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𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑎𝑟𝑎́...
*Actualizaciones mes a mes, a veces semana a semana, día a día, segundo a segundo, incierto...
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𝙁𝙇𝘼𝙎𝙃𝙁𝙊𝙍𝙒𝘼𝙍𝘿
¿Alguien intenta saber donde estamos de vacaciones?
(Fotos filtradas)
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↬ 𝔽𝕃𝔸𝕊ℍ𝔹𝔸ℂ𝕂
Mi primer comercial.
Souta ya con veinticuatro años se anima a grabar su primer comercial, pero no es el primero de verdad, tiene muchos comerciales que grabó antes, sin embargo, es este el primero que hace haciendo valer su nombre por cuenta propia ‘’Souta Letter’’.
Al fin y al cabo es lo que siempre ha querido Ignacio, que su hijo logre destacar por si mismo, y no que sea conocido como ‘’el hijo del señor Letter’’.
Ese día celebran entre un par de copas y un enredo de sábanas, desde ese momento comienza una nueva vida para Souta, quién siempre estuvo temeroso del poder y la fama. Ya no es un niño, no más.
Un camino se abre para el menor de la relación, así como también una ola de buenas noticias y ofertas laborales están sobre la mesa, está viviendo la mejor etapa de su relación con su novio, lo que lo hace aún más feliz. A pesar de que a la gente le demuestra ser alguien serio, en casa es el chico de las sonrisas, dejando salir su verdadera personalidad solo cuando está con su moreno.
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𝓐𝓵𝓰𝓾𝓷𝓪𝓼 𝓯𝓸𝓽𝓸𝓼 𝓺𝓾𝓮 𝓱𝓮 𝓽𝓸𝓶𝓪𝓭𝓸
No tengo explicación alguna ni excusa. Ya sabe que me gusta tomarle fotos a cada momento.
¿Estoy loco? Quizás sí, estoy loco de amor por ti.
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𝐹𝐿𝐴𝑆𝐻𝐵𝐴𝐶𝐾: 27.𝟢𝟣.𝟤𝟢𝟣𝟩
¿𝑹𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒂 𝒖𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒉𝒊𝒋𝒐𝒔 𝒍𝒆 𝒊𝒃𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒂 𝒏𝒐𝒎𝒃𝒓𝒂𝒓 𝑺𝒐𝒖𝒕𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒚𝒐 𝒂𝒖́𝒏 𝒎𝒆 𝒍𝒍𝒂𝒎𝒂𝒃𝒂 𝑯u𝒏?
MY IDEAL FUTURE (Actividad)
🖊2027.01.12 🖊GangNam-Gu | Seúl | Corea del Sur. 🖊8:25PM | 4°C.
...
Había terminado de vestirse luego de un rápido baño, ahora no se podía dar los mismos lujos que antes, ya que el tiempo era crucial para él, podía sentir como los días duraban menos, los meses pasaban rápido al igual que los años. Generalmente estaba preocupado de su trabajo y también, de como mantener una buena posición con su familia; sin embargo, a pesar de lo ocupado que estaba, nunca se despreocupaba de ellos. Bajó por las escaleras de la casa en la cual ya llevaba viviendo dieciséis años, caminó a su ya conocida cocina y fue ahí donde comenzó a preparar algo para comer. Se encontraba concentrado haciendo algo delicioso, ya que esta vez vería a alguien importante después de un año. Se sobresaltó cuando sintió una pequeña mano tirando de su brazo derecho y a la par otra mano tiraba de su brazo izquierdo, no pudo evitar reír a la vez en que se vio obligado a dejar de preparar la cena. Se agachó para estar a la par de sus dos bebés, aquellos que tenían la misma edad que , si bien, no eran tan parecidos físicamente ni en algunos gustos, eran bastante fraternales.
ㅡSouta, mi amor, te dije que no saltaras en la cama y lo primero que vi cuando fui a tu habitación es tu cama toda desordenada.
Le llamó la atención al pequeño que ponía ojitos de cachorro abandonado, a la par en que abultaba sus ya gruesos labios, y es que el pequeño era una realmente una fotocopia de su padre, eran iguales, sólo que tenía la personalidad de Hun.
ㅡ ¿Y tú Luniel?, ¿Qué hacías cuando te dije que no desordenaras el sofá? Estas igual que tu hermano, no debes saltar sobre el sofá porque luego se pone feo.
Regañó esta vez al niño que solo se rió por la travesura que había hecho y ahí estaba, lo que le hacía recordar de quien era hijo, y es que tenía los mismos gestos que su padre, aquellos burlescos gestos que en el pequeño se veían adorables.
ㅡLes tengo una noticia, ¿Se acuerdan que les dije que papi vendría a vernos pronto? Bueno, viene hoy, así que deben comportarse porque no quiero que piense que son unos niños maleducados, ¿Vale?
Una vez que vio a los niños asentir se levantó para seguir con la cena, era algo rápido, y liviano, era tarde y no podían comer mucho, por lo que avanzó rápido mientras escuchaba a sus pequeños jugar y correr por toda la sala, por un lado escuchaba los característicos gritos y carcajadas de su Luniel, mientras que Souta trataba de atraparlo y gritaba cosas como "Ven aquí", "Lulu, malo", entre carcajadas. Cuando se iba a acercar a los pequeños sonó el timbre y supo inmediatamente quien estaba al otro lado de la puerta, se preparó mentalmente a la vez que iba en dirección a un espejo cercano a la puerta, se arregló un poco antes de hacer un gesto a los niños con su dedo para que guardaran silencio. Una vez que abrió la puerta se congeló, estaba parado frente a él el hombre que aún era capaz de robarle el sueño y el aliento, con esa mirada tan profunda lo único que lograba era hacerle sentir desnudo, y a la vez suyo, como lo fue durante mucho tiempo en el pasado.
ㅡBuenas noches, niño.
¿Niño?, ¿Es en serio? Ha pasado un año de que no se veían y ¿Lo primero que hacia era decirle niño? Realmente iba a matarlo. Soltó una carcajada antes de negar, prefirió no decir nada, ya que no tenía ganas de discutir, además de que sus pequeños ya se encontraban escondidos como de costumbre, siempre lo hacían cuando llegaban visitas a casa. El hombre entró y miró al rededor con su característica mirada, detectando algún cambio, aroma o presencia extraña.
ㅡ¡Papá ya está aquí, Lulu!
Souta gritó desde donde estaba escondido antes de correr a donde estaba su padre, mientras que Luniel venía todo risueño hasta el cuerpo de quién no veía hace ya un año, los pequeños abrazaron el cuerpo que tanto habían extrañado; Souta no paraba de decir lo mucho que le había extrañado, mientras que Luniel solo se acurrucaba entre el pecho y los fuertes brazos de su moreno padre. Hun se encontraba ahora parado al lado de su linda familia, porque sí, aquellas tres personitas eran su familia entera y lo único que tenía en el mundo.
< 9:30PM, 3°C>
ㅡBueno, Souta quiere ir a una academia de baile, pero se me hace que aún está muy pequeño, con seis años no creo que sea edad suficiente, pero es que me sigue rogando ir.
Le contaba al mayor mientras tenía a Luniel entre sus brazos, por otro lado, el mayor estaba con Souta entre sus brazos, al fin, luego de tanto tiempo estaban comiendo en familia.
ㅡSi Souta quiere, debes hacerlo, no hay nada que mis niños no puedan hacer, Hun. ¿Qué hay de Luniel?, ¿Ha mejorado?
Sonrió pensando en que decir mientras ponía un pequeño trozo de carne dentro de una hoja de lechuga para dársela en la boca al pequeño entre sus brazos, mientras que el moreno hacía lo mismo con Souta.
ㅡLu aún está en proceso de evaluación, bueno, ambos, aun están muy pequeños para saber si heredaron alguna de mis enfermedades, ya sabe. Y en cuanto a su problema... aun le cuesta hablar, sigue tartamudeando, y es algo que le frustra, ya no sólo quiere hacer sesiones de fotos, quiere grabar comerciales, incluso me han llamado, pero no puede, le cuesta mucho. Pero ya va a mejorar, ¿Verdad, amor?
Rió mientras miraba a su pequeño quien disfrutaba de la comida e inmediato miró a su otro hijo que estaba en las piernas de su padre, una vez que se encontraron sus miradas le lanzó un par de besos. Solía ser así de cariñoso con sus pequeños y es que siempre había sido así, aunque a veces debía ser firme con ellos.
ㅡNuestro Lu es un niño inteligente y esforzado, dale un par de meses, te aseguro que va a ser el más parlanchín de la familia Letter.
Respondió el más alto antes de seguir con la agradable cena.
< 10:42PM | 3°C >
Se quedó en el umbral de la puerta mirando como el moreno acariciaba a sus hijos mientras estos ya estaban por dormidos ya hace unos veinte minutos. Era una imagen tierna, que deseaba tenerla todos los días, a pesar de que ya no estaban juntos seguía amando a ese hombre como hace más de diez años atrás.
ㅡSi me sigues mirando así me voy a desgastar, Han.
No pudo evitar negar mientras reía y es que el mayor siempre salía con algo que le hacía recordar a los viejos tiempos. El hombre se levantó y caminó en dirección a donde estaba Hun, se miraron aun estando en la oscuridad, se sonrieron y sin pensarlo más se abrazaron con fuerza. El mayor caminó hasta la habitación que ambos habían compartido hace un tiempo atrás, depositó él blanquecino cuerpo sobre el colchón para que esta vez ambos se pudieran besar con ganas. Se tocaron, se acariciaron, se amaron, se cuidaron, se estaban dando todo lo que se prometieron años atrás y aquello demostraba que la pasión entre ellos seguía viva.
< 09:13AM | -2°C>
La luz de la luna se colaba por el gran ventanal a sus espaldas, aquella iluminaba la cara del hombre que más había amado en su vida, con sus manos acarició su rostro, aquel que ya tenía un par de líneas de expresión marcadas en él, las siguió con su dedo, dejando ver un rostro cansado, pero se notaba feliz, al menos no estaba tenso. Sabía que pasar viajando era estresante, aun mas si no tenía a su familia a su lado. Bajó una de sus manos y tomó los dedos ajenos entre los suyos, aquellas grandes manos que muchas veces le tocaron, le hicieron estremecer, también le dieron apoyo y con las que secó sus lágrimas en sus días más difíciles. Habían pasado ya un par de años, ambos estaban más maduros, tenían más responsabilidades, tenían a dos mellizos de seis años, cada uno se parecía a cada padre físicamente, pero eran lo contrario en personalidad. Para él eran una familia casi perfecta, si tan solo pudiera dormir con el hombre que amaba cada día, todo sería más que perfecto.
ㅡLulu, creo que papi uno y papi dos volvieron a estar juntos.
Escuchó un murmullo antes de reincorporarse sobre la cama y ver las dos pequeñas figuras en la puerta, sólo podía notar aquellos ojitos brillosos llenos de ilusión.
Con su brazo removió el cuerpo ajeno para que se despertara, una vez que el mayor ya estaba consciente apuntó con un gesto a los pequeños que seguían mirándole con cierta ilusión. Ambos se miraron y sonrieron, pero esta vez fue el moreno el que cortó la distancia entre ambos para así poder besarse de la manera más pura que podían frente a dos frutos de su amor, los cuales ahora sonreían y se acercaban todos alegres a la cama donde estaban ambos padres, para poder dormir con ellos.
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“Es Luna llena y tus manos me queman, Tocas, acaricias con todo tu amor, Las exquisitas sensaciones al paraíso me llevan, A pensar de que en tus ojos aun hay temor. Tranquilo, no me harás daño, digo yo. “
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𝓑𝓮𝓼𝓸𝓼 𝓲𝓷𝓽𝓮𝓷𝓼𝓸𝓼.
Querido diario:
No quiero ser tan explícito pero... hicimos el amor. Fue nuestra primera vez en la casa de la Isla y fue uno de los mejores momentos que hemos pasado.
Papá fue lindo conmigo pero a la vez me tomaba con fuerza, me apretaba, me necesitaba, tanto como yo a él. No puedo contar mucho, porque no hay palabras para expresar lo que me hizo sentir; solo sé que necesitaba sus manos alrededor de mi cuerpo, necesitaba sus besos, sus caricias.
Lo amo, es el hombre de mi vida, lo quiero a mi lado siempre, por y para siempre. Me casaría con él, lo dejaría todo, todo. Quiero una familia, quiero un futuro, solo con él. Siempre que le tengo cerca me siento en las nubes, es la mejor sensación del mundo, espero que todos en la vida se puedan enamorar como lo he hecho yo, para que puedan probar lo bien que se siente esta sensación.
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𝐴𝑛𝑒́𝑐𝑑𝑜𝑡𝑎.
Todavía guardo la revista de la primera sesión de fotos a la que te acompañé. Estaba nervioso, pero a la vez maravillado. Solo observándote aprendí a como posar cuando me toman fotografías.
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𝓒𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸 𝓵𝓪 𝓲𝓼𝓵𝓪.
Querido diario:
Llegamos a la isla más risueños de lo normal, estuvimos todo el camino tocándonos, besándonos, acariciándonos y llenándonos de necesarias declaraciones de amor, intentando aprovechar todo el tiempo que tuvimos que aguantar en la ciudad sin besarnos, porque era peligroso.
No quería besar a mi novio frente al señor que manejaba el yate, porque quizás iba a ser peligroso, pero sabemos como es papá, él me tomó y me comió la boca sin importar qué, haciéndome avergonzar por un minuto, pero también haciéndome reír por lo atrevido que era.
De ahí en adelante todo resultó muy rápido, entramos las maletas nosotros mismos por el camino, mientras que comenzaba a anochecer, el horizonte se veía espectacular, las palmeras, el bosque más al fondo y en frente la espectacular casa que a deseaba fuera su hogar para siempre.
Entramos, nos besamos nuevamente, nos tocamos, nos acariciamos, hasta que Ignacio decidió que la mejor idea era probar la piscina, ¿Iba a negarme a la oportunidad de ver a mi chico semi desnudo.
El agua estaba exquisita.
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↬ 𝔽𝕃𝔸𝕊ℍ𝔹𝔸ℂ𝕂
El comercial que logró acelerar mi corazón.
Era ya de media noche, Souta se encontraba viendo la televisión como de costumbre, esperando a que su padre llegara. Estaban emitiendo una de sus series favoritas por lo que se encontraba disfrutando de una gran barra de chocolate.
Lo que más odiaba de ver series por televisión eran los molestos comerciales que siempre trataban de lo mismo, cosméticos, anuncios de electrodomésticos, samsung lanzó un nuevo teléfono, un nuevo show de variedades y un comercial de un nuevo perfume... ‘’¿No es papá?’’
Fue lo primero que pensó cuando observó la silueta del hombre del anuncio, el cual tenía una temática antigua, vintage, pero muy atractiva, un hombre varonil se paseaba por su habitación mientras el se reproducía un mensaje en francés, igual de provocador que todas las escenas.
Souta, con catorce años sintió que sus mejillas ardían, el último trozo de chocolate se había caído de sus manos y sus ojos estaban abiertos par a par observando la televisión. El comercial duró tan solo unos segundos, pero su corazón latió aceleradamente por varios minutos después. No pudo sacar la imagen de su mente en toda la noche, sintiéndose extraño por tal atracción que había sentido. ‘’Quizás es solo el aura que da el comercial’’ quiso creer el pequeño Letter.
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´ ´En el horizonte el sol se esconde, el agua brilla sobre nuestra piel. ¿Ya te he dicho que te amo, en este atardecer? porque necesito llevar esto al borde. ‘’
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𝓗𝓐𝓒𝓘𝓐 𝓛𝓐 𝓘𝓢𝓛𝓐...
Querido diario:
El viento pegaba fuerte en nuestras caras, la brisa de aquella playa era única, y combinada con nuestra ansiedad de llegar a la isla, lo hacía todo más que especial.
Miraba a Ignacio completamente hipnotizado mientas él subía cada cosa que habíamos comprado en nuestro recorrido por la cuidad, pensé en todas y cada una de las cosas que me gustaban de él, sonreí algo avergonzado una vez que su mirada conectó con la mía, puesto a que había sido descubierto mirándole como si fuera una obra de arte, completamente enamorado. Me sentí como si tuviera dieciséis de nuevo.
Una vez que emprendimos camino, sabíamos que ya no había vuelta atrás, me acurruqué entre sus brazos intentando buscar su calor mientras estábamos en lo más alto del yate, tenía algo de miedo, vértigo, pero no iba a decirlo, solo necesitaba que mi chico no me soltara por ningún motivo.
Un beso llegó, luego otro, y otro más, pero fue el último el que duró una eternidad, lo disfruté demasiado, fue la sensación más exquisita que pude haber sentido en aquella tarde, sin pensarlo mucho, se podría decir que estaba excitado, extasiado.
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