escribo esto como registro del pasado lunes que me llevaron a conocer la nube (hace dos días).
aunque me cuesta ser poética para intentar aterrizar la inmensidad que me fue compartida. podría separar en elementos lo que sentí durante esa espléndida mañana...
Tierra: Me traslada al aquí, a la extensión desértica que habito, que me recibe en el desarrollo de mi vida. Rocosa polvorienta, presente en el paseito con sus inmensos cerros y espacios particulares para el estar compartido.
Aire: Abajo es arriba y la ventisca revuelve sensaciones, las guía, permite espontaneidad entre nosotres. Fluyente limpia, despeja también de aquello rutinario y ensordecedor para llevarnos a compartir su silencioso respiro.
Agua: Inconmensurable pacífica que me deslumbra, es que es tremenda presencia la mar y su existencia conectada a la nuestra, agüita de emociones que se revuelven entre tus marejadas y corrientes donde intento sumergirme. Te comparto las mías también para conocer el encuentro entre nosotras.
Fuego: En el pecho latiendo como imán hacia el tuyo. Calorsitos que abrigan y dan pie a la danza de explorar a otra, a compartirse. Intensidad que me remueve y me tiene flameando entre tus cabellos cada vez que nos abra(s)amos.
cumplí un año en hormonas. ayer, 16 de junio. tenía ganas de hacer algo, decírselo a alguien. compartir las cosas que me han pasado en este año. por el contrario, me entregué a otres. día del padre y por la tarde un compartir amigable donde la embriaguez nos llevó hacia otros lugares más banales. estuve con personas que quiero y me quieren pero no pude contar sobre mí, siempre una sonrisa, que estoy bien, que la vida esta compleja.
ahora estoy en mi pieza escribiendo porque es lo que me deja sacar el dolor que siento. se acumula en mi garganta ese nudo clásico que desde los seis u ocho años se viene gestando, cuando oía llorar a mamá porque mi papá llegaba drogado y había que guardar silencio. silencio, siempre silencio, aguardando.
lo central es el año, cambios físicos, emocionales, en mis relaciones, en mi forma de entenderme; y con ello el ruido, constante, punzante, en mi interior mucho ruido. qué significa ser trans, alterar lo establecido desde su punto inicial. cambiar el chip, la base con la que nací, con la que me llamaron por 26 años y destruirlo, desarmarlo, no es una cosa solo de ideas e inclinaciones, ahora es el aumento de mis pechos, la castración química, un labial, delineado, aros, pelo largo, más pelos en las piernas. la verdad no tengo idea de nada, no sé hacía dónde me dirijo, siempre he estado perdide y esta noche con más razón. el nudo se agudiza.
un año y no recordaba que comencé en el mes que llaman del orgullo. la comunidad. fecha conmemorativa de compañeres que lucharon contra las vulneraciones a sus derechos, a su integridad, a sus vidas. entonces pienso en la vulneración de hoy, en este mes, en este año. como cuando fui al baño de la plaza y la persona que atendía me dijo usted al de hombres, y yo le dije que prefería entrar al de damas, y ella me responde que soy hombre y que se van a quejar si entro al otro. luego me dice que porqué me visto como hombre. hombre. hombre. esa palabra que figura cuerpo, comportamiento, afecto, delimita expresión, enjaula el sentir. acaso eso fui? no lo sé, ya lo dije, hoy lo que menos tengo son certezas.
que reviente el tiempo
del ayer al hoy
constante transito
mi cuerpo se desdobla
o deforma
extraña
irreconocible
ambigua.
vivo en una irónia
sonriendo todo el tiempo
y por dentro veneno
agobio.
me hice una soga
para colgarme
esta hecha de palabras
el nudo en la garganta
aprieta
constante
sútil
vivo colgada
a la fantástica ruina
cotidiana
obligada
a iniciar el día:
la alarma suena bajo la almohada me ducho rápido pa alcanzar la micro llena de rostros cansados que se dirigen quizás dónde fuimos a parar del cielo a este lugar suena en la radio y me hago la dormida pa no dar el asiento no me importa nadie me conoce ni yo misma así que me bajo y compito con el auto paso frente a él para sentir su estela de carbono perfume clásico de la urbe que me quita el aliento para marcar a las 8 y sentarme en la oficina de un hospital repleto de vidas que cuidar a cargo de otras vidas que no pueden ni disfrutar de sus vidas ya que se acaba de tirar del séptimo desde la ventana volar y caer al piso yo veo por esa ventana todos los días me arranco de la oficina un rato pa ver los cerros cafés tierra rocosos de cartón y calamina en las tomas donde no se puede entrar porque suena amerikan saun too el día y esos son tan ruidosos tienen mal vivir no como yo que paseo en el mall con mi hija que no veo en la semana y no sé de qué hablar con ella pero me va bien tengo un reloj inteligente que me despierta todas las mañanas a las 5 para salir a trotar para estar en forma me dice mi ritmo cardiaco y en la UCI Cardio faltan o sobran camas nunca entendí el cahuín pero siempre falta nunca es suficiente para ti suena en la radio de vuelta al cambio de turno mochila llena incomprendida esperanza que esto me va sacar de dónde no sé pero voy con toa la fe a aprender algo de oficio y el profe me reta pa sacar carácter a gritos presión hostigamiento castigo retos metas objetivos en la vida no los tengo y por eso escribo mi día pa saber dónde cómo porqué
No conocí al Jordan, pero llevé su nombre. Me acerqué al dolor por su muerte. Mi papá me contó que fue de un ataque de epilepsia, mientras pescaban, en un paseo familiar. No me contó más detalles. Tengo la duda si me lo dijo él o lo concluí yo. Días después de la muerte de Jordan, mi papá cumple años. De hecho, el paseo familiar era la previa del cumpleaños.
Cuando hablo de esto me quiebro. Es como si cayera un avalancha de pena sobre mi pecho. Dicen que algunos dolores se heredan. El pasado nos acompaña, camina a nuestro lado; lo difícil es que no nos supere, que no nos absorva.