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¿Cómo y por qué me he enamorado?

Hay una cosa que me he preguntado conforme esto avanza, “¿cómo y por qué me he enamorado?”

Para algunos deberá ser una pregunta totalmente estúpida, algo que dejan pasar de largo y disfrutan del momento. Pero yo soy una chica que le gustan tanto las respuestas y a la vez, los misterios. Me he roto la cabeza pensando, he pasado por los pasillos de mi alma, por todos. Abriendo puertas y buscando dentro de los cajones, a ver si encontraba alguna respuesta a mi duda.

Recorrí mi mente por las madrugadas, un buen horario para hacer un viaje. Claramente para mí. Pero a esa pregunta no la consideraba un enigma. Más bien, una pregunta que puedo responder con facilidad, pero como te darás cuenta, a mí me gusta saber demás, saber razones y motivos. Me gusta saber el por qué de las personas. El por qué del mundo. El por qué de los planetas, de las estrellas, del manto nocturno. El por qué de mi tropiezo cara a cara contigo. Es una pregunta que es totalmente egoísta y me roba mi emoción, mi humildad (quizás) y mi alma. Y eso. Eso siempre lo hace por las noches.

Esas noches donde nuestras responsabilidades nos dictan estar en nuestros respectivos hogares y hacer que los fines de semana sean delirantes. Sean un oasis en un desierto para mí.

Pero yo no uso esta pregunta para algo malicioso. Para algo vengativo que se encarga de echar la culpa de un sentimiento que prácticamente no se puede evitar.

Hago esta pregunta para enamorarme más de ti. Esa es la respuesta que he estado buscando y solamente la he tenido en mi nariz todo este tiempo. O quizás mis ideas cambian por cada noche que me abraza, pero créeme que nunca es algo negativo.

Algo me indica que mereces un amor tan grande como el mío, que no puedo empañarlo de algo cruel. ¿Qué hubiera pasado si yo no te conocía esa noche? Esa es una pregunta que siquiera quiero responder, por ejemplo. Hay preguntas y preguntas.

Ahora que te tengo, es algo… completamente diferente. Fuera de lo que estaba acostumbrada.

Pensé que de tanto daño, iba a perder el tacto. Que no podría mantener mi equilibrio a la hora de enamorarme de vuelta.

Pero la verdad, retrocedo mi vista y me doy cuenta que solamente te estaba esperando a ti.

La nostalgia del otoño llega con puntualidad y todos mis recuerdos apuntan a esa amistad que plantamos en ese tiempo. Siento que realmente ya nos subimos a un automóvil que nos lleva directo a la calidez hogareña, las risas de madrugada y la felicidad que nos faltó por bastante tiempo. Que nos lleva a nuestro hogar.

Sigo sin responder a mi cuestión y eso no es algo que me preocupa, de hecho. Porque sé que nunca lo haré con exactitud. Porque el hecho de que me enamoré de ti, no está en mis manos. Las razones no están en mi mente. El amor juega tan sucio con la razón. Quizás una de las razones puede ser el hecho de tu protección conmigo. Tus regaños por el miedo que tienes a que me enferme. O quizás cuando te pones increíblemente linda. O quizás tus ocurrencias. O quizás tu forma de ser tan… tú, conmigo. Hasta incluso la manera en la que me enmiendas, que me curas. La manera en la que eres sana conmigo.

Quizás en un pasado eso era diferente, pero a quién le importa el pasado. O QUIZÁS TAMBIÉN ES LA MANERA EN LA QUE ME HACES DEJAR MI PASADO ATRÁS.

Me pasaría nombrando razones por las cuales puedo responder a mi cuestión principal, pero haría falta tanto espacio para llenar la lista. Imagínate todas las estrellas y cuenta cada una de ellas. Ese número es de las razones. Sin exagerar.

Nora, lo único que sé es que no puedo saber con exactitud por qué estoy enamorada de ti. Cuando no me ataca el sueño, y me da por escribir, cosas como estas salen al aire. Ando mejor a veces cuando no sé donde ir contigo. Todo es mejor contigo. En mi futuro estás tú. Todas las demás personas son tan inciertas.

Cuando estoy contigo, los cielos son tormentas que se olvidan de llover. Tiene algo tan profundo, algo más allá. Una razón. Un motivo.

Todo me suena tan tranquilo contigo. Se siente como un alba cálida, se siente como un bosque tan templado. Se siente bien de tu mano. Una puesta del sol rosa, así como tú, mi amor. Un lago cristalino. Una casa a un costado de todo esto.

Me suenas a serenidad y paz. A algo sano.

Me suenas a amor.

Me suenas a la calidez en mi cuerpo.

Me suenas al futuro.

Me suenas a un enigma.

Me suenas a un universo.

Me suenas a algo auténtico.

Me suenas a mi casa.

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He descubierto algo.

Quizá sea bobo, o tal vez sea cliché; tal vez sea un poco de las dos.

Eres mi destino, Nora. Y no es una suposición, sino una afirmación.

Tal vez parezca una locura, pero se que nada de esto fue una coincidencia.

Debía tropezarme, cometer errores y tener tiempo para mí para poder encontrarte. Porque, al final del día, estaba destinada a llegar a ti.

Al final de mi mapa, aquel puntito marcado en rojo eras tú.

¿Crees que sea correcto decir que eres un oasis? Aquel lugar al que las personas desean llegar luego de un arduo recorrido. Su esperanza y propósito.

Yo creo que no.

Tú no eres un oasis, porque no soportaría el compararte con algo que es asociado a una fantasía. Tú eres una realidad, ángel, y no te busco con el fin de sentirme bien. Quiero llegar a ti para quererte, cuidarte y apreciarte como mereces. Porque soy más tuya que mía.

Porque, al ser consciente que estoy siendo una buena versión de mí misma, quiero compartirla contigo. No te quiero por lo que me haces sentir, sino porque me motivas a hacerte sentir de la misma forma. Quizá se deba a que tú eres reciprocidad.

Eres tan real que aprendo mucho contigo.

Eres tan real que puedo pertenecerte y ser libre al mismo tiempo.

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¿Alguna vez has sentido adoración por los ojos de alguien? Es la primera vez que experimento eso y no sé cómo explicar todo lo que significa para mí.

Tus ojos son como dos luceros gigantes que deslumbran todo a su alrededor, cubriendo todo en lo que se posen con una luz tan hermosa que resulta irreal. Nada es invisible cuando tú lo miras, y creo que es una de las cosa que más me gustan de ti. Eres la memoria de todo lo hermoso que hubo. Y puede que a mí me guste mucho el invierno, pero tú eres mi estación favorita.

Me ves y existo.

Una sola mirada y sé que soy querida.

No es posible no sentir tu amor cuando siempre está tan presente, aún cuando no lo dices con palabras. Tus buenos días, tus gestos y tus detalles son mi tesoro más grande. Quizá sea por eso que si en algún momento tuviese que elegir un recuerdo que quisiera vivir de nuevo, sería uno en el que tú estés presente. Aunque es de esperarse, ¿no? Yo siempre querré volver a mi hogar.

Y es que yo nunca tendré las palabras suficientes para puntualizar cada una de las cosas que me haces sentir, porque aún no termino de entenderlas, pero si de algo estoy segura es que quiero usar todos mis días, meses y años para hallarlas.

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And when the seasons change, will you stand by me?

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Pensé en escribirte esto el día que decidiste tomarte un descanso, creyendo que así no te extrañaría tanto. No obstante, me sorprendió descubrir que te extrañé más de lo que anticipaba. Escribirte aquí sirve de algo, pues siento que estoy hablando contigo en este momento. Es jueves, 9 de noviembre y justo ahora son las 9:54 pm. ¿Sabes? Creo que te extraño más por las noches, porque a esta hora todo es tranquilo y la tranquilidad me hace pensar en ti. Cuando estás, siento que todo a mi alrededor es tranquilo, y cuando no estás, siento que algo me falta. Me falta mi bonita repitiendo lo mucho que me quiere, falta mi compañera. Incluso en tu ausencia, me ofreces serenidad, y me reconforta saber que has dedicado estos días para cuidar de ti. Espero sinceramente que te estés alimentando adecuadamente y que también encuentres un espacio para pensar en nosotras.