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ohmygabbie-rpg:

Gabbie estaba completamente tensa. Aunque por fuera estuviera quieta y disfrutando de ese momento, su interior estaba en llamas, en pleno caos. Su estómago estaba gritando y su diafragma prácticamente tenso. Parecía que, mientras ambos se acercaban, el mundo estaba girando el doble de rápido de lo normal.

Sus labios se acercaron más y más, como si fueran imanes de distinto polo y, cuando menos se dio cuenta: estaba pasando. Aquello con lo que tanto soñaba desde que se conocieron estaba ocurriendo y Gabbie no hacía más que perderse en el momento.

Aquella tensi��n que sentía antes se había liberado y daba paso a un camino lleno de sensaciones nuevas y ganas de amar. Los labios de Gary eran tan suaves que parecían pétalos de flores y su mano, acariciando su mejilla, era la perfecta almohada donde apoyarse todas las noches.

Aquel suave beso le hacía temblar un poco. Su mano, la cual estaba aún apoyada en su cuello, pasó por su barba suave. El bigote de Gary acariciaba sus labios y les hacía cosquillas. Sonrió como reacción, pero siguió el beso expresando todo el amor que sentía por él.

El beso se intensificó, pudo notar como el cuerpo de Gary se abalanzaba sobre ella, pidiendo algo más que simples besos. Ella se apartó para dejar paso a el cuerpo masculino que tenía prácticamente encima. No lo pudo evitar, los besos pasaron a ser pequeños mordiscos en sus labios. Aquella lengua que tanto quería notar le estaba pidiendo un baile con la suya, por lo que no esperó y se acercó más a él, juntando la suya con la de él y dejándose llevar por las caricias y su olor.

[...]

La anterior, había sido una noche inmejorable, recordaba bien el tacto de la piel de Gabbie, sus besos, las caricias… Aquel sería un buen recuerdo en caso de que todo se terminase ahí, claro que tenía esperanzas en que las cosas no se quedasen en un par de roces en una insulsa habitación de hotel. A pesar de eso, por la mañana se había encontrado solo en la cama y decidió seguir su rutina esperando que en algún momento del día se encontrasen quizás por alguna casualidad.

Una ducha rápida, unos vaqueros gastados con el borde doblado, una camiseta con una referencia de Star Wars, un té rojo con leche… Media hora después de despertarse Gary ya estaba en la playa con el block apoyado en las piernas mientras con un carboncillo garabateaba el paisaje. A su izquierda descansaba la mochila con un estuche de dibujo abierto mostrando una ingente cantidad de lápices ordenados por color y tipo de mina, a su derecha unos cuantos pañuelos blancos que habían acabado grises de limpiarse.

Como tantas otras veces, la mirada del hombre se centró en el papel hasta que, incómodo, con la mano derecha alcanzó los pañuelos para limpiarse el canto de la mano izquierda de nuevo. Ese era el gran problema de ser zurdo, siempre tenía el canto de la mano manchado por culpa de la pintura. Chasqueó la lengua intentando dejarse la mano lo más limpia posible, tan concentrado que no habría escuchado si alguien se acercase. Una vez limpio, tiró el pañuelo a un lado y se pasó un mechón de pelo por detrás de la oreja, su moño improvisado no había sido una obra maestra.

{Scary Movie} Gabbie&Gary

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Gabbie seguía en estado de shock. Aquel inoportuno susto hizo que la situación se fuera al garete… por lo menos es lo que pensaba. Estaba cansada de fracasar en sus relaciones y pensaba que aquella había sido otra. Pero Gary era tan especial que no se iba a rendir tan fácilmente. Estaba cansada de abandonar nada más empezar algo, y ese hombre la incitaba a no dejarle solo. Necesitaba estar con él.

Al ver cómo ambos cuerpos estaban juntos, la muchacha no lo pensó dos veces y, con la mano que tenía apoyada en su pecho, acarició el cuello de su camiseta hasta acabar en su cuello. Era tan suave y anunciaba una barba aún más sedosa… No sé si era la electricidad que había entre ellos o que sus pieles estaban hechas para tocarse hasta el fin, pero ella lo único que quería era experimentar todo lo posible con ese hombre.

“Oh, no… no te preocupes.” susurró aún mirándole profundamente a los ojos, alargando el tiempo quizá demasiado. “No fue culpa tuya, fue culpa de la película…” dijo deseosa de apagar la película y poder besarlo en plena oscuridad. Sus labios estaban deseosos de los contrarios, sus manos estaban recorriendo su cuerpo sin pensar muy bien en cuál parada estacionar después. Gabbie estaba disfrutando de esa tensión como si fuera la fruta prohibida. ¿Cómo sería besar aquellos labios? ¿Cómo concluiría aquel momento si ella se lanzaba y le besaba? Se acercó un poco más a sus labios, dando a entender que no quería que aquel susto dejara que la tensión se tranquilizara. Quería besarle, pero también quería saber si Gary estaba por la misma labor.

Nunca antes le había pasado algo así, que justo antes de un beso algo le distrajese de aquel modo, pero parecía ser que con Gabbie había abierto la veda a las nuevas experiencias. Recuperar el momento no era algo sencillo, pero algo debía hacer para no seguir fingiendo que no sentían nada el uno por el otro, eso acabaría por matarle. Carraspeó ligeramente, no quería dejar que una estupidez como aquella estropease el momento.

Estaba claro que todo había cambiado con aquel susto, pero dejar que algo tan tonto le frenase no era característico de Gary. Verla moverse más hacia él le dejó claro que tenía permiso para hacerlo y, sin pensárselo dos veces, bajó finalmente la cabeza para poder besar sus labios. Su mano libre fue derecha a la mejilla de la chica a la vez que finalmente probaba sus labios. En ese momento, su corazón estaba completamente desbocado y no había nada que pudiese hacer para cambiarlo.

Al principio, no fue más que un ligero contacto, algo suave, pero conforme fueron pasando los segundos, decidió dejar eso para otro momento. Aumentó la velocidad del beso y de forma casi inconsciente, se movió un poco buscando estar encima de ella para controlar más la situación. Acarició los labios ajenos con la lengua, pidiendo algo así como permiso para aumentar la temperatura, el control acababa de abandonar el edificio.

{Scary Movie} Gabbie&Gary

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La película ya no importaba. Solo era últil para dar un poco de luz a aquella habitación de hotel que olía tan bien y estaba tan cálida en aquel momento. Gabbie estaba perdida en los ojos de Gary, esos tan azules y bonitos que tanto ha deseado verlos de cerca.

Ambos cuerpos encajaban como un guante el uno con el otro. Aquella mirada clavada en ella le hacía sentir especial, llena de felicidad y de deseo. Sentía que todo lo que había hecho hasta llegar a ese momento tenía sentido, que merecía la pena. No pudo evitar que una sonrisa saliera de su rostro al escucharle tan cerca de él. Su voz retumbaba en su cuerpo y aquellos labios obligaban e incitaban a besarle.

Gabbie se sonrojó a notar aquellas caricias y acciones de afecto. ¿Cómo ha surgido esto de la nada? pensaba. Era algo que ha estado añorando todas las noches desde que vino a Hawaii y le conoció. Ya no importaba la direfencia de edad o de madurez. Tan solo quería juntar sus labios con los suyos y olvidarse de todo su alrededor para poder estar por fin completa y en paz consigo misma.

Su respiración aumentaba a cada centímetro que él se acercaba. Sintió que miles de mariposas salían de su estómago, dando vida a todas esas imágenes que había creado pensando en cómo sería ese primer beso.

Gabbie acarició suavemente sus brazos mientras se dejaba llevar por el momento. El mundo se había parado, eso estaba claro.

La mano que acariciaba la cadera de Gary subió un poco más hasta su pecho que, acariciando por encima de la camiseta, pudo sentir cómo latía su corazón y ella, sin preámbulos en un respiro, sonrió feliz y algo tensa. Pero el susto de aquel hombre hizo que Gabbie diera otro respingo y le mirara algo asustada. “Oh, perdona.” dijo. Fue un acto reflejo puesto que ella siempre pedía disculpas para todo.

Números y simples convencionalismos sociales, después de tantos años haciendo lo que se suponía que debía hacer, se había cansado y había decidido que era la hora de cambiar. No le importaba si la diferencia de edad con Gabbie era grande o si para otros aquello no podría funcionar, le importaba que él creía que sí y que ella, aparentemente, también lo creía. Claro que no podía decirlo a ciencia cierta sin experimentar un poco y eso era lo que planeaba hacer en ese momento.

Estaba seguro de que iba a besarla, el brillo en los ojos de ella, el tacto cálido de sus manos mientras él se acercaba… Sí, ella también le quería, eso era todo lo que le importaba en ese momento, pero no había contado con la estúpida película de terror que se estaba reproduciendo mientras todo ocurría. Era plenamente consciente de aquel susto en la película, la había visto mil veces, pero estaba tan concentrado en ella que se había olvidado de esa estupidez.

Cuando ella se disculpó, no pudo evitar dejar escapar otra de sus risas cortas, estaba seguro de que ella había malinterpretado su gesto. Negó suavemente con la cabeza, dejando que su mano libre subiese algo más por su brazo en una ligera caricia, que ella ya tuviese la mano sobre su pecho debía darle a él ciertas libertades, ¿no?

—No, no fue por ti —explicó con la voz ligeramente ronca—. Fue la película, el grito… No me lo esperaba y… Soy yo quien debería disculparme, he roto el momento —añadió antes de morderse ligeramente el labio con cierta cara de culpa.

{Scary Movie} Gabbie&Gary

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Aquel susto le afectó un poco a Gabbie, pero gracias al tacto de Gary, de su suave abrazo y de su dulce aroma pudo tranquilizarse antes de la cuenta. Quería parecer asustada para no tener que despegarse nunca de él y así poder disfrutar eternamente de ese abrazo.

Su mirada su cruzó con la de él y un pequeño campo electromagnético se hizo notar con una especie de rayo invisible entre ambos. Gabbie lo notó desde su corazón hasta la punta de los dedos, pensando que tal vez él lo sentiría igual al estar en contacto con ella. Gabbie se mordió el labio y lo humedeció un poco, intentando pensar en algo que decir ante aquella situación, pero sobraban las palabras.

Con su mano desocupada, abrazó la cintura de Gary lentamente. Ya se había olvidado por completo de aquel susto e incluso de la película. Ahora solo estaba ella y su mirada, su cuerpo y sus brazos para protegerla. “Lo-lo siento…” dijo alto tímida sin dejar de mirarle a los ojos. Sus manos estaban tan perfectamente encajadas que no quiso separarlas. En vez de eso, la empezó a cariciar suavemente y, como acto reflejo, la otra mano hizo lo mismo acariciando el costado de aquel hombre.

Algo tenía Gary que hacía perderse en su mirada. En la manera en la que la tocaba hacía que rozara el cielo mil veces seguidas, como saltar con todas tus fuerzas en un trampolín. Subía y bajaba como una montaña rusa. Sus sentimientos encontrados era algo que no podía evitar aunque ya hubieran estado largo tiempo hablando. Eso era especial. No pasaba con mucha gente.

Quería protegerla, eso lo tenía más que claro y en momentos como ese, más que nunca, quizás era una estupidez sin sentido. Lo último que necesitaba en ese momento era separarse de ella, era como si, por una vez, hubiese seguido finalmente el hilo rojo del destino para encontrarla y ahora el estúpido hilo se había enredado en sus costillas acercándolas a las de ella y si se apartaba el tirón sería insufrible.

Su mirada fue a los labios de la más joven mientras con la mano libre acariciaba el antebrazo de la chica, con mucha suavidad. Estaba concentrado en aquello, quizás más de lo que debería teniendo en cuenta que se suponía que estaban viendo una película. Se acercó algo más, quizás tentado por la suave luz de color azul que hacía brillar los humedecidos labios de la chica. Se rió suavemente por la disculpa, dejando que una leve sonrisa cruzase sus labios.

—No tienes que disculparte por esa tontería —replicó el hombre.

Por puro instinto, le apartó un mechón de pelo de la cara, con cuidado. Quería romper aquella estúpida distancia que les separaba y disfrutar un poco de ella. Estaba más tentado de lo que nunca había llegado a estar, quizás porque ella era única y durante aquellos años había estado buscando a una chica que se le pareciese. Decidió hacerlo, iba a dejar atrás las tonterías y besarla, se acercó más, su respiración se rompía contra los labios de ella y… Un grito procedente de la película hizo que el propio Gary diese un bote del susto.

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Agradeció que la puerta se abriera, sin saber que era Gary quien estaba detrás de ella. -¡Gracias!-. Le dijo, nada más ver que se abría la puerta, pasando dentro de la habitación. -Si, por favor.- Dijo; el frio se había apropiado de ella y estaba tiritando. 

-¿Has visto como llueve?-. Preguntó, mientras se abrazaba a si misma para intentar retener su propio calor corporal. -Y encima me he dejado la llave de mi habitación…-. Acabó diciendo y ahí ya rió. -Soy más gafe…-. Dijo, sonriendo con timidez. -Lo siento.- 

—No me agradezcas, es lo mínimo —replicó él antes de ir al baño a buscar una toalla seca.

Al volver, viendo lo empapada que estaba, abrió las puertas de su armario y sacó una sudadera de la universidad de Oxford de color rojo y unos pantalones largos de deporte de color gris. Le tendió la toalla y además le ofreció la ropa.

—Estuve escuchando llover mientras trabajaba, pero no creía que era tanto… —explicó el hombre, el cuarto estaba lleno de papeles y dibujos—. Sé que esto no es lo mejor, pero… Creo que te vendría bien ponerte algo seco —añadió con amabilidad.

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La película ya estaba empezando. De momento no sentía miedo, pero sí nerviosismo. Su cuerpo estaba alterado por culpa (o gracias) del cuerpo que tenía a pocos centímetros de ella. Gabbie estaba en las nubes ahora mismo.

Al notar que Gary le agarraba de la mano como si fuera algo totalmente normal hizo que Gabbie sonriera sin pensarlo dos veces. El roce de sus caricias en el dorso de su mano provocó en ella un pequeño revuelo en su mente y corazón. Iba a corresponderle entrelazando sus dedos y acariciarle cuando una escena apareció en la pantalla, haciendo que Gabbie se asustara y pegara un pequeño respingo. “¡Pedazo cabrón!” se dirigió a la pantalla.

Agarró fuertemente la mano de Gary, pasando de rozarle a sentirla en su plenitud. De estar a unos centímetros a rozar toda la piel que podía. Apoyándose prácticamente en él. Dejando su mejilla a pocos alientos de su cara. Al darse cuenta de ese acto, Gabbie ni se inmutó. Lo estaba disfrutando, quería que el tiempo se parara para poder contemplarle así todo el tiempo del mundo. Cada vez le deseaba más.

Tenerla cerca era más que agradable, además con la película de terror tenía excusas para estar así sin ningún problema. Decir que esa era su técnica de ligar sería muy acertado, siempre tenía alguna buena película de terror que empujase a las chicas a sus brazos… Claro que quedaba menos sospechoso cuando esa situación se daba en un cine donde podía decir un “No esperaba que diese tanto miedo”.

Sabía que se acercaba el susto, así que se preparó para el bote que daría la mujer. Se rió suavemente cuando la escuchó maldecir, aunque para compensar aquello, no dudó en pasarle el brazo por encima sin soltar su mano. Esperaba que sentir que estaba entre sus brazos la ayudase a estar más relajada, además… Tenía ganas de tenerla cerca, disfrutar de su tacto y de su aroma.

Se acomodó algo más en la cama mientras acariciaba la mano de la chica. Su vista fue a ella un momento, en cierto modo le gustaba que fuese asustadiza, si tenía suerte podría ganarse un rato de tener que calmarla y eso implicaba tenerla así un tiempo.

{Scary Movie} Gabbie&Gary

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Aquella situación le parecía bastante tensa. El olor, la luz ambiente y la presencia de aquel hombre hacían que Gabbie sacara su lado más sexy para intentar conquistarle. Al parecer, aquel movimiento de piernas resultó efectivo, por lo que una sonrisa pillina apareció por una de sus comisuras sin dejar de mirar la reacción de Gary.

El escuchar que Gary era un buen osito de peluche le hizo pensar si debajo de esa camiseta se escondía un colchón de vello suave en el que poder acomodarse cuando sintiera miedo en mitad de la película. Las imágenes mentales de Gabbie le hicieron imaginarse una escena en la que ella estaba llorando apoyada en él. Resultó algo extraña pero reconfortante al mismo tiempo. Veía que podía pasar toda la vida allí. Y quería hacerlo más que nada en este mundo.

Al ver cómo él se ponía de cuclillas enfrente de ella, dándole la espalda, le provocó unas ansias tremendas de abrazarle por la espalda y besarle aquel cuello que tanto estaba deseando explorar. Pero se contuvo, no quería ir demasiado rápido. Aquello era más que un lío de una noche y no quería estropearlo yendo a zancadas.

Maldito Gary, le hacía imaginar miles de escenas no aptas para menores cuando movía aquel pelo. Le hacía enloquecer y cada vez las fuerzas se debilitaban dando paso a una pasión frenética. Pero Gabbie suspiró, no podía hacerlo, quería disfrutar cada segundo de esa experiencia, por muy tortura que fuera.

“Voy a sentarme en la cama, si no te importa.” dijo en un susurro. Para intentar olvidarse por un milisegundo de sus instintos, Gabbie se levantó y suspirando se acomodó en la cama. Apoyada en el cabecero, se quitó los zapatos y se colocó con la espalda apoyada en la almohada que estaba apoyada en la pared.

Gabbie sintió una gran carga elécrica cuando él se sentó a su lado. Se mordió los labios al notar aquel olor tan masculino y su calor extrañamente conocido y deseable. Aunque estuviera atenta al inicio de la película, se acercó para rozar su hombro con su brazo. De reojo, miró la mano de Gary y deseó cogerla y entrelazarla con la suya pero la presión de ir demasiado rápido la atrapó y apenas logró rozar el dorso de su mano con el meñique.

—Claro que no —replicó él con una ligera sonrisa antes de acercarse y sentarse a su lado.

Aquella situación le encantaba, estar a solas con ella en el cuarto antes de ver una película de terror era lo mejor que le había pasado desde que habían llegado. La cosa hubiese mejorado de tener dulces, pero mejor que ella descubriese su faceta de adicto al azúcar algo más adelante. Se acomodó un poco en la cama prestando atención a la película.

Lo cierto era que había visto al menos cien veces aquella película, así que era más bien improbable que se asustase, claro que podría prevenir cuando se asustaría ella. Sin lugar a dudas, Insidious había sido una gran idea para aquella tarde. Con una mano apagó la luz para que así la concentración estuviese en la película, aunque no tardó en agarrar la mano de la chica al notar que le acariciaba, esperando que eso fuese lo que ella quería.

Con la vista clavada en la película, Gary empezó a acariciar el dorso de la mano de la chica con el dedo pulgar, muy suavemente. Saberse la película de memoria le hacía prestarle menos atención y se centrase más en las reacciones de ella, acariciarla parecía una buena elección para que estuviese tranquila durante la película.

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Gabbie no paraba de sonreír ante todo lo que decía Gary. Desde el minuto uno en el que le conoció, las palabras del hombre se convertían en manjares del Olimpo. Las saboreaba en su mente una y otra vez; y más cuando eran algún cumplido o algo que le llamaba más la atención.

Cada vez que notaba los ojos de ese hombre encima suya, su cuerpo mandaba una reacción a su cerebro que la interpretaba como puro deseo y gusto. Le hacía sentir bien y cada vez más impaciente por saber exactamente de qué color eran esos ojos.

“Sí, nunca está de más darle un toque tuyo a la habitación.” dijo sonriendo y pensando que ese toque a colonia de hombre también era algo característico de su habitación y que era una de las cosas que más le gustaba al entrar. Al escuchar la respuesta de Gary, sonrió, porque sabía que aquella película de terror iba a ser bastante intensa y tendría más de una oportunidad de acercarse a él como excusa del miedo. “Me encantan las películas de miedo. Aunque soy algo asustadiza, tiendo a pegarme a la gente demasiado en las películas de terror y apretujarlas como si fueran un osito de peluche” dijo riendo, intentando dar alguna señal de que iba a acercarse durante la proyección. Lo último que quería era que él se sintiera incómodo por eso.

Ya había estado allí una vez, por lo que se tomó la libertad de sentarse en el borde del final de la cama cruzando su pierna izquierda encima de la derecha, dejando ver más de su piel. Gabbie tenía calculados cada uno de sus movimientos, por lo que no dejó de mirar al hombre ni un solo segundo, para intentar adivinar su expresión y así predecir un poco sobre lo que iba a ser la noche.

Decir que ella era preciosa era quedarse corto en demasiados sentidos. Era guapa, simpática, adorable… Tenía todo lo que él necesitaba y sus instintos le estaban empujando a hacer travesuras por mucho que él estuviese intentando controlarse en aquellos momentos. Una parte de él le gritaba que la cogiese de las caderas y la sentase en su regazo, pero el lado sensato le recordaba, como cada vez, que debía ser un caballero y los caballeros no hacían esas cosas.

Carraspeó ligeramente para apartar su mente de aquellos pensamientos, pero verla cruzar la pierna le llevó a mirar la piel que acababa de descubrir. Sabía que no debía hacerlo, pero su parte más primitiva le estaba gritando que lo hiciese. Tragó saliva antes de dirigir la vista de nuevo a sus ojos, esperando que no se hubiese dado cuenta de aquella mirada lasciva que le había echado sin poder evitarlo.

—No hay ningún problema, dicen que soy muy buen osito de peluche —replicó antes de levantarse para poner la película.

Se puso en cuclillas delante del ordenador que descansaba en el suelo. Una vez más, su camiseta se subió dejando ver parte de su espalda y la tira de sus bóxer, en esta ocasión unos Calvin Klein de calaveras, claro que las calaveras simplemente se podían intuir.

—Ponte cómoda, Gabbie, la película no es precisamente corta —comentó mirándola un momento sobre el hombro, el movimiento de cabeza hizo que su melena se moviese con sutilidad.

Configuró la pantalla y empezó a reproducir la película antes de levantarse y colocarse bien la camiseta, inmediatamente después, se giró hacia la mujer. Estando de pie tenía unas buenas vistas, pero para evitar que malpensara de él, no tardó en sentarse en la cama y acomodarse mientras empezaba la película. Con algo de suerte podría disfrutar de tenerla cerca durante un buen rato.

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La espera se le hizo eterna, como si toda la historia de la humanidad pasara frente a ella, como un ente inmortal. Esto apenas lo sentía, al parecer Gary era alguien bastante especial o llamativo para Gabbie. Él sacaba de ella su lado más dulce y tímido, algo que era bastante extraño en ella puesto que normalmente era la reina de la fiesta y la más extrovertida de sus amigas en Seattle.

Al ver que se abría la puerta, el corazón le dió otro vuelco. Parecía que esa pierta pesaba una tonelada y media, porque tardaba demasiado en abrirse. Al hacerlo, un hombre alto y fuerte, con un conjunto de ropa bastante llamativo para ella la invitó a entrar. Ella se quedó quieta mirando su cuerpo, se fijó en aquel tatuaje y sonrió ante el cumplido. “Gracias, Gary… tú también estás precioso.” dijo sin preámbulos.

Al entrar pudo notar ese olor a colonia que tanto caracterizaba a su compañero. Suspiró intentando captar cada una de las esencias de ese cuarto para poder recordarlas siempre. Por un momento el cerebro le envió una imagen en la que ambos compartían ese olor, sudados y rodeados por sábanas durante menos de un segundo y ella se mordió leve los labios.

“Nunca me canso de ver tus maletas” dijo intentando desviar la atención a otro lado. Se giró para poder ver aquel cuerpo en la puerta. Poder disfrutar de su pelo desenredado que tanto le gustaba. Sin esperas, sonrió y le miró de arriba abajo. “¿Qué película tienes pensado ver?”

Ella era más de lo que él podría haber llegado a esperar al ir a un programa como aquel. Había mantenido sus expectativas bajas durante todo el viaje y el resultado había sido la sorpresa de encontrarse una chica tan buena como Gabbie, sin duda, lo que hubiese allí arriba había decidido sonreírle por una vez. Sin poder evitarlo, recorrió a la mujer con la mirada antes de cerrar la puerta del cuarto.

—Solo te digo lo que pienso —replicó él antes de acercarse un poco a ella.

El cuarto estaba mucho más recogido que la última vez, las maletas estaban apiladas, no había ropa tirada por ahí y los libros y la carpeta parecían haber desaparecido. Claro que había conectado su portátil a la televisión y en la pantalla de la misma estaba abierto el explorador de archivos de Windows. Carraspeó ante las palabras de ella.

—Algún día las guardaré, aunque no vienen mal de decoración —bromeó antes de llegar a la pregunta de la película—. Aprovechando las fechas… Había pensado que era una buena idea ver Insidious, a no ser que prefieras ver otra, tengo casi de todo en el disco duro —explicó antes de tomar asiento en la cama, a falta de sofás, ese era el mejor sitio para poder ver la película, sin contar que así las cosas podrían avanzar un poco.

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Había aprovechado aquel día para hacer deporte, así que una vez había vuelto a su cuarto había necesitado una buena ducha. Tras haber pasado un buen rato bajo el agua caliente, simplemente se había puesto unos pantalones cortos de deporte para ponerse a trabajar en un par de cosas que necesitaba tener listas para cuando se reincorporase al trabajo. Cuando ella llamó a la puerta, él estaba sentado en la cama con un montón de papeles desperdigados.

Chasqueó la lengua antes de levantarse de la cama—. Ya voy, ya voy.

Cogió en el armario una camiseta con el logo de Hogwarts y se la puso antes de abrirle la puerta a la chica. No pudo evitar alzar las cejas al encontrarse a Sydney así, claro que se ahorró la risa que amenazaba con escapar de sus labios en aquel momento.

—Vaya… Pasa, ¿quieres una toalla?

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La chica había decidido ir a dar un paseo, estaba enamorada del paisaje de Hawaii así que siempre que podía se escapaba para poder observar el maravilloso paisaje que el lugar le ofrecía, cuando una lluvia torrencial la caló hasta los huesos. Corrió hacía su habitación, pero al intentar buscar la llave, no la encontró. -¡Mierda!-. Se quejó en voz alta, mientras tiritaba de frío. Se dirigió hacía otra habitación, dando alguno golpes en la puerta. -Por favor, que haya alguien.- Repetía para si misma, mientras esperaba a que la puerta se abriera y alguien le diera cobijo hasta que se secara y pudiera ir a pedir ayuda a recepción. 

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Aquel día, Gary se había encargado de enviar todas las actividades, hojas de teoría y vocabulario a su sustituta para que no tuviesen que llamarle de nuevo cuando estaba con Gabbie. Sin duda, aquella llamada había estropeado todo, no había tenido manera humana de conseguir que le dejasen en paz en aquel momento y había tenido que ponerse a trabajar. Pero aquel día se había encargado de que aquello no sucediese y había silenciado todas las llamadas excepto las que viniesen del teléfono de casa de su madre.

Una vez tuvo listo todo aquello, Gary empezó a prepararse para aquella especie de cita. Se había dado una buena ducha, puesto la colonia y, por el momento, había dejado su melena suelta, aunque a diferencia de su primer encuentro, en esta ocasión su pelo podía decirse que estaba ordenado. Después se había puesto una de sus camisetas favoritas, unos vaqueros de corte recto y unas converse del mismo gris de la camiseta que llevaba puesta. Después de mirarse uno o dos segundos al espejo y notó que con la manga corta, Gabbie tendría ocasión de descubrir la mitad del tatuaje que tenía en el brazo izquierdo.

La escuchó llamar a la puerta y se miró una última vez al espejo revolviendo un poco su melena. Caminó a la entrada y respiró hondo antes de abrir con una ligera sonrisa en los labios que aumentó un poco al ver el modelito de la chica. No pudo evitar mirarla de arriba abajo.

—Pasa… Estás preciosa —comentó apartándose un poco para que pudiese entrar.

{Scary Movie} Gabbie&Gary

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preguntó 

“ 🍿 ”

Aquella casi-cita que había acordado con Gary le hacía sentir nerviosa, tímida pero ilusionada. Era una oportunidad para acercarse a él en momentos de tensión en la película, en rozarse la piel y juntar las manos accidentalmente en el bol de palomitas. Algo en ella estaba deseando que todo eso pasara.

Se había puesto aquel vestido negro con calabazas que había comprado para Halloween hace unos años. Seguía quedándole igual de ceñido pero suelto por debajo de su cintura que cuando se lo compró. Gracias al ejercicio que hacía cada mañana mantenía su peso con normalidad.

Gabbie estaba nerviosa, por lo que antes de llamar a la puerta de Gary suspiró y se arregló alguna que otra arruga que veía en el vestido. Apenas sus habitaciones estaban juntas, pero a ella le daba tanta vergüenza enseñar su habitación que prefería quedar en otro lado.

Sin más preámbulos, Gabbie llamó a la puerta de aquel hombre y el corazón se le disparó como un cañón. Casi estaba empezando a sudar y notaba un pequeño tembleque por todo su cuerpo.

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🦇: How old was your muse when they stopped trick-or-treating?

El último año que hizo truco o trato fue 1998, a los 10 años. Al año siguiente ni siquiera celebró Halloween y tardó cerca de tres años en volver a apreciar la fiesta, siempre la celebraba con su padre.

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Halloween starters!

Send a symbol for a starter  for our muses!

Please specify a muse if one or the other is a multimuse blog :)

tame

🎃 - your muse and mine go trick-or-treating

🔮 - your muse and mine visit a fortune-teller (outcome up to muns!)

🌩️ - your muse and mine stay in as a storm kicks up

🍿 - your muse and mine watch a scary movie together

🕸️ - your muse and mine go to a pumpkin patch

spooky

🦇 - your muse and mine are a vampire and their prey (can be real or pretend)

👻 - your muse and mine get creeped out by a ghost

🕯️ - your muse and mine tell each other scary stories

🗡️ - your muse and/or mine get chased by a monster/killer (both can be chased or one can be the chaser!)

👽 - your muse and mine see / get abducted by a UFO

smutty

🍬 - your muse and mine stay home handing out candy, getting frisky between knocks at the door

⚰️ - your muse and mine have a romantic interlude in a graveyard

🏚️ - your muse and mine go to a haunted house, and one is turned-on by how the other clings to them when they’re scared

🍭 - your muse and mine use the leftover candy for some festive food play

😈 - your muse and/or mine make a deal with a horny demon

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IT'S THE GREAT PUMPKIN, CHARLIE BROWN !! starters

in honor of halloween && the mun being a giant nerd

“I got a rock.”

“You didn’t tell me you were gonna kill it!”

“I thought little girls always believed everything that was told to them.”

“Welcome to the twentieth century.”

“Are you sure it’s legal? … I wouldn’t want to be accused of taking part in a rumble.”

“You make me the laughingstock of the neighborhood!”

“Good grief!  I said ‘if!’  I meant ‘when’ he comes!”

“You’ve heard of the fury of a woman scorned, haven’t you? … Well, that’s nothing compared to the fury of a woman who’s been cheated out of tricks-or-treats.”

“And it’s all your fault!  I’ll sue!  What a fool I was!”

“You owe me restitution!”

“You can look around and there’s not a sign of hypocrisy. Nothing but sincerity as far as the eye can see.”

“If you try to hold my hand, I’ll slug you!”

“Yeah, ___, you should be good at this.  You’ve got the perfect mouth for it.”

“Stupid?  What do you mean, ‘stupid?’”

“If you really are fake, don’t tell me.  I don’t want to know.”

“___, if you got an invitation, it was a mistake.  There were two lists:  one to invite, and one not to invite.  You must have been put on the wrong list.”

“Baugh!  My lips touched dog lips!”

“A person should always choose a costume which is in direct contrast to her own personality.”

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Halloween Asks!

🎃: Does your muse celebrate Halloween? 👻: Does your muse decorate for Halloween?  💀: Does your muse have any Halloween traditions? 😱: Does your muse believe in any superstitions? 🌕: How old was your muse when they started trick-or-treating? 🦇: How old was your muse when they stopped trick-or-treating? 🍬: Does your muse adhere to the ‘take one only’ rule? 🍫 : What’s your muse’s favorite candy? Least favorite? 🏚 : How does your muse feel about haunted houses? 🤡: What was your muse’s first Halloween costume? 👺: What was your muse’s last Halloween costume? 🕷: What was your muse’s favorite Halloween costume? 👽: What was your muse’s dream Halloween costume? 👿: What was your muse’s most embarrassing Halloween costume? 🕸: Does your muse make their own costumes or buy them in-store?

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ohmygabbie-rpg:

A Gabbie le impresionaba ese hombre. Como cada movimiento y cada gesto que hacía le provocaba que su cerebro siguiera generando imágenes de un casi imposible futuro con él. Y otros tantas imágenes que deseaba que no fueran tan futuras, pero sabía perfectamente que los rollos de una noche no acababan bien. Y con Gary no quería tener solo un rollo.

“A veces me gusta escribir historias en las que me gustaría participar en la vida real. Intento que sean lo más realistas posibles.” dijo sonriendo, casi ensimismada en él. Aquel pequeño tacto que se generaba de vez en cuando y aquel olor tan predominante y fresco hizo que Gabbie sintiera algo dentro de su estómago. Aquellos ojos azules mirándola estaban apunto de convertirse en una adicción para ella y eso le provocaba algo de miedo, porque las adicciones no son buenas.

Esos labios, que de reojo miraba y que cada vez que hablaba era su centro de atención volvieron a humedecerse. Notaba en Gary algo de nerviosismo, no sabía si era por ella o porque se sentía incómodo con esa situación. Gabbie se incorporó para intentar hacer que se relajara un poco, pero en la manera en la que él estaba sentado al lado de ella le ponía nerviosa, por lo que simplemente quería dejarse llevar… pero antes de pasar a la acción decidió acercarse un poco más a él, sentándose un poco más cerca, rozando los brazos.

“Monté en caballo una vez.” dijo mientras observaba todo su cuerpo, para darle a entender que le interesaba para algo más que hablar del pasado. No podía aguantarlo más, necesitaba exteriorizar ese deseo para saber si él sentía lo mismo. No quería andarse con rodeos, por lo que le miró a los ojos dulcemente y se mordió los labios para seguir con su respuesta. “Pero apenas me acuerdo… ¿tú sabes montar?” susurró puesto que pensaba que el hablar en tono normal tan cerca de él era algo absurdo… y poco romántico.

Gabbie le estaba volviendo loco, de una manera de la que hacía años que nadie le hacía sentir. Quizás no era más que una de sus estupideces sin sentido, pero quería algo más que un par de horas de atención de aquella chica. Lo último que necesitaba era que las cosas se complicasen demasiado, que las charlas diesen paso a algo demasiado pronto y todo se perdiese por sus estupideces. Era extraño, pocas veces había pensado bien antes de hacer una de las suyas, quizás era que estaba empezando a madurar ahora que las tres décadas empezaban a llamar a su puerta.

No le pasaron desapercibidos los movimientos de la más joven, algo le decía que no era el único que pensaba en aquellas cosas, pero parecía que decirlas en alto era demasiado para él en aquel momento. Escuchó con atención las palabras que salieron de sus labios, no pudiendo evitar bajar la mirada a estos. Era tentador tenerla tan cerca, pero no quería apresurarse, quería que todo pasase cuando tuviese que hacerlo.

—Si me dices cosas como esa voy a acabar necesitando leer esas historias —replicó él hablando casi en un susurro.

Cuando alguien le gustaba, buscaba cosas que a ambos le divirtiesen para pasar un buen rato. Montar a caballo era una de esas cosas que le encantaban y… Habiendo una playa cerca era impensable que Gary no estuviese pensando en hacer una de sus travesuras y llevarla a montar a caballo por aquella zona si descubría algún picadero. En Ibiza las tonterías como aquella le salían mejor, él mismo tenía un caballo que permanecía en el picadero de sus mejores amigos, así que con una llamada podía conseguir un segundo caballo sin demasiados problemas.

—Sí, de hecho es algo que me gusta bastante hacer, quizás podría enseñarte o… Llevarte de paseo si encuentro un sitio donde tengan buenos caba… —En todo momento, el hombre había estado hablando suave, sus ojos en los labios de ella, pero le interrumpió el sonido de la Marcha Imperial. Se giró para coger el teléfono, era una llamada importante. Lo había dejado algo más atrás en la propia cama, así que se echó hacia atrás para cogerlo antes de levantarse—. Lo siento, es el trabajo —se excusó antes de descolgar, acababan de cortarles la diversión.

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sydney-jones:

Escuchó la historia del chico con una sonrisa en el rostro. -Es un bonito motivo.- Aseguró, encogiéndose de hombros. A pesar de que no sabía como había acabado aquella historia, por su rostro vislumbró que no demasiado bien, así que decidió no sacar más el tema por si incomodaba al chico. -¿Y qué es lo que más te gusta de allí?-. Preguntó, curiosa por aquel país que siempre le había llamado la atención.

La morena sonrió, contenta al ver que aceptaba su propuesta. -A mi también poder seguir hablando contigo.- Aseguró, algo nerviosa y sonrojada. -La verdad es que no; hace unos años que vivo en California, ya que estudio allí.- Explicó, mientras ponía rumbo al lugar acordado. -¿Y de que trabajabas?-. 

El amor siempre había guiado cada movimiento de su vida, mal que le pesara, nacer en Edinburgh, vivir en Blackpool, Oxford, Lyon… El amor hacia diferentes cosas le había arrastrado a una vida que no se anclaba a un solo lugar. Aunque parecía que en Ibiza aún pasaría algunos años más, el trabajo condicionaba ahora su vida.

—Me encanta la comida que tienen, creo que por eso acepté el trabajo —comentó inicialmente—. Claro que el clima de Ibiza ayudó mucho a que decidiese que ese era un buen lugar para quedarme.

Una ligera sonrisa cruzó sus labios ante las palabras de ella, después empezó a caminar a su lado, escuchando cada palabra que ella dijo.

—Vaya, eso suena interesante, ¿qué estás estudiando? —preguntó antes de apartarse el pelo de la cara con un movimiento rápido—. Soy profesor de inglés en un colegio, aunque en estos momentos también estoy estudiando mi segunda carrera para subir de puesto.