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CAPÍTULO XVII
Gemelos hasta en la muerte
Los gemelos Aureliano y José Arcadio Segundo vuelven a demostrar que su destino es el mismo, siendo sepultados incluso en tumbas iguales.
CAPÍTULO XVIII
Crazy Lonely Queen
La soledad y la locura son las mejores amigas de una mujer que por fin da rienda suelta a sus deseos frustrados.
CAPÍTULO XIX
¿Con cuál me quedo?
Saciar tus deseos carnales no siempre es fácil, sobre todo si erróneamente actúas bajo la idea de que un clavo saca a otro clavo...
CAPÍTULO XX
Unexpected Lovers
Aunque inesperado y un tanto incorrecto, se realiza libre y puramente el primer amor verdadero en la estirpe Buendía.
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CAPÍTULO XIV
Esa noche, la guardia derribó a Mauricio Babilonia cuando levantaba las tablas para entrar en el baño donde Meme lo esperaba, desnuda y temblando de amor entre los alacranes y las mariposas, como lo había hecho casi todas las noches de los últimos meses. De pronto, Meme se sobresaltó al notar cómo las mariposas iban cayendo muertas una por una y tuvo el presentimiento de que algo ocurría. Se vistió lo más rápido posible y entonces escuchó el estruendo del proyectil que se había incrustado en la columna vertebral de Mauricio. Corrió al patio temiendo descubrir lo que acababa de ocurrir, y en cuanto vio el cúmulo de mariposas revoloteando sobre un cuerpo tumbado, se echó a llorar desconsoladamente sobre él. El aleteo disminuyó poco a poco hasta que los amantes terminaron cubiertos por un manto de pequeños cadáveres amarillos.
CAPÍTULO XV
- Eran más de tres mil - fue todo cuanto dijo José Arcadio Segundo. Aureliano Segundo entró a la habitación de Melquiades, hizo caso omiso a lo que dijo su hermano y tomó un par de documentos para leerlos, con el fin de despejar su mente y alejar la apremiante necesidad de conversar con alguien. José Arcadio Segundo sentía una gran frustración por ser el único conocedor de la verdad y que ni siquiera su hermano creyera en su palabra. Consciente de que el pueblo permanecería manipulado, comenzó a dudar de su propia versión y llegó a considerarse lo suficientemente loco como para alterar los sucesos pasados. En cierta ocasión, incluso llegó a pensar que no sobrevivió en los acontecimientos ocurridos, y que efectivamente, él era uno de los tres mil muertos, y en realidad no hubo ningún sobreviviente. Cualquiera de los dos pensamientos que había cruzado por su cabeza, le resultaba atroz, por lo que una madrugada, decidió salir de la habitación, de la casa y caminó sin rumbo por la calle, sin temor a que algún guardia lo reconociera; ciertamente, esperaba que nadie lo hiciera, y que la razón por la cual no escuchaban lo que él quería decir, fuera que ya no seguía existiendo.
CAPÍTULO XVI
Por fín terminada la lluvia, Aureliano Segundo se resolvió a volver a la casa de Petra Cotes. Sabía que estaría envenenada de rabia por el largo abandono, sin embargo esperaba que su amada buscará dentro de si, lo que quedase de amor hacia él y lo perdonara. La mujer había mantenido la casa en pie, a diferencia del resto del pueblo. Aureliano buscó a Petra por toda la casa sin poder encontrarla. Temió que su coraje fuera tal que hubiera decidido irse de la casa en cuanto terminó la lluvia, con tal de no verlo más. Fue una idea espantosa, pero no tanto como lo que encontró cuando entró al dormitorio. A juzgar por la apariencia del cuarto, la última mula que Petra había logrado mantener viva, había devorado todo en la habitación; las sábanas, los tapices, las cortinas de terciopelo, y no satisfecha terminó alimentándose de su propia dueña, de la cual sólo quedaban unos cuantos pellejos pegados a los huesos como prueba de que, hacía no muchos días, la mula decidió comenzar a comer mejor.
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CAPÍTULO VII
Aureliano Buendía
A pesar de estar preso y condenado a muerte, sabe que aún no es su hora. Falta mucho por hacer.
CAPÍTULO VIII
Amaranta Buendía
Condenada a morir en soledad, triste y virgen, Amaranta se prohíbe amar y a pesar de su necesidad de estar con alguien, rechaza a todo aquel que la pretenda.
CAPÍTULO IX
Aureliano Buendía
Los estragos de la guerra han hecho del Coronel Aureliano Buendía, un hombre sin escrúpulos, literalmente distanciado de todos y con el corazón y la consciencia tan fríos que ni la manta que carga a todos lados puede ayudarlo.
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CAPÍTULO VI
08 de septiembre de 2019
Arcadio:
Porque te estimo es que he decidido tomar cartas en el asunto, mi pequeño Arcadio. Siempre has sido un chico solitario y eso te ha forjado tal y como eres hoy. No eres una mala persona, yo lo sé, sin embargo, últimamente has estado tomando una serie de malas decisiones y creo que deberías detenerte a pensar en ello. Aureliano te encomendó Macondo porque confió en que defendieras sus principios liberales y, por el contrario, te estás convirtiendo en lo que pretende erradicar. Un buen líder sabe cuándo hay que tener compasión y cuándo un acto es imperdonable. Pero, hijo, no hay necesidad de reaccionar de la manera en que lo estás haciendo. Escucha a tu madre, ella sabe lo que hace, no puedo creer que haya tenido que controlarte frente a todos, cuando tus acciones son algo que tu mismo deberías ser capaz de controlar. Ya tienes una familia, Arcadio, deja detrás ese hombre en el que te estás convirtiendo y recapacita, aún estás a tiempo. Se dice que en las próximas horas habrá un enfrentamiento en la plaza. Arcadio, te ruego seas coherente y detengas esta locura, sabes que tus hombres no tienen posibilidad de ganar.
Espero no sea demasiado tarde y estés leyendo esto.
Con cariño,
Elizabeth Alvarez.
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CAPÍTULO V
08 de septiembre de 2019
Aurelito:
Siento mucho escribirte hasta ahora, querido. En realidad quise hacerlo en el momento en que supe que te casarías, pero he estado ocupada y es hasta esta serie de noticias que he recibido que no pude dejar pasar otro día sin tener contacto contigo. Es una verdadera pena no haber podido conocer a la pequeña Remedios, su ángel debió ser enorme para lograr que te enamoraras de ella. La vida actúa de forma misteriosa y esto debe haberte impulsado a tomar las decisiones que has tomado. Ya eres todo un hombre, Aurelito, y vaya que dar la cara por el pueblo liberal es una verdadera acción honorable. Decirte que te cuides está de más, pues conozco tu temperamento y sé que estarás bien.
Estoy orgullosa de usted, coronel Aureliano Buendía. Espero verte pronto.
Atentamente,
Elizabeth Alvarez
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CAPÍTULO IV
08 de septiembre de 2019
Querida Rebeca:
Dicen por ahí que has encontrado el amor y planeas casarte, ¡no sabes cuanto me alegra escuchar eso! Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos, pero puedo asegurarte que te sigo queriendo como el día que partí. Espero que sea un buen muchacho aquel que ganó tu corazón pues, también me enteré por los rumores (espero que sean falsos), la pequeña Amaranta también disputa el amor del joven. ¡Ay Rebe! Yo sé cuánto quieres a Amaranta, te conozco y sé lo consternada que has de estar por tal situación. Pero también trata de comprender a Amaranta, es un dolor terrible amar a alguien y no ser correspondido... No hay nada que el tiempo no cure, dale un poco de tiempo y todo se arreglará. Me alegra que estés con alguien a quien estoy segura que amas, pues tú no eres el tipo de mujer que corre a los brazos de un hombre sólo por su apariencia. No desesperes por la llegada de ese día, confía en el universo y todo saldrá bien. Siento no poder estar presente ese día, pequeña, te deseo mucha felicidad y te mandaré un gran regalo.
Besos,
Elizabeth Alvarez
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