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18 lecciones que aprendí a los 18
Quiero compartir este mini proyecto, que estuve haciendo por meses, con el mundo. Inicialmente nació como un regalo para mi yo futuro y también como una especie de homenaje a mi yo pasado, que en algún momento estuvo en un lugar oscuro aprendiendo algunas de estas lecciones; creo que son lecciones muy importantes que me han ayudado a convertirme en la persona que soy y sería una lástima no compartirlo con las personas que conozco. Dieciocho es un gran año en mi vida, y tengo mucho en mente. Espero hacer de este año algo fenomenal y seguir aprendiendo y contando las mejores enseñanzas que vaya teniendo en el camino.
1.Creer en mi ha sido la tarea más difícil: han pasado 18 años y sigo aprendiendo.
Desde que era pequeño había personas que me decían comentarios que lo único que causaban era que cuestionara mi valor y desmoronara mis sueños y buenas intenciones. Otras personas decían cosas mucho más dulces, que son el mejor fertilizante para confiar, hasta mucho diría yo. La línea entre ambos es muy delgada, y mientras más crecía yo, más delgada se hacía. Ahora creo que soy capaz de muchas cosas y que sí valgo la pena. A veces, cuando miro a alguien más hacer las cosas mucho más rápido o sencillo, y que a mi me toma el triple del tiempo, vuelven a sonar esas frases contaminadas. Sigo aprendiendo a ir a mi propio ritmo, lo divertido que es, y que eso es totalmente bueno.
2. Todo lo que me pasa forma parte del compás de mi destino y propósito en la tierra.
O al menos eso pienso yo. Cuando saqué una mala nota en un examen o fui a ese concierto, me gusta pensar de que son parte de la historia que voy marcando todos lo días. Por más pequeño que parezca, sin esos sentimientos post-examen o ese artista con el que me sentí conectado, nunca hubiera sentido o hecho lo que provocaron esos eventos. Lo mismo pasa con las personas que conozco o las que dejé atrás; unas ya cumplieron con su propósito para mi vida y otras están todavía por hacerlo. Unas vinieron a enseñarme fuertes lecciones y otras a estar para mí cuando más lo necesito.
3. Las redes sociales son la visión de una vida perfecta y utópica, tanto la mía como la de los demás.
Tenía trece o tal vez catorce años cuando explotó la tendencia de abrir una cuenta de Instagram o Facebook. A tan corta edad mi relación con el auto control no era existente. Cuando descubrí la cámara, era ella, yo y mil publicaciones de Instagram todo el tiempo. Así creé un hábito y urgencia de subir todo lo que hacía al internet, y vaya que no fue nada saludable. He aprendido que las redes sociales son el medio en el que nosotros compartimos lo más brillante de nuestras vidas, y esperamos algún sentido de atención a cambio. Nos esforzamos por compartir fotos o historias de lo que estamos más orgullosos, y así es como funciona. Así como suena de idóneo, también puede ser el medio más instantáneo para criticarte y examinar cada una de las cosas que publicas, o peor. No hace mucho aprendí a cuidar lo que publico. Trato siempre de esquivar lo controversial y de limitar mi cantidad de seguidores (calidad sobre cantidad). Hasta la fecha me ha traído mucha paz y seguridad respecto a lo que hago público sobre mi vida. Siempre tengo en cuenta que estoy viendo lo más destacado y brillante de las personas y que ellas también ven solo lo que yo quiero hacer público.
4. Los amigos.
Siempre fui muy social de pequeño; cuando miraba a un grupo nuevo de personas, mi meta principal era ser amigo de todos. En Middle School, todo lo que conocía y me había salido bien al hacer amigos fracasó. Ahora mis chistes no parecían nada graciosos y mi entusiasmo era más bien una molestia. Me gusta creer que fue porque todos estábamos en una edad donde juzgar es tan fácil como sumar. Gracias a eso, mi lista de amigos paso a ser muy pequeña y mi fe por los amigos reales estaba al borde de la extinción. Mi lección aquí fue que las personas que deciden conocerte y buscar tu mejor lado son las que valen la pena, es con los que te quedas, los tuyos, y es a los que siempre tomarás en cuenta. He sido un pésimo amigo, nada nuevo aquí, pero al menos les hago saber lo mucho que los quiero y que siempre estaré para ellos. Hace poco me enfrenté con el reto de volver a hacer amigos. Ahora tengo más personas increíbles a quien ahora puedo llamar mis amigos y estoy formando tantas buenas historias junto a ellos en tan solo nueve meses. A veces me quedo pensando que quizá no hay cantidad alguna de amigos en la universidad que llenará los lugares vacíos cuando pasaba mis breaks del colegio solo, o del sentimiento cuando un equipo me escogía de último, pero se puede crear una nueva historia, una nueva experiencia. Nunca dejaré de intentar hacer amigos, pero ahora me doy cuenta que es trabajo de dos cuerpos hacerlo funcionar.
5. Una nota está a años luz de definir mi capacidad académica.
Ya estuve en ambos extremos: pasaba buscando puntos al final de cada período para pasar mis clases en el 2015, y fui el promedio más alto de High School en el 2018. Cuando llegué a ese punto me sentí muy orgulloso de todo el esfuerzo que logré pero sobre todo me di cuenta de lo capaz que fui de aprender lo que la clase quería que aprendiera y que simplemente hacer las tareas bien y dedicarte completamente te da los puntos. Ahora en la universidad, me quité un gran peso de encima al dejar de apuntarle a un número en concreto, y ahora valoro más el contenido por aprender y no solo por aplicarlo un período o semestre y eliminarlo inmediatamente de mi cabeza. Lo anterior no significa que no admiro y le doy tanto crédito a la gente que pone el esfuerzo, se queda desvelándose, pasa un viernes frente a una computadora y trata de dar lo mejor de sí en un trabajo. Esa gente me cae demasiado bien, en serio, pero de nuevo, estamos celebrando disciplina y esfuerzo.
6. El karma se viste de mi mejor amigo y de mi peor pesadilla.
Definiría al karma como esa fuerza que busca conseguir un balance en cuanto a justicia en la vida de las personas. He hecho mucho daño, y aunque no sea instantáneo, sé que he recibido el efecto del karma y sus palazos de regreso. De la misma forma, he visto cómo me han hecho daño y cómo, mi amigo entonces, los arrastra también. El mismo mecanismo es cuando se hace bien. Me ha tranquilizado ver la forma tan mística pero cierta de cómo funciona y he sido gran testigo de cómo le ha hecho pagar a las personas, o de cuán bien les ha ido en la vida entonces. Venganza salió de mi vocabulario hace mucho ahora que sé todo esto. Lo mejor de todo es que no hay necesidad de evidencia, testigos o pruebas, solo justicia.
7. Ponerme de primero también implica a mi salud.
Así fue como conocí los deportes, y todo lo que tenía que ver con macro y micronutrientes. Primero fue correr, luego fue el gimnasio. Después de un total de kilómetros que me llevaban y traían de Costa Rica y unos meses con las barras y mancuernas, puedo decir que me siento mucho mejor a comparación de cuando comencé; cada vez más, la persona reflejada en el espejo se parece más a la que quiero ser. A veces la motivación es tan fácil de encontrar como señal telefónica en un concierto, y es por eso que aprendí que no puedo depender completamente de ella. Para asegurarme de ser consistente fijo metas pequeñas que son bastante realistas de cumplir en un corto tiempo y hasta la fecha me han mantenido en este proyecto. Al menos se puede intentar, no hay excusas.
8. Aprovechar cada instante.
Tener nuestras vidas alrededor de una rutina ha creado un ladrón silencioso que quita la noción del tiempo cada que puede y lo hace sentir como un abrir y cerrar de ojos. A veces me pongo a pensar sobre todos los mejores momentos y etapas de mi vida y, como muchos, desearía poder regresar y volver a sentir y vivir todos esos tiempos que ya no están, nunca lo harán. Esto del tiempo se tiene que ver con un enfoque más bien romántico diría yo. Aprendí de que los mejores momentos de mi vida pueden ser ahora, justo en este año, o quizá fue hace dos años, o quizá será en diez. No sé, pero por esa misma razón trato de apreciar lo que hago todos los días y buscar el lado más romántico de ello. Nunca volveré a tener dieciocho años, u otro primer año de universidad, o tal vez otro año con toda mi familia cerca — que ahora sé que definitivamente no lo aproveché —. Pienso que es egoísta ponerse a pensar sobre mi vida en diez años o vivir en mi pasado, cuando en realidad puedo hacer un montón en este momento. Ahora pienso en mis amigos de actuales, mi vida, mis hábitos y mis sentimientos, y que en un abrir y cerrar de ojos, todo puede cambiar.
9. Mirar hacia atrás y agradecer las oportunidades de oro y a todas las personas que me ayudaron a estar donde estoy.
Aprendí que el error más petulante y egoísta es darse crédito solo a uno mismo por todo lo que he pasado y logrado. Muchísimas personas han tenido su parte en darme un empujón y ayudarme a llegar a donde estoy ahora, que es un lugar excelente si soy honesto. Mis papás merecen la mención más grande; cuando les recuerdo que de no ser por ellos no tendría esos recursos ni oportunidades, tratan de hacerlo ver como un pequeño esfuerzo y no toman el crédito que merecen en absoluto. Espero algún día hacerles sentir todo lo que siento yo cuando les hablo de mi educación universitaria o de mis pasatiempos y que, sin siquiera dudarlo, me apoyan. Y es que se siente extremadamente bien que alguien se tome el tiempo de ayudarte en lo que pueda y de la forma que pueda para que te haga sentir mejor o hacerte mejor incluso. La lista de personas y situaciones de las que estoy agradecido nunca acabará, y es por eso que ahora trato de alguna forma hacerles saber que ese es un gesto del que no podría estar más agradecido.
10. Las personas dirán muchas cosas, que no te quite el sueño.
Sean buenas o malas sus intenciones no vale la pena tomárselo tan serio. Aprendí que cuando dependo de la opinión de alguien más o hago algo en base al interés de otra persona resulta en caos. Me gusta mucho escuchar cumplidos y que las cosas me están saliendo bien según otras personas, pero aún así me quedo con lo que pienso yo y la forma en que veo yo lo que sea que hago o logro, es la opción más saludable. Las críticas a mis espaldas y difamaciones ni siquiera caben acá, valiosa lección saber que ni siquiera merecen explicación alguna de lo que pienso sobre ellos. Esa gente no es feliz, punto.
11. Los sentimientos.
Nunca volví a subestimar la capacidad de lo que puedo sentir cuando me enamoré por primera vez, o la primera vez que estuve deprimido. Ahora veo ambos extremos y todo lo que está en medio de forma más romántica, más real. A veces una canción o un recuerdo me transporta por un instante a esas etapas de mi vida y nada se compara a lo que sentí entonces; me pone a pensar si volveré a tener ese tipo de sentimientos, y espero que sí, solo que ahora aprendí a verlos de un lado más atractivo que antes.
“May your heart remain breakable, but never by the same hand twice.” - T.S.
12. Ser cool es otra estrategia de la sociedad para matar tu personalidad.
Ojalá pudiera recuperar el tiempo que perdí en esta lección y más bien usarlo para pulir mi autenticidad. Los requisitos para ser “cool” dependen mucho de donde estamos y quienes nos rodean, en la mayoría de los casos esos requisitos son intercambiables y demandan lo mismo a cada persona: muchos amigos y parejas, reputación impecable, dinero, prendas, y muchas otras más. Qué pena creer que uno no es cool cuando en realidad la gente que lo demanda es la gente más estúpida. Cometí el error de caer en ese mundo por un momento de mi vida hace años y me alegra tanto ya no ser parte; en realidad, una persona vale mucho más y se ve mucho mejor cuando no es cool si no feliz, y ahora hago lo mejor que puedo para serlo, no por los demás o por ganarme un sentido de respeto, si no porque cuando veo a alguien feliz, agh, de verdad que se contagia querer estar así en algún punto: todo en orden, todo pleno.
“Just try your best, don’t you worry what they tell themselves when you're away.” - J.E.W.
13. Dar de regreso al mundo.
Es una de mis lecciones favoritas, haber aprendido lo privilegiado que soy y a valorar todas las oportunidades que tengo en mi vida. Se puede discutir por horas lo justa o injusta que puede ser la vida, pero no se gana nada (lo confirmo). Decidí dar de regreso, de alguna forma, a todas las personas y causas que necesitan una mano porque aprendí que es la mejor forma de celebrar y agradecer las oportunidades que me da la vida, y que, de alguna forma, puedo intentar hacer algo bueno por otra persona, y que resulte de mucha ayuda. Siempre se puede ayudar a alguien más y hasta puede ser de las formas más extrañas posibles.
14. Detestar el drama y las relaciones tóxicas.
Una semana. Hace casi cuatro años en una semana lograba involucrarme en hasta dos o tres dramas. Como resultado nunca tenia paz y mucho menos amistades y relaciones estables; a nadie le gusta estar con gente que atrae problemas por todos lados. Que la gente lo mete a uno en las cosas es la excusa más pobre que puede haber. Aprendí que soy independientemente responsable si decido plantarme en ese ambiente y en el problema o si simplemente decido quemar el puente por completo y deshacerme de ese caos. Creo en las segundas oportunidades y que las personas sí pueden cambiar, pero si es tóxico y siempre ha sido de esa forma, ¿qué se puede hacer al respecto? Las redes sociales tienen una muy buena opción que simplemente con un tap te deja eliminar a personas y páginas de tu vida que no te están dando nada bueno.
15. Las cosas malas y lo bueno de ellas.
No fue hace mucho que aprendí la importancia de una buena reputación y el impacto que tiene en la forma que soy percibido por los demás. Hace unos años una persona decidió comenzar a hablar sobre mí y me hizo sentir muy muy muy mal por mucho tiempo. Es injusto como un error puede ser manipulado en tu contra y parecer tan real cuando es todo lo contrario. Entonces emergió un sistema de justicia en mi cabeza que contaba con el mejor protocolo de defensa ante una situación así, y una lista de nombres de los que nunca en mi vida volveré a hablar. Aprendí en ese lugar oscuro y solitario entonces a buscar todo lo bueno de una situación, y lo que trata de enseñarme una situación así de amenazante, ya sea a premios o a palos. Cuando mi reputación no podía ponerse peor, fui encontrando a buenas personas, grandes personas diría yo, que me ayudaron a sentirme querido y que valía mucho más que un comentario estúpido que decían por ahí. Hasta la fecha sigo conservando a ese grupo de personas en mi corazón y nunca voy a dejar de sentirme agradecido porque decidieron ver más allá de todo y darle una oportunidad a quien en realidad soy. Podemos pasar por cosas malas y pueden ser causadas por gente mala. Estoy seguro que nunca escribiré un mensaje o diré un gracias a todos ellos por ponerme en esa situación, pero al menos puedo sentirme agradecido y orgulloso que decidí cambiar el curso de toda la situación y lo seguro y libre que hizo sentirme.
“maybe a hundred bays made a hundred good stories, a hundred good stories make me interesting at parties.” - AJR
16. Chapstick.
Me enteré de los chapsticks cuando entré en un tratamiento dermatológico, en donde me salvó a tener labios llenos de sangre todo el día. Mi favorito es Burt’s Bees de menta; los pierdo muy fácilmente, y es por eso entonces que opté por un Carmex, que más barato e igual de bueno.
17. La mejor forma de entender la vida de las demás personas.
Aprendí que eso no se intenta. La vida de las personas y las cosas que hacen no deberían de ser juzgadas por los demás.
18. Dejar ir.
Nuestra memoria como seres vivos nos fue útil hace millones de años para recordar un camino con ruta a un festín o para evitar alguna acción que pudiera habernos costado la vida entonces. Millones de años después, o sea ahora, tenemos el privilegio de usar nuestra memoria para guardar los mejores momentos de nuestra vida y, desafortunadamente, los peores. He aprendido un poco de esto, y me falta mucho que aprender aún. Todo lo malo que me ha pasado, las veces que fracasé, perdí un examen, lastimé a alguien, todas las personas que me han lastimado, traicionado, roto el corazón, todo ha permanecido en mi cabeza por años de años, rebotando en cada rincón de mi baúl de recuerdos sin utilidad alguna. Este año quiero dejar ir todo, paso a paso, trauma por trauma, hasta dejar todo limpio. Dejar ir y superar algo no significa olvidarlo o detestarlo. Estos amargos eventos tuvieron un papel esencial en fortalecer mi armadura y el búnker de emergencia, haciendo que cada lección tenga sentido y me haga una mejor persona. Me quiero concentrar en lo que viene, que ya se que valdrá tanto la pena, pero para eso tengo que dejar ir el pasado, del que me siento tan orgulloso también. No sé, dieciocho años se siente como la mejor edad para salir a la luz del día y soltarlo todo.
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“How nice — to feel nothing, and still get full credit for being alive.”
— Kurt Vonnegut, Slaughterhouse-Five (via books-n-quotes)
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mis brazos son lo que más necesito para sentirme mejor, pero estoy tan ocupado pensando en quién me salvará (todavía no estoy totalmente de acuerdo que soy yo).
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“Life is too short to waste any amount of time on wondering what other people think about you. In the first place, if they had better things going on in their lives, they wouldn’t have the time to sit around and talk about you. What’s important to me is not others’ opinions of me, but what’s important to me is my opinion of myself.”
— C.JoyBell C. (via perrfectly)
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