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In Q3 of 2020, 31% of US users access the Tumblr app daily.
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Torta frita rellena: combinando tradición con innovación
Te presentamos una nueva receta para implementar en los días de lluvia: la clásica torta frita con dulce de leche, con un toque innovador que no deja enchastres. Ideal para merendar y acompañarla con un buen mate.
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En la medida justa: si hablamos de vinos
La manera en la que la que una marca se presenta debería ser consecuente con lo que la marca es. Un buen vino se disfruta cuando es en la medida justa.
¿Cómo sería una buena web para un producto así? En la diferencia entre los sitios de las marcas Trapiche, Concha y Toro y Mendel, se puede ver que, como ocurre con el vino mismo, alcanzar el punto medio es lo que marca la diferencia.
Al ingresar a estas webs, tanto la de Trapiche como la de Concha y Toro requieren confirmar la mayoría de edad para poder ingresar y permiten seleccionar idiomas. La web de Mendel dirige directamente a la página de inicio.
Sin embargo, luego de seleccionar estas opciones previas, aparece la notoria diferencia entre las tres webs:
El diseño de la web de Mendel, con fondo blanco, una tipografía bastante monótona y unas pocas imágenes, deja gusto a poco. La de Concha y Toro, por otra parte, está demasiado sobrecargada, y tanta información desorienta. La de Trapiche, a diferencia de las anteriores, con una tipografía más amigable y buenas fotografías como fondo, presenta información en la medida justa y hace que navegar en ella sea más sencillo y agradable.
En cuanto a clicks, la web de Concha y Toro, con su estructura compleja, requiere más pasos que las otras dos para llegar a lo que se busca.
La diferencia entre los menús de las tres webs está, sobre todo, en las palabras que se utilizan. En el caso de Mendel: “Inicio/Región/Viñedos”. Estas palabras no llaman demasiado la atención. En cuanto a Concha y Toro, se utilizan términos en inglés y otros en español: “Descubre los vinos/Winemakers journal/Sala de prensa”. En este caso, algunos títulos son confusos. Sin embargo, en el caso de Trapiche se muestran títulos más concretos y atractivos, como: “La bodega/Nuestra selección/Nuestra gente”. Esto hace que resulte más atractivo navegar por el sitio:
Para seleccionar los vinos, cada una de las webs presenta sus variedades categorizando de una manera distinta. En el caso de Mendel, se limita simplemente a mostrar los distintos nombres de los vinos. La web de Concha y Toro, por su parte, ofrece categorías que de por sí no son muy claras: “Fine Wine Collection, Vinos Premuim”:
La web de Trapiche, a diferencia de las anteriores, clasifica de una manera mucho más clara y, a la vez, original: por ejemplo, se permite elegir entre ocasiones: “Para celebrar/Para disfrutar entre amigos/Para todos los días”:
Cuando se selecciona uno de los vinos, la manera en la que se presenta en cada uno de los sitios es diferente. Por ejemplo, la web de Concha y Toro muestra un diseño con demasiada información, que va de la mano del diseño sobrecargado del sitio en general:
En el caso de Mendel, primero se muestra muy poca información, y luego se requiere hacer otro click para acceder a una ficha técnica en la que, al igual que en el caso de Concha y Toro, la información es excesiva y, además, se muestra de una forma poco atractiva:
El sitio de Trapiche, marcando nuevamente la diferencia, muestra datos en una cantidad justa, que informan pero no marean, y, además, se utilizan íconos que hacen más agradable el diseño:
¿Qué tal una visita a las bodegas? En el caso de Trapiche y Concha y Toro, se muestra la opción de visitarlas. La forma en la que Trapiche muestra la información es, una vez más, mucho más clara y sencilla -todos los datos necesarios se presentan a simple vista, a diferencia de los de Concha y Toro, que exigen más clicks para llegar a la información-:
En cuanto a árboles de contenido, ninguna de las webs los posee, aunque la que ofrece una estructura próxima a esto es la web de Trapiche:
Así, se puede ver que, como en el vino, tanto la sobrecarga como la escasez en el diseño hacen que la experiencia no sea tan agradable. La clave está, sin lugar a dudas, en lograr la armonía propia de la medida justa.
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Cuando canta el gallo
Sobre la avenida principal de la capital uruguaya, frente a los conocidos Techitos verdes, es posible encontrarse, de cuando en cuando, con un curioso personaje: el Gallo Negro. Este no es otro que el “primer garrapiñero de todo 18 de Julio”, como él mismo se presenta. Después de 59 años de trabajo, por la memoria y por la retina de Gallo ha pasado buena parte de la historia de Montevideo, que este recuerda, atesora y añora.
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En el año 1899, unos colonos holandeses sitiaron la pequeña ciudad de Mafeking, en Sudáfrica, aislando a todos sus habitantes. El general inglés Robert Baden-Powell, que se encontraba allí por mando del ejército, ideó un plan para salvarlos. Creó un cuerpo de cadetes, de entre 11 y 17 años, que, en bicicletas, llevaban provisiones de un lado a otro de la ciudad. Los vistió con un uniforme muy parecido al del ejército británico, pero con un elemento diferenciador: un pañuelo, para que la gente supiese que iban a ayudar. Así, lograron mantener la estabilidad en la ciudad hasta que fue liberada meses después. Basado en el potencial que le demostraron estos jóvenes, en 1907 este general fundó el movimiento Scout.
Hoy, a más de un siglo de esta hazaña, Baden-Powell sigue vivo en una manera de entender la vida, vinculada con el servicio y la responsabilidad, que une a más de 30 millones de personas alrededor del mundo.
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Grito al cielo
El 21 de enero de 2015, ante una Venezuela impaciente por escuchar las medidas que se anunciarían para salir de la crisis económica, el presidente Nicolás Maduro respondió con un “Dios proveerá”. Ese mismo Dios, desde hace varios años, es invocado por muchos venezolanos con un pedido que hoy se hace más fuerte: que la pesadilla termine de una vez por todas.
Volante en apoyo a Nicolás Maduro / Fuente: Flickr.
Góndolas vacías en supermercado de Venezuela, Central Madeirense. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Escasez_en_Venezuela,_Central_Madeirense_8.JPG
Señora rezando en una iglesia de la ciudad de Maracaibo, Venezuela. Fuente: https://www.flickr.com/photos/wilfredor/16307427837/in/photolist-dLAvY3-4t67No-kasfgn-dQoXLj-qQU5e7-r8sJQk-r8sofx-qR2Q9V-qaCwYD-9wPqGG-DjjCv-qPQHm5-r7kTns
Góndola de supermercado en Centro Comercial Parque Costa Azul, Nueva Esparta, Venezuela. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Escasez_en_Venezuela,_CCP_Costa_Azul_2.JPG
Señora rezando en medio de protesta contra el régimen de Nicolás Maduro. Fuente: http://www.infobae.com/america/fotos/2017/01/23/las-15-imagenes-de-una-nueva-jornada-de-protestas-en-venezuela-contra-el-regimen-de-nicolas-maduro/
Altar en medio de protestas contra el chavismo y el régimen de Nicolás Maduro. Fuente: Flickr.
Vigilia celebrada en Caracas en honor a los muertos y encarcelados durante protestas venezolanas. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Altamira_protest_5_January_2015.jpg
Venezolanos fallecidos en protestas contra el régimen de Nicolás Maduro, Plaza Francia, Caracas, Venezuela. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Protests_Venezuela_in_Altamira_Square.jpg
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El reality que surgió en 1990 en Gran Bretaña con el concepto: “Todos pueden cocinar”, y que luego se convirtió en un éxito mundial, llegó este año a Uruguay. La noche del 24 de julio de 2017, más de 260 mil uruguayos volvían a ver televisión abierta, ansiosos por conocer al ganador de MasterChef. Familias reunidas frente al televisor, negocios cerrados antes de hora, todo el Uruguay hablando de lo mismo en las redes… cualquiera diría: una final de fútbol. De hecho, la gran final de MasterChef llegó a 21,2 puntos de rating, igualando a los partidos más importantes de la Selección nacional. Solo que, esta vez, el fervor no se midió por goles, sino por platos. ¿A qué se debió el éxito de la marca MasterChef en nuestro país? ¿Cuál fue la estrategia que llevó a que los uruguayos sintonizaran de este modo con el producto?
Se puede decir que gran parte del éxito de MasterChef Uruguay radicó en saber conjugar las características del formato del reality con la esencia de lo uruguayo. MasterChef demostró que es posible realizar producciones nacionales de calidad, y los espectadores, a su vez, demostraron que están dispuestos a consumirlas. Además de la presencia activa en el mundo digital, un elemento crucial para mantener al público espectante fue la representación de todas las clases sociales hasta el día de la final, con los 4 semifinalistas. En cada una de recetas y en cada participante estaba representado un rincón del Uruguay.
Para intentar comprender mejor el fenómeno, la siguiente presentación busca analizar lo ocurrido en la gran final.
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Bendito Internet: el día que Google me santificó
“En Google está todo”, escucho decir a muchos. Con esa idea resonando en mi cabeza, puse mi nombre en el buscador. Seguro que todos tenemos algún escrache de la adolescencia, que si hoy apareciera nos llevaría cerca del infarto. O esas redes que usábamos de chicos, en las que posteábamos frases que ahora nos dan vergüenza ajena. En ese tipo de cosas me puse a pensar cuando me busqué. Pero Google logró sorprenderme.
Después de pasar por varias tocayas, desde deportistas hasta decanas de universidades, llegué a los primeros links que tenían que ver conmigo. Para mi sorpresa, no era el escrache ni el posteo ridículo… “Iglesia Católica de Piriápolis”, decía. Y no era uno…eran cuatro links iguales. Eso no me llamó demasiado la atención, ya que participo en algunas actividades ahí. Pero, cuando hice click en “Imágenes”, las únicas que estaban asociadas con mi nombre ¡eran imágenes de santos! Buscan mi nombre, encuentran santos.
Entonces, seguí buscando, sin sentirme libre todavía del potencial escrache. Afiné un poco la búsqueda y, además de mi nombre, puse “Piriápolis” (el lugar donde vivo). Aparecieron tres links más: uno de un premio al desempeño académico, otro en el que aparezco llevando la bandera de Uruguay y el último como soprano en el coro del liceo. Así que ahora, además de los santos, para Google gano premios, llevo banderas y soy una especie de cantante lírica.
Lo que Google no sabe es que en la iglesia no trato con los santos de las imágenes, sino con un grupo de adolescentes bastante inquieto. Tampoco sabe que lo de ser soprano de un coro fue solo por tres semanas, ni que en el año del premio y la bandera formaba parte del grupo menos querido del liceo. Éramos “los de Artístico”, los que se paseaban disfrazados los días de teatro y andaban todos llenos de pintura los días de dibujo. Mucho menos sabe Google que lo que yo soy tiene mucho más que ver con disfraces y pintura que con premios y banderas.
Gracias, Google, por santificarme de esa forma. Pero, si me das a elegir, te dejo que me presentes con alguna que otra mancha de pintura.
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Tiempo dedicado a medios semanalmente en Latam. Fuente: ComScore / 2016.
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Nada más que la verdad
Un titular de The New York Times informó en el mes de julio: “Los medios buscan negociar en contra de Google y Facebook, que acusan de ser un duopolio digital”. Es la noticia de una batalla y sus protagonistas: los dos “gigantes” de internet contra “la industria del periódico”. La cuestión es sencilla: los ingresos que antes sustentaban los periódicos tradicionales ahora son acaparados por estas dos grandes empresas, que ofrecen su contenido de manera gratuita e intervienen cada vez más en la difusión de las noticias.
Pero estos medios tradicionales no solo pelean por territorio digital: hablan de una defensa del periodismo de calidad, en un contexto en el que las “noticias” falsas se han convertido en moneda corriente. “Si se busca un modelo gratuito de noticias, obtendrás noticias. Pero serán noticias basura” -comentó David Chavern, director ejecutivo de News Media Alliance, a New York Times-. Pero, ¿todos las ven como basura?
La forma en que las personas validan los mensajes hoy está cambiando. Un valor tradicionalmente preciado como es la verdad comienza a perder terreno ante un nuevo concepto: el de “post-verdad”. Se entiende que la mayor influencia en la formación de la opinión pública ya no pasa por datos objetivos, sino por las emociones y creencias personales. Sobre todo dentro de las nuevas generaciones, el que da validez a la información ya no es el informativo de la tarde, sino aquellos canales informales que logran sintonizar con lo que estas personas quieren escuchar. Esas “noticias basura”, de las que habla Chavern, hoy pasan por delante de muchos disfrazadas como verdad.
En la actualidad, existen cientos de sitios web que se esfuerzan por elaborar unos buenos disfraces para esas fake news o noticias falsas. Tal es el caso de The National Report, que se promociona como "la primera fuente de noticias independientes de Estados Unidos ", fundada por Allen Montgomery -nombre ficticio-. Su objetivo es lograr que las personas crean y compartan las noticias falsas que el sitio difunde en un formato que hace que parezcan legítimas. Y, de hecho, lo consiguen. Entrevistado por el medio BBC, Montgomery señaló: "Algunas de nuestras noticias nos han dado US$10,000. Cuando damos en el clavo e impulsamos esas historias, ganamos miles de dólares”.
¿Cómo es que sitios como The National Report se ganan la credibilidad de las personas? "Hay mucho sesgo de confirmación: mucha gente queriendo probar que su visión del mundo es la apropiada y correcta", explica Montgomery. Y es eso lo su sitio trata de explotar: "Tratamos de sintonizarnos con los sentimientos que sospechamos que la gente tiene o quiere tener", dice.
Una de las historias más grandes difundidas por The National Report fue sobre una ciudad de Estados Unidos que supuestamente estaba siendo acordonada debido a una enfermedad mortal. La “noticia” fue difundida por cientos de usuarios.
Uruguay tampoco escapa al fenómeno de las fake news. Un ejemplo local es Librumface, un portal de humor creado en 2012 que publica historias ficcionadas. En una ocasión, se publicó un largo informe titulado: "La Intendencia de Montevideo confirma la demolición del Palacio Salvo. El edil nacionalista Daniel Martínez, indignado, escribió en Facebook: "Una ANORMALIDAD con mayúsculas!!!". Más allá de la anormalidad, esta noticia falsa logró engañar a muchos internautas que pensaron que su información era cierta.
De igual manera, Facebook se ha convertido en uno de los espacios favoritos para estos difusores de mentiras disfrazadas. Un estudio realizado por el sitio Buzzfeed concluyó que en los últimos tres meses de la campaña que llevó a Trump a la presidencia de Estados Unidos, las 20 historias falsas que más se reprodujeron tuvieron mayor alcance y divulgación en Facebook que las 20 noticias más compartidas y amplificadas de medios serios como el The New York Times o The Washington Post. Si bien se ha expresado la intención de Facebook de combatir este problema, es una tarea nada sencilla que tienen por delante.
Dado este panorama, se puede pensar: ¿qué le queda por hacer al periodismo? Hay quienes consideran que se trata de un fenómeno pasajero; otros, creen que la situación puede empeorar antes de recuperar el equilibrio. Lo cierto es que hoy el periodista serio tiene por delante más de un desafío importante: no solo debe luchar por defenderse y sobrevivir sin ser aplastado por los dos gigantes digitales que son Google y Facebook, sino que, además, tiene la misión de preservar y lograr imponer en el combate un diamante en bruto que parece estar perdiendo valor en el mundo digital: nada más que la verdad.
No se culpa al lector si, con este post, empieza a dudar también de lo que acaba de leer.
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