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EL ENEMIGO DE CHILE:

Pequeña es la maña de los enemigos invasores en comparación al ferviente sentimiento nacionalista de este servidor, un simple hombre, pero consciente de que el suelo chileno solo puede ser pisado por aquellos nacidos en la suave cuna de la patria. El problema inmigratorio y racial que atraviesa Chile está causando estragos en la vida de miles de compatriotas, diezmando la seguridad, la democracia, la libertad y el poder de decisión política obtenido, con hierro y sangre, en una larga guerra de independencia. Atrás ha quedado el ideal portaliano que renegaba de una América para los americanos, y que, por el contrario, defendía la soberanía de nuestro país.

Las calles de lo que alguna vez fue un país humilde, seguro y tranquilo, se tiñen con el color oscuro de razas infrahumanas, desde los humanamente degenerados descendientes del imperio inca, hasta esas aberraciones de la naturaleza oriundas del continente africano. Estos últimos han dejado a la luz sus habituales costumbres delictivas, toxicómanas, promiscuas e insalubres, las mismas que hoy causan la muerte de chilenos inocentes, asaltos, robos, tráfico de sustancias, enfermedades y otros problemas sanitarios. La raza chilena, tan bien estudiada y fundamentada por Nicolás Palacios se degenera día tras día, se mezcla con especies foráneas y deja abierta la posibilidad de los hábitos destructivos mencionados anteriormente se manifiesten en el futuro.

Debemos entender que estas alimañas son el mal que amenaza la vida de los chilenos. Los negros no son profesionales, ni personas de bien. Los negros son un parásito que se ha hospedado en el suelo nacional. Sus negocios florecen para ocultar la trata de personas, la prostitución y el consumo de drogas. Sus características son evidentes, eternas e intactas en el tiempo, pues no pueden ocultar su oscura piel de ninguna forma. Los negros son ajenos a nosotros, tanto en cuerpo como en alma, ellos viven en casas sucias y descuidadas, hacinados, aunque lejos de una pobreza económica, pues sus verdaderos negocios les otorgan buenos dividendos. Este es el enemigo racial que amenaza a los chilenos, este es el enemigo al que debemos expulsar y extirpar de nuestra sociedad. Tenemos los medios, pero no tenemos la voluntad.