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La aprendiz del herrero. cap 7
Comenzando el camino.
La joven Daphne se acercó al herrero, el cual estaba en el mesón de venta. El dueño de la herrería, observó a la chiquilla, y pensando que la muchacha estaba en la tienda para comprar uno de sus productos, le pregunto con una sonrisa amble que arma requería. —No vengo para comprar—Daphne le respondió al herrero y agrego—Estoy aquí por el trabajo de asistente. —¿Vienes por el trabajo?, ¿he? —El hombre miró a la joven, y agrego—Bueno, ha decir verdad necesito otro asistente, así que te tengo unas preguntas, ¿has tenido experiencia con el arte de la herrería? —Si, mi abuelo me enseñó todo lo que se de la herrería—le contesto la joven Daphne al herrero. El hombre observó a la muchacha y después le preguntó, ¿ tienes una licencia clase-0?, la joven pelo oscuro, observó al herrero con una cara de duda, su abuelo nunca le había dicho que debía tener una licencia para trabajar en una herrería, incluso el nunca dijo tener una. El herrero observando a la muchacha con una cara de incredulidad, se había dado cuenta de que Daphne, no sabia sobre las licencias. —Oye, ¿no sabes qué para ejercer la herrería, necesita una licencia? —Preguntó el herrero, y agrego—Es la única forma que te puedo aceptar como una asistente en mi herrería. —Lo siento, no sabía que necesitaba una licencia, además mi abuelo, nunca necesito de una para trabajar��Le contesto la joven Daphne nerviosa al herrero. —¿En qué lugar trabajaba tu y tu abuelo? —Pregunto el herrero a la joven. Daphne le explico que ella y su abuelo, trabajaba en una aldea a unas horas de distancia de aquel lugar. El herrero al escuchar la respuesta de la muchacha, entendió el porqué la joven desconocía la existencia de una licencia. —Los herreros en la aldeas, no necesitan una licencia para trabajar—Comento el herrero y agrego—Entiendo el porqué tu desconoces de esto, pero en las ciudades es necesaria una licencia. El herrero observó a la chiquilla, con los brazos cruzados y estuvo pensativo durante unos minutos, el requería de otro asistente, además veía en los ojos de la joven frente suyo, una gran ansiedad de trabajar, entonces se le ocurrió una idea. —Ya se que haremos, para poder saber si eres una buena herrera te pondré aprueba, y si pasa mi prueba te daré una recomendación, para que hagas el examen para obtener tu licencia, además te permitiré trabajar en la tienda, pero no en la herrería, hasta que te den una licencia—Ofreció el dueño de la herrería a la joven. —Si es la única manera, claro que lo haré—La joven muchacha comento con entusiasmo a la idea del hombre. —Perfecto—El herrero permitió a la joven muchacha ir con el a la herrería, que tenía atrás de la recepción. Cuando la joven Daphne, ingresó a la trastienda, cuarto que se utilizaba para la creación de armas y armadura, observó la habitación, era un sitio que tenía paredes de piedra, y piso de piedra caliza, además de contener la fragua, y el horno en donde se convertía los minerales en lingote. El primer asiste del herrero, que estaba martillado en el yunque un escudo de acero, paro un momento y observó a Daphne. —¿Qué sucede? —Preguntó el primer asistente al herrero. —Pondré a prueba a esta chiquilla, para saber si es buena idea hacer una recomendación—Le comento el herrero a su asistente. —Buenas—Saludo la joven Daphne al asiste. El asistente del herrero, era un joven elfo oscuro, como indicaba su nombre, la piel de este muchacho era oscura, sus ojos eran grises, su pelo blanco y corto, sus orejas eran largas y puntiagudas, su rostro era afilado, su mentón alargado, sus ojos grises, además su ropaje consistente en una camisa blanca, unos pantalones negros, botas de cuero café claro, y unos guantes de cuero negro, además llevaba un delantal sobre su ropas, para protegerse de las chispas. Daphne se quedó sorprendida al ver al principal asistente, para ella los elfos eran una leyenda hasta aquel día, y ahora había comprobado que existían los elfos oscuros, incluso se sintió tentada por tocar aquella largas orejas, pero se contuvo, ya que parecía que aquel gesto haría enojar al elfo. —No se si sería perfecta para el trabajo, parece una enclenque—El elfo ndejo de martillar y dejó la fragua para que la muchacha pudiese hacer su prueba. —Tu eras un enclenque cuando mi maestro te convirtió en su aprendiz, así deja de hablar—Le dijo el hombre al elfo. —No me recuerde al viejo enano—Dijo el asistente principal, que apoyo su espalda en la pared y agrego—Vamos chica, no te quedes paradas como un masetero. La joven Daphne al escuchar al elfo, negó con la cabeza y se espabilo, tomó un delantal de una pechera que tenían en el cuarto, y se lo coloco, luego se acercó a la fragua y se preparo para la prueba del herrero. El dueño de la herrería, le ordenó que hiciese una espada de acero, la joven comenzó con derretir algunos lingotes de acero, los cuales fueron colocados en un molde. El herrero observó con mucho interés el progreso que seguía la joven, se notaba en el trabajo que realizaba la muchacha, que había tenido un excelente maestro, así que después de algunas horas, la joven ya había enfriado la espada. Daphne le pasó la espada al dueño de la herrería, el cual la tomó y la observó durante unos minutos, se fijo en algunos detalles que parecía ser añadidos que le había puesto la joven aprendiz, como una flor de Dafne Bholua, diseñada en el medio de la hoja de la espada. —Una reina de las flores del invierno—Comento el herrero y agrego—Es buen diseño. —Si, es una firma que creer cuando tenía catorce años—Daphne le comento al herrero y agrego—Representa a una flor que nace a los alrededores de mi aldea en los tiempos invernales. —Cada herrero tiene una forma—El elfo que estaba escuchado la conversación, observó a la chica y agrego—Aunque una flor, es una firma demasiado sencilla. Daphne observó con cierta molestia al elfo oscuro, parecía ser un tipo algo arrogante y molestosos. El elfo herrero, se acercó a la espada y tomó la empuñadura de la arma, para evaluar el trabajo. —Es un trabajo muy simple, pero no se puede pedir nada de una aldeana como tu—Comento el elfo que volvió a entregar la espada al herrero. —Que molesto eres—Reclamo Daphne al elfo, que apunto sus dedos hacia el elfo—Rayos, y yo que pensaba que todos los elfos eran amables. —Mejor que no se pelen, ya que tal vez sean compañeros—comento el herrero, que observando a la joven Daphne, pregunto—¿Cómo te llamas? La herrera dejó de observar molesta al elfo, para dirigir su mirada hacia el herrero, cambió su expresión de molestia a una sonrisa, y le dio su nombre al herrero. —Vaya, Daphne Ferrum, bello nombre y extraño apellido—Comento el herrero y agrego—Puedes esperar en la tienda, te haré una recomendación. —Claro—Sonrió la joven y fue a esperar en la tienda. El herrero fue a una mesa cercana, pidió una hoja, una pluma y un tintero a su asistente, el elfo después de dar un suspiro, busco los objetos y se entrego al herrero, el cual agradeció al sua sustente, y comenzó hacer una carta de recomendación para Daphne. —No se porque, crees que esa chica, puede ser de ayuda—comentó el elfo oscuro al herrero, y agrego—Es una chica demasiado simple, y una enclenque, además su trabajo es igual que ella, muy simple. —Yo encontré que su trabajo es bueno, tal vez sea simple para ti, que encuentra todas las acciones de los humanos, como simples—El herrero me comento a su asistente, mientras escribía la recomendación, y agrego con una sonrisa—Pero en la simplicidad también hay grandeza, acuérdate de eso. La joven Daphne observaba las armas y armaduras, que tenían en la tienda, analizando como estaba creada y que material, era usado para su utilización, se sorprendió que los arcos, se podía crear con metales pesados, como el acero, incluso la cuerda estaba creada con fibra de cobre, las cuales parecían muy flexibles. «Me gustaría construir armadura con esta flexibilidad », pensó la joven mientras estiraba la cuerda de cobre del arco. —Ya está lista tu recomendación—El herrero interrumpió a la joven Daphne, y agrego observando a la chica—Espero verte mañana, en la mañana. —Claro—Daphne tomó la carta de recomendación, y agrego haciendo una reverencia—Muchas gracias por todo. La joven tomó la carta de recomendación, y después el herrero le pasó otro papel, con la dirección de la cofradía de los herreros, en donde debía pedir una hora para hacer su examen, y conseguir su licencia. —Mayormente los exámenes son una vez al mes—El herrero le comento a la chica, así que debes prepararte. La joven Daphne agradeció de nuevo al herrero y se fue del local.
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La aprendiz del herrero. cap 6
El mercado de la ciudad.
La carreta había parado frente a una posada, la cual estaba hecha de madera, tenía una forma cuadrada, el techo estaba hecho de tejas de barro, y su puerta y tenía una forma de arco. La esposa había entrado en la posada para hablar con su hermano, y después de unos diez minuto, la mujer salió con su hermano, un tipo que parecía más un bárbaro guerrero que el dueño de una posada, incluso su músculos se remarca mucho por su ropas ajustadas. —Buenos días, cuñado—Saludo el marido al hermano de su esposa. —Buen día—Saludo el dueño de la posada al esposo de su hermana, y agrego—Mi hermana ya me lo ha contado todo, y por supuesto que les brindaré mi ayuda. —Muchas gracias—El esposo bajo de la carreta y apretó la mano de su cuñado, en señal de agradecimiento. El cuñado y la joven Daphne, ayudaron a bajar las cosas que traían el matrimonio, y luego de dejar todo eso en una pieza que iba a ocupar la pareja, el dueño de la posada guio a la joven Daphne, hasta otra pieza, la cual estaba destinada a viajeros solitarios, por eso era un poco más pequeña que las piezas estándar de la Posadas, además de tener una cama de una plaza y media, una mesa de madera y un cofre. —Aquí podrá dormir, señorita—El duelo de la posada le dijo a la joven y agrego—¿Cualquier cosa, solo avísame? —Muchas gracias por todo—La joven agradeció la ayuda brindada por el hombre. —De nada, cualquier amiga de mi hermana, es recibida como parte de la familia—El posadero, le sonrió a la joven y se marchó del lugar. Daphne entró a la pieza, cerró la puerta, dejó la espada de su abuelo apoyada en la pared y se tiro de espalda a la cama, sus ojos se fijaron en el techo, mientras su mente trabajaba para procesar los eventos que había vivido, la muerte de su abuelo que era como un padre para ella, la decisión de ser una gran herrera que forjaría una espada que sería utilizada por un gran héroe, el incendio de su aldea y la huida que tuvo que realizar, todo eso le junto en su mente y no pudo evitar dejar caer unas lágrimas, mientras sus ojos observaban la espada que perteneció a su maestro y abuelo. «Daphne, eres una llorona», pensó la joven mientras tapaba sus ojos con su brazo, y se dijo para sí misma—He retenido mucho líquido, déjame soltarlo de una vez. Los ojos de Daphne, se cerraron y entró en un necesario estado de sueño, mientras dormía el mundo onírico que había entrado, la llevó a recorrer su infancia, en donde recordó como había sido amada por su abuelo y de alguna forma por su madre. Unos suaves golpe en la puerta de la habitación, hicieron que la muchacha saliese de su estado onírico, y abrirse sus ojos, se sentó en el borde de la cama, y se limpio sus ojos. —¿Quién es? —Pregunto la muchacha, acercándose a la puerta. —Soy yo—La voz de la esposa joven, fue reconocida por Daphne. La muchacha abrió la puerta y observó a la mujer, la cual se encontraba abrazando a un perro de piel rojiza y arrugada, nariz redonda, negra, y de ojos cansados. —Es tiempo de almorzar—La mujer le dijo a la chica. —Gracias por avisar—La chica observó con una curiosidad amigable al canino, y comenzó a acariciarlo—¿Cómo se llama, este bonito perro? —Su nombre es Brave II, es hijo del perro de mi tía abuela, ha acompañado a mi y a mi hermano, desde que éramos niños, así que ya se puede considerar un perro anciano. La muchacha pidió permiso a la joven esposa, para abrazar al canino, la mujer se lo dio y le pasó al perro, la joven pelinegra, estuvo con Brave II hasta llegar al comedor d ella posada, hay lo soltó y ella se sentó en una de las mesas junto con la joven pareja. El dueño del local le dio a cada uno un plato de siervo asada con papas, los tres comenzaron a comer del delicioso platillo. —Oye, ¿Qué piensan hacer. Ahora? —Pregunto Daphne a la pareja. —Pensamos estar en la posada durante un tiempo, en el cual conseguiremos un trabajo y fondo suficientes para comprarnos una casa—Le contesto el esposo a la pregunta de la joven pelinegra y le pregunto—Y tu, ¿qué piensas hacer? —Buscaré un trabajo como asistente de herrero, juntare dinero para comprar mi propia herrería—Daphne le contesto al esposo y agrego con una sonrisa algo vergonzosa—Aunque no estoy muy segura, cuanto tiempo me tome tener mi propia herrería. La esposa le sonrió a la muchacha y la animo, diciéndole que era joven, así que se podía tomar el tiempo que quise para lograr su objetivo, la chica agradeció las palabra de la joven mujer, continuaron con su almuerzo. Mientras almorzaba la joven Daphne, noto que los clientes del lugar, eran principalmente aventureros que se tomaba un descanso, y no pudo evitar quedarse sorprendida por las armas y armadura que llevaba los aventureros. «Genial, hay tantos tipos de armas, cada vez me está gustando más la ciudad», pensó la muchacha mientras masticaba un trozo de ciervo y pensó, «Después de almuerzo iré al centro de la ciudad, para conocer su mercado y averiguar si hay herrería dispuesta a tener a una asistente» Después del almuerzo, la joven Daphne se encaminó al centro de la ciudad, como lo había planeado, mientras hacía el recorrido se sorprendió al ver las casas, las cuales eran mucho más grandes que la que estaba acostumbrada a ver en la aldea, también se dio cuenta que la capital tenía camino para carretas y una acera para peatones, esto lo descubrió de una mala manera cuando casi fue atropellada por una carreta, así que se mantuvo caminando por la acera, para no encontrarse con más situaciones como esa. Después de caminar durante unos 15 minutos, se encontró en el centro de la ciudad, en donde se sorprendió de la cantidad de personas que habían en el centro, se notaba que aquel lugar era muy concurrido más que la escaza zona comercial que tenía en la aldea, la cual había solo unos cuantos puestos de comerciantes, en comparación la ciudad tenía una variedad de puestos, con diversos productos, además de tiendas fijas. «Asombrosos, nunca había visto tanta cantidad de gente», pensó la joven que estaba sorprendida por la variedad de persona que habían en aquel sitio. Daphne jamás en su vida en la aldea, había visto a un enano o a un elfo, y pensó que era leyendas y exageraciones de los poco clientes aventureros que pasaba por aldea, pero siempre había una primera vez y ese era la primera vez que observó a un elfo y a un enano de manera simultánea. Daphne se quedó parada, observando un puesto en donde vendía una gran cantidad de armas y armaduras. «Que buena calidad», pensó la joven muchacha, que tomó una espada mediana, y volvió a pensar, «El metal es de gran calidad, el herrero que hizo esta arma debe ser muy bueno» —Oye chiquilla, ¿vas a comprar o no? —Un molesto dueño de la tienda le preguntó a la joven. —Disculpe señor, ¿de dónde consiguió esta espada? —pregunto Daphne qué dejó la espada en su lugar. El vendedor bufo molesto, y le contesto a la muchacha que esas armas eran usadas, y las había comprado con precio mayorista. Daphne observó un poco triste las armas al saber que el vendedor no sabía quién había echo aquella hermosa espada. —¿Entonces va a comprar o no?—pregunto molesto el vendedor. —Este… no, sólo miraba ya que aquella espada me parecía de buena calidad—La joven Daphne, se disculpo y se marchó rápido de aquel puesto, ya que temía que el dueño, se pusiese más furioso de lo que estaba en aquel momento, ya lejos de la vista del vendedor, la joven pensó, «Rayos, que mal genio tiene ese sujeto» La joven Daphne, siguió explorando la zona comercial de la ciudad, observando cada puesto y tienda, además de entrar en cada herrería y maravillarse con los productos que hacían los herreros de la ciudad, además de hacer pregunta sobre que metal utilizaba, o que técnica usaban, muchos herreros, no contestaba esas preguntas, molesto por la curiosidad de la chiquilla, otros tanto al ver tal curiosidad, hablaba con la muchacha, como si fuese una compañera herrera. La joven aparte de curiosear por la herrería, buscaba una que tuviese algún indicio que necesitaba un asistente, entonces se topo con una, la cual tenía un letrero en la vitrina que decía, se busca asistente. La muchacha aprovechando esto, entró a la herrería, la cual era muy grande, y tenía una variedad de productos, y se acercó al mostrado que era atendido por un sujeto de cuerpo musculoso, piel blanca, pelo negro y corto, apariencia tosca, una variedad de herida en su rostro y un ojo parchado, vestía con pantalón de cuero, zapatos negros, una camisa blanca y encima un delantal de herrero. —Disculpe… me gustaría tener el puesto de asistente—La joven aprendiz le dijo a al dueño de la herrería.
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La aprendiz del herrero. cap 5
La gran capital.
La joven aprendiza, desde la parte más alta del camino miraba la situación, el manto nocturno hizo fácil divisar como su aldea se estaba quemando, ya que los bandido habían aprendido fuego a todo aquel lugar. Daphne al ver tal suceso, agradeció al cielo a ver escapado, la joven se arrodilló y rezo por el alma de los aldeanos caídos, los cuales había conocido desde pequeña, después se paro y le hecho una última vista al la aldea antes de retirarse. La joven durante una media hora estuvo corriendo por aquel camino, ya que temía que hubiese bandido cerca, y después cuando ya se encontraba segura comenzó a caminar de manera normal. Amaneció ante los ojos soñolientos de la joven, que aún seguía su recorrido, no sabía cuando le faltaba para llegar a la capitán o s a alguna ciudad cercana, pero tal vez a causa del miedo que aún sentía por los bandidos, seguía su recorrido sin parar. En ese momento la joven caminante, escucho que atrás de ella las pisadas de un caballo con herradura y el sonido de las ruedas de una carreta, la joven que sabía que aquello sonidos provenía de una carreta, se hizo a un lado para evitar posibles problemas con el conductor de aquel trasporte, una observación más detallada de las personas que estaban arriba de la carrera, hizo que la joven pelinegra se diese cuenta que conocía a esa gente. El que conducía el caballo un sujeto joven de unos veinte años, se dio cuenta de que una joven estaba al lado del camino, y le pareció muy conocida. Los dos ocupantes de carreta al fijarse que la joven estaba caminado por el sendero era Daphne, pararon su trasporte y observaron a la chica con una sonrisa en su rostro, ellos estaban feliz al ver que se había encontrado con una sobreviviente y conocida de la aldea. —Vaya, me alegra que haya sobrevivido Daphne—Le comento el joven a la chica. —¿Cómo estás Daphne? —Saludo la esposa del joven sujeto a la aprendiz, con una sonrisa en su rostro, y agrego observando con más atención a la chica—Oye y ¿el anciano? —Buenas, estoy a salvo, gracias por preguntar—Saludo y respondió la joven, respecto a la pregunta lanzada por la joven esposa, se mantuvo en silencio durante unos segundo, y habló con una voz medio quedada y triste—El... se fue con Dis Pater. Al escuchar la respuesta de la joven aprendiz, la sonrisa del joven matrimonio, cambió a una cara de compasión por la chica de pelo negro, la pareja conocieron al anciano y a Daphne, cuando ellos se mudaron a la casa que había heredado el esposo de un familiar que tenía en la aldea, como la casa estaba algo roída y endeble la joven pareja, que no tenía mucho dinero decidieron pedir ayuda a los aldeano, y el primero en prestar ayuda fue el anciano junto con su nieta, y desde ese momento se llevaron bien. —Entonces… ¿a dónde piensas ir? —pregunto el marido a la joven herrera. —Pienso ir a la capital—le contesto Daphne al hombre. —Entonces, te podemos llevar—La esposa le digo a muchacha y agrego—Nosotros también vamos a la capital, tengo un hermano, que es dueño de una posada. La joven aprendiz de herrera, acepto el ofrecimiento de la pareja, se subió a la parte trasera de la carreta, y se sentó en un espacio vacío que tenía la carreta, cuando la joven ya estaba instalada, el joven esposo, volvió hacer andar el trasporte. El sueño había llegado al cuerpo de la joven Daphne que desde su posición a un podía observa el humo que había dejado el desastre que cometieron los bandido con su aldea, y eso fue la última imagen que tuvo la chica, antes que sus ojos se cerrarán por el cansancio. La joven despertó después de algunas horas de sueño, y se dio cuenta que el carro había parado, así que con curiosidad se paro y observó que había pasado, con una simple mirada la joven, se dio cuneta que estaba sucediendo, la carreta había parado puesto que se encontraba parada en una larga fila de carreta. —¿A dónde estamos? —pregunto la joven Daphne a la joven esposa. —A verdad, tu nunca has salido de la aldea—La esposa le comento a Daphne y le contesto—Este es un puesto de revisión, antes de entrar a la ciudad los guardias, deben verificar que una persona no trae nada ilícito. —He Daphne, mira la maravillosa vista que tiene la ciudad—El joven esposo, le dijo a la chica y apuntó hacia la ciudad. La joven observó hacía la dirección que indicaba el joven, y ante su vista se alzó la colosal ciudad capital del reino, lo primero que vieron sus ojos, fue el gran muro que protegía la ciudad de cualquier amenaza externa, la muralla era de un color blanco marfil, grande y gruesa, para aguantar los asedio que pudiese recibir, en cada torre de vigilancia, de podía observa un gran escudo de metal de color rojo, que en su interior tenía diseñada la imagen de un dragón plateado que se alzaba en vuelo. Luego de quedar maravillada con la muralla y sus escudos, la joven se quedó atónita al ver el gran castillo que se podía ver incluso desde su distancia, era grande y alto, estaba de grandes bloque de un tipo de esmeralda resistente, y que le permitía emitir un brillo cada vez que le alcanzaba los rayos del sol, además en lo alto de aquel castillo se alzaba la bandera con el emblema de la dinastía que reinaba el país, un gran pájaro en alza y que tenía dos cabeza, una apuntando hacían el este de color blanca, y el otro que apuntaba hacia el oeste de era de color negro. —Impresionante—La joven herrera quedó sorprendida por lo que observaban sus ojos, y sintió un gran interés por saber de que metal eran los escudos, que estaban puesto en la fortaleza, y pensó, «Puedo ver que aquellos escudos, están hecho de un metal desconocido para mí, tienen un brillo alucinante» “Cuando los guardias, hicieron la revisión al carro en que estábamos montados, pude notar con mucha fascinación el equipo que llevaban los guardias, ellos tenían puestos unas armaduras de acero, muy bien hechas, traía sobre sus cabezas unos yelmos descubiertos, que estaban muy bien martillado, no pude apreciar bien las espadas que llevaban enfundadas, pero aprecie las empuñaduras, las cuales estaban hechas de bronce, los escudos de acero que portaban estaban bien lustrados y cuidados. Al ver el arsenal de los guardias, pude comprobar con fascinación que la capital, era perfecta para seguir mi aprendizaje como herrera” —No hay nada ilegal—Comento uno de los guardias que se acercó a la pareja y pregunto—¿Cuál es la razón de su visita? —Huimos del ataque, que un grupo de bandido hicieron a nuestra aldea—Le contesto el marido al guardia. —Así que son refugiados—Comento el guardia y agrego—Bien, pueden pasar. El guardia dejó pasar a los tres refugiados, el marido dio gracias al guardia antes de agitar las correas de los caballos, y hacer galopear a los caballos. Cuando la carreta entró a la ciudad la muchacha de pelo negro, observó la primera parte de aquella ciudad, con mucho entusiasmo, la joven esposa al ver lo fascinada que estaba la chica, le comento que la primera parte de la ciudad, estaba destinada a los guardias de la ciudad. «Es por eso que tiene este gran cuartel», pensó la joven al ver lo grande que el lugar en donde descansaba y entrenaba los guardias, luego observó que al lado de este lugar, se encontraba una forja, en donde un tipo con delantal de herrero, estaba haciendo una espada, y pensó al ver el metal utilizado para la espada, «Acero, ya veo, mi abuelo, me comento que cada ciudad, tiene un metal, que lo representa, y esto se ve en las armas y armaduras que utilizan, y está ciudad está representada por el acero, pero esos escudos puesto en la Fortaleza, tiene un materia extraño» Luego de pasar por el distrito de la guardia, como era llamado aquel sitio, que tenía una cantidad de seis cuarteles cuatro pequeños y dos grandes, un área de entrenamiento en donde los guardias se pasaban mejorando sus tácticas, y un total de doce forjas, en donde los herreros trabajan exclusivamente para la guardia de la ciudad. El otro distrito estaba destinado a los comercios, y a las industrias, aquí también había herrerías, pero estas eran de uso comercial, los productos de las forja de aquel distrito, no estaban destinada al ejército, si no a aventureros y gente común, también había nobles que pedían armas para sus colecciones privadas. «Aquí esta mi lugar», pensó la joven Daphne, que se había entusiasmado al ver los escudos que estaban adornando las murallas, y las armaduras y espadas, que utilizaban los guardias de la entrada.
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La aprendiz del herrero. cap 4
El funeral de un herrero.
Daphne estuvo sentado junto con su abuelo, en aquella mina no se escuchaba mucho ruido, sólo la respiración de la joven nieta y el anciano abuelo, está situación relajaba la tensión que había tenido la joven Daphne, pero aún así le preocupaba la situación de su abuelo. El anciano después de unos momentos de silencio comenzó hablar con su joven aprendiz, y le digo la manera en cómo quería su funeral. —Pero… abuelo, aún es pronto para que muera—Daphne le contesto a su anciano maestro y agrego—No se rinda. —Veo que aun tiene fe en el cuerpo de este antiguo herrero, pero te contaré algo que k on quería comentarte—El abuelo dio un suspiro y agrego—Cuando hablabas con aquel guardia, me visitó en visiones el mensajero de la Muerte Dis Pater, y cuando el te visita es que esta próximo morir, y lo estoy viendo ahora, vestido con su túnica de color morado con bordes dorados, me muestra el reloj de arena que corresponde a mi vida, veo que me quedan muy pocos granos de Arenas y estos están descendiendo demasiado rápido. La aprendiz de Herrera aunque no veía al mensajero de la muerte, se lo pudo imaginar, ya que había oído relatos sobre este ser, Dis Pater, era el ser asignado para llevar las almas de los muertos al otro muerto, según los relatos que había escuchado de boca del sacerdote del pueblo, este ser era un anciano de barba blanca, con una sonrisa bonachón a y vestido con una túnica morada con bordes dorados, llevaba un cetro de oro en la mano derecha y un reloj de arena que tenía escrito el nombre de los moribundos. «Tal vez sea comprensivo», pensó Daphne que se paro de su asiento y observando a la dirección que miraba su abuelo, exclamo con lágrimas en sus ojos—Gran mensajero de la muerte Dis Pater, te lo suplico no te lleves a mi abuelo. La súplica que hacía la joven aprendiz al ser sobrenatural, hicieron que a su abuelo, le cayese una lágrimas, pero sabía que debía irse de aquel mundo terrenal y juntarse en la forja del santo de la herrería,. El abuelo detuvo las exclamaciones de su nieta y con una sonrisa le dijo que dejase al mensajero de la muerte en paz, ya que podía enojarse, a pesar de ser un tipo bonachón. —Pero… —La joven fue interrumpida por una mano gélida que tocó su hombro, y una extraña sensación se extendió por su cuerpo y pensó, «Espera, yo y mi abuelo somos los únicos que estamos aquí, entonces… el que me está tocando el hombro será…» La joven supo quien era la persona o mejor dicho el ser que estaba atrás suyo, era el guía de la muerte Dis Pater, por una extraña razón aquella parecencia le impartía una cierta tranquilidad a pesar de ser una criatura que camina por la oscuridad. La joven sintió un pequeño viento que pasó al lado de ella, el viejo se seco las lágrimas de sus ojos y observó con una sonrisa al vacío. —Disculpa a mi nieta, ella aun está en la flor de su vida, así que no conoce muy bien a la muerte—El anciano le comento a la nada y pregunto—¿Puede esperar un poco?, necesito decirles las últimas palabras a mi nieta, y que me saquen este maldito mandoble de mala forja, no puedo ir al otro mundo con esta cosa en mi espalda. El anciano hizo un gesto para que su nieta se acercase a él, la aprendiza se sentó al lado de su anciano abuelo, el cual le tomó la mano y le sonrió a su querida aprendiz y nieta, le dedico las últimas palabras a su joven nieta y luego le canto la canción del santo de la herrería, y luego le pidió que cantase aquella cansino para su funeral, ya que era parte del ritual del funeral de los herreros. —Esa es la canción que debes cantar—El anciano herrero, le digo a su nieta y le sonrió—Ahora un último favor, sácame este mandoble. —Esta bien abuelo—La joven Herrera, suspiro con resignación al ver que su abuelo estaba preparado para morir, y agrego con unas lágrimas en sus ojos—Adiós abuelo, te extrañare mucho. —Te veré desde la eternidad, y espero que cuando te vuelva a ver me digas que te convertiste en una gran herrera—Le sonrió su abuelo antes que su aprendiz, le sacaste el mandoble con mucho esfuerzo. El abuelo al sentir que le arrancaba aquella maldita arma, dio un pequeño grito de dolor y después de decir algunas cuantas palabra mal sonante, y maldiciones para el bandido que le había atravesado aquella arma, le agradeció a su nieta y después le dijo a su nieta que tenía una carta para ella en el armario de aquel lugar. La joven abrazo a su abuelo mientras este se despedía por última. Vez de su nieta. —Es bueno morir al lado de un querido familiar—El abuelo cerró sus ojos, para nunca más abrirlo en aquel mundo. —Fuiste un abuelo, mejor dicho fuiste mi padre y mi maestro—La joven Daphne le dijo a su abuelo, mientras continuaba abrazando el cuerpo de su maestro y abuelo, una lágrimas cayeron en sus ojos. Cómo lo pidió su abuelo, la joven preparo la fragua para incinerar el cuerpo de su abuelo, esto lo hizo con una gran cantidad de carbón, que se había guardado en forma perfecta en la mina, luego cuando las llamas estaban perfecta, la joven puso el cuerpo de su abuelo en la fragua, y frente a la fragua el altar del santo de la herrería. La joven se paro frente a la fragua y golpeó su manos con su pecho, cerró sus ojos mientras observaba como el cuerpo de su querido maestro y abuelo se quemaba, empezó a cantar la canción del santo de la herrería. Después del funeral, la joven Daphne sacó la carta que le había dejado su abuelo en el armario, y la abrió para leer su contenido, lo que estaba escrito hizo que la joven Daphne le surgieran unas lágrimas. “Querida nieta: Si lees esta carta es que yo habré dejado este mundo, sabes no me arrepiento de mi vida, ahora que estoy escribiendo esta carta me recuerdo de tu sonrisa, y de tu deseos de convertirte en una herrera, eso me agrado mucho, me puse muy triste cuando mi hija se fue de la casa, me puse triste mas por ti, pero afrontaste ese problema con una sonrisa, eso me sorprendió, te cuide como una hija y de hecho casi te veía como una de mis hijas, te vi crecer tanto, y me alegraba con cada avance que hacías en la herrería y en la vida. Ahora que no estoy en este mundo, te pido que cumplas tu sueños, eso es lo que quiero para ti, este es mi último adiós.” —Abuelo… —La joven se limpio sus lágrimas, no podía llorar para siempre, además debía seguir adelante con su vida, no quería preocupar a su abuelo, guardo la carta que le habia dejado su maestro, luego miró hacia la forja y exclamó—Abuelo, si tú alma aún está mirándome, escúchame, seré la más grande herrera de todos, no, seré la mejor de toda las era de este mundo, forjarse el acero que creará la arma que usará el próximo gran héroe. Ella sabía que tal vez exageraba eso de ser la mejor herrera de las eras, pero eso sentía en su corazón, quería ser la mejor herrera de todo los tiempos, quería forjar armas para grandes héroes y aventureros, eso lo haría por ella y por su abuelo. La joven se sentó en el banco y observó como la fragua seguía su corta vida, la cual se extinguió en unas cuantas horas después. La chica herrera se arrodilló y rezo por el bien de su abuelo, luego se paro y se preparo para escapar de la aldea en la que había vivido toda su vida. Volvió al sótano y abrió la caja fuerte para sacar el dinero que había ahorrado del trabajo de herrería, luego busco la espada de su abuelo y la enfundo, junto con su daga que guardo en su bolso de mano, y después se encaminó hacia la mina y busco su salida. Después de caminar durante una media hora, encontró la salida de aquella mina abandona y pudo irse de aquel lugar. La joven acostumbro sus ojos a la luz del sol y prosiguió su camino por el sendero que conectaba a la antigua mina con el camino principal. Cuando llegó a un punto alto del sendero observó la aldea, la cual se estaba incendiando, ella estaba asombrada por la destrucción que había antes sus ojos, no podía creer que él lugar a donde había vivido durante su niñez y su juventud, se estaba quemando delante de sus ojos. —Gracias por todo mi querida aldea —La joven corrió hacia adelante, no hiba a volver a aquella aldea.
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La aprendiz del herrero. cap 3
La venganza del bandido (parte 2): La petición de un moribundo.
La noche se hizo presente y esto dio lugar a la acción de los bandidos, los cuales se había estado preparando para que momento, observando desde la cercanía a la aldea. Cuando era su turno para atacar, uno de los bandido disparo una flecha a un guardia que estaba vigilando la muralla, el proyectil le dio en el cuello a su objetivo, esto alertó a su compañero que subió a una torre de vigilancia y observó al grupo de bandido, este dio la señal de alarma, haciendo sonar la campana antes de que otra flecha atravesase su cráneo, lo cual provocó que cayese al suelo.
El jefe de los bandido, el cual estaba montado en un caballo sonrió al ver la aldea, como si se tratase de un general en plena conquista. El hombre se puso frente a sus tropas y con una sonrisa malvada, le dijo a sus subordinado que podían asesinar a toda la gente de la aldea, que pudiese saquear y quemar todas las casa que quisiese, estas palabras alegraron a los bandidos, que corrieron hacia la aldea, con la guía de su jefe.
"Observe a mi abuelo con una sonrisa al ver que pudo arreglar la puerta, hay veces que me olvida que mi abuelo es fuerte, entonces aquel momento de alegría, se terminó al escuchar una campana de alerta. Hubo muy pocas ocasiones que había tocado la campana, aquellos eventos fueron incursiones de bandidos, que fueron repelidos con facilidad o una ocasión, cuando se divisó un ejercito enemigo, pero estos no entraron a la aldea, ya que este lugar no es muy importante"
"Me asome y observe como un grupo de guardias, estaba lleno hacia la muralla para contener aquella amenaza, el tamaño del pelotón, me preocupo mucho, sabía que el problema era muy grave, así que le pregunto a un saldado que estaba sucediendo. El soldado paro y me dijo que se había avistado un ejercito que tal vez era de bandido, y me aconsejo que debía refugiarme en mi casa"
"Mi abuelo al escuchar esto tomó me dijo que debíamos bajar al sótanos, y me aconsejo que tuviese lista alguna arma. Observe como mi abuelo tomó una espada que enfundo en su cinturón había hecho hace algunos días, y también un pequeño altar que tenía forma de un yunque, que estaba hecho de hierro, el cual estaba dedicado al santo de los herreros, el cual tenía el nombre de Sokar."
"Tome el consejo de mi abuelo, y subí a mi habitación para tomar mi daga, aunque esta había sido hecha por una herrera primeriza, que esto de demostraba por las curvas bien pronunciadas que tenía el arma y por ciertas imperfecciones que podía notar mi abuelo. Aunque tenía varias imperfecciones, esta arma era bien funcional, así que la guarde en mi bolso de cuero, luego volví a tomar el altar y acompañe a mi abuelo al sótanos."
"Al bajar al sótano, que era nuestro cuarto que Utilizamos para refugiarnos en casa, cuando sucedían situaciones como estas, cerré la puerta con seguro y hay nos quedamos, esperando que no descubrirse nuestros escondite. Escuche como se desarrollaba la cosa hay afuera, parecía que los guardias civiles, estaban siendo masacrados por los bandidos y varios aldeanos, estaban siendo atravesados por las armas de los enemigos, para mis adentro rogaba que no nos descubrirse"
El jefe bandido rompió la puerta del local de herrería, y viendo que no estaba la preciada armadura, busco a los dueño del local, los pasos de aquel sujeto fueron escuchado por el herrero y su nieta. El herrero le palmo el hombro de la joven y cuando obtuvo su atención le apuntó a un sección de muralla, la joven no entendió lo que su abuelo le había querido decir, así que el abuelo se acercó a la sección que había señalado y la empujó, esto abrió una puerta trampa, que sorprendió a Daphne.
-Este es un escape que construí hace mucho años atrás-Le explico el abuelo a su nieta y luego agregó-La puerta es la entrada a una antigua mina, que utilizaba como una herrería, ya que antiguamente aún había mucho material que es cavar.
-Abuelo, eres inteligente-Daphne agradece a su familiar, por el dato y la entrada secreta.
En ese instante la puerta del sótano, fue partida en dos por un mandoble, esto asustó a Daphne y a su abuelo, el cual cerró la puerta secreta, para que el sujeto no supiera su plan de escape. El jefe de lo bandidos bajó las escalera y llegó frente al anciano herrero y a la joven Daphne, al verlos simplemente sonrió de una manera malvada, ya que no podía tomar la armadura, se contentaría con las vidas del anciano y la joven.
El bandido ya estaba decidido, la primera vida que quitaría sería la de la joven, la cual al ver la intenciones que tenía el hombre, solo atinó a sacara de su bolso su daga, el hombre se burló de la arma que traía la joven y fue atacar a la chica. El abuelo viendo que su nieta estaba en peligro, desenfundo la espada que tenía y la chocó contra el mandoble del bandido, luego retrocedió y observó a su enemigo.
-Viejo, tu turno de morir es después de tu nieta pero si quieres morir primero-El sujeto se burló del anciano y agrego-Pará mí no hay problemas, igual mataré a la chica.
-No lo harás-El anciano atacó a su enemigo, y por segunda vez chico la espada co tra el mandoble de su enemigo, pero esta vez no retrocedió, siguió arremetiendo una y otra vez, con la intención de no dejar que el bandido realizase su ataque.
A pesar de la inexperiencia de su oponente, sumándole la vejez y que el no era y espadachín, el bandido tuvo muchos problemas en su lucha, ya que habían estado una media hora combatiendo. El bandido molesto por la situación, aprovecho que el anciano, ya empezaba atener movimientos lentos, y en un momento en que su enemigo tenía un franco débil, aprovecho para atravesarlo con su mandoble, cuando se aseguró que había ganado a su oponente sonrió de una manera victoriosa, mientras la joven Daphne, miraba con sorpresa y espanto, como su abuelo había sido asesinado.
-Gane, anciano-pero el bandido no había salido con la victoria, ya el herrero veterano le había atravesado el pecho la espada, cuando el bandido se había dado cuenta observó a su oponente con cara perpleja-C... como?.
El anciano que aún estaba empuñando su espada, sacó el arma del cuerpo de su enemigo, y cayó de rodilla junto con el bando que cayó muerto, sorprendía por lo que había visto, la joven se acercó a su abuelo, que se había alcanzado a sostener con su espada antes de caer al suelo.
-Abuelo, me preocupaste-Exclamo la joven que se arrodilló, para ver como estaba su anciano familiar y observó que aun tenía el mandoble atravesado-Abuelo, el mandoble.
-Puedo resistir un poco más-El anciano miró a su nieta y agrego con una sonrisa-Vamos por el camino de la mina y no te preocupes por el altar, no creo que nadie lo venga a buscar, cuando pase todo esto volvemos por eso.
-Claro -Daphne se paro y luego levanto al herrero veterano y lo apoyo sobre sus hombros.
Ambos entraron a la mina, cuando la puerta se volvió a cerrar por segunda vez, la aprendiz divisó la mina, a pesar de era un sitio cerrado, extrañamente había luz que surgía de las piedras, no era como las velas o las antorcha, era más tenue, pero igual servian para orientarse en aquel sitio la joven camino junto con su abuelo por largo corredor hasta que llegaron al centro del lugar.
Daphne se sorprendió al ver una forja, un yunque incluso un horno para ser lingote en aquel lugar, también había un viejo armario en el cual se guardaba herramienta en desuso, a su lado había una banca de madera. El viejo le pidió a su nieta que le llevase a aquella banca, así que la joven obedeció al herrero veterano y fueron hasta aquel lugar, el anciano se sentó en el banco mientras Daphne trataba de buscar algo con lo que poder sacar la espada y curar la herida de su abuelo.
-Detente-El anciano detuvo la búsqueda de su nieta y agrego-En vez de curarme, puede darle a este veterano la oportunidad de descansar.
-P...pero abuelo-La chica entendió lo que quería su anciano maestro, y unas lágrimas empezaron a caer de sus ojos-Por favor, no me pida eso, usted es fuerte, puede seguir adelante.
-Querida nieta, yo me conozco y se que ya no puedo más-El anciano le contesto a la joven aprendiz y agrego-Ya he envejecido, soy débil a pesar que parezca ser fuerte, cada vez que golpeó un metal o que levantó una espada con las tenazas, siento un dolor en todo mi cuerpo, solo dale a este viejo unos últimos minutos con su nieta.
Aunque Daphne, no quería perder a su abuelo, aceptó estar con él durante los últimos minutos que le quedaba de vida, así que dejo de buscar y se sentó al lado de su anciano familiar.
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La aprendiz del herrero. cap 2
La venganza del bandido (parte 1): El ataque.
El sujeto que había sido expulsado de la tienda, se había ido de la aldea y se estaba dirigiendo hacia un bosque que estaba en la cima de una elevación. El sujeto estaba furioso por el trato que había recibido de parte de los dueños de la herrería y de la gente del pueblo, y haría que lo pagasen muy carro, el era el jefe de un grupo de bandido que se había establecido de forma reciente y temporal en el bosque cercano a la aldea. El hombre se presentó ante el campamento y reunió a su gente, para planificar el asalto a la aldea. El bandido llamó a su gente para que se reuniesen alrededor de él, cuando sus subordinados estaban reunidos, él comenzó explicar su plan, iban a atacar la aldea aprovechando la noche. Después de echar al molesto cliente, el herrero agradeció la ayuda de sus vecinos, los cuales se dispersaron para continuar lo que estaban haciendo antes de defender el local de herrería. El anciano entró a su local, y observó como su nieta estaba recogiendo las cosas que él agresivo hombre había lanzado, y ponía las armas ordenas por su función en otra mesa, luego recogió los pedazos de las estanterías y la coloco apoyada en la pared. —Rayos, ese tipo es un idiota—Comento la joven Daphne, que suspiro profundo y agrego—Si hubiese seguido destruyendo el local, los daños serían mayores. —Si te enfada mucho vas a envejecer antes de tiempo, así que deberías tranquilizarte—Le aconsejo el anciano a su nieta. —Abuelo, esos son cuentos de su tiempo—Daphne le contesto al anciano y agrego—Es obvio que me enfade, ese tipo ha causado daño a la tienda, no lo digo por los soportes de armas, lo digo por la puerta que destrozó, podemos utilizar una cortina, pero alguien debe de estar atento por las noches. El anciano observó a su nieta, que estaba enumerando los problemas y los gastos que causó la acción del problemático cliente. El anciano sonrió al ver a su nieta, le gustaba la preocupación que tenía la chica por la tienda, le recordaba a los primeros días que el estaba regentando la herrería, el en esos días siempre revisaba que todo estuviese perfecto y los gastos de reparación que podía tener la tienda. «Esta chica a demostrado un gran talento, pero creo que ella estaría mejor en una de las herrería de la gran ciudad, aquí su talento se desperdicia», pensó el anciano y agrego observando la puerta, «Aunque por ahora es mejor preocuparme por la puerta» El anciano se acercó a su nieta y la relajo, luego le comento que hiba a tratar el tema de la puerta lo mas rápido posible, ya que una cortina no era buena idea en especial por la noche, el comento que en unas horas más iba a ver a un amigo carpintero y le pediría una puerta y unos clavos. La nieta estuvo de acuerdo con la idea de conseguir una puerta, pero no con la idea de que su abuelo debía cargar con él que el hiciese la reparaciones de esta y le recomendó que le pudiese ayuda al carpintero. —Querida nieta, relájate es una simple puerta, insisto que yo debería colocarla, después de todo soy fuerte, aunque me vea como un anciano, ya sabes los herreros somos fuertes—El anciano le dijo a su nieta. Daphne entendió que no podía convencer a su abuelo, así que decidió aceptar el hecho de que su abuelo se encargarse de la puerta, pero con la condición, si el estuviese cansado o no pudiese seguir, dejaría el trabajo y la joven se encargaría, el abuelo aceptó la condición. La joven suspiro y después se puso pensativa, se había acordado de aquel sujeto y de la armadura que utilizaba. —Abuelo, la armadura que utilizaba ese sujeto, ¿era la de un bandido de la montaña? —La joven estaba pensativa por lo que había sucedió. —Ahora que lo menciona, tienes mucha razón—el abuelo contestó a la pregunta y agrego—La postura que utilizaba ese tipo no era de un experto en manejo de mandoble, pero era de alguien que utilizaba muy a menudo el arma, además su arma tenía algo de sangre fresca. Daphne se quedó preocupada por los desastre que podía traer aquel sujeto, aunque por ahora debía continuar trabajando, así que como medida temporal decidieron poner una cortina como remplazo de la puerta. Mientras Daphne colocaba la cortina, una carroza llegó al frente de la tienda, y bajó de este trasporte un sujeto con traje de noble y rostro de alguien de mediana edad. El noble entró a la tienda y observó como Daphne, bajo de una silla que ocupaba para facilitarle la colocación de la cortina. El noble observó como había quedado el local, y se sorprendió al ver que estaba medio destrozado. —Siento el estado del local—Daphne se acercó al noble y agrego—Tuvimos un cliente problemático. —Ya veo—El cliente le comento a Daphne y agrego—Pero, ¿esta bien la armadura?. —Claro—Le contesto la chica y exclamo—Abuelo, llegó el cliente. El anciano apareció en la herrería, y observó al cliente con una sonrisa en su rostro, y luego de conversar varios minutos con él cliente, le mostró la armadura que estaba ensamblada. El cliente la observó durante unos segundo y mirando al anciano afirmó con su cabeza, había aprobado el trabajo de los herrero, esto alegró a la joven Daphne, ya que era su primera armadura que había hecho con su abuelo. —Entonces procederemos a desarmar la armadura para colocarla en una caja de madera—La joven Daphne, se acercó a la armadura y la empezó desarmar para colocarla en una caja. Cuando la joven aprendiz terminó el embalaje, el noble llamó a dos sirvientes, que tomaron la caja y la subieron a la carroza, después de eso el cliente dio al herrero el dinero del pedido, el cual recibió la bolsa con una gran cantidad de dinero y agradeció al noble por la cantidad de dinero que le había dado. El noble se despidió del anciano y se subió a su carroza, la cual se marchó del lugar. El anciano herrero entró a su local, cargando con la gran cantidad de monedas que le había dado el noble por el trabajo de la armadura y la dejó arriba de una mesa. La nieta que se encontraba limpiando el suelo, se fijo en la bolsa de moneda que había dejado su abuelo, y suspiro algo fastidiada, su abuelo se le había olvidado dejar la bolsa en la caja fuerte, la chica tomó la bolsa y fue al sótano en donde se encontraba la caja fuerte en donde se guardaba la bolsas con gran cantidad de monedas. —Esto está listo, ahora continuar con el trabajo—La joven subió las escaleras del sótanos, para dirigirse hacia la herrería, y con una sonrisa pensó, «Aunque el local esté destruido, hay que seguir trabajando para levantarlo» Durante las horas siguientes, tanto el abuelo como la nieta, empezaron a atender a los clientes del local, la mayoría eran aventureros que estaban de paso, y querían que le repararse sus armas o comprar nuevas armas al paso, también había personas que vendía sus armas antiguas, las cuales eran reparada por la joven para después venderlas a otras personas, si esta arma ya no tenía salvación se juntaba con otras armas sin salvación y las convertían en lingotes, para fabricar armas nuevas, así estuvieron todo el día, hasta que decidieron cerrar la tienda, ya que ya se había oscurecido, pero antes el anciano que ya había comprado una nueva puerta, por fin pudo arreglar el problema de la puerta, coloco otra parecida a la anterior. —Esto ya está—El anciano le comento a su nieta, al terminar de poner la puerta y agrego con una sonrisa y mirando a la chica—Viste querida, aun tengo mucha fuerza. —Se nota—La joven le contestó con una sonrisa en su rostro. En ese momento se escucho la campana que los guardias del lugar tocaban, cada vez que se aproximaba un grupo de bandido o algo exterior que amenazase el ambiente tranquilo de la aldea. La joven Daphne preocupada por lo que sucedía, aprovecho que un pelotón de guardias se estaba dirigiendo a los muros de madera de la ciudad, para preguntar cual era la amenaza, uní de los guardias paro unos momentos. —Se divisaron a un grupo de bandidos—El guardia contestó la pregunta de la chica y luego aconsejo le aconsejo—cierren con llave y póngales seguro a sus puertas, ya que la cantidad de bandido es considerable y no sabemos por cuánto tiempo podemos aguantar. El guardia después de responder la pregunta de la chica y aconsejarle, se marchó y siguió a su pelotón. La joven Daphne preocupada por la situación, hizo lo que recomendó el guardia, cerró las puertas y puso los seguros que tenían, después con su abuelo se dirigieron a una habitación que tenían para este tipo de problema y cerraron la puerta.
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La aprendiz del Herrero. (capitulo 1)
La nieta del herrero.
“Nací de una relación prohibida entre una hechicera y un noble, el cual al verme dejó a mi madre y no me reconoció, mi madre estuvo durante un buen tiempo triste por lo que había ocurrido, así que decidió volver a su aldea natal junto con su padre o sea mi abuelo. Mi abuelo el cual era el herrero de aquel sitio, al ver a mi madre cargando a una indefensa pequeña, nos recibió bien y cuido de ambas.”
“En los primeros años de mi vida no me había puesto nombre, así que mi abuelo insistió a mi madre, que me pusiese un nombre, le insistió tanto que al final accedió y me puso el nombre de Daphne, como mi abuelo tenía los apellidos Ferrum, me registraron con aquel apellido.
“Pará proteger a su hija y a su nieta de las habladurías, el anciano, le comento a todos que mi padre había muerto de una enfermedad, así los rumores que se estaba formado sobre mi aparición se fueron disipando. Mi abuelo era un tipo genial, era amable, cariñoso, y muy trabajador, desde que empecé a caminar siempre veía en secreto como mi abuelo trabajar en la fragua aunque esta siempre estaba calurosa.”
“Cuando tenía seis años, mi madre me contaba cuento de grandes héroes que lucharon por el reinos, guerreros que lograron grandes hazañas, que conquistaron el mal y se impusieron sobre este. Mi madre esperaba con aquellos cuentos que yo me convirtiese en una heroína, tal vez siguiese su línea de trabajo, ella era una hechicera, pero aunque me asombraba las hazañas que realizaban esos grandes personajes, más me asombraba las armas que empuñaban para lograr sus victorias”
“Le tome un gran gusto a las espadas, a los escudos, también a las armaduras que utilizaban y aquellas armas encantadas que portaban los grande héroes, por eso investigaba mucho sobre estas, y a los siete años tomé una gran decisión, que estaba influenciada por mí gusto y por el trabajo de mi abuelo, yo quería ser una herrera como mi abuelo, y forjar grandes armas y fuertes armaduras, para grandes aventureros, héroes y guerreros.”
—Quiero ser una herrera—Le dije a mi madre y mi abuelo, cuando estábamos almorzando.
—O vaya, eso es genial—Mi abuelo me sonrió, el estaba alegre que su nieta siguiese sus pasos.
—Niña, olvídate de ese sueño—Mi madre se paro de la mesa se acercó a mi y me dio una fuerte cachetada, que me dejó perpleja.
“Mi abuelo se paro de la mesa molesto con mi madre, la observó durante unos minutos, laujer al mirar a su abuelo bajo su mano y unas lágrimas cayeron de sus ojos. En aquel momento no sabía de porqué mi madre había reaccionado de aquella forma, tiempo después tuve la teoría de que mi madre estaba frustrada de no poder avanzar con su carrera de hechicera, y quería que yo siguiese sus pasos para lograr lo que ella no logró.
“Mi madre había decido trabajar como consejera hechicera del alcalde, un anciano que tenía un hijo de la misma edad que mi madre, y que aspiraba a ser algún noble en una de las grandes ciudades, mi madre estuvo trabajando un año en aquel sitio, hasta que nunca volvió más, se había marchado xñdel pueblo junto con el hijo del alcalde. Observe como mi abuelo lloraba al leer la carta que había dejado mi madre”
“Desde los siete años, mi abuelo me estuvo criando y para no perderme de vista, el me dejó trabajar en la fragua, pero siempre con su supervisión y con trabajos pequeños, como martillar dagas o avivar los fuego de la fragua. Mi abuelo me explico sobre las armas, y cuales eran los mejores materiales para forjarlas, también cuales eran las temperatura perfecta para cada uno de los metales.
“Crecí ayudando a mi abuelo en la forja, ya a los diez pudo hacer una daga por mi misma, aunque esta era de hierro un material muy pobre y muy poco utilizado ya que era inferior a los otros metales, además de que me quedo media chueca, me alegre mucho puesto que era mi primera arma que hacía, mi abuelo me felicito y me dijo que para recordar el día, era mejor que me quedase con aquella daga”
Daphne Ferrum, una chica de dieciséis años de piel blanca, cuerpo esbelto, pelo negro y largo que llevaba amarrado con una coleta, ojos claros, y vestida con una camisa roja de manga corta, pantalones azules, zapatos de cuero de color café claro, llevaba una muñequera de cuero, y encima una pulsera de metal que le había regalado su abuelo hace un día atrás, en la celebración de su cumpleaños. La joven había sido enviada por su abuelo para comprar materiales a los mercaderes que había llegado a la aldea, al terminar de comprar volvió a su casa en donde se encontraba su abuelo, el cual estaba forjando un escudo de acero.
—Ya llegue, abuelo—Daphne entró a la forja del anciano herrero, y dejó la bolsa de cuero en donde tenía los materiales encargados, en una mesa de la habitación—Los mercaderes estaban fierros este día, tuve muchas discusiones para conseguir estos materiales.
—Gracias, querida Daphne—El abuelo miró a su nieta con una sonrisa en su rostro y agrego mientras colocaba el escudo en el agua, para enfriar el acero de este—Estoy terminando de hacer este escudo, necesito que me ayudes creando nuevos lingotes, con el mineral de acero que compraste en el mercado.
—Claro, abuelo—Le sonrió Daphne al anciano.
Daphne amontono el mineral de acero cerca de un horno especial, y luego empezó el proceso de crear aquellos lingotes. Después de crear una variedad de lingotes que agrupaba en un sitio, cerró la rejilla y luego dejó la papa a un lado del horno, tomó algunos lingotes y lo dejó al lado de la fragua en donde trabajaba su abuelo, el anciano agradeció a su nieta su ayuda y le pasó a su nieta el escudo para dejarlo en una mesa.
Después de dejar el escudo en el lugar indicado, la joven empezó a ayudar a su abuelo con una armadura de acero que el alcalde actual de la aldea le había pedido. Daphne se puso hacer los guante les y la parte de debajo de aquel pedido, mientras que el anciano, se puso hacer el resto, después de algunas horas ya tenía el set casi completo del pedido, solo faltaba la espada el anciano, se estaba encargando de forjar, mientras que la nieta terminaba de hacer el diseño del escudo, el perfil derecho de la cabeza de un león, el cual estaba en modo pensativo.
—Abuelo como vas con la espada—Pregunto a su abuelo, mientras terminaba los últimos retoque del diseño del león.
—Va bien, solo unos golpe más y terminó con esto—Le contesto el anciano y pregunto—¿Y como vas con el diseño?
—Como tu, una línea más y terminamos el escudo—Le contesto la joven mientras utilizaba una brocha especial para pintar el escudo.
Cuando terminaron lo que faltaba ensamblaron el set completo de la armadura, y al verla reluciente, ambos chocaron sus manos en señal de felicitación por el buen trabajo que hicieron. En aquel momento entró a la herrería por la puerta de afuera un tipo de cuerpo ancho, vestido de una armadura de piel y que llevaba un mandoble enfundado sobre su espalda.
—¿Aquí tienen buenas armadura? —pregunto el sujeto que al ver la armadura que estaba ensamblada cambió la pregunta—¿Cuánto vale esa armadura?
—Lo siento pero la armadura no está en venta, fue echa para un pedido—Le contesto la joven Daphne al hombre y agrego—Si quiere una armadura igual puede hacer un pedido, pero si quieres ser una compra ahora, tenemos buenas armas y parte de armadura a un excelente precio.
—Quiero esa armadura—El sujeto le volvió pedir a los herreros.
Tanto la joven nieta y el anciano herrero, negaron al recién aparecido la posibilidad de adquirir la armadura, esto enfureció al hombre que empezó a causar estrago en la tienda, rompiendo un escaparate en donde tenía exhibida las armas y luego hizo trozo la puerta y las ventanas de la herrería luego en fundó su mandoble y amenazó a los presentes. Los destrozos del local llamaron la atención de varios vecinos que salieron a defender a los propietario de la herrería.
—Oye tu, maldito—Los vecino se reunieron alrededor de la tienda.
—Maldición, estoy en inferioridad numérica—El sujeto observó a los presentes y agregó fastidiado—Ganaron ahora, pero volveré con fuerza, ya lo verán.
El sujeto salió de la herrería molesto, con lo que había pasado y se perdió de la vista d ellos vecinos. La joven nieta que había estado tensa por lo que estaba sucediendo se relajo al ver que el problemático tipo se había ido, aunque por un momento la últimas palabras del sujeto resonaron en su mente, “volveré con fuerza”, esas palabras eran la que inquietaba a la chica, y un nuevo temor surco por su mente.
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