moho-crocante

[moho-crocante]

Hoy por casualidad me encontré una mariposa atrapada en la casa y fui a ayudarla para que pudiera salir y cuando estábamos en el patio no quiso volar y me quedé sosteniéndola un rato, la acerqué a un algodoncillo pero no se quiso parar ahí y luego fui a otro, era el único de todos (y son muchísimos los que cuida mi mamá) que tenía dos florecitas, y la acerqué para que comiera y empezó a succionar el néctar como si llevara mucho tiempo sin comer pero seguía sin querer bajarse de mi mano, después de un rato me conmovió mucho esa imagen y me puse a pensar en mi mamá y cómo ella es el jardín, el que se forma de todas sus variadas plantas y el que hospeda miles de orugas que cuida como hijas que luego se convierten en mariposas que siempre regresan, montones de colibríes que beben agüita azucarada que todos los días les deja, puños de catarinas y toda la vida que sólo es posible porque ella existe, y agradezco mucho venir de ahí, y que su alegría sea tan fértil y que a pesar de todos los momentos amargos lo que permanezca siempre en mi recuerdo sea esa imagen de mi mamá siendo jardín.

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Ven cómo en las películas el héroe siempre tiene que pasar por un momento incómodo y doloroso que es el entrenamiento para volverse una riata? Pues lo mismo pasa con todas las personas. Y sí, es una típica estructura del viaje del héroe pero eso es lo bonito de las estructuras, pueden adaptarse y mimetizarse con cualquier escenario que emule ciertas pruebas, idealmente en el mismo orden... Por eso lo sencillo es casi siempre lo más bello (aunque no digo que sea lo único bello que existe). Y porque entiendo que todo lo que admiro en otra ya está en mí, y que por lo tanto todo lo que desprecio de otras también me habita, me hace más sentido poner asteriscos y marcas en los momentos donde lo experimento. Así en vez de tachar listas de metas en una libreta me veo en el espejo y reconozco todo lo que he cambiado, y mejor aun, que he cambiado mi visión al lugar desde donde me quiero sentar a ver la vida, no a donde me empuja la inercia, así colecciono iteraciones de mí misma que me llenan de orgullo.

Servir tu propósito no siempre es un camino fácil, a veces hay que dejar de hacerse huey, secarse las lagrimitas y decir ora sí pues, qué hay que hacer, y nadie te va a contestar más que tu yo más honesto, y vaaaaaarias veces hay equivocaciones, las mejores científicas siempre se forjaron a base de prueba y error, en cada fallo siempre se está un paso más cerca de dios, pero no hablo de dios superior sino de dios humilde, dios al servicio.

Al final es no olvidar que el único parámetro con el que es válido compararnos es con nosotras mismas. Y hasta eso es una trampa constante, porque juntas logros y de repente una siente que está remando en el mismo lugar pero no es cierto, sólo que el ego nubla, si se quita la nube se escucha la voz que grita ¡tierra a la vista!

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¿Quién soy cuando no soy nadie?

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Pensaba que no podíamos cambiar el mundo, pero la realidad es que todo el tiempo lo hacemos, mucho más de lo que podemos controlar o identificar. El autoconocimiento es la clave para tomar el timón de ese barco y navegar con y contra la marea.

Cuando dicen que no existe nada nuevo y que todo lo que hacemos ya fue inventado/ pensado/ hecho/ soñado/ ... No significa que sea por nuestra falta de creatividad o porque la suma de todas las generaciones que nos anteceden nos lleva ventaja sino porque no existe tal cosa como un pensamiento propio, somos únicamente canales tomadores de decisiones (o personas con libre albedrío) que determinan la dirección de conciencia de lo que ya está ahí, en la memoria colectiva.

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Tengo miedo de engordar porque este sistema no tiene amor ni respeto por las personas gordas.

Tengo la voluntad de dejar atrás el status quo y aprender a quererme como soy.

Tengo miedo de no tener el amor propio suficiente para lograrlo.

Todo el amor que necesito darme se encuentra dentro de mí.

Todo el amor que necesito se encuentra dentro de mí.

Todo el amor se encuentra dentro de mí.

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En la era de la búsqueda de la verdad absoluta causada por la sobreinformación y las fake news, la idea de encontrar una creencia placebo tiene mucho sentido. ¿Qué pesa más, la ciencia o la fe?, ¿Cuál lenguaje es más importante, el de los hechos o el de la especulación?

Aceptar la ciencia a veces parece una manera de perpetuar un camino en el que todos acordamos depositar nuestra "creencia" para evitar inventar el hilo negro, y al final la historia siempre se repite. El mundo de las locas por lo menos sugiere que las cosas puedan ser diferentes, aunque ni la ciencia ni la fe dan ninguna certeza. Me da igual si la tierra es plana o esférica, al final lo único que sé que es real es lo que percibo en este momento.

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Al sanarme a mí, sano todo lo que me antecede. Sanar es nacer.

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El juego del cielo es un placebo pueril para mantenernos dentro de la misma moralidad que promete la gloria al final de la vida. En él sólo existen los "mejores" escenarios, y cuando algo se sale de la norma, se ignora y rechaza. Se sigue adelante a costa de los anómalos. Una vida no alcanza para entender la divinidad. Menos para merecerla. El cielo tiene que ganarse a través de varias vidas.

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Ya no quiero decir ni pensar nunca más el concepto de "era feliz y no lo sabía", porque tenemos la costumbre de romantizar el pasado, de acudir a la nostalgia, como si fuera necesario voltear atrás por una carencia emocional inventada sin mirar al presente. Hoy soy feliz y lo sé, y me alivia darme cuenta que depende, y siempre ha dependido, únicamente de mi disposición a la tranquilidad, al amor, a la paz.... Y todos los días hay algo que se puede hacer para alcanzar ese estado. Es fascinante.

Desaprender el concepto de "dar y recibir" como si uno restara y el otro sumara, cuando realmente los dos suman. La clave de esta idea viene de la intención al efectuar una acción o la otra; cuando actuamos desde el amor siempre ganamos, porque el amor es infinito, no nacemos con una dosis limitada, eso creemos cuando nuestro corazón se apaga, cuando la tristeza se azota en el ser, nos ahoga y creemos que tenemos que estirar la mano para que alguien más nos salve, cuando podemos transformar el mecanismo y observar la tristeza, abrazarla y fluir en ella con calma y con fe.

Es verdad eso que se dice de que el amor no tiene contrarios porque es el centro de la dualidad. Y me pone a pensar cómo nuestra interpretación de las palabras determina nuestra realidad, pero estas revelaciones siempre se manifiestan en el momento necesario. No hay urgencia de explicarle y tratar de convencer a la humanidad que el amor es la respuesta, cada quién se dará cuenta en su camino, a su manera, porque es una constante que radica siempre en nuestra alma. Lo más importante, no es nuestro, es del y para el colectivo. Las personas sólo somos instrumentos que bloquean o transportan.

Y no nos dejemos engañar por los contrarios, que nos encanta dotarlos de moral. Hay que observarlos con compasión, humildad y ligereza. No somos el centro del universo. La vida se vuelve más sencilla en la medida en la que entendemos esto.

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Reflexión sobre "Demian" de Hermann Hesse

¿Cuál es la diferencia entre Dios y cualquier ser humano?

¿Qué determina el valor que le damos a los pecados en su jerarquía? (Asumiendo que siempre vamos a cometer errores)

¿Qué pesa más: la ignorancia o la mala fe?

¿Cuál es el reto que crees que puso Dios en nuestra condición de humanos?

¿Qué papel juega el demonio en nuestras vidas?

¿Dónde está la línea que separa lo divino de lo profano?

¿Crees que el destino ya está trazado?

¿Por qué o para qué crees que existan las desgracias?

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Me siento atrapada en mí misma. Que no puedo decirle al mundo todo lo que soy porque me siento ególatra. Porque creo saber todo de mí, que no me sorprende cuando alguien me señala un aspecto mío porque ya lo sé, y sin embargo siento un alivio porque por fin alguien se dio cuenta, por fin alguien lo descubrió. Que no sé decir qué necesito. Que no sé hablar con toda mi verdad sin dejar el tacto porque para mí el tacto no importa si se trata de la verdad, el confrontamiento me apasiona. El alcohol saca eso de mí. Vivir en la intensidad de la introspección. Quererme desnudar ante alguien que no conoce sus propios recovecos. Su inseguridad me hace dudar, me hace cuestionarme si soy yo la loca o quién. Como si viviera en un mundo al revés, como si fuera un calcetín volteado, como si tuviera la piel por dentro y el alma por fuera todo el tiempo, absorbiendo todo. Apropiándome de todo. Que la empatía a veces me hace asumir cosas que el que siente no se ha dado ni cuenta. Que a veces no sé si es un exceso de fe o de desinterés, de resignación. De pensar que soy yo la que me protejo de ser vulnerable pero probablemente sean ellos los que no quieran jugar a ser vistos completos. Toda la vida pensando que era yo la chueca, pero estoy más derecha que nunca, más dispuesta a todo que nunca, viviendo a flor de piel sin necesidad de salir a ningún lado, porque todo lo vivo adentro. Todo el tiempo. Todo el tiempo...

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A veces salgo sola. Salgo sola y me abstraigo. Soy pura alma, olviden el cuerpo. Me convierto en todo lo que ocurre en el lugar a donde voy; me vuelvo coquetería, me vuelvo charla de negocios, me vuelvo borrachera de barra, chismes y cuchicheos, me vuelvo y me envuelvo.

Extraña sensación liviana y flotante, armoniosa y tranquila... El tan aclamado poder de ser invisible. Quiero otra cerveza, otro mezcal, otro cigarro.

Una mirada encuentra la mía, regreso a mi cuerpo, parezco triste pero sólo estoy en paz. La mirada se acerca, se ve un barco en el horizonte, mi calma se vuelve oleaje, y navegamos de repente, nos vamos a pasear a donde nos lleve la marea. Es sólo una plática de bar.

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Te digo esto, yo que soy Ternura, que no todas las ternuras somos iguales.

Hay ternuras más tiernas que otras, hay ternuras que combinan con la manera en la que operan las personas, y hay ternuras que no. Es fácil ser y hacer ternura, cuando sonríes mucho, ves mucho a los ojos, cuando abrazas, cuando tocas, cuando tu ternura sale de los poros sin más, cuando la ternura es coherente con la acción, cuando va sin intención, cuando va sólo de un lado. Pero para ti es más complicado, porque tú te dedicas a ver ternura en todo, hasta en lo más horrible. Ternura cuando alguien hace una mueca por cierta reacción, ternura cuando el cabello de alguien se enreda con el viento. Cuando la vulnerabilidad sale corriendo por una máscara para ocultarse, y cuando está libre y con la guardia baja. Ternura en un perro con sarna o con tres patas, en un muñeco deforme en el rincón del estante, en la escultura tallada por manos desgraciadas. Ternura en la manera de escoger las frutas y las verduras. Ternura, ternura, ternura. La ternura es como la verdad. Y tú esperas que las personas reconozcan la tuya. Más allá de entenderla, compartirla o aceptarla. Sólo señalarla y ya.

Porque para ti no hay que explicar la ternura, la ternura es. Y sí, es una trampa para los que no están bien atentos, porque para ti el que no esté atento no merece tu ternura “Ternura sólo para locos, no para cualquiera”. Esa que sale de tu voz quebrada cuando dices tu verdad o cuando te quedas en silencio analizando lo que acabas de escuchar, porque quieres entender y no contestar, mientras te debates si lo que estás por decir viene de tu conocimiento, de tu ego, de tu fantasía o de tu pesadilla, y lograr expresar algo que no tenga que ver sólo contigo.

La tuya es una ternura esteparia: condenada a la incomprensión y a la soledad, es una ternura forastera, que no pertenece, que no se puede citar. Como si fueras un animal atrapado en un cuerpo de persona. Entonces aparece el Alcohol.

Para dejar de ser nube y convertirte en el mar

Para que el instinto se quede callado y salga tu lado social y mundano. El de la conversación pobre, el del apareamiento físico y cotidiano. En el que además fracasas porque ni el alcohol más fuerte puede convertir tu calabaza en carroza, te quedas como en estado de híbrido. Porque lo haces para aclarar las ventanas opacas de tu soledad, pero no se alcanza a ver bien lo que hay adentro. En realidad a nadie le importa, sólo quieren bailar. Y tú te frustras porque adentro hay un paraíso que llevas acomodando desde hace más tiempo del que recuerdas, y en el que quizás nadie estaría tan cómodo como tú, es más, tal vez a nadie le haga ningún sentido. Pero al final es lo único que puedes llamar tuyo, es lo único que puedes poseer, porque sabes que realmente no eres nada, nadie lo es, pero ¿qué es tener si nadie lo puede ver? Al final sólo queda la ternura.

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El ego es ese ingrediente secreto que nos separa de lo divino, que nos convierte en humanos, y es la prueba constante que habita en el cuerpo al ladito del alma para enseñarnos la humildad, porque para mí el ego es sombra.

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¿Y qué si esta vida es todo lo que pedimos en nuestra vida pasada?

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Eres hermosa porque sabes reconocerte. Tu cuerpo es hermoso porque lo cuidas, lo conoces y no le exiges más de lo que puede darte. Tu espíritu está tranquilo porque sabes que eres una fuente inagotable de amor. El amor no es tuyo, sólo fluye a través de ti. El amor es la expresión más elevada, pura y positiva de un ser humano hacia los aspectos del mundo que le rodean. Considero importantísimo conocer qué aspectos de nuestra realidad individual están actuando en nosotros, y qué entornos lo detonan. Así, creo, se puede lograr el autoconocimiento, y a su vez, generar empatía en un perímetro más amplio cada vez. Desaprendernos y observar con ojos nuevos, sabios.

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Mi peor pesadilla es tener la sensación de estar en la peor pesadilla. 

A veces subestimamos nuestros propios miedos, y a veces cualquier cosa puede detonarlo todo.

Otras no nos damos cuenta de que estamos en el infierno porque parece el cielo.

Entonces qué determina qué?

Los recuerdos se olvidan, el contexto marca la pauta del presente, como si todo fuera nuevo. Porque si recordáramos todo no quedaría espacio para nada.

Es necesario olvidar, al final sólo el instinto y la intuición permanecen.

No sé quién nos hizo creer que éramos más que animales.