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Una serie de eventos afortunados
Por: Matz Torrado
En abril cumplo diez años de ser cristiana y he estado pensando en formas creativas para celebrarlo, normalmente un aniversario se celebra sólo entre dos, por lo que no puedo contar los planes que nos involucren únicamente a Dios y a mí en una fecha tan importante, sin embargo, una de las formas en que he pensado conmemorar esta fecha es compartiendo algunas reflexiones con uds. (Como algo que titulé “Si Dios es tan bueno…” y que espero podrán leer pronto) por eso quiero contarles la forma en que terminé envuelta en esta locura llamada cristianismo hace ya diez años…
Mi familia nunca fue indiferente a la existencia de Dios, pero tampoco particularmente cercana, puede que fuéramos creyentes, pero como bien dice Santiago, también los demonios creen y tiemblan. Creo que Dios ha estado rodeándome de personas que le aman y le sirven desde el inicio de mi vida, y creo que ello hacía parte de su plan para arar la tierra y prepararla para el momento justo en que la semilla fuera sembrada y pudiera dar fruto. La primera de estas personas se mudó frente a mi casa y terminó viviendo con nosotros por una temporada por razones que no viene al caso mencionar, su nombre era Milagro, sí, Milagro y no Milagros, como me costó muchos años entender, al fin y al cabo, a veces hace falta un solo milagro para hacer la diferencia ¿Cierto?
Milagro no era invasiva con nosotros al respecto de la fe, pero era inevitable ver que amaba a Dios, iba a la iglesia, leía la biblia, tenía siempre algún libro cristiano o con un mensaje edificante entre manos (Fue por ella que conocí a “El caballero de la armadura oxidada”) y una vez me llevó a la iglesia, lo que vi allí no me impresionó demasiado, lo cierto es que no recuerdo de qué hablaron, pero sí recuerdo que se me advirtió que no debía tomar la santa cena, yo no pregunté por qué, sólo me abstuve de hacerlo, mientras me preguntaba ¿Qué tendría de especial? Simultáneamente un primo de mi papá se hizo testigo de Jehová, ellos pueden ser muy insistentes en su predicación, hasta el punto que, a la edad de doce años, estaba tomando estudios bíblicos con ellos, fue la primera vez que la biblia tuvo sentido para mí, llevaba leyéndola desde muy pequeña, siempre un fragmento pequeño antes de dormir y era muy poco lo que dejaba de enseñanza para mí ese ejercicio (Por cierto no sabría decirte exactamente por qué la leía todas las noches) no puedo excusar algunas de sus creencias, pero lo cierto es, que fue una muy buena oportunidad de entender el sentido práctico de la palabra de Dios y cómo nos guía hasta el día de hoy ¡Nunca pierde vigencia!
Así que ahí estaba yo, considerando en mi adolescencia temprana ser misionera de tiempo completo con los testigos de Jehová ¿No lo veías venir cierto? Parece que eso de las misiones siempre me ha parecido interesante, pero entonces, al cumplir trece, empecé a cuestionarme más a fondo todas las cosas, comencé a leer sobre Budismo, Taoísmo, Hinduismo y me pareció poco probable haber nacido justamente en un lugar que sí tuviera la verdad acerca de la religión, siendo que existían tantas y tantas religiones en el mundo, todas profesando ser verdaderas, de modo que empecé a cuestionar todas las vertientes del cristianismo y anduve diciendo “No dudo de Dios, pero sí de su naturaleza” hasta mis diecisiete años, creo que agnosticismo sería una buena palabra para reflejar mi estado en ese momento, sin embargo ya había conocido en mi primer año de bachillerato a una amiga llamada Paola, ella es y siempre ha sido una católica devota, así que, cuando nos encontramos tiempo después para una fiesta en su casa por su cumpleaños número catorce, me invitó a un lugar llamado “La casa de la misericordia” yo, a su vez, invité a otra amiga, y juntas pasamos unos dos años asistiendo intermitentemente. La casa de la misericordia no era más que un grupo juvenil católico liderado por un seminarista muy comprometido con el Señor quien, junto a su equipo, nos enseñaba sobre la vida cristiana, yo no era particularmente afín a sus ideas, pero me gustaba pasar tiempo con las personas que conocí en ese lugar, fue allí donde por primera vez cuestioné las letras de las canciones de mi banda favorita de ese momento: Mago de oz, pues a decir verdad, eran bastante irreverentes hacia la fe, sin embargo cuestionar no es lo mismo que dejar de ser su fan ¿Verdad?
Ese era el panorama cuando cumplí dieciséis años, un aparente agnosticismo que incluía visitas a la casa de la misericordia y largas horas escuchando heavy metal, para cuando me gradué del colegio, tenía claro que quería ingresar a la universidad nacional de Colombia, pero mis padres no estaban de acuerdo por lo que terminé estudiando un año en mi ciudad ¿Adivinen a quién me encontré en una de mis clases? Exacto, a Paola. Ella fue de las pocas personas a las que le pareció una buena idea que me inscribiera en la universidad nacional, lo peor que podía pasar era que me dijeran no, el problema era que no tenía dinero, pero gracias a Dios mi hermana me regaló lo correspondiente a la inscripción y a escondidas de mis padres, pagué e hice el examen y ¿Adivinen qué? Sí ¡Pasé! No puedo describir lo que sentí pues era al mismo tiempo felicidad y angustia por aquello de que mis padres no estaban de acuerdo ¡Todo un lío! En fin, terminaron accediendo y aunque fue difícil llegué a vivir a Bogotá a los diecisiete años, aún bajo la consigna de no dudar de Dios, pero sí de su naturaleza, por cierto, no les he dicho que para ese momento, me entrenaba para ver el aura, abrazaba árboles para recargarme de su energía, hacía rituales con cuarzos bajo la luna llena, creía en el feng shui y otros muchos asuntos esotéricos, pero llegué a vivir a casa de unos parientes cristianos, ellos no asistían a una iglesia, sino que celebraban reuniones en distintas casas tal como hacía la iglesia de Hechos, esto me pareció bastante fresco y novedoso, además no existía el temor de que hubiera un pastor malvado detrás robándose las ofrendas de las incautas ovejas (Sí, yo al igual que todos los no cristianos observaba a los mercaderes de la fe casi como único referente pastoral), así que, inevitablemente, pues vivía en aquella casa, comencé a asistir a las reuniones que tenían lugar ahí ¡Más ángeles en el camino!
Hasta que un día, echada en el pasto de la universidad, estudiando para un examen en el lugar menos probable (Un sitio en el que la mayoría iban a fumar marihuana) se acercaron a mí dos chicas, cuyos rostros y caras no recuerdo y compartieron conmigo “Las 4 leyes espirituales” a través de un “Evangecubo”, para los que no hablan cristiañol, las 4 leyes espirituales básicamente enuncian que Dios nos ama, que el pecado nos separa de Él, que Cristo vino a cerrar la brecha que nos separaba y que podemos elegir aceptar ese regalo, ese día hice la “oración de fe” sin nada de fe, es decir, que básicamente mentí diciendo que entendía que era una pecadora y que aceptaba el sacrificio que Jesús hizo por mí en la cruz, lo hice porque no quería ser descortés con las chicas y ellas antes de irse, me regalaron una revista juvenil muy interesante, en la que además habían escrito los horarios en los que se reunían jóvenes universitarios de un ministerio llamado para ese momento: Vida Para Colombia. Esto fue una semana antes de la semana santa, por lo que pronto llegó esa semana vacacional, no viajé a mi ciudad natal para ese tiempo por falta de dinero, sino que me quedé en mi nuevo hogar (Para ese momento ya me había mudado con una pariente diferente, también cristiana) y, mientras veía una película entró a mi celular una llamada de un número desconocido, como para ese entonces todos respondíamos todo tipo de llamadas, contesté, la voz al otro lado del teléfono me invitaba a ir a las reuniones, yo ya no recordaba si quiera el encuentro que había tenido la semana anterior, pero dije que sí, que iría, nuevamente porque no quería ser descortés, a la semana siguiente, tuve un momento libre, más bien varias horas seguidas libres en la universidad y me preguntaba qué hacer, así que fui a la reunión donde me encontré con… Nada. Habían dejado un letrero que decía que se encontraban en no sé qué otra parte de la universidad a la que no fui por no saber dónde quedaba o por pereza, dos días después en una situación similar volví a ir, pero esta vez acompañada de dos compañeras de clases, las tres llegamos, fuimos bienvenidas y ese día nos dieron pudín pues estaban celebrando los cumpleaños de quienes habían nacido en marzo y abril, era 28 o 29 de abril, quisiera recordarlo para que la celebración de aniversario fuera más exacta, pero me conformó con saber que era el jueves o viernes posterior a la semana santa; por cierto olvidé decirte que quien llamó fue una amiga que hasta el día de hoy mantiene el contacto, su nombre es María Graciela.
Nuevamente debo confesar que no recuerdo el tema del que se habló en aquella reunión, lo que si recuerdo es que al final de la misma un joven llamado Julián Higuera, me habló aparte y me preguntó ¿A dónde crees que irías si murieras hoy? Sin dudarlo respondí: Al cielo. Mirándome sin alteración alguna en su rostro Julián preguntó por qué creía eso y le expliqué que yo era una buena persona, que no había cometido ningún pecado grave que ameritara ir al infierno (Lo cierto es que para ese momento y aún tiempo después yo no estaba segura de que existiera un infierno) él me preguntó, señalando la bufanda alrededor de mi cuello: Si yo te dijera “Te regalo esa bufanda” pero luego te dijera “Son veinte mil pesos que debes pagarme por ella” ¿Sería realmente un regalo? Yo le dije que no y partiendo de esa base, me explicó cómo no podemos “comprar” la salvación con nuestras buenas acciones, que es un regalo y desde la persona más mala hasta la más buena ante los ojos de los hombres necesitan aceptarlo para poder ser salvos, pues en realidad lo que merecemos a causa de nuestros pecados es la muerte. Obviamente no fue Julián, sino el Espíritu Santo el que abrió mis ojos en ese momento y de repente, todo tuvo perfecto sentido, esa misma tarde ya estaba comentándole a algunos de mis compañeros de clase algo así como: ¿Han escuchado eso que dicen en semana santa de que Cristo murió por nuestros pecados? Bueno, ya entendí por qué lo dicen. Cuando cuento esa parte de la historia las personas lo asocian con la mujer samaritana, yo nunca lo había hecho hasta el año pasado, pero creo que es lo que pasa inevitablemente cuando uno se encuentra con el maestro, en todo caso ella era de Samaria y yo soy samaria, al menos tenemos eso en común ¿No?
En adelante, un líder de CRU Colombia (Así se llama ahora Vida Para Colombia) empezó a verse conmigo y a charlar sobre Dios, eran charlas amenas mientras almorzábamos, no tenía idea de que su intención era ayudarme a resolver mis crecientes inquietudes y seguir agitando mi curiosidad por conocer de Dios, en otras palabras: Discipularme. Más adelante fue mi amiga Laura, quien, por ser mujer, asumió ese rol en mi vida, ella a decir verdad fue mucho menos intencional que Harold en ese sentido, pero mucho más intencional en ser mi amiga, tanto que me quedé en su casa a dormir innumerables veces y conocí de cerca su vida cristiana, ella me inspiró, me motivó, me escuchó, juntas lloramos, reímos, nos vimos enamorarnos y sufrir por desamor, me enseñó que eso hacen los verdaderos discipuladores dejan que su discípulo les conozca y vea sus vidas, sus flaquezas y su andar cristiano tal y como es.
Todos ellos junto a Yeny, Luz Ángela, Nata Zambrano, Vivis, Dieguito, Marce y muchos otros líderes y amigos, me enseñaron que este camino puede ser difícil y doloroso hasta las lágrimas, pero que no hay mejor lugar, ni camino para trasegar, me ensañaron que donde sea que nos encontremos y sea lo que sea que pase, podemos contar con nuestros hermanos en la fe, todos ellos estuvieron en distintos momentos y circunstancias dispuestos para mí, para escucharme, enseñarme y aconsejarme y aún lo están hoy diez años después. Diez años de caminar junto a Jesús no se cumplen todos los días, pero estoy segura que sin la ayuda de cada una de las personas que Dios puso en mi camino y sin esta serie de eventos afortunados, no habría llegado a cumplirlos nunca.
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REFLEXIONES EN TORNO AL DIARIO DE ANA FRANK
Por: Martha Torrado
Acabo de terminar de leer el diario de Ana Frank, es una fortuna que conociera de antemano el final del libro, pues de no haber sido así sencillamente habría sido demasiado doloroso. Confieso que llegué a encariñarme con esta chica y hasta me sentía junto a ella en su pequeño mundo del anexo cuando relataba sin ningún sesgo cómo transcurrían sus días. Me sentí identificada en su naturaleza contemplativa y su madurez, por supuesto yo a su edad no había tenido que experimentar ninguno de esos horrores y espero aún poder vivir una vida entera sin pasar por nada parecido; sin embargo, es justamente eso lo que resulta más admirable, cómo aun siendo una niña encaraba con valentía, madurez y buen ánimo las afrentas de la vida, cualquier otra chica hubiera bien podido sumirse en la desesperación, pero ella no sólo sacó de todo eso la obra maestra que hoy tenemos por ‘best seller’, sino que nos deja además una gran lección de heroísmo, en la medida en que no son sólo los héroes aquellos cuyo nombre pasa a la historia por haber realizado alguna proeza de valor cuyo resultado redundara en la salvación de vidas o cosas semejantes, Ana es una heroína por rescatar para nosotros algo sino mucho más valioso al menos de igual valor: La esencia de la humanidad. Me refiero a la esencia, no sólo de Ana Frank la chiquilla con la que nos identificamos de principio a fin, todos aquellos que al menos hemos pasado esas angustiosas etapas de la pubertad dónde nada parece tener mucho sentido (Sea que te encuentres como ella en medio de una guerra, o sólo como fue mi caso sintiéndote muy joven para tomar decisiones que afectarán el resto de tu vida y a la vez tener que dar la impresión de adultez para que te tomen en serio), no es solo esa humanidad que todos tenemos en común la que rescata para nosotros la pequeña Ana, que dicho sea de paso, madura junto con su relato al avanzar las páginas; es el corazón mismo de la humanidad el que se deja entrever en medio de su narrativa, quizás ella nunca pensó que el mundo entero leería su diario, como nos lo deja ver en expresiones del tipo “Quien se interesará después por las reflexiones de una colegiala” esto en vez de restarle, suma credibilidad a este segundo relato que se cierne en el que todos vemos como el de primera plana.
El relato de la primera plana, es sin lugar a dudas el de Ana con su familia, Dussel y los Van Dann en el pequeño refugio, en medio de sátiras y comentarios pueriles, así como de profundísimas reflexiones, Ana narra la vida de estas ocho personas con la sinceridad de la que sólo somos capaces al saber que no escribimos para nadie más excepto nosotros mismos, esta es sin duda una reflexión importantísima acerca de la propia existencia de Ana que nos lleva a cuestionarnos acerca de nuestra propia existencia, una reflexión acerca del relacionamiento con sus padres que nos lleva a cuestionarnos acerca de nuestros propios relacionamientos, una reflexión acerca de la vida entre hermanos, que nos lleva (a aquellos que los tenemos) a identificarnos con los altibajos que estas pueden llegar a tener, y finalmente una reflexión con respecto a las demás personas en nuestra esfera (En el caso de Ana la familia Van Dann y Dussel) que nos lleva sin lugar a dudas a cuestionarnos acerca de nuestras relaciones con nuestros otros familiares y nuestros amigos. Pero existe una segunda historia que quizás nos es narrada sin querer y casi a la ligera, la de aquellos fuera del anexo; es por causa de las personas fuera del anexo que los ocho refugiados se encuentran en aquellas condiciones, por supuesto es a causa de la guerra, pero decir esto, no es hacer justicia a las tribulaciones de nuestra Ana; ellos están allí escondido a causa de LAS PERSONAS que protagonizaron aquella guerra. No hablo sólo de los personajes políticos involucrados sino de aquellos que como ella misma dice “se alegran de hacerla” y lo demuestran con su pasividad diaria, con su falta de rebeldía, pero aún decir esto tampoco hace justicia a este concepto de ‘los personajes de la guerra’ ya que no la vivieron sólo aquellos que la iniciaron desde las altas esferas de la política y la economía, ni la vivieron sólo aquellos que activamente apoyaban el régimen opresor alemán, y por supuesto tampoco la vivieron sólo aquellos que lo apoyaban con su pasividad, también aquellos que activamente se oponían al régimen y al status quo reinante son los protagonistas de la guerra, y nuevamente, no me estoy refiriendo sólo a aquellos que desde la política o incluso desde el campo de batalla se oponían al régimen Nazi (pues no somos ingenuos para pensar que no tenían, al menos algunos de ellos, algún tipo de interés oculto en su intervención), me refiero también a personas como los protectores de los Frank, Dussel y los Van Dann, gente que a diario arriesgaba lo poco que les quedaba y sus propias vidas, para dar algo de genuino amparo y fiel socorro, a aquellos que en ese momento lo necesitaban más y es en torno a esta otra historia, contada por Ana un poco sin querer a veces y otras veces visiblemente a propósito, que quiero desarrollar mi reflexión.
¿Cómo es posible que provengan del mismo sitio el horror y el consuelo? ¿Cómo del mismo lugar podemos obtener la clemencia en su máxima expresión y la crueldad en su máxima expresión? ¿Cómo puede una misma raza estar compuesta por los seres más viles y lo más altruistas y bondadosos? ¿Cómo de una misma nación podían provenir la acusación, la censura y la traición, al mismo tiempo que la mano amiga, la provisión y el amor? Ana es una heroína que rescata para nosotros estas reflexiones, poco se detuvo ella en el grande asunto que tenemos por delante: La contradicción como parte de la esencia de la humanidad. Se detuvo por supuesto en sus propias contradicciones, como todos nosotros hacemos a menudo, sin embargo, tenemos en frente una contradicción aún mayor, la de toda una sociedad que creció aparentemente bajo los mismos principios comunes, bajo las mismas reglas básicas de urbanidad, bajo el mismo sistema político, que luego fue sometido al mismo sistemático proceso de ‘lavado cerebral’ ante el cual unos decidieron reaccionar activa o pasivamente a favor y otros activamente (Pues una reacción así no deja lugar a la pasividad) en contra. ¿Qué hay detrás de todo ello? ¿Son sólo los vínculos afectuosos hacia las personas implicadas las que movían a las personas libres a la bondad, la amabilidad y la generosidad? Quien así lo crea, no solamente está subestimando la esencia de todo lo bueno que subyace en los seres humanos, sino que me atrevería a decir que se ha visto tristemente privado del delicado placer de ayudar a otro sin conocerle, ni esperar retribución alguna; Por supuesto que no es esta la razón única, si así lo fuera muchos de los aprovisionamientos mencionados por Ana carecerían de sentido, como el ‘vals de las fresas’ por mencionar alguno y ni que decir de aquellos otros protectores diferentes a los de nuestro anexo, que en sus propias casas refugiaban incluso extraños (Casos de los cuáles hay plena documentación) a riesgo de pagar con sus propias vidas de ser atrapados; No, no es la mera unión familiar o filial la que como humanos nos llama a esto ¿Entonces de qué puede tratarse? ¿Es acaso cuestión de sentimientos religiosos los que llevan a este tipo de altruismo? Como bien lo narra el diario, muchas personas fueron movidas a compasión a causa de sus convicciones religiosas (Bien se menciona en este sentido a los cristianos en un par de ocasiones) pero una investigación poco menos que juiciosa, dejaría entrever prontamente que muchos de los protectores de los judíos y demás perseguidos no tenían necesariamente una fuerte convicción religiosa o filiación religiosa en absoluto, aunque no podemos tampoco dejar de lado el hecho de que es la historia quien respalda la mayor capacidad de entrega, lucha y amor traducido en hechos por parte de aquellos que dicen ser teístas y seguidores de Dios. Sin embargo, a la vista de los hechos, el culpar solo a la religión de estos actos de extremas bondad, que no aplicarían en la totalidad de los casos de ‘los protectores’ no sería en ninguna medida justo. Sigamos pues, buscando una explicación a esta bondad sin sentido aparente ¿Podríamos hallar quizás la respuesta en nuestros genes?¿Puede ser posible que genéticamente estemos predispuestos a brindar ayuda al otro? La biología al menos como se ha concebido hasta ahora, si bien, muestra algunos ejemplos de mutualismo, se basa fundamentalmente en la premisa de la supervivencia, es el instinto de supervivencia el que según se creé ha mantenido a las especies en la tierra desde su aparición hasta ahora, las que no han conseguido adaptarse (Por medio de una relación mutualista, por ejemplo) están destinadas a perecer; Queda entonces sin base el pensamiento de que puede ser nuestra genética (Entendida esta como meramente el conjunto del código que nos acompaña y que nos dice quiénes somos en el sentido biológico: un perro, una mosca, un ser humano, etc) La que nos mueve a tales actos, ya que en una situación como la descrita por nuestra pequeña, va en contra de todo instinto de supervivencia el brindar ayuda no solo desinteresada sino a costa de la propia vida a personas con las que, en algunos casos no se tenía hasta antes del encuentro relación alguna. Vamos entonces quedándonos sin ideas que realmente satisfagan la razón de ser de esta conducta, me inclino por pensar entonces que existe en el hombre una clase de ‘bondad inherente’, que le mueve sin otra razón más que la de estar de una cierta manera ‘predispuesto para ello’ a hacer el bien. “Pero…” remontarán de inmediato algunos, ¿Qué hay de aquellos que se inclinaron por el mal? Para responder a ello, debemos en primer lugar dejar bien claro, lo siguiente: Existen en definitiva el bien y el mal. Considero importante mencionarlo, dado que existirá de seguro, otro grupo de personas que se apresuren a opinar “Nada puede en realidad catalogarse de bueno o malo” estas personas (Sin ánimo de ofenderles) son aquellas que quieren hacer algo más que tapar el sol con un dedo, jugando a los existencialismos y a ser filósofos de cancha, lanzan aseveraciones tan graves sin tener en cuenta cómo la historia de la humanidad nos demuestra unos ciertos parámetros de unanimidad en cuanto a la decisión de que cierto hecho en particular es indiscutiblemente bueno o indiscutiblemente malo (Sin entrar en discusiones profundas de la innegable escala de grises que podríamos llegar a encontrar en medio, la cual sería motivo de otro análisis completo), a riesgo de equivocarme, podría asegurar que las personas que ‘genuinamente’ creen que ningún hecho puede ser realmente catalogado como bueno o malo, jamás han sido víctimas de una violación, nunca han perdido un hijo pequeño a causa de un secuestrador cuyo único objetivo era traficar con sus órganos, no han perdido una hermana que ha sido secuestrada como consecuencia de la trata de blancas, ellos mismos nunca han experimentado la ternura de dar anónimamente una suma de dinero que no les estaba sobrando para ayudar a alguien que verdaderamente lo necesitaba y que jamás podrá siquiera agradecerles, no han sentido el profundo amor desapegado que se siente hacia un simple animalito de la calle al que ves tan carente que decides llevarlo a casa y darle comida y un hogar. Todos los lectores sin excepción podrán señalar sin temor a equivocarse cuáles de estos actos son indiscutiblemente actos de bondad y cuáles son indiscutiblemente producto de la maldad ¿También lo podrán saber el violador y el traficante de órganos? Preguntarán los más audaces, a no ser por un severo desorden mental, tengo por seguro que sí, sino no estarían tan presurosos a hallar justificaciones para sus propias consciencias, tal como lo hacemos tu y yo cuando hacemos algunas de esas otras cosas, a las que llamaríamos ‘menos graves’ pero en el fondo las tendríamos también por indiscutiblemente malas.
Habiendo hecho la salvedad necesaria ocupémonos también de aquellos que se inclinaron activa o pasivamente por apoyar el holocausto judío (Hablemos de esto en particular pues resulta menos complejo que abordar todos los matices de la guerra, aunque a todo lo ‘indiscutiblemente malo’ se aplica más o menos la misma lógica). ¿Es consecuencia sencillamente de sucumbir ante un lavado de cerebro colectivo lo que les llevó a apoyar tal decisión? Esta pregunta es mero protocolo, pues la respuesta salta a la vista, si así fuera, el plan habría tenido un éxito total y aún hasta la fecha estaríamos celebrando la decisión tomada en los años 40 de exterminar a los judíos; evidentemente el ser humano se puede sobreponer con férrea voluntad aún a los lavados de cerebro sistemáticos (Richard wumbrand y otros nos dan testimonio de esto), siendo aclarada esta cuestión, pasemos a la siguiente hipótesis ¿Es resultado de una niñez y una juventud sin claridad en cuanto a los valores morales la que conlleva a admitir este tipo de hechos? Tenemos por cierto que algunas personas son sumamente trastornadas en su niñez y su juventud y esto puede sin lugar a dudas, dar cabida a muchas problemáticas en su vida adulta, (son por todos conocidas las diferentes conclusiones a las que se han llegado respecto a la vida del propio Hittler en cuanto a este tema), sin embargo, aunque bien podría ser el caso de algunas personas en ese momento histórico e incluso en muchos otros, en ninguna manera explicaría el comportamiento de todos los implicados. Veamos entonces, una tercera suposición ¿Podría ser el temor el causante de la decisión de aquellos que activa o pasivamente apoyaron la decisión del exterminio? Esta vuelve a ser otra pregunta cuya respuesta salta a la vista, es obvio que la coacción ejerce resultados casi inmediatos en los seres humanos (Es aquí cuando salta al rescate nuestro instinto de supervivencia), sin embargo, no en todos los casos en los que las personas colaboraban con el régimen, estas se encontraban directamente coaccionadas, tomemos por ejemplo la sospecha de que en la casa vecina, están ocultando algunos judíos ¿Quién me obliga a dar la información? ¿Siendo una simple sospecha de mi parte no hay forma de que alguien me esté coaccionando al respecto? Entonces, ¿Qué me obliga a dar aviso a las autoridades? ¿Por qué decidir dar aviso a las autoridades sobre mi sospecha buscando que la confirmen, en vez de decidir hacerme de la vista gorda? Esto a todas luces habla de una decisión ya tomada por parte de la persona, una decisión de colaborar con el régimen independientemente de la coacción que en otro momento puedan haber ejercido (Esto sin tener en cuenta el registro de todas las personas que aun siendo coaccionadas no manifestaron conductas similares), siendo así esta tampoco es una situación que explique la conducta de la totalidad de las personas implicadas. ¿Podríamos concluir entonces que existe en el ser humano una especie de ‘maldad inherente’? Considero que estas reflexiones son suficientes para concluir que en definitiva este asunto, tanto el de actuar conforme a lo que dicta la bondad o hacer lo contrario, dependen de una decisión tomada de antemano, en forma consciente o inconsciente por cada persona. El asunto a discutir entonces es
¿Qué hay detrás de la toma de estas decisiones?
Para dar cuenta de esta respuesta hagamos un rápido recorrido por lo que hemos planteado: Se ha dicho en primera medida que la maldad y la bondad existen y que por ende podemos decidir conscientemente obrar conforme a la una o a la otra, como segunda medida hemos analizado las posibles condiciones que han podido llevar a los implicados en la historia que nos ocupa a decidir comportarse de un modo indiscutiblemente bondadoso con los perseguidos, concluyendo finalmente que ha de existir en el ser humano una especie de ‘bondad inherente’ y finalmente, hemos entrado a la cuestión de debatir el punto de los que decidieron apoyar activa o pasivamente el régimen con actos que pueden considerarse malos hacía los judíos, todo ello como ya se ha dicho anteriormente, dejando fuera de discusiones los campos pertenecientes a esa ‘escala de grises’ en cuanto a lo que llamamos lo bueno y lo malo, finalmente hemos dejado abierta la pregunta de si existe o no una ‘maldad inherente’ al ser humano.
Siendo así, empecemos pues, a entrar en materia. Tomando la historia humana como referencia, y la historia del holocausto como referencia en particular, sin lugar a dudas todos podemos coincidir en que parece haber una ‘maldad inherente’ al ser humano, la frase: “El hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe” por su parte, parece sugerir una ‘bondad inherente’ en todos los seres humanos entonces ¿Cuál es la verdad? Luego de todo este análisis lo único que podemos concluir es que todo radica en la consciencia, la cual indudablemente tenemos capacidad de desarrollar dado cualquier entorno social y es así como el asunto se torna interesante; dado un entorno social en particular mi consciencia puede dictarme como bueno – tomemos por ejemplo el canibalismo – Algo que en otro ambiente sería considerado malo, pero ¿ya no habíamos concluido que en definitiva sí hay cosas indiscutiblemente buenas e indiscutiblemente malas? Exacto. Y es ahí donde radica la diferencia entre el ser humano y las otras especies, fuimos provistos de consciencia, y es esa consciencia individual, pero también la consciencia colectiva la que nos lleva a la conclusión de que algo es sin lugar a dudas bueno o malo, retomando el caso del canibalismo seguro serán pocas las personas que coincidan en que es algo bueno tener una dieta a base de humanos y algo intrigante es que los mismos caníbales deberán reconocer que está bien para ellos comer carne humana, pero no les gustaría servir de alimento a otro ser humano, y es aquí donde nuestro pequeño ejemplo, nos sirve a la perfección ¿De dónde viene esta idea primigenia? ¿De dónde nos viene la noción de que algo que considero “bueno” puede no serlo del todo e incluso tornarse en algo negativo o “malo”? Instinto de supervivencia, claro, pero no solo eso; es este comparativo el que ha forjado la base de nuestra sociedad moderna, es gracias a esa necesidad de ‘mantenernos dentro de los parámetros de lo bueno’ que como sociedad hacemos leyes y enviamos a prisión a los asesinos, es de esta misma idea que provienen frases como “Mi derecho acaba donde comienza el del otro”, y es justamente por esa misma necesidad que nos inventamos un sinnúmero de excusas para nosotros mismo cuando hacemos algo que raya en lo malo, es por esa misma necesidad que el presidente de un país que está a punto de invadir por la fuerza otro, se ve obligado a declarar ante sus compatriotas las ‘buenas razones’ que llevaron a tomar esta decisión y necesariamente deben aliviar sus consciencias al justificarse en que finalmente están haciendo algo bueno. ¿Estoy diciendo con esto que nacemos sólo inherentemente buenos? No, estoy diciendo que no hace falta ahondar en todos los motivos que nos podrían hacer pensar que somos ‘inherentemente malos’ y por eso no los menciono y me limito a mencionar los que podrían hacernos pensar lo contrario.
Todo ello para concluir felizmente que nacemos tanto inherentemente buenos como inherentemente malos, o para decirlo mejor, nacemos con la tendencia hacia lo malo y del mismo modo con la consciencia de lo bueno, esto es lo que se encuentra operando tras nuestras decisiones cotidianas del mismo modo que opera tras nuestras decisiones más supeditadas, pensadas y relevantes. ¿Por qué? Eso sería motivo de otra discusión larga e interesante con diversas reflexiones, sin embargo, arriesgo mi respuesta recordando un fragmento de uno de los libros más antiguos y polémicos sobre la tierra: “…del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás…” Quizás la respuesta a este último ¿Por qué? Se encuentra más a la vista de lo que pensamos.
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Un largo viaje
La palabra “Dioscidencia” no aparece en el diccionario de la real academia española, pero cada cristiano ha tenido la sensación de que algunas “coincidencias” en su vida, no lo fueron tanto y que en realidad no existe coincidencia alguna en su vida. Escribo estas líneas luego de asistir coincidencialmente al concurso de canto realizado en el centro comercial que queda cerca de mi iglesia, vine a parar aquí porque llegué tarde para entrar al servicio de las 4pm (No me gusta perderme nada) y decidí esperar al de 6pm, siendo así vine a pasar el tiempo y me encontré con esto. Sentada en este mismo lugar escuché a los últimos jóvenes participantes, todos representando orgullosamente a sus instituciones, de no ser porque la última de ellos era la representante del colegio donde egresé, quizás no me habría quedado a escucharla… Otra coincidencia. Coincidencialmente también, ella cantó una canción de Marcela Gándara titulada “Un largo viaje” esta coincidencia o más bien Dioscidencia, hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas, pues justamente ayer le estaba dando gracias a Dios por haberme traído hasta aquí, por su fidelidad y por haberme pedido que desenterrara los talentos que un día me dio y que yo había decidido guardar bajo llave.
El día en que oficialmente empecé a desenterrar mis talentos fue durante una velada con los muchachos del movimiento universitario, esa noche canté para ellos una canción de Marcela Gándara, sí, adivinaste, canté “Un largo viaje”. Ayer, era yo quien recordaba a Dios ese día tan especial y hoy es Él quien me lo recuerda a mí. Ese día empezó un largo viaje, pero “Al fin llegué… Llegué a entender, que para esta hora he llegado, para este tiempo nací y en sus propósitos eternos yo me vi” sí que hubo muchos valles de inseguridad, sí que hubo momentos de duda, pero al fin pude decirle ¡Confío en ti! Dar un salto al vacío y encontrarme con sus brazos amorosos recibiéndome. No todo está dicho, ni todo está hecho, pero yo sigo diciéndole ¡Confío en ti!
Ahora sé que nada ha sido coincidencia, no fue coincidencia estar sentada en la playita de la universidad nacional esa tarde en que me hablaron de Él, no fue coincidencia conocerlo por medio del movimiento universitario, no fue coincidencia pasar estos últimos años en Bogotá aprendiendo y desaprendiendo innumerables cosas, no fue coincidencia estar aquí, presenciando la recta final de este concurso, no fue coincidencia escribir estas líneas y no es coincidencia que las estés leyendo ahora. Dios tiene un propósito al recordarte esto hoy, que este es un largo viaje en el que Él tiene todo bajo control y te ayuda a desenterrar tus talentos ocultos para su gloria; En este largo viaje no hay coincidencias, para ti y para mí, hijos de Dios, sólo existen Diosciedencias.
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Julio 20
Y buscaba en el baúl de los poemas de otros,
y me preguntaba...
¿Habrá alguien que ya haya dicho lo que quiero decirte?
Y la respuesta es sí… Y también no.
Pues sus palabras son suyas, y las mías, tan mías como tú eres mía: Colombia.
Y aunque no desdeño sus palabras, decidí, que no son suficientes…
Que hoy quiero dedicarte un verso en prosa.
Un verso que hable del llano y la cordillera,
de las playas y de ambos océanos
Una prosa que hable del viento, el salado, el frío,
el viento dulce y el helado...
Y que desde el desierto hasta la selva,
de lo árido a lo húmedo...
Desde la costa, hasta los picos nevados,
resuenen en el aire mis palabras de esperanza...
Pues espero, pacientemente y con esperanza
Espero un día...
Quizás lejano, quizás cercano,
en que a una tus hijos, pidamos perdón... y perdonemos
Escuchemos... y seamos escuchados.
Y no desistiré ¡Te lo prometo!
Como no desistieron otros antes de mí...
Otros, que también te hicieron versos y prosas y cuentos y canciones
Tal como ellos antes, yo prometo hacerlo ahora
Pues sus palabras son suyas, Colombia, y las mías tan mías como tú eres mía.
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LO QUE ME DEJÓ EL 2016
Para inicios de año todos, o casi todos, tenemos la original idea de escribir acerca de lo que pasó en el año inmediatamente anterior, seguro te has topado ya con varios artículos encabezados con un título más o menos similar (Lo sé, lo sé, este llegó un poco tarde), por mi parte nunca había escrito algo así, sólo sé que comencé en Diciembre y hasta hoy termino, siendo tan inexperta no tengo idea de cómo convencerte para que continúes leyendo sobre un tema tan trillado, así que espero me perdones por no intentarlo e ir directamente al fondo del asunto. Compartiré contigo 10 regalos de los muchos dejados para mí en el 2016, espero que no sean demasiados y que resulten en útiles regalos también para ti. Entonces ¡Comencemos!
“Sometimes you just have to let it go”
Es enero y una imagen con esta frase fue la elegida como mi foto de portada en FB, creo que define a la perfección la lección número uno que me dejó el 2016. Después de un final de 2015 algo atropellado y bastante llorado (Gracias a mi amiga Rayitas por prestarme su hombro y sus pañuelos desechables) entendí de repente que sólo debía dejar ir aquello a lo que me estaba aferrando. Claro que hay ocasiones en las que debemos persistir y el hecho de que algo cueste y sea sufrido no es para nada indicador de que el asunto en cuestión no vale la pena, pero hace falta sabiduría para distinguir las situaciones, personas y cosas que vale la pena retener de aquellas que es mejor soltar. A veces sólo tienes que dejarlo ir.
¡No hay barreras para la verdadera amistad!
Viviendo en Bogotá los últimos años y habiendo nacido en Santa Marta he aprendido que tengo la bendición de contar con varios amigos verdaderos. Aunque no estoy segura de que esto haya sucedido exactamente durante este mes, creo que febrero fue el mes elegido para las amistades. Estando en mi ciudad natal pude mantener contacto con mis amigos rolos y también con mis amigos que como yo, viven en Bogotá sin serlo, pude disfrutar de cerca a mis amigos samarios quienes aunque no son tan numerosos permanecen a lo largo de los años y como si fuera poco ¡Disfruté al máximo de mis amigos dominicanos! En esta era digital no hay excusas para no mantener relaciones profundas aún a la distancia y definitivamente no hay barreras para la amistad.
Hay amores que son en realidad complicadas formas de odio
Aunque esta no es la frase textual que leí en el libro “Los 4 amores” (Pieza imperdible de la literatura que me acompañó durante el mes de Marzo), es una buena aproximación a las palabras de Lewis. Este libro me hizo cuestionar mis propios pensamientos acerca del amor, es un ensayo que recomiendo a cualquier persona que sepa leer, llega hasta lo profundo del corazón indagando acerca de la perspectiva del amor y de cómo las distintas clases de amor dan forma a nuestras relaciones y a nuestra sociedad. Leyendo este libro aprendí algo que ya sabía, pero que yo misma nunca había puesto en palabras: Existen relaciones que son de por sí complicadas, relaciones en las que nos vemos envueltos por decisión propia o por omisión de tomar alguna decisión al respecto, decimos respecto a algunas personas que las amamos, pero lo que sucede en realidad es que estamos tan sumergidos en un laberinto de ideas, pensamientos y sentimientos que no alcanzamos a notar que el amor es en realidad sencillo, sino en su fondo al menos si en su forma, si hay que sacrificarse lo hace con gusto, si debe dar tiempo lo da con placer, hace arreglos para el bienestar de la otra persona, el cual no pone de manera irracional por encima del propio bienestar pues entiende que el bienestar propio es también una forma de beneficiar al otro, no se jacta de nada ni es arrogante. Las personas que aman no son, como menciona el mismo Lewis en su libro, del tipo que se ufanan por “vivir para otros”, gente que se sacrifica buscando siempre reconocimiento, que se da con interés y que sacrifica hasta el propio bienestar con tal de darse abnegadamente a “los otros” y tu puedes, como dice también Lewis “reconocer quiénes son ‘los otros’ por su expresión de perseguidos”, tanto el que da como el que recibe este tipo de “amor” muy probablemente está envuelto en una de esas relaciones donde el amor puede llegar a ser una trama complicada de odio.
“Al final no se trata de cuanto te agraden sus virtudes sino de cuán capaz seas de soportarlo en sus defectos”
Aunque mi amigo Anderson hablaba de las relaciones de pareja la noche de Junio en que sentados en la sala de mi casa pronunció estas palabras, estoy convencida de que la sabiduría que contiene es aplicable a todo tipo de relaciones. Por supuesto es fácil que nos guste alguien, que seamos amigos de alguien, que consideremos a alguien el mejor hermano, primo… etc. Si sólo hemos conocido de esa persona su lado más amable, su mejor cara, al final nunca se trata de cuanto te agraden las virtudes de una persona, lo amable se llama así por una razón y es que no es difícil amarlo. Cuando te das tiempo de conocer realmente a alguien, entonces estás dándote la oportunidad de llegar a amarlo realmente, porque no estarás amando de él o ella lo que todo el mundo ama sino que estarás probando cuán capaz eres de soportarle y amarle también en sus defectos, y eso por cierto, me recuerda a un cierto tipo de amor eterno que he recibido a diario durante los últimos cinco años.
Cosmo-mission
Conforme pasaban los días y el dinero no terminaba de aparecer, me percaté de que por primera vez no estaba angustiada al respecto, ni si quiera un poco, al fin y al cabo si Dios me había llevado a Panamá el año anterior, Él podía, si me quería ahí, terminar de darme el dinero para el congreso que se acercaba en la ciudad de Medellín. Cosmo-mission fue uno de los mejores regalos que recibí durante el año pasado, no sólo recordé las verdades de las que Dios ya me había estado persuadiendo acerca de la importancia de adorarle con todo y todo el tiempo sino que fue un tiempo de aprender acerca de la unión en medio de la diferencia y sobre todo fue un tiempo para recordar una vez más cuanto me ama mi Señor. Llegué al congreso tarde el primer día y cuando estuve en frente del auditorio ya todos iban de salida, lo que sucedió entonces es el regalo más grande que recibí durante ese tiempo, de repente escuché un saludo emocionado seguido por un fuerte abrazo, luego otro y luego otro y otro… Me sentí la persona más bienvenida del mundo, luego de pasar las vacaciones con mi familia en Santa Marta, ahí estaban mis amigos haciéndome saber que me habían extrañado mucho; por supuesto el congreso tuvo muchas enseñanzas y buenos momentos, aprendí por ejemplo que “No puedo pretender no sentir nada por nadie cuando Dios siente todo por todos” (Gracias a mi amiga Helen por esas palabras), que Dios usa hasta las circunstancias más desafortunadas (Como ser metido preso por irse de mula) para su gloria y para su honra, que las personas más cercanas al corazón no necesariamente son las que se encuentran más cerca y que con los que están cerca tanto en la geografía como en el corazón vale la pena disfrutar cada momento compartido, tal como si mañana fueran a irse a vivir muy lejos, pero ninguna de las enseñanzas recibidas supera al recordatorio de Dios durante esa eufórica bienvenida: “El hombre que quiere amigos ha de mostrarse amigo”
100% Dependencia
Ya era Agosto y luego de dos años de haberlo meditado, pensado y orado seriamente, ahí estaba yo, afrontando las consecuencias de una decisión muchas veces postergada. Suspender temporalmente la universidad no fue una decisión fácil, había mucho que considerar, especialmente la opinión de mi familia. Pero aprendí algo durante este mes, algo que se afianzó luego durante el resto del año: No hay una segunda opinión que importe, no existe otro que me sustente, no dependo de nadie, nadie diferente a Él. Aunque quizás sea osado decir que a partir de este mes viví una vida de 100% Dependencia en Dios (Él y yo sabemos que hay aún mucho que entregar), no lo es decir que aprendí la lección: ¡Sólo Él es necesario! Me encanta mirar atrás y ver como todas las personas que puso a mi alrededor, toda su provisión a través de tantos medios diferentes, todo lo aprendido, en fin, todo lo vivido, era una preparación para este momento, momento en el que tuve que dejarme caer por completo en sus brazos. Eso me llena de fe para creer que todo lo que vivo ahora es también una preparación para lo que vendrá después y esa es una razón más para estar agradecida con Él por lo que vivo en mi presente.
MORAT!!!
♪ ♫ ♩ Tal parece que yo, me acostumbré a ti en un solo día… ♪ ♫ ♩ Ya conocía la canción pero ahora la escuchaba, durante esta noche de septiembre, en una voz y un formato diferente. Wason Brazoban fue el recomendado musical de mi amigo Juan en alguna noche de insomnio hace tiempo. Pero esta noche, escuchaba la canción que se había convertido en una de mis favoritas en las voces de estos muchachos de Morat, en principio ni si quiera sospeché que eran colombianos, pero conforme busqué más canciones suyas me percaté de las escenas bogotanas en algunos de sus videos, sin lugar a dudas la música de estos chicos fue uno de los muchos regalos que recibí durante el 2016. Sobra decir que se los recomiendo a todos aquellos capacitados por la naturaleza para escuchar, y no… Ellos no me están pagando por escribir esto ;)
Nunca, nunca, nunca, bajo ninguna circunstancia… Dejes de votar para presidente
Me arrepentí de no haber votado en las elecciones pasadas para presidente desde que descubrí que por mi descuido (Si… y también mi falta de compromiso político con el país) no sería tampoco posible para mí votar en el plebiscito, evidentemente esto no me impidió informarme, leer y tomar una postura al respecto, pero si me impidió ejercer mi derecho como colombiana de reflejar esa posición en las urnas. Este mes de Octubre estuvo marcado por varias marchas posteriores a los resultados, marchas a las que asistí sin falta en el afán de hacer algo al menos, no habiendo podido votar ni sí, ni no, ni no sé, ni más o menos… Independientemente de tu posición durante este proceso, nunca, nunca, nunca, bajo ninguna circunstancia dejes de votar para presidente, no hacerlo podría significar como significó para mí perder la ocasión de participar en el futuro en algún otro proceso democrático así de relevante y por supuesto el hecho mismo de elegir a nuestros gobernantes es nuestro deber ciudadano. No dejemos que siga ganando la abstinencia, si seguimos en desacuerdo con todas las opciones la próxima vez, al menos dejemos que gane el vote en blanco. Y a los que me conocen, por favor recuérdenme inscribir la cédula a tiempo.
Nunca es muy tarde o muy temprano para decir: ¡Gracias!
Un día de Noviembre bajo la sombra de mi árbol preferido de la Universidad Nacional, tomé tiempo para hacer una lista de “Cosas que agradecer a Dios en este año” me alegra decir que el número de ítems ascendió a cincuenta, y que sé que habría podido seguir ascendiendo si el cambiante clima bogotano me hubiera permitido continuar disfrutando de un día al aire libre. Con esa lista aprendí que nunca es muy tarde o muy temprano en el año para estar agradecidos y aunque las listas son lo mío y quizás no sean lo tuyo, no hacen falta para tener presente todo el tiempo aquellos regalos de Dios por los que podemos sonreír al cielo y decir gracias, por supuesto también hay muchas personas a nuestro alrededor con las cuales podemos estar agradecidas, así que por qué no agradecer en voz alta y hasta públicamente cuando se dé la ocasión aquellos gestos de bondad y amor que alegran nuestra vida recuerda que nunca es muy tarde o muy temprano para decir: ¡Gracias!
“Cuando me case quiero que mis hijos y mi esposo se sientan felices de volver a casa”
La frase la escribió mi queridísima amiga Laura en medio de una conversación que sosteníamos, y yo decidí acuñarla para mí. Cuando me case quiero que mis hijos y mi esposo se sientan felices de volver a casa, por supuesto también yo quiero sentirme feliz de volver a casa. Durante este Diciembre pensé con asombro y tristeza en que si existiera una especie de “Examen de salud emocional” como prerrequisito para ser padre, sólo un par de parejas que conozco tendrían hijos. Aprendí que quiero prepararme para pasar ese examen cuando la vida me lo haga (Porque lo hará así la calificación obtenida nunca sea revelada ante nadie), como dice mi amiga Yeny “No entiendo las matemáticas que usa la gente en la vida” ¿Cómo podemos pretender formar buenos hogares si nunca nos dimos el tiempo de pensar en ello? ¿Cómo ser buenos padres si nuestros hijos nos llegaron por sorpresa? ¿Cómo tener un buen matrimonio si jamás dediqué tiempo a preguntarle a Dios de qué se trata? ¿Cómo ser un buen padre o madre si aunado a la falta de buenos padres en la tierra tampoco pedí nunca instrucciones al único que puede dármelas y que está en el cielo? Un hogar que refleje la gloria de Cristo no ha de ser tarea fácil, pero si algo aprendí este Diciembre es que quiero uno en el que cada miembro se sienta bienvenido y haga sentir bienvenidos a todos alrededor. Y mientras ellos llegan quiero ser una persona que refleje el amor de Él cada día más. Si eres casado no es tarde para preguntar y si no, quizás tampoco es muy temprano.
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95 NUEVAS TESIS
Por: Matz Torrado
31 de Octubre de 2014
Inspiradas en las 95 tesis de Lutero, las “95 nuevas tesis” son un tributo al espíritu dispuesto a denunciar las conductas doctrinales, que se encuentran fuera del evangelio – Sólo se mantienen igual a las originales la primera y última tesis - Siendo las demás un clamor a la iglesia protestante actual; lista para una nueva reforma.
Cabe resaltar que el texto original de Lutero no fue escrito numerado como tradicionalmente se nos es expuesto, así mismo, el lector podrá leer el texto presente de corrido aunque se encuentre igualmente numerado, tal como puede hacerlo con las tesis Luteranas.
1. Nuestro Señor y Maestro Jesucristo, al decir "Arrepentíos", lo hizo con la intención de que toda la vida de los creyentes sea de penitencia.
2. Por esta palabra se entiende el dolor y arrepentimiento que se tiene de una mala acción, y así mismo el sentimiento de haber ejecutado algo que no se quisiera haber hecho. Así que por esta palabra no se deben entender las manifestaciones superfluas que sólo buscan aminorar la culpa de la consciencia.
3. Tampoco se refiere, solamente a la 'penitencia interior' la cual no es nada a menos que conlleve a las ‘mortificaciones de la carne', es decir, el menguar las manifestaciones de la carne, no es más que un reflejo del verdadero arrepentimiento interior.
4. Sin embargo, la penitencia (externa) continúa, mientras 'el disgusto con uno mismo' (la verdadera penitencia interna) continúe. Esto es hasta nuestra entrada en el reino de los cielos.
5. Ningún Pastor (u otra autoridad eclesiástica) tiene el poder de remitir ninguna pena, así mismo no tiene el poder de "Pactar" tratos a nombre de Dios.
6. Ni el pastor (Ni ningún cristiano) en su propia autoridad, puede hacer pactos en nombre de Dios, sino que sólo puede declarar y garantizar que se ejecutará la voluntad de Dios.
7. Dios nunca remitirá la culpa ni dará “Beneficios”a ningún hombre, por medio de 'tratos' o 'negociaciones', sino por medio de su gracia a quienes por voluntad se han sometido a Él.
8. El deber de someterse a la palabra de Dios, recae sobre los cristianos verdaderos, por tanto, estos no deben imponer cargas o dejar caer responsabilidades de la iglesia al mundo secular.
9. Tampoco deberán imponer cargas fuera de la palabra de Dios revelada (La biblia) a los miembros de la iglesia.
10. Actúan indebidamente los líderes eclesiales que "Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas" (Mt 23:4)
11. Así mismo, el enseñar "Mandamientos de hombres como doctrina" (ver Mt 15:9) es un pecado del que deberán dar cuenta a Dios en el día venidero.
12. Ser cuidadosos en cuanto a lo que se predica desde el púlpito, cuidando la sana doctrina, es responsabilidad de todos los pastores y líderes.
13. De igual manera, ser cuidados en cuanto a lo que se recibe como 'Palabra de Dios' comparándolo con el mensaje revelado en la biblia, es responsabilidad de cada cristiano verdadero.
14. Asistir regularmente a la iglesia, hacer obras de caridad y ser “buenos”, es algo que con gran facilidad podría hacer cualquier persona carnal.
15. Conocer genuinamente a Dios, por otro lado, y esforzarse en demostrar amor al seguirlo verdaderamente y obedecer sus mandamientos, es deber de todo cristiano y consecuencia natural de haber aceptado a Cristo.
16. El grado de santidad de los creyentes medido en términos de su 'servicio a Dios' y este a su vez medido en términos numéricos (Número de asistentes a la iglesia, de convertidos, etc) no parece en ninguna manera un punto de vista bíblico.
17. Más bien, cada uno siguiendo el consejo de Pablo "ocupándose en su salvación con temor y temblor" (Fil 2:12) de manera natural dará testimonio en pensamiento, palabra, obra y omisión.
18. Para que así podamos ver ahora, como en el primer siglo que "el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos" (Hch 2:47)
19. Como mortales no podemos juzgar la salvación en otros, sin embargo, si podemos y es nuestro deber, juzgar nuestra propia condición delante de Dios.
20. Vivir delante de Dios implica "Hacer todo como para Dios y no para los hombres" (Col 3:23)
21. Renunciando a los lugares visibles y a las posiciones más deseables, de ser preciso, si esto desvía en alguna manera nuestro corazón del genuino servicio a Cristo.
22. Así que, se equivocan aquellos predicadores y fieles, que creen agradar a Dios con una vida de servicio a medias, adoración a medias y en general entrega a medias.
23. Pues la amistad con el mundo de inmediato nos convierte en enemigos de Dios, y esto, nos quita por decisión propia de la correcta relación en la que fuimos puestos con Él por medio del sacrifico de Jesús en la cruz. (Ver Stg 4:4 y Rom 5:18)
24. De tal modo que "la iglesia" vive permanentemente engañada por esta falsa doctrina donde YO soy el centro y Dios sólo parte de la escenografía.
25. Es necesario entender las palabras de Jesús con claridad cuando pide al Padre: " No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal " no como un permiso deliberado de establecer amistad con el mundo.
26. Sino en el contexto de las palabras mencionadas antes: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo." Y después: "No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo" de esta sentencia.
27. Siendo entonces el deseo de nuestro señor Jesús que crezcamos en la verdad que es Él mismo, aún en medio de este mundo, para que haciendo así podamos aún en el mundo proclamar el evangelio.
28. Como Él mismo lo menciona al culminar su oración al Padre: “Santifícalos en tu verdad; tu Palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Ver Juan 17)
29. Siendo la palabra de Dios esa Verdad en la cuál Dios quiere santificarnos.
30. Es responsabilidad del creyente, acercarse a la palabra de Dios, sin ningún otro intermediaron que el Espíritu Santo, buscando con un corazón genuino la revelación del corazón de Dios mediante su palabra.
31. Actúan descuidadamente aquellos creyentes que se conforman con escuchar las "Palabras de Dios" dichas por medio de terceros, sin tomar en serio su fe, corroborando sus vidas con el evangelio.
32. Actúan descuidadamente aquellos líderes religiosos, que no instan a la iglesia a establecer una relación personal con aquel a quien llaman salvador.
33. Tenemos que cuidarnos de caer en estos descuidos, en nuestros papeles como maestros o aprendices de la doctrina cristiana.
34. La iglesia de Cristo, debe cuidarse especialmente de aquellos que se dicen sus seguidores, pero son en realidad "Lobos vestidos de ovejas"
35. Y debe tener especial cuidado en evitar, que las doctrinas falsas de ellos lleguen a multiplicarse en los oídos de aquellos que genuinamente quieren buscar a Cristo.
36. Todo cristiano verdadero, tiene la ordenanza y el deber de predicar el evangelio a toda criatura
37. Sin necesidad de la aprobación de los líderes eclesiales para hacerlo de continuo.
38. Entendiendo que tiene para ello, la aprobación del líder supremo y Señor Jesucristo, de "Ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura." (Mc 16:15)
39. Siendo así, quedan expuestos a juicio todos aquellos líderes y fieles que se opongan en alguna manera a la predicación del evangelio de Cristo por parte de la iglesia.
40. De igual manera, quedan expuestos a juicio todos aquellos líderes y fieles que deliberadamente elijan ignorar la voluntad de Dios revelada en su palabra y hacer conforme a sus propios razonamientos y sabiduría humana.
41. Las buenas obras, deben hacerse y es deber del cristiano. (Ver Mt 5:16)
42. Sin embargo, deben promoverse con precaución, no olvidando que son la consecuencia y no la causa de nuestra correcta relación con Cristo.
43. La cual se basa en su gracia y de la cuál Él es el protagonista y no nosotros y nuestras buenas obras.
44. En cuanto a los diezmos y a las ofrendas, es un mandato bíblico el dar para sostenimiento de la iglesia y para aquellos que trabajan en la obra de Cristo, entre otros.
45. Sin embargo, es necesario que el creyente compruebe con la palabra de Dios revelada en la biblia, la doctrina que se le está siendo enseñada desde el púlpito en cuanto a este respecto.
46. En cuanto a esto los cristianos deben saber que: El mandato de diezmar era estimado específicamente para el pueblo de Israel en el antiguo pacto.
47. Que no hay registro en el nuevo testamento acerca de diezmos.
48. Sino que más bien se menciona que "Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común." (Hch 4:32)
49. Lo cual muestra un grado de compromiso mucho mayor con la iglesia
50. Al mismo tiempo que deja sin fundamento la predicación acerca del diezmo basada en las leyes del antiguo testamento.
51.Más bien nos insta a no dar de lo que nos sobra, sino conforme a la misma riqueza que Dios en su misericordia nos ha dado.
52. Sin embargo, el cristiano debe tener en cuenta, todo el contexto bíblico en cuanto al dinero, al tomar decisiones referentes a su ofrenda, teniendo en cuenta:
53. Que "si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo" (1 Tm 5:8)
54. Que "Dios ama al dador alegre" (2 Cor 9:7)
55. Que Jesús vio con buenos ojos la acción de la viuda que dio “todo lo que tenía para vivir” (Mc 12:44)
56. Y otros pasajes referentes al tema del dar; para tomar la decisión delante de Dios y no coaccionado por sus congregaciones, de cuanto dar para la obra de Dios.
57. Sin olvidar que “la ofrenda al templo” no es la única ofrenda que como cristianos estamos llamados a dar, sino que es también un llamado bíblico el brindar ayuda en otras obras y caridades.
57. Siendo Dios quien les guíe genuinamente, para que puedan dar cuenta delante de Él de lo que hicieron como mayordomos de lo que se les dio en esta tierra. Y siendo Él quien guíe en la administración de todo cuanto el cristiano posee, incluido su dinero.
58.Es entonces deber de los cristianos no sólo ser obedientes delante de Dios en cuanto a la administración de su dinero, no dejándose manipular desde el púlpito en este sentido.
59. Sino también ser críticos como hermanos en la fe de sus pastores y líderes religiosos, respecto al mismo tema.
60. Teniendo por seguro que "Raíz de todos los males es el amor al dinero" (1 Tm 6:10) exhortándose, unos a otros y a sus autoridades religiosas a no poner por encima de Cristo mismo ninguna cosa creada, incluyendo el dinero.
61. Mientras cada uno sigue la invitación del apóstol e invita a sus hermanos a "no mirar cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los demás" (Fil 2:4)
62. Mirando todo lo anterior en la perspectiva bíblica de que 'El verdadero tesoro de la iglesia es el santo Evangelio de la gloria y la gracia de Dios'
63. No dejando entonces que los tesoros hechos en la tierra, nos aparten de este tesoro que ya Cristo ha ganado para nosotros en el cielo.
64. Sino esforzándonos, por hacer tesoros en el cielo, de los cuales Cristo mismo mandó, acumuláramos con esmero.
65. Recordando que "donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón." y exhortando a todos nuestros hermanos a recordarlo. (Ver Mt 6: 19-21)
66. Incluidos, por amor a ellos, aquellos líderes religiosos que no obren en esto conforme a la palabra de Dios.
67. La iglesia de Cristo está obligada a "Obedecer a sus pastores y sujetarse a ellos, porque ellos velan por sus almas" (Hb 13:17)
68. Pero está también obligada a hacer TODO lo que hagan "De corazón, como para el señor y no para los hombres" (Col 3:23)
69. De manera que en cuanto se vean enfrentadas la obediencia a los pastores con la genuina obediencia a la palabra de Dios, el cristiano verdadero deberá decidirse por Cristo, antes que por cualquier filiación denominacional o religiosa creada por los hombres.
70. Por tanto toda la iglesia está obligada a 'cuidar con toda su mirada y velar con todo su oído que estos hombres no prediquen sus sueños' sino enteramente la verdad de Cristo.
71. Los líderes deberán recordar que "han de dar cuentas" (Hb 13:17) por todo lo que enseñen y prediquen.
72. De tal manera vale la pena que todo aquel que se decida a predicar en nombre de Cristo, revise cuidadosamente su discurso, a fin de salir bien librado delante de Dios en el día del juicio.
73. Sea sujeto a juicio todo aquel que no enseñe conforme a toda la cabalidad de la escritura, desviándose a la complacencia de los hombres antes que a la de Dios.
74. Predicando discursos humanistas, donde Dios no protagoniza sino que se encuentra a merced de los hombres suministrándoles, sin razón habida en la escritura, todo tipo de “prosperidad” tal como la concibe este mundo.
75. Por el contrario, libre sea de juicio aquel predicador, que retorne a la escritura, buscando la pureza del evangelio
76. Y enseñe a hacer así a los que por él son guiados
77. "sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados." (Stg 5:20)
78. Por ello es responsabilidad de la iglesia, volver del error propio;
79. De los fieles hacer volver del error a sus líderes
80. Y de los líderes hacer volver del error a sus fieles.
81. Cada creyente deberá asumir su responsabilidad ante Dios por cuanto creé lo que creé y predica lo que predica.
82. ¿Por qué la iglesia reformada admite conductas similares a aquellas que reprobó en el principio de su nacimiento?
83. ¿No son similares los líderes actuales a aquellos contra los que férreamente se enfrentó Lutero?
84. ¿No merece Cristo nuestra mayor atención, más allá que las discusiones “teológicas” sin sentido de las que bien nos advirtió el apóstol Pablo no entráramos en ellas? (ver 2 Tim 2:23)
85. ¿No vale acaso la pena volver al evangelio?
86. ¿Por qué hemos de quedarnos en la comodidad de la predicación 'próspera' vana e incluso anti bíblica, cuando tenemos la posibilidad de tomar por nosotros mismos la verdad en nuestras manos y compararla con lo que oímos de parte de los líderes eclesiales?
87. ¿No merecen nuestra indignación pública aquellos que difaman el evangelio?
88. ¿No merecen nuestra publica felicitación aquellos que luchan por una predicación limpia y Cristo-céntrica?
89. A los primeros la exhortación pública les es necesaria, a fin de ahorrarles frente a Dios, el establecer cuentas al respecto en el día venidero.
90. A los segundos, la felicitación pública no les interesa, ya que sólo buscan como los verdaderos cristianos, las palabras del señor: "Buen siervo y fiel" (Mt 25:23)
91. Palabras que deberíamos buscar con anhelo todos aquellos que nos hacemos llamar 'Discípulos de Cristo’
92. Cuidado con todos aquellos que predican al pueblo de Cristo primeramente sobre lo terrenal y no acerca de lo celestial.
93. Y aquellos que dicen predicar 'La cruz' y en sus vidas no dan testimonio de esa cruz.
94. Hay que exhortar a los cristianos a que se esfuercen por seguir a Cristo: su Cabeza. Mediante muchos dolores.
95. Y confiar así en entrar al cielo a través de muchas tribulaciones, en lugar de entrar por la seguridad de una falsa paz.
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Déjame Entrar...
Siempre estaré lista para entrar a hurtadillas en tu vida;
para dar de lejos un vistazo al rincón de tus recuerdos,
para caminar contigo de la mano
y abrir a tu lado el cerrojo de tus sueños.
Siempre estaré lista para ser tu compañera,
lista para recoger tu llanto y hacer aflorar tu risa,
para encontrarte tendido en el suelo y ayudarte a levantar,
a seguir en el camino.
Siempre estaré lista para consolarte,
para regañarte y para aliviar tu pena;
esperando el momento justo para decir “Te quiero”
y sospechando el momento exacto para demostrarlo.
Siempre estaré lista para entrar a hurtadillas en tu vida;
para dar de lejos un vistazo al rincón de tus recuerdos.
Siempre estaré lista para cuando llegue el día
en que entre por la puerta principal de tu alma
y mire de cerca el baúl de tu vida.
Matz.
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Lo que no se encuentra...
Busqué motivos para quedarme... Lo hice, mientras me alejabas de tu mente Lo hice, mientras te cuestionaba en la mía Lo hice, mientras cultivabas mis inseguridades Lo hice, aún mientras decidía si debía continuar
Busqué motivos para quedarme... Lo hice, aún cuando parecía no importarte Lo hice, cuando anhelé que me los dieras Lo hice, incluso cuando no sabía qué buscaba Lo hice, cuando todo a mi alrededor me decía que no lo hiciera
Busqué motivos para quedarme... Lo hice, mientras me marchaba Lo hice, mientras te hablaba de irme Lo hice, cuando esperaba que reaccionaras Lo hice también después de haberme ido
Busqué motivos para quedarme... Lo juro. Busqué motivos para quedarme... Hasta que ya no encontré ninguno.
Matz
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¡Abolicionista!
Por Matz Torrado
Entonces pensé... "¿Cómo podían las personas libres vivir en la época de la esclavitud?, cómo podían ver sin inmutarse semejante injusticia, ¿Cómo?" Casi automáticamente me respondí a mi misma: Sólo podían hacer una de dos cosas: Hacerse los de la vista gorda y no hacer absolutamente nada al respecto, o tomar cartas en el asunto. Cualquier otra posición intermedia habría resultado imposible de soportar.
Como cristianos, vivimos nuestra vida como espectadores de una esclavitud mucho peor, esclavos de los vicios, de los malos hábitos, esclavos de una vida sin sentido y sin amor. En otras palabras esclavos del pecado; cada esclavo vive su vida separado completamente de Dios. La pregunta se repite en mi cabeza ¿Cómo podemos vivir ante semejante esclavitud, cómo podemos tolerar tal cosa? y resuena en mi mente la misma respuesta, podemos tomar exactamente una de las mismas dos posiciones: Podemos hacernos los de la vista gorda, meternos en nuestra burbuja espiritualoide y pretender que todo está bien, o podemos abrir nuestros ojos a la realidad de que cada uno de esos esclavos necesita desesperadamente conocer a su libertador.
Tal como en aquella época cada ser humano moral y sensato, debía estar en contra de la esclavitud; todo cristiano consecuente con lo que dice profesar, debe revelarse en contra de la esclavitud del pecado y tomar la valiente misión de rescatar a otros.
Esto no se logra sencillamente en cultos, sentados en las bancas de la iglesia, gritando amén cada vez que alguien desde el púlpito solicite que así lo hagamos. Esas no son las cosas que un cristiano está llamado a hacer, sus esfuerzos deben estar enfocados hacia la batalla que peleamos en contra de la esclavitud.
"Me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel..."
"Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios."
"Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad."
"Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador"
"Y conocerán la verdad y la verdad los hará libres"
Una cosa es segura: DIOS ES ABOLICIONISTA... Y LLAMA A TODOS SUS HIJOS AL ABOLICIONISMO.
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Para leer con sentido crítico
Bueno, después de ver tantas opiniones en internet he decidido también dar la mía... Es cierto: Nadie me la está pidiendo. Es cierto: Quizás a nadie le importa. Pero a mi me importa opinar porque en realidad estoy asombrada de ver la intolerancia a mi alrededor, y no como podría pensarse la intolerancia de los cristianos hacia las personas homosexuales, ni si quiera me refiero a intolerancia de parte de los homosexuales hacia los cristianos. Lo que estoy asombrada de ver es la intolerancia de las personas heterosexuales hacia los cristianos con respecto a todo este tema, lo que me hace preguntar ¿Por qué ellos parecen estar visiblemente más afectados y dolidos que las personas homosexuales con los cristianos? La respuesta no se me hace obvia, ni clara, pero me agradaría pensar que las personas gay (Al menos las que yo conozco) han encontrado en los cristianos el amor que a algunas de estas personas heterosexuales les ha sido negado incluso por la misma iglesia; hasta me atrevería a pensar que este amor que muchos homosexuales sí han experimentado ha sido bien recibido gracias a que, al ser ellos los directamente afectados, sencillamente se dan la oportunidad, la ocasión, de conocer más de cerca a sus “verdugos”, ocasión que no se dan muchos hereosexuales. Pero basta de hablar de hipotéticas respuestas y basta de llamarnos “Heterosexuales” y “Homosexuales” como si fuéramos dos bandos encontrados e irreconciliables. Para los que me conocen (Los que me conocen de verdad) no es un secreto que soy cristiana, ni es un secreto que no soy homofóbica... Ohhhh!!! Si, y lo repito: Soy cristiana y no soy homofóbica. Y no lo repito como enorgulleciéndome de una rara excepción, lo repito muy consciente de que la iglesia cristiana no es homofóbica. En primer lugar porque una fobia es algo mucho más serio que un desacuerdo de ideologías y en segundo lugar porque la iglesia que sigue a Cristo no podría serlo, ni si quiera en el sentido coloquial de la palabra (El cual implica expresiones de odio y de intolerancia) porque el Cristo al que seguimos es amoroso y lleno de gracia y verdad para con todos, Él es el de los caminos, el de tocar a los leprosos, el de conversar con las prostitutas, el de invitar a ser su amigo a los “vendidos” al imperio romano, todo en una cultura que claramente rechazaba a estas personas; Amigo o amiga que está leyendo esto, por favor tómese el trabajo de leer la biografía de Jesús (Puede encontrarla en cualquiera de los 4 evangelios) antes de juzgarlo apresuradamente y por favor tómese el trabajo de relacionarse profundamente con varios cristianos, antes de juzgarlos también como colectivo. Ahora, no estoy diciendo que la iglesia no ha cometido errores, los ha cometido y muchos, pero a los no creyentes que leen esto les pregunto ¿Ya no hemos pagado por suficiente tiempo la época de la inquisición? ¿No creen que es momento de dejarlo en el pasado? La cacería de brujas se detuvo hace mucho y los invito a reflexionar en esto: La cacería de cristianos no ha parado desde que se fundó la iglesia. No quiero sonar dura, sólo quiero decir la verdad, y la verdad es que si nos quisieramos victimizar tendríamos más de 2000 años de historia de nuestro lado, podríamos comenzar a llamar a la sociedad “Cristianofóbica” y con toda la razón, pero el Cristo al que seguimos no nos llamó a victimizarnos, nos llamó a una nueva vida de victoria, de amor y de servicio a otros, y esta nueva vida también es una vida de perdón, así que a ud amigo que lee esto le digo dos cosas, la primera: Lo perdono, a nombre de cada cristiano en el mundo, lo perdono por el odio, la ignorancia, la desinformación, bajo la cual ha estado ud actuando en contra de la iglesia y de los cristianos, y la segunda: Le pido perdón, a nombre de cada cristiano en el mundo, le pido perdón por el odio, la ignorancia y la desinformación bajo la cual la iglesia haya podido actuar en contra de ud. Al mismo tiempo le pido, entienda que somos humanos, que nos equivocamos, mucho y todo el tiempo, de no ser así no tendríamos necesidad de un salvador, si fuéramos perfectos ¿De qué nos iba a salvar Jesús? Los cristianos le necesitamos a Él porque somos pecadores, tan pecadores como ud, y es que ese es el asunto; yo respeto que ud querido amigo piense que el pecado no existe y que es una idea retrógrada, ¿Es mucho pedir que ud respete que yo piense que es muy real y que es de hecho la causa de que la sociedad se encuentre en la condición actual? No le estoy pidiendo que venga a la iglesia conmigo los domingos, no le estoy pidiendo que se convierta al cristianismo; lo que le quiero pedir con todo el respeto que ud se merece (Y se lo merece por cierto por el simple hecho de ser una criatura de Dios) es que no me tache de intolerante sin conocerme sólo porque expreso mi opinión ¿Me acusan por ser cristiana de ser intolerante y no toleran que yo piense diferente? ¿Me acusan de prejuiciosa, pero me juzgan sin conocerme sólo por seguir a Cristo? Insisto, históricamente hemos cometido errores y no pienso negarlo, pero el evento de hace algunos días no puede incluirse en el mismo saco de aquellos errores históricos que hasta el día de hoy nos reprochan, sí... Podemos hallar algunos elementos comunes e incluso algunos protagonistas de la marcha pudieran tener demasiadas características no muy cristianas que digamos, pero sé y confío en que esas personas no nos representan y que no puede haber un verdadero seguidor de Cristo que no ame profundamente a la comunidad LGBTI. Les amamos aunque pensemos diferente, y es que ese es el problema, parece que en esta época no se puede amar desde la diferencia (Frase esta muy usada justamente por quienes defienden una postura de odio hacia los crisitanos en la comunidad LGBTI, estoy segura que no todos ellos anidan ese odio en su corazón), el error que nos critican es inculcar “odio” (Y lo escribo con comillas porque puedo decir con autoridad que no son la mayoría de los pastores, líderes, sacerdotes, etc quienes genuinamente sienten odio por el prójimo) hacia la comunidad gay, invito a cualquiera que lea esto y me conozca, a preguntarle a cualquier amigo mío gay si se ha sentido odiado o discriminado por mí o por algún cristiano amigo mío, y de nuevo no lo digo desafiantemente, lo digo porque alguien tiene que decirlo, porque estoy segura que no solo yo no los odio, sino que los amo, y estoy segura de que no soy yo la única cristiana que alberga este amor en su corazón hacia personas gay o con AMS... Pero, retomando el asunto, nos critican por “inculcar odio” y lo que hacen es lo mismo, inculcar la cultura de odio hacia cualquiera que piense diferente (Porque sé que no solo los “religiosos” pensamos diferente en cuanto a esta cuestión), lo que me ha dejado ver toda esta situación con absoluta claridad, son al menos estas cuatro cosas: 1. El ser humano siempre va a tender a odiar y a discriminar, porque le es mucho más sencillo que ponerse en la ardua labor de conocer el mundo del otro, de escucharlo, de saber porqué piensa como piensa, por qué creé lo que creé. Es obvio que es un loco fanático religioso ¿Porqué iba a perder mi tiempo con él? 2. La iglesia está aprendiendo sabiduría en el trato con su prójimo, pero aún le falta mucho, si ud amigo lector es creyente lo invito a unirse a mí en la oración por la iglesia en Colombia, Dios nos prometió darnos sabiduría si se la pedimos y el ver cuanto nos falta sólo me hace pensar que no la estamos pidiendo. Nosotros (Ojalá no la mayoría de nosotros), también sufrimos de la misma falta de escucha ¿Por qué iba a perder mi tiempo conociendo y conversando con un “mundano”? Me tomo el atrevimiento de recordarle que eso hace su Señor todo el tiempo. 3. El actual no es un problema de ser homosexual o no serlo, no es un problema de tolerancia o falta de ella, no es un problema de sentimentalismos, es un problema de odio. Aprendemos a odiarnos desde la cuna y luego no podemos replicar más que eso. Sr, Sra, Srta o jóven “Heterosexual” entienda que la comunidad homosexual no le ha hecho nada a ud y que su heterosexualidad no lo hace a ud mejor ni ante los ojos de la sociedad, ni ante los ojos de Dios, porque sépalo (Si no es creyente) y recuérdelo (Si es creyente) que ante Dios todos los pecados son iguales y si ud no es homosexual, seguro es mentiroso, y si no es mentiroso seguro es lujurioso, y sino es lujurioso seguro codicia en su mente. Sr, Sra, Srta o jóven “Homosexual” entienda que cuando un cristiano dice que el homosexualismo es pecado no lo hace porque lo odia a ud, lo hace porque tenemos el deber delante de Dios... no de acusarlo, no de juzgarlo, no de condenarlo, el deber de amarlo y en amor invitarlo no ha dejar de ser homosexual, sino a acercarse a Jesucristo, por favor entienda que hemos fallado en comunicar amor, pero que al menos en nuestra mayoría, genuinamente les amamos, entienda que a alguien que se acuesta con su novio o novia antes de casarse también le diremos que lo que hace es pecado porque así lo dice Dios, pero también con ellos, como con uds, nuestra labor no es en primer lugar señalarles eso, nuestra primera labor es señalarles a Jesús.
4. Los padres son los principales responsables de la actual problemática en Colombia. Cualquiera que lea juiciosamente acerca de identidad de género se enterará que esta tiene todo que ver con los primeros años de infancia y con la relación con los padres hasta la pubertad (Y aún después de esto), pero cuando digo que la responsabilidad principal de la problemática actual recaé en los padres, no me estoy refiriendo únicamente a este punto (Del cuál tendríamos mucha tela que cortar, tela que no cortaré ahora), me refiero especialmente a que fueron ellos quienes con su apatía, su distanciamiento físico, su falta de diligencia en informarse sobre la realidad de sus hijos, su distanciamiento emocional, crearon el ambiente propicio para que ahora, todos y cada uno de nosotros nos encontremos en esta situación: La situación de odiarnos los unos a los otros, con aparentes buenas razones, pero sin información suficiente para darnos cuenta de que, en el fondo el otro no es tan malo y que nosotros en el fondo tampoco somos tan buenos.
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La Barca
¿Quieres saber qué significa dar testimonio? Lee el capítulo 5 del evangelio de Lucas. Los versículos del 1 al 7 nos mencionan: “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.” Si preguntáramos a Pedro: ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué obraste de esta manera? ¿Qué te impulsó a hacerlo? ¿Por qué echaste la red cuando instantes antes te preparabas para ir a casa? Entonces él respondería: Por su palabra. Ahora, ¿Por qué todo resultó de la manera en que lo hizo? ¿Por qué se reventó la red de peces? No puedo dejar de imaginar a los hombres de la otra barca aún más sorprendidos que Pedro; Si ellos preguntaran a él la razón de estas cosas, sin duda les diría: Por su palabra. Así es como sin estarlo buscando, más bien siendo encontrados por el maestro, Él mismo da testimonio de sí, usando para ello la vida de estos pescadores. No se trata de ir por la vida intentando dar testimonio de Jesús, forzándonos a ello. Es Jesús quien camina por las calles dando testimonio de su vida a través de sus hijos. No nos esforzamos y ‘nos portamos bien’ y llevamos una ‘buena vida’, con la intención de dar testimonio sobre Jesús; damos testimonio de nuestro Dios porque Él vive en nosotros, y Él es la vida misma. Cuando Él es la vida nueva en nosotros, entonces no podemos reflejar más que eso. En fin, damos testimonio cuando caminamos en Su palabra ¿sabes que es lo único que debemos hacer? Confiar... Tal como lo hizo Pedro en aquel día que cambió su vida. Y ¿sabes qué sucede cuando actúas de esa manera?: "Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían." Dios no sólo quiere llenar tu barca; Él quiere utilizarte para llenar otras barcas, hasta que sobre y abunde. ¿Confías en Él?
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El destino de los cobardes
Ahí estábamos… Sentados en medio del público, visiblemente conmovidos por la majestuosidad del espectáculo que contemplábamos y escuchábamos con magnánima atención. Los tres teníamos en común muchas cosas; estudiábamos la misma carrera, teníamos la misma edad, nuestros gustos eran semejantes en muchos aspectos, pero sobre todo, compartíamos el mismo sueño de infancia.
Mientras contemplaba aquel juego de voces e instrumentos me detuve por un instante a contemplar a mis acompañantes; quizás lo hice por la sospecha de encontrar en ellos el mismo dejo de nostalgia que percibía en mí en ese momento. Por la razón que haya sido, me encontré de repente completamente sumergida en sus rostros. Y allí estaba, si podías observar con cuidado, notarías irremediablemente el brillo anhelante de sus ojos y el brillo anhelante de los míos.
Es interesante cómo la vida muchas veces nos empuja lejos de nuestros sueños de infancia; muchos de esos sueños están allí temporalmente, pero muchos otros, verdaderamente reflejan la esencia de lo que somos, creo que nuestro sueño en común era de estos últimos. Mi primer acompañante pertenecía a una banda a la que no dedicaba mucho tiempo a razón de los estudios, era, para ese momento, un pasatiempo que moría de a pocos, sabía tocar la guitarra y también sabía cantar muy bien (Aunque nunca lo reconociera), sus ojos reflejaban la gran admiración que sentía por cada uno de los concertistas; él había elegido, como yo, jugar a la segura, con la ingenua idea de poder hacerlo todo, cuando nos conocimos compartíamos el inocente pensamiento de que una sola vida alcanzaría para tener primero lo que nos da seguridad y sólo después buscar aquello que nos da felicidad. Mi segundo amigo era un músico nato, de él adquirí mis primeras nociones de piano, era, además, violinista, cantante y guitarrista, es el único mariachi que conozco y aunque nunca lo vi con todo su grupo, basta verlo en solitario para reconocer su gran talento, él al igual que mi otro amigo y yo tampoco dedicaba la mayor parte de su tiempo a la música, sin embargo era, de los tres,el más disciplinado con el tema; su mirada no era particularmente nostálgica, miraba más bien con alegría, pero noté en sus ojos que la escena traía a su memoria sus propias alegrías pasadas. Finalmente estaba yo, jamás había estado en una banda, y a duras penas comprendía algo de música, pero ahí estaba, anhelando haber podido vivir con un poco más de apoyo, con un poco más de contacto con mi propia esencia, pensar en mí como músico era más que iluso, pero sí que me habría gustado haber aprendido, y continuar aprendiendo todo lo posible acerca del tema.
Contemplaba la escena perpleja, aunque en el fondo un poco aliviada; aliviada de no ser la única con algo de nostalgia en ese gran salón. Esa noche, nuestros ojos que no dejaban de sorprenderse, nuestros oídos que no dejaban de deleitarse, nuestras ganas de ser parte de ello, nuestras razones del porqué no lo intentamos, y también nuestro conformismo, daba vueltas en mi cabeza, y podría asegurar, casi sin lugar a dudas, que al menos por un momento, ellos también se hicieron la gran pregunta: ¿Qué habría pasado si…?
Llegar a esta pregunta es el inevitable destino de los cobardes, y aunque esa noche habría podido tener una larga lista acerca del porqué no lo intenté o no lo había intentado hasta ese momento, y seguro mis amigos tendrían la suya; al menos por esa noche, sentados en el público, inevitablemente sufrimos juntos el destino de los cobardes.
El destino de los que no se atreven, es mirar de lejos a quienes si lo hacen; el destino de los que caminan siempre por los mismos senderos conocidos y seguros, es no descubrir nada nuevo, ni dejar nada nuevo a sus contemporáneos y a las generaciones futuras; el destino de los que no tienen fe, es vivir una cómoda vida normal en medio de lo cotidiano; El destino de todos los cobardes es preguntarse ¿Qué habría pasado si…? Recuerda esto: Cuando seas viejo te arrepentirás más de lo que no hiciste que de aquello en lo que fracasaste. Si alguna vez, como yo, te has preguntado ¿Qué habría pasado si…? Entonces sabes que no es una pregunta que se hace a la ligera, ni respecto a cualquier cosa, la haces sólo cuando cometiste la imprudencia de no ir tras un sueño o un anhelo inherente a tu persona, a tu esencia.
Tengo por seguro, que la cobardía no es el veredicto final sobre nuestras vidas. Siempre estaremos a tiempo para tomar el camino que nos lleva de vuelta a casa y de vuelta a quienes somos realmente, en mi caso, el proceso de recorrer ese camino comenzó cuando tenía 18 años y ya a esa edad, tan increíblemente corta, había tomado muchas decisiones que afectarían el resto de mi vida, había decidido sobre asuntos trascendentales sin ningún conocimiento acerca de quién era realmente. Pero aquel que me llamó a transitar ese camino, jamás llega tarde, por lo que puedo asegurarte que le encontrarás en cuanto te dispongas, y eso será justo a tiempo.
Escribo estas líneas para ti, que no sabes si atreverte o no a cumplir ese sueño que tienes, lo que te quiero decir con todo esto es: Asegúrate de que ese anhelo provenga directamente de la esencia de tu ser, de aquel quien eres realmente. ¡Conócete a ti mismo! Entonces descubrirás qué es lo que realmente anhelas hacer. Pero, tengo noticias, que pueden resultar muy buenas o muy malas para ti: Sólo quien te creó, verdaderamente te conoce, y sólo en Él puedes llegar a conocerte realmente. Siendo así, el consejo no varía… ¡Conócete a ti mismo! Descubre tus sueños y ve por ellos. La invitación de tu creador es: ¡Hagámoslo juntos!
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Castillo de...
Con cada carta toma forma. No es una fortaleza, es más bien un humilde castillo de naipes.
Quien construye un castillo a menudo no se percata de la real situación. Nunca inicia el trabajo pensando que los pequeños muros de naipes se derrumbarán ante sus ojos.
Un niño que construye un castillo de arena es tal vez la única excepción a esta regla. Apila la arena con ahínco, mientras espera la subida de la marea para ver con alegría como su creación vuelve al mar, donde pertenece.
No construyo en arena, muy a mi pesar. Siento cada día que coloco un naipe más, uno que escojo al azar de la baraja de la vida o tal vez alguno más premeditado, más pensado a hacer que la construcción se mantenga un poco más de tiempo en pie…
Y en cuanto al castillo, no es mi vida como podrían pensar, es más bien la respuesta a una pregunta demasiado difícil; tal vez sólo estoy haciendo algo de tiempo mientras se aclara mi mente, pero con cada carta colocada en el castillo siento más cercano el inminente final.
Si tan sólo mi alma me hubiera permitido construir un castillo de arena, todo sería diferente, sus sólidas paredes atesorarían mejor la respuesta de mi corazón que los frágiles muros de naipes.
Y ahora, ya no sé qué pensar acerca del castillo, ya no entiendo que es lo que pretendo custodiar con él, mientras tanto la obra crece ante mis ojos y yo sigo esperando el final inevitable.
Cada te quiero y cada abrazo, cada palabra y cada gesto es una carta que se suma a la pequeña obra, no he sabido nunca si quiero que llegue a ser un gran castillo; las voces a mi alrededor retrasan la obra por momentos pero no la detienen, sin embargo, hay una voz que me dice constantemente que todo resultará mejor si me decido a construir un castillo de arena.
Los castillos de naipes son obras ingratas con su creador, caen ante la mirada atónita de aquel que se ha esforzado en mantener esa fachada, con cada carta que cae algo del verdadero ser es descubierto, si la obra se derribara quedaría al desnudo el frágil corazón que pretendía ocultarse tras ella. Ah… pero no sucede eso en un castillo de arena, es frágil pero fuerte, el corazón de quien se atreve a construir uno de estos castillos, sabe que el fin llegará, pero no le teme, lo anhela, porque son finales muy diferentes… Uno en el tiempo apropiado, el otro sorpresivo por completo. Uno anhelado y hasta festejado, el otro un indeseado incidente.
Lo que hoy siento es como un castillo de naipes… efímera ilusión, pasajera, estando convencida de que en algún momento bajo mi estupefacta mirada la obra que he intentado construir será derribada, por un mal movimiento o una carta mal colocada, pretendo que no lo sé, pero lo sé; pretendes que no lo sabes, pero lo sabes; Pero aún no es tarde para decidir construir algo diferente. Sí, el mar no está tan cerca como antes, pero no está tampoco lo suficientemente lejos. Y esa es la batalla que enfrenta hoy mi alma, pues cuando corra en busca del mar y su arena, llegada a ese punto la baraja estará ahora muy lejos como para continuar mi castillo de naipes.
Me acostumbré a construir con cartas, es lo único que conozco… y ahora, la idea de la arena resulta aterradora, tal vez no resulte bien finalmente, quizás tengo mejores posibilidades aquí con mi baraja, donde cada te quiero y cada abrazo, cada palabra y cada gesto es una carta que se suma a la pequeña obra… Más allí, en el mar, en la arena; cada grano en la playa es un te amo y cada gesto y cada abrazo y cada palabra, son sólo el inicio de una gran obra. O al menos eso es lo que Él dice.
Parada estoy en medio del camino, con una obra detenida y otra aún sin empezar; pretendiendo hacer tiempo, evitando la decisión final. Pues sé que si decido ir a la playa, ya no podré dar marcha atrás.
Matz
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El cementerio
Por: Matz Torrado.
Una cosa es cierta: Un día moriremos...Nos iremos de esta tierra sin dejar rastro, sin llevarnos nada.
En cierta ocasión me preguntaron: ¿cuál es el nombre de tu padre? Habiendo respondido esta pregunta la siguiente era: ¿Cuál es el nombre de tu abuelo? No fue tan sencillo, pero respondí también; La tercera pregunta vino como una bala ¿Y el de tu bisabuelo? Responder a esta pregunta no fue difícil, ¡fue imposible! Alguien contribuyó hace muchos años a que yo me encontrara hoy sobre esta tierra, y yo, descendiente suya no recordaba si quiera su nombre.
Esto dejo un pensamiento claro en mi mente; dentro de dos o tres generaciones, nadie recordará mi nombre, nadie recordará lo que hice, y está bien. No quiero morir y que hagan pirámides en mi honor. Más el punto aquí es la premura, lo efímero de la vida. Imagino que mi bisabuelo, cualquiera haya sido su nombre, fue un hombre de bien, imagino que veló por su familia, imagino que creció aprendió un oficio y lo ejerció. Luego murió. Quisiera pensar que él vivió para algo mucho más grande, pero lo dudo, aún así mantengo la esperanza.
Ahora, viene a mi mente una pregunta ¿No es una maldición morir un día sin dejar al mundo nada más que un cadáver?
No me mal entiendas, no se trata de hacer grandes obras de caridad, no se trata de filantropía, ni de escribir grandes obras literarias, en definitiva no hablo de ser la madre Tereza o ser Homero. Hablo de ser algo más que una ficha manipulada por el mundo.
Si el hombre que fue mi bisabuelo, pudo amar y ser amado, pudo dar lo mejor de sí a los demás, pudo saber en qué consistía su vida y para qué fue su paso por esta tierra (así ese propósito hubiera sido considerado “pequeño” ante los ojos de la sociedad). Si él consiguió ir más allá, vivir más allá, ver más allá. Crecer hasta alcanzar la estatura necesaria para hacer eso para lo que fue creado. Si pudo vivir así entonces no vivió, sino que ¡VIVIÓ! en mayúsculas.
Me entristece pensar cuántos nacieron para ser poetas, músicos y maestros, cuántos nacieron para dar, aconsejar y animar; cuántos nacieron para traer algo de paz y bondad a este mundo roto y ahora están en el cementerio.
No pretendo entrar en discusiones teológicas acerca de la voluntad de Dios, creo que todos somos los suficientemente perspicaces como para darnos cuenta de que hay ocasiones en que parece que nos deja decidir y otras en que parece que no. Sea cual sea el caso ¿Importa en realidad?
Sólo te pido que me acompañes un momento al cementerio. El cementerio de personas que no hicieron más que nacer, crecer, reproducirse y morir. Veremos allí lo que pudieron ser y no fueron, porque se dedicaron a complacer a este mundo y nunca voltearon la vista hacia su creador.
Ahora, no quiero traerte aquí para ver los nombres en las lápidas, quiero que miremos juntos todo lo que fue enterrado antes del propio cuerpo, porque ningún hombre muere a su propósito sin haber muerto antes a sus sueños.
¿Qué tal aquella de allá? Parece de una mujer, no diremos su nombre pero mira la lista bajo este: Sentido de identidad, valor, sinceridad, un esposo, ver un país diferente, ser una gran artista… y la lista continúa. Cada sueño fue traído aquí por ella misma, cada sueño fue asesinado, fue velado y fue enterrado, ella guardó luto a cada uno de estos sueños muertos, y cuando estuvo saciada la tumba con todos los cadavéricos sueños, se acostó sobre ellos, como quien abraza un colchón de delicado pasto ansioso por dormir y durmió… Durmió para siempre a su propósito, murió rechazando aquello que se suponía que fuera, que se suponía que hiciera, y en algún lugar tal vez su cuerpo aún vive, sin sentido, sin razón, sin amor. Atestada de rutinas y tareas, y la pasión y el propósito no hacen ningún eco en su memoria.
Seguro tu y yo podemos encontrar nuestra propia lápida, cuando lo hagamos demos gracias a Dios, porque aún no estamos dentro y desenterremos con cuidadoso amor nuestros sueños olvidados, confiemos en que el que levantó a Cristo de entre los muertos , puede revivir también nuestros sueños, nuestros anhelos y nuestro propósito.
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