Entre tus poemas me perdí, ahora te revivo cada noche con letras que emanan de mi ser.
Don't wanna be here? Send us removal request.
Photo
0 notes
Photo
Qué en mis noches sea tu arrullo el que me acobije y acompañe a dormir.
0 notes
Photo
2 notes
·
View notes
Photo
Tenía El Feliz Cumpleaños; Faltó El Destinatario…
Octubre 19, 2017
Hoy es 19 de octubre, una fecha muy especial en mi vida; distinguida de entre todas las demás. He restado del calendario día tras día hasta llegar a este y lo cierto es, que a lo largo de todo este tiempo hubo incertidumbre latente. Desde el día de tu partida y hasta hoy, con gran temor he sido esclavo de pensamientos perturbadores que no han logrado cesar en ninguna de las maneras que lo llegué a intentar. Cinco fechas extendidas a lo largo del año se han vuelto mi némesis, aquellas en las que no tengo ni la menor idea de cómo voy a reaccionar, qué voy a pensar, qué voy a hacer y sobre todo, esa pregunta constante e inquietante del cuánto daño me podrán hacer. Sin embargo, heme aquí, esta es apenas la segunda, de cinco con las que debo de cargar. La primera fue en agosto, claro, hablo de lo que sería nuestro festejo de aniversario. Esa fecha que tan esperada es por cualquiera, como si de ello dependiera todo en una relación, aquella que todos buscamos colgar de un estante como el trofeo victorioso que representa el estar juntos durante ‘un año más’. Lo idóneo sería que nosotros, los amorosos, nos entregáramos desde el alma en cada día de nuestra permanencia juntos. Siendo esplendidos en todas las maneras, desde que amanece y hasta el final de cada día. Por desgracia, no estoy muy seguro de que todos los que hemos jugado alguna vez al amor, tengamos muy en claro esto. Las fechas, como muchas otras cosas en la vida, no son mas que aspectos psicológicamente simbólicos y a decir verdad, no es así como tendría que ser; lo he dicho en muchas ocasiones a lo largo de la vida, y ahora, pareciera que jamás he sido un fiel creyente de esta idea. Aquí estoy, con esta agonía que no me deja ni respirar, atormentado con las fechas que debo de recordar después de tu partida. Hoy es 19 de octubre, es tu cumpleaños y por primera vez no estoy a tu lado, ni tú al mío como lo supiste estar en los seis años que ahora nos quedan por detrás. Este día ha estado muy presente en mi pensamiento; principalmente en las últimas dos semanas. Te he pensado, te he soñado y también he imaginado patética y absurdamente en el regalo que a tu puerta debería de llegar conmigo detrás de él. He hecho un pastel para ti, esto me hizo recordar que apenas hace un año se nos ocurría la idea de hacer repostería con los tutoriales que llegamos a ver juntos. Es modesto en su tamaño y no sé qué tan bien o mal pueda saber, pero tiene un buen aspecto, esto al menos, en un consuelo para mí. Estoy sonriendo al escribir esto, sabes, me rio al recordar aquel pastel que en uno de mis cumpleaños, tú me diste. Era un pastel de chocolate, claramente aun no me conocías del todo bien, pues, de haber sido así, habrías sabido que el chocolate no es exactamente mi fuerte. Pero bueno, eran apenas los inicios de lo nuestro y por tal razón, era bien justificado. Tenía el contorno de betún color blanco y sobre él, pequeños dulces en forma de corazón que lograban hacer un buen adorno en él. No decía ‘feliz cumpleaños’, pero sí algo más valioso para mí; tu nombre y mi nombre estaban escritos en el pastel y para mí, fue como haber recibido la mejor carta de amor que alguien pudiese recibir. No necesitabas de escritos como este para hacerme sentir que podía volar y que todo lo podía lograr si tan solo en tus brazos me tenía que acobijar. Yo me reía del supuesto mal sabor que tenía el pastel que me habías hecho, y tú, con un tono juguetón, decías que no volverías a hacerme un pastel si tan malo es que sabía. Este como cualquier otro de los detalles que alguna vez me diste, son parte de los vestigios del amor que ahora quedan solo en mi recuerdo y la notebook en la que ahora guardo toda aquella fotografía que de los dos quedó. Hoy es 19 de octubre, tu cumpleaños número veinticinco. Nos conocimos siendo apenas dos adolescentes, tú de dieciocho y yo de diecinueve, los años han pasado y hay gran ironía en esta historia, sabes. Recientemente llegué a esta conclusión y es que, resulta que dos adolescentes supieron manejar mejor los problemas que había entre los dos y que nos permitía estar juntos un día más, a un par de adultos que dejaron que se cayera a pedazos el castillo de emociones e ilusiones que a lo largo de tantos años se había construido. Dime tú, ¿Acaso no es tristemente irónico esto? Lamentablemente para mí así es y ya no queda nada por hacer. Tu pastel ha quedado sobre la mesa, logré terminarlo y puse velitas sobre él. Descuida, nunca las encendí, de haber sido así, se habrían consumido antes de que tuviese que entender una vez más que no estarás a mi lado para apagarlas. No sé cuánto tiempo se quede allí pues estoy seguro que no tendrá destinatario alguno. Tenía un feliz cumpleaños preparado, solo me faltaste tú. Sé que nada de lo que hubo volverá, también sé que ya no es momento para reparar los daños y errores que de los dos hubo. Sin embargo, aún sigo allí, a tu lado desde el alma, te quedaste con mi corazón, con mi esencia y todo lo que yo soy. Mi amor es prisionero de tu cárcel perpetua y aunque ya no me sientas a tu lado, en mi mente te has quedado; allí es donde te beso y acaricio a mi gusto, donde te abrazo, y te siento como aun me gustaría poder hacerlo. Ya no queda mucho por decir, no sé si esto sea bueno o malo, y hasta que esto me quede claro, solo me resta decirte “Feliz cumpleaños, amor mío”; tenía un feliz cumpleaños preparado y por desgracia, me he quedado sin el destinatario.
0 notes
Photo
A La Mitad De Una Promesa Para La Eternidad Febrero 21, 2017 Es 21 de febrero, un día en el que años atrás, te pedí fueras mi novia. Qué diferente es todo ahora que no te encuentras aquí. Cuánta impresión causa en mí el darme cuenta de lo mucho que podemos cambiar nosotros, o todo aquello que nos rodea. Hemos pasado de extrañarnos cada día, a buscar olvidarnos el uno del otro. Cambiamos un afectuoso «hola» por un hiriente adiós; dejamos de estar juntos por la noche para en ella solos quedarnos. Tú en fiestas quizás, con tus amigas, o solamente viendo series por internet. Por mi parte, he cambiado todo eso por charlas con la luna, un vistazo cada noche a la inmensidad del cielo estrellado, un papel y un lápiz, donde hago de mi sentir un material lírico en el que exprimo y desahogo todo esto que a diario siento y que me mata lentamente. Es aquí donde saco todo eso con lo que cargo. En el transcurso del día eres ese pensamiento incesante que habita en mí y por las noches, ese mundo de ángeles y demonios que pasean gustosos por mis sueños. En ocasiones estoy solo en mi habitación, o en el patio de mi casa, es de noche, y después de contemplar su magnificencia, me pongo a fantasear, construyo una vida paralela a esta en mi cabeza y te visualizo a ti, una vez más aquí a mi lado, bajo el calor de mis brazos como antes lo solías hacer, ¡Qué glorioso es! Lo puedo jurar. No quiero que ese momento acabe, cierro con gran fuerza mis ojos y me aferro a tu cuerpo en mi fantasía, agudizo mis oídos para poderte volver a escuchar decir que me amas, que la vida a mi lado no te ha sido suficiente y que anhelas una eternidad para los dos, estando juntos y amándonos con la fuerza y el deseo del primer día. Pero es inútil, el placer me dura poco pues tarde que temprano te esfumas, ese mundo, esa vida paralela que construí minutos atrás se va de mí, me es arrebatada de mi sueño que dormitando creé y sin más fuerza para contenerme, vuelvo a sentir entre sollozos cómo las lágrimas empiezan a humedecer mi rostro y parte de mi ropa. ¿En qué momento fue que todo acabó? —me cuesta tanto entenderlo—, ¿En qué momento dejamos de sonreírnos? ¿Cuándo se perdió la calidez entre los dos? ¿En qué momento dejaste de mirarme como antes lo hiciste? No me di cuenta del momento en que todo eso pasó o dejó de pasar y ahora lo lamento tanto. Es 21 de febrero, y debería estar diciendo que hoy se cumple otro mes a tu lado, pero ya no es así, he cambiado la cuenta de los días a tu lado por la de los días sin ti, y aun así, absurdamente me entusiasma este día, es verdaderamente especial para mí, y no espero que para ti sea de la misma manera, pues a duras penas recordabas a medio día que cumplíamos otro mes, pero que importa si de esa manera fue, si para mí siempre fue un día de ilusión, de alegría, plenitud y victoria por saber que estabas junto a mí. Es 21 de febrero, y aunque ya no estés aquí, y no pueda decir que hoy se cumple la mitad de otro año a tu lado, con emoción recibiré cada día 21 que a mí llegue, que en la espera estoy de verte volver. Te doy las buenas noches, cariño mío, y que éste mi gran amor, te alcance para abrigarte con un eterno abrazo. “Te estoy amando con un silencio que cala en los huesos y pide ser gritado; que mi silencio no sea razón de creer que no habitas en mí”. Alex Palacios.
0 notes
Photo
Un Viaje Entre Gotas De Agua Y Aromas Febrero 19, 2017 He vuelto a despertar de madrugada, apenas logra pasar de las 02:00 y está lloviendo, no sé si fue el estruendo de la lluvia lo que me despertó o son esas pesadillas que muy a menudo tengo desde que tú no estás aquí. Vaya que hay ironía de por medio, cuanta lluvia vimos precipitar juntos como uno solo; en ocasiones cada uno en su hogar o en sus ocupaciones, pero juntos al fin y al cabo. Hoy no estás aquí, y por vez primera la lluvia y su aroma me recuerdan nuestras cosas, a nuestro cariño; a todo aquello que algún día compartimos juntos y principalmente, me han regresado por el tiempo a los albores de nuestro amor. Cuando jamás se hubiera creído en un final para esta historia y todo parecía ser próspero y eterno para los dos; cuando las promesas tenían vasto valor y convicción, cuando todo entre los dos se construía con ideales del más grande, fuerte e impenetrable palacio de amor. Es domingo por la mañana, y te estoy extrañando, es el peor día de la semana desde que ya no estas, de eso no hay duda alguna; la razón, es el día en que siempre te veía pasara lo que pasara. De pronto recuerdo que es cumpleaños de tu papá y nuevamente recuerdo todas aquellas veces en las que me sentí parte de una familia. Esa calidez tan ajena al resto de mi vida y que sentí hasta el momento en que fuiste parte de ella pero que ahora forma parte de los vestigios de mi memoria. La mañana inició para mí con un cielo claroscuro que encajaba muy bien con lo que estaba sintiendo y pensando desde que desperté, ahora el cielo pinta de tonos grisáceos y a lo lejos se alcanza a ver la vislumbre del sol que aterriza en la planicie de los cerros que se encuentran alrededor. Qué duro resulta todo ahora que haces falta tú, y cuán dolorosa fue la caída de nuestro amor cuando en la cúspide de él me sentía situado. Qué tonto fui al creer que nos podíamos mantener equilibrando lo malo con lo bueno, creyendo que bastaba con serte siempre fiel o dándote los mejores detalles que de mí pudieron salir. Qué doloroso es darse cuenta del error que se cometió y que caro es ahora que lo estoy pagando. Nunca fue mi intención alejarte de mí y aún así, parece que me dediqué a perderte. Aún no me acostumbro a ello y en todos los domingos ulteriores a tu partida, así como cuando estabas conmigo, me apresuro a salir de mi trabajo para poderte ver, imaginando en ocasiones que estarás afuera de mi trabajo, en la esquina de mi casa, afuera, o dentro de ella sentada en el sofá. En otras solo imagino y pienso que debo apresurarme a estar listo para ir a tu casa y finalmente verte, pero no tardo en caer en la realidad y con lágrimas en los ojos y gran desaliento entiendo que ya nada de eso podrá pasar. Que tú andas por la vida pero lejos de la mía, que por más que yo lo desee, ya no puedo hablarte, ya no te puedo abrazar y sentir entre mis brazos, solo en mi memoria, donde te revivo y te siento a mi gusto cuando así lo deseo, cerrando mis ojos y quedándome en el silencio absoluto de mi soledad. Desearía que las cosas fueran diferentes, me arrepiento de todo el daño que te pude hacer, debes saber que jamás fue esa mi intención y ahora no me queda más que llenarme de fuerza y paciencia, esperando el día en el que pueda nuevamente verte y mientras eso pasa, mis domingos concluyen temprano, pues sin el deseo de continuar con tan lacerantes sentimientos me voy a la cama, cierro los ojos y espero la llegada de un nuevo día con la ilusión de restarlo de la espera del regreso de tu cálido amor. Alex Palacios.
0 notes
Text
Una Carta Al Amor
Febrero 12, 2017 ¿Cuántos días habrá que tachar del calendario antes de que pueda verte nuevamente frente a mi puerta? —De no ser así, quisiera al menos estar yo frente a la tuya—. Y es que siento que no puedo más, eres mi pensamiento cada día y mis sueños al caer la noche. Se vuelven pesadillas cuando en ellos te pierdo y los más dulces cuando te veo amarme como antes lo hacías; siento que vuelo una vez más, que todo lo puedo y nada nos puede matar. Quisiera no verte inexorable ante mí, ante el canto de este amor perpetuo que no cesa por ti. A veces mi sueño se interrumpe, principalmente a eso de las 02:00, estoy sudando frío y me siento temoroso, haces falta tú, no tardo en darme cuenta de ello y lágrimas de mi rostro se ven caer al tiempo que me encuentro tiritando como resultado de este frío; termino gélido y siento como se disuelve parte de la esperanza que me queda en verte volver a mí. Tengo que lidiar con ello y lo único que me queda por hacer es andar por la vida con parsimonia, para que el tiempo me gane y cuando menos los espere, vuelvas a estar aquí, en mi vida, a mi lado, envuelta en la calidez de mis brazos que te harán sentir el amor creciente que hay en mí. Fueron tantas las veces en las que cuestionaste el contenido de mis escritos, no entendías el porqué eran depresivos y tampoco para quien iban dirigidos. Pues mira, hoy entenderás ambas cosas, gran tristeza habita en mí desde que faltas tú, mi canto es con letras y mis escritos, una parte de lo que soy, de lo que siento o de lo que estoy viviendo y con certeza sabrás que esto es dirigido a ti. Mira pues, que tonto me siento hoy, hablándote de amor tantos años cuando hoy por vez primera siento conocer el amor. Deseo que el tiempo nos perdone, que sea aliado y no un cruel y despiadado enemigo, anhelo desde mis entrañas verte de nuevo a mi lado y así amarte como nunca a nada ni nadie más, mi dulce amor, que sepas que esto es el principio de algo nuevo para los dos. Deseo que ahora la eternidad le alcance a este nuestro amor, que todo lo vivido no ha sido suficiente y clamo a Dios por una oportunidad más. Con nostalgia y gran amor... Alex Palacios.
0 notes
Photo
Te he pensando últimamente, siempre de manera desmesurada, en el frote de las heridas, ahí es donde vuelves, incluso te siento a mi lado y alcanzo a percibir el dulce aroma que te sabía distinguir. De pronto ya no es suficiente y te guardo bajo mis ojos, cegandome del mundo para verte solo a ti, dulce amor. Recuerdo aquel último encuentro entre los dos, nos abrazamos como nunca antes, como si supiéramos que sería la última vez, aunque no lo sabíamos, pues de ser así, no me hubiera atrevido a soltarte. A tus brazos me entregué aquella noche y de tus labios no me quise separar, al final, nos despedimos sin imaginar que sería la última vez. ¿Dónde es que te encuentras ahora, vida mía? Ya no te veo como podía, ni siquiera al cerrar los ojos, me cuesta entenderlo, y solo el frote de las heridas me acerca a tu recuerdo. Recordarte es lastimarme, pero entiendo que también es avivarte, aunque sea en mi cabeza, sé que todavia puedes existir, sonrió al tiempo que de mí veo caer lágrimas que evocan tu existencia, dulce amor que no muere, que demanda el olvido pero que no lo suelto, aprisionando tu recuerdo en mí memoria para no dejarte de sentir, deseando que me abraces nuevamente, para entregarme a ti, para sentir tus labios rojos nuevamente y de ellos volver a leer el mas sincero «te amo», regalandome un beso que me vuelva al cielo como antes lo hacías, donde sentía que volaba por el universo al tiempo que tocaba a las estrellas de la noche, dame un beso más, dulce amor eterno, pues siento que me hace falta de verdad, que me recuerde nuevamente lo que es la magia en realidad. Alex Palacios.
0 notes
Photo
0 notes
Photo
0 notes
Photo
¿Puedes recordar ésto? Sí, es el verso con el que concluyó el primer escrito que te hice. Vestigios de aquellas cartas donde se leía de nuestro amor desmesurado y apasionado. Ese en el que aún nos jurábamos la eternidad juntos, donde la ilusión de aquél amor hacia de nosotros dos, almas que al encontrarse, se desprendían de sus cuerpos para volar y perderse entre las estrellas. El más grande de los amores, y a la vez, ese que nunca fue, maldito e hiriente amor anacrónico del que perdí la cabeza para no volverla a recuperar nunca más. Te extraño cada día desde que te fuiste, mis escritos son prueba fehaciente de ello por si lo estás dudando nuevamente. Esa noche en la que la curiosidad me llevó hacia ti, me dejó atrapado, aprisionado en tu corazón y esclavo de tu amor, mitigando mi ser para hacerlo vulnerable ante tu orgullo lacerante que me decía adiós al tiempo que se alejaba de mí subitamente hasta quedarme sin ti. Me he quedado preso de ti y sin ti, el panorama se torna borroso desde entonces, eras lumbrera en mi vida, guía de mi camino, así andaba sin temor, bastaba tomarte de la mano para sentirme protegido como nunca más lo he vuelto a sentir, y ahora, —¿Qué es lo que debo de hacer?— Te muestras inexorable ante mí, esperanzas disueltas en el olvido de este nuestro amor, y aún así, de cierto es, que las páginas de esta historia se siguen escribiendo, ¡Vaya ironía! ¿No? En aquellos días escribía sobre mi deseo de permanecer para siempre a tu lado, escribir páginas y páginas de nuestro amor, describiendo como serían nuestros días juntos, y lo que se sentía estar a tu lado; ahora sigo escribiendo las páginas de lo que un día sueño, será un libro, pero lo hago sin ti, y las páginas se van llenando con los vestigios empolvados de un viejo amor. Alex Palacios.
0 notes
Photo
¿Cuánto oxígeno me quedará ahora que te has marchado? —es la interrogante de cada día—. Despierto con ella y regresa a mí justo antes de dormir. Me he quedado mucho tiempo perdido, situado en el vacío del universo, me gustaba vivir en tu planeta, era diferente, tu lo llamabas raro y no te gustaba del todo sentirte de tal manera, pero mira, fue eso lo que un día nos unió. Éramos dos seres raros situados en un lugar que no nos gustaba. Fue así que sucedió, tu creaste algo maravilloso y yo emigré hacia tí. Tus ojos llenos de brillo me miraban, sólo eso hacias y bastaba para sentir cuanto me amabas, esbozando una sonrisa me seducias y me perdía en tu encanto. Tu cabello negro como la noche, largo, suave y sedoso que sentía al pasar mis dedos entre el, tus caricias eran besos que me dabas con tus manos blancas como la nieve y que tanto me gustaban. Necesito saber qué aún sigues viva, suelo mirar hacia tu planeta de vez en cuando, buscándote, creyendo que tal vez y volverás, o yo podré volver, dudoso del tiempo que podré respirarte antes de exhalár el último suspiro de tu hiriente corazón. Me estoy agotando, este amor me asfixia, mata lenta y sutilmente y no sé cuanto más pueda aguantar, pero mientras lo descubro o llega de manera súbita a mí, aquí me encuentro, mirando hacia tu planeta como cada noche con las estrellas de fondo adornandote, destacando tu belleza y perfección, enamorandome de ti una vez más, aunque ya no estés aquí, aunque ya no te vea y no te pueda sentir. Alex Palacios.
0 notes
Photo
Me encuentro en la habitación principal, reposando sobre un sofá marrón que me encanta y que por cierto, me acerca más a la ventana. La tarde es apacible pero parece que se avecina una tormenta. He estado pensando en ti al tiempo que leo algunas de las cartas que me hiciste durante el tiempo que estuviste conmigo. Afanado busco sentirte entre cada letra mientras escucho a las primeras gotas de lluvia, golpear el cristal de la ventana. Hago un paréntesis y voy por café a la cocina, de regreso al sofá empiezo a tiritar con tus cartas en mis manos y es así que veo correlación entre la tormenta y tu ausencia, juntas son esta frialdad que habita en mí, —y es ahora que lo entiendo—. Soy yo quién te da vida en mi vida, con cada ocasión en la que te recuerdo, te escribo o te imagino nuevamente junto a mí con avidez. Empiezo a sentir gotas cayendo de mi rostro, —desearía fueran las gotas de lluvia que veo estrellarse en el cristal...— me vuelvo a tus cartas y como si nada pasara, me engaño nuevamente para seguir leyendote, leerte me regresa un poco del calor que te has llevado de mí. Sí, vaya ironía pero tampoco me importa. Tu recuerdo y yo ahora somos buenos aliados, ambos cuidamos del otro y hemos hecho un trato, yo prometí no olvidarte, alimentar tu existir cada día; tu recuerdo a cambio, prometió aminorar este dolor que me estaba matando lentamente. Así es como aprendimos a coexistir y en la esperanza de tu volver, vemos pasar el tiempo frente a la ventana en la que te ví partir alguna vez. Alex Palacios.
0 notes
Photo
Ya he contemplado cielos como este tiempo atrás, un cielo claroscuro precedente a la mágica noche en la que tú y yo nos volvíamos uno. Existen recuerdos hacinados en los que aún busco reavivar aquél sentir. Poco a poco te desvaneces ante mis ojos, estoy olvidando como luces, como suena tu voz y a qué saben tus besos. Deseando ser indultado por ti, por tu orgullo creciente y tu postura inquebrantable. No puedo decir que he perdido la noción del tiempo pues te mentiría, he contado los días, los meses y los años desde que tú partiste de aquí, de mi vida, de este corazón que se erguía con tu existir. Te has mostrado impasible una y otra vez y solo he buscado eludir el sentir de la realidad. Cada noche hago un paseo por las calles de la ciudad, reavivando tu recuerdo, pues no quiero que mueras en mí, aún no, no estoy listo y a decir verdad, no sé si algún día pueda estarlo; pero mientras camino hacia el incierto futuro, acabado mi paseo, te siento entre cada letra que emana de mí para darte vida, para que aún no mueras, para que aún existas y así, una vez más al contemplar aquel bello cielo claroscuro, te pueda recordar.
2 notes
·
View notes
Photo
Era una noche como cualquier otra; tu llegada insospechada, no te pedí, no te deseé, tampoco te soñé alguna vez y aún así, llegaste. Conocerte fue el cielo y el mejor de los privilegios. Las noches cambiaron desde aquél día, me recuerdo sentado sobre una vieja silla de madera rechinante color marrón, portaba mi móvil cada noche para hablar contigo hasta que se nos hiciera la mañana, recuerdo que era agotador por mis extensas horas de trabajo pero nunca importó, amaba hablar contigo. Tu voz es dulce, tierna, encantadora y absolutamente seductora. En una ocasión nos decíamos extrañar demasiado, vivir en distintas ciudades nos mataba así que un día se nos ocurrió hacer una cita en nuestros sueños, nos prometimos una velada romantica, caminando en medio de un lugar boscoso, nos adornaba la vislumbre de la luna que se veía entre grandes y frondosos arboles mientras jugaba a ser cómplice de nuestro amor. Otras veces tan solo íbamos por un café, nos sentábamos a hablar o me recostaba sobre el pasto mientras reposabas tu cabeza sobre mi pecho, yo te abrazaba, —y amaba hacerlo—. Temí que todo acabara pero me consolaba el qué me juraras lo contrario, por desgracia, la eternidad se nos acabó; te marchaste en otoño, —el otoño más largo de mi vida hasta ese momento—. Quedé susceptible desde aquél entonces, no supe cómo reaccionar ante tu decisión, dolia, no sabes cuánto, y aún duele. Algo dentro de mí se iba, se desvanecía, algo dentro de mí moría así como las hojas en su caída de otoño. Eres ese vacío infinito que habita en mí, aquél recuerdo hiriente que no cesa, te acrecentas al paso del tiempo y ya no sé a dónde esto me llevará. Ya no te veo a mi lado nunca más, amor inasequible, corazón ajeno, te busco por todos lados pero ya no te encuentro, recorro las calles cada noche viviendo en tu recuerdo, buscando el eco de tu voz en mi cabeza sin éxito alguno, ya no te escucho retumbar en mi cabeza más que cuando pronuncio tu nombre para mí, para sentir que aún estás aquí, viviendo para mí como yo para ti, me aferro a una idea absurda, tu amor ya es tan solo quimeras. Necesito saber qué aún existo para ti, que no me has olvidado, que absurdamente te fuiste mientras gritabas en tu ser, quedarte conmigo. Quiero hablarte nuevamente, sentirte cerca, quiero poder oírte, mirarme en tus ojos y tú en los míos. Te hago la invitación, perdamonos una vez más en nuestros sueños, que no se pierda la costumbre, ¡vamos! ven conmigo una vez más, en el mismo lugar, dime que me amas, que necesitas mis besos, caricias y ese amor ardiente, apasionado y sincero que hay en mi por ti, es la hora de dormir, te cito a la misma hora mi dulce amor, te espero en mis sueños una vez más... no faltes. Alex Palacios.
2 notes
·
View notes
Photo
Me dijo «Te amo» seguido de un adiós, así es cómo recuerdo los restos de aquél amor. Ella quería quedarse pero decidió ir en contra de lo qué dictaba su corazón, me aseguró que no quería irse, como si de esa manera pudiera sosegar mi sentir, no lo hizo, sólo lo empeoró; quedé estupefacto y súbitamente, me sentí dentro de una fábula en la qué se habla del amor incondicional. Aún me encuentro ahí, parado en donde me dejó, famélico de ella, de su amor, sus caricias y todo eso que ella solía ser. En cada recuerdo se va mi dignidad y una vez más, la vuelvo a amar cómo si todo volviera a comenzar. Alex Palacios.
2 notes
·
View notes
Photo
Almas anónimas “El amor que nunca fue…” Y heme aquí, sentado por última vez escribiendo para ti, musa de inspiración, tu amor quema de pasión, amor inexistente pero real en mi mente y corazón; Los días transcurren y en ellos pierdo la cuenta de los días que te esperé, ya no importa más pues al fin entendí las reglas del juego y como funciona contigo el amor, cariño mío no te preocupes por mí si a final de cuentas contigo sufrí más que sin ti. No restare merito a tu amor y también a lo increíble y mágico que resultaba estar junto a ti – No mentí cada vez que dije cuanto amaba tú amor - pero sabes, lamentablemente no puedo desear la eternidad a tu lado viviendo cada día con los nervios e incertidumbre a flor de piel, pues contigo todo es un juego de azar, una ruleta rusa, un día tengo lo mejor de ti y otro lo peor, no puedo más, lo siento; día a día tu amor era agobio, angustia y frustración pero no te culpo fue mi error, me creí todos y cada uno de tus “te amo” con la ingenuidad de un pobre infante, he ahí cuándo comenzó el problema para mi pues cada vez qué mi corazón era lastimado terminaba justificando el acto con un “ella me ama a mí”, no más, lo siento nena pero por fin entendí como funciona contigo el amor, eres esa bella pero inexistente amante con la qué cualquiera podría soñar, musa de inspiración pero a fin de cuentas, el amor que nunca fue. Juro que aprendí la lección y también reafirmo la promesa de qué no habrá más después de ti púes fue la última vez que me tropecé con un error, pero no te confundas nena, debo aclarar que tu amor no fue un error, tampoco lo fuiste tú pues tus pequeños errores son parte de tu perfección, lamentablemente ya aprendí como se juega contigo al amor, ahora entiendo qué si me amaste, ahora sé que si me querías y me adorabas como incontables veces lo escuché de ti, ahora entiendo que si me extrañabas como lo decías, siempre lo supe más sin embargo no entendía la otra parte del juego, ahora entiendo querida mía que sí me amabas, ahora sé que tu amor si era tan grande como lo decías, el detalle está en que tu orgullo es más fuerte y más grande que tu amor, así qué hoy haré indiscutible tu amor, ya entendí que si lo tenía pero también entendí que lo llevas de la mano de tu imponente e inquebrantable orgullo; Es una verdadera lástima nena, me hubiese encantado amarte hasta el final de nuestros días, me hubiese encantado amarte en la eternidad de la muerte, sé que no crees en la eternidad y a duras penas crees en una corta vida, pero yo si hubiese deseado amarte hasta la eternidad mi amado amor que nunca fue. Ya no puedo más y lamento mucho que sea así, ahora sé qué si me amas pero tu orgullo es más fuerte que tu amor, no te digo adiós, tampoco hasta pronto, prefiero el silencio de mi amor y anhelo congelar todo aquello entre los dos, que quede intacto, que quede inerte. A fin de cuentas sé que sabrás que tú siempre tendrás espacio en el infame aposento de mi corazón. “Un día anhele escribir interminables páginas de nuestro amor, es una Verdadera pena, tu orgullo fue más grande que tu amor; esta fue mi última Página en el libro de nuestro amor”. Alex Palacios.
1 note
·
View note