante significativo entre el material original y la serie el cual refiere a una de las tramas principales, y si bien los más puristas podrán molestarse, a mi perspectiva este funciona bastante bien, ya que la esencia sigue siendo la misma, pero el cambio fue construido de tal manera que incluso aquellos que han leído los cómics sean sorprendidos y tengan una nueva experiencia.
La serie destaca principalmente en sus actuaciones, Jackson Robert Scott a quien vimos interpretar al desafortunado Georgie en IT, da una magistral interpretación de Bode Locke, el hermano menor de la familia, y es a través de él que nos adentramos principalmente a este mundo tanto fantástico como perturbador. El resto del elenco principal esta conformado por Connor Jessup como Tyler Locke, el hermano mayor, Emilia Jones como Kinsley Locke la hermana de en medio, Darby Stanchfield como Nina Locke la madre de los tres y Laysla De Oliveira como Dodge, el/la antagonista principal. Todos hacen un genial trabajo en darle vida a estos personajes, por medio de Bode vemos la inocencia y el asombro de la niñez, mientras que a través de Kinsley y Tyler vemos los percances de la adolescencia y el ser obligados a crecer tras la perdida de su padre, mientras que Nina representa los conflictos de adulto, entre ellos una batalla con el alcoholismo y lidiar con la perdida de un ser querido. El manejo de estos temas dentro de la serie, son lo que elevan la historia a otro plano, en lugar de solo ser una historia más de fantasia y debido a los diferentes puntos de vista sin duda podrán atraer a espectadores de todas las edades.
Po su parte Laysia De Oliveira nos entrega a un genial villano con Dodge, y sin duda se convertirá en un gran referente de la cultura pop una vez que la serie encuentre su audiencia, la actriz logra darle un gran carisma a la siniestra entidad, lo cual la hace el doble de peligrosa, además en pocos momentos y de maneras muy brutales, la serie nos muestra de que hará cualquier cosa para lograr sus propósitos.
Algo que ha sido bastante elogiado entre los varios críticos del medio sobre la serie es precisamente las actuaciones y el diseño de producción; sobre este último punto, el equipo encargado de producción de efectos visuales ha hecho un gran trabajo en darle vida a las peculiares habilidades que dan cada unas de las llaves que hasta el momento fueron presentadas en la serie, en especial hicieron un buen trabajo en representar como funcionan “La Lleve de la Mente”, la cual en el cómic es bastante abstracta. Sin duda alguna el presupuesto ha sido utilizado de manera inteligente y de obtener una gran audiencia podríamos ve runa mejora considerable en futuras temporadas.
Locke & Key es una serie con grandes personajes y una trama bastante original, que presenta una visión muy única de “la magia”, llena de tanto momentos llenos de humor y carisma como terroríficos, que atrapara a todos aquellos que disfruten una buena dosis de terror, drama y fantasía. La serie tiene momentos bastante brutales, e ingeniosos y a pesar de no alcanzar del todo la genialidad del material original, esta presenta una muy buena adaptación que logra mantenerse bastante fiel al espíritu de los cómics.
Con una segunda temporada ya en producción Locke & Key promete convertirse en una nueva serie clásica bastante recomendable.
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Reseña: Dolittle
Antes de ser Robert Downey Jr, y antes de ser Eddie Murphy, e incluso antes de ser Rex Harrison, el Dr. Dolittle fue un señor bonachón inglés que dejó de ser doctor de humanos para serlo del resto de animales terrestres cuando su loro le enseñó a hablar la lengua de todos ellos. Este doctor fue concebido en el imaginario de Hugh Lofting, un ingeniero de la misma nacionalidad del doctor, mientras estaba atrincherado en la primera guerra mundial.
El Dr. John Dolittle es reconocido por la comunidad inglesa como el personaje literario infantil más sobresaliente, solo por detrás de la Alicia de Carroll. Las historias que cuenta sobre este hombre al que le importa más el escuchar y entender lo que sus pacientes manifiestan antes del dinero que podría obtener por atenderlos, son regalos creativos que ayudan a enseñarle a la infancia lo importante que es procurar el bienestar del otro a través del entendimiento por medio del lenguaje.
No cabe duda de que, por ese éxito en su forma literaria, al Hollywood de finales de los 60 se le ocurrió convertirlo en una película musical. La película fue nominada a premios de la academia (una autoelogio de Hollywood como al que estamos acostumbrados) pero como película, sinceramente resultó algo intrascendente y pobre (en sentido de su calidad, porque gastaron la millonada en los efectos especiales y los números musicales).
Tras ese desastre tuvieron que pasar 30 años para que alguien (Hollywood de nuevo) quisiera traer de nuevo al doctor animalista al cine. Este nuevo desastre de la historia del cine, pero no de la recaudación de taquilla, pondría al médico inglés en una renovada versión estadounidense de un veterinario afroamericano que tiene el superpoder de comunicarse con los animales desde que es niño, pero al ser visto como anormal por ello, lo reprime hasta que en la adultez el casi atropellar a un perro le quita el trauma y logra escuchar a su casi víctima hablándole en un lenguaje que él entiende. Century Fox vio llover el dinero con tan ridícula película e hizo 4 secuelas más… El repudio está implícito.
11 años han pasado ya para que esas adaptaciones en cine de un doctor al que en su idea primigenia le importaba la salud y bienestar de los animales por encima del dinero hayan quedado medio olvidadas y, de nuevo, la industria comercial desea reinterpretarlo. En esta ocasión, mínimo se apega más al contexto de las historias originales de Dolittle.
Sinopsis: Dr. Dolittle es un hombre que ha aprendido a hablar con todos los animales. Los cuida, los cura. En algún momento de su vida, como todo ser humano, de enamora. Su vida es plena porque es correspondido. Pero, como no habría película sin que a este señor le pasara algo terrible, pues la vida le quita a su pareja ideal, quien se embarcó en la búsqueda de un árbol místico que cura todas las enfermedades. Así, Dolittle pierde las ganas de interactuar con el mundo y se encierra en la mansión que la reina de Inglaterra le brindó mientras ella estuviese con vida. Nuestra intromisión en la película sucede después de que la maravillosa Emma Thompson nos cuenta esta introducción y nos encontramos en un presente donde la reina de Inglaterra está moribunda y Dolittle está a punto de perder su casa si ella muere. La misión de nuestro héroe es encontrar ese árbol que otrora buscó su amada para poder curar a la reina y así poder quedarse con la mansión donde vive en compañía de todos los animales que ha curado y desean quedarse al lado del único humano que es capaz de hablar con ellos.
Cabe destacar que la película ha sido promovida conjunto a qué Robert Downey Jr. se ha vuelto vegano en dieta, y sin embargo, la película no tiene ningún mensaje sobre el cuidado de la fauna. De hecho, para ser una película familiar, la película carece de algún tipo de mensaje que motive a una mejora de la persona. Estamos ante una película que tiene chistes blancos y lindos; que tiene efectos especiales en casa cuadro; que reafirma que los malos son malísimos y los buenos siempre los pondrán en ridículo y les ganarán limpiamente. No hay mensaje de lo importante que es darle lugar a los animales o humanos en el planeta que también les pertenece, como originalmente plantean las historias de Dolittle. Es una lástima porque quizá en estos tiempos de decadencia de la naturaleza, a la infancia le habría venido bien ver cómo Robert Downey Jr. le enseñaba a su aprendiz a hablar con los animales por la importancia de entenderse, de conocerce.
Sin más, solo resta decir que si se trata de pagar un entretenimiento familiar, quizá este sea uno jocoso y de trasfondo vacío que le dejara la libertad y tranquilidad a los cabezas de familia de que los más pequeños no estarán ante ningún tipo de mensaje que vaya en contra de lo que desean enseñarle o, por el contrario y para su beneficio, que refuerce la línea sobre la que les están educando. Esta es una película tan floja que esperemos que solo tengan que pasar 3 años para que se nos olvide y podamos tener otro remake.
Por Jessica Rito / @jeskany-blog
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Reseña: Polvo
Leí hace un par de meses un insulso comentario de un disque “experto en cine” (más bien un poser que va al CUEC y se siente muy mamón) que decía que en México sólo se hacían dos tipos de películas, las que retratan las vidas de las chachas y las que tienen que ver con Narcos. Y cómo quisiera haber nacido en el norte para entonar con el correcto acento fronterizo una de las frases que más amé de la película de la que quiero hablar hoy “Sí, ya decía yo que estás medio pendejo”.
Polvo es un viaje a Baja California a través de las miradas de su gente, es una aventura metaficcional de un hombre orquesta llamado Chema Yazpik que jamás me había robado un mínimo de atención cualquier cosa que hacía en sus series pedorras de narcotraficantes, pero que sin duda se ha ganado mi respeto y admiración por esta obra de arte.
La vida de un pueblito cambia de la noche a la mañana con la llegada de unos paquetes extraños que caen del cielo que contienen un elemento ajeno del conocimiento de sus no más de trescientos habitantes. Este “polvo”, es utilizado para diferentes prácticas que desencadenan diálogos y secuencias con un humor muy sutil e ingenioso, pero que no se estanca en ello y sólo es un elemento más de una trama muy bien pensada. El Chato, un trabajador de poca monta, que de una u otra forma tiene vínculos con los dueños de estos paquetes, es enviado al pueblo para recuperarlos, para esto ofrece a los habitantes una suma de dinero para agilizar la localización de estos, lo que desencadena una serie de acontecimientos que ya no voy a narrar por respeto a su derecho como espectadores de llegar frescos a a película.
Sin embargo, la descripción que he hecho de esta primicia, no alcanza para describir el verdadero sentir y significado de la historia, es una narración que en momentos raya en el realismo mágico de algunas novelas de este género, debido al simbolismo de varias de sus escenas. La situación de los paquetes de pronto pasa a segundo plano para dar pie a un drama que retrata la soledad de un individuo al reencontrarse con su pasado, con viejos amores, viejos amigos y un “Qué tal sí…” que lo atormenta. Sentí que Polvo tiene esa esencia del cine mexicano de la época de oro. Un guión al que se le puede dar una lectura profunda y más allá de lo anecdótico. Creo que hasta se pueden encontrar elementos surrealistas en algunas secuencias y dentro de los personajes que acompañan esta peculiar historia.
Lo que más rescato de la película es el mensaje que da sobre la violencia, el narcotráfico y la vida jodida que lleva una persona que por causas circunstanciales se ve involucrado en la vida del crimen organizado. Me gusta cómo condena todo lo espantoso que conlleva esta vida con una sutileza digna de todos los premios que se le han otorgado. Hay momentos contemplativos donde el reflejo de la carretera en la mirada o el sol que se esconde tras una laguna dicen más que cualquier diálogo expositivo. Los actores tienen una naturalidad con la que uno se puede sentir identificado fácilmente, sobre todo si sus orígenes son algún pueblito remoto del interior de la república. Los personajes están bellamente pensados y creo que uno de mis favoritos es sin duda Don Facundo (Sé que los que ya la vieron podrán entenderme).
No me queda más que invitarlos a ver esta joya que sin duda no estará mucho en cartelera, pero que va a valer cada uno de sus malditos centavos en no más de hora y media de película.
@Helmut Heidenreich
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Reseña de “El Faro”, sin spoilers: Una experiencia cinematográfica difícil de definir.
La productora A24 se ha convertido en un referente en cuando a cine alternativo, por lo cual, no sorprende para nada que le hayan dado luz verde a una producción tan extraña como lo es “El Faro” el segundo largometraje del director Robert Eggers, quien saltó inmediatamente a la atención de los cinéfilos con “La Bruja”, su cinta debutante, también producida por A24.
La película sigue un trama sencilla: ambientada cerca de finales del siglo XIX, en donde Thomas Wake (Willem Dafoe) un viejo marinero retirado y Ephraim Winslow ( Robert Pattison) son los cuidadores de un viejo y remoto faro. Conforme pasa el tiempo, la soledad y aislamiento, así como extraños sucesos van aumentando la tensión entre los dos hombres y la locura empieza a descender sobre ambos. Como bien lo dijo el director en una entrevista “Nada bueno puede resultar cuando dos hombres se encuentran solos y aislados en una estructura que es básicamente un falo gigante”
Con “El Faro”, Eggers demuestra que su aclamado debut no fue solo un tiro de suerte, y que sin duda es uno de los jóvenes directores del nuevo siglo al cual mantenerle la pista. De entrada, la cinta es una extraña mezcla de varios géneros y es seguro decir que afirmar que “ es algo que realmente no esperas y para lo cual quizás no estés preparado”, no es un comentario exagerado. Si bien los avances nos harían pensar que se trataba de una nueva cinta de “terror de arte”, nada podría estar más lejos de la realidad, aunque sí, en efecto, hay varios elementos de terror: desde su estética y atmósfera que indiscutiblemente representan al terror gótico, algunos guiños temáticos a Lovecraft y escenas bastante violentas.
Sin embargo, la cinta también resulta sorprendetemente cómica , al grado que uno podría calificarla como una muy extraña comedia negra, así como hay momentos de gran tensión y misterio, estos son igual de recurrentes que escenas de genuina comedia la cual para nada rompe con el ritmo de la película o se siente fuera de lugar, ya que perfectamente encaja en las situaciones que se van desarrollando y van de la mano a representar el lento descenso a la locura de los protagonistas.
Uno de los puntos más fuertes de la cinta y de los que serán más comentados son las magistrales actuaciones de sus dos protagonistas. Tanto Dafoe como Pattinson dan dos interpretaciones fuertes que parecen más teatrales que cinematográficas, esto no es ninguna sorpresa tanto el director, como Dafoe tienen una gran educación en el arte de el Teatro, y al incluir ese modus operandi, le da una especie de “dimensionalidad real” a la cinta. Las dos interpretaciones son los pilares de la cinta y podemos ver un gran rango actoral por parte de ambos, ya que te llevaran de estar al borde del asiento, a estarte riendo a carcajadas de ciertas situaciones, pero sin dejar de un lado el drama y lo pesado que son los temas de la cinta: la soledad y la locura.
Así mismo , se sabe que Eggers es un geek por el lenguaje, ya se vio en La Bruja, el uso de dialectos y acentos bastante fieles al periodo que se retrataba en la cinta, aquí es lo mismo. Willem Dafoe, durante la presentación de la cinta en el 17 Festival Internacional de Cine de Morelia, elaboró sobre como el director, y su co guionista Max Eggers, realmente hicieron el trabajo de investigación, desde leer varias novelas de la época, hasta documentos históricos enfocados en los trabajos de marineros y leñadores, incluso contaban con una asesora de historia para que los diálogos fueran lo más históricamente fieles a la realidad.
Hablando del guión, según Dafoe, éste estaba tan bien escrito que él asegura que tal cual estaba en escrito en la página, fue como se plasmo en la cinta, que no hubo reinterpretaciones ni improvisación, por que todo estaba muy claro y fantástico, lo cual para nada hizo que se sintiera como un estilo de trabajo actoral opresivo.
Otro de los grandes elementos de la cinta es su estética: “El Faro” es una película hermosamente filmada, y en este caso el termino “filmada” es correcto, ya que la cinta fue realmente capturada en película blanco y negro de 35mm, usando equipo de los años 20 y 40s. Lo cual le da una textura a la imagen granulada, vieja y rugosa, lo cual encaja perfectamente con la atmósfera de la cinta y eleva ese sentido de “terror gótico”. Ademas de que los contrastes entre las escenas diurnas y nocturnas son bastante desconcertantes, el antiguo formato de imagen a 1.19:1 utilizado en la cinta ayudan a que el espectador se interne más dentro de la mente de los protagonistas y sienta su ansiedad, desesperación y claustrofobia . Sobre la fotografía, esta estuvo a cargo de Jarin Blaschke, quien comenta de que a pesar de que dominan las escenas muy oscuras, los sets estaban demasiado iluminados, con el uso de lamparas de la vieja escuela que de dan 500-800 watts, que eran colocadas a una distancia muy corta de los actores, lo cual en varias escenas impedía que estos se pudieran ver el uno al otro, lo cual ayudo a alimentar la tensión que se se necesitaba captar en pantalla entre los personajes.
Así mismo el diseño de producción es impecable, toda la estructura de el titular faro es un set que fue armado y uno fácilmente es engañado a que es una locación real. La cual es bastante claustrofóbica y añade nuevamente a la atmósfera. Y es con este gran diseño que el Faro se convierte también en un personaje, lleno de vida, desde sus perturbadores ruidos constantes, producto de un genial trabajo de sonido, hasta la misteriosa luz que Thomas Wake (Willem Dafoe), guarda con tanto celo de Ephraim Winslow (Pattinson), la cual se convierte en un motivo central dentro de la trama. Hay una gran aura de misterio que emana de el faro.
Hay que aplaudirle a toda la producción, ya bien documentada están las terribles condiciones de clima con las que tuvieron que batallar para realizar la cinta, pero esto ha servido a su ventaja para lograr un atmósfera donde realmente se aprecia lo imponente que es el mar y la fuerza de la naturaleza, haciendo de los humanos algo insignificante.
“El Faro” es una gran cinta, que más que ser atractiva por su narrativa lo es por la experiencia audiovisual, los sentimientos que esta evoca y las interpretaciones que cada espectador va tener sobre lo que ocurre, ya que al igual que los personajes, uno no sabe lo que objetivamente es real o es un efecto de la locura que lentamente se va apoderando de ellos, por lo cual el espacio para el diálogo y explicaciones es bastante amplio.
El filme de Eggers es denso y con un ritmo lento los cambios de tono, resultan en una cinta que seguramente no será disfrutada o apreciada por todos, su narrativa es muy subjetiva y no hay nada claro en ella, no se espera que tenga un éxito comercial, habrá varios que la odien, pero al igual que su antecesora “La Bruja”, la cinta está destinada a convertirse en algo de “culto”.
Sin embargo, es toda una experiencia cinematográfica que merece ser vista en pantalla, y buena o mala, seguramente dejará un impresión fuerte en el espectador.
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Reseña: El ombligo de Guie’Dani
“Xquipi’ Guie’dani” (2018), no es una frase japonesa ni son palabras inventadas: Xquipi Guie’dani es la forma en zapoteco con que se diría en español “el ombligo de Guie’dani”. Xavi Sala (guionista y director de una decena de documentales destacados por ganar premios internacionales) bautiza a su primer largometraje de ficción con una frase en un dialecto antiguo mexicano y con ello comienza a darnos la pauta de la perspectiva desde la que nos contará una historia y de lo que podría tratar.
Xquipi’ Guie’dani nos deja sentir, ver y contemplar la vivencia de dos mujeres, Guie’dani (Sótera Crúz), una niña casi adolescente, y su madre (Érika López), una mujer de edad madura, una vez que deciden marcharse de su natal Xadani, un pueblo en el istmo de Oaxaca donde no pueden aspirar a cubrir sus necesidades básicas ni a tener un trabajo para ganarse la vida. Como muchos indígenas en la historia de nuestro país, a donde deciden ir madre e hija es a la capital de México; sin embargo, ellas lo hacen como pocos: con una oportunidad de trabajo como servidumbre en casa de una familia mexiqueña de clase media-alta. El proceso de ambas para entrar, comprender y adaptarse en lo que parece un país desconocido, solo por la fe de encontrar ahí una oportunidad de vivir decorosamente, será distinto para cada una, no solo por el factor más evidente que es su pertenencia a diferentes generaciones, sino también por la idea distinta que se forjan sobre lo que es un trabajo decoroso y una vida ideal y feliz.
La familia rica con la que llegan Guie’dani y su madre está conformada por una mujer en edad madura cuyo papel en la vida es el de procrear y atender a sus hijos y a su esposo; su cónyugue, un hombre no más mayor que ella, que se da aire de intelectual, respetuoso y moderno, que posee un trabajo extraordinario, de esos a los que pocos mexicanos tienen acceso, que le permite mantener los lujos y voluptuosidades de su familia; y la hija e hijo de ambos, dos jóvenes soberbios, orgullosos, egocéntricos y antipáticos, cuyas ocupaciones se limitan a asistir a la escuela y hedonizar. Todos ellos blancos-rosados, con cuerpos lánguidos y largos, corresponden en físico estereotípico a su estereotipo mental: personas con una noción clara sobre las diferencias de razas y su posición jerárquica, de forma que ellos son los que mandan y los indígenas solo pueden ser mandados.
Con este marco, que al parecer está plagado de “clichés”, por no decir “verdades sociales que nos son plenamente normales y que hasta consideramos inamovibles”, los espectadores podríamos empezar a especular sobre la problemática que tendrán nuestras protagonistas: “¿cómo le hago para convencer a los jefes de que soy la mejor en lo que hago y que me dejen quedarme con el trabajo?” es algo que evidentemente desea la madre de Guie’dani y tiene potencial para ser el problema principal; luego, al delegar el papel del “malvado/antagonista/villano” contra el que luchará nuestra heroína miraríamos a nuestra “familia bien” y consideraríamos que todos podrían hacer el trabajo; y si queremos incluso tirar la piedra sobre el final de la película, podríamos proponer cosas como “se quedan en la casa de los ricos y son acogidas incluso como miembros oficiales de su familia, con tanta sinceridad y oposición al orden y lugar socialmente aceptados de las razas, que llegan al punto de ver en la señora zapoteca a una segunda madre y en su hija a una hermana/hija pequeña” (vamos, una película “cuaronizada”); o “se dan cuenta de que en su comunidad eran muy felices y regresan con la convicción de que ahí estarán bien” (algo fantasioso y falaz en la realidad social del México actual); o “en el intento de adaptarse encuentran otra opción a lo que hacen y que les deja decidir entre dos posibilidades para vivir dignamente” (¿qué otro trabajo, además de “servidumbre”, hay para una mujer caracterizada por ser parte de varios grupos minoritarios, que sea “legal” y digno y que le de acceso a diez mil pesos libres de impuestos, a un cuarto amueblado y un baño (con agua caliente 24/7) privados, a comida sacada de un refrigerador y una alacena de gente que se alimenta con lo mejor de lo mejor del supermercado, y hasta a la oportunidad de vivir con su hija, de que ésta estudie de vez en cuando con un maestro extranjero que viene a la casa a dar clases privadas a la niña rica (y que discrimina a la indígena, por supuesto), y de que esté cerca de su niña en todo momento porque no tiene que desplazarse a ningún otro punto de la ciudad para trabajar, pues vive exacto donde labora?). También podemos pensar que el final es que no logran quedarse, que son condenadas a vivir en la miseria o que quedan en un limbo entre el éxito y el fracaso. Y es que la historia del pobre que quiere transformar su vida para poder sobrevivir en este mundo duro y hostil nos la han contado siempre, y tras los primeros minutos de las zapotecas en esa casa tan grande que parece de la extensión de cinco casas en Xadani, ya podríamos sentarnos y esperar a que todas nuestras conjeturas se cumpliesen. Y es aquí donde Xavi Sala nos sorprenderá, nos echará en cara una visión que pocas veces tenemos sobre un problema social muy mexicano, y nos regalará una de las más bellas películas de denuncia social que hayamos visto, que nos hable directamente a nosotros, los que normalizamos la violencia y que somos actores de una obra de segmentación, segregación y abuso contra los nativos de nuestra tierra, y lo hará con una película que irá tirando todas las ideas clichés que la forman en una historia que está lejos de ser una convencional.
La familia rica somos todos los mexicanos que actuamos de forma natural ante el remarcado de las distinciones económicas, políticas y sociales. Nos parece lógico y normal que los indígenas sean pobres, que hablen una lengua distinta al español y se vean forzados a aprenderlo si es que quieren mejorar sus condiciones de vida, que sean servidumbre, que estén en las calles pidiendo limosnas, que sean comerciantes ilegales, que no tengan acceso a comodidades; y también nos parece lógico y normal ver en las calles a una mujer blanca acompañada de una mujer morena que le lleva las bolsas de la compra y a los hijos y a los perros, y ver que quien friega en una casa de empoderados es un indígena, y que los perfiles de redes sociales de gente blanca y adinerada muestren su versión de lo buenas personas que son al ir a regiones pobres del país a apadrinar a un niño indígena al cual no dejará de nombrar “indio” con una connotación despectiva. Somos como la madre rica, que aunque se nos muestra desde el inicio con actitud de “bondad” e “inclusión”, como una “salvadora” que ha hecho la caridad de dar una oportunidad de buena vida a un par de mujeres que no tienen mas que sus cuerpos, no se sale de la caja: ellas me sirven, yo las empleo. Y somos más ella porque en sus acciones “incluyentes” no se denota un origen genuino y sincero, sino más de lo “moralmente correcto, y la mayoría somos así. La mayoría sería incapaz de creer que en el futuro los indígenas tendrán la misma calidad de vida que los no-indígenas, y que no serán obligados a cambiar sus costumbres, sus tradiciones, su idiosincrasia y tampoco tendrán que migrar porque la forma en la que vivan, correspondiente a su etnia, será enaltecido, valorado y dotado de oportunidades para vivir plena, cómoda, felizmente, con todas las posibilidades de acceso a fuentes de realización, de educación y de profesionalización. Si es tan distópico este escenario, es porque paralela a nuestra buena fe de hacer una buena acción hacia la población indígena, también vamos marcando la línea que nos divide y somos incapaces de una inclusión real.
La intención de Xavi Sala, sin embargo, no es la de pegar un discurso político y moral sobre esta realidad. Lo bello de su filme es que la problemática no se centra en cómo su madre lleva a cabo su nuevo empleo, sino en cómo su hija Guie’dani no termina por aceptar que en ese sitio se lleve una mejor vida que en Xadani. Su madre se va adaptando poco a poco: comprende que la señora de la casa quiere comer cosas “light”, y que la escoba es un objeto decorativo porque en esa casa existe un aspirador automático, y que el café que ella sabe hacer en una olla se hace más rápido en una máquina a la que le pones unas cápsulas de plástico. Pero Guie’dani no. Guie’dani pregunta el primer día, después de ser vista con sorna por comer con las manos, agarrando la comida con una tortilla, cuándo van a volver a Xadani, y pregunta en zapoteco cosas a su madre cuando justo antes recibieron la orden de no hablar “en dialecto”, y se baña con una jícara en vez de usar el agua que viene de la regadera. Y así, de la misma forma en que la madre se las tuvo que ingeniar para poder moverse de un lugar donde no se encontraba bien, Guie’dani se las ingeniará para irse de un sitio donde no es feliz, por más “comodidades” que le prometa.
“Xquipi’ Guie’dani” es fresca en su tema porque quien lleva la voz cantante es la hija de una mujer que lucha por salir adelante y por darle una mejor vida a su familia, pero que resulta ser una niña que defiende su cultura, que no ve como única posibilidad de ocupación en su futuro el de servir a los empoderados, y que tiene las agallas y la fuerza como para mantener la frente en alto y cuestionar lo socialmente aceptado y normalizado, con toda la intensidad propia de una joven de su edad. Ésta no es una película para reír ni llorar, aunque saque estas reacciones en varios de sus momentos. Ésta es una película para darnos cuenta de que la normalidad debe cuestionarse todos los días, en todo momento de nuestra vida.
Por Jessica Rito / @jeskany-blog
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Reseña: ¿Dónde estás Bernadette?
Hay dos tipos de persona: los que esencialmente se salen de la caja, que son “contreras”, que quieren estar donde les dicen que no pueden estar, y que parece que todas sus acciones, pensamientos y formas van encaminadas a esa intención de ir contracorriente siempre, y los que justo, mejor van hacia donde la corriente les manda. “¿Dónde estás, Bernadette?” es justo una película que, adaptada de una obra literaria homónima, cuenta la historia de una persona que la lía parda con cosas como el qué debe hacer en su vida por simplemente vivir en sociedad, ser mujer, ser pareja de un hombre, ser madre, y ser una “figura pública”, porque esencialmente no va hacia donde le dicen que debe ir y de la forma en que está escrito en piedra que de debe hacerlo.
Bernadette Fox es un ser humano, sí, pero es uno más singular de lo que ya son todos los que existen per se: estudia arquitectura y deviene en una de las artistas de la innovación arquitectónica más importantes de su tiempo, interviniendo en los nuevos diseños con propuestas ecológicas; es una mujer de personalidad y carácter fuerte, firme y audaz, de manera que ninguno de los hombres importantes con los que se codea le intimida; pone antes que a la humanidad al planeta en que ella vive, y tiene una sensibilidad abismal que llora con la obra de teatro que dirigió su hija, o con una obra de arte, pero que debe blindarse y protegerse bajo un aspecto serio, pulcro, altanero y hostil, pero siempre respetuoso con el otro, para no ser calada por nada, por nadie,ni siquiera por ella misma. Este personaje es encarnado por Cate Blanchett, a quien le creemos todo en la película: lo hace fenomenal.
Sin embargo, una película está compuesta por más cosas además de un personaje, sin importar qué tan interesante y demoledor sea. Cosas, como por ejemplo, los otros seres con los que interactúa ese personaje, y a quienes no les podemos pedir mas que estar a la altura de él para que no sintamos que el universo donde habita es poco creíble; o como un guión interesante, aunque de una adaptación literaria se trate, para que ese personaje tenga una transformación ante nuestros ojos, porque claro, si es tan demoledor e interesante, el punto es que la historia se trate sobre él, ¿cierto?; o como un trabajo visible sobre la hechura de la película y que son las sensaciones con las que nos iremos después de verla, como sus colores, o sus sonidos, o sus formas singulares de jugar con el paso del tiempo. El director de la película, Richard Linklater, no solo no consigue hacer interesantes ni sobresalientes ninguna de las cosas anteriores, sino que también deja pensando en que esta es precisamente una película por encargo o no se sabría explicar cómo es que un personaje tan peculiar y una actriz que la representa muy bien se ven metidos en un filme que no sabe resolver su tercer acto, y que está por lejos el ser un motivo por el cual salir de casa para gastarse el tiempo y dinero en el cine. No es que uno salga decepcionado o que no le divierta, porque de hecho, tiene momentos muy ocurrentes y Blanchett es genial, sino que hasta cierto punto uno ya se pregunta si va a ocurrir algo en esta película que está confeccionada para ser entretenimiento puro y, por lo tanto, ahí está la promesa de que debe ocurrir algo, y puede tornarse cansada, pesada, interminable.
Mensajes dentro de la película que es interesante reflexionar: el cómo se señala como piradas, locas y desviadas a quienes no quieren encajar en lo que les dicen que es su lugar; el cómo una mujer abandona sus proyectos de evolución creativa y profesional si quiere dedicar ese tiempo a estar con su(s) hija/o(s), y como uno nunca, nunca, ni siquiera cuando ya lleva más de la mitad de su vida, tiene claro quién es, para qué hace lo que hace, y a dónde va, porque eso no deviene con la adultez ni con la madurez, ni vendrá en la vejez: eso es algo que cambia constantemente y jamás deja de hacerlo. El contraste de la hija que parece tenerlo todo muy claro y la madre que parece más perdida que Wally, lo hace más evidente (y a la vez figura como una de esas cosas poco convincentes del cómo se decidió desarrollar la película). Fuera de ello, no hay más tema.
Por Jessica Rito / @jeskany-blog
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Reseña: OLIMPIA
Estando en un momento de nuestra sociedad en que es tan fácil como escribir en redes sociales, o grabar sonidos e imágenes, que puedan ser compartidos con todo el cibermundo, parece increíble que sigamos teniendo problemas para poder documentar y guardar nuestras memorias, con la intención de no olvidar, pero también de esclarecer y de tratar de ser lo más subjetivos posibles con lo que nos atraviesa como sociedad. Es ahí donde tiene el alma “Olimpia”, una película que entre su equipo de producción tiene a muchos talentos que están estudiando actualmente en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, bajo la dirección de José Manuel Cravioto, egresado del CUEC (ahora ENAC).
Olimpia se une a la corta lista de películas que abordan los sucesos de un movimiento social que en 1968 llenó de energía a los jóvenes que veían en el futuro el cambio a través de su capacidad de organización pacifista y diplomática, y que después cubrió al país con la vergüenza y el dolor de callar e impedir que ese movimiento continuara creciendo a través de la violencia armamentista gubernamental. Lo que hace distinta a esta película además de su técnica rotoscopía, (una técnica de animación en la que se dibuja o se pinta sobre cada uno de los fotogramas) es el punto de vista desde el cual se cuenta la historia propia de cada persona que estuvo en el epicentro del movimiento y que se unen en una orquesta para hacer una pieza completa donde nos conmoveremos e indignaremos más de una vez al verlo correr en la pantalla.
La “memoria nublada” nos pasa a todos con nuestros episodios individuales y personales. Hay momentos que nos aseguramos de recordar y otros que sin esfuerzo ponemos dentro de cajas imaginarias para no ser recordados otra vez. No es nuestra decisión: la mente y el inconsciente determinarán lo que se va al espacio de lo “recordable” y lo “olvidable”. Ésto es dado por hecho y no despierta mucho interés a veces ni siquiera si se trata de los propios recuerdos, y está bien si tratamos de recordar a nuestra forma y conveniencia, y si nos inventamos tramos para rellenar los espacios, porque al final, no nos afecta más que a nosotros mismos, pero, ¿qué pasa cuando son episodios masivos, colectivos, donde un evento devastador y violento arremete contra las personas que estuvieron en el lugar y la hora en que se suscitó, y de pronto hay un montón de “verdades” y un montón de “realidades mágicas”? Todos tendrían un punto de vista y un sentir “igual pero diferente”. Conocer todas esas impresiones individuales para poder comprender mejor un evento del que fueron partícipes, que está difuso, a veces bloqueado o fragmentado, no es imposible pero sí es complejo si dejamos pasar el tiempo y no nos damos a la tarea de documentar y plasmar lo ocurrido lo antes posible. Cravioto pone el dedo en la yaga al enunciar la importancia de documentar desde la imagen (la fotografía, específicamente), desde las letras (la poesía, la crónica) y desde la actividad fílmica con una intención de generar memoria colectiva e histórica, de que seamos los protagonistas quienes contamos lo sucedido y quienes nos esforzamos por dar coherencia, entendimiento, comprensión y reflexión a nuestras vivencias en conjunto.
Es una fortuna que películas como Olimpia reafirma que en México se está gestando una maravillosa nueva ola de realizadores que están revolucionando los lenguajes y géneros cinematográficos, que buscan por medio del filme expresarse pero también ser creativos y tomar muy en serio al espectador. Sin embargo, no solo basta con que Olimpia exista: Olimpia debe ser vista. En la película se encontrarán con mitos y leyendas, con realidades y con reconstrucciones de testimonios y obras que fueron hechas mientras ese movimiento se desenvolvía (como los documentales “El grito” y los poemas de Alcira Soust Scaffo). La intención: no olvidar, la consigna de siempre, pero más que eso, lo realmente importante después de Olimpia es entender y ver que quizá, solo quizá, nos estamos repitiendo continuamente, y que tragedias así podrían evitarse si recordamos y documentamos, si creamos arte a partir de los traumas.
“Olimpia” es coproducida por la UNAM y Pirexia Films, fue rodada en Ciudad Universitaria y en espacios públicos de la Ciudad de México. Un thriller animado que le recordará a los que vivieron el 68 aquello que no podían o no querían recordar con claridad, y que a las nuevas generaciones les hará enterarse de lo que pasó sin tintes cursis, con un intento de subjetividad y alejamiento de toma de partidos, y con una ostentación de veracidad por la investigación de todas las personas que estuvieron involucradas en el filme, desde el guión hasta las formas de ser de las personas en ese tiempo, de lo que pensaban y sentían. Imperdible.
Por: Jessica Rito / @jeskany-blog
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Video Reseña: JOKER (SIN SPOILERS)
La espera casi termina, estamos a una semana del estreno de Joker, pero en Quimera ya tuvimos la oportunidad de verla, es por eso que les compartimos nuestra video reseña sin spoilers. Premios, controversia, censura, mucho se ha mencionado al respecto, pero lo importante aquí es: ¿Realmente es tan buena como dicen? ¿Es muy violenta? o ¿Por qué tanto alardeo?
Todd Phillips director de la película y ganador del León de Oro en el pasado Festival Internacional de Cine de Venecia la ha defendido, diciendo que la gente solo está buscando excusas para enojarse. Por otro lado Joaquin Phoenix protagonista de la cinta inclusive abandonó una entrevista al ser cuestionado si la película incitaba a la violencia.
En este video les decimos que tan violenta es y por qué se está hablando más de eso, que de lo buena o mala que es la cinta.
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Reseña: AD ASTRA
Los efectos especiales para poner al Universo como escenario de una aventura cinematográfica ya están más que avanzados hacia el realismo, y aunque siempre será aplaudible -vamos, que hasta nos ponemos de pie- el trabajo magnífico de los artistas/diseñadores visuales que construyen esas imágenes digitales, ya suena a condescendencia, a veces a justificación, y a reducción de todo lo que es una película a simplemente ello, el que nuestra respuesta a cuando nos preguntan “y, ¿qué tal [está la película]?” sea “tiene buenos efectos especiales”, y que eso sea entendido como sinónimo de “está buena”. Ad Astra podría suscitar esa respuesta, y la de “que pena que Brad Pitt no tuvo un mejor proyecto fílmico para viajar al espacio”.
En Ad Astra, la más reciente película de ciencia ficción dirigida por James Gray, tiene todo para que vayamos a pagar la entrada al cine: se desarrolla en el espacio, y el astronauta protagonista es interpretado por Brad Pitt. Lo que no tiene es una historia interesante que contarnos, ni mensajes -a modo de metáforas de vida- que nos dejen reflexivos. Y es que no se trata de que uno deba salir del cine cuestionando su existencia y el sentido de la vida, que si uno va a desconectar y a entretenerse llanamente, es genial, pero lo que pretende Ad Astra es justo dejar a uno con ideas existenciales por el constante discurso pseudofilosófico que tiene Roy (Brad Pitt) y del que nos enteramos por su voz en off, representando así al pensamiento, ese único acompañante en la vida de todo ser solitario. Justamente esa idea de soledad es la que queda claro todo el tiempo que es la que quiere Gray que sintamos, al usar literalmente las palabras que dicen S O L E D A D de la voz de Pitt, y usar otro recurso interesante -quizá lo único- en el diseño de la película: el silencio. Uno de pronto puede escuchar el pulso de la persona que tiene sentada al lado mientras ve a Roy rodeado solo de estrellas. Así, sin duda se siente la soledad, y se oye lo que podría simular más esa nada, un aplastante silencio.
Además de la debilidad del argumento que sostiene la historia (Roy es un astronauta que es enviado a Neptuno para buscar la nave de Proyecto Lima, una tripulación que fue enviada tiempo atrás, y en la que tripulaba su padre. La tiene que encontrar y destruirla, puesto que radiaciones venidas desde ese punto de la galaxia están afectando la vida en la tierra), está esa ciencia ficción que refuerza ideas del capitalismo neoliberal. La película empieza con un texto que describe ese futuro donde se desarrolla la historia que vamos a conocer, y dice literalmente que “se viven momentos de esperanza” dado que hemos sido capaces de, prácticamente, colonizar la Luna, y de avanzar la tecnología al punto de poder hacer más rápidos, seguros, eficientes y continuos los viajes de la Tierra hacia la Luna, y también los que se hacen de las bases en ambos hacia otros planetas. Después de esa introducción, la primera escena recuerda a Tiempos Modernos de Chaplin, solo que esta vez la fábrica está en el espacio, y se entiende que incluso en la astronomía de esa invención del futuro existen los astronautas que trabajan 8 horas “martilleando” y “atornilleando” en la máquina gigante que sostiene todo lo necesario para ese turismo lunar, y que también existen astronautas con más caché que no trabajan en esos puestos inferiores y esclavizantes, sino que son enviados a misiones de exploración e investigación. Y, cuando ya pasamos esa primera parte en la que vemos cómo a Gray le gusta imaginar que el formato de trabajo actual se replica en quiénsabecuántos años futuros para nuestra experiencia más establecida en la Luna, de pronto vemos cómo también se imagina un Subway a la llegada de los turistas lunares, y “piratas” que buscan sencillamente impedir que los astronautas (ultraestadounidenses, por supuesto: todos los trajes tienen la bandera estadounidense, lo que quiere decir que EUA lo logró y colonizó la Luna. ¡Toma eso, Europa!) realicen sus actividades rutinarias. Entre otras cosas, Gray parece haber tenido muchas ganas de contar sobre la soledad, pero parece que no supo cómo inventarse una visión del futuro más original. Ya, está claro que la sociedad se repite, pero, ¿está mal si se pide un poquito más de originalidad?
Dos horas de en búsqueda de Tommy Lee Jones le esperan a aquellos que quieran ver esta película que se suma a la lista de “películas en el espacio” que crece poco a poco, conservando casi religiosamente el número de ellas que se posicionan como joyas de su género, sin apenas añadir un par cada tres años. Sin duda, Ad Astra no será una de esas dos.
Por: Jessica Rito / @jeskany-blog
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Batle At Big Rock
Tenemos un nuevo material de Jurassic World, se trata de un cortometraje a cargo de Colin Trevorrow, escrito por Trevorrow y Emily Carmichael.
El corto tiene lugar un año después de los eventos de la última película de Jurassic World en el Parque Nacional Big Rock, donde los dinosaurios ahora viven en nuestro mundo. La historia sigue a una familia de cuatro miembros cuyo encuentro con estos animales salvajes se convierte en una aterradora lucha por la supervivencia.
Protagonizan: André Holland, Natalie Martinez, Melody Hurd, Pierson Salvador
Aquí pueden verlo:
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Reseña “Atrapados” (Kursk)
Kursk, o la ingenuidad y la soberbia en tiempos de “el turismo es lo que deja”
Hay distintos tamaños y formatos de orgullo: está ese que a uno le da cuando acaba un reto que se impuso, como cuando uno de niño sueña con trabajar en lo que trabaja su padre y eventualmente lo consigue; o ese que viene de la aceptación de lo certero de algo, como ser parte de la familia que se tiene. Estos solo por mencionar algunos, porque bueno, hay personas a las que les da orgullo ser padres, otras a las que les da orgullo su nacionalidad, otras a las que les enorgullece ser parte de un grupo selectivo, y otras que van orgullosos rechazando toda característica normalizada socialmente… Hay orgullo para todo, para todos. Y es justo de un orgullo soberbio y cegador, que tiene que ver con los dos primeros ejemplos, uno donde se inserta la singularidad y otro donde entra la colectividad, pero como ouroboros se van comiendo la colita, de lo que va la nueva película de Vinterberg, el director danés a quien debemos Celebración (1998) y La caza (2012).
El contexto es el año 2000, en Rusia (aunque en la película se hable en inglés). Vinterberg va a contarnos una historia de orgullo, egocentrismo, egoísmo y soberbia contraponiendo lo que ocurre en dos escenarios, uno en tierra y otro en mar: en tierra un puerto-habitación ruso donde viven familias que desde hace varias generaciones son compuestas por mujeres dedicadas a sus hogares y por hombres que desde la infancia se sabe que serán marineros, y en mar un submarino que acaba de perder más de la mitad de su estructura a causa de la explosión -anunciada pero negligentemente omitida- de un misil nuclear cuando aún estaba dentro de la nave.
A pesar de que la película está basada en el evento real del submarino Kursk -terrible que en México se haya decidido distribuirla bajo el nombre de “Atrapados: Una historia verdadera”-, lo cierto es que lo único real es el hundimiento de la nave pero lo que ocurre en su interior no lo es: ningún marinero sobrevivió para contar esa historia, y lo único que se pudo recuperar de esa tripulación, fue la carta que uno de ellos escribió para su familia cuando estaba convencido de que moriría ahí dentro. Por ello es que la película, más que como un documento histórico, debería tomarse como una ficción a través de la cual Vinterberg lanzará un discurso propio y nos contará una historia desde su voz, su intención y su sello autoral.
Volvamos a la sociedad que nos enmarca la película: hay pobreza, y eso no impide que las familias que ya existen crezcan y las personas que aún no las han empezado busquen hacerlo. No hay trabajo mas que para los marineros, y aunque trabajen, a veces no les llega el pago desde el gobierno en Moscú. Sin embargo, hay amigos leales; hay amor por la pareja y los hijos; hay unión, confianza, y cercanía entre todos; hay sentido del humor y fiesta… Vamos, que uno ni se acuerda de que es en Rusia este rollo. Es hasta que mencionan a Moscú que no les paga que uno cae en cuenta de dónde se desarrolla la historia. Y entonces ya podemos hacer aseveraciones: las mujeres tienen como misión en la vida casarse con un hombre y tener hijos a los cuales va a educar, dependiendo su sexo, para ser trabajadores o para dedicarse única y exclusivamente a su hogar, todo en función del extinto comunismo que desde la tumba sigue determinando muchas de las tradiciones y costumbres sociales. Podemos entender por qué hay pobreza que lleva a usar flotas militares como transportadoras de alimentos de exportación e importación, y a malbaratar importantes naves submarinas para que los turistas puedan ver los vestigios del Titánic. Entendemos por qué ese sentido de lealtad hace que alguien cambie un reloj de submarinista por una botella de champaña para que se brinde en la boda de uno de sus compañeros marineros. Y también nos hace entender por qué, cuando un submarino con 118 tripulantes, embarcados para la “sencilla” misión de transportar y probar misiles nucleares en una localización específica del mar donde no haya peligro de acabar con vidas humanas -porque la fauna marina nos importa un pepino-, tiene un accidente devenido de la obediencia -uno de los peores males a nivel global, no solo de los rusos-, los dirigentes, altos mandos y gobernantes se callan, hacen el clásico “finge hasta que lo logres”, presumen control, fuerza, fortaleza, inteligencia, eficacia y éxito, y se niegan a aceptar ayuda, apoyo y, lo peor, a aceptar cuando ya es evidente, que cometieron no uno, sino incontables errores, y a dejar que la luz de la vergüenza los toque y les cale hasta lo más profundo de su ser. Quizá no fue Chernobyl, pero bueno, ya sabemos que de estos errores no aprenden.
La película tiene momentos muy angustiantes y otros divertidos. Cumple con entretener sin sorprender (por ejemplo, hay dos artefactos de los que se dice casi literalmente que con poquito que les hagan van a explotar y pues, claro, uno está pendiente de cuándo pasará, porque ya sabemos que TIENE que pasar). Y, respecto a su director, lo único que podemos reconocer como sello de Vinterbeg es un banquete; un cuidado fantástico de los silencios y de la ambientación mediante los sonidos; y un grupo de personas que confían en las tradiciones, en lo conservador y son forzadas por las circunstancias a cuestionar tales ideales. Las actuaciones no son destacables (aunque tengamos como factores de atracción a la película a Léa Seydoux, a Matthias Schoenaerts, a August Diehl y a Colin Firth). Quizá lo que se lleva las palmas es, como siempre, la forma narrativa en que nos plantea un contexto social y cómo en el esculpir el tiempo, hace que ciertos instantes sean eternos, como la agonía dentro del submarino, y otros sean más eternos que esos que creíamos que lo eran, como esos donde los burócratas y “diplomáticos” se sientan a tomar una taza de café y se dicen: “Hola, Mañana le digo si sí hacemos el trato o no”, cuando de ello depende, en ese preciso instante, la vida de gente que sigue creyendo que sus “iguales” -los hombres… [Ay, que dolor que se nos olvide a veces que entre hombres hay distinciones de clase, de raza, de nivel social y económico…]- no dudarán antes de hacer lo imposible por salvarles la vida.
Por Jessica Rito / @jeskany-blog
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Reseña: Hobbs & Shaw
Llegó a cines la novena entrega de esta franquicia, pero en esta ocasión se trata de un spin off de un par de sus personajes, Hobbs y Shaw.
Si bien no son películas que sean de mi agrado, alguien tiene que hacer el trabajo sucio para reseñarlas
La amenaza en esta ocasión corre a cargo de Brixton Lore (Idris Elba) un hombre modificado genéticamente con mejoras cibernéticas que pone en riesgo a la humanidad. Ok es una jalada, pero estas entregas tratan de superar esa marca con cada película y en esta ocasión un super humado contra un mamado pelón y un pelón experto en combate y armas que no se llevan bien es la vía a seguir.
Acompañando a Dwayne Johnson y Jason Statham se encuentra Vanessa Kirby como el atractivo femenino (también están los tres minutos de Eiza González, pero eso es aparte) Hattie Shaw es el nombre del personaje que interpreta Vanessa Kirby, la cuál es hermana de Shaw y también tiene habilidades en combate, pero se verá involucrada en estos eventos y tendrá que enfrentar a Brixton, el cuál lo digo desde ahora, pasa a ser el cliché del cliché de villanos.
La película ofrece lo que ya sabemos, carros, chistes, culos, musculosos, música, acción. No se salen del renglón puesto que ya comprobaron con 8 películas previas que esa fórmula funciona y es muy redituable, aunque debo decir que para esta ocasión no se hace tanto énfasis en los autos y persecuciones, hay un par, una se desarrolla en la ciudad de Londres y la otra en lo que está de moda últimamente en el entretenimiento, las plantas nucleares, específicamente de Ucrania. Y es que en sí se siente más como una película de Misión Imposible, Jack Reacher o alguna de esas donde sale Tom Cruise, se toca también el tema de “LA FAMILIA” como diría Torreto, Dios porque me sé estos datos, se incluye a personajes cercanos de los protagonistas, sus hermanos, padres, hijos etc.
En la parte de los efectos especiales, son intermitentes, en ocasiones vemos secuencias bien logradas y “creíbles” y en otras se nota el pantallazo verde. La película es dirigida por David Leitch (Deadpool 2, Atómica) elegido para tener secuencias intensas de acción, también es director de stunts y estuvo involucrado con la primer cinta de Jhon Wick, que dicho sea de paso, se coqueteo con Keanu Reeves para unirse a esta franquicia y después de los evento de esta película se hace más probable ese rumor.
En cuanto a las actuaciones pues… que puedo decir, todas son un chiste, los actores se interpretan así mismos y no se esfuerzan para ocultarlo, tenemos un par de cameos donde es más evidente que no hubo ninguna indicación a los actores, salvo leer lo que el guion decía, lo que si no voy a negar es que la química entre los protagonistas es buena, cosa que muchas veces otras películas no logran, pero bueno lo vuelvo a decir, ofrece lo que ya sabemos y al ir a ver estas películas pues no son para tomarse en serio, sólo para devorar palomitas, apagar el cerebro un par de horas y listo.
En la parte de la comedia, es más recurrente que en las anteriores cintas, se hace mucha referencia a la cultura pop, citando a Star Wars, La obra de J. R. R. Tokien y Game of Thrones y hay chistes que llegan a ser de los más infantiles, tipo no me gusta tu cara, me molesta tu voz. - ¿Dónde estabas? – Con tu mamá, chistes de primaria, por favor, pero bueno la culpa no es de estas producciones si no de la masa que ha creado a este monstruo que parece no tener fin.
Y bueno la pelea campal en Samoa ya está bastante sobrada, pero la roca tenía que mostrar sus músculos, claro que sí. Ah, por cierto, él no necesita tener el suero del super soldado para detener helicópteros, toma esa referencia Cap.
Está de más lo que diga o de mi opinión, las personas fanáticas de la saga llenaran los cines, las que no, no asistirán o si lo hacen involuntariamente pues no se lo toman enserio. Dejando atrás todo el prejuicio y con ánimos de pasar un buen rato con entretenimiento basura, no la pasarás taan mal.
Por @Lalo Mixu
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Todo lo que necesitas saber sobre “His Dark Materials”
Este fin de semana fuimos presentados con el primer tráiler oficial de “La Materia Oscura”, la nueva serie de fantasía producida por la BBC y HBO, la respuesta ha sido bastante positiva por parte de la audiencia en general, por aquellos que recuerdan la película y se quedaron con ganas de más y por fans de la saga de libros. Al parecer todo apunta a que finalmente tendremos una adaptación digna del trabajo de Phillip Pullman.
Con la fecha de estreno aún en el aire, confirmada para el otoño de este año, la expectativa es bastante alta, pero hay quienes quieren saber más acerca de que va esta serie y porque muchos afirman que podría convertirse en el próximo fenómeno cultural en la ahora sobresaturada fauna de series de televisión. Es por lo cual hemos armado este listado para introducirte al mundo de “His Dark Materials”, sin correr el riesgo de ser spoileado sobre la trama de la serie.
El Material de Origen
La serie esta basada en la trilogía de libros escrita por el autor inglés Phillip Pullman, el primer libro Luces del Norte ( La Brújula Dorada en algunos países) fue publicada en 1995. Los otros dos libros que conforman la trilogía son La Daga y El Catalejo Lacado.
La trilogía está complementada por obras menores que incluyen El Oxford de Lyra y Érase una vez en el Norte.
La trama se centra alrededor de Lyra, una niña huérfana de once años que vive en Oxford, Inglaterra, en un mundo paralelo al nuestro, en dónde las almas de los seres humanos tienen manifestación física en la forma de daemonios. Debido a una serie de eventos, Lyra abandona su vida sin preocupaciones en Oxford y emprende una peligrosa aventura que la pondrá, sin ella saberlo, al frente de una batalla por la existencia. Su aventura se extiende por continentes e incluso otros mundos.
Los elementos fantásticos de la serie incluyen, brujas, mundos paralelos, osos guerreros con armaduras, ángeles y elementos de steam punk. Estos mezclados con complejos temas de metafísica, física cuántica, filosofía y teología.
La serie está fuertemente influenciada por Paraíso Perdido de John Milton.
La serie fue galardonada por la mezcla de elementos fantásticos y complejidad de temas, además de que ha sido el objetivo de gran controversia debido a su fuerte crítica a los sistemas de religión organizada, en especifico las religiones cristianas. Muchos grupos religiosos han intentado prohibir la serie de bibliotecas públicas y escuelas, ya que en su mente, los libros son “satánicos” , ya que varios de los antagonistas de la serie son miembros de la Iglesia Cristiana.
En 2017 Pullman publicó un nuevo libro titulado El Libro del Polvo: La Bella Salvaje (también publicado como El Libro de la Oscuridad), en dónde regresa al mundo de “La Materia Oscura”. Este es el primer libro de una nueva trilogía , el segundo libro The Book of Dust: The Secret Commonwealth será publicado en octubre del 2019, con el tercer libro aún sin fecha de publicación o título revelado.
Esta nueva trilogía toma lugar, antes, durante y después de los eventos relatados en “La Materia Oscura”, siendo el primer libro una precuela, mientras que el segundo comienza, casi una década después de los eventos en “El Catalejo Lacado”.
La adaptación fracasada
Regresemos a finales la primera década del 2000, tras el rotundo éxito de la adaptación de El Señor de Los Anillos , y con adaptación de Harry Potter imponiéndose fuertemente en la cultura pop, el clima era el ideal para sacar la próxima saga de fantasía al cine, el estudio New Line, encargado de llevar a la pantalla la ya mencionada Señor de los Anillos, adquirió los derechos de adaptación de la trilogía de Pullman, además logró conseguir un increíble elenco que contaba con Daniel Craig, Nicole Kidman, Sam Elliot, una muy joven Dakota Blue Richards y Eva Green, sin embargo la película fue un desastre total en la taquilla global, con la crítica en general y principalmente con los fans del libro.
De hecho a la película le fue tan mal en cuanto a recaudación de taquilla, que junto con el fracaso de King Kong de Peter Jackson, dejaron al estudio en banca rota, permitiendo que fuese absorbido más adelante por Warner Bros. Media.
¿Qué fue lo que pasó?
Uno de los factores que sin duda llevaron al fracaso de la adaptación fue la decisión de New Line de entregarle la franquicia a Chris Weitz, un director con cero experiencia dirigiendo un blockbuster, en especifico uno que requeriría un gran trabajo de efectos visuales para poder construir su narrativa y mundo. Los previos trabajos del director en ese entonces incluían American Pie y About a Boy...
Otro punto fuerte es que la serie es una serie compleja de adaptar, ya que no tiene una audiencia especifica para la cual la narrativa fue construida, varios de los elementos fantásticos de la serie parecen estar muy bien en casa en libros para niños, como animales que hablan, magia, objetos mágicos y una joven protagonista, sin embargo, conforme la historia progresa, los temas se van poniendo más pesados y densos, así como el grado de violencia y elementos fantásticos comienzan a cobrar un énfasis más maduro. Además de que el primer libro deja muchas cosas al aire, que solo son aclaradas en las otras dos entregas, por lo cual, la primera película se quedaría corta de presentar el panorama entero de la historia, a diferencia de algo como El Señor de Los Anillos, donde desde los primeros 10 minutos ya te contaron que qué se va tratar toda la trilogía, lo cual la hace fácil de seguir por la audiencia.
Pero sin duda el factor crucial fue, la decisión semi forzada, con la que se enfrentó el estudio al adaptar esta serie. La gran controversia. Incluso antes de que hubiera un guión para la cinta, varios grupos conservadores y religiosos empezaron campañas para boicotear la cinta, ya que según ellos, la película era una “sigilosa táctica para promover el ateísmo a los niños”, mientras que los grupos más extremos clamaban que “la serie los induciría al camino del satanismo”. Esta controversia parte de que en la saga, los mayores antagonistas son miembros de la Iglesia Cristina, y conforme evoluciona la trama, sus acciones son cada vez más terribles, además de que varios conceptos religiosos forman una parte muy importante de la historia.
Debido a esta gran controversia, la adaptación fue drásticamente alterada del material original, lo cual resultó en una historía insípida que no presentó nada nuevo y terminó por alienar por completo a los fans de los libros. Al final, la cinta no se esforzó por presentar algo nuevo e intrigante que pudo haber cambiado la forma en la que percibimos la historias de fantasía, dejando de un lado el erróneo pensamiento de que estas no pueden estar destinadas a un público adulto y tratar temas serios y profundos. En vez de eso, solo quiso conseguir la mayor cantidad de asientos y al querer agradarle a todos, terminó por solo gustarle a pocos.
La nueva adaptación.
Ahora regresemos al presente, la BBC adquirió los derechos de la saga y ha producido una primer temporada la cual debutará este año en otoño, por su parte HBO tiene los derechos de distribución globales fuera del Reino Unido y al parecer aportará con la producción de la segunda temporada, la cual ya tiene luz verde.
La primer temporada consta de 8 episodios y abarcará todos los eventos del primer libro.
El elenco principal está conformado por James McAvoy como Lord Asriel, Ruth Wilson como la villana Mrs. Coulter, Lin Manuel Miranda como el aventurero y aereonauta Lee Scoresby , Dafne Keen como Lyra Belacqua, Clarke Peters como Dr. Crane, Ruta Gedmintas como Serafina Pek, James Cosmo como Farder Coram, Archie Barnes como la voz de Pantalaimon y Ariyon Bakare como Lord Boreal.
También se anunció a Armirr Wilson como Will Parry, uno de los personajes principales, sin embargo, este no figurará en la primer temporada. Ausente del elenco está quien interpretará la voz del oso Iorek Byrnison.
Sobre el mundo de “His Dark Materials”
Inicialmente la trama de “La Materia Oscura” , se desarrolla en un mundo paralelo al nuestro, aunque conforme avanza la historia veremos a Lyra visitando otros mundos, incluido el nuestro. El mundo de Lyra tiene varias similitudes con el nuestro pero también muestra grandes diferencias, explorar estos elementos conforme vez la serie o lees los libros es parte de la experiencia, pero sí necesitas saber más aquí te daremos una breve inducción sin spoilers, a algunos de los elementos más relevantes para la primera temporada.
Los daemonios:
Son probablemente la mayor diferencia entre el mundo de Lyra y el nuestro y forman una parte crucial en la trama. Los daemonios son la manifestación física del alma humana, estos toman la forma de un animal del sexo opuesto a su humano. Durante la niñez, los daemonios tienen la habilidad de cambiar de forma, dependiendo del humor o sentimientos que tenga su humano, pierden esta habilidad cuando el niño entra a la adolescencia y adoptan la forma del animal que más refleja el carácter de la persona.
El lazo entre humano y daemonio es bastante fuerte, al grado de ambos sienten el mismo dolor físico y mental si son agredidos respectivamente. Los daemonios no se pueden alejar mucho de sus humanos, de hacerlo ambas partes comienzan a sufrir dolor. Sin embargo las brujas, tienen la habilidad de separarse de sus daemonios sin dolor físico.
Todos los daemonios tienen la capacidad del habla, aunque muchos solo hablan con sus respectivos humanos.
Es considerado un taboo tocar al daemonio de otra persona, a menos que sea en un gesto de amor entre ambas partes.
Cuando un humano muere su daemonio desaparece.
Según Phillip Pullman la idea de los daemonios fue inspirada en la pintura de Lady with an Ermine de Leonardo Da Vinci, donde aparentemente hay un lazo psicológico entre la mujer y el animal.
Tecnología:
La tecnología en el mundo de Lyra está atrasada a comparación del nuestro.
El método principal de transportación a larga distancia son los zepellins y globos aereostáticos. La mayor cantidad de mecanismos funcionan con motores de vapor, hay electricidad pero a esta se le refiere como “corriente anbárica”.
No existe la tecnología telefónica o satelital. Muchos de los países aún no han alcanzado el mismo nivel de desarrollo que en el nuestro, por ejemplo Inglaterra es muy similar a como era en la época victoriana.
Política y Geografía:
El mundo de Lyra está gobernado por La Iglesia, principalmente conocida como El Magisterium, su estructura política y clerical es muy similar a la del Catolicismo de nuestro mundo, sin embargo, el Papado fue abolido y en su lugar fue levantado El Magisterium, con su sede principal en Génova en lugar de en El Vaticano.
El Magisterium reina bajo un régimen autoritario declarando como enemigos del estado a todos aquellos que se opongan a sus dogmas. Esta organización está compuesta de varios Consejos que trabajan para el mismo fin. En la saga, El Magisterium y sus miembros son los principales antagonistas.
Los países del mundo tienen nombres y estructuras políticas muy diferentes, por ejemplo, en este mundo Alemania nunca fue potencia mundial, Latino América sigue siendo colonia Española y toda África está bajo una misma bandera.
Las brujas:
En la saga, las brujas son descritas como seres humanoides pero que son biológicamente diferentes a los humanos. Al igual que estos, también tienen a sus daemonios, que siempre toman la forma de aves. Las brujas envejecen muy lento a comparación de los humanos, con algunas llegando a alcanzar hasta los mil años de edad.
En el mundo de Lyra, solo existen brujas mujeres, estas se mezclaban con los humanos, si de esa unión nacía una niña esta se convertía bruja, sí era varón este se quedaba como humano. En otros mundos hay “brujas” masculinos.
Las brujas poseen ciertas habilidades sobrenaturales, como una especie de invisibilidad que tiene más que ver con un estado mental que con “desaparecer, manipulación del clima, magia curativa y usar madera de una especie de pino para volar.
Las brujas conforman clanes y cada clan tienen a su reina. Serafina Pekkala es la reina del clan del Lago Enara y se convierte en una fuerte aliada de Lyra, en la serie estará interpretada por Ruta Gedmitas a quien varios recordarán por su papel en la serie de The Strain.
Los Panserbjørn
También conocidos como “osos acorazados”, son una especie de oso polar inteligente, capaces de hablar los idiomas de los hombres, a diferencia de los osos comunes, estos poseen pulgares y son bastante hábiles trabajando en metalurgia.
A pesar de ser seres inteligentes, estos no tienen alma, lo cual se muestra con la ausencia de daemonios. En la cultura de los Panserbjørn, el forjamiento de una armadura es el ritual de mayor importancia, a lo largo de su vida, los osos van forjando pieza por pieza hasta alcanzar la edad adulta.
La armadura esta tratada con un metal que proviene de un meteorito que cayó en la Tierra muchos siglos atrás.
Bajo el reino del oso ursurpador Iofur Raknison, la sociedad de los osos intenta ser más parecida a la de los humanos, con planes para instaurar una Universidad y ser bautizados por la Iglesia.
Iorek Byrnison es el rey exilidado que se convierte en aliado de Lyra y toma un rol importante durante la trilogía, a la fecha de publicación se desconoce quien le dará voz al personaje en la serie.
Ahora ya tienes las bases de lo que va “His Dark Materials” y estamos seguros de que de ser una buena adaptación se convertirá en una se las series nuevas más comentadas, aquí puedes ver el primer tráiler.
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Reseña: Dolor y Gloria
Dolor y gloria, o el morbo por saber cuál es ese dolor de Almodóvar
Recomendación para ver “Dolor y gloria” si quiere vivirla sin ningún tipo de influencia o juicio que determinen su experiencia:
Olvide que Pedro Almodóvar es el nombre de un director popular entre los directores de cine que ya son “autores”, y al que incluso se adjudican “películas de culto”.
Olvide lo que ha leído ya a estas alturas sobre que “esta es la película más personal y autobiográfica que ha hecho”, ¿por qué? Porque eso lo moverá al cine a querer enterarse de la vida de un director. Y es que no es que tengamos moralizado al morbo, porque a todos nos gusta ser unos enterados de la vida, pero verla solo con esa intención quizá haga que otras cosas se pasen por alto y que con muchas otras se sea indulgente. Recordemos que: esto es una película, una obra pintada con luz que nos contará una historia.
Ahora sí, sobre “Dolor y gloria”
Una sinopsis breve de la película sería útil para ir deshilando y tejiendo a la vez sobre ella: Salvador Mello (Antonio Banderas), es un hombre que se ha dedicado profesionalmente al cine. Lo conocemos en un presente donde tiene más de sesenta años de edad, cuando la decadencia de su cuerpo lo hacen detener su ritmo de vida marcado por todos los esfuerzos físicos, emocionales y mentales que se requieren en el quehacer cinematográfico. No se encuentra; se siente solo e inútil; siente un vacío mirando su obra para poder aplaudir sus propios logros; en su vejez, parece que mirar hacia adelante, al futuro, no es el ejercicio mental más esperanzador ni el más feliz. Y, precisamente, lo que veremos es cómo este hombre es llevado durante casi dos horas de metraje a recordar su infancia como aquél momento en que mejor se estaba; a cerrar un ciclo de duelo al terminar de escribir una obra inconclusa donde narraba -en forma de ficción- la historia de una relación amorosa que lo marcó y de la que no había podido salir a la fecha; a reencontrarse con éste amor de antaño, y finalmente, a hacer de ese encuentro un punto catártico para mirarse a sí mismo sumido en su depresión y reconocer que necesita apoyo y ayuda médica para poder seguir adelante. Todo, al final, podrá ser tomado como un ejercicio de metacine; sobre esto, no ahondaré para no arruinar sorpresas.
Antonio Banderas toma como musa a Almodóvar mismo. Su forma de vestir y de peinarse; su forma de hablar y lo que dice; incluso el humor, todo nos hace saber que su personaje es un espejo de Almodóvar. Es adorable, pero no remueve sentimiento, emociones, ni nada. No es por Banderas: es por una historia que pretende ser íntima y no melodramática, pero que a la vez parece no querer dejar como libro abierto a su autor -tal como Salvador al dar el guión de su historia a Alberto (Asier Etxeandia) para que no se pudiera relacionar con él- ni a su más sensible realidad. Y, si bien, Almodóvar ha comentado que en realidad el guión de ésta película no está basado por completo en sucesos que le hubiesen pasado realmente, sino que es una suerte de Frankenstein de datos veraces con otros imaginados o que corresponden a experiencias ajenas, resulta doloroso que ese desapego de quien está en la butaca viendo a este pobre hombre que está pasando a la vejez y está tratando de encontrarse, no pueda mermar mas que con el recordatorio de que “estás viendo la historia de infancia de Almodóvar”, como si con eso se accionara la sensibilidad de nuestro cuerpo.
De hecho, lo que más emoción da son justo las escenas -bellísimas- donde se recuerda a sí mismo en su infancia, siempre a lado de su madre (Penélope Cruz). Son imágenes que pueden evocarse cuando a uno le mencionan el filme después de haberlo visto, y eso ya es algo maravilloso. Sin embargo, el que la infancia sea marcada como el momento más bello al que quiere consagrarse éste director que siente que ya lo ha dado todo; que empieza incluso a consumir heroína en éste intento de sentirse mejor; y que también está lidiando con la muerte reciente de su madre, no termina de cuajar por el simple hecho de aquella idea sobre la que se sostiene la película y que no se evidencía ni se potencia con esos recuerdos de infancia: el cine es mi dolor y mi gloria. Ya lo menciona él desde el inicio: conoció el cine y lo adoró. Cuando se mudó de pueblo a donde el padre consiguió un hogar, casi lo primero que preguntó era si ahí habría cine. Y si se fue a Madrid para buscarse la vida, fue porque ahí podría seguir a su corazón cinéfilo e intentaría abrir todas las puertas habidas y por haber para conseguir entrar en ese mundo. El Salvador que nos cuenta esta historia, incluso ve cómo “dejó ir” una relación que no le estaba “sumando”, sino que solo le representaba drama, dolor y retroceso o resistencia al progreso; en la vida de un cineasta que está empezando a triunfar, no cabe una pareja así, ni siquiera si la seguía amando. Y, finalmente, el dolor más grande y la incertidumbre más latente es que Salvador ya no puede mirar al futuro porque en él ya no hay más dirección ni creación de películas. Entonces, ¿cómo es que siendo el cine algo tan importante en la vida de este personaje, no nos dejan saber, ver, sentir y vivir, cómo fue que el Salvador de infancia (Asier Flores) tuvo ese momento crítico, catártico, casi religioso, al ver su primer película? Insisto: esta película intenta ser íntima y calar profundo, pero parece que sigue teniendo cierto recelo sobre lo que se permitirá contar.
Punto y aparte sobre el tema de la profundidad de las emociones y de la historia, para abordar otro tema capital que se toca en la película y que es necesario tomarse en cuenta:
Salvador no tiene una pareja. Su soledad puede ser un resultado de varios sumandos: su devoción a su trabajo; su intención de cuidar de su madre cuando entró en la vejez; su corazón nunca repuesto por la pérdida de aquél hombre que fue quizá “el amor de su vida”. Y, entre líneas, se puede digerir como que: “los homosexuales terminan solos e infelices”. Éste es el mensaje lastimero que he escuchado y leído entre las opiniones sobre la película. Al respecto, sólo quiero recordar: todo proyecto creativo pertenece a su tiempo; libros, pinturas, música, todo ello nos hablará de una sociedad en su espacio y su tiempo. En el cine, esta pertenencia espacial y temporal es vital. Quizá un cineasta como Almodóvar no podría haber sido tan polémico si hubiera estado haciendo las películas que hizo a partir de éste año (2019), ni aunque las hiciera en la España actual; pero, haciéndolo en el país que recién salía de la dictadura franquista, cobra otro valor; y otro color; y otra dimensión. Y eso ya es historia. Ahora, en el 2019, “Dolor y gloria” puede saber a ese reconocimiento de que la lucha por hacer visible una preferencia sexual o una orientación de género sin sentir que la propia vida corre riesgo, o que se verá impedido el poder alcanzar nuestros objetivos y ensoñaciones de vida, es una contienda larga y que ha obtenido varios triunfos, sin llegar todavía a ver el final del combate. Por favor, lectores, recuerden: sí, el cine es ficción, pero nos hablan de nuestra humanidad, y en el mundo hay un sinfín de personas que como Salvador aman a alguien de su mismo sexo, y también lo pierden, y también son personas comprometidas con su trabajo, y también son devotos a sus familias. Si Salvador está solo, es justo porque quizá la sociedad en la que vivió no le permitió tener a la pareja que deseaba a su lado. Y ese, es quizá, el más doloroso de los mensajes que tiene esta película que, podrá no ser la mejor en el haber de Almodóvar, pero sí es una que se tendrá como referente para rememorar y homenajear el cine que ha legado.
Por Jessica Rito / @jeskany-blog
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