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Julia
Julia corría por el bosque, acechando al grillo que la había asustado hace unos minutos atrás. El viento se dividía entre los arboles añejos, haciendo sonar sus ramas secas. Plam. Julia levanta su mano para ver si atrapó al grillo y no ve nada. A un metro de distancia estaba el grillo, alejándose le grita “Julia conchetumare, no me vai a atrapar nunca cabra de mierda! Jajaja”
Julia llora desconsolada.
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De los sueños
Fue como una película de dos partes. En la primera estaba la caída de Chile como estado, la gente en las calles y yo buscándolo por las multitudes revolucionarias, encontrándolo, y escondiéndome. Hundiéndome entre los arbustos del Wallmapu. No me di cuenta. ¿Como llegué ahí? Daba lo mismo, ahí estaba, intentando encontrarlo pa hablarle. ¿Pa hablarle qué?
Se veía bonito el weon, como siempre po. Su pelito largo y ondulao’, su ropa oscura. Su sonrisa revolucionaria. Es que puta que me encantan los revolucionarios, no sé, me generan algo muy dentro de mi cuerpa.
Me vio. Pero creyó que estaba viendo mal y siguió. Después de ese susto, me perdí en Temu y traté de caminar a cualquier otro lado que conociera, donde no estuviera él. Desperté.
“Que corto el sueño”
Durante el día hice mil weas pa no acordarme de él. Es que lo dejé de seguir en insta hace poco y la incertidumbre me generó ansiedad y tenía que calmarla con algo po. Trabajé en el patio, terraza y pieza. Funcionó.
Acostado raja y tarde me quedé dormido, y ahí entré en ese mundo que nos gusta a todes. Esta vez era todo más confuso, más natural pa la sueña (porque todes sabemos que son más enredados que la mierda aveces, como que una persona es a la vez muchas otras). Todavía estaba en Temuko. veía su casa, que de paso ya no era su casa, pero por alguna razón él estaba ahí aun, así que arrendé un escritorio como oficina, porque aparentemente así funciona en los sueños esa casa, se arrienda por partes. Lo esperé usando el note, escribiendo cualquier weá. No sé porque era más natural que nos encontráramos ahí a que nos encontraramos en la marcha del sueño anterior, pero bue.
(llegó como como a las seis, sí, por alguna razón había sensación temporal).
Y hablamos:
- Buena beibi ¿como estay? ¿Por qué estay acá?
- Pucha ahora trabajo acá, ¿y tú? ¿no te habías cambiado de casa?
- Si, pero uso este espacio de vez en cuando con algunos compas pa planificar intervenciones y cosas así, tu cachai.
- Ah si po, demás. Oye, ¿aprovechemos de hablar? (que durazna)
- Ya po, igual te tengo que contar cosas.
- ¿Que cosas?
- Es que ahora si estoy con alguien.
(Veo fotos por todos lados, es como no binarie y se ve treintón)
- Así caché. Que bien.
- Si, pucha. Es fome que nos encontremos ahora. Estaría contigo, pero estoy con elle.
- ¿Hace cuanto están juntes?
- Tres días después de que terminamos. Sorry, pero así pasó no más.
- Chuta, oye pero nosotros nos vimos en octubre, antes que se acabara Chile. Y ahí me dijiste que no estabas saliendo con nadie, que no querías. Incluso te pregunté por volver, y dijiste que si fuera más adelante, demás.
- Em...
- ¿Em, qué?
- Pucha ya, te voy a contar toda la verdad verdadera. Ese es mi amigue el de las fotos. No pasa nada con elle, tiene sus fotos acá porque es su taller también. La verdad es que no he estado con nadie, te dije todo esto porque quería hacerme el que seguí adelante, pero la verdad es que también todavía estoy pegao contigo. No quería que supieras porque sabía que me pedirías volver, y tengo miedo de volver. No sé como comunicarme contigo, ni con nadie la verdad. Me cuesta mucho poder abrirme.
- Que eres weón, como se te ocurre decirme toda esa weá. Pa que la mentira. Esto que me dices ahora es el mejor cierre que puedo tener. Saber que en realidad no quieres estar conmigo porque también tenís yayas es lo mejor que me puede pasar. Yo volvería contigo porque te quiero caleta, pero si tu y yo estamos en esta de desconfiar del otro y de no compartir lo que uno siente, es mejor no estar.
- ...
Desperté y me dije: Que mierda el orden de acciones de ese sueño.
En fin, me sirvió igual. Mi cerebro se quedó (en sus propios términos) tranquilo con el asunto. El loco y yo ya no nos hablamos, no tuvimos un cierre de verdad, pero lo tuve en mis sueños. Si es todo lo que puedo tener, me conformo.
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Del azul, gris y pardo
“Me escondo,
me hundo.
Me acuerdo, me duele...
Ya para la weá querís? puro que me mandai amores llenos de aire”.
El azul fue el primero. Era bonito, pero no tanto.
Nos hicimos amigos, me gustó caleta, la sufrí caleta. Nos peleamos, nos arreglamos, y sin embargo aún así nunca fuimos nada más que amigos. Era puro aire, el que me llenaba el corazón. Lo tenía inflado, grande. Y como era puro aire, se pinchó y se desinfló. Solo fuimos amigos. Y eramos chicos igual.
El gris vino después, harto después. De hecho primero vino el pardo, pero ¿quien dijo que tenía que contarlo en orden?
El gris es uno de la u, el flaco crespo de ojos claros. Todavía me gusta un poco, pero poquito. Es que pucha es muy inalcanzablemente casi perfecto.
Pero obvio niña, que no es correspondido. Por más velas que le pongai a la luna jamás va a estar contigo. Pero bueno, no al menos en el plano físico porque en mis sueños puta que estamos juntos. Hasta vivimos juntos en un depa chiquito y rico. Esos crespos bonitos que tiene mi cabro, su bigotito y su chivo. Ay, es que en los sueños pucha que se pueden hacer hartas cosas. Si hasta tenemos cafetera. La usamos en la mañana y en la tarde. Bueno, la cosa es que por más que lo sueñe, por más rico que sepa el café, no es real. Y duele, pero no tanto.
El Pardo, ese que es antes que el gris. Ese es el que más me duele, porque ya no hablamos. Estuvimos juntos, por eso duele más, porque te acostumbras a que te quieran, porque obvio que no te quieres y necesitas que los demás te quieran. Si sé, si sé que uno se debe querer antes de querer a alguien más. Ese fue mi error quizá, haberme entregado tanto.
Los viajes pa ver al pardo fueron bacanes, podía escapar de mi realidad y vivir la de él, la nuestra. En un punto, mi desconfianza por la distancia que nos separaba me hizo imaginarme puras weás y pucha, se fue todo a la mierda por puros rollos míos. Ahí dejamos de hablar, por un tiempo. Rapidito cuando caché que podíamos, le hablé. Comenzamos a hablar de trivialidades y de ocio. Le mandé perritos que le gustaban y nos mandabamos buena onda, hasta que le pregunté por volver, ahí se hizo el desentendido, “no quiero hablar de eso, chao”. Y esas fueron sus últimas palabras hacia mi. Después de eso le escribí pa su cumple. No respondió.
Por eso, hoy me escondo. Hoy me hundo en el pardo. El aire se me escapa, como todos y a todos.
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Relato 1
Estaba ahí, solo veía las murallas crema y ese piso imposible de mantener limpio, igual que el de la cocina. El patio lleno de bichos secos, y basuras de otros moradores, hace que me pregunte ¿Por qué será que no te cuida?
Salí a ese patio y me encuentro a la cana. Ella lo quiere, a ese, a su dueño, a mi me conoce recién y también me quiere, pero a quien no quiere es a la madera, porque de naturaleza descuidada, no respeta no más. Ella era la que no dejaba que el piso de abajo estuviera limpio, de pura perra caprichosa.
“Al piso de arriba no subes, porque allá vive la madera, y a esa no me la maltratarás”
Y llegué a ti, tu cuerpo se extendía por todo el piso de arriba, allí tenías un guardián, uno que con solo un ojo cazaba a todos los bichitos que podrían dañarte, me cuentas que él está agradecido de tener un suelo donde dormir, porque el que es y no es protagonista le extendió la vida por un tiempo más.
Oscura y rayada por otros, en el piso de arriba, tú, madera con tu crujir de años, cada vez más audible, me cuentas sobre él. Que él te cuida, te barre, te trapea y te seca. Que te pisa con cariño, a pata pelá, en calcetines y con los tatos. Que trata de no ensuciarte demasiado porque eres parienta del Pewen y el Canelo, la madera se cuida.
Me cuentas también de la gente que albergaste y que entre todos, solo él te ha prestado atención. No quieres que se vaya pero sabes que se irá, ya que lleva unos años pisándote. Es que es muy joven y no puede vivir en un lado tanto tiempo, no puede estar encerrado, tiene que, y debe moverse.
A él le llegó el tiempo de dejarte, fue un tiempo después que hiciera lo mismo conmigo. Allí quedaste, a merced del próximo, recordando que nosotros alquilamos la vida y que tienes que seguir ahí, estática esperando crujir por alguien nuevamente.
Te deseo suerte, si la tienes al menos te barrerán la suciedad, porque simplemente no se puede esperar más.
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