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TE QUIERO-Facundo Cabral
Te dije, te digo y te dire
porque el amor es para siempre.
Te digo por ejemplo,
te quiero ahora que hace calor
y ayer que llovía.
En las mañanas nubladas
y en las noches abiertas.
Te quiero, te quiero de pie, tendida,
dormida y despierta
Te quiero a la una, a las dos,
a las tres y a las siempre.
Te quiero, te quiero en la casa
y te quiero en el camino
Te quiero después antes y ahora mismo
Te quiero
Te quiero, porque me quieres
y toda tu me lo gritas
Te quiero porque en ti comienzo
y termino
Te quiero porque nos encontramos
y nos perdemos uno en el otro
Digamos que te quiero con todos los que soy
incluyéndome a mí mismo.
Aunque tu sabes mi amor
que cuando digo te quiero
es Dios que Te embellece a través del amor
Y yo soy la encargada de tan bella tarea
es decir cada vez que yo te digo te quiero
Él te dice: Te quiero
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El país de los pájaros azules
“Chiapas, perdónanos tan lejos este llanto”. Daniel Robles Sasso. En el país de las etnias de las más altas montañas del bosque de los pájaros azules de los lagartos tristes de los lagos pintados de colores de la selva hecha humo y pozos petroleros la sangre penetró bajo la tierra el eco de los árboles anuncia la muerte el sueño más real quedan los restos enterrados escondidos el niño que gritó el niño huérfano y la sal de sus ojos que cae sobre las piedras no duerme el musgo le da vuelta en la cabeza algún día hallará el valor la palabra precisa al recordar las grietas de su historia.
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Amclando sueños, marisa trejo
Anclando sueños
A José Luis Ruiz Abreu.
Queríamos crecer como la hierba y estuvimos huyendo muchos años sin tierra, sin raíces. Navegamos en islas, inviernos y castillos. Volamos sobre puentes y molinos de viento. Recorrimos las hojas de panteones antiguos, los urinarios públicos y los barrios judíos. La nieve hizo de nuestras huellas un camino hacia pueblos bebedores de vino. Hicimos el amor en catacumbas, en trenes sin fronteras, monasterios, arroyos. Cada lugar se volvía un puerto extraño para zarpar al amanecer. Ahora que hemos anclado nuestros sueños, contamos las imágenes pasadas para sentir otra vez que estamos vivos.
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Receta de amor - Poemas de MARISA TREJO SIRVENT
“Vestime de amor que estoy desnuda… Rodeame de gozo que no nací para estar triste”. Gioconda Belli Debes tocar suavemente La fibra más sutil Para poder volver Para poder decir otra vez No huyas de mí Vive lo que yo vivo Ama lo que yo amo Debes desear mis labios Al igual que mis senos Adivinar mis pensamientos Más escondidos Susurrar al oído No importa qué palabras Que puedan hacer vibrar Más allá de la piel Mi emoción más sentida.
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Con mi propia sombra de Marisa Trejo Sirvent
A don Jaime Sabines.
‘Habría que bajar a bailar ese danzón que tocan en el cabaret de abajo’. Jaime Sabines.
I
Habré de regresar a ese bar Donde la gente bailaba y reía A esa forma tan fácil De hacer amigos De conocer a alguien Que te cuente su vida Sus pequeños problemas sus proyectos y amores Esos que quizás nunca realizaron
II He de volver al puerto Donde cualquier barco o destino Era bueno
He de poder comunicarme con desconocidos Que no hablan mi idioma
III Ahora La casa me aprisiona La casa y su torrente De vida cotidiana La pequeña burbuja En que respiro A duras penas He de cortarme Mi propio cordón umbilical.
IV
Volver a dar mis pasos. Sonreír al vecino Soñar la vida Día tras día Sin aspirar a más Tomar el sol De vez en cuando Querer tocar el agua de una fuente Mirar despacio la caída Del sol desde una banca De cualquier parque No ser tan responsable Ni mucho menos perfecto Tener lo que llevo puesto Y lo que he escrito No contraer créditos Ni tarjetas inútiles Ni firmar pagarés Bailar una samba O fumar un tabaco negro Beber ese calvados que envejece En la alacena Dormirse y levantarse tarde Tomar el metro O caminar varias horas Despedirse siempre con los ojos llorosos Inventar nuevas palabras Para poder entenderse.
V Dejar la cama sin hacer Y cocinar con tiempo A fuego lento Un conejo al vino tinto Andar de aventones Tocar la guitarra A la luz de la luna En cualquier playa Hacer fiestas En cinco metros cuadrados Tomar autobuses Sin rumbo fijo Seguir a un perro Que no sea el nuestro No tener crudas morales Ni preferir las joyas a las flores Confiar en la suerte Dibujar letras sobre la arena No ser ni claro ni oscuro Dormir en un hotel Aunque no tenga baño Hacer citas con amigos Que no existen pero que acuden No morir en París Y menos con aguacero
VI
Llorar en el baño Volver atrás lo que ya no se puede Comprar el periódico Sólo el domingo Y Salir a pasear con mi propia sombra.
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Dama de blanco- Blanca Varela
el poema es mi cuerpo
esto la poesía
la carne fatigada
el sueño el sol
atravesando desiertos
los extremos del alma se tocan
y te recuerdo Dickinson
precioso suave fantasma
errando tiempo y distancia
en la boca del otro habitas
caes al aire eres el aire
que golpea con invisible sal
mi frente
los extremos del alma se tocan
se cierran se oye girar la tierra
ese ruido sin luz
arena ciega golpeándonos
así será ojos que fueron boca
que decía manos que se abren
y se cierran vacías
distante en tu ventana
ves al viento pasar
te ves pasar el rostro en llamas
póstuma estrella de verano
y caes hecha pájaro
hecha nieve en la fuente
en la tierra en el olvido
y vuelves con falso nombre de mujer
con tu ropa de invierno
con tu blanca ropa de
invierno
enlutado
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Estas ganas de vomitar y este llanto encriptado y espasmódico que asesina mi voluntad de continuar, este triste adormecimiento del presente y este estallido convulso del pasado ,este miedo este frío, este fuego que calcina cada fibra, este temor que me asfixia y me recuerda lo débil que soy, no! no eres débil, ni tienes miedo, no tienes nada, ese es el problema, la asusencia de todo y la presencia de la nada que te arroja al borde del abismo y que te obliga a contemplarte en llamas, siendo ceniza y fuego a la vez en medio de un repugnante olor a nicotina, a café a vino y a soledad, a esa soledad que se ha convertido en una incontrolable necesidad de hallar de frente a frente con la victima y el verdugo, tu misma, no e huyas a tu propia sombra, la vida perdona a los cobardes, el cielo no esta hecho para cobardes, sino para aquello que siguen volando aún cuando la vida les ha cortado las alas, el pasado maulla todas las noches y no me deja dormir, quiero vomitar pero no puedo me duele el cuerpo, y las lágrimas siguen ahí, se asoman intentan huir, atravesar mi pupila por mis pómulos, pero carezco de mi propio llanto, no puedo llorar, el llanto se hace hielo y el bloque de hielo frío y a la vez abrazador
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Tengo ojos... Jaime Sabines
Tengo ojos para ver en esta noche algo de lo que soy, tengo el oído oyendo. Estoy en este cuarto, están mis sueños. Detrás de cada sombra hay algo mío. Sentado en cada silla hay uno, obscuro, y a mis pies, en la cama, me están viendo. Creo que son como yo, llevan mi nombre, y salen de las cosas como espejos. Hace ya mucho tiempo que no nos congregábamos. Ahora los aposento humildemente, les doy mi cuerpo. Me reúno en la noche, abro mis ojos, los mojo de esta obscuridad con sueño. Solo mi corazón sobre la sábana queda latiendo.
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HECES- César Vallejo
Esta tarde llueve, como nunca; y no tengo ganas de vivir, corazón. Esta tarde es dulce. Por qué no ha de ser? Viste de gracia y pena; viste de mujer. Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo las cavernas crueles de mi ingratitud; mi bloque de hielo sobre su amapola, más fuerte que su "No seas así!" Mis violentas flores negras; y la bárbara y enorme pedrada; y el trecho glacial. Y pondrá el silencio de su dignidad con óleos quemantes el punto final. Por eso esta tarde, como nunca, voy con este búho, con este corazón. Y otras pasan; y viéndome tan triste, toman un poquito de ti en la abrupta arruga de mi hondo dolor. Esta tarde llueve, llueve mucho. ¡Y no tengo ganas de vivir, corazón!
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de Elegía Joseph Cornell Caja Negra Editora, 2013-María Negroni
Existe un muro. Y atrás del muro estrellas, ocultas atrás de las estrellas. O tal vez eran fuegos, altos ecos visuales en dirección a la ceniza. Quién sabe: la distancia encandila, como encandilan los himnos de Novalis. Todo ocurre a la vez, incluso el cielo, el bajísimo cielo en el que ardemos, con un pie en la eternidad y otro en el barro. El hecho es que hay un muro y estrellas reales detrás de las estrellas. ¿Qué más es el amor? Pasa una niña desnuda, blandiendo un secreto claro.
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de Arte y Fuga Pre-Textos 2009-María Negroni
(canon inversus)
la rosa es sin por qué Angelus Silesius
una mujer espera a la orilla del río para decir lo que no sabe
y el río la ve y no la ve y ella en su desnuda inexperiencia a punto de llegar a lo que busca eso que tal vez podría decir pero no sabe querer
canta canta como dormirse en el regazo del agua que la escribe como llamando al río de su cuerpo que calla de deseo en la indecisa noche que lo inspira
y así en la medida de las cosas espera lo que ansiaría preferir
un líquido temblor una música incumplida para saber qué dice cuando dice no saber
otoño en la ribera abiertamente noche
no hay más historia que ésta
una mujer que invade la página nerviosa del deseo como una muerte atenta a lo que vive dentro de ella
esa impaciencia por ser lo que sería si el corazón hablara tranquilo en su orfandad
y el río la ve y después no la ve y ella que ignora lo que supo sin por qué la inverosímil casa de las cosas
canta está cantando ahora como emprender un vuelo hacia sí misma
y el río se va se va la pena escrita llevándose su imagen a las tierras del mar donde ella todavía no nació y es ya una desinencia
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CÓMO SER PERFECTO-Ron Padgett
Duerme.
No des consejos.
Cuida tus dientes y encías.
No tengas miedo a nada que esté fuera de tu control. No tengas miedo, por
ejemplo, de que el edificio se caiga mientras duermes, o de que alguien a quien
amas muera súbitamente.
Come una naranja todas las mañanas.
Sé amable. Te hará feliz.
Eleva tus latidos a 120 pulsaciones por minuto durante 20 minutos
cuatro o cinco veces por semana haciendo cualquier cosa que te guste.
Desea todo. No esperes nada.
En primer lugar, cuida las cosas que están cerca de tu casa. Ordena tu cuarto
antes de salvar al mundo. Luego salva al mundo.
Ten en cuenta que el deseo de ser perfecto es quizás la expresión encubierta
de otro deseo –ser amado, tal vez, o no morir.
Haz contacto visual con un árbol.
Sé escéptico a toda opinión, pero trata de encontrar algún valor en cada
una de ellas.
Viste del modo que te guste tanto a ti como a quienes te rodean.
No hables rápido.
Aprende algo cada día. (Dzien dobre!)
Sé amable con las personas antes de que tengan la ocasión de portarse mal.
No te enojes por más de una semana, pero no olvides aquello que te hizo enojar. Mantén tu ira al alcance de la mano y obsérvala, como si fuera una bola de cristal. Luego agrégala a tu colección de bolas de cristal.
Sé fiel.
Usa zapatos cómodos.
Planifica tus actividades para que reflejen un equilibrio grato
y variedad.
Sé amable con los mayores, incluso aunque sean odiosos. Cuando llegues a
viejo, sé amable con los jóvenes. No les tires tu bastón cuando te llamen abuelo. ¡Son tus nietos!
Vive con un animal.
No pases demasiado tiempo con grandes grupos de personas.
Si necesitas ayuda, pídela.
Cultiva una buena postura hasta que se vuelva natural.
Si alguien asesina a tu hijo, consigue un arma y vuélale la cabeza.
Planifica tu día para que nunca debas correr.
Muestra tu aprecio a las personas que hacen algo por ti, incluso aunque les
hayas pagado, incluso aunque te hagan favores que no pediste.
No malgastes el dinero que podrías dar a aquellos que lo necesitan.
Espera que la sociedad sea defectuosa. Luego llora cuando te des cuenta de que es mucho más defectuosa de lo que creías.
Cuando pidas algo prestado, devuélvelo en mejores condiciones.
Utiliza objetos de madera en lugar de objetos plásticos o metal, tanto como sea posible.
Mira el pájaro que está allí.
Luego de la cena, lava los platos.
Cálmate.
Visita países extranjeros, excepto aquellos cuyos habitantes hayan
expresado su deseo de matarte.
No esperes que tus hijos te amen, pueden, si quieren.
Medita acerca de lo espiritual. Luego ve un poco más allá, si tienes ganas.
¿Qué hay allá afuera?
Canta, cada tanto.
Sé puntual, pero si llegas tarde no des una larga y detallada
excusa.
No seas demasiado auto-crítico ni demasiado auto-complaciente.
No pienses que el progreso existe. No es así.
Sube las escaleras.
Imagina qué querrías que ocurra, y luego no hagas
nada que lo convierta en algo imposible.
Desconecta tu teléfono al menos dos veces por semana.
Mantén limpias tus ventanas.
Extirpa cualquier indicio de ambición personal.
No uses la palabra extirpar muy a menudo.
Perdona a tu país de vez en cuando. Si eso no fuera posible, vete
a otro país.
Si estás cansado, descansa.
Siembra algo.
No deambules por las estaciones de trenes murmurando: “¡Todos vamos a
morir!”
Cuenta entre tus verdaderos amigos a gente de diferentes momentos de tu vida.
Disfruta de los pequeños placeres, como el placer de masticar, el placer del agua caliente corriendo por tu espalda, el placer de una brisa fresca, el placer de quedarse dormido.
No exclames: “¡No es maravillosa la tecnología!”.
Aprende a estirar tus músculos. Estíralos todos los días.
No te deprimas por envejecer. Te hará sentir más viejo. Lo cual es deprimente.
Haz una cosa a la vez.
Si te quemas un dedo, ponlo en agua fría de inmediato. Si te martillas
el dedo, sostén tu mano en el aire durante veinte minutos.
Los poderes curativos del frío y de la gravedad te sorprenderán.
Aprende a silbar a un volumen ensordecedor.
Mantén la calma en una crisis. Cuanto más crítica la situación, más tranquilo debes permanecer.
Disfruta del sexo, pero no te obsesiones con él. Con excepción de breves períodos durante tu adolescencia, juventud, mediana edad y vejez.
Contempla todo opuesto.
Si te asalta el temor de que has nadado muy mar adentro, da la vuelta y regresa al bote salvavidas.
Mantén tu niño vivo.
Responde tus cartas sin demora. Utiliza estampillas atrayentes, como la que tienen un tornado.
Llora de vez en cuando, pero nada más cuando estés solo. Luego agradece
cuánto mejor te sientes. No te avergüences por sentirte mejor.
No aspires humo.
Respira hondo.
No seas impertinente con la policía.
No te bajes de la acera hasta que hayas recorrido toda la calle. Desde la acera puedes estudiar a los peatones que están atrapados en el medio del enloquecido y ruidoso tráfico.
Sé bueno.
Recorre diferentes calles.
Hacia atrás.
Recuerda la belleza, que existe, y la verdad, que no. Mira que la
idea de verdad es tan poderosa como la idea de belleza.
Permanece fuera de la cárcel.
En la madurez, conviértete en místico.
Usa la nueva fórmula con control del sarro del dentífrico Colgate.
Visita a amigos y conocidos en el hospital. Cuando sientas que es
tiempo de retirarte, hazlo.
Sé honesto contigo, diplomático con los demás.
No te vuelvas loco. Es una pérdida de tiempo.
Lee y relee grandes libros.
Cava un pozo con una pala.
En invierno, antes de ir a dormir, humidifica el cuarto.
Comprende que las únicas cosas perfectas son una puntuación de 300 en un partido de bowling y un partido de béisbol con 27 bateos, 27 outs.
Bebe mucha agua. Cuando te pregunten qué quieres beber,
di: “Agua, por favor”.
Pregunta: “¿Dónde está el baño?”, pero no: “¿Dónde puedo orinar?”
Sé amable con los objetos.
Comenzando a partir de los cuarenta, realiza un chequeo médico cada tanto
con un médico de confianza que te haga sentir a gusto.
No leas el periódico más de una vez al año.
Aprende a decir “hola”, “gracias”, y “palitos chinos” en mandarín.
Eructa y tírate pedos, pero en silencio.
Sé especialmente amable con los extranjeros.
Ve teatro de sombras e imagina que eres uno de los
personajes. O todos ellos.
Saca la basura.
Ama la vida.
Da el cambio exacto.
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Lluvia – Federico García Lorca
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
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EL ÁRBOL- Pierre Louys
A un árbol, desnuda, subí cierta vez: la lisa corteza mis muslos asían, en húmedo musgo fincaba los pies. Tan alto que, apenas, las hojas mojadas del sol me cubrían con sombra discreta, me puse a horcajadas en cómoda horqueta y balanceaba feliz, al desgaire, los pies en el aire. De lluvia temprana, besando mi piel las gotas rodaban del fresco dosel; de zumo de flores bermejas tenía las plantas, y el musgo mis brazos cubría. Y al soplo impetuoso del viento -al empuje de fuerzas internas- el árbol hermoso tremaba de vida… Lo sentí de pronto, toda estremecida, y apreté las piernas y posé, entreabiertos, los labios en llama sobre la vellosa nuca de la rama.
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Penumbra- Pierre Louys
Nos deslizamos las dos bajo la sábana de lana transparente. Incluso nuestras cabezas se escondían debajo y la lámpara filtraba su claridad sobre nosotras, a través del tejido.
De esa forma yo podía ver su cuerpo queriendo una misteriosa semipenumba. Nos sentíamos más cerca una de otra, más libres, más íntimas, más desnudas. “En la misma túnica”, decía ella.
Nos habíamos acostado peinadas, para estar aun más descubiertas. Y en el concentrado aire del lecho ascendían desde sus pebeteros naturales dos olores de mujer.
Nada en el mundo, ni siquiera la lámpara, nos vio esa noche. Sólo ella y yo podríamos decir cuál de las dos fue amada. Pero nadie más lo sabrá.
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El deseo- Pierre Louys
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008 Ella entró, y apasionadamente, los ojos cerrados, unió sus labios a los míos y nuestras lenguas se conocieron... Nunca hubo en mi vida un beso como aquél. Ella estaba de pie contra mí, toda amorosa y complaciente. Una de mis rodillas, poco a poco, se colocó entre sus muslos cálidos, que cedieron como para un amante. Mi mano deslizándose sobre su túnica, buscaba adivinar el cuerpo desnudo que curva a curva ondulante se plegaba, donde se combaba, se atiesaba con los roces de la piel. Con sus ojos en delirio, designaba el lecho, pero no teníamos el derecho de amarnos antes de la ceremonia de nupcias y nos separamos bruscamente.
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CUANDO POR FIN SE ENCUENTRAN DOS ALMAS- Victor Hugo
Cuando por fin se encuentran dos almas, Que durante tanto tiempo se han buscado una a otra entre el gentío, Cuando advierten que son parejas, Que se comprenden y corresponden, En una palabra, que son semejantes, surge entonces para siempre una unión vehemente y pura como ellas mismas, una unión que comienza en la tierra y perdura en el cielo. Esa unión es amor, amor auténtico, como en verdad muy pocos hombres pueden concebir, amor que es una religión, Que deifica al ser amado cuya vida emana Del fervor y de la pasión y para el que los sacrificios Más grandes son los gozos más dulces.
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