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Cuatro días.

La tranquilidad me es siempre ajena o de plano mi cerebro ignora el recuerdo de esta, pero es tan, tan añorada por mí, mi alma y mi corazón la desean. Hay tantas cosas que podrían pasar, hay tantas cosas que pasan y esa tranquilidad que ignoro se ve interrumpida abruptamente, dejándome en el suelo sin saber qué pasó.

Mi tranquilidad ha durado cuatro días, hoy de nuevo tuve un abrupto quiebre de mi relativa y menospreciada calma, hoy de nuevo estoy en el piso rogando morir; son tan solo 96 horas de una vida algo decente y luego vuelvo ahí, ahí a donde me desangro y odio mi vida y a mí misma, donde la esperanza se ahoga en desesperación. Estoy cansada, estoy desahuciada.

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Inconstante

La inconstancia es un calificativo que ha sido empleado para describirme por parte de quienes son más allegados a mí. Lo impredecible de mi carácter me hace sentir a la deriva, sin la posibilidad de hacer algo espontáneo e imposibilitada de planear algo. En mis momentos de claridad mental es cuando pienso que puedo hacerlo todo, momentos que duran poco cabe aclararlo, pero en esos momentos la esperanza me invade y creo que todo mejorará. Y la supesta tranquilidad dura como máximo dos días y con la destrucción de esta se van todos los planes, todas las cosas que quería o que pensaba poder hacer. Nunca estoy bien y siento la necesidad de estarlo en algún momento y pienso que cuando llegue ese momento de "bienestar" tal vez pueda ser feliz. Pero cuando parece empezar el umbral de la tranquilidad este se corta abruptamente por cualquier cosa, grande o pequeña, produce una caída abrupta en mi vida y es entonces que se genera la sensación que define mi vida como una "constante frustración". No puedo concretar nada porque no sé qué pasará conmigo, no sé si estaré bien o mal, no sé si reaccionaré mal en los próximos cinco minutos... No sé nada.

Lo impredecible de mi vida me disgusta y me entristece, me hace sentir atrapada, imposibilitada de ser diferente y hacer cosas diferentes porque siempre hay algo, algo que cambia, algo que significa un obstáculo, una variante...

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Dualidades. No sé que pasará mañana, no sé que pasará en una hora o dos. No sé qué hago aquí, cómo empezar o cómo terminar, creo que no tengo el valor ni la fuerza para hacer ninguna de la dos cosas. Es extraño el no querer vivir, pero no darse por vencido, no tomar la decisión y no saber si es por valor y esperanza o cobardía y miedo. En realidad, querer morir y no matarse es el resumen de mi vida, de los años que llevo existiendo, de los minutos respirando y de los incontables intentos fallidos que me traen a este preciso instante. Fallar al propósito, saber que el medio no será suficiente para conseguir el fin, pero sentirse al borde del oscuro abismo casi a punto de caer es lo que recuerda que sí estoy viva... Esa sensación de cercanía a la muerte tiene el efecto de hacer vivir con mayor intensidad, de buscar sentido y propósito a la existencia, pero en mí no, en mí solo es un recordatorio de que si todo falla esa será la salida, la única salida.

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El inicio...o el final. Siempre optamos por los nuevos comienzos, muchas veces cuando creemos que ya no hay salida ni opciones, algo despierta en nosotros y parece que volveremos a intentarlo por última vez, aún cuando no tenemos fuerza, aún y cuando no queremos hacerlo. Estoy de nuevo en ese punto, en el comienzo tras la agonía, en la esperanza desesperada de que algo cambie, en el último intento, sintiendo la última chispa esperanza.