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Shadows and raindrops My photo, please don’t remove the source

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Mon:

Hemos sido tantas mujeres, tantos cuerpos, tantas memorias. Te he olvidado, te he dejado en la pesadumbre y en mi refugio encuentro lo que una vez fue nuestro infierno.

Ahora que miro tu pasado, veo tus pisadas en mi llanura; y te lloro, te imploro, que te quedes un minuto más para abrazarte con los ojos encendidos, con las manos palpitando y con el pecho ardiendo.

No cuestiono tus letras, ni tus amores, ni lo que tus ojos vieron. Ahora en mis 20, a veces quisiera olvidar lo que tus 16 miraron. Pero te agradezco, nos agradezco, por haber disfrutado tanto del ruido, por haber bailado en las sombras de los otros, de los tuyos y de los míos. Aún así, Mon, Mónica, Nahomi, ojalá hubieras esperado. Ojalá te hubieras quedado un poco más en ti. Tu puerilidad hacia del asombro la verdadera tregua con el mundo. Él te buscaba, te anhelaba, te besaba con sus luces porque no eras la misma que otros veían. Y tú te entregaste, te dejaste caer y viviste como sólo tú supiste vivir. Y hoy, estoy aquí, gracias a todas esas noches, esos desvelos y esos amores que tanto buscamos. Me hubiera gustado mucho verte un poco más entera; que supieras todo lo que eras y en lo que te convertirías. Y hoy te diré un poco: eres una luz, no sólo para tu sombra, sino para todos los que se cruzan con tus bordes. Tuviste un amor que te abrió un mundo, lo sentiste todo. Creaste una familia, una casa con puertas y ventanas destinadas a derrumbarse. Pero sus cimientos siguen vivos, soportando los vértices de una memoria pasada.

Sentiste mucho, Mon. El amor no se acabó pero era tiempo de partir hacia otros cuerpos, hacia tu centro. Y aún cuando te dejaste caer e intentaste volver a sentir, créeme, que siempre hemos sentido todo como nadie nunca ha sentido.

Te hiciste y deshiciste de tantas maneras que a veces parecía imposible que fueras a encontrar tus piezas sin que te cortaras antes, pues tus fragmentos estaban esparcidos en la cama, en el suelo, por tu cuello, a veces en las venas. Pero te encontraste. Soltaste nuestro pasado y me abriste el paso.

Desde entonces me he proclamado diosa y mujer, he bendecido a mi cuerpo aún con las marcas de los otros, y me he sentido tan propia como es posible. Por eso ahora quisiera decirte lo mucho que eras, y lo mucho que eres hoy. Y lo mucho que somos. Porque queremos, porque sentimos, porque estamos, porque vivimos, existimos, nos tocamos, vibramos, caminamos, miramos, escribimos, nos enamoramos.

Quisiera poder escribir con la misma intensidad con la que tú lo hacías, pero eso significa cargar el peso de la memoria y sus palabras, de enterrarme las letras en los ojos y dejarme sufrir sólo para poder sentir. Hoy, Mon, te digo que quisiera escribir con la intensidad de tus 16, pero también te abrazo y te digo: hay más. Todo es pasajero. No tienes porque buscar la tristeza para sentir ni sentir para crear. El hecho de que existas y seas quien eres, expulsa del limbo en el que vivíamos todos los males que nos sofocaron. Aprendiste a disfrutar tu vida y hoy yo guardo los recuerdos de esa Mónica Nahomi. He decidido volver a apasionarme como tú. Cómo mis 16. Y te voy a enseñar lo que es vivir lo que siempre quisiste vivir.

Mon: hay más amores. Más allá de todo, está el amor que siento por ti. Te amo tanto y me duele no haberte querido cuando más lo necesitaste. Pero te abrazo y te cuido como si fuéramos nuestro primer amor. Mereces todo lo que has vivido, merecemos lo bueno y lo malo, porque gracias ellos estamos aquí, y puedo escribirte, puedo sentirte y agradecerte, así como que se que tú desde la memoria me abrazas y te asombras de nuestro mundo.

Hace unas semanas conocí un amor que no te hubieras imaginado vivir. Uno distinto, un poco alejado a lo que somos, pero hecho de vida y de mortalidad. Un amor que creías que jamás volverías a sentir. Pero nos equivocamos. Este amor es sano, es distinto, es nuestro.

Todo siempre pasa. Estoy orgullosa de nosotras y de todo lo que hemos hecho. Disfruta, Mon, de la vida que tienes. Toma la pasión de tus 16, las memorias de tus 17, las noches de tus 18, la experiencia de tus 19 y el reencuentro de tus 20.

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Siento con los ojos apagados. Encuentro en mi camino las fisuras de mi cuerpo pasado; las cicatrices de cuando tenia el pecho abierto e iba directo a mi entierro.

Siento con las manos vacíos el techo de una casa perdida, la decadencia de unas paredes a punto de colapsar sobre mis hombros. Y mis piernas, abiertas como puertas, te buscan para abrazar ese sentimiento de pertenencia aunque me esté cayendo a pedazos.

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today i learned that according to the New York Post, “Forty-two percent of women have experienced period-shaming, with one in five being made to have these feelings because of comments made by a male friend.” (x)

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Eusebi Planas, Escarabat faldiller (Beetle Skirt), c1870 via Galeria d'images

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