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Me preocupa que cuando me muera, y abran mi cuerpo para limpiarme y meterme en una caja; vean que todos mis órganos llevan podridos mas de lo que llevo muerta.
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Estoy intentando escribir una pieza en la que no me sienta como un monstruo o como una mártir mientras la escribo.
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La verdad es que no se como estar enojada contigo, por mas que mi orgullo me diga que tengo que hacerlo, averiguar cómo estarlo y genuinamente estarlo, no puedo.
Es tan sencillo para todos crear monstruos de las personas que han estado con nosotros, no- no voy hablar en general. Me es tan sencillo crear monstruos de las personas que han estado conmigo, de agarrar una pluma y escribir “ ESTO ES TU CULPA ” hasta que se me rompan los dedos y me sangren las uñas.
Es incluso más fácil para mi hacerme un monstruo, porque solo tengo que rasguñar y morder, solo tengo que enseñar mis dientes que es lo único que se hacer, y muy bien.
Pero me es más difícil ser honesta. Porque nadie aquí tiene garras ni colmillos. Ni tú, ni yo. ¿Cómo puedo estar enojada contigo? ¿Porque la razón por la cual mi enojo hacia ti no dura, es la misma por la cual yo me condeno?
Nadie aquí tiene garras ni colmillos. Nadie aquí es un monstruo, por más que me quede el saco, por mas que quiera ponerte el saco. ¿Porque cuando yo pienso en ti así, me duele tanto pensar que tú también arañas y muerdes como yo?
Que injusto es mi sentimiento hacia ti. Que difícil es sentirse monstruo y a la vez no tener garras y colmillos con los cuales atacar en realidad. Incluso más difícil sabiendo que tú tampoco las tienes, ni garras, ni colmillos.
Entonces… ¿Porque sigo arañando, enseñando los dientes, mordiendo y lastimando? ¿Porque me duele tanto cuando tú me arañas, me muerdes y me lastimas? Si aquí nadie tiene ni garras ni colmillos, ¿Porque sangramos? ¿Porque soy monstruo?
¿Te sentirás de la misma manera? ¿O acaso la imagen que tú tienes de mi si tiene garras y colmillos?
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El lago de los Cisnes
Cuando era niña quería ser bailarina, le pedí a mi mamá que me metiera a ballet por muchos años de mi infancia y a lo más que me metió fue a gimnasia, y luego me saco para meter a mis hermanos a fútbol.
Crecí resentida, viendo barbie y el lago de los cisnes, viendo a barbie ser Odette, actuar y bailar con sus zapatillas hermosas. La veía convertirse en cisne, y veía al malo de la nariz grande y su hija robarle al novio, luego la veía morir y revivir y convertir a los niños animales en niños nada más. Los veía bailar una coreografía alegre del ballet al final, y se acababa la película. Y yo odiaba y amaba tanto a Odette.
Odiaba a odette tanto como odiaba a Odile, porque Odile era la mala y la fea y la puta, y Odette era la cosa más buena, y era bella y se preocupaba por todos. Las odiaba por igual. Y las amaba. Las amaba mucho.
El Lago de los Cisnes 1.2
Mi hermana y yo somos cisnes, desde siempre hemos sido cisnes. Somos el cisne blanco y el cisne negro, siempre hemos tenido esa distinción entre nosotras. El cisne blanco y el Cisne negro.
El cisne negro es la escoria, es resentida por la audiencia; la bailarina que la representa tiene que verse impura, decidida, confiada. Gracias al cisne negro, el cisne blanco se le rompía el corazón y se suicidaba. Y fin.
El cisne negro no era puro como el cisne blanco, el cisne negro no era inocente y gentil, pero el cisne blanco si, era todo eso y mucho más. Era virgen, y sumisa, y ella era la que consolaba a mamá cuando lloraba por los tratos de papá, y porque era tan paloma y tan servicial que también cuidaba a sus hermanos, que hacía ver a la mamá que lloraba como no mamá, porque a ella le decían mamá.
El cisne negro nunca supo porque era escoria, nació y era causa de problemas, no era como el cisne blanco, sus padres decían que ella era la razón de sus problemas, que ella era el monstruo que les había llegado antes que el ángel, como para balancear la putredad que su nacimiento había dejado.
El cisne negro jamás le guardo rencor a el cisne blanco, pero a veces no podría controlar las cosas que salían de ella cuando el cisne blanco actuaba tan puramente como siempre. Aun así, le gustaba besar la frente del cisne blanco, y abrazarla y consolarla, tanto como le gustaba acérala llorar a cántaros, asustarla y tormentarla, pero la quería. Y el cisne blanco se sentía querida, y se sentía en compañía, porque lloraba tanto que le dolían los pulmones, y aunque ella fuera la causante, también era la que le permitía llorar y no consolar. Al cisne blanco que le importaba que ella fuera la causante, y que la pisara y la rasguñara y le dijera que le iban a jalar las patas? No le importaba, porque después la abrazaba, y ella lloraba, lloraba que se quedaba seca… y le gustaba llorar, porque le tenía envidia a los que podían hacerlo, entonces lloraba más fuerte, y era la más feliz.
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Ya no quiero dibujar bien. Suena egocéntrico posicionarme al lado d elas personas que “dibujan bien”, pero es algo que se me ha dicho a través de mi vida.
Y si, ya no quiero dibujar bien. Dibujar bien ha hecho que me vuelva muy exigente, me arrebato esa libertad con la que antes dibujaba, ahora cada vez que hago un garabato en una servilleta siento una liberación, la que sentía antes de que dibujara bien. Dibujar bien viene con consecuencias, toma tiempo y esfuerzo y energía que yo ya no tengo. Apenas me puedo mantener con vida. Odio dibujar bien, quisiera que mi habilidad se limitara a garabatos como los de los niños, tal vez así no me sentiría atada a algo que he dejado de disfrutar.
Aun así me rehuso a dejar de dibujar, porque aunque se me a ido todo por lo cual empecé a hacerlo, creo que estaría perdida sin eso. Se puede decir que el arte y yo tenemos una relación tóxica, y yo soy una mujer que ya está resignada a vivir con su marido golpeador, pero que a decidió que lo hará llorar y lo golpeará de vuelta cuando el lo haga.. todo sin dejarlo, por qué se a vuelto parte de él, y el parte de ella.
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