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javiertebas · 2 years
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Repudio del buffet libre
Una de las obras más importantes de la Historia del pensamiento, El banquete de Platón, es la interpretación literaria de una cena que sucedió realmente, en la que diez grandes filósofos griegos disertaron sobre la esencia del amor; es más, la gran revolución del ser humano nace de una conversación en torno una cena en Jersualem. Mientras el diálogo en una comida es un emblema de civilización, los buffets se presentan como antítesis bárbara para someternos y retrotraernos a nuestra versión más animal.
Sobre la comida de los buffets se posa una película de micropartículas de saliva que va dando un regusto amargo muy particular a todos los alimentos. Si una bandeja pasa mucho tiempo expuesta, esta película viscosa e invisible se va engrosando, provocando un efecto similar a la maceración en salsa de un producto. Por eso, cuando una bandeja sale de cocina hacia los expositores, las almas en pena de la Santa Compaña gastronómica despiertan y se apresuran - a codazos si es necesario- a acceder a algo de producto limpio.
Los buffets reúnen todos los grandes vicios del voluntarismo jacobino liberal (con razón nace en Francia) y del hombre posmoderno: La ansiedad por lo inmediato, la autosuficiencia individualista, la maximización del precio y la plusvalía contra la mano de obra. Por eso los buffets son también el templo de los pecados capitales de la avaricia y de la gula. Siglos de gastronomía en busca de armonías gustativas, ahora triturados por autómatas voraces mezclando todo tipo de salsas y sabores, sin más criterio que el de amortizar el precio.
Los buffets se hacen llamar libres pero tienen alma de gulag soviético o de rancho carcelario. En los buffets no se cruzan las miradas humanas, la gente deambula ensimismada, esquivándose con radar de insecto en un perfecto y deprimente vaivén entre expositores de comida.
Nada es armónico ni coherente, todo es sórdido y estridente. Los ruidos metálicos de cubertería contrastan con el silencio humano de los comensales. En una gran mesa vacía una abuela con rostro apenado come flan con brócoli, mientras el resto de su familia va y viene a ninguna parte. Se ha suprimido la conversación en torno a la mesa que tanto ha vertebrado las instituciones humanas. Ya no hay espacio para el amor, para hablar o para reír. Por eso los buffets son cómodos para el poder, en ellos nadie le cuestiona, simplemente no hay tiempo material.
Cuanto más buffets proliferen, menos insurrecciones y grandes disquisiciones humanas. Menos niños formados al oído curioso de las conversaciones de sus mayores. Menos familias cohesionadas en ideas algo más profundas.
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javiertebas · 3 years
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El origen marxista del problema del identitarismo
El gran error del marxismo fue entronar como identidad suprema a la clase social, que es una protuberancia tumoral de los sistemas económicos injustos. En esa misma línea, el error del posmodernismo es elevar al rango de identidad suprema a todo tipo de condiciones secundarias. Así, el posmo construye frenéticamente propuestas políticas en torno a colectivos de raza, sexo, autopercepción ¡o incluso dieta!, todas ellas condiciones accesorias a las que idealizan con cierta ansiedad, como si necesitasen rellenar un vacío provocado por un mundo que ha renunciado a las verdaderas identidades. 
Las grandes instituciones humanas de identidad se fundan sobre el misterio del amor y son la familia y la nación. E igual que dentro de la familia nos define una posición filial, fraternal o paternal, dentro de la nación nos define la vecindad y el sindicato, ambos como expresión de dos realidades materiales: la ubicación de nuestro hogar y la tarea profesional que desempeñamos. Todas las demás “identidades” no definen la esencia del ser humano - constante y atemporal- sino que son meras condiciones de distinta naturaleza, más o menos accesorias.
La trampa que comparten las ideologías “identitaristas” es partir de una causa a priori razonable, generalmente la lucha contra la opresión de un colectivo concreto. Pero en lugar de buscar la justicia, la lucha indentitarista se desvía pronto hacia una exaltación bizarra de la condición del oprimido, la cual se idealiza y eleva a rango de identidad humana esencial, adquiriendo casi siempre tintes supremacistas y provocando brechas sociales muy profundas.
Por eso el marxismo, a pesar de nacer de una causa justa, no buscó la justicia social sino la dictadura del proletariado y la aniquilación del empresario; por eso el feminismo posmoderno - que bebe de la misma dialéctica- busca la eliminación de la familia en una grotesca batalla de trincheras. Por eso Black Lives Matter y su abominable estética de sumisión genuflexa... y por eso tantos otros ejemplos, cada vez más distópicos, pero que comparten origen filosófico y antropológico en la dialéctica marxista de la identidad y la división.
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javiertebas · 4 years
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Los niños ricos de la PANAM
Los niños ricos de Nueva York que estrenaron los Boeing 707 de la PANAM en los años cincuenta están muriendo de ancianos sin cumplir su sueño de pisar la Luna.
Hace setenta años, mirando a las nubes desde el asiento aterciopelado del avión, creyeron que pronto cruzarían la estratosfera en un Boeing espacial. Pero la ingeniería aeronáutica se estancó, la PANAM quebró y  esos niños ricos ahora caminan encorvados como tortugas con su andador por un paseo marítimo de Florida. 
Hoy, los nietos de los niños ricos de la PANAM siguen viajando en el mismo Boeing, eso sí, hacinados como ratas babeando sobre el hombro del compañero de asiento. Ya ni siquiera sueñan con pisar la Luna. Qué más da.
La humanidad ha dado la espalda a las empresas colectivas. No nos interesa que un adelantado clave una bandera donde nadie antes llegó nunca. Por eso llevamos setenta años viajando en el mismo Boeing; Por eso nunca verás la Tierra desde el espacio y por eso - desengáñate si guardabas alguna esperanza- nunca pisarás la Luna.
Hará falta subvertir las prioridades del hombre moderno. Que el mundo experimente hasta las entrañas el vacío que deja el confort como tótem de la felicidad. Solo entonces la humanidad volverá a recuperar su vocación de conquista. Solo entonces, quemaremos los prehistóricos aviones a reacción como símbolo de un siglo de estancamiento y nuestros descendientes sabrán lo que es pisar el suelo lunar donde las huellas se hacen eternas. 
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javiertebas · 5 years
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La eutanasia o el suicidio posmoderno
En el húmedo y acolchado mundo posmoderno, proliferan como robellones los individuos que no están dispuestos a asumir la responsabilidad de sus actos. La comodidad de descargar en el vecino – y en última instancia en la sociedad- la culpa de nuestras miserias, es el mecanismo psico-social defensivo que utilizan las personas débiles para limpiar su conciencia. Por el contrario, los grandes valores humanos se definen por la asunción de las consecuencias de nuestros actos: La fidelidad, la coherencia, el compromiso y el honor; contra el instinto, el voluntarismo y la incongruencia. 
Estatalizar el suicidio (la eutanasia) me parece un mecanismo de defensa hecho a medida de ese hombre posmoderno que es incapaz de cargar sobre su conciencia sus propias decisiones. Seamos honestos, las pastillas que necesitamos para morir caben en la palma de una mano y no son difíciles de conseguir. Todos estamos a un batido de despertar en el valle de Josafat. Incluso si solo te comunicas con las pupilas, tu prima podemita, una cuidadora incauta o una asociación de suicidas te puede meter cicuta socrática en la sonda de alimentación gástrica con total garantía de impunidad. Solo hace falta dejar constancia de que esa es tu decisión.
El problema del suicidio posmoderno es el Estado trazando una línea divisoria entre los individuos que somos suicidables y no suicidables. El problema es creer que el suicida va a encontrar algún consuelo al morir en la complacencia del Congreso de los Diputados, de un tribunal médico o de los tertulianos de la tele. El suicidio posmoderno es un mal intento de sacramento profano, una extremaunción civil (sin confesión, arrepentimiento y propósito de enmienda) en la que marcharte a la otra vida con la bendición de un aparente consenso social, quizás convencido de tener un atenuante en el juicio final. ¿Me suicidé?, sí, pero verá usted... la sociedad me indujo.
El que se quiera suicidar, que se suicide. Ojalá antes le sepan convencer de que no, que merece la pena amar hasta el último segundo. Pero van varios milenios de civilización y desgraciadamente el suicidio es una constante. La novedad no es que la gente se pueda suicidar. Solo faltaría. La novedad hoy es que el suicidio deja de ser un acto libre (erróneo pero libre) y pasa a ser un acto administrativo (erróneo pero administrativo) con una inherente consecuencia eugenésica derivada de la inevitable división entre elegibles y no elegibles para que el Estado nos pague la inyección.
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javiertebas · 5 years
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El coronavirus de Wuhan
El coronavirus de Wuhan es militante del Partido Comunista Chino pero en la intimidad siente nostalgia por Chiang Kai-shek. El coronavirus de Wuhan es un ateo con alma taoísta, un rojo desganado con filias secretas por el Kuomintang. El coronavirus de Wuhan vive en un monoambiente a las afueras con vistas a un patio interior. No tiene hermanos ni pareja por culpa del puto gobierno. El coronavirus de Wuhan detesta las boinas grises de contaminación de las ciudades sin costa y veranea cuatro días al año en una playa masificada en la que el agua es de color mierda. El coronavirus de Wuhan no llora nunca. Para qué, si no hay amor en su vida. Si sus padres murieron hace más de diez años y ya ni recuerda lo que es el afecto humano. El coronavirus de Wuhan comparte en Sina Weibo fake news inocuas y frases motivacionales de Confucio. El coronavirus de Wuhan, hastiado del neo-maoismo, decidió auto-multiplicarse y volar. Romper la boina gris de diesel de la autopista junto a su monoambiente y visitar el mundo. Desde entonces, el coronavirus de Wuhan le quita el sueño a las ancianas más alarmistas y alimenta la cuenta de Twitter de un adolescente brasileño que se dedica a crear los mejores bulos en habla portuguesa. Cuando vuelva a su monoambiente en Wuhan, el coronavirus no habrá conseguido nada de lo que buscaba (si es que buscaba algo). Su vida no tiene sentido, China ya no es lo que fue en el esplendor del imperio.
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javiertebas · 5 years
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Contra la concepción liberal del hombre
Dicen que el motor del ser humano es la satisfacción de sus necesidades como individuo y que si el hombre vive en sociedad, es para conseguir aquello que le es inalcanzable en la soledad de la selva. Dicen que la consecución del alimento, la seguridad, el ocio y la supervivencia de la especie son el pegamento que ensambla a las sociedades humanas, organizadas para lograr esos objetivos en torno a “acuerdos de voluntad” a los que en una proyección de las manadas y las tribus, en tercera instancia llamamos naciones. Esta filosofía animalizante que niega la naturaleza - o mejor dicho, la sobrenaturaleza humana- se llama liberalismo, y es el compendio de ideas más nocivo de la historia del pensamiento. 
Si el eje de cualquier Sistema político es el hombre, es imprescindible conocer en profundidad la propuesta antropológica subyacente a cada Sistema. En ese sentido, el concepto de hombre que nos propone la ideología liberal es tan erróneo como extendido, por lo que refutarlo debe ser el objetivo principal de la batalla que se libra en el mundo de las ideas. 
Todo el despropósito empezó con Thomas Hobbes en el siglo XVII. Su obra es, en resumen, una negación de cualquier elemento sobrenatural en la condición humana. Para Hobbes, el hombre no alberga ningún misterio, nada que no sea explicable desde una perspectiva material. Es algo similar a una máquina (sic) cuyos engranajes son perfectamente escrutables.
Después de Hobbes llegaron los ilustrados con sus guillotinas y sus partidos, y dijeron lo mismo; después llegaron los intelectuales burgueses y su revolución industrial, y dijeron lo mismo; después Engels y Marx, y dijeron lo mismo; también Nietzsche dijo lo mismo (pero con una grandilocuencia estética soporífera); y por último llegó Sartre y la posmodernidad, para llevar a las últimas consecuencias la concepción antropológica que parió Hobbes, y que es la causa y origen de los males de nuestra era.
Pero están equivocados, la verdad es que el ser humano es un misterio. Por más tratados que publiquen, más logias que manejen y más medios que controlen, las teorías antropológicas liberales (incluidas sus hijas díscolas marxistas), todas, están burdamente equivocadas.
Es innegable que el mundo animal sí es utilitarista, pero intentar extender esta realidad al ámbito humano es un ejercicio de cinismo. Darwin describe con acierto que el motor de los animales es reproducirse y satisfacer sus necesidades primarias, y que ambos objetivos redundan en su fin último como seres vivos: la supervivencia de su especie. Todos convenimos que el más avezado de los simios alcanzará la felicidad (entiéndase este concepto en su limitación animal) con la satisfacción de sus necesidades: provisto de espacio vital, ocio, bananas, y capacidad de procrear, un simio va tener una vida plena.
Pero por algún misterio ajeno a la teoría evolucionista y utilitarista, el ser humano puede ser profundamente infeliz a pesar de tener todas sus “necesidades animales” holgadamente satisfechas. La tristeza, las depresiones y el suicidio no saben de clases sociales y afectan si cabe con más fuerza a millonarios y famosos, ¿por qué?, porque cuando hablamos del ser humano no es aplicable la teoría de la supervivencia de las especies; porque el único motor del hombre, la única causa de su felicidad (ahora sí en su vertiente puramente humana) es el amor. No el amor como un concepto de posesión o deseo romántico, sino el amor en su acepción más completa. El amor entre nietos, abuelos, hijos, padres, esposos, amigos, familiares, compatriotas o con Dios (quien tiene el don de la fe). La felicidad abstraída del yo, experimentada a través del bien ajeno. Porque el amor es ser feliz cuando lo es el otro, y viceversa, que el otro lo sea cuando tú lo eres.
El amor humano no tiene ningún sentido utilitarista hobbesiano ni evolutivo darwinista. Amamos al prójimo aunque sea débil, aunque esté lisiado, aunque no nos aporte nada material. En la medida en la que somos más humanos y menos animales, no nos deshacemos de nuestros ancianos (o no deberíamos). Si prevemos dificultades a la hora de alimentar a nuestras crías, no nos las comemos (o no deberíamos). Cuando acaba la etapa de crianza de nuestros hijos, seguimos amándolos hasta la muerte. Amamos incluso a los que murieron y ya no están. Amamos porque está inscrito en nuestra condición, y por alguna razón misteriosa ese es el único motor de nuestra felicidad.
Es fácil constatar empíricamente que los más felices entre nosotros no son los que más tienen, sino los que más aman. No hay más pobreza que la del que no sabe amar, y no hay mayor discapacitado que el que tiene atrofiada la capacidad de amar. No quiero decir esto desde un punto de vista cursi ni clerical, sino en la medida de lo posible desde un análisis académico. Lo que digo es una constatación empírica ante la que no queda más remedio que descubrirse. Somos así, tan únicos que pareciéramos ir a contracorriente en medio de una naturaleza evolutiva utilitarista; tan particulares que podríamos llegar a pensar que nos mueve una causa antinatural – y en cierto modo sería cierto- aunque sería más preciso decir que nos mueve una causa sobrenatural.
En El Leviatán, un extenso y detallado tratado sobre la naturaleza humana y su realidad social, Hobbes solo menciona cuatro veces la palabra “amor” y todas ellas en su acepción de posesión y deseo romántico. Por eso toda la doctrina liberal consiguiente y sus altivos pelucones empolvados no valen un mísero céntimo. Porque todos esos análisis sobre la condición humana obvian afrontar con rigor el hecho del amor como realidad única y más elevada del ser humano. Porque estudiar académicamente al hombre y desligarlo del amor simplemente porque no tiene una explicación biológica, es un fraude.
El pegamento de las sociedades humanas no es la satisfacción de necesidades difíciles de cubrir en soledad, sino el amor, que a pesar de ser un elemento intangible y trascendente, es a su vez tan real que es causa y esencia de las instituciones vitales del hombre.
Por eso la familia y la patria no son realidades de voluntad, sino instituciones de amor; No las constituyen una serie de decisiones racionales útiles para la supervivencia, sino que son realidades trascendentes, consustanciales al hombre, y preexistentes por cuanto están escritas tan profundamente en la condición humana como el habla, la vista o el oído. Solo que a diferencia de las aptitudes innatas de cada persona, la familia y la patria son entidades eternas vertebradas en torno a ese misterio humano que es el amor al prójimo. 
La satisfacción de las necesidades de las personas es por lo tanto consecuencia y no causa de la existencia de las familias y de las naciones. La sobredimensión moderna de la voluntad como origen de todo, no solo es un acto de engreimiento, sino que es una fórmula simplista de esquivar el problema del hombre como un misterio, al que por alguna razón no quieren que nos enfrentemos. 
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javiertebas · 5 years
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El telar de la patria
Me imagino a la patria como una tela inmensa en la que se entrecruzan millones de linajes familiares representados como hilos finos pero resistentes. Esos hilos llevan el color de la tradición, que atraviesa a todas las generaciones con los principios esenciales que rigieron sus vidas. Pero no hay obra sobre tela sin una conciencia; sin alguien que defina su continuidad y su destino. Por eso, simbolizando la comprensión de la misión de la patria, me imagino a una hilandera - como las del cuadro de Velázquez- definiendo el orden de entrelazado de los hilos.
Así me imagino a España, como un tapiz que muestra una obra en la historia, pero que permanece vivo “hilando” a cada generación. Hay jirones, cicatrices, remiendos; por supuesto hilos sueltos e incluso zonas heridas por el fuego. Pero en su conjunto la tela permanece unida y tersa.
La patria es, por lo tanto, una obra de cohesión que trasciende al tiempo, pero también una obra de proyección que solo adquiere su sentido completo cuando se observa a cierta distancia. Las empresas colectivas que superan las divisiones internas son las que dan sentido y grandeza a una patria. Por lo tanto, sin su vocación de universalidad, una España replegada sobre sí misma tiende a desintegrarse. Ese ecumenismo - probablemente adquirido desde nuestra sangre fenicia y romana- se concreta históricamente en una triple vertiente: la supervivencia de Europa, la Hispanidad, y la vecindad con el mundo musulmán.
La Contrarreforma, Lepanto y la victoria sobre Napoleón, con respecto a Europa; Las universidades, la lengua y la fe, con respecto a la Hispanidad; La lección de quienes preservaron las mezquitas que conquistaban, nuestras plazas africanas y los laureados moros que salvaron a España en 1936, con respecto a la vecindad con el mundo musulmán.  
Confluyen en España unas condiciones de proyección intercontinental únicas que nos obligan a reivindicar un liderazgo mundial que no es meramente histórico, sino que está inscrito en la esencia de nuestra identidad y por lo tanto permanece plenamente vigente. La universalidad de España es una característica que le define tanto, que cuando se ha olvidado es cuando se han vivido los momentos de mayor decadencia y división. Como dijo en el único documento sonoro conocido del mejor pensador del siglo XX, solo “cuando España encuentre una empresa colectiva que comprenda todas esas diferencias, España volverá a ser grande corno en sus mejores tiempos.”
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javiertebas · 6 years
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Los moros olvidados que dieron su vida por España
Cuando en 1936 España rozó la desaparición,  cien mil moros voluntarios se sumaron a nuestro Ejército para rescatarla de las manos del marxismo. Cien mil moros libres, en su inmensa mayoría rifeños (del norte de Marruecos), que abandonaron su familia, su pueblo, su casa y su vida para cruzar el Estrecho  a cambio de nada. Creer que esos cien mil moros se movieron por una paga es un insulto. La soldada que ofrecía el Gobierno rojo a sus milicianos duplicaba la que el Ejército nacional podía ofrecerles, una miseria que de ninguna forma explica la fidelidad con la que se alistaron – en primera línea como fuerza de choque- y la tenacidad con la que murieron hasta diez mil de ellos en el frente de batalla.
Moros distinguidos nada menos que con la Cruz Laureada de San Fernando, como el II Tabor del Grupo de Regulares Indígenas Alhucemas nº 5, y el V Tabor del Grupo de Regulares Indígenas de Ceuta nº 3, por los hechos de armas ocurridos en Ciudad Universitaria. No sé si el lector es consciente del arrojo dando la vida por Dios (Allah) y por España que es necesario para ser laureado. Si no es así, lean las historias detrás de las cruces laureadas, de lo contrario es imposible dimensionar lo que significa.
Diez mil moros caídos que descansan en cementerios musulmanes abandonados, como el de Barcia, en Asturias, o en fosas comunes, o Dios sabe dónde. Todos olvidados, eso sí, por unos y por otros. Por las izquierdas ateas derrotadas. Pero también por las élites carcas de las derechas, encasilladas en el concepto medieval del moro de Lepanto y de Felipe II, que nunca supieron entender este gesto de hermandad entre musulmanes y cristianos en el siglo XX.
Sí lo supo entender Franco, eternamente agradecido a sus regulares moros, a los cuales dio la responsabilidad de protegerle y a quienes respetó reverencialmente a pesar de la incomprensión de muchos. Todavía en la mezquita ceutí de Muley el Mehdi se conserva la promesa que les hizo a los voluntarios alistados “...y cuando florezcan los rosales de la paz, nosotros os entregaremos sus mejores flores”. Probablemente la descolonización del Magreb francés - con tantísima sangre derramada en Argelia- hizo que los pueblos de los soldados moros en tierra de nuestro protectorado se desvinculasen con cierta frialdad de España. Lo cierto es que las mejores flores de la victoria nunca llegaron a Alhucemas, Larache, Chaouen o Tetuán, a donde volvieron nuestros soldados con más pena que gloria.
Uno de los intelectuales más relevantes del siglo XX, Miguel Asín Palacios, filósofo, teólogo, sacerdote, arabista, fundador del CSIC, presidente de la RAE y tantos otros méritos como faltas de reconocimiento, desgranó brillantemente en el artículo “Porqué lucharon a nuestro lado los musulmanes marroquíes”, los motivos de este hecho histórico. No lo busquen en Google, lo tuve que encontrar en una maltrecha edición en papel de 1948. Los motivos, a pesar de lo que pueda chocar a la mentalidad moderna y a la concepción post 11-S del Islam, fueron los lazos de hermandad entre dos pueblos y dos religiones.
El doctor de la Iglesia del siglo VIII San Juan Damasceno, que fue ministro de un califa de Damasco, consideraba al islam como una simple herejía cristiana que niega la Trinidad y la Encarnación. Frente al ateísmo y la irreligión, musulmanes y cristianos comparten el temor a Dios. A un solo Dios: el de Abraham, Moisés, los profetas y la tradición hebrea. El pecado y la virtud. El bien y el mal. El cielo y el infierno. El amor y la familia (que aunque el Islam hereda por su ascendencia hebrea la poligamia, la misma apenas tiene incidencia en el Magreb). La tradición, la oración, el ayuno… en fin, que existe una hermandad en esencia y que en ese momento de la historia se expresó con la sangre vertida en las mismas trincheras entre unos y otros frente al internacionalismo marxista.
Ni los voluntarios italianos, que no llegaron a la mitad en número y – con todos los respetos- a los pies en valentía. Ni las anecdóticas y residuales contribuciones americanas, alemanas, irlandesas o rumanas: Ningún cuerpo de otra nación aportó tanto a la última coyuntura que puso en jaque la existencia de España.
Por eso cuando escucho pedir prioridad para “nuestros hermanos hispano-americanos” a la hora de recibir inmigración, no puedo evitar sentir que España sigue sin reconocer y devolver al pueblo del norte de Marruecos lo que éste le entregó de forma tan generosa.  Mientras callamos –si no alimentamos- el control wahabí-saudí del Islam por nuestros intereses comerciales, nos permitimos el lujo de criminalizar a las bases de todo el pueblo marroquí.  Un pueblo sencillo, tradicional, hermano y vecino, cuyo sacrificio de padres y abuelos fueron decisivos en el hecho de que hoy vivamos en una España unida (aunque sea a duras penas) y libre (aunque sea a duras penas).
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javiertebas · 6 years
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Sobre la Patria
En una buena intervención en el Parlamento Vasco - al menos a nivel de oratoria- el socialista Patxi López describió a la Patria como “el olor de la cocina de tu madre” o “el primer beso”, para terminar diciendo que “cada uno entiende la Patria como le da la gana, yo la entiendo así” (está en Youtube). Hay que reconocer que en las disputas internas el PSOE desechó a un valor con cierto deje intelectual. Creo que habría elevado el nivel de un Congreso en horas bajas.
Sobra aclarar que Patxi López estaba equivocado. Igual que lo está Podemos con su manido recurso de que la Patria son los servicios sociales. Los tiernos recuerdos de la infancia o los hospitales públicos son cosas positivas, obviamente, pero suplantar a la Patria por emociones o servicios es un ejercicio de demagogia barato. Detrás de ese discurso está la ideología globalizadora de los petulantes “ciudadanos del mundo” que tanta superioridad moral gastan y que no creen en las naciones.
Es obvio que España no es el olor a la cocina de nuestra madre. Pero ojo, valga el contraejemplo para aclarar que España tampoco es la Alhambra de Granada, el río Ebro o la paella valenciana. España no es Lepanto ni Las Meninas. Tampoco tú y yo somos España. Los monumentos, la historia, la geografía o las personas son solo expresiones: Los cimientos de la Patria son netamente intelectuales. Dijo en un artículo brillante José Antonio que “no puede ser llamado patriotismo lo primero que en nuestro espíritu hallamos a mano. Es elemental impregnación en lo telúrico. Tiene que ser, para que gane la mejor calidad, lo que esté cabalmente al otro extremo, lo más difícil; lo más depurado de gangas terrenas; lo más agudo y limpio de contornos; lo más invariable. Es decir, tiene que clavar sus puntales, no en lo sensible, sino en lo intelectual.”
España no surgió de la suma voluntades individuales de un grupo de visigodos reunidos en asamblea en Covadonga. Tampoco en el primer amanecer tras la conversión de Recaredo. España se gestó a través de decenas de generaciones que fueron moldeando los cimientos de una empresa común. Cuando esos cimientos se consolidaron, se materializó la Patria como un alma independiente. Como una Unidad de destino en lo universal. Hay que hacer énfasis en el concepto místico de esa Unidad, de su alma, de su espíritu, porque una realidad que trasciende al paso de los siglos y atraviesa a las generaciones es de facto superior e independiente a los individuos. Al planteamiento voluntarista jacobino donde se encuentran Errejón (leninista) y Cayetana Álvarez de Toledo (liberal), cuando el primero dice que “pertenecer a un pueblo tiene que ver con una decisión cívica que debe renovarse continuamente” debemos contestar que la existencia, la filiación y la nacionalidad, nos vienen dadas directamente por la naturaleza.
El riesgo de la sociedad del marketing y los partidos es olvidarnos de anclar el patriotismo en lo intelectual. La vulgaridad de la partidocracia y sus izquierdas y derechas expone a la Patria al chovinismo efectista más terrenal. No obstante el verdadero patriotismo trasciende esa visión materialista. Con una España en jaque hay que volver a los cimientos de la Independencia, la Justicia, la Libertad, la Universalidad y la Fe (no solo como un elemento de creencia religiosa sino como una cosmovisión en la que el hombre no sustituye a Dios). Hay que proyectar en el destino común la cultura, el esfuerzo y el valor de los que nos antecedieron. Porque cuando la partida parecía perdida resurge el patriotismo como expresión de una responsabilidad generacional. Somos prestatarios transitorios de una empresa, España, y - aunque les pese a los que la desprecian- no va a ser tan fácil acabar con ella. 
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javiertebas · 8 years
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El Islam frente a DAESH
Para entender lo que intento explicar, no te confundas conmigo. No tengo nada que ver con el chovinista islamófobo de tu cuñado. Nada. Es más, soy una persona próxima al Islam. Por amistad. Por sangre. Y también por convicción. Me une casi todo con los creyentes que defienden la Tradición como eje de la sociedad, y casi nada con los ateos liberales post-modernos, infectados de relativismo voluntarista. 
Sin poner en duda la primacía del Evangelio, no toca ahora entrar a valorar la superioridad de las religiones o la calidad ética de los textos sagrados (ni del Corán ni de los 73 libros de la Biblia). Doctores tiene la Iglesia, dicen, y no están escribiendo en caliente en tu muro de Facebook. Pero a lo que voy. Es innegable que existe un Islam con el que se puede convivir. Entre los mil millones de seguidores de Mahoma hay una inmensa mayoría de personas de bien, temerosas de Dios, piadosas y caritativas, comprensivas y amables que no quieren degollarnos y que sufren con doble amargura los horrores del terrorismo. Vale que tu cuñado puede poner esto en duda, pero tu y yo sabemos que es así. 
Ahora bien, me preocupa la reacción de la comunidad islámica ante cada golpe de DAESH. Me parece - cuanto menos- muy torpe, quizás aturdida o sobrepasada por el dolor y la frustración que estoy convencido que sienten. 
Basta con seguir en redes a las asociaciones y líderes en España para ver su estrategia de “silencio defensivo”. Un caso concreto, ayer, ni un mensaje de condena al degollamiento del sacerdote en Francia. Cuando les interpelé preocupado, el Community Manager de la Asociación de Jóvenes Musulmanes de España me dijo que “quién me creía yo para exigirles una condena”. Será cabrón y chulo el tío... La verdad es que - desde el inmenso cariño a mi familia y amigos musulmanes- el fulano me jodió la tarde.
Por eso escribo esto. Ya en frió. Y tengo que reconocer que no creo que ese silencio defensivo sea porque no deploren la barbarie de DAESH. Estoy convencido de que lo hacen. Pero parte de la comunidad está utilizando un argumentario que puede abrir muchas brechas. Pretenden tratar el problema como algo ajeno, dicen; “No son musulmanes...”;  “Eso no es el Islam...”;  “No mezclen eso con el Islam”. Y lo compro, pero con reservas. Hay que asumir que esos hijos de puta enarbolan tus mismas oraciones, tus mismos símbolos y tu mismo texto sagrado para matar indiscriminadamente. Mirar para otro lado es ridículo y contraproducente. 
Entiendo - y comparto- que lo pervierten, lo prostituyen y lo corrompen. Que eso no es el Islam. Pero no entiendo que te quedes callado. No vale con acusar de islamófobos a los medios y a la gente que generaliza o mezcla conceptos. Condena, muévete, sal a la puta calle, organízate concienzudamente contra esta lacra, porque la tienes en casa y está escupiendo sobre tu honor y tu ejemplo. Las personas como yo nunca vamos a entender las excusas para no ser el primero en la trinchera contra el que mancha con sangre inocente tus símbolos más sagrados. Así que dos opciones, o eres cómplice o no tienes honor.
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javiertebas · 8 years
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God Save UK
Llevo toda la puta vida aguantando lecciones morales de demócratas dogmatistas que me miran con cara de condena al destierro cuando les explico que no creo en su Sistema de mierda. Ha tenido que llegar el Brexit a quitarles la careta. Hipócritas y ventajistas. Resulta que ahora el voto de los viejos es una lacra y que los obreros sin formación no deberían tomar partido de “decisiones importantes”. No doy crédito a lo que estoy leyendo. Mis redes sociales llenas de sobrevenidos partidarios del sufragio censitario, por edad y clase social, al más puro estilo decimonónico. 
No se me ocurre un ejercicio más legítimo de soberanía que el de poner en manos del pueblo la decisión de pertenecer o no a un club intromisivo y burócrata en el que mandan los lobbies y las grandes corporaciones. Ninguno. Hoy los británicos han dado una bofetada cargada de dignidad a una España naif y aborregada que no se entera de la Misa la media. Nos creemos europeístas pero estamos anclados en un concepto ochentero y paternalista de la Unión Europea, basado en una especie de eterno agradecimiento por las subvenciones para el agro. Aquí nadie sabe qué órganos componen la Unión, quién forma parte de ellos, cómo son elegidos, y cómo afectan a nuestra legislación y a nuestra soberanía. Valdría nuestra infinita ignorancia si nos faltaran huevos para cuestionar que otros europeos (porque siguen siendo europeos) se preocupen por cómo funciona ese aparato de poder de Bruselas, y decidan libremente largarse. Pero resulta que nos sobran huevos, Olé, para pontificar con nuestro mando a distancia sobre retrasados que son los guiris.
Más allá del sensacionalismo de titular y tertulia. Más allá de las llamativas oscilaciones de los mercados especulativos propiedad de los grandes fondos, el Reino Unido tiene dos años para adecuar su estatus. No se alarmen; Los jubiletas van a seguir aquí, porque nos conviene a todos; Los jugadores de fútbol no van a computar como extracomunitarios, como tampoco lo hacen los suizos o noruegos; Los trabajadores españoles no van a ser deportados, porque tiene un permiso vinculado a su contrato; La Libra se estabilizará y todo continuará con normalidad. Todo menos el culo de los eurócratas de Bruselas a sueldo de las grandes corporaciones, que pierden una importante cuota de poder político y económico sobre un país que ha recuperado su independencia. 
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javiertebas · 9 years
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Escribir bien
Escribir bien es un privilegio reservado a personas atormentadas. Desde la estabilidad emocional no se escribe más que mierda. Hace falta somatizar el desamor en la boca del estómago para sentarte y escupir un poco de verdad. Las mejores líneas salen siempre de sentimientos como la derrota, la rabia, la tristeza y la incomprensión. Al menos eso nos pasa a los mediocres como tú y como yo.
Creo que por eso escribo poco últimamente. Me va muy bien en el amor, así que a la hora de escribir sobre emociones sonaría demasiado ridículo. Me siento ajeno a la política con minúsculas, no quiero convertirme en un derechón que satura su tablón de Facebook con noticias en contra de Podemos. Me preocupa poco la muerte. Convivo en paz armada con mis dudas de fe... así que no encuentro demasiados pretextos para escribir. 
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javiertebas · 9 years
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López Simón. Y se acabó.
Quizás le estábamos dando demasiadas vueltas. Quizás nos estábamos perdiendo en argumentos complejos sobre el arte de lo efímero y la metafísica del toreo. Quizás nos estábamos equivocando intentando justificar lo que, simplemente, no necesita ninguna justificación.
Aturdidos por el acoso continuo contra todo lo taurino, López Simón nos ha devuelto a la dialéctica de los pitones, a la del matador enhilado, a la de los pies atornillados en la arena. Firme, pero nunca tenso. Sin forzar la figura. Como si estuviera toreando solo, en el salón de su casa.
El pasado viernes, un chaval tímido de Barajas esgrimió la defensa más contundente que necesitaba la tauromaquia, triturando en unos segundos toneladas de tinta y horas de debates estériles.
El valor. En cada músculo, en cada centímetro de arena pisada, en el pulso de su muñeca y en la despaciosidad de un muletazo; La verdad. En la cara anterior del muslo atravesada por doce centímetros de pitón; Y después, la gloria. En unos tendidos que se vienen abajo, conmovidos porque el hombre ha superado su pánico innato al dolor y a la muerte, templando la violencia de la naturaleza. Y lo ha hecho con sencillez, con elegancia y con naturalidad. Eso era todo. Ni más. Ni menos.
Horas antes se podía oler la expectación entre los tubos de escape de la Calle Alcalá y la M-30. En las tascas aledañas a Las Ventas conocen a Alberto. Es de la casa. Antes del bombazo de temporada que le ha puesto en boca de todos pasaba desapercibido. Ahora, cuando se deja caer, levanta el mismo revuelo que cualquier figura.
El mano a mano López-Simón - Urdiales era la constatación de dos cosas positivas para el escalafón: Por un lado los toreros aguerridos, de encastes duros, también generan expectación en el gran público y tienen un hueco abierto en carteles más variados. Por otro, los toreros jóvenes llegan pisando fuerte.
Urdiales dejó pequeños destellos muy valiosos entre las complicaciones de los del Puerto San Lorenzo (detalle laurentino de la tarde con unas cuantas caras oscenses en la plaza). López Simón puso el drama, la emoción y la épica.
Tras las palmas el viernes sonaba un murmullo muy fuerte. De repente, nos hemos dado cuenta de que acabar con el toreo no supondría solamente la extinción una especie animal, el toro de lidia. También supondría la extinción de  otra especie humana, la de los héroes.
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javiertebas · 9 years
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Orgullo proscrito
Eres un cobarde y un enclenque. Y con tu cobardía alimentas al monstruo del sectarismo. Aceptas las premisas fraudulentas del contrario. Vas a su terreno. Debates pidiendo perdón, obsesionado por obtener la aprobación del enemigo. ¿Crees que no nos damos cuenta? Eres una plañidera rogando que te quiten la estrella de la solapa que te señala como un proscrito. Apestas. No fundas tus pretensiones en tus raíces, sino en las del contrario. Has convertido tus argumentos en justificaciones defensivas, insulsas, vacías de esencia y de moral.
Eso sí, cuando el clima es proclive eres un gallito de mierda. ¡Cómo te explayas entre colegas! ¿Eh, valiente? Pero el desahogo ha teñido tu mente de un chovinismo vomitivo. Ya no sabes ni qué eres, ni qué piensas. Deberías consultárselo cada mañana a los guardianes de la corrección. Que te indiquen ellos qué puedes y no puedes pensar. Que te inviten a su fiesta.
A mí no me esperes en tu fango derechoide aburguesado. Yo soy libre. A mí búscame entre los proscritos.
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javiertebas · 9 years
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Carta a mi futuro e hipotético hijo o hija
Querido futuro e hipotético hijo o hija;
He decidido escribirte - ahora que todavía no existes- porque quizás los años y las responsabilidades me conviertan en alguien diferente. Puede que tu padre - ahora que ya existes- sea un tipo curtido por el paso el tiempo y las experiencias, pero mi yo joven (a sus veinticuatro años) también tiene derecho a compartir contigo ideas y consejos. Porqué no. Eres sangre de mi alma, lo más importante que dejo en este breve y misterioso parpadeo de vida. Deja a tu padre darte la tabarra, incluso a través del tiempo, porque aún no existes pero ya tengo cosas importantes que decirte. 
No seas egoísta ni te enamores de personas egoístas. La felicidad está en el amor, y el amor es todo lo contrario del egoísmo. Está en los demás. Déjate las entrañas para que tu gente sea feliz y rodéate de aquellos a los que hace felices tu felicidad. Enamórate de alguien dispuesto a compartir tu entorno, tus gustos, tu gente, tus tradiciones... sé flexible, implícate -si le hace ilusión- en todo lo suyo. Haz un esfuerzo si hace falta. Que no te engañen con patrañas de autosuficiencia emocional. Son mentira. Solo en la medida que ames y te amen serás feliz. No es tan complicado, pero a veces tendemos a olvidarnos.
Por cierto, si no estoy siendo un buen padre, dímelo. Si tienes algún problema, acude a mí. El primero. Si ves que no tenemos suficiente confianza, nos vamos tú y yo solos, mano a mano, a pasar unos días donde te dé la gana, y estrechamos la relación. Eres una hipótesis, no existes, pero toma nota de lo que te dice tu padre, porque quiero que seas feliz. 
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javiertebas · 9 years
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Trasplante de cabeza
Se puede trasplantar una cabeza a un cuerpo ajeno. Bienvenidos al futuro. La medicina ha llegado a este nivel. Hay dudas sobre la capacidad de re-conexión medular, pero los experimentos con animales confirman que incluso este extremo estaría solventado. Pronto vamos a ver una cabeza en un cuerpo en el que no nació - o al revés- a un cuerpo en una cabeza que no le correspondía. Tú, lector, abrazarás un cuerpo vivo que perteneció a un finado. No es una especulación absurda, es una realidad testada, estudiada y proyectada. 
Una persona en muerte cerebral, con todos sus órganos en perfecto estado, puede donar su cuerpo - compacto de cuello para abajo- para que sea utilizado a la conveniencia de un receptor con metástasis multiorgánica (por ejemplo) pero con al geta perfecta. El proceso de decapitación y re-conexión acaba, evidentemente, con la cabeza del donante y el cuerpo del receptor desechándose. La perturbadora consecuencia, por redundar en el morbo, es que el volumen de “restos fúnebres” del receptor es mucho mayor que los del donante. ¡Qué paradoja!
Conservar tu cabeza en otro cuerpo plantea una cuestión de orden moral y teológico importante. ¿Somos nuestra cabeza?, ¿somos nuestro cerebro?, ¿o qué cojones somos? Porque hay más órganos en la cabeza susceptibles de ser trasplantados. Llevemos al extremo la hipótesis retorcida - pero realista- de que un trasplantado de cuerpo requiere un trasplante de ojos, o incluso de cara. La conclusión es inequívoca: Podemos ser desprovistos de todos nuestros órganos, y continuar siendo nosotros mismos siempre que conservemos adecuadamente nuestro cerebro. 
Nuestro yo consciente se materializa en el cerebro. No hay más. El alma no pesa 21 gramos, ni está entre el corazón y la boca de tu estómago. Ahí solo contraes músculos reactivos a emociones básicas. La expresión del espíritu (si lo hay) es el cerebro. Eres tu cerebro. Eres tu cráneo. Tu “yo consciente” es una suerte de maravillosa química neuronal que apenas sabemos comprender. Y da igual que estés en ese maldito cuerpo lleno de folículos, músculo y grasa, o en un perfecto dispositivo biónico futurista.
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javiertebas · 9 years
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España fracturada
España sigue dividida en dos. Tras gobernar la mitad zurda, la mitad diestra tiende movilizarse; tras gobernar la mitad diestra, la mitad zurda tiende a movilizarse. Da igual bajo qué siglas o colores. Votamos a golpe de “que se vayan de una puta vez” porque la otra mitad nos da asco. Somos así de simples. Ganan los bolivarianos porque hay que echar a los corruptos, o ganan los corruptos porque vienen los bolivarianos (también corruptos), y todo se convierte en un chabacano Juego de Tronos donde la capacidad de gestión juega un papel secundario. Al final las instituciones públicas - estructuras con miles de trabajadores y presupuestos millonarios- quedan en manos de un grupo de anónimos bien situados en la papeleta, dispuestos a seguir a pies juntillas las indicaciones del jefe. Al final, conservadores, socialdemócratas o demotroskistas, no importa, acceden al poder ejecutivo por la vía de las bajas pasiones, con matices de programa generalmente simplistas y demagogos.
Pero lo peor de este orden político no es la mediocrecracia - como expresión sistémica por la cual tiende a llegar al poder el mediocre- sino la fractura social que provoca. Y es que los españoles llevamos en los cromosomas la tendencia a partirnos en dos mitades, a dividirnos en dos bandos rivales. Cuando elegimos lado - obligados por el contexto- no asumimos tanto un ideario, sino un desprecio visceral por el otro. Ya no sé si la España de los putos rojos y los putos fachas es una herida abierta del pasado, o una expresión continua de nuestra condición sociológica fraticida. Lo que parece claro es que nuestro sistema político tiende a agudizar nuestros más asquerosos defectos patológicos como sociedad. Mientras tanto, seguimos sin una propuesta alternativa.
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