helenhunter327
Mundo sobrenatural
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¿Quién vive debajo de tu cama?
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helenhunter327 · 2 years ago
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La Maestra salvada por una plaga
Érase una vez una experta en lenguajes mágicos que disfrutaba enseñando su saber a quien quisiera aprender a usarlo. Vivía tranquila atendiendo a sus aprendices hasta que un día recibió carta del Reino para que ofreciera sus servicios en la Escuela Mágica de Cuarzo, donde los hijos de los reyes y nobles de varios países recibían instrucción. Sintió que su sueño se hacía realidad: un grupo nutrido de estudiantes, un sueldo imposible de imaginar,prestigio... No dudó en aceptar la oferta.
Pero todos los sueños se acaban. Unos, cuando despiertas. Otros, cuando empiezan a cumplirse. Y este fue el caso de nuestra heroína.
Nada era como había supuesto: horarios estrictos, horas de camino entre su casa y la escuela que la dejaban cansada para seguir atendiendo a sus aprendices personales y más inconvenientes que trató de solventar la primera semana supliéndolos con la ilusión que le había despertado este trabajo.
Sin embargo, no contaba con el dragón de 30 cabezas al que debía enfrentarse día a día. Jóvenes engreídos, pagados de sí mismo, que se escudaban en el poder de sus familias para comportarse de cualquier manera sin preocuparse por las consecuencias,la mayoría de los cuales no tenía ningún interés por aprender nada y solo estaban ahí porque sus padres consideraban que era su deber.
La lucha con ellos era diaria. A veces apenas conseguía hacerse escuchar. Ya ni siquiera les planteaba las actividades de experimentación con las que tanto disfrutaban sus discípulos. El trabajo empezaba a resultar tan estresante que cada mañana dolía un poco más levantarse de la cama. Desearía poder abandonar el cargo, pero los servidores reales que gobernaban la escuela no se lo permitirían. Solo podía arrastrarse día a día esperando que llegara el verano.
Comenzó a extenderse el rumor de la existencia de una plaga mortífera que procedía de una comarca lejana. Todo el mundo en las calles hablaba de ella, era el último entretenimiento de la gente. Nadie parecía preocuparse, solo era un tema novedoso que les distraía.
Y de pronto, un día, se dieron cuenta de que la terrible plaga se estaba acercando demasiado y nobles y sirvientes hablaban de ella en un susurro, como si temieran atraerla con el sonido de sus voces. Hasta que la desgracia llegó y la enfermedad comenzó a extenderse por la capital del reino. Uno de los efectos que tuvo fue el de clausurar la escuela para que todos volvieran a sus casas, en sus respectivas regiones y países, tratando de huir y esconderse del invisible mal.
Como dice la gente más anciana, "no hay mal que por bien no venga" y esa enfermedad que obligó a todos a abandonar sus vidas de lujo y diversión, llevó a la maestra de vuelta a su casa, alejándola de la Bestia Negra de 30 cabezas a la que ya nunca más tendría que enfrentarse.
Y sus días volvieron a ser tranquilos, aunque ya nunca nada en el reino volvió a ser como antes.
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helenhunter327 · 3 years ago
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La filosofía que se esconde en un plátano
Miré a la cesta de fruta que había sobre la mesa del salón buscando algo para comer aunque no tenía hambre. Siempre pienso en comida cuando me aburro. Enseguida, un plátano captó mi atención. Ahí estaba, sobresaliendo entre los apagados marrones de los kiwis y el  verde sucio de las peras. Enseñaba su color dorado con la arrogancia de quien conoce el tesoro que esconde. En ciertas zonas, el amarillo se suavizaba, quizá para no abrumar al resto de las frutas con tan alegre y soleado tono. Unas manchas marrones atravesaban el plátano de un lado a otro, creando caminos, cicatrices en su piel. Porque crecer no es fácil, ser arrancado y separado del lugar en el que siempre has estado para trasladarte a cientos de kilómetros de tu hogar, no es fácil. Porque la vida, incluso la de los plátanos, deja huellas en la piel. Cierro los ojos recordando mi propio viaje y me llega su característico olor, inconfundible entre otras frutas, fresco y penetrante a la vez, un aroma que se engancha al fondo de la nariz para que nunca lo olvides. Esa frescura se extiende también a su piel, gruesa, resistente cuando quieres abrirla, pero suave al tacto, con ligeras asperezas en algunos puntos, alguna mínima hendidura en sus cicatrices que hacen más interesante el recorrido de los dedos sobre su superficie, engañosamente lisa.
Cuando devuelvo la fruta al cesto, su frescura y su aroma siguen en mi mano como un par de buenos amigos. Antes de pelarlo, trato de recordar su sabor. Quizá así engañe al cerebro. Si se entretiene, puede que ya no me apetezca tanto comer. Recuerdo lo agradable que es morderlo. Tan duro como parece y qué fácil se quiebra entre los dientes, cómo se convierte en puré al masticarlo. La sensación dulce que despierta en mis papilas. Y el regusto áspero que deja cuando no está lo suficientemente maduro.
La vida está ahí, resumida ante mí en un simple plátano. Se presenta dura, firme, pero se siente suave y refrescante cuando la tocas, se deja morder, la tragas a pedazos. En ocasiones, el interior es más dulce que el exterior, que recibe todos los golpes para proteger su bien más preciado. Y todas esas otras veces en las que, aunque parezca atractiva, es rasposa y deja ese regusto amargo que cuesta tanto borrar.
Y entonces, arrancándome de estos filosóficos y aburridos pensamientos, veo en mi mente la imagen de Míster Banano, una de las ocurrencias de mi sobrina, un plátano al que pintó cara y vistió con papel de plata. Yo no podría comerme nada que me mirara con ojos fijos, ni siquiera si son dibujados. Y creo que por eso no puedo seguir adelante. La vida y la muerte me han mirado cara a cara en aquel accidente. He visto los rostros burlones y el dolor que llegan a provocar. Las he oído retándome a salir y enfrentarme a ellas. Y no soy capaz. Ya tuve bastante.
Las palabras se agolpaban en mi garganta, pero no grité. Ni siquiera me atrevía a eso. Solo quería ser invisible, que la vida pasara por mí sin molestarme. Agarré el plátano con rabia y me lo comí, a ver si mi cabeza se callaba, porque cuando mi mente se aburre, sólo piensa en comer. Y si no lo hace, empieza a pensar. Y eso me gusta menos.
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helenhunter327 · 4 years ago
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¿Sigues ahí?
Llegó a casa y escuchó el vacío aplastante que llenaba el lugar. Un ligero soplo cálido acarició su mejilla y pensó que aún estaba ahí. Suspiró con lentitud, alargando el momento antes de volver a la realidad. Abrió los entornados ojos y vio todos los lugares donde solía estar, adivinando su silueta nebulosa en todos ellos. Pero ya no era real.
Escuchó unos pasitos a su espalda y la losa de la responsabilidad se le cayó, rompiéndose en mil pedazos. Se giró y tomó en sus brazos a la pequeña criatura que miraba con atención y que se acurrucó en su pecho. Supo que ella llenaría parte de esa soledad.
Un abrazo invisible se les unió. Y por primera vez, su sonrisa fue real y su corazón se sintió reconfortado. “Gracias -susurró- Ahora sé que siempre estarás aquí”.
Y el abrazo se hizo eterno.
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helenhunter327 · 4 years ago
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Aún nos recuerdan
- Mira allá abajo, en aquella casa de donde sale ese humo. Es incienso y sobre esa mesa estamos nosotros.
- Ha pasado demasiado tiempo, incluso en nuestra dimensión. Hemos dormido tanto que pensé que nunca más despertaríamos. Y resulta que en todo este tiempo, han seguido dejándonos ofrendas.
- Hay tantos dioses que han sido olvidados... Tenemos suerte. A nosotros aún nos recuerdan.
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