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Nos sumergimos en la locura plena
No tenemos punto medio
Unimos nuestros cuerpos intensamente hasta hacernos uno
O entramos en erupción de tal forma que nuestra violencia nos inunda en color rojo
No somos más que una charla que nunca empezó o una película a la mitad
Conectamos hipnotizandonos hasta que se va la señal y nos quedan dos opciones, entrar en cortocircuito o enchufarnos el uno el otro a través de nuestros sentidos
Nuestro intento de mejorar no llego a más que solo una tregua silenciosa
Nos disfrutamos en una siesta con olor a despedida
Hicimos algo juntos que fue salir por la misma puerta. En en la inmensidad del afuera separamos caminos
Caminamos sobre incertidumbre, sin certezas de volver a vernos de nuevo
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Me arrodillé para pedir una pausa y reclamar justicia.
En la ansiedad eterna imploro oportunidades.
Firmamos un tratado paz con tinta de mentiras, tal vez porque me viste muy rota.
No me llega otra cosa que la lástima.
Y en un sincero deseo espero que tu beso no se parezca al de Judas.
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De camino a casa recuerdo todas las veces que me cambiaron el nombre. Lara, Naiara, Jara, Maia, Yara. Cosas que una piensa de camino a casa cuando el camino es tranquilo.
Al acostarme te extraño, lamento que no poder enrredar nuestras piernas, acomodo mi almohada y te abrazo a la distancia.
¿Por qué te abrazo? ¿Me abrazarás vos también? Tal vez soy yo que estoy acostada a abrazar lo que me hizo mal.
¿Y si mejor abrazo a alguien más? ¿Que amor verdadero puedo abrazar? ¿Hay amores verdaderos? Si al final lo único que ha transcendido en mi vida soy yo.
Eso, soy yo. Al final soy yo a la que debo abrazar. Y decido no solo abrazarme a mi.
Abrazo a la Iara bebé que no tenía conciencia de que su vida iba a ser tan dura.
Abrazo a la Iara niña, que nunca tuvo estabilidad y deseaba que alguien se fijara en ella.
Abrazo a la Iara preadolescente, que tuvo que presenciar situaciones violentas.
Abrazo a la Iara adolescente, con una evidente depresión que nadie notó.
Abrazo a la Iara que siempre necesito amor del saludable y no lo pudo encontrar.
Abrazo a la Iara con el corazón roto después de su primer noviazgo.
Abrazo a la Iara con el corazón roto después de su última relación.
Abrazo a la Iara después de su primera inter ación.
Abrazo a la Iara después de su segunda internación.
Abrazo la Iara después de su interrupción.
Abrazo a la Iara hambrienta y cansada en el velorio de su abuela.
Abrazo a la Iara sin identidad y sin familia.
También abrazo a la Iara comiendo churrasca, compartiendo con amigos, sacudiendo sus rodillas para empezar de nuevo.
Hoy decido abrazarme a mi, tan carenciada de abrazos y oportunidades...
Y por qué no también abrazar a las Laras, Naiaras, Jaras, Maias y Yaras que alguna vez fui.
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"Para poder dormir hay que estar bien con Dios" dijo una vez mi abuela.
Creo que el problema es que Dios no está bien conmigo. Y como broche de oro a todas mis desgracias no me deja dormir de noche y me levanta preocupada cuando se asoma el sol.
La preocupación será un castigo hacia mi? Con el insomnio me demostrará su desprecio?
No lo sabré hasta que me harte definitivamente de mi pesar cotidiano.
Tal vez ahí, finalmente pueda hacer las pases con Dios y reclamar una tregua.
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Siempre me quejo de mis desgracias, digo que estoy cansada, sin embargo no quiero morir. Le tengo miedo al vacío, a la oscuridad, a quedar sola.
No quiero vagar en la nada sin las personas que sostienen mi realidad más frágil. Los necesito. Me siento cuidada como una niña antisocial que encuentra una persona de confianza. Una figura paterna o materna tal vez sea lo que veo en ellos.
No psicoanalisarme y diagnosticar a que se debe esta dependencia emocional que desarrollé. Lo que si puedo asegurar es que toda esta necesidad de ellos nace puramente desde el amor.
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Le tengo miedo al abandono, por eso te despido antes de que sea demasiado tarde. Aunque ya me haya retrasado bastante.
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Nuestros sentimientos fueron instantáneos. No necesitamos nada de tiempo, conectamos al segundo. Encajamos como dos piezas perfectas, hechas el uno para el otro.
Explotamos al momento en que nuestras pieles se rozaron y nuestros besos se mojaron.
O nos uníamos o nos distanciábamos. No pudimos superar la tormenta, el diluvio nos llevó cada uno por su camino y mi amor intenso, pegajoso, puro, se fue con vos.
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Te voy a extrañar cuando te aborte de mi vida.
Te voy a extrañar cuando te desgarre de mi presente.
Te vas a ir entre emociones y dejándome una herida irremediablemente.
Te voy a extrañar cuando intente sanar y necesite de tu calor, de tu pecho.
Te voy a extrañar en cada llanto pero también te voy a extrañar en cada risa reconfortante.
Voy a extrañar el efecto que haces en mi cerebro y te voy a padecer en cada síndrome de abstinencia.
Te voy a extrañar cuando intente explorar mi cuerpo dañado y cuando haga el intento de abrir mi corazón.
Te voy a extrañar, hasta que me cure.
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Recorredora de hogares y camas.
No pertenezco a ningún lado por eso nunca vuelvo a ningún lugar.
Mi casa seré yo cuando no esté inestable.
La tranquilidad va a armar mi guarida, en donde no caberá nada más que mi tribu y yo
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Mi desazón tiene cara y tiene nombre, tiene signo zodiacal y género musical favorito, mi desazón tiene gestos y lastima con palabras.
Iré de viaje con el hasta poder dejarlo en la inmensidad del mar para que me limpie todas las desgracias que llevo marcadas en la piel y en la emoción.
Desazón, no te voy a extrañar.
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Pizzas en familia en la calle Juan José Paso.
Una pinta en Vientos del sur con mi pisciana favorita.
Escuchar los logros de mi chef preferido.
Enredar las piernas toda la noche con mi negro.
Los únicos momentos en los que dejo la injusticia de la vida en la terminal para tomar un bondi a la felicidad.
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Hoy no elegí un libro de Galeano.
Elegí unos poemas de amor.
Tal vez porque ahora las palabras tienen otro rostro, otro aroma, otra calidez, otro nombre.
Espero nunca dejar de leer estos poemas con un toque de gustito tuyo.
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Nómade exploradora de oscuridades, toco fondo para conocer la mierda y de vez de en cuando visito tu cama para no perderme en el bardo.
La vida misma es un péndulo de euforias, no todas de ellas buenas.
Vagabundeando sin rumbo me pregunto: ¿Por qué la vida me exige tanto y siempre tengo que tener respuestas?
Las respuestas las pierdo en tu boca, la responsabilidad la olvido en tu piel, el dolor no existe en tus besos.
Me pierdo dentro tuyo para después volver a encontrarme cuando desenredemos las piernas.
Y en la vorágine del caos, un orgasmo para descomprimir.
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Un grano en el cuello
Sería normal decir que te amo con cada parte de mi cuerpo, sería normal decir que daría la vida por vos, sería normal pensar que te acompañaría el resto de nuestras vidas y que si estuvieras hundida en lo más profundo de la tierra, bajaría sola, con mis ojos y mis uñas para traerte de regreso arriba
Pero es difícil y a veces me siento un desecho por admitir que sos difícil, que a veces me gustaría no escuchar un reproche más tuyo, que me gustaría que fueras más empática, que si me vas a lastimar cada que vez que puedas me gustaría, aunque me duela decirlo, que ya no me hables más, que ya no me mires más y que todo quedara en un recuerdo, que todo quedara hasta donde pudimos aguantar
Te amo tanto, pero me cansas, el paso del amor al odio es efímero, soy un asco, sí, pero vos sos lastimosa, estás hundida en tu propio ego, sos el grano en mi cuello que no puedo quitar con nada, sos la migraña de mis días más estresantes, sos la sábana desacomodada de mi cama y sos todas las demás cosas que me amargan la vida.
Y si, soy asco por decir que así como te amo, te odio. Pero con más de 20 años de relación, ya no aguanto, te amo tanto pero lamento cada momento compartido, lamento soportar cada actitud despreciable.
Te amo tanto que te llevaría de viaje al lugar más recóndito del mundo, para abrazarte con todo el cariño que tengo y abandonarte en la felicidad solitaria, alegrarme por tus logros pero a la distancia, quererte pero sin dirigirte la palabra. Dejarte a la deriva y solo esperar algún día deshacerme de este asqueroso grano en el cuello.
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Como un volcán dormido, siento como me apago.
Quiero explotar, se que soy capaz. Pero no encuentro lugar, no tengo hogar ni rostro, solo soy una etiqueta.
Tal vez esté bien, desconocerme para buscar otras pasiones, otra familia, otro lugar de procedencia.
De vez en cuando me siento en casa, cuando puedo hundirme en su pecho y ahogarme en su desinterés.
Y es que esas caricias de pelo me hacen perderme un momento y olvidar que estoy crisis.
No sé quién soy, no tengo rostro, no tengo hogar, ni abuela.
Y voy a nomanear con paciencia hasta aprender a amar a esta desconocida, que me acompaña desde que tengo conocimiento y con la que voy a compartir el resto de mi vida.
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Espejo.
Te deseo mirándome, entre fondos negros y flashes. Al lado mío entre féretros y dardos. Recostado sobre mi pecho, yo besando tu frente, vos besando mis manos. Te deseo encuadrando los dedos de mis pies enrojecidos. Deseo tu olor extraño invadiendome la vida y la necesidad de verte antes de subir a la ruta. Deseo tu indiferencia, tu manera de descolocarme y que me hagas sentir insegura. Deseo que me llames cuando la extrañes para usarme de almohada o de mantita y así poder acariciar tu pelo súper fino y abundante. Me conformaría con ser tu colchón hundido o la luz que entra a través de tu persiana para contemplarte gran parte del día. Deseo que me beses imaginandola, pensando que así podes tapar lo que los dos vemos y lo que los dos soportamos. Y es que te necesito así, invisibilizándome, omitiéndome y convirtiéndome en un sustituto, porque de no ser por este espejo en el que me transformarste y por ese deseo tuyo de reemplazo, sé que no recibiría ni lo más denigrante de todo esto si decidiera salir de la sombra de la afortunada que logró hacerte sentir algo.
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