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Tu tacto, acariciando mi pelvis, susurrando arrullos en versos, en besos mientras el aire juega, filtrándose por la puerta, mi cabello danza como si celebrara el instante.

Desvelo de imágenes de ti: tu dulce mirada, puente silencioso al encuentro de nuestras almas.

Recuerdo que se diluye en yeguas de sudor, y en esquinas donde el amor se hizo verbo, con un abrazo, con una mirada, con una sonrisa, con un "hasta siempre".

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Mi tristeza se desborda

Soy un mar acidificado, una extensión contaminada, residuos de una bahía que se finía calma.

Era un refugio, y ahora un desastre. No biológico, sino humano. Sus desechos se mezclaron en mis aguas, mis corrientes envenenadas, mis vidas, intoxicadas.

Vertieron su podredumbre en mis entrañas, mis corrientes se retorcieron, mi vida agonizó.

Soy un cúmulo de desechos, pesticidas clavados en cada intersección. Un mar herido, triste, destruido, agotado.

Pronto me secaré, y el amor, mi amor, ya no tendrá dónde anidar. No puedo brindarlo, no más.

Ya no soy un mar de furia, ni de vida, ni de sueños.

Soy un espectro, un errante Triángulo de las Bermudas que se arrastra por la tierra, arrancando, sin remordimientos, lo que me pertenece.

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Las muert3s de mi infancia se asoman de vez en cundo para recordarme que las he podido vencer y que esto no es Nada.

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Me apego al placer, a la sonrisa sinuosa entre labios y besos.

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Ver marchar la suavidad por la puerta,

Como si todo lo que existe diera paso al adiós,

Con una sonrisa fúnebre y cansada,

Me despido de él con lagrima en pecho,

No sé en dónde estoy,

Mis palabras recorren mensajes y desatan vínculos de todo menos de amor,

Hoy la habitación está vacía

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Anhelo tu llegada,

Tu presencia recorriendo mi alcoba,

Acariciando la cortina

la misma que incontables veces fue testigo de riña y amor.

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Ser persona difusa,

Me rodean las sombras de atardeceres rojos,

En la fotografía quedó marcado nuestro fin.

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¿De quién espero el mensaje?

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“Primero fue dolor, después indiferencia, más tarde libertad, últimamente tedio. Largo, desierto, invariable tedio.”

— Mario Benedetti. La tregua. (via el-jujeniodeletras)

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Si yo encontrara un alma como la mía...

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Estoy llena de preguntas, angustias, de extrañas miradas y rencores afilados.

Te recuerdo como el todo,

Todo aquello que amaba

Todo aquello que sentía

Una unión enreversada,

Tú no estabas preparado y yo me sentía impar,

Buscando siempre donde encajar,

Callar para no ponerte en mal

Siempre fui sombra, una presencia fúnebre a tu lado

Solo sabía callar y apartarme

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¿Cómo se pierde algo que amas?

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Cuando abrí los ojos y me rompieron el corazón solo me senté a llorar,

Con el corazón en trizas,

Con lágrimas recorriendo mis mejillas y aterrizando en mis piernas,

Solo sentí como entre mis brazos abrazaba lo que quedaba de mí,

Parecía que no podía detener como se fracturaba todo dentro de mi cuerpo,

La garganta hecha nudo, mi vientre ardiendo y mi mandíbula resistiendo.

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¿Cómo se relata un desamor?

¿Cómo se escribe un final sin entender cuándo terminó?

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Ando de puntillas por la vereda, mi corazón no da marcha atrás, algo escurre de mis ojos, (sangre, lágrimas, dolor, venganza, todas esas palabras pasaron por mente), algo se rompe sin dejar cicatriz o mancha en mi frágil cuerpo, cerré y abrí los ojos solo para notar que mi amado no logró entender lo que mi alma pedía.

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No espero nada de este pensamiento invasivo

Pero aparece como si de dagas se tratara, hoy se asoma como verdad y me dice retador a la cara que todo lo que imaginé era verdad, que no existía algo que recíproco se diera, qué los silencios gritaban un final y que yo parada sola dentro de la galería solo anticipaba qué algo estaba mal.

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Tuve un amor que entre líneas irregulares decía que me amaba.

Amar es una palabra complicada, a veces es dicha como mentira y en ocasiones para dejar de sentir.