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"No es nada" sus palabras retumbaron en su cráneo y perforaron su corazón, secó sus lagrimas como si realmente no estuviera sufriendo por dentro - Esta bien, lo olvidaré - forzó una sonrisa, quién era Alex para reprimir la felicidad de Roy, si estaba feliz con lo que pasaba con Emma él sería feliz por verlo sonreír y saber que era amado,  aunque jamás en la dimensión en que él lo amaba. Además él había optado en ir con Summer por aquello al final de cuenta. Suspiró y apretó los labios - Yo... espero que todo salga de maravilla con Emma - dijo con la voz entre cortada mientras se levantaba de aquel  asiento - y jamás olvidaré las promesas - sonrió como si aquellas palabras aún tuvieran importancia para el menor. 

Sin ser capaz de aguatarse ni un segundo más, dejó que las lagrimas corrieran por sus mejillas mientras seguía aferrado al contrario. Por alguna razón, escuchar al mayor decir eso había generado un extraño dolor en su pecho. Con todo lo que estaba pasando, ¿cómo podía Alex decir cosas así con tanta tranquilidad? El ojiazul se limitó a quedarse callado, escuchando las siguientes palabras del mayor. No tenía idea de qué decir. La forma en que el rizado lo miraba, y todas las emociones que su presencia le provocaba era quizá demasiado para él. En el momento en que su mano fue colocada sobre el pecho contrario y pudo sentir los latidos ajenos se admitió a sí mismo por primera vez que en verdad sentía algo por el mayor. Levantó la mirada para encontrarse con los ojos ajenos. —Y-Yo no…— balbuceó por algunos segundos tras escuchar la petición ajena. Así sería más fácil, ¿no es así? Sí dejara a un lado todo lo demás y simplemente le confesara sus sentimientos al mayor.. Pero, ¿qué ganaba con eso? Estaba seguro que nada cambiaría entre ellos aún sí le decía al castaño cómo se sentía. Apretó los labios y bajó la mirada, negando la cabeza. —No es nada.— masculló. —Olvídalo, ¿si?— 

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Rodo los  ojos al escucharla -oh vamos, no te pongas asi, sabes que estas divina, solo bromeaba - dijo dándole un ligero golpe en el hombro- Claro que fue dramatización, soy actor¿recuerdas?  

- No lo estoy.- Repitió sosteniendo su postura, aunque en realidad, ni siquiera sabía por qué discutía con él. Conociendo a Alex, sólo era una broma o algo similar.- Mejor dejamos el tema de lado.- Propuso con diversión al contrario. Rodó los ojos al escucharlo.- Si tu lo dices…-Contestó antes de reír por lo bajo.

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Dejó que la chica cerrara aquella promesa, escucharla decir que aquello le gustaba lo hizo esbozar una sonrisa en automático y suspiró por igual. Cada momento que pasaba con la ojiazul lo convencía más de lo mucho que le gustaba y lo afortunado de tenerla sólo para él. - Si, la verdad fui con un brujo tibetano y nos hizo un amarre - bromeó mientras se retorcía un poco al tiempo que se levantaba dado a las cosquillas que le provocaba el acto de la menor.

Mordió ligeramente su labio inferior al escuchar al chico, acabando por sonreír ampliamente, igual como lo hacía el contrario—. Por siempre y para siempre —repitió susurrando—, me gusta eso —mencionó todavía sonriendo. Su corazón se aceleró al momento en que soltó aquello de estarse enamorando, hasta ahora no se había atrevido ni siquiera a admitirselo a sí misma y no sabía si estaba bien decirlo así sin más. Desvió la mirada un instante y enseguida volvió a buscar los ojos del castaño, soltando unas risas al oírlo—. Creo, entonces, que tú también has dejado caer algún embrujo sobre mí. ¡Confiesa, confiesa! —gritó picando el estómago del chico con sus manos.

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Lo es - asintió con una expresión bastante molesta. Pero esta desapareció al escuchar la pregunta de la chica y se sustituyó por una pequeña risita, no podía negarse a un viaje a la cocina, así fuese en compañía de alguien que no le agradaba, inclusive ella.- Esta bien - respondió siguiendo a la chica hasta la cocina, - pero debes prometer que no le pondrás veneno a lo que me darás de comer 

—¿Es acaso posible? —Una sonrisa burlona permaneció en su rostro. — Bueno, iré a la cocina, tanta discusión creo que me ha dado un poco de sed. —Avisó, a lo que caminaba hacia la salida, pero sintió que se le olvidaba algo. — Cierto, uhm… ¿vienes? —Preguntó, francamente incómoda, apoyándose en el marco de la puerta.

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Arqueó una ceja - ¿no estas tan mal? - cuestionó con un muy notable tono de broma - quiero que alguna vez me enseñes tu definición de mal - no pudo reprimir más la risa que se asomaba en sus labios y la dejó salir. Le gustaba bastante molestar a la castaña, quizá se había tomado demasiadas confianzas desde la primer noche, pero no le importaba. - ¡No me enfadé! sólo fue un comentario con dramatización - se encogió de hombros- 

- ¿Dónde ha quedado eso de hacer sentir mejor a las mujeres? - Cuestionó llevando las manos a su abdomen, tapándolo para evitar que volviera a señalar sus rollitos.- No estoy tan mal, déjate de bromas.- Masculló haciendo una pequeña mueca.- ¿En verdad? ¿Eres la clase de muchacho que se enfada con el mundo cuando un equipo que le agrada pierde?

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Yo no puedo ser feliz si no estoy contigo - dijo aún con lagrimas en los ojos mientras aún se mantenía abrazado al contrario, lo que tanto temía se hacía presente ahora, no podía retenerlo más, sabía que todo eso le costaría quizá la relación que tenía con Roy, - No son tonterías -susurró - ¿sabes porqué lo sé? - cuestionó separándose solo un poco del ojiazul para tomar su mano y colocarla en su pecho - porque lo siento, lo siento aquí - enfatizó y posó su mirada en los orbes ajenos. Parte de él sabía que aquello no le llevaría a nada, pero prefería hablarlo ahora antes de que todo aquello que acumulaba desde el primer día en que había hablado con el menor siguiera torturándole de tal manera, sabía ahora que jamás sería correspondido, todo lo indicaba.- Deja de lado a Summer y termina -inquirió secando las lagrimas que amenazaban con exteriorizarse, quería escuchar lo que el chico tenía para decirle... ¿sólo que? su mente indagaba tantas cosas que hasta un rayo de esperanza se asomó. 

No podía soportarlo. No podía soportar escuchar a Alex decir cosas como esas. Parte de él estaba seguro de que lo sentía por el mayor iba más allá de una simple amistad, pero eso ya no importaba. Ahora el rizado estaba con alguien más, y él tenía que respetar eso. Pero por más que intentará olvidarse todo el asunto no podía hacerlo. Se supone que a él le gustaba Emma. La castaña había llamado su atención desde el primer momento en la había visto. Y sí eso era cierto, ¿entonces por qué el hecho de que el mayor estuviera saliendo con alguien más le molestaba tanto? Estaba celoso y bastante frustrado consigo mismo. Alex no era más que su mejor amigo en la mansión. ¿Qué tan difícil era meterse esa idea en la cabeza? Estaba a punto de decir algo cuándo las palabras ajenas interrumpieron las suyas. Ver al mayor de esa forma hizo que el ojiazul pusiera todos sus pensamientos a un lado y simplemente hiciera lo que sabía debió haber hecho desde un principio. Movió su cuerpo de forma que quedara frente al contrario y, sin decir una palabra, envolvió a éste mismo con sus brazos. Tal vez estaba confundido, pero Alexander se había convertido en una de las personas más especiales en su vida. No podía quedarse sentado y verlo así sin hacer algo. Lo abrazó con fuerza, deseando quedarse de esa forma para siempre —No digas tonterías.— masculló sintiendo cómo el nudo en su garganta de hacía cada vez más grande a la vez que intentaba forzar una sonrisa sin resultado alguno. —E-Estoy feliz por ti y por Summer. De verdad lo estoy. Soy feliz mientras tú seas feliz, es sólo que.. — apretó los labios con fuerza para no terminar aquella oración. No quería decir algo que pudiera arruinar su amistad con el mayor; y sí para seguir siendo amigo de Alex tenía que poner todos sus sentimientos a un lado y fingir una sonrisa cada vez que lo veía con la chica, entonces lo haría.

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No puedo evitarlo - bajó la mirada, y era la verdad, por más que había intentado, desde que lo conocía le era imposible dejar de preocuparse por él, dejar de sentir todo aquello estando cerca, no había podido dejar de pensar en él e imaginarlo a su lado. Sus palabras lo arrastraron a la realidad y le rasgaron el alma como un látigo, quería a Summer, los momentos a su lado eran perfectos, pero no podía siquiera compararlos con los que había pasado con el menor, no había similitud en el mar de sentimientos que sentía por Roy, estaba más confundido que antes, pero todo aquello se apagó al escuchar que el chico gustaba de alguien más. si bien lo sabía y había decidido alejarse de ellos con Summer para dejarlos ser felices todo había resultado más sencillo de asimilar en los planes, la realidad y el presente lo abatían en un dolor que nisiquiera tenía palabras para describir.- Yo... estoy con Summer por que sabía que Emma llamaba tu atención, no quería interponerme y, creo que ella podría hacerte más feliz de lo que yo lo hubiera hecho - soltó inundado en lagrimas y con la voz entrecortada.

Sintió una gran peso en su pecho al escuchar al castaño decir aquello. ¿Por qué dejaba que las palabras de Alex, o más bien su simple presencia, le afectarán de esa forma? Quizá era por todo el cariño que le tenía a éste mismo. Sabía que aún sí quisiera estar con el mayor, aquello sería prácticamente imposible, pues ya había encontrado a alguien más. Pensar en ello le causaba el mismo dolor que estaba sintiendo en esos momentos. —No digas ese tipo de cosas…— masculló para luego apretar con fuerza los labios. —Por favor, no lo hagas.— pidió de nuevo levantando la mirada para encontrarse con los ojos ajenos. —No sabiendo que a mí me gusta otra persona y que tu ya tienes novia..— acotó en tono serio, reprimiendo todas las ganas que tenía dejar salir sus sentimientos en lagrimas.

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Eso explica ese rollito de aquí - bromeó apuntando el abdomen de la chica- Te faltaron deportes - insistió soltando una pequeña risa- De hecho acaba de terminar - dijo apagando el televisor- ¡perdimos! - comentó en un tono infantil e hizo un puchero.

- En mi defensa, no entiendo la mayoría de los deportes… simplemente me parecen absurdos.- Agregó encogiéndose levemente de hombros. Y no eran más que palabras ciertas, después de todo, aquella postura la arrastraba hacía años.- ¿Cuánto falta para que termine? Así no me sentiré mal por distraerte.

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Solo tuyo - sonrió con convicción - Por siempre y para siempre - completó sin dejar de esbozar aquella sonrisa. La miró con atención, casi como si pudiera leer sus pensamientos y se cuestionó si había sido correcto haber dicho aquello, de igual manera ya lo había hecho.- Bienvenida a lo que yo siento - comentó con diversión y un tanto temeroso, él llevaba un poco más de tiempo enamorado de aquella chica y ésta recien empezaba a hacerlo. Decidió no tocar más esas palabras, al menos hasta que la chica fuera capaz de decirlas también.- ¿Yo? -rió levemente- recuerda que fuiste tú quien me embrujó, esto solo son las consecuencias de tus actos.

— ¿Sólo mío? —enarcó una ceja, riendo despacio—. Nunca más, nunca más —alzó una mano como si estuviera haciendo un juramento mientras negaba con la cabeza. — ¿Me cuidarás siempre? —Preguntó con una pequeña sonrisa. No pudo evitar escuchar la confesión del chico y, aunque hubiese querido, no pudo simplemente dejarla pasar. Se quedó pasmada por unos segundos, ¿debía decirle que ella también o simplemente sonreír y esperar al momento en que le naciera decirlo? Parpadeó rápidamente y luego fijó su mirada en los orbes ajenos—. Creo que estoy loca —murmuro de pronto.— O es que me estoy enamorando…—dijo, un poco más despacio que lo demás. Nunca antes, ni siquiera con aquel hombre hace unos años atrás se había sentido como se siente con Alex y, pensó, seguramente es amor. Era la única explicación lógica, eso o que, en realidad, algo estaba funcionando mal en su cabeza—. Agh, ¿qué me estás haciendo? —cuestionó, bajando la mirada mientras sonreía.

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- Se sube a la mesa del comedor - ¡Feliz Navidad a todos!

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¡claro que soy exagerado, soy actor!- exclamó con diversión. Suspiró- Lo intenté que conste que lo intenté - se encogió de hombros refiriéndose a la mínima lucha que había hecho porque a la chica le gustara el deporte.-

- Y tu eres un exagerado.- Replicó arrugando ligeramente la nariz. Rodó los ojos divertida antes de detenerse a observar una vez más, la pantalla de la televisión. Podía escuchar las palabras ajenas, pero aun desconocía lo atractivo de aquel deporte.- Supongo que jamás lo entenderé.

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Tu monito - enfatizó y rió por lo que la chica hacía con sus mejillas.- Shh, no repitas eso nunca más, no morirás, yo te cuidaré - se giró en el sillón y la abrazó quedando frente a frente, un golpe se sintió en su pecho al imaginarse perdiendo a la menor.- No, no es el mundo del revez, es el mundo donde Alex ama a Sumer - soltó sin más, esperando la reacción de la chica o ver que solo lo había dejado pasar, entre tantas cosas de las que hablaban era fácil que aquella confesión se perdiera.- Nadie puede - asintió- 

Arrugó la nariz como acto reflejo al toque del contrario, ahogando una risita. — Feos, espantosos, horribles…—hizo una mueca de asco y sacó la lengua, exagerando aún más su expresión. Apenas entendió la mitad de lo que el chico decía, pues no venía mucho al caso pero que él lo dijera era suficiente para prestarle atención y sonreír de todas formas. Una vez terminó, se echó a reír—. ¡Eres el monito más bonito de todos! —exclamó enternecida, picando las mejillas del contrario mientras reía quisquillosa—. Lo peor de morir sería no poder estar junto a ti nunca más —admitió, aún usando un tono divertido aunque todo eso fuera cierto. Se quedó inmóvil al momento en que el beso comenzó a hacerse más intenso, no sabía muy bien cómo reaccionar sin embargo estaba convencida de que dejarse llevar era, seguramente, la mejor opción. Con la mano que aún yacía alrededor del cuello de Alex, empezó a acariciar su cabello, enredando los dedos entre sus rulos y jugando con estos. Cuando el beso acabó, se encontró a sí misma deseando que eso jamás ocurriera y siguieran besándose eternamente, quizás hacer más que sólo besarse. Cerró los ojos, esfumando de su cabeza esa idea. Volvió a la conversación, riendo por lo que el chico decía—. ¿Estamos en el mundo al revés o algo como eso? Porque entonces no entiendo cómo es que gano en todo lo que tenga que ver contigo —encogió ligeramente los hombros y volvió a reír, ahora más sutilmente. Asintió—. Está bien, así será. Entonces nadie puede-…—marcó una pausa, pensando en cómo seguir esa oración y cuando finalmente encontró algo que parecía correcto, continuó— Nadie puede quererme más que tú. Nadie puede tenerme, eso tampoco, ¿verdad? —enarcó una ceja, sonriendo de forma juguetona en dirección al chico.

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Chiquita estas bonita, pero aplastadita no - tocó la nariz contraria con diversión- Simios feos eh.. - asintió - bueno me alegra saber que ya evolucioné de ser un simio a un mono capuchino, porque digo, los monos capuchinos son lindos, además si tuviera que ser un mono, sería un mono capuchino, los capuchinos son deliciosos, aunque no en mono claro, en frappé - parloteó muy seguro de si mismo a pesar de que sus palabras no tenían un verdadero sentido.- Esta bien te ahogaré a besos, pero no te mataré, si no me quedaría sin novia y no, no! - exclamó horrorizado mientras volvía a los labios de la chica, esta vez en un beso un poco más apasionado jugando con sus labios y mordiendo ligeramente los contrarios, cada que la chica hacía esa acción por si misma él deseaba ser quien lo hiciera y ahora tenía oportunidad y lo disfrutaba, comenzó a jugar con su cabello y bajó acariciando su cuello y su brazo posteriormente para terminar entrelazando sus dedos en los de la chica. Escuchó la anecdota de la chica y enarcó las cejas con cierta preocupación- Esta bien, esta bien, no quiero jugar de esa manera a la bella durmiente, tu ganas -sonrió- Esta bien, los dejaré amarte, pero solo con la condición de que sepas que nadie podrá hacerlo más que yo - él tampoco estaba seguro de si decir que la amaba o no, las cosas entre ellos estaban pasando demasiado rápido, pero no podía evitarlo, era demasiado bueno para ser cierto.

Sonrió con amplitud mientras el chico hablaba, sus ojos se iluminaban y tras cada parpadeó parecían alegrarse un poco más—. Me aplastarían y no sería bonito, quedaría más chiquita —dijo frunciendo los labios al final, pareciendo una niña pequeña—. Yo no lo veo por los jugadores, comparados con mi novio, todos son unos simios muy, muy feos —sacudió la cabeza, riendo suavemente por lo extraño pero divertido que le había parecido su anterior oración—. ¡Ahogarme con besos, que bella forma de morir! —Exclamó moviendo uno de sus brazos y haciendo ademanes con la mano—. Los granos son lo que menos me importa, Alex, me preocupa lo que pasa después; mi cara se hincha y comienzo a sudar, una vez hasta me desmayé —contó, recordando la vez en que, sin saber de su alergia, comió tantas barritas de chocolate que acabó en la camilla de un hospital—. Déjalos amarme, de todos modos, yo sólo te…—hizo una pausa, ¿de verdad iba a decirle que sólo lo amaría a él? ¿Estaba lista para hacer dicha confesión y soltarla sin filtro alguno? Temía que no, así que sólo tragó saliva y siguió hablando— sólo te veré a ti y sólo estaré contigo.

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Rió, aún no comenzaba a molestar a la castaña y ella estaba ya nerviosa, haciendo todo esto mucho más divertido de lo que esperaba ¿ahora quién molestaba a quién?. Se encogió de hombros- Esta bién no diré nada más, nada más - respondió con diversión mientras observaba a la chica- No, nada malo - dijo en un tono de burla, casi como si la chica le estuviera diciendo exactamente que hacer. Arrugó la nariz - ¡No tengo cara de cachorrito! - reclamó con las manos en la cintura haciendo bastante infantil su expresión- Bien, soy bueno para quitar miedos y paranoias, bienvenida con el doc alex muajaja - sonrió maléficamente disfrutando de los nervios de la menor.

—Ya basta Alex, mejor no me digas nada si vas a molestarme… Voy a revisar hasta los pasos que doy por los pasillos. Suspiró, reconociendo sus hábitos incontrolables, ya se había vuelto una rutina que cualquier cosa insignificante le pusiera los pelos de punta y ahora tendría que mantenerse al tanto de sus acciones cada pequeño segundo sabiendo que el contrario podría jugarle una broma en cualquier momento, cosa que no le molestaba pero, incontrolablemente, le daba bastante importancia. —Pero no vayas a hacer nada que sea muy malo porque entonces te tendría miedo. Arrugó la nariz al imaginarse a si misma en aquella situación pero unos segundos más tarde de mirar fijamente al chico no pudo evitar reír a carcajadas. —¿Sabes? No, no creo que te tendría miedo… Es que tienes cara de cachorrito. Se me hace imposible pero tal vez si me ponga muy nerviosa; Es algo que no puedo controlar. Se encogió de hombros, como restandole importancia a esa característica suya que había adaptado años atrás pero con la que aún no se sentía del todo cómoda.

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Ya soy el novio más feliz de todos, tengo a la novia más hermosa, pero sería un gran plus que fueras futbolista -entrecerró la mirada- o tal vez no... -dudó un poco aquello- muchas chicas ven el fútbol por los jugadores, tú conocerías a algunos y entonces me dejarías - asintió después de decir todas esas palabras en un tono tan ligero y veloz que fue apenas entendible.-  Si, quiero matarte, pero te ahogaría con besos, no te intoxicaría con chocolate, aunque tú dijiste que te saldrían granos y entonces solo yo podré ver tu belleza, serías como esos cuadros de arte moderno, complejos y poco entendibles - bromeó- Npo soy malvado, es solo que no quiero que alguien más se enamore de ti por lo linda que eres e intente robarte -arrugó la nariz- 

— Ya lo sé —murmuró con un deje de tristeza—, debería estar entre las mejores, pero no me han descubierto todavía —agregó divertida. Empezó a reír ante las palabras y acciones del chico, mientras buscaba su mirada—. Serías el novio más feliz de todos, eh…—hizo una mueca divertida para luego corresponder el beso, intentando hacerlo más duradero. Cuando lo escuchó abrió los ojos de par en par junto con la boca, fingiendo una mueca de sorpresa bastante divertida—. ¡¿Es que acaso quieres matarme?! —Vociferó fingiendo indignación, aunque sabía que en cualquier momento rompía en carcajadas—. El novio más guapo de todos es malvado —dijo haciendo pucheros.

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Lo eres - reconoció arrugando la frente mientras asentía- de hecho, me sorprende que no seas un árbitro o una jugadora de grandes ligas - rió- así podría decir ¿ven esa jugadora perfecta? es mi novia - infló su pecho ante estas ultimas palabras y sonrió, mientras sentía los brazos de la chica en su cuello, rozó su nariz con la contraria y volvió a los labios ajenos en un beso que duró más tiempo, sonrió al separarse solo un poco - ¿cómo está la novia más hermosa? ¿lista para la cena que tendremos hoy? ¡El chocolate abunda! - bromeó recordando su alergia de la cual había hecho mención.- 

— Muy, muy malos —respondió usando un tono infantil mientras arrugaba el entrecejo, justo antes de soltar unas risitas por el beso del chico. Se mordió el labio, intentando hacer que el beso perdurará por algunos minutos. Al escucharlo, asintió rápidamente y volvió a hablar—. Cosa redonda en la cosa rectangular, exacto —reiteró—. Soy toda un experta en esto del fútbol…—enarcó una ceja con diversión, sonriendo victoriosa. Comenzó a reír junto al chico, dejándose llevar por los brazos del mismo. Quedó casi recostada sobre el sillón y decidió apegar más al chico a su cuerpo, rodeándolo por el cuello mientras sonreía—. 

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¿Iguales? -preguntó sorprendido- no, yo si tengo talento, no busques ahora robarme créditos - enarcó una ceja- Te aseguro que soy más malévolo que un gremlin si me provocan -amenazó con firmeza- pero gracias - respondió de una manera más amable, sería mejor que no lo hicieras por el resto de la vida, pero un día es ya una gran ganancia -dijo burlándose-

Una de las cosas que más temía, irónicamente, era no ser tomada en serio. Se sentía como un puñetazo en la cara. Apretó su mandíbula. No iba a golpearlo. Por lo menos no intencionalmente. Sintió sus manos cerrarse a medida que el otro escupía palabra tras palabra. — Quítame tus asquerosas manos de encima. —Alcanzó a decir como única defensa. Se sentía humillada, para ser honesta. En cuanto el joven la soltó, caminó hacia atrás. — Eres un tanto necio. Si tan solo te metieras con los demás y no conmigo podríamos ser iguales. —Bromeó. — Pero sigo reflejándome en tí, ¿no? —Repitió sus palabras. — ¿Hacerme trizas? —No pudo evitar soltar una risotada. — Hasta un maldito gremlin da más miedo que tú. —Continuó. — Pero vale, solo porque me lo has insistido mucho y eres un caso imposible. No voy a seguir tocando. Por lo menos no por el resto del día. —Desistió. — ¿Contento? —Alzó las cejas, contestando de mala gana.