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    Cerró la puerta tras ella, y antes de que esta empezara a hablar, arrastró una de las sillas de su habitación en frente de la cama, para así poder prestarle atención su invitada tal como correspondía, aunque no tuviera ni la más mínima gana. Frunció los labios, creando una pequeña especia de mueca, y sus cristalinos orbes no evitaron él posarse en los ajenos. Comenzó a escuchar atentamente cada palabra que pronunciaba la morena, aunque no entendía muy bien él porque esta se lo decía a esas alturas, o simplemente, porque trataba de disculparse con él por lo que había pasado la noche anterior. Tragó saliva, siendo ahora él quien desviaba su vista. —No es eso, pero creo que esa palabra tiene un gran contenido… bueno, al menos para mí— suspiró. —Quizás tan solo sientes una atracción por mí, y déjame decirte que, yo también la siento por ti, pero… tú misma lo dijiste, estás confundida, y, y bueno, no te juzgaré por eso— concluyó volviendo su mirada al rostro ajeno. —Realmente, no sé qué es lo que quieres. Si vienes a disculparte por lo que pasó la otra vez, está bien, no importa, fue solo una estupidez que hay que dejar de lado y ya, cada uno toma un camino distinto.

I'm just a fool | Emilia & Kristoff

     Ingresó arrastrando sus pies con cierta timidez ya que era su primera vez en la habitación del rubio. Inspeccionó el lugar con su mirada, llegando hasta la gran cama que ocupaba gran parte del centro de la habitación. Se situó en una esquina de ella, mirando al rubio con suspicacia. —Mira, he estado perdida últimamente; no sé si es por los distintos eventos en la semana o por cualquier otra razón, pero sé que no te traté cómo merecías ser tratado —desvió su mirada, incapaz de ver sus claras orbes juzgándola en un momento de debilidad. No pudo evitar posar su vista en un tarro de pastillas sobre la mesilla del contrario, pero no dijo palabra sobre ello—. Es que me gustas, y lo digo enserio, eres un gran chico… Y debo admitir que me hirió que no me creyeras como si fuese una farsante —musitó con un hilo de voz, abrazándose a sí misma por una corriente de frío que ingresaba desde la ventana—. Y cuando me besaste… No lo sé, me has desconcertado completamente —sacudió la cabeza, para mirarle nuevamente—. Mira, no sé que estás pensando tú ahora mismo, pero yo estoy realmente confundida. Ya no sé qué siento ni por quién lo hago —se cubrió la cara con las manos, esperando que el muchacho no la estuviese viendo en tal estado.

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—Jamás lo haría. Además, tú eres y siempre serás la única Anna para este Kristoff, no habrá ni una mejor, ni una peor— le aseguró arrugando la nariz, sin dejar la ladeada sonrisa que llevaba sobre sus delgados labios. —De verdad— asintió reiteradas veces, siendo de lo más sincero con sus palabras. —¿Cómo me aseguras eso? — indagó con un puchero. —No hace falta decir mentiras para que me sienta mejor— rodó los ojos con diversión.

—Lo que has escuchado; estoy segura de que me abandonarás por una Anna mejor —respondió en referencia a lo que ya hablaron día atrás, en el que ambos se compararon con la famosa película de Disney—. ¿De verdad? —inquirió, sonriendo para si misma al sentir el beso del contrario—. ¡Ahora eres tú el que dices tonterías! Porque nunca te dejaría solito y desamparado. Y no, no sales feo, ¿sabes por qué? Porque eres guapo de por sí —le sonrió, asintiendo para corroborar lo dicho.

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—¡Hey! ¡Mi boquita!— se quejó en cuanto sintió como el muchacho jugaba con sus labios. Rodó los ojos con diversión, y terminó por corear las risas ajenas. —Qué bueno, porque estoy siendo de lo más respetuoso contigo— aseguró señalándole,  segundos después soltando una que otra risa al escuchar las del contrario que, por alguna razón, le eran bastante contagiosas.  —Oh, suena bastante divertido, ¿Tendremos un burn book? — indagó con diversión, imaginándose cada cosa que mencionaba el chico. —Y te faltó la pulserita de la amistad, esa no puede faltar.

Rió por la pregunta del chico, y es que si, había mal pensado aquella afirmación desde el comienzo, Debía dejar de exhibir su cochambrosa mente. hizo vibrar los labios del contrario cuando formaron el puchero y se echó a reir ante el sonido que produjeron- Esta bien, esta bien, con eso me conformaré, pero debes mantener ese respeto muchachito - lo miró con los ojos entrecerrados sólo para enfatizar y echarse a reir nuevamente, era bastante fácil bromear con el rubio, y pasar un tiempo agradable.- Bien tendrás que descubrir mis preferencias al tiempo que yo las tuyas, después tendremos una pijamada y haremos bromas a los demás para después contarnos nuestros más íntimos secretos y por ultimo pero no menos importante, nos tendremos que poner de número gratuito -se encogió de hombros tratando de recordar como es que las chicas actúan con sus mejores amigas.

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—¡Cuchurrumi! ¿Pero qué cosas dices?  No, no harás eso porque jamás pasará ¿Okey?— le dijo picando con ternura una de sus mejilla, segundos después dejando un corto beso sobre esta misma, finalizando por curvar una amplia sonrisa. —Probablemente tú me termines dejando solito y desamparado— formó un puchero, característico gesto del rubio. —¿Y? ¿Salgo muy feo?

—Nop, esta foto servirá para hacerme la dramática y romperla cuando me dejes solita y desamparada —un suspiró, lleno de fingido dramatismo, escapó de sus labios mientras observaba la fotografía que recién había realizado. Aunque, finalmente, acabó observándolo, esbozando una pequeña sonrisita a su misma vez.

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—Uhm, estoy casi seguro de que se fue... o se la tragaron y no apareció nunca más— soltó una risa, segundos después encogiéndose de hombros al igual que la muchacha. No quería incomodarla por aquel tema, por lo que decidió dejar las preguntas de lado. —Te entiendo— asintió frunciendo los labios. —Y desde ahora comenzaré a rezar para que nunca me hagas eso— bromeó.

- No la he visto últimamente por la mansión.- Agregó encogiéndose ligeramente de hombros, tampoco es que le interesara demasiado que hacía. Asintió, claramente había sido un poco más, pero no entraría en detalles de eso.- Había algunas palabras un poco acaloradas de por medio, esperaba que terminara en algo semejante… aunque no es exactamente algo que me guste.- Dijo rodando los ojos.

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  Él rubio se encontraba más cansado que nunca. Lo único que quería era llegar a su habitación a darse un buen baño de tina, aunque él sueño le iba ganando poco a poco y lo peor de todo, es que no estaba del todo consciente hacia donde se dirigía. Entró a lo que pensó que era su cuarto, se quitó las prendas que llevaba consigo, se envolvió en una toalla; dejando tan solo su torso al descubierto e ingresó al baño cercano, pero al ver que alguien más se encontraba en este, se quedó estupefacto. —L-lo siento, no sabía que estabas aquí— dijo avergonzado, tratando de reaccionar ante la situación. Se volteó rápidamente y tapó sus ojos con las palmas de sus manos, sin antes evitar soltar un par de risitas. — No he visto nada, lo juro.

Después de varias horas de limpieza, Eli decidió tomar un baño en la tina, ¿Que mejor forma de relajarse que esa? Ya tenia mas de 20 minutos adentro de la tina, y sentía como poco a poco se quedaba dormida, y lo hubiera hecho si no hubiera sido por el ruido de la puerta abriéndose, volteo hacia la puerta y vio a una persona —¿Te importa? Hay alguien desnudo aquí— le dice a la persona. 

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   Volvió a restregar sus ojos, en un intento de poder  estar consciente de lo que sucedía, y no evitó corear las pequeñas risas de la chica. Negó rápidamente, tenía que concentrarse. Se apoyó en el marco de la puerta, y se cruzó sus brazos, fijando su vista en él rostro ajeno, tratando así de escuchar atentamente cada palabra que esta decía, pero le era difícil  entender ante el nerviosismo que brotaba notablemente por parte de la muchacha. —No importa— fue lo único que se limitó a contestar, haciendo referencia a la interrupción de la contraria. Prosiguió a escuchar sus palabras, aunque se notaba a leguas que no tenía ni la más mínima ganas de hacerlo, sin embargo, accedió. Suspiró y asintió.— Entra — le contestó con una ronca voz, haciéndose a un lado en señal para que la morena ingresara.

I'm just a fool | Emilia & Kristoff

    No pudo evitar reír al contemplar al joven en ése estado, en cierta forma le producía ternura cuando estaba somnoliento. Sin embargo, ésa mirada enternecida se transformó en una cargada de culpa, tal cual cómo se sentía en ése momento. Repasó mentalmente las palabras que planeaba decirle, pero parecían haberse borrado por completo. Sólo restaba un espacio en blanco y un gran peso sobre sus hombros. —Lamento molestarte a ésta hora, yo… —sacudió la cabeza, volviendo a empezar—. Quiero disculparme por mi inutilidad, me he comportado de lo peor contigo, no sé qué me ha ocurrido pero últimamente todo me sale mal —paseó de una esquina a otra en el umbral, buscando las palabras adecuadas que decir, pero nada parecía describir sus sentimientos en ése instante—. ¿P-puedo pasar? —cuestionó con un tono lastimero, mirándole en forma de súplica—. Sé que probablemente digas que no pero no quiero continuar la conversación en el pasillo —explicó, rascándose la nuca.

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De: Anónimo

Para: Kristoff

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    Él rubio se había pasado gran parte del día durmiendo. Para él, uno de los mejores escapes era el dormir una gran cantidad de tiempo, marginándose así en sueños que escapaban totalmente de la realidad cual lamentablemente, tenía que vivir cada día. Y, hoy era uno de esos días en que lo único que quería, era sumergirse completamente en las ideas que solo lograban cobrar vida en su consciencia, y que por muy corto e irreales que fueran, hacían que se sintiera un poco mejor de lo que solía estar cuando cosas no muy agradables le pasaban.

    Se despertó alrededor de las once de la noche. Su habitación se encontraba a oscuras, iluminada solamente por la luz lunar que se adentraba por él rabillo de una de las ventanas. Él dolor de cabeza que tenía no era tanto cómo se lo esperaba, y eso que la noche anterior se la había pasado de trago en trago en un intento de borrar los recuerdos que había vivido horas antes de llegar a su habitación. Los ojos le pesaban, y sentía un gran vació dentro suyo. No tenía ganas de nada, solo quería quedarse ahí, recostado entre botellas vacías, mirando la preciosa luna que decoraba el cielo más que nunca, e inundándose en una masa de sentimientos que en cualquier momento le desbordarían por completo. Suspiró pesadamente, y posó sus cristalinos orbes al frasco de pastillas que tenía encima de su velador. ¿Y si las dejaba de tomar, y terminaba con todo de una vez? Negó. Simplemente no podía, tenía una familia, amigos, y además, de cualquier manera, siempre lograba salir adelante con la frente en alto. Sería absurdo rendirse ahora, rendirse luego de haber sobrevivido a algo tan grande. Suspiró nuevamente. Cogió el frasco, lo abrió, y se tomó las pastillas que le correspondían. Dios, qué daría él rubio en aquel momento tener a su gata a su lado. Rió para sus adentros con el puro hecho de haber pensado en eso. Ya había vuelto a sus idioteces de siempre, pensó, y se alegró de haber sido así. —Te quiero Kris— se dijo entre risas mientras comenzaba a jugar con una pelota de tenis que se encontraba bajo su cama, cuando su juego se vio interrumpido al escuchar cómo llamaban a su puerta. ¿Quién podría ser a esas horas? Sacudió la cabeza, y poco a poco se incorporó para ir a abrir a quien quiera que fuera. De repente, escuchó una voz, una dulce voz que reconocería en cualquier lado: Emilia. —Mierda— murmuró para sí mismo en cuanto avanzaba el paso. No hizo caso alguno a las palabras que esta continuó a pronunciar, pues aún se encontraba algo sumergido en el sueño. Finalmente, giró de la perilla, encontrándose con aquella silueta que tan especial encontraba. —¿Q-qué pasa?— indagó en un bostezo, refregándose los ojos, e intentando de reaccionar a la situación en sí.

I'm just a fool | Emilia & Kristoff

     Despertó a las primeras luces del alba, con un gran dolor de cabeza. No había bebido ni una gota la noche anterior, pero aún así se le había formulado un gran nudo en la boca del estómago. A duras penas se incorporó y se dirigió al baño de su habitación, para intentar aclarar su mente. Su rostro estaba hecho un desastre, su cabello lucía como una maraña de paja carbonizada, sus ojos se encontraban inyectados en sangre y debajo de ellos se vislumbraban unos grandes surcos oscuros. Resopló y con desgano intentó mejorar lo inmejorable, fallando en el intento y rindiéndose finalmente. 

     Repasó mentalmente los sucesos llevados a cabo la noche anterior, e intentó no romper en llanto al recordar sus filosas palabras dirigidas hacia el muchacho de ojos azules. Sin pensarlo dos veces tomó su teléfono móvil dispuesta a enviarle una disculpa. «Querido Kris, yo…», demasiado patético. «Kristoff, no sabía que estaba pensando, por favor…», desesperado. «K…», no. No sabía cómo plasmar todos sus pensamientos en un estúpido mensaje de texto, sería absurdo. Por ende, decidió decírselo en persona.

     Luego de asearse y arreglarse por lucir presentable, se encaminó hacia la habitación del muchacho. Hinchó sus pulmones con aire y golpeó la tosca puerta del rubio con sus nudillos un par de veces. Al no oír respuesta alguna por parte del joven, golpeó nuevamente. —¿K-Kristoff? —llamó, expectante por la más mínima respuesta—. Mira, l-lo siento… —se disculpó, con un hilo de voz—… Me he comportado como una completa estúpida —finalizó, aguardando pacientemente a que el contrario mostrase señales de vida.

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Have I found you? Flightless bird, jealous, weeping Or lost you? American mouth Big pill looming

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—Te entiendo perfectamente, no hay minuto en que no esté comiendo— admitió entre un par de risas. —¿Qué quieres comer exactamente? Te diré que soy todo un chef, eh— le indicó con una sonrisa, sonrisa que se amplió segundos después de escuchar las palabras del muchacho. Se había enterado que últimamente Roy no andaba de muy buenos ánimos, por lo que el puro hecho de verlo así logró ponerlo feliz. —Me alegro— contestó, siendo completamente sincero. —¿Yo? Uhm…— pausó, realmente no se encontraba de lo mejor gracias a un suceso que había pasado la noche anterior, sin embargo, nunca le había gustado aburrir al resto con sus problemas, así que tan solo se limitó a responder lo común. —Bien también. 

Se alegró un poco al reconocer la silueta del rubio. Solamente había hablado con Kristoff un par de veces, pero no hacía falta decir que el chico realmente le agradaba. Su personalidad era bastante contagiosa, lo cuál era bueno en esos momentos, pues necesitaba despejar su mente un rato. Agradeció sonriente con una pequeña inclinación. —A decir verdad, muero de hambre.— confesó. —Pero eso no es sorpresa, siempre tengo hambre.— bromeó encogiéndose de hombros. —Bien.— se limitó a decir asintiendo un par de veces con la cabeza. —¿Qué hay de ti?— 

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—¿Esto va para el álbum de nuestra boda?— indagó con una sonrisa, segundos después de hacer una ridícula mueca frente al lente, y a la chica. 

—¡Sonríeeeeee! —exclamó con una amplia sonrisa esbozada en su rostro, enfocando con la cámara a la primera persona que se cruzó con ella por el pasillo. 

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—¡Oye! ¿Tan mal crees de mí? Eres un pervertido— bromeó entre risas, dándole un pequeño empujón de lado al muchacho. —Bueno sí pero…ya shh— formó un pronunciado otro puchero sobre sus labios, característico del rubio. —Qué ni se te ocurra hombre— le advirtió entrecerrando los ojos a modo de juego—, no quiero terminar muerto —negó ahora intentando de reprimir una que otra risa, mientras daba un paso atrás para poder prevenirse de los actos ajenos. —Oh, y, ¿Cómo puedo ascender? — indagó arqueando ambas cejas. —Han pasado muchas cosas buenas este día, lo anotaré en mi diario de vida— prosiguió limpiando una lagrima imaginaria de su mejilla.

Albureabas, que me decías las cosas en doble sentido - dijo levantando ambas cejas varias veces para expresarse mejor- No es bulling porque hace unos momentos lo reconociste - se encogió de hombros y arrugó la frente al escuchar como lo llamaba el chico- No soy lento y si quieres una guerra de cosquillas para que te lo demuestre te daré ventaja de diez segundos para que comiences a correr y aún así verás que ganaré - dijo poniendo sus manos en su cintura para imponerse.- Asi es, tienes derecho a ascender - asintió.- Yo lo sé, para mi también - se tapó la boca como lo había hecho el chico con anterioridad mientras daba un pequeño saltito para demostrar su emoción.

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And you never knew How much I really liked you Because I never even told you Oh, and I meant to

Back To The Old House, The Smiths (via fawun)

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Today I’m not myself And you, you’re someone else And all these rules don’t fit And all that starts can quit