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Toda experiencia y toda persona pasan por nuestra vida con un propósito. Todos somos un propósito. Somos espejo de otro y el otro de uno.
Frases que por momentos no se entienden, pero que siempre son 100% reales. Es así.
Hay personas que duran años en nuestras vidas, otras que pasan un ratito y otras hasta fugaces, pero todas nos vienen a mostrar algo. Algo que nosotros logramos, algo que tenemos que superar, algún límite que tenemos que aprender a colocar, alguna barrera/estructura que debemos derribar o también puede ser prueba de alguna enseñanza aprendida anteriormente. Un reflejo de una evolución o un despertar, pero siempre nos significa algo más de lo terrenal, de la primera vista, del horizonte que llega a ver nuestros ojos.
Y también es 100% real: “del dolor y de la frustración es donde se aprende y se evoluciona”. La felicidad se disfruta. Por eso hay que agradecer cada herida, cada dolor, cada frustración, cada piedra, cada tropezón, por más que sea grande y muy grande, se debe agradecer. Atravesarlo. Mirarlo de frente y entrar de lleno, atravesarlo. Para sentirlo en su totalidad y poder entender porqué estamos viviendo esa experiencia, porque nos cruzando o con esa persona. Y al entender esos porqué, vamos a poder dar gracias y desde el alma. Al agradecer, automáticamente evolucionamos. Porque nos va a haber dado un conocimiento nuevo, de nosotros, de la vida, una visión distinta, un punto de vista diferente de nosotros mismos. Nos va a haber formado un poquito más. Damos un gran paso de evolución. Y se siente, se siente en el alma.
Es un trabajo totalmente interno e individual. El momento y el tiempo de proceso es de cada uno. No hay fórmulas, cada alma va a procesar en el tiempo y las veces de repetición que sean necesaria para ella. Ni más ni menos.
En la vida nos cruzamos con ángeles, maestros, guías que se representan de cualquier manera. Desde una frase, una canción, un momento, la naturaleza, una persona o un animal. Todo nos da enseñanzas y mensajes para nuestra evolución del alma.
Hace un tiempo escuché que: uno sabe que superó un tema, una persona, que ya hizo propia esa enseñanza, cuando mira hacia atrás y ve gratitud por ello. Cuando realmente se siente en el alma una satisfacción. Ya no duele, ya no enoja, ya no frustra, ya no genera nostalgia, simplemente genera gratitud, plenitud y muchas veces va acompañado con un suspiro desde el pecho, que se siente MUY BIEN. Hice ese ejercicio con diferentes experiencias, momentos y personas que pasaron por mi vida y puede confirmar lo que había escuchado. Realmente pasa eso. El pecho se llena de aire, un suspiro sanador, lleno de gratitud y satisfacción desde alma.
Palabras claves: gracias, gracias, gracias.
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Tener hijos
Antes de arrancar, me gustaría aclarar que AMO a los niños de mi cercanía, el amor que brindan, la pureza y transparencia, su inocencia frente al mundo adulto y construido.
Y también aclarar que siempre hablando de los casos mayoría, estándar, no de excepciones.
Los hijos… Que responsabilidad. Que decisión. Que acción.
Será el ser humano consiente de la real dimensión y responsabilidad que es el hecho de traer a otro ser humano a este mundo?
Será real ese sentimiento de: “deseo de ser madre/padre”? De dónde viene? A quién o qué se lo adjudica?
Tengo 29 años y desde muy chica, quería ser madre y preferentemente madre joven. Tenía ese “deseo” de ser madre.
Hace algunos meses atrás, tuve un giro inesperado en mi vida, que me hizo cambiar el rumbo de mis pensamientos y convicciones. Fue como sacarme una venda de los ojos y poder ver todo desde otro lugar y as u vez, muy nítido.
Encontré una teoría (y ahora una convicción propia) del porqué el ser humano tiene hijos. Paso a contarles…
El ser humano es carente en muchas cosas. A lo largo de la vida, va identificando y tratando de mejorar. Pero hay una carencia mayor, que se trabaja de forma muy liviana y más que nada, como tema de tendencia y no tanto como algo real y sincero: el amor propio. El ser humano carece del amor propio ilimitado. El tener un hijo, lo habilita a volcar ese amor ilimitado en alguien. No es incondicional (todo lo contrario), pero si es ilimitado. El hijo es algo verdaderamente propio de quien lo tuvo. Es lo único verdaderamente propio de quienes lo tuvieron. El resto se puede perder, un trabajo, una amistad, una pareja, una casa, un auto, una posición en la sociedad, todo se puede perder en algún momento, un hijo no. Por más que suceda el fallecimiento del mismo, sigue perteneciendo a sus padres, es parte de ellos, literal: se creó a partir de ellos. Y aún más, es una creación netamente hecha por uno, desde su gestación hasta su crianza. De allí viene el “orgullo” de los padres cuando el hijo refleja algo que fue enseñado por ellos durante varios años de crianza. “Ven el fruto de su esfuerzo”. Señales del ego propio.
Es decir, llegue a la conclusión que el ser humano tiene hijos para llenar un vacío intangible e irremplazable.
Si se logra hablar *sinceramente* con una madre y con un padre, pueden tener los comentarios reales del
día a día: “dormir poco y mal, vivir preocupados por lo que les pueda pasar, estar corriendo de un lado a otro
por sus hijos, estar a mil manos y ojos porque caminan por todos lados y se pueden caer, tomar o comer algo indebido/peligroso. Gastos económicos constantemente. Preocupaciones de crianza, qué está bien, qué está mal, con quien dejarlos cuando van a trabajar, cuando están enfermos, cuando empiezan la escuela, liceo, etc. Tiempos limitados para ir al baño, bañarse, salir, momentos individuales, momentos de pareja, momentos con amigos, etc.” Escuchamos la famosa frase de “cuando sos madre/padre vos pasas a segundo plano, tu prioridad pasan a ser tus hijos”. ERROR, HORROR, ALERTA‼️ LA FRASE QUE REFLEJA LO MENCIONADO ANTERIORMENTE: el hijo es el mejor escudo para volcar la atención que no nos damos a nosotros mismos, en otro. Con la excusa perfecta y ya implantada socialmente como CORRECTA y aún más: ACTO DE AMOR! ALERT ‼️
Por otro lado, me hago muchas preguntas al mismo tiempo:
Porque voy a traer una vida al mundo, que voy a tener que preparar y crear para vivir/sobrevivir en este mundo? Si ni yo lo tengo tan claro como se hace, si yo no estoy 100% estable (nadie lo está) para entender cómo se hace para vivir y seguir atravesando preocupaciones personales, sociales y mundiales… Cómo y con qué derecho creo a otra persona para que afronte lo mismo que yo, de igual o distinta manera?
Porque voy a querer reducir mi horario de descanso? Porque voy a querer limitar mis tiempos personales, con amigos, pareja, etc? Porque voy a agregarme otra preocupación a mi vida? Porque voy a agregarme otro gasto (y que gasto!) a mi vida?
-La respuesta de los padres sería: porque el amor (ilimitado), puro y único que sentís por tus hijos, lo valen!
-Mi respuesta: Entonces decido tener ese amor ilimitado o tratar de encontrarlo conmigo misma, amarme ilimitadamente y que lo valga! Y no expongo a una nueva vida a atravesar frustraciones, logros y procesos del ser humano por mi vacío personal.
Por otro lado, aclarar que socialmente se dice que el amor hacia los hijos es incondicional, error, está LLENO de condiciones:
Es la única relación ejercida por poder y con condiciones naturales, que no se puede desligar. Desde los padres más liberales y “open mind” hasta los más tradicionales, estructurados y “cuadrados”.
Es la única relación que las condiciones están impuestas desde el inicio y por los progenitores/los que creían. Cualquier otra relación (amigos, trabajo, pareja, vecinos, socios) tienen condiciones directas o indirectas, pero las tienen por ambas partes. Cuando una de las dos partes comienza a incumplir en “lo acordado”, el vínculo cambia y si perduran los incumplimientos, la relación quiebra. De buena o mala manera, pero quiebra. Una amistad: cuando una de las dos partes da más que la otra, se plantea, se trabaja y si al tiempo continúa sucediendo, esa relación de amistad quiebra, se corta, se separan. Lo mismo en parejas y trabajos. Pero no en hijos. El común denominador (siempre hay excepciones), pase lo que pase, el amor de un padre a un hijo siempre va a estar dado. La relación lo mismo, puede oscilar en la frecuencia, distancia física y/o emocional, pero va a seguir existiendo. Porque un hijo no deja de ser hijo jamás.
A su vez, esas condiciones están 100% ligadas a proyecciones, ilusiones que los padres se hacen de sus propias creaciones, de sus hijos. Hasta el mas liberal, al tener un hijo proyecta sobre el mismo. Todas sus decisiones son basadas en esas proyecciones. Decide un modelo de crianza diario, una escuela, una manera de diálogo, etc. según los proyectos que visualiza sobre su hijo.
No es crítica, es poner en palabras una realidad, está impuesto por la propia naturaleza a que así sea. Y cuando los hijos crecen y probablemente no cumplan esas proyecciones (también algo natural), está el reclamo de los padres. “Con lo que invertí en tiempo para cuidarte”, “dejé trabajos por criarte mejor”, “priorice gastos para darte la mejor educación”, “noches sin dormir para cuidarte” y un montón más. Que también son naturales de cuando uno proyecta algo y no se cumple. El tema acá, es que esas decisiones fueron todas tomadas por una de las partes de esa relación: meramente propias de esos padres. No a pedido de nadie, ni de sus hijos ni de nadie. ELLOS quisieron/decidieron tener a esos hijos, ELLOS creyeron que era la mejor decisión hacer tal o cual cosa, ELLOS prefirieron priorizar tal cosa y dejar de hacer tal otra. Entonces, no debería haber ningún tipo de reclamo, porque fueron todas decisiones de un solo lado de la relación. Del otro lado, hay otra persona, con toda la libertad moral y emocional de tomar otra decisión que no estén en la proyección de sus creadores.
Difícil? SÚPER DIFÍCIL. Yo creo que es algo hasta imposible que no suceda. Es totalmente natural. Pasa en todas las relaciones, de todo tipo. Pero la diferencia es que acá no esta consensuado y se esta creando una nueva vida.
Puedo concluir que tener hijos, es un acto egoísta.
No se qué pasará en el futuro, si volveré a tener ganas de ser madre o no. Mi decisión actual y consciente es que no.
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Y así fue... Así es...
Así es...
Dos cosas diferentes Dos amores diferentes
Dos tipo de amores: - El verdadero, el para toda la vida, el que es único. - El funcional, el que puede o no ser único.
Cuál es cuál? Qué diferencia tienen? No es lo mismo?
No, no es lo mismo, pero son simultáneos, paralelos. Son distintos.
Amor verdadero. Amor intangible. Con características inexplicables, sensaciones, sentimientos. Energía que se siente, que se percibe. Es el que desestabiliza. Moviliza toda estantería y sin razón concreta. No hay un pelo, una sonrisa, una acción, una personalidad, una nariz, una boca, unos ojos que podamos decir como respuesta/justificación a esas sensaciones. Son todas y más. Es algo que nos invade, no se sabe bien qué es, cómo describirlo, pero existe, está, es real. Se siente, se palpita, se anhela. Es el que activa todos los sentidos y genera esa sensación de “estamos vivos” que corre por cada milímetro de nuestro cuerpo sin explicación concreta. Es el que con miradas, abrazos se expresan infinitos sentimientos e intensidades. El que lo vale todo. Este amor no se puede explicar, no tiene coincidencias, gustos en común. No comparte inquietudes ni forma de ver el mundo. Pero es real, hay algo que “se apodera” y se siente muy latente. Es intangible.
A este comúnmente se lo llama, amor idealizado, irreal, no correspondido. A corto plazo. El pasional y nada más. Muchos dicen que este no perdura en el tiempo.
El amor funcional. El amor cómplice, compañero. El que destaca cada virtud del otro, cada detalle. Es el que levanta de cada caída, el que escucha y aconseja. El que se preocupa, el que cuida. El que hace de sostén, es el que permite la dupla perfecta. El que se siente y se puede enumerar sus características. Es tangible. Es el que genera comodidad, respeto, admiración. Y éstas se plasman en acciones, palabras, gestos, en fin, se materializan de algún modo. Este amor es el que tiene coincidencias, formas de ver al mundo similares, gustos en común o del mismo estilo. Es el que genera confianza. Este es el que muchos lo cuentan como “el que vale”, “el que importa”. Muchos dicen que este es el que perdura en el tiempo.
Qué diferencia tienen al transcurrir el tiempo?
Completamente al revés de lo que “dicen muchos”.
El primero, perdura en el tiempo por sí mismo. El segundo, se sostiene en el tiempo por un historial (si llega a sostenerse).
Es común oír relatos, a modo de anécdotas (para poder restar importancia y no llamarlos confesiones), que hubo un gran amor en la juventud. Y cuando relatan este acontecimiento, lo describen con sensaciones y expresiones de las que hablamos en el primero caso. Por lo general, estás van acompañadas con gestos que sostienen estas sensaciones, cómo por ejemplo: luminosidad en el rostro, ojos brillantes rozando lo vidrioso. Incluso se escucha un relato intenso, con pasión sin importar cuantos años hayan pasado de ese momento ni la cantidad de hijos que se tengan hoy en día o la vida que se lleve en la actualidad. Pero cómo tal, lo cuentan cómo algo “que no pudo ser” porque “no iba a llegar a nada bueno”. Es decir, ese amor de algún modo se sostuvo, sigue en algún lugar de nuestro cuerpo, guardado. Sostenido en el tiempo por sí mismo.
Y continúan con un relato más justificativo. Mencionando al segundo, al amor funcional, que es el de la actualidad. También haciendo énfasis en las características mencionadas anteriormente del mismo. Validando su existencia, la trayectoria recorrida juntos, el apoyo mutuo. Destacando que son mejores amigos y todo lo vivido, superado y creado juntos. Tomando estas razones para justificar el existir de ese amor en la actualidad, por más que entiendan que “ya no existe amor en sí”, sino que es un cariño extremo por todo lo recorrido y creado juntos. Sostenido en el tiempo por su historial.
Las primeras veces que escuche estos relatos, me sorprendía mucho. No entendía cómo podían ser dos amores diferentes. Pero más aún, me sentía impotente de que fueran diferentes, de que ese primero no haya tenido lugar a evolucionar hasta el presente. No entendía cómo podía ser que si ese primero era tan latente, tan real, tan sentido, como lo podían soltar y dejar ir. Porqué se conformaban con un amor solo funcional y no apostaban, “se la jugaban” por ese primero, para que el amor verdadero, también fuera el funcional. Que fuera todo!
Y al escuchar esos primeros relatos, me prometí que el día que conociera ese primer sentimiento, o por lo menos, sintiera que así fuese, no lo iba a dejar tan fácil. Iba a “luchar” para que ese amor verdadero también fuera el funcional. Me prohibí permitirme que años después siguiera recordando a ese primero, con esa vivacidad, teniendo a otro amor (funcional) al lado y sobre todo, quedarme con el anhelo de “lo que hubiera sido”.
Y así fue...
Cuando lo encontré, cumplí mi promesa. Y cómo tal, no podía defraudarla. No podía permitir no conseguir saber qué pasaba con ese amor verdadero, tan inexplicable, pero tan real, tan vivo, tan alucinante. Momentos en el que el tiempo no contaba. En el que se perdía la noción del mundo exterior por completo. Y así de hermoso era. No saber si era el funcional o no. No saber porque todos lo relataban como dos cosas diferentes. Porque todos “tiraban la toalla” y no “luchaban” para que sean los dos en uno. Porque ese amor verdadero lo valía todo, porque no iba a poder valer que fuera el amor funcional?
Y así fue...
Pasaron años y ese amor verdadero no evolucionaba. Hiciera lo que hiciera, quedaba estancado en miradas, abrazos, conexiones, sentimientos expresados por miradas penetrantes y sensaciones que era percibidas en el alma. Se sentía fuerte, latidos intensos, adrenalina e infinitas ganas de perderse en el tiempo y en ese amor.
Y así fue...
Fue entonces que solté.
Devastada, cansada del tiempo, del esfuerzo, de expresar absolutamente todo de mi interior para transmitir las sensaciones que se me generaban, pero sin resultados de evolución. Allí decidí soltar, dejar ir.
Dolor, frustración, dudas.
Habrá sido este el gran amor o serán caprichos? Será obsesión? Será cierto que el amor verdadero y único no puede ir de la mano del amor funcional? Seré yo? Será que es el amor verdadero y años después voy a ser yo la que relate esas anécdotas/confecciones? Muchas preguntas. Pero aún más cansancio. “Ya se verá”, “que sea lo que tenga que ser”. Capaz que si, en años más adelante me contraría haciendo esas confesiones con ojos brillantes y rostro luminoso al recordar. No lo sabía, pero si sabía que tenía que soltar para descansar y poder seguir adelante. Eso hice.
Y así fue...
Conocí un amor funcional. Ese que tanto la gente habla. El que te hace sentir merecedora, hermosa, valiosa, querida. El que te da comodidad, no material, sino en momentos, situaciones. Te da tu lugar en su vida. Detalles, gestos, acciones, caricias. Risas, momentos agradables. Se generaron sensaciones y sentimientos de querer estar con el otro por lo bien que se sentía, por lo cómodo que se hacían los momentos y las charlas. Y entendiendo que este puede que no sea el definitivo. Que pueden haber otros amores funcionales a conocer. Conocí que realmente existían por separado.
Y así fue...
Entendí que era verdad. Era real. Son dos amores que no pueden estar juntos. Son diferentes. Con características diferentes. Uno es una montaña rusa de emociones, adrenalina, momentos intensos. Que va a los extremos en segundos. Desde lo extremadamente bueno, feliz, hermoso, hasta el otro extremo. Una verdadera montaña rusa. Esto es lo que no permite que evolucione, pero perdura en el tiempo. Es lo que no permite que sea estable.
Y el otro se rige por oscilar siempre entre ciertos parámetros de adrenalina, de felicidad. Esto es lo que hace que pueda evolucionar y sostenerse por un historial. Le brinda estabilidad.
Ninguno es bueno ni malo. Uno da plenitud y es intangible y el otro da satisfacción y felicidad totalmente tangible.
Uno se genera a través de las sensaciones de felicidad. Se es felíz / consecuencia: existe.
Y el otro genera felicidad a partir de su existencia. Existe / consecuencia: se es felíz.
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La importancia del soltar
No es lo mismo:
Soltar por ser desapegado, que todo te "chupe un huevo", que no seas de aferrarte a las cosas/personas, que APRENDER A SOLTAR.
Aprender a soltar es cuando...
De cierta forma, todo llega. Se siente. Se siente tanto que uno tiene compromisos, ilusiones, proyectos, sueños con cada cosa que hace, dice y piensa. Todo se hace con sentimiento y "metiendole garra".
Y cuando hay tanto sentimiento, por lo general, el soltar, sin perder ese sentimiento, se transforma en obstáculo. Una limitación.
Muchas veces terminamos aferrados a algo/alguien por el simple hecho de sentir tanto, que nos da pánico la simple idea de un cambio. Sin importar si estamos bien o mal, nos encontramos tan aferrados, que no logramos visualizar que ese soltar puede ser un cambio liberador, positivo y lleno de energía.
Simplemente da pánico.
Para las personas que se encuentran en esta situación, el encontrar el verdadero sentido y valor al SOLTAR, se vuelve algo único. El hecho "soltar" pasa a tener una importancia tan grande y fuerte, que es la clave para transformar su calidad de vida. Mediante procesos de conocimientos, miradas internas, valoraciones propias, se llega a visualizar esa acción. SOLTAR. Y una vez que esa persona se anima a soltar algo tan preciado, algo con mucho sentimiento e importante en su vida, pero que por alguna razón necesita SOLTAR, logra sentir una liberación ÚNICA. La cual va a empezar a experimentar en distintos ámbitos de su vida.
¿Porqué?
Porque va a sentir plenitud, vivacidad, esperanzas, energías positivas, liberación única, generando sanación tras sanación. Ganas, muchas ganas de vivir y "comerse al mundo".
EL soltar sin dejar de sentir, es una sensación única. Es vertiginoso, da escalofríos y adrenalina. Incertidumbre? Claro! Mucha! Pero es incertidumbre con entusiasmo, energía, adrenalina y llena de ganas por ese cambio.
Soltar patrones. Soltar trabajos. Soltar tradiciones. Soltar relaciones de amistad. Soltar relaciones de pareja. Y sobre todo, SOLTAR RELACIONES TRUNCAS CON UNO MISMO.
Por más que se aprecie, se ame, se valore y se respete a un trabajo, una posición, una amistad, una pareja, si no está funcionando, si nos estanca, si no nos deja proyectar/soltar/crecer/sentirnos vivos y plenos, se necesita soltar. Si se da vuelta, vuelta y más vueltas, pero nada cambia, es momento de "borrón y cuenta nueva". Esto no significa tirar a la basura. No. No es olvidar. No. Simplemente es SOLTAR y dejar aire, libertad, cambio. No dejar que eso nos contamine, ya sabemos que no va por donde nosotros caminamos, son caminos que no compatibilizan. Con amor y respeto, soltamos y dejamos en libertad. Se logra respirar, sentirnos plenos y livianos.
A ese trabajo se le sigue respetando y apreciando, pero ya no forma parte de nosotros. Gracias y hacemos un cambio, nos movemos de lugar.
A esa amistad se la quiere y respeta por el crecimiento que se logró mientras estuvo unida esa relación, pero ya no forma parte de nosotros. Gracias y sin perder el afecto y el respeto, se sigue por caminos separados.
Liberador. Sanador. Sacando mochilas.
A esa pareja se la sigue apreciando, queriendo y hasta amando, pero es necesario soltar y ya no forma parte de nosotros. Con amor y respeto, se siguen en caminos distintos.
A ese yo con proyectos implantados o estructuras que uno mismo puso año tras año, con mucho agradecimiento y amor, se lo suelta y se lo libera.
Después de algunos meses, años de ir soltando, uno puede mirar para atrás y lograr valorar y agradecer cada "soltar" que hizo.
Jamás va a ser arrepentimiento, todo lo contrario. Mucho agradecimiento y auto-felicitaciones por cada movimiento.
Es un placer único.
Es un placer que pocos se dan permiso a experimentar, pero una vez que lo prueban, LO AMAN.
Y sin duda, miran para atrás y ven los diferentes "soltar" que hicieron.
Respirarán con placer y les surgirá decir: "lo importante que es aprender/saber soltar". Gracias!
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