florecergdl
florecergdl
Florecer
6 posts
Don't wanna be here? Send us removal request.
florecergdl · 6 years ago
Text
Enfermarse, soledad y autonomía.
Me enfermé, un resfriado en toda regla en temporada de calor. Sé muy bien de cuando empezó a incubarse. En estas semanas tuve un desgaste emocional muy intenso, en el que me sentí incapaz de contener. Sabía que tenía muchas ganas de llorar, frustraciones, tristezas, enojos, sinsabores y desilusiones, decisiones de proyecto de vida, relaciones por terminar, pendientes que atender. Aunque fueron “vacaciones” estuve muy estresada. Y al final, el cuerpo me hizo el favor de enfermarse para gritar alto. Quiero dejar de ver la enfermedad como un castigo, y más como una oportunidad de reconectar con mi cuerpo, lo que siento y lo que necesito. Además en este momento me tocó vivirlo en soledad, mi mamá, que suele ser la persona a la que recurro no estuvo presente. Y me di cuenta de que una angustia muy grande en mí es estar sola y enferma. Tengo claro que si bien disfruto mucho de mi soledad, hay momentos, cuando estoy enferma en los que soy vulnerable y quisiera simplemente a alguien que esté físicamente presente, un abrazo, que me ayude a regar las plantas o a jugar con el perrito (que entiende y me acompaña, pero obviamente a ratos se aburre). Aunque puedo recurrir a prepararme alimentos que me ayuden a sanar y medicamentos, entiendo mi vulnerabilidad y mi necesidad de contacto físico humano, como las manaditas que se dan calor. 
Aún así recurrí a lo que sabía y se los comparto:
Me preparé té de canela y jengibre. Sopa de champiñones, con cebollas, tofu, chile y col. Sopa de verduras con limón, orégano y cebolla morada. Licuado de piña, naranja y fresas. Tomé tinturas de sangre de grado, y otra de mandarina y propoleo. Tomé un montón de agua calientita. Y traté de mantenerme muy atenta a lo que pedía mi cuerpo. Cancelé citas y actividades. Dormí y descansé. 
Todo esto sabía que mi cuerpo lo necesitaba, y que le estaba dando su empujoncito. Pero tenía muy presente que el asunto por resolver estaba en otros lugares. Así que traté de ponerle toda la atención a lo que sentía en el cuerpo y me puse a escribirlo.
Noté el dolor de cabeza, entendí que no me dolía la cabeza, me dolía lo que pensaba y la forma en la que lo pensaba, entendí que tenía que cambiar mi forma de pensar.
Noté el dolor de garganta, entendí que me dolía lo que no había dicho, que tenía que expresarme, tenía que comunicarme para que dejara de doler, y comunicarme de tal forma que mis palabras no me lastimaran a mí o otras personas. 
Noté el dolor de hombros, entendí que me dolían las cargas excesivas, que necesitaba pedir ayuda, soltar y decir que no. 
Noté mi fiebre, entendí que era toda el enojo acumulado, que no había expresado cuando trasgredían mis límites, cuando me sentía ignorada, incomprendida o lastimada. 
Noté mi agotamiento, entendí que tenía que poner un alto, para dejar de correr y decidir que es lo mejor para mí en este momento, escucharme y tomar el valor para tomar las decisiones que necesito tomar.
También pude hablar con una amiga muy querida, que me hizo sentir el abrazo que necesitaba a pura palabra y ronroneo, a pesar de estar del otro lado del mundo. Ella me ayudó a mover el tabique de lo que necesitaba llorar, esta bien sentirse vulnerable, esta bien necesitar de una manada de te acuerpe cuando estas vulnerable, en cualquier sentido. Y que uno de mis propósitos es crearme y crearnos esas manadas que necesitamos, de las que la organización social actual nos hace creer que es únicamente a través de la familia y las relaciones heterosexuales son posibles. ¿A cuántas nos han dicho con lástima, si no te casas y tienes hijxs quién cuidará de ti cuando seas mayor? 
Lamentablemente esa forma de organización no ha servido, pienso en todas las personas viviendo aisladas procesos de enfermedad, envejecimiento y abandono. Miro a la cara ese miedo que es personal y que es político. De esa manera miro también las posibilidades de hacerle frente y tejernos de otra forma, para que la soledad y la autonomía no signifiquen aislamiento y abandono. Necesitamos organizarnos de tal forma que en el cotidiano, no le temamos a la vulnerabilidad que implica la enfermedad, porque sé que tengo privilegios (y suerte) de poder descansar y escuchar mi cuerpo. Creo que esto implicaría todo un cambio incluso en lo que se considera productivo ¿De qué sirve la productividad sin cuidar la vida? ¿Cómo podemos comenzar a tejer esto? Miro mis relaciones significativas y las fracturas que he tenido en torno a este tema. ¿Cómo estar, cómo cuidarnos? ¿Cómo cuidarnos en este mundo que nos tiene en modo sobrevivencia, con apenas tiempo para nosotras mismas?
0 notes
florecergdl · 6 years ago
Text
Carta de amor a mi cuerpa
Sé anda cerrando el año (para mí se cierra en el solsticio) y con ello cerrar los últimos días de otoño, dejando caer nuestras últimas hojas, con la confianza de que se volverán la tierra que nos nutrirá en el próximo ciclo.Las cartas a la cuerpa (o cuerpo, o cómo quieran decirle, al fin que sólo les pertenece a ustedes) son algo que siento muy valioso y necesario. Les comparto mi carta que aunque es muy íntima, para mí es muy sanador poder nombrarlo. El ejercicio es muy sencillo. Simplemente preguntarse, si le pudieran decir algo ¿Qué le dirían? Y dejar fluir lo que tenga que fluir...
Querida cuerpa:
Sé que este año hiciste mucho por mí y quiero agradecerte. 
Me demostraste que eras capaz de cosas increíbles que ni yo hubiera imaginado posibles. Soportaste horas sentada, horas caminando, frío, calor, hambre, deshidratación y cansancio. Me mostraste la fuerza de mi voluntad, literalmente, subiendo montañas, me mostraste también mis límites y miedos. Me mostraste todo lo que puedo hacer, un paso a la vez. Me acompañaste a superar mis miedos. Me acompañaste a ver lugares con los que ni siquiera había soñado.
También te quebraste, en ataques de ansiedad cuando todo el dolor emocional era demasiado como para soportarlo. También te enfermaste, para poner un alto cuando yo no podía hacerlo, para sacar todos los venenos que tenía adentro. También me enseñaste, a través del insomnio mi incertidumbre y angustia ante asuntos pendientes. También te desgarraron, cuerpa mía, te llevaron al límite de lo que podías soportar, sólo para permitirme darme cuenta de lo que me estaba desgarrando de forma invisible. Y te desgarraste para permitirme parar, reconocer todo el dolor que sentía y permitirme, paradójicamente, huir. Ahora lo entiendo y puedo agradecerlo. 
Y aquí estamos recuperándonos, aprendiendo sobre la paciencia y sobre comenzar desde cero, sobre parar. Parar porque duele demasiado. Parar para cuestionarme mi camino y mi lugar. Para volver a mirar dentro de mi corazón. Para reencontrarme. Y sé que tal vez nos cueste un rato volver a sentirnos cómodas y confiadas, pero sé que si soy paciente y te siento, todo saldrá bien. Me mostraste lo fuerte y resistente, lo frágil y lo vulnerable que somos juntas.
Sé que en realidad no me pides mucho, sólo que descanse, que respire, que beba agua, que pase tiempo en la naturaleza, que me alimente con cosas que verdaderamente me nutran, que te escuche, que te sienta. Me pides que te disfrute, que sea plena que te viva en todas sus estaciones y estados.Que confíe en ti, porque sabes a dónde vamos, porque lo que siento es valioso sin importar lo que digan las demás personas, porque hay una sabiduría en ti que si confío, sabrá a dónde ir. 
1 note · View note
florecergdl · 6 years ago
Text
“amiga date cuenta” y otras formas de no ayudar a quién está viviendo violencia
“Amiga date cuenta” se puso de moda, por una canción y un libro. En ese contexto son divertidas, tanto que se volvieron jerga común entre muchas feministas, en especial para decirlas a amigas cercanas que estaban en relaciones que de una forma u otra las violentaban.
Esa frase me ha hecho sentir muy incómoda y como todo desde que conocí el feminismo, sé que esas sutiles incomodidades que parecen exageraciones, ocultan algo en lo que hay que enfocar las gafas violetas para entender. 
Por suerte, he vivido la experiencia desde ambos lados, escuchar a amigas que están viviendo alguna forma de violencia en su relación y estar en relaciones donde yo misma he vivido alguna forma de violencia. 
Yo también he estado en ese lugar donde una amiga llega llorando y te cuenta alguna agresión que vivió y tú la reconfortas y haces todo lo posible porque se sienta mejor, pero en el fondo tienes ganas de agarrar a cachetadas el susodicho. Y luego a la semana ella decide regresar a esa misma persona. Obviamente nos sentimos frustradas, y por qué no decirlo, traicionadas, después de que nuestra amiga nos aseguraba que terminaría esa relación. 
Por suerte (de verdad siento que es una suerte), ya me tocó estar en el otro lado. Ser la amiga que llega llorando y contando lo que vivió, ser la amiga a la que reconfortan y ser la amiga que continúa en la relación que la lastima. 
Y empieza un proceso bien duro, porque a pesar de todo lo que has leído, conversado, reflexionado sobre feminismo y amor romántico, a pesar de todos los buenos consejos, las brujerías chamánicas, los múltiples intentos de terminar la relación, te sientes atrapada. Sabes que deberías de alejarte de esa relación pero al mismo tiempo no sientes la capacidad para hacerlo. 
Y pasa, y pasa seas quién seas. Y diosas gracias por dejarme vivirlo para entenderlo. A veces el “amiga date cuenta” es lo peor que le puedes decir a una amiga que está viviendo una relación que la lastima. El efecto del amiga date cuenta es que tu amiga se sienta cada vez más culpable y paralizada para romper esos patrones. Cuando estamos en relaciones que nos violentan se desencadenan procesos mentales en los que comienzas a dudar de tu percepción de la realidad, empiezan a operar un montón de mecanismos reforzados por la cultura misógina y tu historia personal que hacen que lo aparentemente sencillo (desde el exterior) requiera un gran esfuerzo. 
Te sientes infantilizada, pues para las personas exteriores a la relación lo que hay que hacer es sencillo y práctico, no comprenden por qué te cuesta tanto y sin querer, caen en la reproducción de esta misma misoginia “pues es que te gusta sufrir”, “si yo ya te he dicho que lo dejes”. Esto contribuye al mantenimiento del ciclo de violencia al hacerte sentir cada vez más culpable por no salir de la relación, pero esa culpabilidad no te ayuda a marcar límites por lo que tu autoestima termina en el piso.
Tristemente, después de un tiempo te comienzas a sentir más sola, y comienzas a aislarte, sientes vergüenza y más culpa. Y pues si vemos cuáles son las situaciones que más nos vulneran como mujeres a la violencia es el aislamiento. 
No sabemos cómo acompañarnos y cómo actuar ante estas situaciones, tenemos mucho que aprender y desaprender acerca de la violencia y el amor romántico. Y general de cómo acompañarnos al vivir situaciones difíciles, sin revictimizar, con paciencia, autocuidado, compasión y autocrítica. Obviamente muchas veces vamos a tener que reconocer nuestros limites, no podemos con todo y a veces hay que pedir ayuda profesional, necesitamos una red de psicólogas feministas que nos ayuden a desenredar las telerañas que se han ido tejiendo en nuestra cabeza. “Darnos cuenta” muchas veces duele, y son procesos diferentes en cada persona, lo mínimo que podemos hacer es aprender a respetarlo. 
Hoy encontré esta nota en mi feed de pura coincidencia y alegría y ojalá nos demos tiempo todas de leerlo, con cabeza y corazón, platicarlo con nuestras amigas y trabajarnoslo:
Cómo cuidar a las mujeres de tu vida que sufren violencia machista
1 note · View note
florecergdl · 6 years ago
Text
Esta piel mía.
Esta piel mía es transparente.
Aquí se ven mis sentimientos, mis angustias, mis tristezas.
Se ve que no dormí. Se ve que hice el amor. Se ve si comí sano o me atiborré.
Esta piel mía que me enseñaron debe ser lisa y sin imperfecciones, brillante u opaca, según la moda, pálida o bronceada según la temporada.
Está piel que me pone en contacto con el mundo. Que me hace sentir dolor o placer.
Está piel que se eriza cuando disfruta el contacto o cuando siente miedo.
Esta piel que me dijeron que debía exfoliar, depilar, rasurar, humectar, perfumar, ocultar y mostrar.
Esta piel que necesita un mar de productos para ser hermosa y válida.
Esta piel que necesita un par de filtros para ser pálida.
Esta piel mía. Y la nombro mía porque mía es.
Esta piel mía que libero y que ahora protagonizo.
Esta piel que es mía, mía, mía.
Esta piel mía que me cubre y protege mis órganos, que se quema con el sol, que se irrita con lo que raspa, que reacciona si me lastimo.
Está piel que se sonroja. Esta piel que siente frío. Esta piel que transpira porque está viva, que supura si está herida. Esta piel que me deja sentir el viento. Que me deja sentir su aliento. Esta piel a la que hay que ponerle bloqueador solar. Esta piel que hace falta ruborizar, iluminar, matificar, definir, estirar, rellenar. Esta piel que es flácida, con celulitis y con estrías. Con granos y puntos negros, Con resequedades y con mares. Con lunares y humedades. Con pozos y profundidades. 
Esta piel que se va a arrugar. Esta piel que se cae y se vuelve polvo, para recordarme que no soy eterna. Esta piel que dejará de ser mía. Está piel que será tierra. Esta tierra que es mi piel.
0 notes
florecergdl · 6 years ago
Text
Transitar del cuídate a nos cuidamos.
Hay una frase que siempre me ha generado cierto rechazo “cuídate”. En programas de salud, en comentarios sobre agresiones en la calle, etc. 
Hay algo que me incomoda del imperativo “cuídate” y acá haré un esfuerzo por nombrarlo y politizarlo. 
Antes que nada, para mí el concepto de Autocuidado ha significado un giro en muy valioso en mi vida.  Pero ese será tema para otra entrada. Claro, me parece necesario y vital tomar consciencia de las propias necesidades, los límites, nuestro cuerpo. Más en una cultura que nos ha educado a las mujeres para cuidar de las demás personas y a los hombres para mostrar el descuido como virilidad y potencia. 
Decir “cuídate” es una postura política, implica volver individual el cuidado y el bienestar. Y lo peor, en muchos casos tiene un efecto revictimizante, porque si te pasa algo malo es porque “no te cuidaste”. Es borrar todas las condiciones sociales en nuestro entorno. Y es algo que se hace desde la medicalización todo el tiempo. Por ejemplo: “Cuídate” en las campañas “Contra la obesidad”. Borro todo el contexto de una persona haciéndola responsable totalmente de su enfermedad, por ignorante o floja. No me interesa si esa persona se levanta a las 5 de la mañana para ir a trabajar, haciendo 2 horas de camino, trabaja 8 horas, le dan media hora para comer (con suerte) y lo único que hay alrededor para comer son productos industrializados y ensaladas fuera de su poder adquisitivo, sale de una jornada de trabajo estresante para recibir un pago injusto y hacer otras dos horas de camino en el tráfico. Si es mujer, la jornada de trabajo aún no acaba, pues la desigualdad en la distribución del trabajo doméstico la hace trabajar mínimo 4 horas más. Claro no todas las personas estamos en estas condiciones y tenemos más o menos agencia sobre nuestra realidad y el uso de nuestro tiempo. Pero al final todo recae en la responsabilidad individual. “Cuídate”. 
Otro ejemplo son las agresiones machistas en la calle. El comentario más común cuando alguien visibiliza una agresión es “Cuídate”. Claro, sé que hay “buenas intenciones” detrás de este comentario, que es visto como una forma de mostrar preocupación. Pero también nos desconecta automáticamente de la responsabilidad social de cuidarnos. Pongo la misma situación, ¿qué pasa si en vez de decir cuídate, apoyamos a las personas que están viviendo una agresión? Y con esto no me refiero a jugar ser heroínas. Si no a no pasar de lado con indiferencia si vemos que están molestando a alguien.
Acompañarnos y cuidarnos mutuamente puede ser una ética que nos ayude a salir del sistema necropolítico de matar y dejar morir. 
¿Qué nos pasa si en vez de decir, “cuídate” comenzamos a “cuidarnos”?
Con recíprocidad como clave, te cuido, me cuidas, nos cuidamos. 
¿Qué acuerdos y éticas son necesarias para que esto sea posible? 
¿Cómo lo transitamos más allá del discurso?
0 notes
florecergdl · 6 years ago
Text
El amor también nos cura
Necesitamos amor para sanarnos.
Al menos yo he descubierto que lo necesito. Claro, puedo curarme con alimentos, plantas, medicamentos, ejercicios y muchísimas técnicas de sanación que existen. Pero a veces, he notado que lo que detona más fuertemente mi curación es el amor. No sólo de pareja. En un sentido amplio. Cuando mi mamá se acerca a mí y acaricia mi espalda. Cuando un amigo me me dice palabras que me consuelan y me devuelven la esperanza. Cuando mis amigas me escriben y me piden vernos, me escuchan y me abrazan. Cuando me acarician y me acompañan. 
También se necesita amor propio, poner límites, escuchar y atender nuestras necesidades, permitirnos llorar o reconocer cómo nos sentimos y acompañarnos. Pero cuando esta experiencia es acompañada por otras personas, se nutre y se potencia. 
Probablemente haya explicaciones fisiológicas por ejemplo del efecto de la oxitocina en nuestros cuerpos cuando establecemos lazos con otras personas o seres (3). 
Ya sabemos que nuestra sociedad es profundamente individualista. Y para acabarla se ha creado un sistema medicalizado que nos dice que sólo a través de nuestro esfuerzo y obediencia individual nos salvaremos. Además, muchas veces se nos aísla, se nos encapsula y se aleja de nuestras tribus, viviendo los procesos de enfermedad-curación en un estado de desolación y abandono o de desgaste extremo de las personas cuidadoras.
Ayer leía como los bebés privados de caricias, abrazos y palabras dulces en instituciones de adopción simplemente morían (1). No son sólo los bebés. También durante nuestro proceso de envejecimiento el abandono es un factor de riesgo para padecer enfermedades más graves o morir. La privación del amor nos genera ansiedad, depresión, agresividad, por más fuertes y extremadamente cuidadosas de nuestra salud seamos.
Como nos han socializado, podemos sentimos incómodas de reconocer nuestra vulnerabilidad y nuestra necesidad de otras personas, pero nos necesitamos para sanar, en comunidad. Y aunque también necesitamos momentos de soledad e introspección, hay que construir sistemas de salud y vida que lo permitan y fomenten. Poner el cuidado amoroso en el centro de la experiencia de sanación. Y tergiversando a Freire, (pero no creo que le moleste) Nadie cura a nadie, nadie se cura sol@, los seres vivos nos curamos en comunidad. 
1 No pudieron vivir sin las caricias
2 Biología del Tao o el camino del amar 
3 Oxitocina: la hormona del amor y de los vínculos 
1 note · View note