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"ÉL CORONA AL HUMILDE CON VICTORIA" (Sal 149:4 NTV)

Hermanos, seamos humildes porque en la humildad esta nuestra bendición y victoria. Cuando sientas que estas siendo rechazado no temas, ni te llenes de ira, porque Dios está contigo en todo momento y Él te mostrará su infinita misericordia en los días de prueba. Él nunca dijo que el camino sería fácil, pero nuestra esperanza siempre tiene que estar puesta en que cuando lleguemos al final de nuestro recorrido el Señor nos coronará, porque nosotros fuimos escogidos por Dios desde antes de la fundación del mundo, eso si es una manifestación de amor, y así debemos nosotros de hacer con nuestros hermanos, amarlos sobre todas las cosas a pesar de que en algún momento pueden haber fallado, como todos debido a la naturaleza pecaminosa que llevamos y que cada día estamos tratando de perfeccionar y de circuncidar para que se parezca más a la de Cristo Jesús. Tratemos de no cansarnos y desmayar en este largo camino lleno de pruebas y aflicción porque el Padre

nos sacó de Egipto (que es figura del mundo) para darnos salvación y vida eterna, es cuando decidimos aceptar a nuestro Señor Jesucristo como nuestro salvador.

nos bautizó con mar y nube (1Co 10:1-2), (El bautismo de Moisés es un tipo del bautismo cristiano. Así como todos debían pasar por el mar y estar bajo la nube; hoy todos deben ser bautizados en agua (mar) y recibir el Espíritu Santo (la nube de la Presencia Divina, el bautismo espiritual)),

nos llevó al desierto que es en el lugar que nos encontramos, caminado hacia la tierra prometida.

El desierto es un lugar donde Dios nos habla (Os 2:16-19)

El desierto es un lugar de encuentro con Dios (Éxo 24:12-18) (1Re 19:1-8)

Pero en el desierto seremos probados en todo como lo fue el Señor (Mat 4:1-11), muchos caerán, mas los que confíen en Él serán salvos y entonces

4. nos entrará en la tierra prometida, la Nueva Jerusalén, la Sion Celestial.

"Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sion y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos ya perfectos, y a Jesús, el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la sangre de Abel." (Heb 12:22-24 LBLA)

Hermanos que nuestro andar en el Señor sea perfecto. Recuerden que su imagen debe de ser mostrada a través de nosotros así como Él muestra la imagen del Padre.

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"SIEMPRE DEN GRACIAS A DIOS EL PADRE POR TODAS LAS COSAS" (Efe 5:20 VBL)

Cuando leemos este versículo muchas cosas nos vienen a la mente, viene todo aquello bueno que Dios ha hecho en nosotros, pero que sucede con los cosas que a nuestro entender no han sido tan buenas y más que ser una bendición, nos han venido para mal, ¿hemos dado gracias a Dios también por ello? El Señor nos da un mandato "Dad siempre gracias a Dios Padre por todas las cosas." (Efe 5:20 DHH), cuando Él se refiere a todas las cosas incluye también dar gracias por aquellas que no han sido buenas. El Señor tiene un propósito para cada uno de sus hijos, y todo lo que permite que sucedan en nuestra vida es para nuestro crecimiento personal y espiritual, sin importar si es bueno o malo, porque todo va dirigido al perfeccionamiento que Dios está formando en nosotros.

No es fácil dar gracias por todo, ya que hay situaciones dolorosas que no sabemos porque nuestro Dios las ha permitido. Pero al obedecer a Dios y darle gracias en medio de cualquier circunstancia, hace que nuestro espíritu se fortalezca. La gratitud en medio de las dificultades demuestra que confiamos en nuestro Padre celestial y que entendemos que, en su soberanía, Él obra siempre con bondad y amor. Queridos hermanos demos siempre gracias a nuestro Señor por todo, porque si lo hacemos Él nos bendecirá y nos recompensará abundantemente.

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"SED PERFECTOS COMO ES VUESTRO PADRE CELESTIAL" (Mat 5:48 NBJ)

Nuestro Padre Celestial, nos hizo perfectos en su perfección, y así como por un hombre caímos de ella, así mismo a través de uno, el cual fue hecho carne para que nuevamente fuese formada esa perfección en nosotros. Pero para que esto pueda suceder debemos de creer y tener fe en que Él nos llevará nuevamente a esa perfección.

En muchas iglesias encontramos hermanos que les importa más la perfección física (el como se ven, o el como los ven los demás) que la perfección del espíritu, el problema no es como tu te ves o los demás, sino es como el Señor te ve.

Si somos levitas (no voy a cantar porque lo hago mal o yo tengo la mejor voz de mi iglesia)

Si soy danzora (no quiero danzar porque estoy gorda y todo el mundo me va a verme o aquí la que mejor danza soy yo)

Si eres músico (no voy a tocar porque no me se bien los acordes o aquí nadie me puede decir como tocar porque yo soy el que más sabe)

Y podríamos seguir sumando ejemplos, (que no suceden en nuestra casa porque todos somos santos ya).

Ahora detengámonos a pensar si es realmente necesario tener esta actitud. Él Señor no mira que puedes hacer o no, el mira en tu corazón y si lo que estás haciendo es sinceramente para adorarle y darle la gloria y honra a Él. Debemos dejar los complejos que tenemos de nuestra persona y portarnos como verdaderos adoradores de su Santo Nombre.

El Señor esta formando la perfección en nosotros, pero como Él ve el resultado, ya nos ve perfectos. Así que como tal debemos actuar. Y que cada cosa que hagamos sean como para Él y no para la carne.

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"MI ALMA TE ANHELA A TI, OH DIOS" (Sal 42:1 BNP)

Con el paso del tiempo, el ir a la iglesia, en muchas de las ocasiones, se nos vuelve una rutina, y más que ir a recibir una palabra inspirada por el Todopoderoso vamos en la carne, a ver a las amistades o simplemente porque pensamos que si faltamos el pastor nos va a pasar la raya roja, y en lo que menos pensamos es en nuestro Señor Jesucristo, que es la verdadera razón por la cual debemos de ir. Hagamos del Señor el centro de nuestra vida y dejemos de ser tan superficiales, a veces pensamos que si vamos a la iglesia y cantamos dos canciones ya estamos bien con Él, y que andamos en luz, pero no nos detenemos a analizar si esta luz es la Luz de nuestro Señor, o si es luz extraña (luz que hace el pecado y el mundo que veas en ti para que pienses que andas bien cuando no es así).

En este tiempo que estamos atravesando, en el cual no podemos ir a buscar de la presencia de Dios en su Santo Templo, es algo que Él ha permitido, para que nos postremos ante Él y le pidamos que nos muestre cual es su verdadera voluntad, que es buena, agradable y perfecta. Es un tiempo que Él nos ha entregado para que podamos buscar de su presencia sin preocupación de nada más, es un tiempo para la reconciliación con la familia, para reconciliación con el Padre. Debemos de anhelar la presencia de Dios en nuestra vida, y pedirle que siga formando en nosotros un carácter de humildad y reverencia hacia Él, dejando a un lado el orgullo y la soberbia, que nos impide una comunión estable con el Señor.

Él es el único perfecto, y digno de gloria y honra.

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"EN PRESENCIA DE DIOS SEGUIRÉ CAMINANDO A LA LUZ DE LOS VIVOS" (Sal 56:13 BLA2005)

"Pues tú has librado mi alma de la muerte, y mis pies de tropiezo, para que yo pueda andar delante de Dios en la luz de la vida." (Sal 56:13 LBLA)

El Señor nos libra del mal, y de todo aquello que pueda sobrevenir a nuestra vida, Él tiene cuidado de sus hijos y los guarda como a una joya preciosa. Él pagó en la cruz el precio por nuestros pecados, y de esta forma nos dio vida. Pero a pesar de esto, cada día nos encontramos andando por el desierto, pero bajo la sombra del Omnipotente, hacia la presencia del Padre Celestial. Durante este recorrido tendremos pruebas, tentaciones, y aflicciones que son como pie de tropiezo, pero el Señor, en su inmensa gracia y misericordia, ya nos ha entregado en nuestras manos la victoria, así que avancemos hacía Él con la seguridad de tener la victoria. Regocijémonos en su presencia para que podamos andar en Su luz.

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"CREA EN MI OH DIOS, UN CORAZÓN PURO" (Sal 51:12 BHTI)

Hermanos esto es algo que deberíamos pedirle al Señor todos los días, porque para poder entrar en su presencia debemos ser limpios y puros, sin contaminación, para poder darle una adoración verdadera y genuina, y que esta pueda ser aceptada por Él.

El Señor es quien escudriña nuestro corazón, y sabe que hay de malo en él. Él es quién en su infinita misericordia y bondad se dispone para hacernos limpios, para que podamos continuar nuestra caminata junto a Él hacia la eternidad.