La euforia es la sensación de bienestar que se manifiesta al mundo exterior. También es la capacidad para resistir al sufrimiento y a las adversidades. La euforia de volver es recuperar la alegría mientras salimos de la pandemia. Editado por Tobias Basualdo y Romina Gatti
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De los streamings a la presencialidad: Cómo fue la vuelta de la música a los escenarios.
Por Matías Cacopardo, Gonzalo Maass y Luján Rivera.
A partir del 11 de marzo de 2020, todos los recitales y actividades sociales fueron suspendidos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Más de un año y medio después, los eventos retomaron su formato original con algunas restricciones aunque la pandemia no haya terminado oficialmente.
En la segunda semana de marzo de 2020, el gobierno en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se decretó el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO), lo que suspendió toda actividad presencial. Cerraron las oficinas, los colegios, los comercios, los clubes y los bares. Casi todos los rubros se vieron afectados por el sorpresivo cierre. Según el diario Perfil, sin contar al cuerpo médico, la industria cultural fue la más golpeada por la pandemia. Lxs músicxs quedaron lejos de poder realizar recitales y llevarle al público sus canciones favoritas.
En abril, cuando todo parecía ser una cuestión de semanas, aparecieron tímidamente los primeros intentos de reproducir un show en vivo a través de internet: en ese momento entró en juego el streaming como un posible reemplazo de la experiencia musical masiva. La famosa fiesta porteña Bresh, que tenía como sede principal Niceto Club (Avenida Coronel Niceto Vega 5510, CABA), probó suerte armando un set casero con una consola, una computadora, unos globos con su nombre y mucho glitter. En su comienzo, el acceso fue libre y gratuito, y se pudo visualizar vía Instagram. Los grupos de amigxs encontraron una nueva posibilidad para realizar sus propias fiestas en casa: tomaban alcohol y bailaban solxs en sus cuartos. Más de 850 mil personas ingresaron a los streamings de la Bresh desde sus celulares y computadoras, alcanzando un pico máximo de 83 mil visualizaciones en simultáneo.
Otro de los rubros que debió buscar su nuevo formato en la vida en pandemia fue el de los eventos publicitarios o de marca. El productor y organizador de eventos, Mariano Botti, reflexionó sobre cómo se adaptó su trabajo: "El streaming existía principalmente con el fin de mostrar un evento para posicionar una marca cuando había gente que no podía acceder en forma presencial. Dadas las circunstancias, este formato pasó a ser una herramienta de negocio para transmitir en vivo o en un ‘falso vivo’ el trabajo de las productoras. Por otro lado, hay un público que también debe readaptar sus consumos. Muchas personas se enteran que existen las visitas virtuales a museos o bibliotecas online de todo el mundo, y comienzan a sumarse de forma curiosa a los vivos que realizan sus artistas favoritos".
Millones de personas disfrutan de ir a ver sus bandas, cantantes y/o músicos preferidos, y Camila es una de ellas. Cuando esta realidad se volvió imposible y no quedó otra que sentarse frente a una pantalla para acceder a un suceso similar, esto no le generó un entusiasmo parecido, a diferencia de lo que le causaba anteriormente. "No me interesó. O sea, me parecía lo mismo que verlo por YouTube, no me generaba ningún tipo de emoción mirar recital en la compu y sentí que nunca iba a ser lo mismo que verlo presencial. Pero no quedaba otra, era la única manera de aferrarse a lo que compartíamos antes del COVID-19. Incluso llegué a vestirme con ropa formal sólo para poner un streaming y bailar en el living. Pero seguía sin ser suficiente".
Silvestre y La Naranja estaba armando su último disco Supersticiones cuando apareció inesperadamente el ASPO. Rápidamente, tuvieron en claro que el aislamiento no iba a durar 15 días y se pusieron manos a la obra con las herramientas que tenían. Cada uno grababa desde su casa maquetas de canciones que les hubiera gustado explorar cuando estuvieran todos juntos. Francisco aportaba el teclado, Lucas el bajo, Justo un riff de guitarra y Salvador la batería. Entre ellos se enviaban los archivos por Google Drive o WeTransfer y luego armaban una videollamada para analizar lo compuesto. Lucas, el bajista, contó: "Este contexto nos dio buenos resultados, Silvestre creció mucho en pandemia. Creo que una de las enseñanzas que nos dejó hacer un disco en cuarentena, es que se puede ser creativo con un recurso al que todavía no estábamos acostumbrados, como puede ser una videollamada".
Otros músicos, como Pedro Aznar, optaron por mostrarse en la intimidad de sus hogares tocando su música, para reemplazar los shows que se habían suspendido o demorado por el anuncio presidencial donde se decretaron otras dos semanas de encierro. Finalmente, dentro de una escena doméstica, relajada y rodeada de gatos, Aznar realizó su primer vivo desde su casa en Belgrano, a través de Facebook Live para 65 mil personas. Más tarde, la plataforma Ticket Hoy fue un punto de inflexión para la organización de streamings y se pasó a una modalidad de entrada paga para el show del primero de mayo. La gente se quejó por no entender el porqué, y exigió volver a la modalidad anterior.
Mariano Botti explicó los motivos por los cuales las transmisiones dejaron de ser gratuitas: "El negocio para nosotros siempre fue vender tickets, donde se genera una ganancia directa". Las necesidades ya no eran las mismas. Una realidad se hizo ineludible, la cuarentena no iba a terminar en el corto plazo y las miles de familias que dependían de los espectáculos comenzaron a desesperarse. El ex bajista de Serú Girán optó por cobrar una entrada simbólica: "Nuestro trabajo siempre debe ser valorado. No podemos vivir de donaciones, por más de que el gesto sea cariñoso y solidario", declaró para el diario La Voz. El cantante decidió comunicar desde su cuenta de Instagram cuán duramente impactó el parate de estos shows en su cotidianeidad, y contó que de él dependían más de 15 familias.
A pesar de que la situación sanitaria del país trajo numerosas complicaciones, también dejó momentos para el recuerdo. Los fundamentalistas del Aire Acondicionado y el Indio Solari tuvieron la mayor convocatoria registrada en su streaming del 17 de abril, a partir de que la plataforma de Ticketek fallara. El show, que había sido grabado en Villa Epecuén meses atrás, estaba anunciado para las 21:30 pero, más de dos horas después, quienes habían adquirido sus tickets seguían aguardando su comienzo. Fue así como, en un gesto netamente ricotero, la banda decidió liberar la transmisión y realizarla desde su canal de YouTube. El pico más alto de espectadores rondó los 90 mil, casi cuadruplicando a las 22 mil entradas que habían sido adquiridas.
Clara Siancha es productora y manager de Coti y forma parte de la Asociación Civil de Managers Argentinos (ACMMA). En diálogo con Infobae, afirmó que el sector arrastra una deuda histórica, y que la precariedad que se estaba viviendo no era nada nueva. "No existe respaldo ni marco legal para que las relaciones de trabajo se den de manera formal, y esto quedó expuesto por la pandemia. Las entradas pagas para los shows de streaming se convirtieron en una realidad tangible y al parecer fueron la mejor y única opción para aliviar el bolsillo de todxs les trabajadores de la industria".
Según una encuesta realizada por La euforia de volver, el 80 por ciento de lxs entrevistadxs admitió que la calidad general de los shows en vivo no se compara en nada con la de los streamings, teniendo en cuenta que un 40 por ciento afirmó haber tenido problemas de conexión. En función de estos resultados, Camila relató cómo fue su experiencia en el consumo de este tipo de shows: "La realidad es que a los artistas el tema del streaming les juega bastante en contra por el tema del sonido. Claramente no se aprecia de la misma forma a un artista, a una banda o a un DJ desde los parlantes de tu casa, que cuando hay equipos preparados en un escenario para grandes multitudes". La computadora y el celular comprometen la experiencia sonora al disponer solamente de un parlante que mezcla todos los sonidos por un solo canal, haciendo que el audio se sature. "Al fin y al cabo termina siendo mejor ver un video grabado en un estudio que ver un recital en vivo por streaming", sentenció Camila.
Tras el surgimiento de los eventos sociales digitales, cuyas experiencias no fueron del todo satisfactorias para lxs usuarixs, se gestaron los primeros eventos sociales post-pandémicos. Con un tinte retro, los autocines fueron el escenario para el regreso de los shows con público.
El cantante Coti fue quien se colgó la medalla por ser el primero en utilizar este sistema, al realizar el sábado 5 de septiembre un recital al aire libre en el Autocine de San Isidro. El evento debió cumplir con ciertas normativas dispuestas por el Gobierno Nacional. Lxs artistas no podían acercarse con una distancia menor a dos metros, ni tomar contacto con el público. Por su parte, quienes asistieron no podían salir de sus autos salvo para ir al baño, y lo que consumieran debía ser pedido vía WhatsApp.
El segundo evento oficial legalmente registrado en Argentina luego del ASPO y el primer indicio de que la normalidad regresaba progresivamente, fue el show del DJ Fer Palacios, en festejo del día de la primavera. La fiesta fue patrocinada por Monster Energy y organizada junto a la productora Board Agency. El formato utilizado fue el híbrido, esto significa, que se llevó a cabo en un lugar físico y que al mismo tiempo asistió una audiencia en línea.
Fue un evento privado y sin entrada con 150 invitadxs entre streamers y celebridades de diferentes rubros. Algunxs de les asistentes fueron Brunenger (streamer), Dj Tao, Ecko (rapero), Oscu (streamer), Rifle Varela (periodista), Rufus Maidana (streamer), Sofi Alach (influencer) y Tuli (streamer). Al ser un evento híbrido, estxs famosxs tenían el objetivo de difundir la fiesta para que personas a lo largo y ancho del país se conecten desde sus dispositivos y disfruten del show. El vivo se encuentra en YouTube bajo el nombre NO FERPA NO PARTY #1 y cuenta actualmente con más de 20 millones de reproducciones.
El líder del equipo de marketing de Buenos Aires de Monster, Sebastián Gabilondo, comentó cuáles fueron los protocolos para la fiesta: "Cada persona podía llevar en su vehículo un máximo de cuatro invitados para disfrutar del show. En ese momento, era importante seguir las estrictas normas de seguridad e higiene ya que se esperaba una visualización masiva. Hacía varios meses que el público no podía disfrutar de un evento de esta categoría en vivo".
Lxs invitadxs comenzaron a llegar alrededor de las 16, y se ubicaron en sus respectivos lugares. En el predio entraban 50 autos, separados por al menos cuatro metros de distancia. Lxs participantxs ingresaron por Sebastian Elcano 1750, Martinez, y siguieron por un estrecho camino donde un empleado de Monster lxs esperaba para su recepción y para regalarles energizantes para disfrutar del show. Una vez organizados los autos, la música y el baile comenzaron. En las primeras horas la gente disfrutó desde dentro de los autos y, al anochecer, el público comenzó a salir por las ventanas sentándose en puertas y techos.
Exequiel Luca Labriola, empleado de la empresa organizadora, fue el encargado de establecer el contacto entre Fer Palacios y Monster pero el show lo presenció simplemente como invitado a modo de recompensa por el vínculo establecido. "Fue una experiencia divertida, cómoda y segura", exclamó Exequiel, y relató que siempre las restricciones de la pandemia al experimentar por primera vez, desde el inicio de la pandemia, una salida de su casa a un evento social.
"El evento salió bien, se replicó en miles de canales y páginas de Instagram, como también en medios masivos convencionales como tv o radio. Contó con la presencia de varias personas del municipio de San Isidro que controlaron que se cumplieran todos los protocolos. Dio el pie al comienzo de la nueva normalidad", afirmó Sebastian al hacer un balance general sobre la fiesta.
Varias fiestas, como la Bresh y Sono Rivera, adoptaron esta modalidad mixta luego de la experiencia propuesta por Monster Energy. Gonna Go fue la productora que planificó el festival titulado Sono Riviera y la responsable del surgimiento de las mesas separadas en pequeñas islas y tarimas. Esta disposición del espacio fue la característica principal de las discotecas y estadios a partir de diciembre. La presencialidad se asemejaba cada vez más a la forma pre-pandémica. Sono Riviera se desarrolló el 10, 12 y 13 de diciembre en el predio de Mandarine Park, en Costa Salguero. Llegó a tener un pico de más de 500 personas por jornada, según informó Bebe Contepomi en su cuenta de Twitter. Los flyers del evento lo anunciaron como "El primer festival de música presencial y de pie". Artistas como Vicentico, Soledad Pastoruti, Emmanuel Horvilleur, Airbag, Bandalos Chinos, Conociendo Rusia y otrxs tocaron en vivo.
Poco a poco, todxs lxs artistas tuvieron su oportunidad para volver a llenar de energía los corazones de esxs fanáticxs que nunca los olvidaron. La Bersuit Vergarabat tenía un show previsto para el 12 de diciembre con formato auto-show y decidieron postergarlo para el 18 del mismo mes y adaptarlo a las nuevas posibilidades. Ese mismo día, la estrella de trap, Louta, se presentó en el estadio Obras al aire libre.
De a poco la pandemia comenzaba a hacerse a un lado aunque el cumplimiento de todos los protocolos todavía debía garantizarse para prevenir la transmisión del COVID-19 en cada show presencial. Algunos recursos imprescindibles que se utilizaron fueron: dispensers de alcohol en gel; la separación de una butaca entre cada persona que asistía al estadio; entradas que se vendían de manera virtual para evitar el amontonamiento en los ingresos; el uso permanente del barbijo y, en algunos lugares más exigentes, el pedido de al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus.
Los recitales de índole nacional fueron los primeros en volver. Esto se debió a que, para ingresar al país, era obligatorio realizar una cuarentena de 15 días, lo cual dificultaba que artistxs extranjerxs tuvieran el tiempo y el dinero para costear el aislamiento.
El festival Lollapalooza fue uno de los que más sufrieron las consecuencias del cierre de las fronteras a nivel global y de la cuarentena obligatoria al entrar al país. La fecha original de su realización estaba fijada para el 27, 28 y 29 de marzo de 2020. Sin embargo, debió posponerse. En los comentarios de las publicaciones de la página oficial del Lollapalooza Argentina, dos preguntas importantes aparecieron frecuentemente: si las entradas seguirían sirviendo y si se podría solicitar un reembolso del dinero al no poder asistir al evento en las nuevas fechas propuestas. Les organizadores del evento dispusieron en su página web oficial un apartado con preguntas frecuentes (www.lollapaloozaar.com/information) para despejar las dudas. El festival garantizó que las entradas adquiridas en 2020 tendrían la misma validez para próximos eventos sin necesidad de hacer ningún trámite extra. Ante la segunda pregunta informaron que lxs fanáticxs que compraron la entrada vía web podrían solicitar el reembolso a partir del miércoles 27 de octubre hasta el domingo 14 de noviembre de 2021 inclusive. Por el contrario, si las entradas se adquirieron en los puntos de venta en efectivo, lxs fans deberían acercarse al predio ferial de La Rural, una vez que reabra las puertas.
Las redes sociales, como Twitter e Instagram, se llenaron de quejas de consumidores hacia les organizadores del festival, donde informaban que en reiteradas ocasiones pidieron el reembolso de su dinero y nunca tuvieron respuesta. A algunxs les dijeron que el reembolso recién podría habilitarse cuando haya una fecha oficial para la vuelta del festival. No todxs tomaron esto como una respuesta adecuada, y no querían esperar para que les devuelvan su plata. Según la página web oficial www.iprofesional.com, solo el 21 por ciento de los reclamos se resolvieron, mientras que aún quedaba un 79 por ciento sin resolverse. Las personas podían dejar plasmadas sus quejas en el sitio web www.tuquejasuma.com y mandar correos electrónicos a les organizadores del show esperando una solución respecto a lo sucedido.
Después de haberse pospuesto y cancelado en 2020, el gran festival anual Lollapalooza dio a conocer el 28 de octubre, a través de sus redes sociales oficiales, las nuevas fechas para su realización. Pasados tres años de la última edición (2019), el Lollapalooza vuelve a presentarse en el país los días 18, 19 y 20 de marzo y se llevará a cabo en el Hipódromo de San Isidro. Junto con las fechas de inicio y finalización del show, se dieron a conocer a todxs lxs artistas que tocarán en el escenario principal. En esta edición, aparecen como estrellas principales, el rapero A$AP Rocky y Miley Cyrus para el viernes 18 de marzo; por otro lado, The Strokes, Doja Cat y Machine Gun Kelly para el sábado 19; y por último, Foo Fighters y Martin Garrix serían lxs encargadxs de cerrar la triple fecha el domingo 20.
A medida que la pandemia se acerca a su fin, los eventos musicales vuelven a la presencialidad con cada vez menos restricciones protocolares. Por el momento, algunos formatos híbridos permanecen sin rastros de que esta modalidad vaya a abandonarse. Solo el desarrollo del tiempo y de los avances tecnológicos determinarán cuál será el curso de estos shows.
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Las escaleras se suben de frente
Por Pedro Cloppet.
Las escalinatas de la Facultad de Derecho fueron el escenario de un evento destinado al nuevo lanzamiento de la línea F de camiones Volvo. Esta exposición fue una de las primeras experiencias híbridas con una parte del público presencial y con otra a través de streaming y fue organizada por la agencia de eventos Venue Brand Experience. En una entrevista exclusiva con nuestro equipo, su CEO Juan Pedro Zambón dijo: "Es un evento con formato híbrido, que es definitivamente lo que se viene. Si bien acá había 120 personas, durante todo el evento tuvimos 600 personas conectadas de toda la región, desde México hasta Argentina. El formato mixto tiene la particularidad de tener mucha más llegada".
El predio universitario con sede en la avenida Figueroa Alcorta, estaba recubierto por vallas metálicas que permitían restringir el libre acceso, ya que se podía ingresar solamente con una invitación exclusiva y personal. El espacio contaba con dos entradas señalizadas y con personal de seguridad, uno en cada área del establecimiento. Aproximadamente, cincuenta guardias se encontraban trabajando vestidxs formalmente de traje, camisa blanca y corbata oscura con líneas azules. Al ingresar por el estacionamiento, lxs visitantxs recibían un ticket por el valet parking que debían presentarlo en la salida al retirarse.
La entrada principal contaba con un servicio de acreditaciones a cargo de Macarena, la productora, vestida de camisa azul oscuro y con el logo Venue en el frente. Ella repasaba con el equipo de su sector cuáles iban a ser los protocolos a seguir para recibir a cada uno de lxs invitadxs. Macarena explicó: "Vamos a tomar la temperatura, les pediremos una declaración jurada o el código QR y después se les entregará una pulsera de color para poder circular dentro del evento. Todo el personal debe usar tapabocas negro excluyentemente. Lxs invitadxs van a estar divididxs en mesas de no más de dos personas y, paralelamente, en vez del finger food habitual, tendrán su propia porción en bandejas individuales".
Una vez iniciado el evento, el procedimiento lo cumplieron lxs acreditadorxs que se situaban divididxs en dos stands armados con mesas negras y altas y brandeadas pequeñas con el logo de Volvo. En el primero, se encargaban de tomar la temperatura con termómetros digitales y solicitaban la declaración jurada. En el segundo, se entregaba la pulsera de color con el número del asiento. Además, había un tercer sector, donde estaban disponibles cuatro tótems para rociarse con alcohol en el sector de la entrada.
El color negro y el logo de Volvo brindaron cohesión a todo el evento. El efecto de los reflectores de luz creaba un aura azul que envolvía todo el espacio. El escenario yacía sobre las escaleras de la Facultad y estaba formado por una estructura de riostras que permitían enderezar la tarima. Lo recubría un entelado negro y el humo que provenía de las máquinas. Los proyectores que realizarían el video mapping sobre el edificio ya estaban listos, y tres pantallas led estaban situadas en el frente y detrás para transmitir las imágenes y los efectos visuales que acompañarían el relato de lxs oradorxs y el show. Los nuevos camiones de la línea F de Volvo estaban preparados a cada lado de la tarima, aguardando el momento de su exposición.
Sabrina, productora técnica, aseguró que "en el backstage, nos encontramos con material de seguridad y técnica, las tablas de madera para el montado, baúles, las torres con los proyectores, matafuegos, cascos de seguridad, cables, palustres y arneses para montar las estructuras. También realizamos el aterrizaje, es decir, conectamos los cables de la estructura a tierra para evitar que ante una alta potencia se produzca un corte eléctrico que lesione a la gente". Había una organización sistematizada con respecto a lo eléctrico. Las tres torres, además de reforzar la conectividad a internet, proyectaban el logo de la marca sobre la cornisa del edificio, por encima de la frase "Facultad de Derecho y Ciencias Sociales".
En paralelo, el salón VIP tenía una ambientación sobria y estaba decorado con plantas de interior, banquetas y mesas altas con manteles blancos. La mayoría de lxs invitadxs presentes eran hombres, quienes vestían según el código de vestimenta elegante. Se percibían los olores de los perfumes internacionales, de la comida caliente que transportaban los camareros y de los aromatizantes de ambiente. Al estar en espacio abierto, el viento soplaba fuerte en esa noche primaveral y la producción ofrecía mantas para contrarrestarlo.
Lxs invitadxs se mostraron a gusto volviendo a charlar en un espacio compartido y concurrido. De todas formas, las conversaciones cesaron en cuanto inició el show de cierre. Varixs percusionistas musicalizaron el movimiento de los camiones por la tarima y los proyectores entraron en acción. La música y el branding se fusionaron en el escenario y en los dispositivos de les espectadores virtuales, en este nuevo formato híbrido que quizás llegó para quedarse.
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Levantarse antes del knock-out
Por Lucas Vargas
Lucas Grasso es bajista de Silvestre y la Naranja, una de las bandas de la cultura indie/folk. Este conjunto musical nació en 2011 como un proyecto original de tres de sus miembros actuales y se ha presentado en las mejores salas de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, entre ellas el Centro Cultural Konex. La euforia de volver tuvo la oportunidad de charlar acerca de cómo fue atravesar una pandemia siendo músicxs
¿Cómo fue producir un disco durante en ASPO?
Con Supersticiones, nuestro último disco, teníamos muchas ideas avanzadas y ya habíamos decidido que queríamos lanzarlo en mayo. Entonces no quedó otra que hacerlo durante el confinamiento. Antes no nos hubiéramos imaginado estar todo el día hablando y discutiendo ideas por Google Meet, sabíamos que esto ya existía, pero nunca lo vimos como una herramienta de trabajo. Una vez que el disco fue lanzado, no teníamos dónde tocar presencialmente y las transmisiones en vivo nos generaron una conexión con el mundo todavía más fuerte que antes. Encontramos ahí una manera nueva de mostrar el material a nuestro público.
¿Qué posibilidades fueron suprimidas durante el aislamiento?
Fue un golpe muy fuerte para la industria musical en general. No hubo shows durante siete meses y esa es la principal fuente de ingreso. No solo fue duro para los músicos, también para iluminadores, sonidistas, los managers que cobran un porcentaje de los shows en vivo. Otro golpe fue la pérdida del contacto y del dimensionamiento de la respuesta del público. Realmente habíamos perdido esto último y no sabíamos cómo iba a ser una vez que nos volviéramos a ver las caras. Sólo contábamos con las estadísticas de nuestra web y nuestra página de Instagram. Por suerte, para nosotros fue una respuesta positiva pero para otras bandas fue negativa. Lo que hizo la pandemia fue ponernos a todos en un contexto tan incómodo que sólo se podía atravesar si la columna vertebral de los integrantes estaba sólida, y si no la tenías, no podías seguir.
¿Cuáles son las posibilidades que tiene una banda de adaptarse a este formato?
Creo que sí, siempre en cuanto esté dispuesta a hacerlo. El streaming vino para quedarse y es una ventana por donde te puede ver cualquier persona desde cualquier lugar. Todo esto genera más exposición y, de hecho, es un proceso que los festivales van a aprovechar en un futuro.
En un contexto donde hay mucha oferta, el streaming de un show en vivo tradicional puede ser aburrido. Eso fue lo que pasó durante la pandemia, había muchos, pero no había diferenciación entre uno y otro. Creo que hay mucho por explotar todavía, cómo puede ser una experiencia inmersiva visual, y que no se quede solamente en una cámara tomando un show.
De a poco los shows presenciales están volviendo, ¿Cómo reacciona la gente?
Yo siento que esto va a reactivarse como nunca. La gente está muy bien predispuesta en general pero todavía algunos llevan barbijo, están distanciados entre sí y no se animan a regresar a la dinámica de un show con gran concurrencia. Estuvimos tanto tiempo sin esto que volverlo a tener parece demencial. Como espectador de otros conciertos me di cuenta de que me había olvidado de la sensación que me generaba estar en un show con gente, me pareció emocionante y veía alrededor mío que los demás sentían lo mismo.
¿Qué importancia tienen lxs productores y todo el equipo que hay detrás de una banda?
Son tan importantes como los propios músicos que están tocando en vivo. Son como una máquina que tiene solamente cuatro o cinco caras visibles pero en realidad hay un montón de gente trabajando detrás, que es crucial para el funcionamiento de cualquier artista. Desde los managers, que son quienes se encargan de armar las fechas, hasta los sonidistas e iluminadores. Todos forman parte de la propuesta en sí. Por ejemplo, para nosotros el iluminador es tan importante como el cantante, lo pensamos como una pata necesaria para completar al 100 por ciento la puesta en escena. Con la pandemia de COVID - 19 ya no solo tenemos que prestar atención a cómo se escucha o se ve un show, los organizadores del evento son responsables de la salud pública, esto no es poco.
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