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Mr.Legend
Joh Legend es un tipo que me encanta. Seguro de sí mismo, risueño, serio, hombre, amante, familia. Al cantante me refiero...
A “él” le diremos Mr. Legend haciendo alusión a su elegancia picaresca…
Este tipo me encanta, en 4 o 5 días se me fue colando por los huesos a su muy particular manera… Me contradice, me reta, me lee y no me pregunta… Esa es su rarísima técnica. Me he cuidado de no caer en las manos de un ególatra agresivo, quizá porque en su momento tuve mis matices, era yo la ególatra controladora, quizá agresiva no. Pero es su masculinidad la que me choca y me encanta. Yo he sido la dama y el amo y señor de mis relaciones. Así de duro. Y ahora llega Mr. Legend… A darme sonrisas estúpidas en tan poco tiempo, emociones torrenciales y polares… unas ganas increíbles de besarlo y meterlo en mi cama, con tan solo días que se pueden contar con una mano… Me la vivo húmeda de un tiempo para acá cuando hablo con él. Es algo terriblemente delicioso y no sé si él lo sabe o lo siente…. Pero ni me importa. Disfruto. La perversión es una moneda pesada en el juego de los poderosos…
El universo es un titiritero muy sabio, sabe en qué momento presentar personajes y montar la obra. Yo no entendía por qué justo cuando estoy a 4 meses de irme, me presenta al ya nombrado…
Viajero, desterrado por el mismo, intenso, extraño, sabelotodo a grises, imponente, fuerte, pero por otra parte ligeramente expuesto, con cicatrices, romántico, conquistador, detallista, tonto como un niño… de letras tan bien acentuadas… Odio no saberme en el lugar, en qué lugar estoy…. Me guio por un instinto base “si sigue allí, cada mañana, no sabe dar las buenas noches, pero si los buenos días, algo busca. Si llega fijo a las 9 de la noche como haciendo una ronda antes de dormir, algo busca. Vamos a ver…” Repet para no cerrarme a la experiencia que como el, expande mis limites personales… bastante pedía yo eso… y aquí está, ahora?..
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De ellos a él...
Había cerrado los ciclos de amores tóxicos…
Idiotamente una vez le pedí al universo:
El amor rompe venas, y lo tuve….
El amor lleno de ilusiones, y exploto la burbuja…
El amor eterno y ahora el personaje que fichaba ese papel era cada vez más lejano, más disperso…
Había llegado él, cuestionando todo un sistema perfecto de engranaje anti dolor. El que podía sentir, el mínimo, ya estaba calibrado en mi sistema. Hombres por debajo de mi nivel emocional, intelectual y mental, que pudiera llevar por las riendas, con los que cualquier desvío era “normal” pues eran una sarta de idiotas, por debajo de lo que cualquier mujer debería merecer. No por malos, engañosos, tracaleros emocionales, si no por el simple hecho de ser hombres sin anhelos o pasiones completas, solo complementarias a una madre que encarnaban en sus amantes y a la que encarnaba yo…
… pero, apareció él…
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Equipaje emocional, listo?
Todo estaba listo…
El corazón…
Las maletas…
El desapego…
Todo estaba en proceso, pero un proceso listo….
La depresión había mermado a un limbo menos toxico y doloroso. El cielo estaba nublado con algunas nubes dispersas, pero nada tan caótico y gris como en mis primeros escritos….
Pero apareció, él…
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Mi vieja, llora.
Mi mamá nunca fue persona de llorar. Es una mujer que tuvo que aprender desde muy temprano a ocuparse y no a preocuparse.
A los 16 se vino a la gran ciudad, desde un pueblito muy humilde del que siempre soñó salir. Su boleto de partida fue una beca en una excelente universidad. A esa edad aprendió a bandearse solita. Pagar una residencia, comida, gastos universitarios. Lo básico, lo necesario, lo humilde.
Paso trabajo, hambre, momentos muy duros lejos de todo lo que conocía por algo mejor que anhelaba conocer. Trabajo muy duro y todo lo que tiene hoy, se lo ganó a pulso. Todo el esfuerzo de un ser que admiro.
Saco a dos muchachos adelante, a un esposo que aún era universitario, un apto e incluso a ella misma. Cuando mis padres se divorciaron, creo que fue lo mismo, sacarnos a pecho, pero ahora más sola y con el descaro de un hombre que se fue a vivir lo que quizá la paternidad en su juventud no le permitía. Él tenía 23 y ella 28. Pero ese es otro cuento.
En todo este proceso, mi mamá aprendió a que llorar no era necesario, era una pérdida de tiempo y era debilidad pura. Mi mamá es una mujer tan dura como noble. Una mezcla que solo el que realmente la conoce, experimenta.
Tengo recuerdos de infancia, de una mujer que nunca lloraba y que solo una noche escuche sollozar en el balcón de nuestra casa. Intente hacerle cariño y me dijo “no me hagas así, que no quiero tu lastima”. Desde ahí perdí el hilo, la manera y la forma de cualquier contacto físico con mi madre. No es de abrazar, pero si se lo dices, se hiere. Es como una niña que se acostumbro tanto a la soledad y a la gallardía que el afecto le abruma.
Creo que esa vez fue la única vez que la vi llorar y con extremo dolor. Cuando murió mi abuelo, tema que aun la mueve 30 años después, es otro asunto. Creo que él y mi padre, además de nosotros, somos sus sinceros y reales afectos.
La cosa es, que ahora, esta muchacha de 16 años que se vino a la gran ciudad, tiene casi 60 años y debe volver a hacer maletas. TODO lo que construyo a pulso, esfuerzo, dedicación e incluso lágrimas, debe dejarlo. El país no le brinda bienestar. Los años ya piden tranquilidad y estabilidad, mucha de ella va con medicamentos que aquí no se consiguen. La dieta que debe tener es imposible, por sus costos o porque ya muchas cosas no llegan. El hampa es cosa común y el terror de tener hijos jóvenes aquí, es algo que viven todos nuestros padres. Entonces mi vieja, toca hacer maletas.
Mi mamá llora, de 24hrs, unas 12hrs. No quiere hablar del tema, pero si quiere irse. SUEÑA, con volver en 2 años. Pero por lo que vemos, esto no mejorara, ni en un supuesto, tan pronto. Vender su casa, NUNCA. Pero ya sabe que este lugar no le da la misma calidez de hogar.
Odio verla llorar, odio el duelo por el que pasa, odio que no pueda conseguir pan, leche, manzanas, como algo simple. Que cada que su neurólogo le manda medicinas, empiece cristo a padecer por todas las vueltas que damos para ver si al menos una cajita se le encuentra. Esta no es la vejez que merece y la vida se me va en quererla ver feliz, porque bastante me hizo ella a mí en épocas tan duras, disfrazando mi infancia. La vida es bella, la de Will Smith y pare usted de contar, podrían ser películas de padres, que como mi madre, le echaron un camión de bolas, para que tuviéramos una infancia feliz. Ahora no sé cómo hacen. Porque difícilmente se maquilla esta realidad...
...y mi vieja, llora...
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¿Y los sueños?
Sueño y sonrío.
En este nuevo lugar, en esta nueva realidad, en esta nueva y misma yo.
Sueño y me muevo por llevarme a mi familia. Somos 3 y un perrito amoroso.
Sueño y me muevo por aprender inglés y portugués en 5 meses. Odio aprender inglés, lo entiendo al escucharlo y leerlo, pero escribiéndolo y hablándolo soy un bebe que balbucea. El portugués me parece una rica ensalada de frutas donde hay mucho mango. Es profundo, con gusto y sabroso el idioma.
Sueño con trabajar duro para darle mi madre el bienestar que merece y que tanto me dio. Su tranquilidad, viajes, comida deliciosa, ropa bonita. Suena frívolo, pero mi mamá se ha desvivido por nosotros, se ha quitado comida de la boca, siempre ha pensado en tres y un perrito, ha dejado de verse hermosa, solo por nosotros, para nosotros. Es injusto, no se deja querer del todo porque siente nos debe dar todo. Yo solo espero la vida me permita retribuirle el triple y comprarle un set de sartenes por todos los que le queme en 31 años.
Sueño con reencontrarme con papá en otro lado del mundo y que me vea más adulta. Que tengamos esa franca conversación que nos hace falta, pero entre paisajes de novedad y bienestar. No en esta caótica realidad.
Sueño con salir a pasear a mi perro sin miedo a que se lo roben. Poder comprarle rica comida que aquí dejo de llegar y le hacía tanto bien.
Sueño con que mi hermano pueda terminar de estudiar eso que tanto quiere, pero no puede terminar de hacerlo por tantos paros o falta de insumos en la universidad.
Sueño en trabajar en una floristería o librería por aprender y cursilería.
Sueño con ir a un concierto de Jack Johnson, John Legend, Ed sheeran, Fonseca, Manuel Medrano, Drexler y tantísimos más. Seguro me llegan estos porque ando cursi ahora.
Sueño con mi postgrado y dar clases. Con ayudar a tantos jóvenes como sea posible, esos que emigran como yo y que quizás van tan perdidos como seguro.
Sueño con estudiar fotografía, mi otra gran pasión y a la que me han invitado a estudiar de manera formal todos los que ven en mí “un ojito para la fotografía”.
Sueño con sacar mi cámara a la calle sin miedo.
Sueño con reencontrarme con mis hermanos del alma entre buena música y cervezas.
Sueño con ese amor que no llega pero seguro me espera.
Sueño…
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Decidí no decirles...
Decidí no decirle a nadie que me iba del país, mi país… Me dio pánico saber cómo reaccionarían, no por mal, sino por romper el corazón de los que quedan aquí, los que sabemos no se podrán ir. De los que por algún motivo tienen que regresar o los que están fuera y verán con extrema expectativa como sería mi vida afuera.
En este espacio de mi geografía personal y natal, pude estudiar lo que soñé, capacitarme y trabajar lo que me apasiona. No tengo queja alguna hasta esta etapa de mi vida en ese punto.
Ahora el trabajo esta escaso, mi rama es una rama de salud tan necesaria como urgente en tiempos de crisis, pero que ahora no es prioridad, porque la prioridad es comida, casa, gastos de transporte, gastos en extremo necesarios. Invertir en bienestar es una escapada paradisiaca con cosas como el cine, la playa, una birras. No hay para más.
Pase de tener semanas muy prosperas a tener semanas sentada en mi consulta viendo la pared, pintándola, limpiando, dando vueltas en mi silla.
Me creo y me recreo en espacios donde los niños son el motor de mi trabajo…. Ahora el trabajo de sus padres es la inversión en artículos escolares tan costosos como escasos, aun sabiendo que “tiene que ir a donde la doctora, pero…”. Si ellos supieran cuanto los entiendo, les diera menos pena llamarme meses después. Pero sigo aquí, buscando las mil maneras de hacer de forma ingeniosa, la que vende pañuelos y no la que se pone a llorar, para hacer el diario.
Saque una especialidad y me encantaría sacar unas cuantas más. Lo académico me apasiona, el conocimiento me mueve. Soy una curiosa de la vida, por eso estoy enamorada de ella, como les comente en algún post anterior. Tristemente nuestras grandiosas universidades sufren y se desquebrajan. Los profesores han emigrado con sus años de experiencia entre sus maletas y papeles que lo avalan. Nos estamos atrasando en tantísimas cosas…
Irme a estudiar otra especialidad con la que sueño y que tan solo en dos años “se saca”, es algo que me tiene enamoradita. Sonrío como hace mucho no lo hacía cuando me pienso estudiando ese postgrado. Vamos a ver qué tal es ser una estudiante a los 31 casi 32. Sigo joven, pero aquí me siento tan vieja, que ya les contare que tal allá. Quizá es eso, la pausa, el estancamiento de no tener trabajo como debería, el no poder estar tan actualizada como quisiera… quizá, quizá, quizá…
De a ratos el sin sentido se me pasea de la mesa al corredor…
Decidí no decirle a nadie, porque esta nueva vida la atesoro tan mía, tan distinta, tan luchada y tan lograda que solo pido a Dios paciencia y entereza para hacer todo como se debe, aquí, allá, antes y durante. Vamos a ver…
Intento no tener expectativas ni ilusiones, transformar todo en fe, en esa fe en mi misma que me mueve… es como la parte clicherosa de las películas y libros que le dicen al protagonista “es el momento”…
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¿Y el amor?
Hoy luego de un mes, logre hablar con el que catálogo, hasta ahora, como mi único gran amor. Se encuentra en otro país. Iba a poner entre paréntesis, “gracias a Dios”, pero ves, el paréntesis solo quiere encerrar la necesidad que urge de proteger dentro y fuera de este país, a quienes amas.
Es extraño despedir amores y saberlos mejor tan lejos. Uno nunca se imaginó que sus amigos de infancia estarían regados por el mundo y sin saber cuándo existiría lo que antes catalogábamos como tonto, un reencuentro… pero que ahora añoramos.
No hay red social o medio de comunicación que haga que nos sintamos tan cerca como quisiéramos.
Aquí hablo de amor en general, de mis amores, mis afectos, de esa parte de mi vida que se encuentra en cada estación del rosario que noche a noche rezo mentalmente para que Dios me los acompañe.
… te secas y empiezas a hablar como la tía que vivía metida en una iglesia… tu juventud solo se resetea cuando sales de aquí…
El tema es, que te vi feliz, te vi prospero, te vi hermoso y solo espero que cuando pueda irme, el decirte que estamos más cerca y cada instante en tren menos lejos, te alegre tanto como a mi… Ver tu foto hoy, actualizada, que me dijeras ya tienes un teléfono, ya tienes posibilidades de más y mejor, me hizo soñar con uno de esos abrazos canguro donde te trepas y te abrazas con fuerza con esa persona que tanto añoras y adoras…
Hoy pensé tanto en mi mejor amiga, tan valiente y tan sola en un país que le ha permitido tranquilidad y desarrollo personal. En las mini lumpias favoritas que ojala pueda llevar un día a tu puerta. En nosotras en algún momento de “Greys y Yang” hablando de la vida noveleramente.
…Fue un día donde esperanza me saludo y me hizo ojitos desde lejos, pidiéndome paciencia para un enero que está cerca…
Los amo tanto, nos amo tanto… falta poco, aunque ustedes ni lo sepan…
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La esperanza hizo maletas.
Llorar es el común cotidiano de mis espacios. Mis amigos me describen de una manera tan intensa como sencilla “Ella está enamorada de la vida. Es una enamorada de la vida”. Amo la vida, sí, con intensidad, con sus matices, pero no con este olor a muerte tan cercano.
En mi país da miedo ser joven. Salir a la calle y que te maten por un celular, por no tenerlo, por robarte, por estar mal parado, porque sí. Esta paso de ser la tierra de gracia a la tierra sin ley. La vida es un derecho, ante ella, toda ley.
¿Cómo se puede estar enamorada de la vida, en el valle de la muerte?, es allí donde la esperanza se dio un barrigazo con la realidad, hizo un stop forzoso, sufrido, y fue entonces cuando hizo sus maletas.
Señores, si ustedes me quitan la esperanza, me quitan todo. No es una esperanza pendeja, ilusa, sin sentido. Es la tangible, la real, la romántica con base, la que cree en lo posible. Pero, aquí, no, no la hay. Aquí lo que hay es bala, plomo, hampa, droga, desigualdad, opresión, dolor y una muerte a triple turno.
A mí cuando me quitaron la esperanza, me borraron la sonrisa, me mataron. Me di cuenta que era un zombie anestesiado, sin sentimientos, con lágrimas por cada respiración. Que sueños se tienen en un pais que no te permite, donde los aeropuetos están más llenos de huidas que de bienvenidas, donde la ruleta rusa tiende a ser la pregunta constante del “cuándo a mi/a nosotros…. Gracias a Dios aun no”.
La desesperanza aprendida, a los coñazos, a barrigazos con la realidad, es terrible, es grotesca, es asquerosa… Que terrible tener que alegrarte a media marcha, por las cosas buenas que te puedan pasar, porque duele que a tantos otros no. Una media sonrisas o como las que yo odio “las sonrisas sin dientes”…
Extrañamente, es la que tengo de un tiempo para acá… la que se dibuja desde que tantos jóvenes perdieron su tranquilidad, como la tuya y la mía. Nos hicimos un nosotros, por no volvernos del todo de ese otro dementor que se llevó a esperanza, con sus maletas y en tacones apurados…
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La empatía en tiempos de crisis: El tesoro en el chiquero.
Puedo decirte que en este caos, el amor es mi trinchera favorita.
He pasado de ver la miseria y los miserables que nos han llevado a ella, hasta ver las luces y el agua que todo lo limpian e iluminan a su paso, así sea por instantes. Amilanan la carga de tantos, muchos, de ellos.
Familias enteras cocinando para familias en las calles; jóvenes en sus nobles años de estudio transformados en médicos, enfermeras, odontólogos y paramédicos de guerra; maestros de la risa en este valle de lágrimas; especialistas de toda rama, de la vida y la academia, prestando servicios por amor a una humanidad que da ápices de esperanza gracias a estos focos…
Nuestra hermandad no se ha extinto del todo en la crisis… Es eso lo que me sostuvo como par de muletas ante el dolor de estos años, creo desde el 2014, hasta este decisivo 2017…
Todo esto te lo cuento, porque ante la purga de tanta mierda que me carcome el alma y la mente, por tantísimo dolor, este dulzor de la empatía quizá te haga seguir leyéndome hasta mucho más adelante, donde todo sea menos oscuro.
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El país de lo posible...
Nací y crecí en un país que extraño. Con nostalgia recuerdo mis historias de infancia donde una merienda, comida, juguete, ida al cine, era posible. Soñar y alcanzar, para nuestros padres y nosotros, era posible. Era algo tan tangible y real, como lo debería ser no ver niños en las calles…
…Sí, un contraste con un agridulce que te hace suspirar y llorar. Así como este país, al que llamábamos, “el de lo posible”, pero que ahora nos hace imposible soñar, materializar y dejar de llorar…
…No me quiero ir solo por ahí…
…Mi punto es que nací y crecí en un país donde soñabas con ser médico, abogado, arquitecto, diseñador, periodista. Comprar una casita, un carro, un perro. Hacer familia y darle a tus viejos el triple de lo que ellos habían hecho llegar a ti para que ahora fueras el adulto de bien por el que ellos tanto trabajaron.
En mi país se ve a las madres desde nuestras primeras etapas de vida, soñar con el colegio y la universidad que recorreremos, decirnos mil y un veces que hay que estudiar porque si no, serias como el señor de la esquina que pide dinero… Lo triste es que por hambre, ahora eso lo hace desde un periodista, hasta un ingeniero. No minimizo ninguna profesión, solo te comento que el hambre llevo a niveles tan altos, que ahora imitar al señor que pide dinero, se hizo profesión para sobrevivir, comer, y seguir.
Aquí puedes ver en rostros de otros el de tu abuela, tu papá, tus hijos o amigos, en los rostros de las personas que recorren las calles como almas en pena. Sin ilusiones, sin posibilidades, sin esperanzas, sin… el todo se volvió la mismísima nada.
Hace poco vi como una señora de 83 años embalaba bolsas en un supermercado. Admire su guaramos para trabajar y no dejarse amilanar, pero el sentimiento me lo corto la realidad cuando me comentaba “hijita, ¿quiere le embale la compra?, Yo estoy trabajando, lo que pasa es que tenía mucha hambre y me tuve que comer rápido un pancito porque no aguanto el hambre. Necesito trabajar”. Mientras me decía eso, se sobaba una rodilla. ¿Usted sabe lo que es una necesidad a la 3ra edad? ¿Lo que es realmente querer trabajar y necesitar hacerlo a esa edad?.. Te juro que no rompí a llorar por respeto a su necesidad… Pero fue horrible… En mi país las señoras a esa edad, en su gran mayoría están viendo su novela, en misa, con sus nietos y bisnietos, en su bodeguita, con sus deseos, no solo con sus necesidades. Esa señora me embalo la compra, le regale pan y mermelada, le di dinero en pago a su servicio. Esa señora me abrazo con la mirada diciéndome “no te me pongas mal, yo puedo, tranquila”. Pero coño, ella podría ser mi abuela, tu abuela, tía, hermana, incluso tu madre… Así tengo mil historias que contar… La del señor que parecía mi papá y caminando se paró “bien vestido” en un horario que seguro era el último de su jornada, a comer fruta descompuesta de una bolsa de basura…. O la familia que viene siempre en el mismo carro blanco a una urb. cercana y se dividen las tareas de buscar, seleccionar y cerrar la basura para ponerla en su lugar, luego de hurgar en ella…
Entonces, ¿seguimos hablando del país de lo posible?
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Escritos por impulso y consciencia
La necesidad de tener este espacio, se recrea por el impulso de la descarga. Amilanar la carga que el pensamiento compone con el ir y venir de un tiempo entre presente y futuro. El pasado poco cuenta porque el desapego apareció.
Sin puntos ni comas llega la novedad de una nueva etapa que se escribe a mis 31 años. El escenario base es mi país natal, que aunque me cobija en vida, no quisiera tenerlo como escenario de mi muerte, porque la vejez aquí se hace relativa. El cielo, se dibuja justo con los colores de la bandera que espero, me espere, para materializar un sin fin de historias, porque los sueños, los materializo yo.
Te juro que no es arrogancia, es que la emoción nos la arrebata la realidad país. Pero de él, no quiero hablar mal, porque tuvimos un romance por 31 años que ahora en sus etapas, se divorcia, esperemos que con bien.
Ya te cuento...
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