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Vicente Lamas entrena en Conxo
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porquesoytt · 8 years ago
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El valor del periodismo #MiguelAngelBlanco
Es así de simple. Esto va de gente contando mentiras sin tener muy claro qué es lo que significa dejar de acariciar la verdad. Dos ejemplos:
Fritz Gerlich fue un ser humano que no se rindió jamás y sólo paró cuando lo mataron. 7 años antes de que estallase la segunda guerra mundial, él anticipaba que lo que estaba pasando a su alrededor llevaría a la “enemistad con las naciones vecinas, a la tiranía interna, guerra civil, guerra mundial, mentiras, odio, fratricidio y  un ansia sin límites.” Escuchó a todo el mundo mientras estaban en una democracia y atacó con su pluma a los que querían traicionarla. Su mujer se enteró de que estaba muerto, sólo cuando los nazis le mandaron unas gafas manchadas en sangre. Lo único que hizo fue escribir en un puto periódico.  Si Hitler llegó tan lejos, debería preguntar en este caso, ¿hasta dónde llega la importancia de ser valiente, para que te maten en 1934?
Creo que nunca me voy a olvidar de una mañana de viernes de enero cuando me levanté, como cada día de la semana, escuchando un conjunto de ideas y de maneras de comportarse que fueron dando forma a la persona que soy. En muchos casos, todo consistía en hablar de cosas cotidianas con la gente que tenías cerca y escuchar a una máquina con voz profunda la descripción de una realidad crítica. Otras era simplemente el terror.
  Aquella mañana, hubo una casa muy concurrida y la voz de la máquina nos contó que a veces la vida es dura porque hay gente que todavía no ha aprendido que de hablar es de lo único que jamás debemos cansarnos porque en la fundación reside que la violencia es el último recurso del incompetente. El incompetente no se da cuenta de que cuando se equivoca desde la palma de su mano hasta las nucas de un hombre y una mujer, no se va a encontrar en frente algo diferente a otra mujer y otro hombre.
El primer ejemplo no es triste, porque habla de un tío que murió en su intento, pero no fracasó, porque le hizo un regalo al segundo: la capacidad de enseñar que no hay que tenerle miedo al terror.
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porquesoytt · 8 years ago
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El pasado jueves se estrenó en #0 Radio Gaga, nuevo programa de Quique Peinado y Manuel Burque, en el que charlan con personas que habitualmente no tienen voz pero sí mucho que contar.
Lo único que puede salir mal entre un tío de Vallecas y uno de Coruña, es que el primero no entienda como puede molar tanto San Xoan, y aquí se demuestra en la gracia natural de Burque y la gracia aprendida de Peinado entrelazándose como una trencita de Barbie.
La mirada cómplice de Burque con Esther, que literalmente ha dado su vida en vida por su pareja y sus críos. Peinado, como si se le corriese el rimmel en cada conversación, agarrándose a su personalidad y no a su profesión haciendo preguntas de vida y no de titulares, y tirando de spotify hasta que DJ Leo le da la puta lección de humildad de su vida.
Los Jingles, que daban el contrapunto a la excesiva emocionalidad de la música, creaban momentos únicos. “Has hecho un chiste de locos”, le dice a Charo, que poco antes decía que no estaba loca, que locos estamos todos, que ella solo tenía una enfermedad mental.
La tele necesita transmitir valores, y #0 ha conseguido en Radio Gaga que algunos hombres buenos hagan algunas cosas buenas por algunas causas buenas.
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porquesoytt · 8 years ago
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La dulce sorpresa de Tarra
Una sorpresa tiene siempre su momento delicioso. El pueblo español tiene la capacidad de decepcionarme en muchas ocasiones y sorprenderme deliciosamente en otras (menos, siendo Francos). A pesar de ser una nación de naciones fumadora, la manera en la que después de unos años la gente ha asimilado la ley del tabaco es ejemplar. Es un indudable cambio para mejor, que sólo los cretinos con ganas de hablar mierda pueden criticar. El olor a sudor en la sala Sol fue un precio pagado con la tranquilidad de un joven bailongo y flirteador. Sin embargo, la mayor de las sorpresas, que me llevó a investigar la historia de España en su gran extensión, fue debida a la capacidad que hemos tenido para asimilar tan feliz y democráticamente la ley 13/2005 que hacía legal en España el matrimonio homosexual. A pesar de que mientras se tramitaba la ley hubo protestas de gente que no les molaba mucho el tema de que dos hombres se pudiesen querer hasta el punto de darse por el culo, lo cierto fue que el tiempo hizo que la Iglesia, el PP y la FAMILIA, se olvidasen un poco del tema al grito de YMCA en la boda de Maroto. Si nos ponemos a buscar las razones primigenias de estas sorpresas, en cuanto a aceptar la prohibición de fumar, se puede entender un poco por el hecho de que a la peña por lo general no le mola morir tosiendo sangre y alveolos. Pero el tema de los gays me dió que pensar. Es obvio que el porcentaje de gays en la sociedad se ha tenido que mantener constante a lo largo de la historia. Es obvio también que, si nos vamos por ejemplo al siglo VII, los homosexuales las tenían que pasar bastante putas si los pillaban acariciando alguna lustrosa polla visigoda. Pero hemos aprendido gracias a la democracia, los libros y Boris Izaguirre que hay Guayers jodidamente listos. Y digo yo que se buscarían sus maneras de estar tranquilos y disfrutar de la vida en paz. Tarra fue un monje visigodo de la época del III Concilio de Toledo, sea lo que sea eso. Cuando tenía 18 años, sus padre Chilperico y su madre Fredegunda, viendo la inocente mirada perdida de un niño avispado, decidieron enviarlo al monasterio de Santa Maria de Ripoll para estudiar mucho latín. Durante sus primeros meses en el monasterio, Tarra aprendió a levantarse, rezar los maitines, los laudes, cantar los salmos, las vísperas y las completas. Todo ello, al ser primerizo, en sus aposentos. Cuál fue su sorpresa que un mes después de haber entrado en el monasterio, un monje le acarició la mano y con una sonrisa le guiñó un ojo. Tarra, en un principio se asustó, qué desafíos me impones Señor, pensó. Sin embargo, conforme fueron pasando los meses, vió que todos los monjes hacían lo mismo. Un día, uno de los monjes con los que más tiempo había pasado en las horas de trabajo le preguntó si quería rezar las completas con los demás monjes en el claustro. Conforme se acercaban a la puerta un olor a sudor digno de un sábado noche en la sala Sol, comenzó a invadir el ambiente y su ojos se pusieron como platos al descubrir la razón por la cual, al rezo de la noche, le llamaban Completa. Y así se escribió la historia de la Iglesia Católica. Esta institución se estructuró en monasterios a lo largo y ancho de Europa de la Edad Media dónde todos los homosexuales de esta nuestra Unión, vivían en paz y armonía haciéndose más listos, manteniéndose lejos de las guerras y follando más que nadie. Viva el Orgullo!
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