No quiero esas pequeñas conversaciones. Escríbeme, y sin decir hola, cuéntame porqué te molestaste esta mañana con tu mamá. Dime porqué tienes ese lunar que tiene forma extraña en tu espalda. Mándame párrafos sobre la vez que te quedaste a dormir en casa de tu familia lejana ese verano. Llámame a mitad de la noche y explícame porqué crees en Dios. Dime sobre la primera vez que viste a tu papá llorar. Habla por hora sobre cosas que crees que no son importantes pero te prometo que te escucharé y prestaré atención. Dime todo. No quiero una persona que solo me pregunte “¿Qué haces?”
Quédate conmigo para siempre, le dijo.
Aunque quisiera, sabemos que el para siempre no existe. Pero que tal si te quedas conmigo durante todo el tiempo posible, todo el tiempo que la vida nos otorgue.
Un amor mucho más realista, no menos mágico, no menos dulce. Solo un poco más real.
La sinfonía del alma. (via este-desastre-te-amaba)