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Presagio de lluvia.
El suelo se movía muy rápido y sin sentido alguno, mis intenciones eran las de salir de aquel bar, sin embargo mis piernas tenían un plan distinto al mío. No había bebido tanto esa noche, no era precisamente un gran afortunado con mis ganancias y tuve que conformarme con la compañía de 2 tragos, me los tome de un jalón y comencé a moverme como un muerto entre la gente, no seguía ruta alguna o buscaba un destino al cual depositar mi gran desconsuelo, mi mirada siempre alegre, había adquirido un pesar enorme y profundo, miraba sin mirar y caminaba sin caminar, supongo que si los jóvenes que ahí abundaban me hubiesen visto sin alcohol en sus cuerpos, se habrían preocupado, un poeta inclusive podría afirmar que me encontraba sin alma y que mi elixir de vida estaba agotándose, que mis ojos eran perdidos y sin luz, hubiese admirado la penumbra que asechaba mi tranquilidad y entonces, al entender con solo mirarme, su llanto no podría contenerse. Di vueltas durante mucho tiempo, a mi sentir fueron horas y horas, robando un par de tragos por aquí y por allá, fumando un poco de hierba y tabaco, asustando a los más pequeños que sobornaban a la seguridad para poder pasar, aquellos pequeños (de 15 a 19 años) parecían ser quienes más conscientes estaban de mi situación, al mirarles en su rostro se dibujaba el miedo, y también, como un fotograma rápido, en su rostro había pena. Claro que tendrían pena de mi, ¿Quién no siente pena de un hombre con el corazón destrozado? Quise felicitarles por ser los de ojo mas atento al prójimo, tan solo mordí mi lengua y me aleje de ellos. No recuerdo cuando adopte la idea de irme, resultaba fácil en un principio pero ahora era un auténtico infierno, había llegado a la entrada del bar, pero mis piernas no estaban dispuestas a seguir, entonces caí, la seguridad que desde el pasillo habían seguido mi ruta, ayudaron a reponerme y a recostarme sobre la pared que tenía a mis espaldas, ellos eran buenos amigos míos, hace ya bastante tiempo llegue inclusive a sustituirlos para que pudieran ir por unas copas rápidas y ahora aquí estaban, regresando el favor.
— Una noche un poco loca, ¿No Gus? — Pregunto un poco angustiado Juan
— No te ves muy bien amigo, ¿sabes cómo regresar a casa? Puedo pedirte un taxi si es que no lo recuerdas — Ofreció Diego mientras comenzaba a sacar el teléfono de su bolsillo
— Un taxi se aprovechará y terminará cobrando mucho más, no creo que sea buena idea-
— ¿Qué idea propones entonces?, el maldito está por los demonios y su casa queda a 30 minutos caminando-
— Iré a dejarlo yo, tengo mi auto y así estará más seguro, podrá pagármelo después con unas cervezas
— En ese caso, mejor le llevó yo, ni de broma planeo quedarme solo esta noche, tú has visto lo atareada que se puso hace una hora, solo no podré inspeccionar que entren con cosas proh…
— ¿Es Que no puedes trabajar un poco más por un amigo? Que no se te olvide que suplió todo tu turno cuando tu chica vino a buscarte, “porque se sentía sola”.
— Lo mismo para ti imbécil, ¿A quien suplieron hace 5 meses para irse a casa a ver la final de la Champions? Pendejo, puedes quedarte un momento solamente, no tardaré nada
Yo escuchaba todo atentamente, mis piernas no querían avanzar pero mi mente estaba muy activa. Mantuve mi cabeza baja, pues mis ganas de reír eran muchas y si ellos notaban una mínima reacción en mi rostro la tomarían contra mi, aquellos grandulones habían crecido juntos desde niños, nacieron en el mismo barrio y desde el primer momento se volvieron inseparables, tal vez por el peso tan abismal que ambos compartían en la niñez o tal vez por el carácter explosivo que tantas peleas les buscó en la secundaria. Aquellos dos se amaban tanto como hermanos, su amistad viajaba a rincones mucho más sinceros que los lazos de unión que uno tiene al conocer a alguien agradable, aquellos dos se odiaban profundamente y de ese odio nacía su amor, que como el músculo se desgarraba en cada discusión haciéndolo más fuerte con el tiempo, algún día jure escribir alguna novela en base a esa amistad tan estrecha, pero por esta noche mi única prioridad era llegar vivo a mi hogar. Deje que su charla continuara sin meter narices en ella, quise preguntarles la hora pero preferí aguardar, por entonces ya habían llegado al punto en donde juraban romperse los dientes; toda aquella energía me parecía más simpática cuando no se me incluía, entonces calle y empecé a tararear la canción que había escuchando por la mañana en la radio… justo antes de hablar con ella. Jamás había escuchado aquella melodía pero ahora no salía de mi mente, dañaba seguramente a mi corazón pero esa era única forma en que podía recordar y reflexionar paso a paso lo que sucedió, lo que termino y lo que dejo en mi, la herida que desgarro mi corazón. Pero que infierno era hundirse en el pensamiento, abrir las puertas de la mente para besar a la tortura propia del recuerdo, nunca quise ser poeta pero la energía que inundó mi cuerpo creo en mi la necesidad de escribir sobre esto, de escribir del dolor y de los pesares, era necesario detallar la forma en que las palabras podían destruir tanto a alguien y cómo estás mismas daban el poder de agotar el alma y desgarrar el reino de la cordura, pues como detallarlo mejor, un corazón roto es una puerta al abismo y a la desesperación, es la insaciable sed de sufrimiento que atormenta a los esclavos que perecieron ante la locura, es un mazo que golpea la carne y la hace desprender, ahogando gritos en una almohadilla y creando ríos del llanto, es absurdo como puede el amar a alguien destrozar tanto al individuo, es increíblemente ridículo pensar en ello y vivir en ello, dejar de sentir el aire al respirar y sentir que una parte de ti fue desprendida para siempre, ser arrojado al vacío del olvido de donde solo el individuo atrevido logra escapar y logra intentar luchar ante la indiferencia y desinterés que divide a la felicidad del tormento, alguien que no compartió tus primeras aventuras ni primeros deseos pero si ocasionó tus últimos planes, puede sin más alejarlo todo y abandonar lo que mucho antes se anuncio y preparo, llenando el vacío que ocasiona con sin sentidos, que a la larga se transforman en aburrimiento de seguir viviendo el día al día.
El grandulón que se ofrecía a llevarme toco mi hombro con la menor fuerza que pudo ejercer, yo mire a sus hermosos ojos azules por primera vez en toda esa noche, el se sobre saltó pues por un momento pareció que estuviese viendo a un muerto. La misma fue la reacción de su gran amigo cuando mis ojos se enfocaron en el, volvía a ver el sentimiento de pena en sus miradas y no pude decir nada, las palabras sobraban en esos casos donde los ojos leen lo que mil páginas jamás podrían explicar.
— Verga, tú si que estás mal, no se si sea por el alcohol o si sea algo aparte, pero no estás bien, ¿Qué bebiste hoy?-
— Bueno, mi estimado y amable caballero cuyo cabello está dando sus últimas — intente sonreír, pero por su expresión supuse que me veía aún más miserable y no lo intente más. — Bebí un buen trago de Whisky y un buen trago de Vodka, también estuve merodeando como suelo hacer y robe un poco de Tequila de un enano que estaba ahí dentro.
La palabra enano resonó en Juan como si hubiese encontrado el fallo en la máquina que le ordenaron reparar, el bar que cuidaban era uno de aquellos sitios con ideales un tanto radicales y los enanos, por su puesto, no estaban en la lista de invitados
— ¿Entonces hay un enano, eh? Que bueno que das el silbido, tú sabes cómo es Franco y si se entera que deje pasar a enanos, entonces me despedirá y acabaré en la mierda — dijo mirando el final del pasillo donde estaba la puerta que da acceso al Bar y por donde una pareja muy joven salía comiéndose con ganas.
Al verlos me pregunté si aquel chico sería bueno y si la chica estaba en realidad enamorada de él. Diego se levantó y fue a calmar a Diego, le dijo que debían llevarme a mi departamento y que se encargarían del enano después. Los jóvenes pasaron delante de mí sin prestar apenas atención, el joven (de unos 21 años atrevería a decir) quito la cadena de seguridad casi sin ver y pasaron la cortina negra que eliminaba la vista al exterior, se perdieron ante el negro de la noche para dar y recibir amor, comer y sentir su piel rozando, tal vez el chico la dejaría en su casa y la joven iría a contar a sus amigas como el chico genial de la universidad la hizo suya en el viejo automóvil de su padre.
— Perdón por eso Gus, tú me conoces bien y sabes que estas cosas me enloquecen, este trabajo es todo lo que tengo. Hace mucho tiempo que no venías a visitarnos y seguramente no lo sepas, pero Franco nos tiene muy vigilados, surgió el rumor que Juan y yo dejamos pasar a quien sea por dinero extra, lo hacemos con los chicos de 16 o 17 años, pero de eso en fuera no, tu mejor que nadie sabrías que no arriesgaríamos nuestro único empleo por una tontería así.
Asentí con la cabeza, mientras Juan me explicaba su enojo, Diego fue a colocar la cadena que el chico había retirado, y también fue a administrar un grupo de jóvenes, Juan al ver que su amigo estaba solo ante esa pequeña multitud fue a auxiliarle. Yo recosté mi cabeza en la pared y me perdí en sueño. No recuerdo mucho de este, tan solo creo haber visto un rostro, de un anciano no tan viejo, tenía arrugas pero aún no eran muchas y su cabello aunque de un blanco intenso, también se veía lindo y bien cuidado. Tenía una barba pequeña y sus ojos eran de un verde intenso, recuerdo que aquel hombre me ofreció un paraguas y me previno de una tormenta, “Has de tener cuidado, que la lluvia que ejerce en tu corazón es fuerte y continua, no olvides que con el tiempo la gota destroza el acero”, luego se perdió en la negrura, dejándome solo en la eternidad de mi mente que duro un segundo, eternidad que fue interrumpida por los torpes movimientos de Diego al intentar levantarme del suelo.
— Si que pesas cabron, al menos ayúdame y agárrate bien, si te caes, golpeas tu enorme cabezota y no puedes escribir nunca más, no me haré responsable-
Medio dormido medio despierto, puse un brazo por su cuello y me agarre bien a el.
— Si que has dormido un buen rato cabroncillo, nos diste tiempo de terminar el turno y de sacar al maldito enano por los pelos, el maldito corría y se escabullía como todo un campeón, cuando por fin lo atrapé hubieras visto su rostro, no podía dejar de llorar y suplicar que no le hiciese daño — Diego soltó una carcajada muy fuerte, Juan le imitó. Cuando ambos se hubieron calmado, Diego prosiguió. — Yo sólo lo levante por su camisa y lo lleve hasta afuera, no tengo idea de cómo no te despertaron sus quejas, pero eso no importa. Lo saque y le expliqué todo, que no odiaba a los enanos (o no tanto, jejeje) pero que me obligaban a no dejar entrar a “fenómenos” al bar, esas eran las reglas del idiota de Franco y que las quejas debían ir con el, luego de un tono más amable le advertí que si lo volvía a ver cerca de este honorable Bar, yo mismo me encargaría de que no volviera a ver la luz del sol nunca mas.
Juan de nuevo se puso a reír. Diego sin embargo hizo una risa pequeña, el grandulón ya había encontrado la manera más cómoda de cargarme y se dirigió a su auto.
— Ey, para cabezón, dijimos que iba a ser mi auto con el que llevaríamos a el alcohólico- dijo Juan un poco molesto.
Diego estaba listo para comenzar a discutir, pero el frío ya había invadido mi frágil piel y yo le dije en un susurro, “Solo hazle caso esta vez, por favor amigo”. Diego, a regañadientes cambio la dirección del trayecto y me subió con una tonta lentitud al auto. Estaba caliente y el sueño volvió a atacar mi mente, no fueron más de 10 segundos los que bastaron para que de nuevo me perdiese en el misterioso mundo de mi mente. Esta ocasión, el anciano no apareció. Que bello era arrinconarse al vasto mundo del subconsciente, sin sentir nada sentí todo mientras la poca noción de mi realidad golpeaba a mi olfato con un fuerte olor a Ron barato, adquirido por aquel par de gigantes, el tiempo y el espacio no se anexaron más a mi ser y entonces tuve un segundo para poder volar, traspasando toda barrera de lo lógico y por primera vez en el día, después de la llamada de mi amada, me sentí en paz, pues en mi cuerpo no había preocupación y mi mente borró el sentido a cualquier puntapié que amenazara, borrando de mi todo sentido de pertenencia a un razonamiento lineal y Justo, hundiendo mi alma en la tranquilidad de la nada absoluta, acercando a mi una salida razonable y una huida justa, no inalcanzable y si bastante tentadora, tal vez esa noche, tal vez…
-“¡¡¡LA GOTA DESTROZA EL ACERO!!!”…
Desperté de golpe, era la voz de aquel anciano, una voz fuerte y estridente, capaz de ajustar mis sentidos y poner en dirección el sistema de mi cerebro, distinta a lo acostumbrado que estoy de escuchar a los ancianos que conozco, pues sin motivo aparente, esa voz creo temor y calidez de mi espíritu… dio un alto a mi ¿perdición?
— Vaya, ya era hora hombrecito, no sabía que los escritores dormían tanto… aunque bueno, la verdad no sabía si ustedes dormían— dijo Diego, que busco con la mirada apoyo en Juan ante la teoría que acaba de exponerme — Bueno, tú sabes, escribir es difícil, ¿de donde sacan tanta mierda? Yo no podría escribir más que un par de párrafos y la cabeza me explotaría, son muy rebuscados… yo pensaba que en la noche es el único momento donde tienen tiempo y bueno… CAHRON JUAN, ayúdame siempre hablamos de esto cuando quedamos a ver el fut, tu sabes muy bi…
— Calla zanahoria, no me metas a mi en tus pedos, ¿Por qué carajos no dormirían los escritores? Es obvio que duermen poco, tal vez 2 horas al día, pero todos necesitan dormir como necesitan cagar
— Eso no dijiste el fin pasado, ahora me abandonas por ser la primera vez que vemos a Gustavo quedar tumbado, y tú y yo sabemos bien que fue por pasarse de copas, no por necesidad… NO ME MIRES ASÍ, ¿CÓMO PODRÍA PUBLICAR LIBROS TAN GORDOS SI DURMIERA? EN LAS TARDES TRABAJA Y EN LAS NOCH… ¡¡¡ATRÉVETE A ENSEÑARME ESE DEDO DE NUEVO Y ARRANCARE UNO A UNO TUS DIENTES ANIMAL!!!
— ¡¡¡¿POR QUÉ NO VIENES Y LO INTENTAS?!!!
En otras situaciones hubiese sido una situación muy cómica para mi, ver a dos grandulones a punto de pelear por tonterías siempre sería un espectáculo que no se puede perder, pero algo había en mi, ese anciano y aquella voz, aquel mensaje… ¿Qué había dicho? “La gota destruye el acero”, algo por el estilo, no entendía muy bien su significado y sin embargo no dejaba de hacerme eco en la cabeza, ¿estaba muy drogado? Tal vez lo estaría, pero no lo sentía así, tenia sueño y mis piernas hace rato que no querían trabajar, sin embargo mi mente trabajaba al mil por hora, si tuviese su máquina de escribir entonces si que podría hacer magia, podría iluminar su encuentro y darle sentido, también podría crear un buen relato y publicarlo, eso le ayudaría a entretener un rato sus cansadas ideas fatalistas, también con un poco de suerte mi amada podría ver en ellas una parte de si y entonces tal vez volveríamos a conectarnos, tal vez volvería a mi, volvería a ser mía y yo volvería a ser suyo, eso claro si el texto termina con una buena idea de aquello qué pasa por mi cabeza, esa era clave, es necesario que entienda mi pesar ante el adiós y mis ganas de arreglarlo. Mire por la ventana y me di cuenta que estábamos fuera de mi edificio, la inspiración que tanto escasea invadía mi cuerpo como nunca antes y mejor que nadie sabía que no podía dejar esta ocasión, que debía subir y comenzar a escribir, ya en el transcurso pensaría la historia a la cual aferrar a mis personajes, eso era secundario, importaba salir del auto y antes de hacer nada, puse en prueba a mis molestas piernas, grata mi sorpresa al descubrir que la obediencia había regresado a ellas y se les veía apasionadas por apremiarme ante sus molestas interrupciones, con esta seguridad preste mi atención a mis amigos que se encontraban ahora en su etapa de reconciliación.
— Buenos hombres— dije y sin previo aviso, di un abrazo a ambos rodeando su cuello con mi brazo, haciendo que estos dos chocaran su cabeza y que la pelea volviese a comenzar.
— DALE UN RUMBO A TÚ CABEZA, PENDEJO-
— MIRA QUE CHINGON, AHORA SOY YO EL CULPABLE DE TU IDIOTEZ, NO SE TE OLVIDE QUIEN SIEMPRE TUVO MEJORES CALIFICACIONES EN LA SECUNDARIA—
— MIRA INFELIZ, NI AQUÍ NI EN CHINA SE PRESUME PASAR MATERIAS CON 7 —
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Inconcluso, por ahora, simplemente la bendita inspiración abandonó mi ser. Pronto volveré a terminarlo, pronto volveré a expresar un poco más. Mientras tanto, ojalá conectar con alguna alma en pena, ojalá conectar con algún corazón.
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