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Nightkelly
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nightkelly-blog · 6 years ago
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Razón contra Locura.
“Ya habrá comprendido el lector que era la Razón que volvía a casa e invitaba a la Locura a salir, clamando, con mejor derecho, las palabras de Tartufo:
La maison est à moi, c’est à vous d’en sortir.
Pero es antiguo sino de la Locura criar amor a las casas ajenas, de manera que, apenas dueña de una, difícilmente se la podrá hacer desalojar. Es su sino; no se sale de allí; hace mucho que se le ha encallecido la vergüenza. Ahora, si advertimos el inmenso número de casas que ocupa, unas en definitiva, otras durante sus estaciones más calientes, concluiremos que esta amable peregrina es el terror de los propietarios. En nuestro caso, hubo casi un pleito a la puerta de mi cerebro, porque la advenediza no quería entregar la casa, y la dueña no cedía en su intención de tomar lo que era suyo. Por último, ya se contentaba la Locura con un rinconcillo en el sótano.
—No, sueño —replicó la Razón—; estoy cansada de cederte sótanos; cansada y escarmentada: lo que tú quieres es pasar a la chita callando del sótano al comedor, de ahí a la sala y a toda la casa.  
—Está bien, déjame aquí algún tiempo más, que ando en la pista de un misterio...
—¿Qué misterio?
—De dos—enmendó la Locura—: el de la vida y el de la muerte; sólo te pido unos diez minutos.
La Razón se echó a reír.
—Siempre has de ser la misma cosa..., siempre la misma cosa..., siempre la misma cosa...
Y, diciendo esto, la tomó de los puños y la arrastró hacia fuera; después entró y se encerró. La Locura todavía gimió algunas súplicas, gruñó algunos rezongos; pero se desengañó muy pronto, sacó la lengua en señal de mofa, y siguió su camino...”
—Las memorias póstumas de Blas Cubas. Joaquin Machado De Assis.
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nightkelly-blog · 7 years ago
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Citas de “La muerte de Iván Ilich”.
La idea de los sufrimientos de aquel hombre a quien había conocido tan íntimamente, primero como alegre muchacho, condiscípulo suyo, y luego como compañero y colega, a pesar de la doblez que en él y en esa mujer percibía, horrorizó, de pronto, a Piotr Ivánovich.  De nuevo volvió a ver aquella frente, la nariz que hacía presión sobre el labio inferior, y sintió miedo por sí mismo.
“Tres días y tres noches de espantosos sufrimientos, y la muerte. Ahora, en cualquier momento puede ocurrirme a mí lo mismo”, pensó, y por un instante tuvo miedo. Pero en seguida, sin saber cómo, acudió en su ayuda la socorrida idea de que esto le había sucedido a Iván Ilich y no a él, y que a él esto no le debía ni le podía suceder. Pensó que aquella idea le deprimía, cosa que no debía permitir, como resultaba notorio por la cara de Schwarz. Hecho este razonamiento, Piotr Ivánovich se serenó y empezó a preguntar con sumo interés por los detalles del fallecimiento de Iván Ilich, como si morir fuese una aventura exclusiva de éste y que nada tuviera que ver con él.
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Iván Ilich veía que se estaba muriendo y se desesperaba. 
En lo más hondo de su alma se daba perfecta cuenta de que se moría, pero él no estaba acostumbrado a ello; además, no lo comprendía, no podía comprenderlo. 
El ejemplo de silogismo que aprendió en la lógica de Kiseveter; “Cayo es hombre, los hombres son mortales, luego Cayo es moral”, en el transcurso de toda su vida le pareció justo sólo en lo tocante a Cayo, pero de ningún modo respecto a sí mismo. Aquél era Cayo-hombre, el hombre en general, y lo de la muerte era completamente justo; pero él no era Cayo ni un hombre en general, sino un ente distinto, completamente distinto de todos los demás. Fue Vania con mamá, con papá, con Mitia y Volodia, con los juguetes, con el cochero, con el aya y luego con Katia, con todas las alegrías, amarguras y entusiasmos de la infancia, de la adolescencia y de la juventud. ¿Acaso besaba Cayo de tal modo la mano de la madre y susurraban para Cayo de la misma manera los pliegues del vestido de seda de la madre? ¿Se sublevaba él, quizá, por las empanadillas en la escuela de Jurisprudencia? ¿Por ventura estuvo tan enamorado Cayo? ¿Es que había podido dirigir del mismo modo la vista de una causa, Cayo? “Cayo, en efecto, es mortal y es justo que muera; pero yo, Vania, Iván Ilich, con todos mis sentimientos y pensamientos, es otra cosa. No es posible que yo tenga que morir. Sería demasiado horrible”. 
Esto era lo que él sentía. 
“De tener que morir, como Cayo, lo sabría, me lo diría mi voz interior, pero nada semejante se ha dado en mí; tanto yo como mis amigos comprendíamos que no nos iba a ocurrir lo que a Cayo. Y ahora, ¡aquí lo tienes! -se decía-. No es posible, no es posible, pero es. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo explicarlo?”. 
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nightkelly-blog · 7 years ago
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Albada oriental.
¿No es como una costa esta cama, 
sólo una franja de costa, sobre la que yacemos? 
Nada es seguro, más que tus altos pechos
que sobrepasan en vértigos a mi sentimiento. 
Pues esta noche, en la que tanto se gritó, 
en la que se llaman y desgarran los animales, 
¿no nos es tremendamente extraña? Y cómo:
lo que se alza fuera lentamente, y llamamos día, 
¿acaso es más comprensible que ella para nosotros? 
Habría que meterse el uno en el otro
como los pétalos en torno a los estambres:
tanto está lo desmesurado en todas partes, 
y se amontona y contra nosotros se lanza. 
Pero, mientras nos apretamos uno contra otro, 
para no ver cómo se acerca por todas partes, 
puede surgir de ti, puede surgir de mí:
pues nuestras almas viven de traición. 
-Rainer María Rilke.  
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nightkelly-blog · 7 years ago
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Descripción. Jude el oscuro.
—¡Qué feo es todo esto! — murmuró.
Los surcos recientes parecían extenderse como canalillos de una pieza de pana nueva, dándole un aire vulgarmente utilitario a la extensión, eliminando de ella todo matiz, y privándola de toda historia anterior a los últimos meses, si bien cada terrón y cada pedrusco se henchía verdaderamente de sugestivas evocaciones, de ecos de canciones de antiguas recolecciones de cosechas, de palabras pronunciadas y de proezas violentas. En cada palmo de tierra, un día u otro, se habían pasado momentos de energía, de alegría, de brutalidades, de riñas, de fatigas. Los grupos de segadores se habían sentado en cuclillas al sol en cada metro cuadrado. Los matrimonios que poblaban la aldea inmediata se habían forjado allí, mientras segaban y cosechaban. Bajo el seto que separaba el campo de una lejana arboleda, las muchachas se habían entregado a amantes que luego no volverían la cabeza para mirarlas en la cosecha siguiente. Y en aquel maizal antiguo, muchos hombres habían hecho promesas de amor a unas mujeres cuyas voces les harían temblar a la otra siembra, después de haber pasado por la vicaría. Pero ni Jude ni los grajos que le rodeaban pensaban en estas cosas. Para ellos era un paisaje solitario que poseía únicamente, por un lado, la virtud de ser una tierra que trabajar y, por otro, un granero de donde comer.
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Fragmento de La bienamada, de Thomas Hardy.
Desde entonces fue durante muchos años su único goce el estudio de la belleza. Solía observar por la calle cualquier rostro o parte de rostro que le pareciese expresar casi con la exactitud apetecida, en perecedera carne, lo que en aquel momento deseaba él expresar en perdurable forma. Perseguía y contraesquivaba como un pesquisidor policíaco a la dueña del llamativo rostro, en ómnibus, en coche, en bote de vapor, a través del gentío, en tiendas, iglesias, teatros, tabernas y tugurios, aunque la mayoría de las veces, al verla de frente a frente, resultaba que no era lo que le había parecido, deplorando la molestia que se había tomado en seguirla. En aquellas profesionales pesquisas de la belleza solía dirigir la vista a través del Támesis, hacia los muelles de la margen oriental, y especialmente a donde cada día se desembarcaban de los cachamerines de la orilla meridional toneladas de cantería expedidas por su padre. Allí veía tendidos los grandes bloques tan persistentemente arrancados de la isleña roca del Canal inglés, que parecía como si, andando el tiempo, hubiese de quedar toda descuajada.
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Fragmento de “La palabra edificante”.
La verdad verdadera, la suya y la de todos, se llama deseo. En una tradición que con poquísimas excepciones —se pueden contar con los dedos, de La celestina y La lozana andaluza a Rubén Darío, Valle-Inclán y García Lorca— identifica “placer” con “sensación agradable, contento del ánimo o diversión”, la poesía de Cernuda afirma con violencia la primacía del erotismo. Esa violencia se calma con los años pero el placer ocupará siempre un lugar central en su obra, al lado de su contrario-complementario: la soledad. Son la pareja que rige su mundo, ese “paisaje de ceniza absorta” que el deseo puebla de cuerpos radiantes, figuras hermosas y lucientes. El destino de la palabra deseo, desde Baudelaire hasta Breton, se funde con el de la poesía. Su significado no es psicológico. Cambiante e idéntico, es energía, voluntad de encarnación del tiempo, apetito vital o ansia de morir: no tiene nombre y los tiene todos. ¿Qué o quién es el que desea lo que deseamos? Aunque asume la forma de la fatalidad, no se cumple sin nuestra libertad y en él se cifra todo nuestro albedrío. No sabemos nada del deseo, excepto que cristaliza en imágenes y que esas imágenes no cesan de hostigarnos hasta que se vuelvan realidades. Apenas las tocamos, se desvanecen. ¿O somos nosotros los que nos desvanecemos? La imaginación es el deseo en movimiento. Es lo inminente, aquello que suscita la Aparición; y es la lejanía que la borra. Con cierta pereza se tiende a ver en los poemas de Cernuda meras variaciones de un viejo lugar común: la realidad acaba por destruir al deseo, nuestra vida es una continua oscilación entre privación y saciedad. A mí me parece que, además, dicen otra cosa, más cierta y terrible: si el deseo es real, la realidad es irreal. El deseo vuelve real lo imaginario, irreal la realidad. El ser entero del hombre es el teatro de esta continua metamorfosis; en su cuerpo y su alma deseo y realidad se interpenetran y se cambian, se unen y separan. El deseo puebla al mundo de imágenes y, simultáneamente, deshabita a la realidad. Nada lo satisface porque vuelve fantasmas a los seres vivos. Se alimenta de sombras o más bien: nuestra realidad humana, nuestra sustancia, tiempo y sangre, alimenta a sus sombras.
Entre deseo y realidad hay un punto de intersección: el amor. El deseo es más vasto que el amor pero el deseo de amor es el más poderoso de los deseos. Sólo en ese desear un ser entre todos los seres el deseo se despliega plenamente. Aquel que conoce el amor no quiere ya otra cosa. El amor revela la realidad al deseo: esa imagen deseada es algo más que un cuerpo que se desvanece: es un alma, una conciencia. Tránsito del objeto erótico a la persona amada. Por el amor, el deseo toca al fin la realidad: el otro existe. Esta revelación casi siempre es dolorosa porque la existencia del otro se nos presenta simultáneamente como un cuerpo que se penetra y como una conciencia impenetrable. El amor es la revelación de la libertad ajena y nada es más difícil que reconocer la libertad de los otros, sobre todo la de una persona que se ama y desea. Y en esto radica la contradicción del amor: el deseo aspira a consumarse mediante la destrucción del objeto deseado: el amor descubre que ese objeto es indestructible… e insustituible. Queda el deseo sin amor o el amor sin deseo. El primero nos condena a la soledad: esos cuerpos intercambiables son irreales; el segundo es inhumano: ¿puede amarse aquello que no se desea?
—Octavio Paz.  “La palabra edificante”. en Cuadrivio. 
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Derriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente, derriban los instintos como flores, deseos como estrellas para hacer sólo un hombre con su estigma de hombre.
Que derriben también imperios de una noche, monarquías de un beso, no significa nada; que derriben los ojos, que derriben las manos como estatuas vacías.
Mas este amor cerrado por ver sólo su forma, su forma entre las brumas escarlata, quiere imponer la vida, como otoño ascendiendo tantas hojas hacia el último cielo, donde estrellas sus labios dan otras estrellas, donde mis ojos, estos ojos, se despiertan en otro.
-Luis Cernuda.
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Él. Yo no ensayo, yo corto rebanadas de tristeza, así, así, con un arco de chelo, así, así. Ella. No, tú vas a volver en la noche, ¿verdad que vas a volver? Él. No voy a volver, ya no vuelvo, no vuelvo, no vuelvo… por más que repita estas palabras no logro aprendérmelas. Ella no me escucha. Ella. Lo que pasa es que no quiero escucharte que no vas a volver. Él. ¿Vuelve la lluvia aquella? Ella. No. Él. ¿Vuelve el barro aquel con el que hiciste una taza para abrigar el café que nos tomamos aquella tarde? Ella. No. Él. ¿Vuelve la calle infantil donde el resto de lo que somos pasa en una pequeña bicicleta? Ella. ¡No! Él. ¿Vuelve el resto de lo que somos en forma de zapato, de muñeca destripada? ¿Volverá el resto de lo que somos en forma de hijo, en forma de nieta, en forma de hija? ¿Será el resto de lo que somos materia que se podrá abrazar, enterrar, olvidar? ¿O serán para siempre aire? aire que se respira para no olvidar que en este lugar el aire está lleno de muertos.
Fragmento de ‘Instrucciones para abrazar el aire’, Aristides Vargas. (via eleescaramujoflorece)
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nightkelly-blog · 8 years ago
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La desesperación de la anciana.
La viejecilla ajada sentíase rebosante de júbilo contemplando a aquella linda criatura celebrada y mimada por todos, aquel lindo ser frágil como ella, y como ella también, sin pelo ni dientes.
Y se le acercó con la intención de hacerle arrumacos y carantoñas.
Pero el niño, aterrado, se debatía ante las caricias de la buena mujer decrépita, llenando la casa con sus berridos.
La anciana hubo entonces de apartarse, regresando a su eterna soledad, y llorando en un rincón se decía: «¡Ay! ¡Pasó para nosotras, desdichadas ancianas, la edad de gustar, ni siquiera a los inocentes, y horrorizamos incluso a los niños que deseamos amar!».
Charles Baudelaire. 
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(Pintura: Paula Modersohn-Becker).
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nightkelly-blog · 8 years ago
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La requisitoria a la línea recta.
La línea recta, gráfica de nuestra época, es el camino más breve entre el hombre y el tedio, escribe Germaine Beaumont. Cómo maravillarnos de que, esclavos de la recta, no caigamos en la neurosis?. La línea recta es el Barón Haussmann, es el túnel, es el sistema métrico, las carreteras provinciales, es el metro, los postes y sobretodos de los pasantes. La línea curva se representa por colinas y por riberas, por senos y por música. Son los párpados que amparan los ojos y el gesto de las avenidas circundando las rosas, los buquets antiguos forrados en encaje, las flores y las frutas. 
La línea recta engendra la velocidad y la velocidad es el camino más corto entre el tedio y la muerte. La línea curva engendra la lentitud, fuente de toda fantasía y de todo descubrimiento. La velocidad es ciega, la lentitud tiene mil ojos. La velocidad es indigente, la lentitud es pródiga. Ir aprisa es dormir en el hotel de lujo. Ir despacio es aventurarse por los centros del placer y de la aventura, sentarse a la mesa de los floridos tugurios que tienen nombres sonoros y picarescos: “El Caballo Blanco”, “El escudo de Francia”. Es abrir la ventana sobre la risa del riachuelo, sobre la murmuración de los tilos y pensar esto: “La luna es redonda y es muelle sobre el collado. Qué hermoso atravesar por entre los aros de la noche, fosforescentes como los ojos de los gatos!
Se habla del suplicio de la rueda. Pero el suplicio no es la rueda sino el eje, la barra de hierro que maltrata la rueda. Rectos son los rayos, los cigarrillos y las flechas. Pero el astro es más bello que sus rayos, la esfera humilla tangente, los círculos de humo explican la única posible alegría de los fumadores. Si la flecha mata, el arco es divino. Lanzada rectamente, se desenvuelve en espirales. Es así como una piedra puede descalabrar el infinito. La línea recta hiere y humilla; la línea curva, acaricia. Los niños y las hadas danzan en círculos. La línea recta es el brazo tenso, listo para el ultraje. La línea curva es el brazo replegado para el amor. 
—Jaime Barrera Parra. en Lecturas Dominicales. El Tiempo. Domingo 23 de Marzo de 1930.
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Hoy me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir: ya lo decía. Casi toqué la parte de mi todo y me contuve con un tiro en la lengua detrás de mi palabra. Hoy me palpo el mentón en retirada y en estos momentáneos pantalones yo me digo: ¡Tánta vida y jamás! ¡Tántos años y siempre mis semanas!... Mis padres enterrados con su piedra y su triste estirón que no ha acabado; de cuerpo entero hermanos, mis hermanos, y, en fin, mi ser parado y en chaleco. Me gusta la vida enormemente pero, desde luego, con mi muerte querida y mi café y viendo los castaños frondosos de París y diciendo: Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo: ¡Tánta vida y jamás me falla la tonada! ¡Tántos años y siempre, siempre, siempre! Dije chaleco, dije todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar. Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado y está bien y está mal haber mirado de abajo para arriba mi organismo. Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga, porque, como iba diciendo y lo repito, ¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años, y siempre, mucho siempre, siempre, siempre! 
César Vallejo en Poemas Humanos. 
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Apremio
Corre y se demora en mi frente lenta y se despeña en mi sangre la hora pasa sin pasar y en mí esculpe y desvanece
Yo soy el pan para su hambre yo el corazón que deshabita la hora pasa sin pasar y esto que escribo lo deshace
Amor que pasa y pena fija en mí combate en mí reposa la hora pasa sin pasar cuerpo de azogue y de ceniza
Cava mi pecho y no me toca piedra perpetua que no pesa la hora pasa sin pasar y es una herida que se encona
El día es breve la hora inmensa hora sin mí yo con su pena la hora pasa sin pasar y en mí se fuga y se encadena
Octavio Paz. 
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Papusza.
“Caminarás por la tierra ligera como una pluma". 
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"Los médicos le han prohibido los poemas".
"Si no hubiese aprendido a leer, habría sido feliz".
"-Las mujeres listas tienen vidas complicadas. -¿Por eso está usted tan triste?"
"No pongáis lápida en mi tumba, ya me pesa todo bastante. Poned unas flores, así si no vienes a verme a mi, vendrás a regarlas".
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"En romaní ´ayer´ y ´mañana´ se dice igual: taishia".
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Las mujeres. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge.
"Y mientras tienen la atención ocupada en su trabajo, estas muchachas no piensan en levantar más los ojos. No se da cuenta de que a pesar de su esfuerzo para dibujar, no hacen sin embargo más que ahogar en ellas la vida inmutable que se abre ante sí en las imágenes tejidas, resplandeciente e inefable. No quieren creerlo. Ahora que tantas cosas se transforman, también ellas quieren cambiar. No está lejos de realizar el abandono de sí mismas, y de pensar de sí, poco más o menos como lo que los hombres piensan de ellas cuando no están presentes. Y eso les parece un progreso. Están ya casi convencidas que se busca un goce y después otro y después otro, más fuerte aún; que la vida consiste en esto, si no se quiere perder estúpidamente. Ya han empezado a volverse, a buscar. Ellas cuya fuerza había consistido hasta ahora en esto; en que había que encontrarlas. Eso proviene, pienso, de que están fatigadas. Durante siglos han llevado a cabo todo el amor, han desempeñado las dos partes del diálogo. Pues el hombre no hacía más que repetir la lección y mal. Y les hacía difícil su esfuerzo de enseñar, por su distracción, por su negligencia, por sus celos, que eran en sí mismos una manera de negligencia. Y sin embargo ellas han perseverado día y noche, y han crecido en amor y en miseria. Y de entre ellas han surgido, bajo la presión de angustias sin fin, esas amantes inauditas, que mientras le llamaban, superaban al hombre. Que crecían y se elevaban más alto que él, cuando él no volvía, como Gaspara Stampa o como la Portuguesa, y que no lo abandonaban hasta que su tortura se había cambiado en un esplendor amargo, helado, que ya nadie podía detener. Sabemos de ésta y de aquélla, porque hay cartas que se han conservado como por milagro, o libros de poemas dolorosos o acusadores, o retratos que, en alguna galería, nos miran a través de un deseo de llorar, y que el pintor ha logrado porque no sabía de qué se trataba. Pero han sido muchas más, innumerables; aquellas cuyas cartas han sido quemadas y las otras que no han tenido fuerza para escribirlas. Ancianas que se han endurecido, ocultando en sí un tuétano de delicias. Mujeres informes, que hechas fuertes por agotamiento, se van dejando convertir poco a poco en semejantes a sus maridos, y cuyo interior era, sin embargo, por completo diferente, allí donde el amor había trabajado en la oscuridad. Mujeres encintas que no querían estarlo, y que cuando morían, por fin, después del octavo nacimiento, tenían todavía los gestos y la ligereza de muchachas que se alegran de conocer el amor. Y aquellas que permanecían al lado de dementes y de borrachos porque habían encontrado el medio de estar, en ellas mismas, más lejos de ellos que en ningún otro sitio; y cuando se encontraban entre las gentes, no podían esconderse, y resplandecían como si no hubiesen vivido más que con afortunados. ¿Quién dirá cuántas y cuáles fueron? Es como si ellas hubiesen destruido anteriormente las palabras con que se las pudiera captar".
Rainer Maria Rilke. 
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Fragmento de Winter Sleep.
— Reconozco que eres un hombre cultivado, honesto, justo, íntegro... En el conjunto, es cierto. No puedo decir nada en contra tuyo. Pero a veces, utilizas tus cualidades para ahogar a los otros, rebajarlos, humillarlos, aplastarlos. Tu gran moral te sirve para odiar a todo el mundo. Detestas a los creyentes porque para ti, creer es signo de arcaísmo y de ignorancia. Detestas a los no creyentes porque no tienen fe ni ideales. Los viejos te parecen reaccionarios, gastados, incapaces de pensar libremente. Los jóvenes para ti tienen un pensamiento demasiado libre y son iconoclastas. Elogias constantemente el bienestar general, pero sospechas que todo el mundo es un bandido, y de esa forma, odias al pueblo. ¿Quién encuentra gracia a tus ojos? Si solamente, por una vez, pudieras defender una posición que te fuera incómoda o experimentar un sentimiento que no te enorgulleciera. No es posible. Siempre has sabido impedir nuestra separación. Supongo que eso me vino bien. Yo era muy joven para irme. No tenía ni el coraje ni el dinero. Ni un lugar mejor donde ir. Pero tú, jamás has sido presa de remordimientos por ver a una joven orgullosa, llena de salud, disolverse en el vacío, el aburrimiento y el miedo. Los primeros años, yo tenía miedo. Ahora, tengo vergüenza. He tirado por la borda mis años más hermosos. He perdido todas mis cualidades en mi combate contra ti. Me he vuelto dura, severa, timorata, suspicaz. (...)
—Nihal, querida... Eres una mujer generosa, fina, racional. Todo lo que dices me parece muy sensato. Verdaderamente. Pero... Idealizar a un hombre, hacerlo un dios, para enseguida, atacarlo por no ser ese dios, ¿no es injusto? Yo hubiera querido ser ese gran actor carismático con el que soñabas. Pero no lo soy. Soy un hombre simple. Lo peor es que espero seguir siéndolo.
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Fragmento de Ulises.
"Hay pecados o (llamémoslos como los llama el mundo) malos recuerdos que el hombre oculta en los lugares mas sombríos del corazón, pero que permanecen allí aguardando. El quizá permita que su memoria se oscurezca, los deje estar como si nunca hubieran sido y llegue a persuadirse de que no fueron o al menos de que fueron de otro modo. Sin embargo, una palabra casual los evocará repentinamente y se levantarán a encararse con él en las circunstancias más variadas, en visión o en un sueño, o mientras el cémbalo y el arpa apacigüen sus sentidos o entre la fresca tranquilidad argentina del atardecer o en la fiesta a medianoche cuando ya esté lleno de vino. No para insultarle vendrá la visión, como a quien está bajo el peso de su ira, no por venganza, para separarle de los vivos, sino amortajada en la triste veste del pasado, silenciosa, remota, llena de reproche".
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nightkelly-blog · 8 years ago
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Sobre la luna, en Ulises, de Joyce.
"¿Qué especiales afinidades le parecía haber entre la luna y la mujer? Su antigüedad en preceder y sobrevivir a sucesivas generaciones telúricas: su predominio nocturno: su dependencia satelítica: su reflexión luminar: su constancia bajo todas las fases, elevándose y poniéndose a sus horas fijadas, creciendo y menguando: la forzosa invariabilidad de su aspecto: su respuesta indeterminada a la interrogación inafirmativa: su poder sobre las aguas efluyentes y refluyentes; su capacidad de enamorar, de mortificar, de revestir de belleza, de enloquecer, de incitar y ayudar a la delincuencia: la tranquila inescrutabilidad de su rostro: la terribilidad de su proximidad aislada dominante implacable resplandeciente: sus presagios de tempestad y de calma: el estímulo de su luz, su movimiento y su presencia: la admonición de sus cráteres, sus áridos mares, su silencio: su esplendor, cuando visible: su atracción, cuando invisible".
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